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La muerte llegó del panteón

Sin tener invitación,

al profe Luis Fermín encontró

dándose un buen atracón

comiendo en gran cantidad

enmoladas y enchiladas,

hasta darle indigestión

y ahí mismo murió.

Con un libro en la mano

La catrina entró al salón;

Preguntando a la maestro Israel

Como se conjuga dolor.

EL maestro asombrado,

Por esa inquietud:

Le pregunta en que tiempo

Quiere la conjugación.

¡Aprendan muchachos!

Comparaba el maestro

Nunca es tarde para aprender

Y ustedes no quieren:

Por nada del mundo leer.

Ahora la catrina

Les viene a dar una lección

Y a quien no aprenda
Se los llevará al panteón.

Dicen que andaba la parca,

una tarde muy lluviosa,

buscaba a Aristeo,

¡Porque la ponía nerviosa!

Aristeo un maestro,

servicial y caballero,

un señor joven, moreno,

de bigotes y muy atento.

La parca vino a buscarlo,

se encontraba muy enfadada,

¡De los pelos se lo llevo,

porque no lo soportaba!

En la tumba descansando,

se encuentra Aristeo,

los muertos están contentos,

¡Porque tienen un maestro!


Temblando todo su cuerpo,

llorando, muerto de miedo,

ahorita Aristeo,

¡Le da clases a los muertos!

Entro enfadada la catrina

Escribiendo en el pizarrón:

No me sé ni las tablas

Y por eso me dio un sermón.

Hoy vengo por usted maestro

Porque odio la ecuación;

Entre sumas y multiplicaciones

Me volví loca en el panteón.

El maestro Coctecon

Trataba de convencer a la parca

Que las matemáticas:

Son un orgullo y una bendición;

Que se olvide del coraje

Y aprenda bien la división.

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