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EN LA ARGENTINA.
DESDE LA RESTAURACIÓN
DE LA DEMOCRACIA
(1984-2011)
INTRODUCCIÓN
3
1. Contexto económico social
3
1.1 – Período 1976/2001 – La hegemonía neoliberal.
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1.2 – Período 2002/2011 – Transición y post convertibilidad.
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2. Etapas en las políticas de empleo
12
2.1 – Hasta finales del 2001.
13
2.2 – La transición 2002/2003.
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2.3 – La situación actual.
15
A MODO DE SÍNTESIS
122
ANEXOS
1. Estadístico
131
2. Bibliográfico
137
INTRODUCCION
En la década de los ‘90, las políticas de empleo, se vinculaban con la flexibilización del marco
normativo laboral, la reducción de los costos laborales y mejorar la empleabilidad para los
sectores más pobres a través de programas de capacitación organizados desde el sector
privado.
Desde el año 2003, las políticas de empleo, vinculan los objetivos laborales con las decisiones
económicas, y la participación del Estado impulsa un modelo de sociedad inclusiva a partir del
trabajo decente, y la protección social.
Un modelo de acumulación, que se instala a partir de 1976, liderado desde el sector financiero,
con fuerte vinculación al mercado mundial y reducida participación del Estado en la economía.
La crisis económica, política y social de fines del año 2001, cuestiona la validez de ese modelo
de acumulación.
Se empieza a construir entonces, un nuevo esquema de acumulación centrado en los sectores
de la producción y con una fuerte participación del Estado.
La participación de los asalariados en el ingreso nacional, se redujo del 45% en 1974 al 26%
en 1983. En el contexto represivo de: desaparición de dirigentes sindicales, prohibición de
actividades e intervención de la CGT, los trabajadores no pudieron evitar, este atropello.
El peso de la deuda externa, que había pasado, entre 1973 y 1984 de 5.000 a 44.000
millones de u$s, es decir, un incremento de mas del 800%, no era exclusivo de Argentina, ya
que en otros países, de la región, como México y Brasil, el incremento de la deuda externa,
había sido superior al 600%.
Es quizás, la reforma financiera, impulsado por el golpe militar de 1976, uno de los aspectos
económicos, que mayores consecuencias negativas generó, en el funcionamiento de la
actividad económica (pos militares) y que aún en nuestros días (año 2010), sigue trabando la
posibilidad de aplicar políticas desde el Estado.
1983-1989
Al restablecerse la democracia en 1983, el estancamiento productivo de casi una década, el
peso de la deuda externa y las presiones inflacionarias, condicionaron fuertemente, al gobierno
radical que asumía, y las principales decisiones económicas de esos años estuvieron
vinculados, a dar respuesta en la coyuntura, a esos problemas, y evitar que se agravara, la
tendencia regresiva en la distribución de ingresos, que se había producido durante el período
del gobierno militar.
La elevación del precio del petróleo y el resultado del balance externo de EEUU, habían
generado, a nivel mundial, en la última parte de los 70”, un fuerte incremento de la liquidez
internacional. Las modificaciones en el funcionamiento del mercado financiero, facilitaban el
acceso a esos fondos, desde cualquier rincón del planeta y América Latina, se convirtió en
receptora de esos capitales excedentes.
Esta situación se agrava, a lo largo de la década del 80”, con la elevación, en algunos
momentos, de la tasa de interés en EEUU, (incrementa el monto de pago de intereses) y la
declinación en el precio internacional, de los productos primarios (reduce el ingreso de divisas).
Los “planes estructurales de ajuste” impulsados por el FMI, incluyen ahora, además de las
tradicionales (control del gasto público y restricciones monetarias), un conjunto amplio de
medidas, que impulsan la apertura comercial y financiera, la desregulación de los mercados y
las privatizaciones.
Al asumir el gobierno el Dr. Raul Alfonsín, en el año de 1983, la pesada herencia que
significaban, los casi 10 años de gobiernos militares, se manifestaba entre otros temas en:
- estancamiento económico (el PBI, es casi similar al de 1974, con un incremento del 19% de la
población).
- elevación generalizada de precios (la inflación de ese año, fue de 350%).
- fuerte endeudamiento externo (ya mencionado), que requería destinar, una parte significativa
de los ingresos a su pago.
Los primeros resultados del Plan Austral, fueron favorables, durante el de 1986, creció
nuevamente el PBI, se estabilizaron los precios, y mejoró el salario real de los trabajadores.
Pero el tema del balance externo, seguía sin resolverse, agregando a los conflictos entre
sectores internos, por la distribución, las exigencias de recursos, que los acreedores, requerían
para el pago de la deuda externa.
Los resultados favorables del Plan Austral, se van diluyendo en los años siguientes, y en el año
de 1989, la situación económica, es casi insostenible, con una moneda sin valor, e
hiperinflación. En ese año, se realizan elecciones presidenciales y el nuevo gobierno, que
debía sumir en diciembre, ante la fuerte conflictividad social, debe sumir en el mes de julio.
El origen peronista del nuevo gobierno, pese a los antecedentes históricos de esa fuerza
política, no se traduce en medidas, que cuestionen la dominación de los sectores económicos,
que habían apoyado el golpe militar, que los desplazó del gobierno en 1976. Por el contrario, la
designación de algunos funcionarios, en el area económica, y el contenido de los proyectos,
que se envían al Congreso, van delineando el perfil que tendrá el nuevo gobierno, vinculado a
los sectores más concentrados del poder económico.
Las leyes de Emergencia Económica y de Reforma del Estado, dan el sustento legal, a la
desregulación de los mercados y privatización de importantes empresas públicas, en las
comunicaciones, transportes y de la industria, (Empresa Nacional de Telecomunicaciones,
Aerolineas Argentinas,Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina,
entre otras).
La fuerte presión, que el pago de la deuda externa, había significado en el gobierno del Dr.
Alfonsín, se atenúa para el nuevo gobierno, ya que a partir de su inclusión en el Plan Brady, se
reprograma el pago de intereses y capital a 5 y 30 años, garatizados con títulos del Tesoro de
Estados Unidos.
El Plan de Convertibilidad, reimplantó el signo monetario peso, en lugar del austral, un tipo de
cambio fijo 1 peso = 1 dólar, (establecido en una ley) y donde la oferta monetaria dependía de
las reservas del Banco Central. El Estado renunciaba a la posibilidad de incidir en las
actividades económicas a través de políticas monetarias/ cambiarias y en las transacciones
internas, se fue generalizando el uso del dólar.
La actividad económica, se recupera y el PBI crece fuertemente entre 1992 y 1995, aunque con
fuertes distorsiones, entre sectores a su interior. La situación fiscal, mejora, con los ingresos
por la venta de empresas y el incremento de la recaudación, apoyada por la estabilidad de
precios.
Cuando en 1995, la crisis de la deuda en México, se expande a nivel regional, la economía
argentina, con el fuerte nivel de apertura y de dependencia, respecto a los movimientos de
capitales internacionales , que el Plan de Convertibilidad genera, es de las mas afectadas.
La caída de la actividad económica en 1995, se recupera al año siguiente y hasta 1998, sigue
creciendo, pero las contradicciones sobre las que se desarrolla el modelo de acumulación,
vuelven a manifestarse en 1998, en el contexto de la devaluación de la moneda en el Brasil.
La incertidumbre que se genera sobre el mantenimiento del tipo de cambio fijo, a partir de los
cuestionamientos internos y las repercusiones de la devaluación del real, se traduce en una
importante fuga de capitales, que agrava las dificultades de lograr el stock de divisas que el
mantenimiento del Plan requiere.
La actividad económica, se reduce a partir de 1998, y se inicia una recesión prolongada, que
se refleja, en la caída del PBI, durante 16 trimestres, en forma continuada.
Se generalizan las dudas, sobre la posibilidad de que el gobierno, pueda cumplir con esos
requisitos, lo que refuerza la tendencia a huir del peso, que se intenta contener, restringiendo el
retiro de depósitos de los bancos.
El estancamiento económico durante, los últimos 3 años, el agravamiento del retroceso social
que caracterizó toda la década del 90” y la debilidad política del gobierno, confluyen para
generar la crisis económica, política y social de fines del 2001.
A partir de la crisis económica, política y social de inicios del siglo XXI ( diciembre 2001), y
como respuesta a ella, se empiezan a generar políticas desde el Estado Nacional, que
expresan la voluntad, de construir un nuevo esquema de acumulación, centrado en los
sectores de la producción, con una fuerte participación del Estado y que cuestiona los
paradigmas del pensamiento neoliberal, aceptados hasta ese momento.
La salida de la paridad fija, que caracterizó la década del 90’ fue violenta. La devaluación de la
moneda, se dio simultáneamente con el default, la caída persistente de la actividad económica
en los dos años anteriores, la agudización de los indicadores de pobreza e indigencia y en un
marco de inestabilidad política.
Para la industria manufacturera, la variación del tipo de cambio, significó un impulso importante
para su desarrollo, no solo porque posibilitó mejores condiciones de competitividad, para poder
exportar, sino porque principalmente se incrementó, la producción destinada al mercado
interno, sustituyendo anteriores importaciones.
x
Cuando en el año 2008, el precio mundial del principal producto de exportación, (la soja), se eleva
sustancialmente, el Poder Ejecutivo eleva al Congreso Nacional un proyecto de ley, adecuando los porcentajes de
retención a las exportaciones, en función de la variación de los precios internacionales. El proyecto de ley general el
rechazo por parte de sectores de la actividad rural, al cual se suman otros actores políticos, en el marco de una
fuerte campaña de presión al gobierno recientemente electo. El proyecto tenía media sanción en diputados y con el
voto negativo del presidente del Senado (para desempatar), no se aprueba la protesta.
2006, por ejemplo, el incremento de la demanda agregada, se explica en un 56% , por la
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elevación del consumo, el 37% por el de la inversión y el 10% por las exportaciones.
El impacto del tipo de cambio, acompañado por el incremento de los precios internacionales,
de los principales productos de exportación, genero un fuerte superávit de la balanza
comercial, que se mantuvo constante desde el año 2003.
Una característica distintiva del modelo económico actual, es el objetivo del desendeudamiento
del sector publico. En el año 2005 se propuso a los acreedores externos, la restructuración de
la deuda en default y se logró una quita de alrededor del 67% , hubo una segunda oportunidad
para los que no se habían presentado y , se logró, el alargamiento de los plazos y una quita
significativa del capital original.
xx
Lineamientos Estratégicos para el Desarrollo Productivo de la Argentina – Ministerio de Economía y Producción,
2007, pag.18.
El incremento de la producción nacional y del consumo, se impulsa desde una activa política
de ingresos, que además de mejorar la distribución del ingreso, posibilita la inclusión en los
beneficios del crecimiento, a amplios sectores de la sociedad.
Pese a los objetivos explícitos del gobierno, de mejorar la distribución del ingreso a través de
políticas públicas, y el reconocimiento de la importancia de los ingresos salariales en ese
resultado, el fuerte condicionamiento para implementar esas políticas, que significaban el
estancamiento económico, la inflación y endeudamiento externo recibidos, determina que estos
resultados se lograron en forma limitada y durante breves períodos.
Por ejemplo el Programa de Jefes de Hogar que caracteriza el período 2002 / 2003, no
concluyó en ese año, sino que continúa ejecutándose actualmente, pero hoy no constituye un
aspecto central de la actual política de empleo, a partir del cual s puedan entender sus
características, como sí lo fue durante la emergencia económica social de los primeros años de
esta década.
La política en este período tiene como referencia el modelo económico de los ’90 en la
Argentina, si bien algunos antecedentes de esta política, se remontan a dos décadas antes,
con el reemplazo del modelo sustitutivo de importaciones.
Para explicar su aceptación por parte de la sociedad es necesario hacer referencia al supuesto
círculo virtuoso de mejora en la competitividad-crecimiento económico-empleo. En esta
concepción el empleo es una consecuencia automática del crecimiento económico y si esto no
se da, es por restricciones y rigideces del marco normativo laboral y la influencia de los costos
laborales altos. Por lo que la política de empleo va a quedar subordinada al cumplimiento de
estos dos objetivos.
Las consecuencias de este modelo económico se manifiestan en la crisis de fines del 2001.
El programa Jefes de Hogar, más que una ampliación de los programas de empleo focalizado,
que de un promedio de 120.000 beneficiarios mensuales pasan a dos millones – es una política
de complemento de ingresos, aunque el hecho de que lo gestione el Ministerio de Trabajo le
agrega otras características más vinculadas al empleo.
En la emergencia el Dec. 565/02 estableció el Derecho Familiar de Inclusión Social, que pese a
las dificultades operativas para asegurarlo, significó un avance en materia de política social.
El principal impacto del Programa fue la transferencia de ingresos que se generó a partir de los
2.000.000 de ayudas económicas mensuales de $150 (3.600 millones de pesos por año).
El nivel de la emergencia, hizo que la cobertura que brindaba el Programa Jefes de Hogar y el
Seguro por Desempleo no fuera suficiente, por lo que las familias además desarrollaron
estrategias de supervivencia individuales.
En los núcleos urbanos una manifestación de estas estrategias son la parte de la población,
que completa sus ingresos, realizando actividades de reciclaje de basura (cartoneros).
La actividad económica se va recuperando (el crecimiento del PBI es alrededor del 8% anual
entre 2004 y 2011, con una reducción en el 2009, consecuencia de la crisis internacional) y
aunque este crecimiento en los primeros años sólo recupere lo perdido por la crisis desde
1998, constituye un contexto económico distinto y las políticas de empleo se articulan con las
políticas de desarrollo económico.
En el máximo nivel del gobierno, se define al empleo en el centro de las decisiones políticas,
estableciendo una relación entre los objetivos laborales y las decisiones que se toman en el
ámbito de la producción, comercio, tipo de cambio, etc.
El trabajo no es sólo la forma de obtener ingresos para la parte de la sociedad que no posee
otros bienes que su fuerza de trabajo, sino que transformando la realidad, se produce lo
necesario para la reproducción de la sociedad, y el proceso de trabajo es al mismo tiempo un
proceso de inclusión social, para los trabajadores que participan del mismo.
Se requiere entonces un rol activo del Estado, en el mercado de trabajo, para asegurar las
condiciones de cantidad y calidad del empleo, que aseguren la inclusión social de los
trabajadores.
Pese al retroceso del Estado y de las políticas educativas y de empleo en las últimas décadas,
conviene recordar el papel que cumplieron en otros períodos de nuestra historia, la escuela y el
trabajo como integradores de los individuos a la sociedad, y mecanismo de igualación y
ascenso social.
Estas nuevas políticas de empleo, tuvieron entre los principales resultados, hacia fines del año
2006, la reducción de la desocupación de mas del 20% a menos de un dígito, y para el primer
semestre de 2011 a 7,3%, la creación en 8 años de más de 4 millones de puestos de trabajo y
el inicio del proceso de reducción del trabajo no registrado (que había llegado a principios del
2002 a cerca del 50% de los trabajadores).
Trabajadores sin experiencia laboral formal, bajo nivel de instrucción y formación que se
desempeñan en el servicio doméstico, construcción, gastronomía y hotelería en las ciudades y
los trabajadores estacionales rurales, son la expresión de esa diferenciación.
1
Jacques Freyssinet – Revista de Trabajo
los objetivos laborales y las decisiones que se toman en el ámbito económico, de la
producción, comercial, etc.
Este nivel de las políticas de empleo, en sentido amplio, excede las funciones asignadas
tradicionalmente a los Ministerios de Trabajo y supone la vinculación entre las áreas
económicas, laborales y educativas del Gobierno Nacional.
Este segundo nivel de análisis de las políticas de empleo se refiere a las funciones
tradicionales de los Ministerios de Trabajo, en temas como la intermediación en el mercado de
trabajo, mejora de la empleabilidad de los trabajadores a través de la formación profesional, dar
cobertura a los trabajadores desocupados, a los que se agregó especialmente en los últimos
años, la regularización del trabajo no registrado.
El impacto de las políticas de empleo en la Argentina de los últimos años, como resultado de
los dos niveles de análisis mencionados, ha logrado resultados significativos de inserción en
términos de la cantidad y de la calidad del empleo.
Un tercer nivel de análisis, es el de las “políticas de empleo particulares”, entendiendo por ello,
al conjunto de acciones tendientes a reducir las desigualdades que afectan a grupos
particulares de trabajadores, en su posibilidad de acceder a un empleo o mejorar la calidad del
mismo.
Las acciones que desarrolla el Ministerio de Trabajo, en articulación con otras áreas del
Gobierno Nacional referidas a los trabajadores del servicio doméstico, de la construcción,
estacionales rurales, etc., son expresiones de este nivel de las políticas de empleo.
Hace unos años (décadas del 80 y 90), se generalizó la afirmación de que el crecimiento
económico es una condición necesaria, pero no suficiente para crear empleo.
En momentos, en que las ideas dominantes eran, que lo fundamental era el crecimiento
económico y entre los “derrames” de ese crecimiento figuraba el empleo, la afirmación de la
condición de no suficiente del crecimiento económico era una forma de resistir a ese dominio.
Actualmente esa definición nos parece insuficiente, porque posibilita una separación entre
políticas o dos momentos de ejecución distintos.
En los “Lineamientos estratégicos para el Desarrollo Productivo de la Argentina” anunciado por
el Ministerio de Economía y Producción en el mes de mayo de 2007, los principales objetivos
de la estrategia productiva nacional son:
Crecimiento sustentable
Más y mejor empleo y distribución del ingreso
Equilibrio regional
Las principales decisiones económicas del Gobierno Nacional, como son el mantenimiento de
un tipo de cambio real y competitivo, la política de transferencia de ingresos hacia los sectores
más vulnerables, la inversión pública en construcción, la prioridad del mercado interno en la
estrategia productiva, no implementar políticas antiinflacionarias convencionales que limitarían
el nivel de producción posible, hacen referencia a esta decisión de poner el empleo en el centro
de las políticas públicas.
La decisión económica, de mantener un tipo de cambio real competitivo – a partir del año 2003-
, se vincula con el objetivo laboral de mejorar las condiciones del empleo.
2
Lineamientos para el Desarrollo Productivo de la Argentina. Ministerio de Economía y Producción.
Mayo 2007.
3
Si bien los datos del SIPA incluyen solo a los trabajadores registrados por lo cual según el
período que se considere entre un 30 y un 50% quedan fuera de esta información, es una
buena aproximación para analizar el impacto de las políticas económicas sobre el empleo en
las industrias manufacturera y de la construcción.
Asi como la mejor utilización de la capacidad instalada, fue un efecto, casi automático, de la
variación del tipo de cambio. En combinación con otras políticas, (industriales, tecnológicas,
comerciales, etc.), y en un horizonte de tiempo mayor, la administración del tipo de cambio, es
un instrumento esencial, para impulsar el crecimiento económico y la composición sectorial del
mismo, incluyendo en la priorización sectorial, la mayor incidencia en el empleo.
La importancia, que fue adquiriendo, en esta nueva etapa, el sector automotriz, en términos de
participación en la producción y en el crecimiento del empleo industrial, expresa las
posibilidades de esa vinculación, en el mediano plazo.
3
Sistema integrado Previsional Argentino
4
(ídem)
También en la política de ingresos, se refleja esta política de empleo en el sentido amplio del
Gobierno Nacional, el salario mínimo vital y móvil, las negociaciones colectivas de salarios, las
mejoras en los ingresos de la población pasiva y la asignación Universal por hijo, son algunas
expresiones de ello.
Además de ser un ámbito privilegiado para el dialogo social, (16 representantes de los
empleadores y 16 de los trabajadores) presidido por el Ministerio de Trabajo, el Consejo, tiene
entre sus atribuciones el fijar el Salario Mínimo Vital y Móvil.
Desde su constitución en 1991 y hasta el año 2004, sólo se reunió en dos oportunidades y el
salario mínimo, fijado en $ 200.- en el año 1993, continuaba vigente, en ese nivel, en el año
2004.
Además de los diez años transcurridos, desde el último aumento del salario mínimo, la crisis
del Plan de Convertibilidad, había generado una elevación de los precios internos, durante el
año 2002, que afectaron fuertemente el ingreso real de los trabajadores.
A partir del 1* de julio del año 2002 (Dec. 1273/02), se fijó una asignación no remunerativa de
carácter alimentario, de $ 100.-, para todos los trabajadores del sector privado, que se
encuentran comprendidos en los convenios colectivos de trabajo.
Mediante distintos decretos el Poder Ejecutivo, durante varios años, el nuevo gobierno
continuó incrementando las asignaciones no remunerativas, de suma fija, y posteriormente se
reconoce el carácter remuneratorio y permanente de dichas asignaciones, impulsándose el
mecanismo de negociación colectiva, para la mejora del ingreso de los trabajadores.
El decreto 1349 del año 2003, fija los montos del salario mínimo vital y móvil a partir del 1* de
enero del año 2004. En ese año se convoca al Consejo y desde entonces, todos los años se
reunió el Consejo actualizando el aumento anual del Salario Mínimo Vital y Móvil .
El aumento del nivel del SMVM, tiene un impacto considerable, en el ingreso de los
trabajadores más vulnerables, no sólo porque establece el “piso”, para las remuneraciones de
los trabajadores registrados, adultos a tiempo completo, sino que impulsa la elevación de las
remuneraciones de los trabajadores no registrados, de menores calificaciones, mejorando la
distribución de los ingresos.
Los trabajadores rurales, incluídos en el Régimen Nacional del Trabajo Agrario, también fueron
alcanzados por la política de mejora de los ingresos, para los trabajadores más vulnerables
(estaban excluídos del Salario Mínimo Vital y Móvil).
Pese a los casi 60 años del dictado de la ley, su ejecución fue discontinuada durante largos
períodos, ya que los golpes militares de 1955, 1966 y 1976, además de interrumpir los
procesos democráticos, significaron una fuerte limitación a la negociación colectiva.
Durante la década del 90”, se hicieron algunas correcciones al marco jurídico de la negociación
colectiva, como fue el Decreto 1.334/91, que estableció el requisito del incremento de la
productividad, como condición de los aumentos salariales.
En el año 2000, se sanciona la ley 25.250, que modifica sustancialmente , los antecedentes en
el país, al privilegiar los acuerdos de menor nivel(empresas), que se habían extendido en los
90”, frente a los de mayor nivel (actividad) y eliminando la clausula de ultractividad de los
convenios colectivos. Esta ley fue cuestionada, no sólo en términos conceptuales, sino ante la
presunción de que se habrían pagado sumas de dinero a algunos senadores, para asegurar los
votos necesarios, (actualmente esas denuncias se tramitan en sede judicial, sin sentencia firme
aún).
A partir del gobierno que asume en el año 2003, a través de la ley 25.877, se deroga la ley
25.250, volviéndose a los criterios tradicionales en la experiencia argentina, en cuanto a la
ultractividad de los convenios colectivos y la prevalencia de la norma más favorable.
A partir del año 2005, se reinicia en forma continuada, la negociación colectiva, acordándose
desde entonces, el incremento de los salarios en forma anual y puntualmente algunas mejoras
en las condiciones de trabajo.
Como se ve en el cuadro siguiente, entre los años 1997 y 2008, se duplicó la cantidad de
prestaciones del sistema de protección social.
Pese al fuerte incremento del P.B.I., de alrededor del 8 % anual, entre los años 2003 y 2010, el
gasto del sistema de seguridad social como porcentaje del P.B.I., creció en mas del 50%, en
esos años.
El Pacto Mundial para el Empleo, adoptado en la Conferencia Internacional del Trabajo, en el
año 2009, establece la necesidad de reforzar los sistemas de protección social, para proteger a
los sectores más vulnerables, incluyendo la Iniciativa del Piso de Protección Social del Sistema
de Naciones Unidas.
El incremento en el nivel de empleo, a partir del año 2003 y la reducción del trabajo no
registrado, posibilitó la inclusión de alrededor de 1.900.000 niños menores de 18 años en el
cobro de la asignación por hijo.
Este importante avance en la cobertura a los menores de 18 años, dejaba fuera de la misma a
los hijos de trabajadores desocupados sin seguro y a los no registrados, por lo que a través del
Dec. 1602/09, se establece la “Asignación Universal por Hijo para protección social”, que
amplió la cobertura , incluyendo a 3.500.000 menores de 18 años.
La Asignación Universal por Hijo, se incluyó como un inciso de la ley 24.714, que regula las
Asignaciones Familiares, el monto mensual, es similar y se cobra un 80% todos los meses y el
20% restante, una vez por año, al acreditar que se cumplió, con el plan de vacunación y la
asistencia a la escuela, por parte de los menores.
Durante la década del 90#, la cobertura que brindaba el sistema previsional, a los mayores fue
fuertemente afectada, por un lado por la ley 24.241, que estableció un sistema mixto
(capitalización y reparto), aumentó la edad jubilatoria en 5 años mas (60 y 65) y el período
mínimo de aportes a 30 años.
Paralelamente a esta reforma del sistema previsional, la evolución del mercados de trabajo
(analizado en los caps. I y II), con los altos niveles de desempleo y trabajo no registrado, afectó
no solo, el financiamiento del sistema previsional, sino la posibilidad para los trabajadores, de
poder acreditar esos 30 años mínimos de aportes, al cumplir la edad para jubilarse.
Las condiciones en que se desarrolló el mercado de trabajo, en las últimas dos décadas,
impidió, que muchos trabajadores al cumplir la edad requerida para jubilarse, pudieran hacerlo,
por no tener los años de aportes necesarios.
Para dar respuesta a esta situación, se estableció en el año 2005, una moratoria previsional,
mediante la cual, los años faltantes de aportes no impedían acceder a la jubilación, sino que
mediante un sistema de facilidades del pago, el importe de lo adeudado, se descontaba del
haber correspondiente, durante los primeros 5 años de cobro.
En el año 2008, mediante ley 26.425, se estatizó el sistema previsional , al crearse el Sistema
Integrado Previsional Argentino. Se elimina el régimen de capitalización y el Estado, tomó el
control der las cuentas de capitalización, que los trabajadores tenían en las Administradoras de
Fondos de Jubilaciones y Pensiones (privadas), que se incorporan al Fondo de Garantía de
Sustentabilidad del Sistema, para asegurar el desarrollo a futuro, del régimen previsonal único
público .
d) La decisión del Consejo del Mercosur, que para la elaboración de una “Estrategia
Mercosur de Crecimiento del Empleo”, establece la constitución de Grupos de Alto
Nivel de Empleo a nivel nacional y regional, coordinados por los Ministerios de Trabajo
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y con la participación de las áreas de Economía, Producción, Comercio, Labor
La continuidad de este nivel de las políticas de empleo en el mediano plazo, requiere diseñar y
poner en funcionamiento, formas institucionales, que aseguren esta coordinación entre áreas.
En el presente trabajo se considera que las políticas de empleo que mejoran el funcionamiento
del mercado de trabajo son fundamentales, pero no agotan el contenido de las políticas de
empleo, que incluye además, las políticas de empleo en sentido amplio y las particulares.
En la etapa actual, las principales características de las políticas de empleo de carácter general
son: la concentración en pocos programas, la mayor densidad y articulación de las acciones de
empleo y el desarrollo de una mayor institucionalidad
5
Decisión CMC 46/04 y 04/06
A diferencia de la década de los 90”, que se caracterizó, por una multiplicidad de programas de
empleo (ver Capítulo I), en la política actual, se identificaron, las poblaciones más vulnerables
en términos de empleo, como los jóvenes, los jefes de hogar desocupados con hijos menores,
los trabajadores rurales estacionales, los trabajadores suspendidos o despedidos sin causa
justa y se diseñaron programas para estas poblaciones, que se analizan en el punto 2.1), del
presente capítulo.
Por ejemplo, en el “Programa Jóvenes con más y mejor trabajo”, la palabra programa, identifica
una parte de la población desocupada (jóvenes de 18 a 24 años, que no concluyeron el nivel
secundario de escolaridad).
El Decreto del Poder Ejecutivo 1506/04, establece la reformulación del Programa de Jefes de
Hogar, para cumplir con dos objetivos centrales a)”promover una verdadera cultura del trabajo,
entre aquellos beneficiarios con condiciones de empleabilidad, promoviendo su inserción o
6
reinserción laboral y b) “disminuir la vulnerabilidad de las familias que se ubican en una
situación estructuralmente más desventajosa”(1).
En el mismo decreto, se fija un plazo de 180 días (prorrogables), para que en forma conjunta
los Ministerios de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y de Desarrollo Social, establezcan los
procedimientos para que aquellos beneficiarios cuya prioridad sea la mejoría de sus
condiciones de empleabilidad, se incorporaran a programas tendientes a su reinserción
laboral, que organice el Ministerio de Trabajo.
Los restantes beneficiarios del Programa de Jefes de Hogar, se podrán incorporar a los
programas del Ministerio de Desarrollo Social, destinados a la atención de grupos vulnerables,
la mejora de ingresos y el desarrollo humano.
A través del Decreto del Poder Ejecutivo Nacional 336/06, “se instituye el Seguro de
Capacitación y Empleo, de base no contributiva con el objeto de brindar apoyo a los
trabajadores desocupados en la búsqueda activa de empleo, en la actualización de sus
7
competencias laborales y en su inserción en empleos de calidad”
6
Considerandos Decreto N°1506 del 28 de octubre de 2004
7
Artículo 1* Decreto 336/06
registrados y precarios, muchos de los cuales son actualmente beneficiarios de programas
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sociales” .
- Un contexto económico diferente, con crecimiento de la actividad económica de alrededor del
8 % durante los tres años anteriores.
- La existencia de nuevas institucionalidades, a partir de la instalación y fortalecimiento de la
red de oficinas públicas de empleo, la ampliación de la cobertura y mejora de la calidad de los
servicios de formación/capacitación laboral y el diseño de herramientas e incentivos para la
promoción del empleo y la inserción laboral.
Se establece una permanencia en el S.C.E., que no podrá exceder de los dos años y durante
los cuales los beneficiarios recibirán:
- Una prestación monetaria de carácter no remunerativo de $ 225.- durante los primeros 18
meses y de $ 200.- los últimos 6 meses.
- Prestaciones de apoyo a la inserción laboral, que incluye: acciones de intermediación laboral,
terminalidad educativa, formación profesional, certificación de competencias, entrenamiento
para el trabajo, apoyo a la inserción laboral en relación de dependencia y al autoempleo (se
analizarán en el punto 2.2).
- Computo para prestaciones previsionales. El período de su permanencia en el S.C.E., se
computa como tiempo efectivo de prestación , requerido, para acceder a los beneficios del
sistema previsional.
Entre las “novedades”, que incluye el S.C.E., como política de empleo, en la experiencia
argentina, pueden mencionarse:
1.- Duración limitada, (máximo 2 años).
2.- Prestación monetaria descendente, característica de los sistemas de seguro por desempleo.
3.- Obligación de completar la historia laboral, en las Oficinas de Empleo, previo a su
incorporación.
4.- Definir, en forma precisa, un conjunto de prestaciones, para mejorar la empleabilidad y la
inserción laboral.
5.- Establecer la responsabilidad del Municipio, para conformar una mesa territorial, con la
participación del Gobierno Provincial y actores locales del mundo del trabajo, que elaboren y
actualicen un “Esquema Local de Prestaciones”.
El Decreto 336/06, estableció que en una primera etapa, se incorporarían al S.C.E., los
beneficiarios del Programa Jefes de Hogar, que optaran por ser incluidos al mismo y que
posteriormente , podrá extenderse la cobertura a otras personas desocupadas, según los
criterios y procedimientos, que establezca el Ministerio de Trabajo.
Además de los Jefes de Hogar, los grupos de desocupados incluidos en el S.C.E , fueron, en el
2008, los padres de los niños detectados en las inspecciones para erradicar el trabajo infantil,
8
Considerandos Dec.336/06
en el año 2009, los beneficiarios del Seguro por Desempleo, que habiendo cumplido el período
de cobertura, continuaran desocupados y en el año 2010, los beneficiarios del Programa de
Empleo Comunitario.
El Seguro por desempleo, establecido en la década del 90”, (Ley 24.013), presentaba
después de 10 años de funcionamiento, serias limitaciones para el cumplimiento de sus
objetivos.
Estos antecedentes del Seguro por Desempleo en la Argentina, por un lado explica, la
racionalidad conceptual, en base a la experiencia internacional comparada, de los institutos
que la componen.
Pero muchos de los supuestos de este marco teórico, no se correspondían con la realidad del
mercado de trabajo en la Argentina.
El requisito de los aportes previos, como condición para acceder al seguro, es muy racional
conceptualmente, pero en la realidad argentina, donde en el año 2003, alrededor del 50% de
los trabajadores, no estaban registrados, significó excluir a la mitad de los posibles
beneficiarios.
La obligación de los beneficiarios del seguro, de participar en las acciones de capacitación que
se les ofrezca y aceptar los empleos adecuados, es coherente, con los objetivos de todo
sistema de prestaciones por desempleo, para facilitar la reinserción laboral, pero si no existe
una Red de Servicios Públicos de Empleo, ni sistema de formación profesional impulsado
desde el Estado y la desocupación supera el 20%, no son más que expresiones de buena
voluntad.
En el contexto de las políticas de empleo, que se desarrollan a partir del año 2003 en la
Argentina, dos son las limitaciones principales, que plantea el sistema de seguro por
desempleo.
Por un lado, la limitada cobertura (alrededor del 6% de los desocupados lo recibía), y además
de ello, la escasa vinculación con las acciones de empleo (básicamente consistía en el pago de
la ayuda económica).
Respecto a la limitada cobertura del seguro por desempleo, los principales grupos de población
excluídos del mismo eran: los trabajadores no registrados, los jóvenes, los trabajadores
suspendidos y los trabajadores rurales estacionales.
El no registro de los trabajadores, no solo los excluye de la cobertura del seguro por
desempleo, sino del conjunto de prestaciones de la seguridad social (jubilación, obra social,
asignaciones familiares, seguro de accidentes, etc.) y les impide ejercer plenamente los
derechos que la ley reconoce a los trabajadores (salario mínimo, vacaciones, aguinaldo, etc).
La importancia, que se le asigna a este problema, en las nuevas políticas laborales, a parir del
año 2003, determina que se establezca un Programa Nacional de Regularización del Trabajo
no Registrado.
Las limitaciones mencionadas, del seguro por desempleo, (población desocupada excluída y
escasa vinculación con las acciones de empleo), se intentó resolver en el marco de las políticas
actuales , con la creación de programas de empleo, para grupos de trabajadores no incluídos
en el seguro por desempleo, de base contributiva y en los cuales, la ayuda económica no
remunerativa se vincula, con la realización de acciones de mejora de la empleabilidad y apoyo
a la reinserción laboral.
Trabajadores no registrados -------------Seguro de Capacitación y Empleo
Jovenes desocupados ----------------------- Jóvenes con mas y mejor trabajo
Trabajadores suspendidos----------------- Recuperación Productiva
Trabajadores rurales estacionales-----------Convenios Interzafra
Otras medidas que ampliaron la cobertura para los desocupados fueron a través del Decreto nª
267 del año 2006, que redujo el período mínimo de aportes, para acceder al seguro por
desempleo de 12 a 6 meses; b) El decreto 267/06, que amplió el período del seguro en 6
meses, para los mayores de 45 años, que al vencer el período de cobertura, se encontraran
desocupados ; La Res MTEySS .606/09 estableció que en el marco de la crisis del año 2009,
que los beneficiarios del seguro por desempleo, que concluyeran el período de cobertura y
continuaran desocupados, se podrían incorporar al S.C.E., por un período de 6 meses.
Uno de los mecanismos de fiscalización del seguro por desempleo, consistía en citar a los
beneficiarios -al cumplir el tercer de mes de prestación- a presentarse en las Gerencias de
Empleo. A los que no se presentaban, se les enviaba una segunda citación y si volvían a faltar,
se les suspendía la ayuda económica, hasta tanto justificaran su ausencia.
Como resultado de esta fiscalización , alrededor de un . . .% de los beneficiarios citados, se les
suspendía la ayuda y una explicación posible de las ausencias, era que estaban trabajando y
no habían solicitado la baja del seguro.
A partir del año 2008, se empezó a citar a los beneficiarios en las Oficinas de Empleo y no solo
se le preguntaba sobre las actividades que desarrollaba para su reinserción, sino que en
función de su perfil y antecedentes laborales, se lo orientaba en la búsqueda, se les ofrecían
cursos de capacitación, de entrenamiento para el trabajo, los empleos disponibles o el apoyo
para el desarrollo de emprendimientos en forma independiente, vinculándolo en forma efectiva
con las políticas de empleo.
Además del Sistema Integral de Prestaciones por Desempleo, analizado, que cubre a los
trabajadores, asalariados, incluídos en la Ley de Contrato de Trabajo y en el Regimen Nacional
de la Industria de la Construcción.
Mediante la Ley 25.191, se establece un seguro por desempleo, para los trabajadores rurales,
financiado con una contribución patronal del 1,5 % del salario mensual y se crea el RENATRE,
Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores, para administrar el sistema
(actualmente RENATEA).
2.1.3 – Programa de Jóvenes con Más y Mejor Trabajo
Los jóvenes constituyen uno de los grupos poblacionales más vulnerables en términos
ocupacionales, las tasas de desempleo juvenil, triplican las del conjunto de la población, su
duración en los puestos de trabajo, es mucho menor que la de la población adulta y a esta
mayor rotación, se agrega las peores condiciones de trabajo y menores niveles de ingreso.
Al analizar las características de los jóvenes desocupados, dos aspectos se destacan, uno de
ellos, es que el 40% no terminó el nivel secundario y el otro es que el 42,8%, proviene de los
hogares más pobres. Según los datos de la E.P.H., en el año 2006, alrededor de 350.000
jóvenes de las áreas urbanas, no trabajan, ni buscan trabajo, ni asisten al sistema educativo.
El Programa de Jóvenes con Mas y Mejor Trabajo, está dirigido a: Jóvenes de 18 a 24 años,
desocupados, con estudios básicos incompletos y es de carácter universal, pues no establece
prioridades, ni cupos, de ningún tipo.
El Programa contará con las siguientes prestaciones, (se describen en el punto 2.2 del
presente capítulo):
a) Orientación e inducción al mundo del trabajo
b) Formación para la certificación de estudios primarios y/o secundarios
c) Cursos de formación profesional
d) Certificación de competencias laborales
e) Generación de empleos independientes
f) Acciones de entrenamiento para el trabajo
g) Apoyo a la búsqueda de empleo
h) Intermediación laboral
9
Artículo 1 de la Resolución 497/08
10
Artículo 3 de la Resolución 497/08
i) Apoyo a la inserción laboral
Entre las novedades, que se presentan en el Programa de Jóvenes, en relación a los anteriores
programas de empleo, se destacan, el curso de orientación e inducción al mundo del trabajo y
la existencia de tutores.
El curso de orientación e inducción al mundo del trabajo, es obligatorio para todos los jóvenes
que se incorporan al Programa, con el objetivo de ayudarlos a que puedan construir un
“proyecto formativo ocupacional”, a partir de identificar sus intereses y perspectivas laborales,
conocer el contexto productivo/social y plantearse una estrategia de formación, búsqueda y
acceso a un empleo decente “.
En las “áreas jóvenes”, de las Oficinas de Empleo, se establece la presencia de un tutor, por
cada grupo de jóvenes, que se reúne periódicamente con ellos, a lo largo del programa. En las
reuniones individuales y grupales, se programan acciones, se analiza sus resultados y se da
asistencia al joven, frente a las dificultades que se presentan.
A diferencia de los programas anteriores, donde se cobraba una ayuda económica mensual
por estar incluído en el programa, en el caso del Programa de Jóvenes, sólo se cobra la ayuda
económica mensual, a partir de la realización en ese mes, de una prestación, es decir que no
hay un ingreso por estar en el Programa, sino por realizar alguna prestación, en el marco del
mismo.
Uno de los aspectos más difíciles de resolver, en el diseño de un programa para jóvenes, -
especialmente si está dirigido a los sectores más vulnerables-, es de cómo llegar a ellos, es
decir como lograr que puedan utilizarlo.
No basta, con diseñar un conjunto de acciones, que facilitan su inserción, sino que es
necesario encontrar, las actividades: musicales, deportivas, culturales, sociales, etc., (no de
empleo), que movilicen a los jóvenes en una primera etapa especialmente.
El Programa preveía convocar en los primeros 5 años, a 600.000 jóvenes, de los cuales se
incorporarían alrededor de 300.000.
Pese a ser de carácter universal, (todos los jóvenes desocupados de 18 a 24 años, que no
hubieran terminado la escuela secundaria) podían inscribirse, se requería la habilitación de las
áreas joven en cada Oficina de Empleo y la contratación de tutores y de instituciones con
capacidad de generar las prestaciones.
El crecimiento fue paulatino, en la medida de que se generaban esas condiciones, en cada
localidad.
Esta interrupción del trabajo, durante unos meses todos los años, no sólo afecta el ingreso de
los trabajadores, en ese período, sino que en algunas localidades y provincias, donde esta
actividad rural es significativa, la actividad económica y los ingresos provinciales, se ven
afectados fuertemente, en esos meses.
La ley de Régimen Nacional de Trabajo Agrario (Ley N 22.248), presenta una escasa
regulación, sobre condiciones de trabajo y cobertura, para los trabajadores no permanentes,
por lo que durante los períodos entre cosechas, quedan prácticamente desamparados.
En el marco de las nuevas políticas de empleo, a partir el año 2004, el Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social, mediante convenios con los Gobiernos Provinciales, “convenios
interzafras”, fue dando cobertura, a los trabajadores rurales, durante los meses de caída de la
actividad.
En el capítulo II, punto 2.4, se hacía referencia a que el 54% de los desocupados, no había
concluido sus estudios secundarios y las limitaciones que este hecho significa, para
incorporarse en condiciones de igualdad al mundo del trabajo.
Con relación a la población joven, una situación especialmente crítica es la de los que no
estudian ni trabajan. En el año 2008 el 19,7% de los jóvenes entre 15 a 24 años, estaba en
esas condiciones.
Sobre la base de la experiencia adquirida en las acciones de terminalidad educativa y de
formación profesional , que se iniciaron en el marco del Programa de Jefes de Hogar (
analizado en el Cap. II) , se empieza a plantear la formación profesional, no solo como
resultado de las iniciativas del sector privado, ni de acciones complementarias del sector
público , sino en la perspectiva de un “Sistema Nacional de Formación Continua”, que garantice
a todos los trabajadores, la equidad en el acceso a una formación de calidad a lo largo de su
vida... El Sistema de Formación Continua, se construye a través del diálogo social y de actores
del mundo del trabajo: cámaras, empresas, sindicatos, trabajadores e instituciones de
formación que asumen compromisos vinculados al desarrollo estratégico sectorial y la
12
definición de los perfiles y niveles de calificación requeridos”.
Como se menciona a lo largo del presente trabajo, especialmente en el capítulo III, una de las
características de las políticas de empleo actuales, es la vinculación entre las areas
económicas, educativas y laborales, para concretar los objetivos de empleo. Las acciones de
formación profesional, son un ejemplo de esa vinculación.
11
Informe sobre empleo juvenil en el Mercosur” Observatorio del mercado de trabajo del Mercosur- (2012)
12
“ La disminución del desempleo y su incidencia en las políticas de formación” Susana Barasatian, en Revista del
Trabajo – Año 4 N*5-enero/julio 2008
Ministerio de Economía, posibilitó que la formación profesional, fuera un instrumento de mejora
de la competitividad de las empresas y de inclusión social de los trabajadores.
Los acuerdos anuales, con las áreas provinciales de educación, coordinando y estableciendo
metas, para la realización de acciones de terminalidad educativa y de formación profesional, a
través del financiamiento del Ministerio de Trabajo, aseguran a más trabajadores el acceso a
su formación.
En la década del 90/, como se analizó en el capítulo I, (Proyecto Joven), ante el abandono por
parte del Estado del rol que había cumplido históricamente en la formación profesional, se
suponía que la pertinencia de la capacitación, que brindaban las instituciones de capacitación
privadas (ICAPS), se aseguraba a través, de que los jóvenes, en el proceso de capacitación,
fueran aceptados para realizar una pasantía, en una empresa privada.
Los beneficiarios de los programas de “Jóvenes con más y mejor trabajo” y del “Seguro de
Capacitación y Empleo”, no se distribuyen en forma homogénea, entre las acciones de
terminalidad educativa y formación profesional.
Mientras más del 90% de los “Jóvenes”, no completaron el nivel secundario, de los
beneficiarios del “Seguro”, solo el 53% no terminaron la secundaria. Esto explica, la mayor
participación de los “jóvenes” en las acciones de terminalidad educativa, ya que el 84% de los
participantes en esa acción, corresponden a ese programa.
La educación obligatoria, hasta los 18 años y las limitaciones para trabajar, a los menores de
13
edad, expresan este recorrido virtuoso, en la legislación.
Pero para muchos trabajadores adultos, que no concluyeron sus estudios, no es fácil, reiniciar
ese proceso escolar inconcluso.
Para los jóvenes trabajadores de los sectores más vulnerables, esa falta de acreditación
escolar, se acompaña, con la escasa o nula experiencia profesional, ya que la mayoría de los
trabajos a los que pueden acceder, son intermitentes, no registrados y de baja calificación.
13
Una de las principales acciones, para mejorar la empleabilidad, de los trabajadores desocupados, en el marco de
los programas de empleo actuales, es el de apoyar la finalización de la escolaridad obligatoria (ya descripto en el
presente capítulo).
Mediante la Resolución MTEySS N* 696, en el año 2006, se incluyen las actividades, de
“Entrenamiento para el trabajo”, en los programas de empleo, administrados por el Ministerio
de Trabajo, con el objetivo de mejorar la empleabilidad y promover la inserción laboral de los
trabajadores desocupados, en el sector público y privado.
Una característica, del “entrenamiento para el trabajo”, es que no constituye una relación
laboral. La participación de los trabajadores desocupados, en un ámbito de trabajo, en el sector
público y/o privado, es para desarrollar una práctica calificante, que mejore su empleabilidad.
Estos posibles beneficios, para los trabajadores desocupados, que participan de una acción de
“entrenamiento”, está vinculado en forma directa, con el mayor grado de dificultades, para
acceder a un trabajo decente.
A partir del año 2010, con la incorporación en la gestión, de nuevas instituciones, (como
oficinas de empleo, cámaras empresariales, sindicatos , universidades) y modificaciones en la
reglamentación, que hicieron más ágil la operatoria, -sin descuidar el cumplimiento de los
objetivos-, las acciones de “entrenamiento para el trabajo”, se expandieron fuertemente.
Respecto al sector privado, una primer característica, que se destaca, es su lenta expansión,
en los primeros años, que se puede vincular principalmente con:
---escasa difusión
---exceso de tiempo, para aprobar los proyectos y seleccionar a los trabajadores, en las
oficinas de empleo
---reticencia de las empresas privadas, debido a el supuesto perfil, de los beneficiarios de los
programas de empleo (piqueteros), y a la participación del Ministerio de Trabajo, en la
intermediación (autoridad de inspección del trabajo).
Las empresas que presentaron proyectos de “entrenamiento”, son las de menor tamaño. El
promedio de trabajadores realizando acciones de entrenamiento, es de alrededor de 3
personas por empresa.
En el sector público, el desarrollo de estas acciones, tuvieron dos objetivos muy precisos, por
un lado incorporar a la planta del Estado, a beneficiarios de los programas de empleo, que ya
estaba realizando actividades en el mismo y por otro lado, utilizar las actividades que realiza el
Estado, para capacitar a trabajadores desocupados, que mejoraran su posibilidad de
incorporarse en el sector privado.
Conforme se describió en el Capítulo II, en respuesta a la crisis de fines del siglo XX (2001), se
creó un programa de transferencias de ingreso –el Programa de Jefes de Hogar- que exigía, la
realización de una contraprestación, por parte de los desocupados, que lo solicitaban.
Los principales lugares, donde se desarrollaban, esas acciones de contraprestación, era en el
sector público provincial o municipal. Las tareas de baja calificación en las escuelas (porteros,
ordenanzas), en los hospitales (mucamas) y en otras areas municipales o provinciales, como
limpieza y mantenimiento de espacios públicos, eran realizadas por los beneficiarios del
Programa de Jefes de Hogar.
Con el reinicio de la actividad económica, una de las políticas del gobierno, que asume en el
año 2003, es una fuerte inversión pública, en el sector de la construcción.
La principal política de empleo, en esa perspectiva, era entonces la desregulación del mercado
de trabajo y los incentivos económicos, que podría dar el Estado, para la creación de nuevos
puestos de trabajo, complementaban esa política de empleo, al reducir los costos laborales ,
favoreciendo la demanda de trabajo.
En el marco de las políticas implementadas en Argentina, a partir del año 2003, el incentivo a la
creación de puestos de trabajo, se relaciona con las decisiones económicas, que se toman en
función de ese objetivo de empleo.
En las “políticas de empleo de carácter general”, el incentivo económico, por parte del Estado a
las empresas, por la contratación de nuevos trabajadores, es con el objetivo de: a) reducir las
desigualdades en las posibilidades de acceso de los trabajadores a los puestos de trabajo; y
b) de compensar las diferencias que el costo de la registración, significa para las distintas
empresas.
Los beneficiarios del Programa de Jefes de Hogar, constituían en el año 2006, una parte de la
población desocupada, con fuertes limitaciones para insertarse laboralmente en condiciones de
igualdad, con otros trabajadores. Esta limitación, surgía de sus bajos niveles de escolaridad y
formación, escasa experiencia laboral formal y además con el estigma, para algunos
empleadores de ser “piqueteros”.
Mediante Res. MTEySS N* 45 del año 2006, se crea el “Programa de Inserción Laboral, (PIL),
que tendrá como objetivo, la inserción laboral en empleos adecuados, en el sector público o
privado, de los trabajadores desocupados, beneficiarios del Programa de Jefes de Hogar, del
Programa de Empleo Comunitario y de otras acciones y/o programas, por el que los
beneficiarios perciban una ayuda económica mensual no remunerativa, por parte del Ministerio
14
de Trabajo”
El incentivo económico, consistía en que la ayuda económica, que recibían los beneficiarios del
Programa, en el caso de que un empleador los contratara, se consideraba durante los pimeros
6 o 12 meses (según fuera privado o público), como parte del salario.
Es decir que el beneficio, para un empleador, es una reducción en el monto del salario a pagar
y además sobre esa parte del salario, el empleador, no debía realizar las contribuciones
patronales.
Para acceder a este beneficio, el empleador, debía firmar un Convenio de Adhesión, con el
Ministerio de Trabajo.
Para evitar que el incentivo se utilice, para reemplazar trabajadores, se exige que la dotación
declarada ante la AFIP, no se reduzca en los 3 meses anteriores a la firma de la solicitud de
adhesión, ni durante su vigencia.
Los empleadores, que participan del PIL, deberán abonar a los beneficiarios, como mínimo, la
diferencia de dinero necesaria para alcanzar el salario establecido, para la categoría laboral
que corresponda, debiendo garantizar la igualdad de trato, con el colectivo de trabajadores.
14
“La disminución del desempleo y su incidencia en las políticas de formación” – Susana Barasatian en “Revista del
Trabajo” - Año 4 N* 5. Enero/julio 2008
Considerar como pate del salario, la ayuda económica no remunerativa de los beneficiarios del
Programa de Jefes de Hogar, que se contraten, no generó en los primeros años de ejecución,
la adhesión de los empleadores privados (menos del 1% de los beneficiarios del Programa
J.deH., fueron contratado con este incentivo, entre 2006/2008).
Algunos elementos que pueden explicar estos limitados resultados, se vinculan: con la
resistencia de los empleadores a la intermediación del Ministerio de Trabajo (autoridad de
inspección); a la imagen desvalorizada, de las capacidades laborales de los beneficiarios y a
las dificultades de las Oficinas de Empleo, en los primeros tiempos, para conectarse con los
empleadores y responder con eficiencia, ante sus requerimientos de personal.
Pese a las actualizaciones periódicas del incentivo económico a la inserción laboral, nunca fue
una parte significativa del costo laboral del empleador, por ejemplo en el año 2011
Dadas las dificultades de muchas Oficinas de Empleo, para vincularse con los empresarios
privados, la Secretaría de Empleo, firmó convenios con Universidades Nacionales y Camáras
de Empresarios, para que difundieran y promovieran entre los empleadores, el PIL.
Con el mismo objetivo de promoción, se firmaron convenios, con los gobiernos de las
Provincias de Tucumán y San Juan, aunque en estos convenios, se acordó además, con los
gobiernos provinciales, la posibilidad de incorporar a otros trabajadores desocupados, que no
fueran beneficiarios de los programas de empleo del Ministerio de Trabajo.
Si bien en el año 2011, los beneficiarios de los programas de empleo, que se incorporaron a
una empresa privada, a través de este programa de incentivos económicos, más que duplica
los resultados, de años anteriores, todavía es limitado su impacto.
Los puestos en los cuales, se insertan los beneficiarios, son generalmente de baja calificación,
durante el año 2011, los principales fueron: albañil (27,95%), administración y comercio
(15,86%), operador (7,28%), y vendedor (6,06%).
La posibilidad de mejorar los resultados de inserción laboral, requeriría de hacer más atractivo
el incentivo, para que los empresarios privados, seleccionen a estos desocupados con mayores
dificultades, frente a los demás postulantes.
Este mayor atractivo, para los empresarios privados, se podría ampliar, vinculando el incentivo
económico, con el entrenamiento para el trabajo, la regularización del trabajo no registrado, o
las acciones de fomento a las empresas de sectores prioritarios de la actividad económica, que
desarrollan el gobierno nacional o provincial.
En el marco de la “Emergencia Laboral”, dictada a partir de la crisis de fines del año 2001,
entre las medidas tendientes a reducir los despidos, se establece la “doble
indemnización”(mencionada en el capítulo II) y a través del Dec. 264/02, se instituye la
obligación de aplicar “El Procedimiento Preventivo de Crisis”, en los despidos sin causa
justificada.
“Se puede considerar que la perdida de perfiles capacitados, durante las crisis, son difíciles de
reemplazar cuando se retoma el crecimiento, constituyendo deterioros importantes de las
capacidades productivas de las empresas y de la economía en general”.
Del análisis de la aplicación del REPRO, en el año 2009, surge , que lo utilizaron
prioritariamente las empresas grandes y medianas ( 91% de las prestaciones) y en el análisis
de la distribución por sectores, se destaca la industria manufacturera, con el 63% de las
prestaciones, especialmente en la industria automotriz, fabricación de maquinarias y equipos,
textil y cuero, etc.)
Un aspecto que se podría considerar en el REPRO , es que el subsidio de parte del salario no
sea una medida aislada, sino que este vinculada a otras acciones, como por ejemplo la
capacitación, que mejore las posibilidades futuras de las empresas y los trabajadores.
Los 3 principales programas de empleo (Seguro por Desempleo, Jefes de Hogar y Seguro de
Capacitación y Empleo), incluían acciones de apoyo al desarrollo de emprendimientos, con
diferencias, para cada uno de los grupos de población, que reflejaban la visión particular, en el
origen de cada programa, años 1992, 2002, y 2006.
El “pago único” del Seguro por Desempleo, fue vinculándose en su funcionamiento a la nueva
institucionalidad, de las políticas de empleo, como la Red de Servicios de Empleo, Sistema de
formación continua, convenios de asistencia técnica con instituciones para la formulación,
ejecución y seguimiento de los emprendimientos.
15
Victoria Castillo, Sofia Rojo Brizuela, Diego Schlese-“El Impacto de las políticas laborales contracíclicas en el
empleo asalariado”
El programa de “Insumos y Herramientas”, destinado a los beneficiarios del programa de “Jefes
de Hogar”, que se ejecutaba en forma conjunta con el Ministerio de Desarrollo Social, fue
anulado y para reemplazarlo, se aprobó el Programa de “Herramientas por Trabajo”, en el
marco de las políticas de empleo, ejecutadas por el Ministerio de Trabajo.
Para los beneficiarios del Seguro de Capacitación y Empleo, que quisieran desarrollar un
emprendimiento, se creó el “Programa de Inserción Laboral- línea autoempleo”.
El segundo momento de este proceso, fue en el año 2009, donde a través de la Res. MTEySS,
se crea el ¿Programa? “ Empleo Independiente y Entramados Productivos”, que no solo
unifica, las acciones que se desarrollaban en los 3 programas mencionados, sino que dichas
acciones se enmarcan definidamente en una política de empleo.
Para que las acciones de apoyo al desarrollo de emprendimientos, se consideren como parte
de una política de empleo, debe responder a los siguientes objetivos:
- Contribuir a la generación de empleo decente, a través de nuevos emprendimientos,
especialmente en actividades o localidades con escaso desarrollo empresarial o para
grupos de población específicos.
- Favorecer el crecimiento de las empresas y su impacto en el empleo.
- Impulsar a través de la asociatividad, entre emprendimientos y empresas, un concepto
de economía más solidaria, con una mejor distribución del poder económico.
- Mejorar la calidad del empleo, en microemprendimientos, pequeñas empresas y
cooperativas.
El concepto de “trabajo decente”, impulsado por la O.I.T., incluye los temas de: nivel y
sostenibilidad de los ingresos, condiciones en que se desarrolla el trabajo, cobertura del
trabajador y su familia y representatividad, que nos pueden servir como guía en el análisis de la
calidad del trabajo en emprendimientos.
Una de las características de los emprendimientos existentes y que limitan el logro del objetivo
de “trabajo decente”, es la atomización y el aislamiento en que se desarrolla cada
emprendimiento.
De los distintos beneficios que surgen de la vinculación entre emprendedores, uno que
adquiere particular relevancia, es el de la comercialización de los productos
Aunque de esa experiencia, no se generó una estructura institucional en los municipios, capaz
de dar respuesta en forma eficiente, al conjunto de acciones que requieren las políticas de
empleo, si quedó instalado , como función del nivel local, el tema del empleo.
En el año 2005, mediante Res. MTEySS N* 176/05, se crea la Unidad de Servicios de Empleo,
con el objetivo de asistir técnicamente a la Red Federal de Servicios de Empleo, para la puesta
en marcha de un sistema.
En la Res S.E. 316/2005, se establecen los servicios que deberán brindar las Oficinas de
Empleo, incluyendo:
Apoyo a la búsqueda de empleo
Orientación Laboral
Intermediación Laboral
Asesoramiento para el empleo autónomo y microemprendedores
Derivación a instituciones formativas o a programas de empleo
Derivación a servicios sociales
(x) Comentado por Julio C. Neffa en “Los servicios municipales de empleo CEIL PIETTE
CONICET (2008)
Demás los municipios deberán asignar el espacio físico para el funcionamiento de las Oficinas
de Empleo, y coparticipar en la provisión de mobiliarios y equipamiento general.
El Ministerio de Trabajo, a través de la firma de un convenio, con las autoridades municipales,
se compromete a financiar o proveer en forma direc ta, equipamiento informático, software,
capacitación y asistencia técnica.
A partir del compromiso de los Municipios y del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social, en menos de 5 años, se desarrolló una Red de Servicios de Empleo, con alrededor de
400 oficinas de empleo, distribuídas en todo el territorio nacional.
Pese a los resultados exitosos, obtenidos a partir de la ejecución de las “políticas de empleo en
sentido amplio y de carácter general”, subsisten grupos de trabajadores en algunas
actividades, donde el impacto de estas políticas es limitado.
La causa del menor impacto de las políticas de empleo mencionadas, no es única. Con distinto
grado de incidencia, se relaciona con las normas laborales, o su cumplimiento, con la
naturaleza de la actividad y las características de los empleadores, entre otras.
Y no sólo son parecidos, sino que mayoritariamente son las mismas personas. A partir del
estudio de casos particulares, se observa que muchas de las mujeres que cosechaban como
trabajadores estacionales – rurales, en otro período del año se desempeñaba en el servicio
doméstico o trabajando en gastronomía, hotelería y pequeños comercios. Y que muchos de
estos cosecheros migrantes, en sus localidades de origen, eran trabajadores de la
construcción.
Son estas condiciones las que requieren el desarrollo de “políticas de empleo particulares”
para:
El impacto de las “políticas de empleo en sentido amplio y de carácter general”, sobre el millón
de trabajadores de servicios domésticos en nuestro país es más limitado que en relación a
otros trabajadores, por lo que actualmente se desarrollan además “políticas de empleo
particulares” que incluyen:
a) Un régimen especial de seguridad social para empleadas del Servicio Doméstico, que
amplía la cobertura de salud, y previsional para los trabajadores (de un 5% al 30% de
los trabajadores).
b) Favorecer, la decisión de los dadores de trabajo hacia el régimen especial, permitiendo
deducir del impuesto a la ganancia el monto del salario y las contribuciones a los
trabajadores.
c) Modificar el procedimiento del Programa Jefes de Hogar, para posibilitar que la
registración, en el régimen especial de Seguridad Social de los trabajadores del
servicio doméstico no les genere la baja del Programa, sino su suspensión.
d) Establecer, que en el Programa del Seguro de Empleo y Capacitación, la registración,
en el régimen especial de Seguridad Social no es incompatible, durante los primeros 12
meses, con el cobro de la ayuda económica no remunerativa, que otorga el Programa.
e) El diseño y ejecución de un programa, que capacitará en servicio doméstico y otras
salidas laborales vinculadas.
f) Servicios de orientación y apoyo a la búsqueda de empleo a través de la Red de
Oficinas de Empleo.
La posibilidad de que este conjunto de acciones, modifiquen sustancialmente las condiciones
de empleo de estos trabajadores, es que no sean decisiones unilaterales, sino que forman
parte de una “política de empleo particular” para el sector y que además incluya otros aspectos
como algunos cambios en la normativa laboral que rige la actividad.
Las “políticas de empleo particulares” para las trabajadoras domésticas mencionadas, supone
la participación de otros sectores del Gobierno, como AFIP y también la utilización de
instrumentos de la política de empleo, como son los incentivos económicos para la inserción
laboral, adaptados a las condiciones laborales específicas.
Una de las primeras características que se destacan al analizar el empleo en el sector rural, de
la Argentina , es su marcada heterogeneidad, pues incluye desde el obrero asalariado, con alta
calificación, que utiliza tecnología avanzada incorporada en instrumentos de trabajo de alto
valor económico, hasta las familias de cosecheros que recorren las diferentes rutas del país,
siguiendo los diferentes ciclos de cosechas y además en algunas provincias, los trabajadores
familiares de pequeñas unidades de producción, constituyen la principal fuente de trabajo y
producción del sector.
Esta distinción entre los trabajadores rurales, se puede vincular, en una primera aproximación
con las características de la estructura productiva y de comercialización agraria.
Existe un área central del país, (la pampa húmeda), con producción prioritaria en grandes
extensiones, con tecnologías avanzadas, capital intensivas, básicamente cereales y
oleaginosas con destino principal al mercado externo.
Las “Primeras Jornadas Nacionales sobre Trabajo Migrante Estacional Agrario”, convocadas
por el Ministerio de Trabajo y la Secretaria de Agricultura, se realizaron en la Ciudad de Buenos
Aires, en el mes de junio del año 2007 y entre los objetivos se menciona “compartir elementos
de diagnóstico, desde una perspectiva multiactoral, acerca de las transformaciones ocurridas
en el sector agropecuario, con sus consecuencias en el trabajo agrario . . .”.
En el mes de setiembre del año 2008, se realizó en la ciudad de Mendoza, las “Primeras
Jornadas Regionales Cuyanas sobre Trabajo Migrante Estacional Agrario” y en el marco de las
mismas, se firmó la Declaración de Mendoza, donde el Ministro de Trabajo y los Gobernadores
de la región acuerdan “. . .articular las acciones realizadas actualmente por el Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación y los Gobiernos Provinciales, con el objetivo
de dar una respuesta más integral a las demandas de empleadores y trabajadores migrantes.”
16
La clasificación propuesta por el MTEySS) , basada operativamente en la calificación del
puesto y relacionándola con la productividad de la tarea desarrollada, distingue 3 categorías.
Los cuenta propistas profesionales: incluye a los trabajadores, que se desempeñan por cuenta
propia, en posiciones ocupacionales altamente calificadas y comprende a médicos, contadores,
abogados etc., insertos predominantemente en actividades económicas formales.
Los cuentapropistas de oficio: incluye a los ocupados que se desempeñan por cuenta propia,
en posiciones ocupacionales calificadas y comprende a comerciantes, panaderos, albañiles
electricistas, taxistas, etc, insertos predominantemente en actividades económicas informales.
Los cuenta propistas de subsistencia: incluye a los ocupados que se desempeñan por cuenta
propia en posiciones ocupacionales no calificadas, con recursos y productividad tan bajas, que
obtienen ingresos apenas para su subsistencia y comprende vendedores ambulantes,
changarines, peones, cuidadores, etc.
Como ya se analizó en los capítulos I y II, los programas “Trabajar” y “Jefes de Hogar”, incluían
un componente de apoyo al desarrollo de microemprendimientos, pero se enmarcaban
principalmente en una estrategia de reducción de la pobreza.
En aquella perspectiva, los criterios para aprobar los proyectos, tomaban en cuenta la
vulnerabilidad de las personas, grupos o localidades y el consumo del producto obtenido en
mejorar su calidad de vida. Los cuentapropistas, se concentraban en la tercera categoría
“cuentapropistas de subsistencia”.
16
“La heterogeneidad del cuentapropismo en la Argentina:una propuesta de análisis y clasificación”- Serie Estudios
N* 4 – MTEySS (2006)
3.3 Trabajadores en la industria de la construcción:
Esa diversidad de políticas, en estas últimas décadas, fueron agrupadas en función de sus
condiciones particulares, en tres períodos, claramente diferenciados.
Estas reflexiones sobre las políticas de empleo actuales en la Argentina, se han centrado en
las posibilidades que surgen, de su conceptualización en tres niveles de análisis de las
mismas, ampliando el alcance de la concepción, convencional.
Este nivel de análisis de las políticas de empleo, hace referencia especialmente a la forma en
que se vinculan, las políticas de empleo, con las políticas económicas, comerciales,
monetarias, etc., y constituye uno de los aspectos más innovadores en la etapa actual.
Otra novedad, en los últimos años, fue la fuerte presencia del Estado, en la actividad
económica, para asegurar los objetivos de las políticas implementadas.
En el punto 1 del Capítulo III, se describieron las decisiones económicas que se tomaron, a
partir del año 2003, en relación al tipo de cambio, la importancia del mercado interno, el
incremento de los ingresos laborales y no laborales, las respuestas económicas al impacto de
la crisis financiera internacional, etc.
Esta concepción de las “Políticas de empleo en sentido amplio”, se expresó también en las
posiciones que el Gobierno Nacional, expuso en los foros internacionales, como fue en: la OEA
(Cumbre de las Américas, 2005), Mercosur (Estrategia de Crecimiento del Empleo),
Organización Mundial de Comercio (2007), G 20 (Conferencia de Londres, etc).
El debilitamiento del Estado que caracterizó la política argentina de las últimas décadas, afectó
seriamente al sistema educativo y a la formación profesional, las recientes leyes de Educación
Técnica, de Financiamiento y Educación tienden a recuperar ese rol para el Estado.
Pese a los importantes resultados obtenidos, por las decisiones económicas mencionadas en
términos de empleo, y condiciones de vida de la población, es necesario reconocer que los
mismos, se vieron limitados en función de los altos niveles de concentración, que aún
persisten, en algunos sectores de la actividad productiva y etapas de la comercialización.
La novedad para la Argentina, que significa “las políticas de empleo en sentido amplio”,
requiere formas de institucionalización que aseguren la eficacia, de las decisiones que se
toman, y su continuidad en el mediano y largo plazo.
El considerar a las “políticas de empleo de carácter general” sólo como un nivel de análisis y no
como la totalidad, no limita su importancia fundamental para resolver los problemas de empleo
y permite desplegar las potencialidades, que surgen de su carácter general, sin exigirle la
solución de situaciones particulares, que deben ser consideradas en otro contexto de análisis.
Esta visión recortada de los objetivos de las políticas de empleo, se vincula a la dominación de
una perspectiva teórica, en la cual el empleo, era el resultado de decisiones individuales, que
para maximizar sus beneficios, tomaban los sujetos económicos y que a través del mercado, se
articulaban en un punto de equilibrio, que suponía el pleno empleo de los recursos disponibles.
En esa perspectiva teórica, el nivel de empleo, se resolvía a partir de las variaciones de la
oferta y demanda de trabajo en el mercado y al Estado, con sus políticas de empleo, le
correspondía un papel subordinado a esos resultados, cuidando de no interferir en los mismos.
Una de las principales novedades en las políticas de empleo actuales, es no aceptar ese papel
reducido del Estado, frente a la determinación del nivel de empleo y sus consecuencias en la
inclusión social.
En relación al Seguro por Desempleo, que existía, desde la década del 90”, como
compensación monetaria a los desocupados, se los vincula a la Red de Oficinas de
Empleo, a través de las cuales, pueden realizar acciones de capacitación y acceder a
los empleos disponibles. También se amplía la cobertura del mismo, reduciendo el
período mínimo de aportes de 12 a 6 meses, prorrogando la cobertura para los
mayores de 45 años , durante 6 meses más y como respuesta a la crisis del año 2009,
los beneficiarios del Seguro por Desempleo, que al finalizar su período de cobertura,
continuaran desocupados, se pueden incorporar al Seguro de Capacitación y Empleo.
Para los jóvenes de 18 a 24 años, que no hubieran concluido la enseñanza del nivel
secundario, en el año 2008, se crea el “Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”,
que incluye un conjunto de acciones de empleo, teniendo en cuenta, las particulares
dificultades de los jóvenes para incorporarse a la actividad laboral. Los jóvenes se
incorporan al programa, a partir de completar su historia laboral y realizar un curso de
orientación e inducción al mundo del trabajo; del conjunto de acciones posibles, se
prioriza la de terminación de la escolaridad y se prevee en las Oficinas de Empleo, la
presencia de tutores, que acompañen asesoren a los jóvenes en sus diversas
actividades.
Los trabajadores rurales estacionales, que constituyen las 2/3 partes de los
trabajadores rurales, quedaban desprotegidos,en los períodos entre cosechas. A través
de convenios con los gobiernos provinciales “convenios interzafra”, el Ministerio de
Trabajo, fue dando cobertura, a los trabajadores rurales, durante los meses sin
actividad.
Los programas de empleo mencionados, amplían significativamente la cobertura a los
trabajadores desocupados, y frente a la crisis financiera internacional, en el año 2009,
cumplieron un papel importante, al ampliar la cobertura de 190.000 beneficiarios mensuales en
el primer semestre del año 2008 a más de 400.000 en el segundo semestre del año 2009.
Pese al avance que significó, en las políticas actuales , el diseño de programas de empleo,
que incluyen a los grupos de poblaciones más vulnerables en términos de empleo, como los
jóvenes, los jefes de hogar con hijos menores, los trabajadores rurales estacionales y los
trabajadores despedidos sin justa causa, queda pendiente la inclusión de otros grupos de
población, como los mayores de 45 años, que si bien actualmente se los reconoce en algunas
acciones, no constituyen todavía un programa de empleo.
Los dos gráficos que se presentan a continuación, expresan como en las políticas de empleo
actual, los programas básicamente de transferencias de ingreso, van siendo paulatinamente
reemplazados, por programas de empleo, que impulsan un conjunto de acciones tendientes a:
mejorar la empleabilidad, favorecer la inserción laboral y la creación/sostenimiento del empleo.
Las acciones de empleo, que se desarrollan a partir del año 2003, analizadas en el capítulo III,
punto 2.2, tienden a dar respuesta a la heterogeneidad de situaciones que afectan al empleo,
desplegándose en una variedad de acciones, que fueron agrupadas en: mejora de la
empleabilidad, incentivos para la inserción laboral en relación de dependencia, apoyos al
sostenimiento del empleo e incentivos para la creación del empleo.
El REPRO, jugó un papel importante dentro del conjunto de medidas, que se implementaron
como respuesta , al impacto sobre el empleo, de la crisis financiera internacional en 2009/2010.
Como se analiza en el capítulo III, punto 2.2.3., las personas cubiertas, pasaron de un
promedio de 10.000 personas anuales entre los años 2004 al 2008 a 130.000 personas
cubiertas en el año 2009 y una cantidad similar en el año 2010.
En la medida que la situación de crisis, se fue atenuando, las acciones de apoyo al desarrollo
de los emprendimientos, fueron paulatinamente incorporados en el marco de las nuevas
políticas de empleo.
La mayor importancia, que van tomando la realización de acciones de empleo, por parte de los
participantes de los programas de empleo, frente a las transferencias de ingresos,
mencionadas en el capítulo III, en lo que se denominó “ de las transferencias de ingreso a los
programas de empleo”, se expresa en el cuadro siguiente.
Del conjunto de acciones de empleo en los últimos años, se destaca la importancia de las
acciones de mejora de la empleabilidad, que comprende alrededor del 70 % del total de
prestaciones.
La gestión de las “políticas de empleo en sentido amplio” y las “políticas de empleo de carácter
general”, han logrado reducir la tasa de desocupación del 22% en el año 2002 al 7,4% del año
2011.
También en estos años, se logró el cambio de tendencia del “trabajo no registrado”, que
después de haber crecido fuertemente en la década del 90”, superando al 50% en el año 2002,
se fue reduciendo hasta el 34% del año 2011.
Estos resultados plantean la necesidad de reorientar los objetivos de las políticas de empleo,
priorizando el tema del “trabajo decente” y la calidad del empleo.
Si bien el impulso para mejorar la calidad del empleo, no debe excluir a ningún sector de
actividad, existen ocupaciones laborales, donde el nivel de informalidad y la vulnerabilidad de
los trabajadores vinculados a esa actividad, supera largamente el promedio nacional.
En el capítulo III, punto 3, se analizaron las condiciones de los trabajadores del servicio
doméstico, de los trabajadores rurales estacionales, de los trabajadores por cuenta propia y de
los de la industria de la construcción.
La vinculación de los objetivos laborales con las decisiones económicas, que en la etapa
actual, caracterizan a las “políticas de empleo en sentido amplio”, se aseguran en sus
resultados a partir de la mayor presencia del Estado en la actividad económica.
Por último, la perspectiva de análisis propuesta, que amplía el concepto de las políticas de
empleo, no elimina la necesidad de otras políticas complementarias, para reducir la pobreza y
mejorar la distribución de los ingresos, pero permite optimizar el alcance de las políticas de
empleo con ese objetivo.
Anexo estadístico
700.000
600.000 580.000
500.000
400.000
300.000
200.000
200.000
150.000
130.000
100.000
0
1976-1982 1983-1989 1991-2001 2003-2009
50,0
49,7
48,0
46,0
44,0
42,0
40,0
38,0
36,0
34,0 34,6
- 15,1 p.p.
32,0
III-03
III-04
III-05
III-06
III-07
III-08
III-09
I-03
I-04
I-05
I-06
I-07
I-08
I-09
I-10
II-03
II-04
II-05
II-06
II-07
II-08
II-09
IV-03
IV-04
IV-05
IV-06
IV-07
IV-08
IV-09
Fuente: MTEySS, en base a EPH (INDEC).
105
100
100
95
95
90
85
82
80
75
70
65
55
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: MTEySS, en base a SIPA (AFIP), EPH (INDEC) y Encuesta de Salarios (Secretaría de
Seguridad Social).
19.000
+ 100% 18.069
18.000
17.000
16.000
15.000
14.000
13.000
12.000
11.071
11.000
+ 63%
10.000
9.000
9.039
8.000
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Fuente: MTEySS, en base a SIPA (AFIP), EPH (INDEC) y Encuesta de Salarios (Secretaría de
Seguridad Social).
43%
41%
39%
37%
34,6%
35%
33%
31%
29%
27%
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
0,550 0,545
0,540
0,530
0,520
0,510
0,500
0,490
0,478
0,480
0,470
0,460
0,460
0,450 0,456
0,440
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
- BOUDOU, A., V.D’ELÍA y LO VALVO E., “El plan de inclusión previsional. Resultados
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- BOUR, Juan Luis “Los costos laborales de la Argentina” en El Libro Blanco sobre el
Empleo en Argentina”, MTySS, 1995.
- BOYER, Robert y NEFFA, Julio Cesar (coordinadores), “La economía y sus crisis”
(1976/2001). Miño y D’Avila editores Bs. As., Argentina 2004
- VALLE, Héctor “La gestión de la transición y del futuro del régimen de acumulación” en
“Salida de crisis y estrategias alternativas de desarrollo” Robert Boyer y Julio C Neffa
(coordinadores) CEIL-PIETTE CONICET, MIÑO y DAVILA editores.- 2007