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Síntesis Del Capítulo 1 De Libro De DOGMATICA Del G.

L MULLER
La Epistemología De La Teología De La Revelación

Examen Final de Introducción a la Teología y Métodos Exegéticos

Presentado a
Fray Ivan Franciasco. O.P

Presentado por
Oscar Fernando Rivas Quintero

Bogotá, Mayo de 2017


Síntesis Del Capítulo 1 De Libro De DOGMATICA Del G.L MULLER
La Epistemología De La Teología De La Revelación

En el primer apartado Muller nos muestra que el vinculo entra las diferentes disciplinas
teológicas es el lazo espiritual denominado como la fe personal cuyo origen es el encuentro hombre-
Dios por mediación del E.S en la Palabra. Y que con los tres misterios del credo se puede establecer el
objeto material y formal con el cual se puede elaborar un manual de teología dogmatica; que necesita
de la razón pues siendo una escucha, en cuanto a acto humano, implica también una aceptación
inteligente de la palabra de Dios” para poder dar una razón de vuestra esperanza (1Pe 3, 15). Esto se
mantuvo hasta la modernidad. En este siglo de las luces, el antropocentrismo filosófico y el
protestantismo, aunado con la crítica kantiana limitan a la razón en su intento de conocer lo
sobrenatural. Limite limitado por la fenomenología hegeliana al decir que “Dios usa lo finito como
medio para comprenderse a sí mismo”

Sin embargo la dificultad no acaba ahí pues desde la filosofía de la religión junto con la filosofía
analítica Dios se concibe como un dato no posible de estudiarse ni comprenderse; ni siquiera el
hombre puede preguntarse por su origen trascendente, porque entenderla como ciencia acarrea muchos
problemas además de afirmarse que en el fondo estos sistemas están al servicio de una ideología de
dominio. Ante todo ello el trabajo de Melchor Cano permitió que las ≪dogmaticas católicas≫ se
inician con una epistemología teológica” cuyos representantes son M.J. Scheeben, seguido por la
Mysteriumn salutis y la Dei Verbum, en donde cada una propone su propio esquema. Por último el
autor dice que una epistemología teología actual debe demostrar la apertura de la razón humana a la
trascendencia; debe formular una definición entre la verdad escatológica y la estructura histórica de
la escatología; debe formular una concepción de la verdad de las afirmaciones teológicas en donde se
establezca una mediación positiva entre la totalidad y el carácter definitivo de la verdad contenida en
la sentencia dogmatica y la libertad de la fe y de la conciencia y por ultimo debe reflexionar sobre la
relevancia social de sus afirmaciones

En este subtema marcar la teología como una ciencia se debe iniciar diciendo que es necesaria un
desarticulación de la palabra teología para luego dar una definición la cual se deduce de la reflexión
sobre su necesidad como función de la Iglesia tanto en su vertiente sencilla como en su vertiente
institucionalizada. Teniendo ya la definición al autor se pregunta por su unidad que no es otra cosa que
el objeto formal de la teología: Dios como sujeto y objeto de la misma. Esta misma es entendida por
Lutero como una relación pecado-gracia; desde Kant es una enseñanza moral y con Schleiermacher
desde Dios se experimenta la certidumbre de la totalidad del ser. Barth retoma la revelación como
punto central dejando a un lado el antropocentrismo. Muller continúa diciendo que solo la palabra de
Dios es mediadora. El punto de viste de Rahner se define-la teología- como la escucha en si misma
iluminada de la revelación de si de Dios, surgida en virtud de su libre designio y a través de su propia
palabra y como la totalidad del discurso divino dirigido por Dios mismo —aunque en lenguaje
humano— a los hombres cuyo objeto formal se mueve en el campo de la historia. El autor finaliza
diciendo que la definición del objeto formal de la teología está condicionada por la época.

Dejando atrás la definición de teología y su objeto formar prosigue a centrarse en la unidad en el


marco de sus disciplinas concretas a raíz de las nacientes escisiones dentro de la misma que la llevo a
una yuxtaposición inconexa y una igualación formalista de cada una de las concretas disciplinas
teológicas parciales no solo estaría en contradicción con la unidad básica de su objeto formal, sino
que difuminaría el perfil propio de cada una de ellas en lo concerniente a la misión total de la
teología, a saber, ser la exposición de la confesión y de la praxis de la fe cristiana.

Se pregunta ahora el autor que problemas tendría una teología concebida como ciencia y parte
diciendo que es indispensable que se definan bien los conceptos de razón y fe; además la auto
concepción del hombre como naturaleza racional entra la de ser ≪oyente≫ de una posible alocución
alentadora y exigente que Dios le dirige por mediación de una palabra humana. Y que se da a la luz
de la revelación. En ultimas el autor dice que si se distinguen los dos tipos de conocimientos, de la fe y
la razón, puede que no solo sirva para ofrecer una explicación del conocimiento de la fe de la Iglesia
inmanente al sistema, sino que actúa a la vez como mutua intermediación entre la orientación
fundamental al mundo alcanzada en la fe y la totalidad de todos los conocimientos de la filosofía y de
las ciencias experimentales que revisten importancia para el problema de la existencia humana. Y en
cuanto a su avance en la historia la ciencia teológica inicia con la escolástica en donde esta no puede
mostrar la validez de los artículos de la fe por la razón sino por la autoridad de Dios. Por lo tanto es
llamada ciencia subalterna que con Escoto solo necesita la certeza de sus principios de fe. El problema
con la base aristotélica de la ciencia teológica radica en un profundo problema estructural. Desde el
racionalismo filosófico el problema se encuentra en que las cosas están en contradicción con la
realidad de la finitud de la razón, vinculada a los sentidos. Desde le empirismo la teologia pierde su
condición de ciencia por no poderse demostrar su base de apoyo la revelación. Con el circulo de Viena
Dios ni es necesaria para la lógica formal ni encierra un contenido empírico. Ni siquiera desde el lado
de la filosofía del lenguaje pues de lo que no se puede hablar es mejor callar. Ante ello recomienda
Muller que Cada ciencia concreta debe comenzar por elaborar sus fundamentos y por formular,
respecto de su objeto propio, las condiciones bajo las que puede considerarse que sus conocimientos y
sus conclusiones son verdaderos.

Siguiendo esto último se recurre a la analogía para saldar el abismo que existe entre Dios y el
hombre pues esta la problemática de hacer a Dios un objeto adecuado para la capacidad comprensiva
del hombre. Una solución a ello se encuentra en la expresión oyente de la palabra que desde la razón
iluminada por la fe, mediante la palabra se haga presente Dios mismo. Ante ello nos recuerda Muller
que La analogía no es un recurso para ≪desprenderse≫ del mundo y encontrar, mas allá del mundo,
a Dios, sino que expresa una comprensión de la realidad según la cual es posible encontrar a Dios
justamente en el mundo.

Teniendo ya la manera de estudiar los datos propios de la ciencia teología ahora se dispone a
establecer los nexos con las otras ciencias: partiendo de que necesita de ellas para ampliar su
conocimiento de Dios y del mundo. En cuanto a la relación con la filosofía se marca una
reinterpretación de los conceptos, y con las ciencias categoriales se deben reconocer sus resultados y
conclusiones.

Ahora la ciencia teológica se desempeña en un marco eclesiológico consiste en que, de acuerdo


con su propia naturaleza, se entiende a sí misma, en conexión con la vida eclesial, como instancia
profundizadora y a la vez critica y en que aporta, dentro del ámbito del interés de todas las ciencias
por los aspectos antropológicos, una contribución esencial a la configuración de la vida humana.

En este segundo apartado el autor se pregunta por la dogmatica y para ello inicia diciendo que la
dogmatica es la exposición, metódicamente desarrollada, de la realidad y de la interconexión de la
auto comunicación, liberadora de los hombres, del Dios trino en Jesucristo, tal como se expresa en el
medio de la confesión de fe de la Iglesia (=símbolos, dogmas). Y si esta es válida como método desde
la perspectiva científica y ética que la ven como una absolutización de las opiniones subjetivas que
como fe racionalista y dogmatica ven la religión como una práctica del seguimiento de Jesús. la critica
kantiana se orienta a aquella metafísica racionalista que pretendía deducir la realidad total a partir
de ideas y conceptos previamente dados a la razón y que afirmaba que, por este camino, podría
descubrir las verdades esenciales de la religión, la metafísica y la ética supra temporales y totalmente
independientes del horizonte histórico de la comprensión humana. Ahora como verdad histórica dice
el nuestro escritor que la razón dogmatica presupone, con el acto de fe, la realidad y el carácter
vinculante de la autorrevelación de Dios en la historia y lleva a cabo, a su vez, la mediación
hermenéutica de la fe en su medio histórico (historia de los dogmas, cambiantes contextos culturales y
filosóficos en el curso de la historia). Para definir la estructura de la dogmatica parte diciendo que no
se ha impuesto nunca, a lo largo de la historia, un sistema definitivamente valido de dogmatica solo
algunas propuestas que van cambiando a lo largo de los siglos y acorde a la evolución de la misma
dogmatica sin embargo aclara que La exposición de nuestro Manual mantendrá, en su conjunto, la
división en tratados ya clásica, pero presentados según una conexión interna que se atiene al
acontecimiento de la revelación y a la condición de la posibilidad de su aceptación por los hombres.

El concepto de revelación, tratado en este tercer apartado, se inicia con una definición del mismo
diciendo que es la acción salvífica de Dios en la historia y que culmina con Cristo. Pero desde una
filosofía subjetiva occidental es concebida como un sistema de verdades garantizadas por la
autoridad divina o positivamente propuestas en la Biblia o por medio del magisterio; la
racionalización helenista del mito humano universal y como el acontecimiento de una relación sujeto-
objeto marcada de su acontecer histórico para que pueda al alcanzar la realidad trascendental de
Dios. y es por este medio en que hombre conoce y reconoce en Jesús de Nazaret la presencia
definitiva y escatológica de la auto comunicación de Dios como verdad y vida, que se le comunica
inmediatamente y se deja aceptar por el cómo su creador, redentor y consumador. Y por ello es
definitivamente perceptible en la historia bajo la figura histórica de Jesús que tiene como base ≪fe de
la Iglesia≫ como factor real de la Mediación de esta realidad en la figura del testimonio y la confesión
personal hace posible la libertad de la fe. Y como la acción de Dios en el mundo acontece siempre a
través de la mediación de los procesos creados, solo es posible acceder a la inmediatez de la palabra de
Dios en la fe a través del medio del testimonio y de la confesión humana.

En el cuarto apartado la fe de la iglesia es definida como la forma objetiva y real de la palabra de


Dios en carne humana. Y cumple la función de ser medio de reflexión teológica sobre el tema de la
revelación. Tanto ella como la revelación están mediadas por los siguientes tres niveles: en la sagrada
escritura en la cual los escritores bíblicos son testigos de la autorevelación de Dios en obras y palabra
que sin embargo no agota la tradición viviente sino que la aferra. La misma palabra es interpretada
teniendo en cuenta sus dos aspectos fundamentales el divino y le humano y a su vez evitando todo tipo
de interpretación fundamentalista. Esta misma como conjunto de libros en cuanto a su formación del
canon está estrechamente relacionada con la conciencia de la cesura entre la época apostólica
normativa de la protoiglesia y la Iglesia de la era postapostolica, dependiente del testimonio de la
primera por su carácter de ser inspirada por que es Dios quien sea su autor del mismo modo que es
autor del acontecimiento salvífico que actualiza en el kerygma apostólico. Su carácter normativo se
debe a que La Escritura es, en la estructura viviente de la doctrina y de la praxis actual de la Iglesia,
el fundamento permanente y el recuerdo vivo; el segundo nivel se trata de la tradición como
≪mediación≫ de la palabra divina en el lenguaje humano y en el tiempo histórico de la Iglesia que
como transmisión. La cual tiene su fundamento en el kerigma mismo, y sirve como fundamente para
testificar el hecho y el contenido de la historia de la salvación acontecida en Jesucristo, de preservar
sus contenidos esenciales y de abrirlos, mediante su interpretación, a nuevos horizontes cognitivos
además de ser una exposición autorizada de la revelación a través de los legítimos representantes de
la Iglesia, que busca ser obedecida en ello encuentra una dificultad Todas las instituciones, oficios y
prácticas de la Iglesia, junto con sus tradiciones, cuando desbordan el testimonio de la Escritura, son
de derecho humano y, en determinadas circunstancias, obligatorios (la confesión individual, la
veneración de los santos, el numero septenario de los sacramentos, la constitución episcopal de la
Iglesia, el papado, la autoridad de los concilios, etc.). Pero su aceptación no puede ser nunca
condición necesaria para la salvación. Y que desde Trento La Iglesia venera con ≪igual afecto de
piedad e igual reverencia... todos los libros, así del Antiguo como del Nuevo Testamento... y las
tradiciones mismas que pertenecen ora a la fe ora a las costumbres ≫ (DHR 783). Ya en el concilio
Vaticano II Se trata de una retransmisión eclesial-sacramental de la revelación que, bajo la
modalidad de su presencia histórica y eclesial, es el principio de su actualización y de su explanación
en la conciencia de la fe. Actualizados en el kerigma y la liturgia, las confesiones de fe, le credo, los
dogmas. En este último la evolución de los dogmas solo puede consistir en ofrecer una explicación de
las afirmaciones de fe contenidas en los documentos originarios de la revelación cuya historia se
define de la siguiente manera: el espíritu santo y la gracia, el magisterio, la tradición, la función de la
palabra y el concepto, la analogía fidei y la interpretación de los dogmas. En cuanto al último peldaño
que es la proclamación de la doctrina y el magisterio de la iglesia es una misión abarca todas las
dimensiones de la vida eclesial en la diaconía, la martiria y la leiturgia. Y esto significa, a su vez, que
Jesucristo ejerce, a través de la Iglesia como un todo y de cada uno de sus miembros, su ministerio
salvífico como sacerdote, rey y pastor (cf. LG 9-17) pasando desde la comunidad de los creyentes,
hasta la infalibilidad de la iglesia al aceptar y proclamar la revelación.

Para finalizar el autor expone una síntesis de las grandes etapas de la historia de la teología:
iniciando con la patrística y sus mayores representantes junto con sus obras más importantes pasando
por la patrística y dentro de ella la patrística pre nicena, la alta patrística y la patrística tardía; seguido
de la escolástica (pre escolástica, temprana alta y tardía) hasta llegar a la reforma y la escolástica
tridentina (la controversia pre tridentina, pos tridentina y la escolástica barroca) y de ahí da un salto
para la época de la ilustración, la de la escuela de Tubinga y la neo escolástica para terminar con la
teología del siglo XX.

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