Sie sind auf Seite 1von 11

Cartel El giro del 20: Freud y Lacan

Cartelizantes: Nicolas Franco, Laura Schapira, Julieta Brito y Marco Balzarini


Más uno: Pilar Ordoñez
Rasgo: El giro epistémico de 1920 a partir del nuevo estatuto de inconsciente en el texto Más allá
del principio de placer

Lacan, J. (2008). El seminario. Libro 20. Aún. Buenos Aires: Paidós.


Lacan, J. (2008b). El seminario. Libro 2. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica.
Buenos Aires: Paidós.
Lacan, J. (2008d). El seminario. Libro 16. De un Otro al otro. Buenos Aires: Paidós.

Lacan le pide a Pontalis que comunique lo que le suscitó la primera lectura del texto de Freud Más
allá del principio de placer. Y esto es lo que Pontalis responde:
Como ustedes saben, Más allá del principio del placer es un ensayo donde Freud descubre que el
predo- minio del principio del placer, que él había establecido originariamente, ligado al principio
de constancia, según el cual el organismo tiene que poder reducir las tensiones a un nivel constante,
que dicho principio no es exclusivo, según había afirmado primeramente. Es como si de algún
modo se viera compelido por una cantidad de hechos a ir más allá de lo afirmado en un principio.
Pero en este texto, que hasta hoy yo desconocía, Freud se muestra incómodo. Primero están los
sueños de los traumatizados, es decir que, hecho curioso, en las neurosis traumáticas siempre habrá
una reaparición del sueño de la situación traumática. De suerte que la idea del sueño como
realización alucinatoria de deseo se viene abajo. Después,.los juegos que los niños repiten
indefinidamente. Está el célebre ejemplo del niño de dieciocho meses que es dejado por su madre, y
que una y otra vez arroja un objeto y lo recupera, proceso de redesaparición, reaparición. El niño
intenta asumir un papel activo en esta situación. Lo más importante es lo que sucede en la situación
transferencial, donde el analizado produce una y otra vez determina- dos sueños, siempre los
mismos. De una manera general, es llevado a repetir en lugar de, simplemente, rememorar. Como si
la resistencia no procediera, según creyó Freud al principio, única- mente de lo reprimido, sino
únicamente del yo. Y así ve modificada su primera concepción de la transferencia. Esta ya no,se
define sólo como el producto de una disposición a la transferencia, sino de una compulsión de
repetición. En síntesis, estos hechos inducen a Freud a objetivar, y a pasar a la afirmación de que
hay algo diferente del principio del placer, que hay una tendencia irresistible a la repetición que
trascendería el principio del placer y el principio de realidad, el cual, aunque opuesto en cierto
modo al principio de placer, lo completaría en el seno del principio de constancia. Es como si, al
lado de la repetición de las necesidades, hubiera una necesidad de repetición que Freud, más que
introducir, constata. […] La idea central es que la tendencia a la repetición modifica la armonía
preestablecida entre principió de placer y principio de realidad […] La compulsión de repetición
estaría más allá del principio del placer, pues sería la condición de un progreso humano en lugar de
ser, como el principio del placer, un elemento de seguridad. (Lacan, 2008b, p. 41-42)
El que el yo no es amo en su propia casa ya lo dijo Freud. El yo no es todo lo que podemos conocer
en la esencia humana. Hay algo mucho más importante, y ese es el sentido del descubrimiento
freudiano, que luego de Freud el inconsciente pasó a segundo plano. “Freud escribió Más allá del
principio del placer para volver a encontrar el sentido de su experiencia” (Lacan, 2008b, p. 62). En
los últimos párrafos de este texto se nota que Freud quiso salvar a toda costa cierto dualismo. Lo
que ocurría era que las cosas se estaban inclinando nuevamente hacia una ciencia de la naturaleza, y
por ello Freud recupera el dualismo enfrentando a la filosofía de la naturaleza con el registro
simbólico, al cual Lacan le da preeminencia en este seminario.
La función simbólica es para Lacan una función de trascendencia, en el sentido de que no podemos,
a un tiempo, permanecer en ella y salir de ella. De esta función no podemos prescindir, y sin
embargo tampoco podemos instalarnos en ella. “Es la presencia en la ausencia y la ausencia en la
presencia” (Lacan, 2008b, p. 63). “Hay una función restitutiva, que es la del principio del placer.
Pero hay también una función repetitiva. ¿Cómo se articulan?” (Lacan, 2008b, p. 101). Lacan se
pregunta ¿Son complementarios los dos sistemas? ¿Son los mismos, sólo que con el signo
cambiado?
Pues bien, si algo quiere decir Freud al introducir su nueva tópica, es justamente lo contrario. Para
él se trata de recordar que entre el sujeto del inconsciente y la organización del yo no sólo hay
disimetría absoluta: hay diferencia radical. Les ruego lean a Freud. (Lacan, 2008b, p. 96).
Si fueran complementarios se podría operar sobre el yo y entonces, por la fusión que se supondría
de su complemento, se estaría tocando también el sistema inconsciente. Pero esto no se verifica en
la clínica. El estatuto del inconsciente no es solamente ser lo radicalmente opuesto a lo consciente
sino también lo disimétrico, incomparable. Lo que sale del sistema inconsciente es insistencia, es
compulsión de repetición. Tiene algo disimétrico, no pega con el sistema del yo. La función del yo
es exterior al sujeto.
Al comienzo del Más allá, Freud nos representa los dos sistemas, y nos muestra que lo que es placer
en uno se traduce por aflicción en el otro, e inversamente. Pues bien, si hubiera simetría,
reciprocidad, perfecto acoplamiento de los dos sistemas, si los procesos primario y secundario
fueran cabalmente la inversa el uno del otro, se fundirían en uno y bastaría con operar sobre uno de
ellos para operar simultáneamente sobre el otro. Al operar sobre el yo y la resistencia, al mismo
tiempo se tocaría el fondo del problema. Freud escribe precisamente Más allá del principio del
placer para explicar que no es posible quedarse ahí. (Lacan, 2008b, p. 104).

Denuncia Lacan en el Seminario 16 que el saber se ha convertido en una mercancía en tanto que la
realidad capitalista se acomoda muy bien a la ciencia. El saber en su forma científica sirve a los
fines del mercado. El mercado trata al saber como lo que se sostiene tanto más perfectamente
cuanto que es idéntico a su propio percepto en el ser, es decir lo trata como saber completo.
Lo mismo ocurre con los aires de feria, dice Lacan, que se viven en la Universidad. ¡Feria de saber!
¡Adquiera el papelucho -expresión de Lacan- que más le guste tener! Lo que supone esto es que la
verdad del ser se puede conocer por la vía del mercado o de la Universidad, en tanto que el proceso
por el que se unifica la ciencia reduce todos los saberes a un mercado único.
Pero la verdad, dice Lacan, no aparece ahí. La verdad emerge cuando algo de ese saber se desgarra.
Lacan nos está diciendo que el saber no es el trabajo. Puede costar trabajo, pero trabajando no es la
única forma que se accede al saber, como piensa la ciencia. El saber nada tiene que ver con el
trabajo. El saber tiene que ver lo que se tiene que pagar, lo que se tiene que entregar, con la
renuncia de algo, ¿de qué? Con la renuncia al goce.
[…] el saber no es el trabajo. A veces cuesta trabajo, pero también puede dárseles sin este. En el
límite, el saber es lo que llamamos el precio. El precio se encarna a veces en el dinero, pero el saber
también vale dinero, y cada vez más. Esto debería iluminarnos. ¿Este precio es el precio de qué? Es
tá claro que es el precio de la renuncia al goce. (Lacan, 2008d, p. 36).
A esto le han llamado un acontecimiento en la historia. Para Lacan, esto, de ubicar el inconsciente
en el plano de la consciencia moral y por consiguiente del bien del hombre como lo entienden los
filósofos, nada tiene de acontecimiento. Las personas no viven solamente de alimentos o del
conocimiento, sino también, y en mayor medida, del inconsciente. El ser del pensamiento está en el
punto que nos confronta la noción de inconsciente, es decir, en el fuera de sentido de las palabras,
en el no pensamiento (Lacan, 2008d). Articula el inconsciente con la enunciación de un saber sobre
la verdad que no se sabe. “[…] sabemos que, en alguna parte, en esa parte que llamamos
inconsciente, se enuncia una verdad cuya propiedad es que no podemos saber nada de ella. Este
hecho mismo constituye un saber” (Lacan, 2008d, p. 187).
En ese punto de saber no sabido pesa una prohibición porque se refiere a un saber sexual “y por eso
los primeros enunciados de Freud respecto del inconsciente acentúan la función de la censura como
tal” (Lacan, 2008d, p. 189). Digo la verdad cuando no digo la verdad. No digo la verdad, cuando
tengo un papel que me hace creer que digo la verdad. Aquí el estatuto del inconsciente es el de una
realidad sexual, un real, como verdad que no se sabe.
Lacan escribe el enunciado del inconsciente como uno menos a (1-a). Esto parece garantizar que la
falta del uno sea la verdad. “El enunciado del inconsciente tal como acabo de escribirlo lleva la
marca del a en el nivel en que falta el saber, en la medida en que no se sabe nada de este absoluto”
(Lacan, 2008d, p. 196). El inconsciente es “[…] lo ignorado por el sujeto como tal, es decir, eso no
sabido de lo que el sujeto está ausente y representado solamente en otra parte” (Lacan, 2008d, p.
350).
En el capítulo siete de la Interpretación de los sueños, para dar cuenta de los efectos del significante
sobre el inconsciente, Freud construye, a propósito del esclarecimiento de los procesos del sueño, el
esquema del aparato psíquico enlazado a los procesos de condensación y desplazamiento. En el
Proyecto ya estaba el germen de esto, designado como neuronas Psi, que llevan a cabo un proceso
ordenado por las leyes de la neurofisología, del arco reflejo, en tanto que una reacción motriz1 a un
estímulo, que eleva la tensión produciendo displacer, permite al ser vivo la descarga de la
excitación nerviosa del aparato, retomando el placer, es decir la falta de energía pululando en el
aparato. Sucesivamente este proceso le da a pensar a Freud que lo que rige el aparato anímico es
una tendencia a buscar el placer por la vía de la descarga total de la excitación de manera
permanente, lo que llamará reducción a cero, y designará como principio de constancia. Esto es lo
que llama el principio de placer.
Para diferenciarlo de los animales que no hablan, Freud agrega que en esta tendencia de escapar de
los estímulos estresantes, intensos, estragantes, lo que el ser hablante hace es intentar volver en la
fantasía a la percepción idéntica sobre la satisfacción vivida por primera vez2. No se contenta con
una representación, sino que busca la forma de volver a esa idéntica percepción. Gobernada por la
repetición, esta búsqueda no tiene miramiento por la realidad. Esto le llama regulación
homeostática, definida por el retorno a una identidad de percepción. El sistema Psi es entonces el
responsable del equilibrio psíquico en los seres hablantes. Se nos aclara la economía del aparato
psíquico regulador del inconsciente.
Presentar un funcionamiento que cuestiona cualquier sistema de representaciones como sostén del
aparato mental es la aventura a la que se lanza Freud y lo que da su valor de Acontecimiento.
Demuestra una clara diferencia entre la vida humana sobre representaciones, como lo entendía la
filosofía tradicional, especialmente el idealismo de Kant que excluía lo que hay detrás de la
representación, y la vida humana ordenada por el inconsciente, campo que no se las ve con
representaciones, sino con un más allá de ese principio. “Supone el cuestionamiento radical de todo
efecto de representación, la desaparición de cualquier connivencia con la representación de lo que
ocurre con lo representado como tal” (Lacan, 2008d, p. 179).
En tanto que la función del inconsciente descubierta por Freud está articulada a lo real, y ya no al
principio de placer, es que Lacan llama Acontecimiento Freud a la re ubicación del inconsciente en
el plano ético.

24/5/19
I- Del Goce
Prie (implora, ruega) y Pire (peor) en francés son anagramas. Me fui al diccionario y anagrama es
palabra que deriva de la transposición de letras de otra palabra. Es decir, mantienen cierta relación.
“Se lo imploro, se lo empeoro”. Sigue diciendo que se percató de que su manera de avanzar estaba
constituida por algo que pertenecía al orden del no quiero saber nada de eso. ¿Por qué dice estas
dos ideas juntas? ¿Qué relación tienen? Hipótesis: ¿Lo que se implora es saber algo de eso, eso
mismo que empeora las cosas, el goce? (después del seminario 19, los títulos son en función de
homofonía, malentendido, permite que se hagan construcciones, Lacan empieza a jugar con la
resonancia de la letra, de la homofonía, los anagramas.. una dirección progrediente, que va del
malentendido, del no sentido al sentido.. y regrediente va del sentido al no sentido)

1 Nótese que no llamamos respuesta pues, como enseña Lacan, la respuesta implica una estructura más compleja
2 Nótese que no llamamos alucinación pues, como enseña Lacan, la alucinación tiene otras coordenadas clínicas.
Sin embargo, pese al tiempo, le sorprende que aún esté él y aún sus seguidores. (aun tiene
homofonía con cuerpo, que esté yo aquí en cuerpo). Mi lectura de por qué dice aquí “aún”: a pesar
de eso que empeora aún siguen tras eso.
Luego: “Vuestro no quiero saber nada de cierto saber que se les transmite por retazos ¿será igual al
mío? No lo creo, y precisa- mente por suponer que parto de otra parte en ese no quiero saber nada
de eso se hallan ligados a mí”. Se pregunta si ese saber, que se transmite por retazos, por recortes,
será igual en todos. Mi lectura: Si el saber es igual para todos no habría ligaduras entre Lacan y sus
seguidores. ¿Se implora saber el significante (NP) o algo peor que eso (el goce)? Mi relación al
inconsciente dice Lacan está más elaborada que la de ustedes por eso ustedes están en relación a mí.
Lacan no está dividido, como están ustedes, porque está despejado de su propia división y de su
propio goce. El analista no se equivoca. (implora, empeora, está jugando con los sonidos, para
retomar algo del 19.. o peor)
Luego: “De modo que, si es verdad que respecto a ustedes yo no puedo estar aquí sino en la
posición de analizante de mi no quiero saber nada de eso, de aquí a que ustedes alcancen el mismo,
habrá mucho que sudar”. Una indicación de Miller es la escuela de analistas-analizantes. La
posición de enseñar es la de analizante. El analista tiene una posición en silencio. Si uno habla es
analizante, ya se empieza a dividir. Aunque tenga otra relación al inconsciente que la de sus
seguidores, también avanzará en función del no quiero saber nada deso. Mi lectura: Habrá mucho
que sudar hasta que alcancen el saber que es singular y que solo será posible si se está en posición
analizante del no quiero saber nada de eso.
Luego: “Por eso, precisamente, sólo cuando el suyo les parece suficiente, pueden, si son uno de mis
analizantes, desprenderse normalmente de su análisis”. Habla del pase. O sea, si encontraron un
significante suficiente sobre el saber inconsciente entonces pueden desprenderse del análisis. Por
eso dice que él no va a dar el seminario como un docente. Cuando al analizante le parece suficiente
el saber sobre eso ya puede desprenderse. Un análisis puede llegar hasta un suficiente. Hasta acá
llegué y puedo dar cuenta de esto. “De ello concluyo que, contrariamente a lo que se afirma, no hay
ningún impasse (no se oponen, no es un callejón sin salida si se está en ambos lugares) entre mi
posición de analista y lo que aquí hago” y más adelante dice “Me sostiene este discurso [analítico],
y para recomenzarlo este año, primero voy a suponerlos en cama, una cama de pleno empleo, una
cama para dos”. No se puede dar una clase en posición analista, porque se estaría en silencio. No es
contradictorio que yo esté aquí hablando sobre psicoanálisis. No es una obra como la de Freud, sino
una enseñanza.
Los números de cada capitulo y las frases de cada capitulo son una interpretación de miller. Pero si
no la tuviéramos la original la tendríamos perdida
… o peor
El punto suspensivo es la relación sexual que no existe… entonces nos conviene soportar que esa
relación sexual no existe, o peor… o se nos viene peor

I
"El año pasado, intitulé lo que creía poder decirles: ...o peor, y después: Eso se opeora, suspira o
suspeora. Y eso nada tiene que ver con yo o tú: yo no te opeoro, tú no me opeoras. Nuestra vía, la
del discurso analítico, sólo progresa por ese límite angosto, ese filo de cuchillo, que es lo que hace
que allende eso no pueda sino suspeorarse”. (Allende, adverbio: Indica que algo está más allá o al
otro lado de otra cosa; se usa solamente referido a grandes extensiones. Por ejemplo “su país está
allende los mares; vino de allende las montañas”). ¿A qué se refiere con “ese límite angosto”? Le
llama filo de cuchillo a ese límite angosto, o sea que se refiere a un límite que corta algo, corta un
saber. ¿El límite será entre el sentido (yo o tú) y el saber, siendo que más allá de ese límite no puede
sino empeorarse las cosas porque estaría el goce? Más adelante aclara algo sobre el límite desde
donde parte el discurso analítico.
“Creí poder responder a alguien, un jurista que tuvo a bien averiguar qué es mi discurso, creí poder
responderle -para hacerle sentir cuál es su fundamento, a saber, que el lenguaje no es el ser que
habla que no me sentía fuera de lugar hablando en una facultad de derecho, ya que es el sitio donde
la existencia de los códigos pone de manifiesto que el lenguaje es algo que se mantiene ahí, aparte,
constituido en el curso de las épocas, mientras que el ser que habla, lo que llamamos hombres, es
una cosa muy distinta. Entonces, empezar por suponerlos en cama es algo que requiere que ante él
me disculpe”. Para responder a alguien de qué se trata el discurso analítico dice “el lenguaje no es
el ser que habla”. Precisamente no se sintió fuera de lugar al decir esto en una facultad de derecho
porque los códigos son la evidencia de que por un lado va el lenguaje y por otro el ser humano que
habla. Lenguaje y ser que habla no van juntos. El ser que habla puede estar en el lenguaje pero no
en el código, sino en su lengua privada. Es el caso de los autistas. El goce está en el lenguaje.
(el delirio es una forma de tratamiento de lo peor, de lo o peor, que es los fenómenos elementales.
Los fenómenos elementales son por ejemplo las voces, eso inconmovible, punto de certeza, de real
que es resultado de la intromisión del goce del otro en el cuerpo del viviente, mortificando. El
delirio, es la curación de esto. Pero no la metonimia del delirio, lo que se repite al infinito, sino la
metáfora. La metáfora ya está en el lenguaje. El delirio más común es mi mamá se fue, mi papa no
me cuidó, mi mamá no me explicó la menstruación, ese es el delirio más común, se llama nombre
del padre).
El derecho habla del goce. Toma a ambos, lenguaje y ser que habla, en concubinato, acostados
juntos en la cama, consensuados. Y dice: “Por mi parte, voy a partir de lo que, en el derecho, queda
velado, es decir, lo que se hace en esa cama: abrazarse”. Y dice cuál es el límite desde donde parte
el discurso analítico, del límite de separar el concubinato entre lenguaje y ser que habla: “Parto del
límite, del límite del cual hay que partir en efecto para ser serio, es decir para establecer la serie de
lo que a él se acerca”.
La relación entre el derecho y el goce se resume en una palabra: usufructo. Hay una diferencia entre
lo útil y el goce. El goce lo inútil. Nos servimos de un significante que sea útil para el goce a
condición de tampoco explotarlo. Servirse de él pero no de manera abusiva. El Derecho regula,
acota, reparte, distribuye. Pero lo que pasa dentro de la cama el derecho no lo toca. No llega debajo
de las sábanas. El nominalismo de los códigos no llega a tocar lo real. El nominalismo tiene efectos
en os cuerpos. Porque cada ejemplar que se incluye en una categoría la transforma todo el tiempo y
se desplaza la definición. Por lo tanto se hace como un efecto bucle, que se va transformando y
extendiendo. Solo nos definimos por extensión, por una lista, donde por ejemplo está la lista de los
analistas. No por intención. Todo analista sale de un análisis pero no todo aquel que va a buscar un
análisis se convierte en analista. Como dice Freud, toda neurosis empieza por un trauma pero no
todo trauma termina en una neurosis. No hay analista por intención. Hay analista por extensión. Si
es AME, si es AE, si es Analista Practicante (AP). Se define uno por uno, por eso el psicoanálisis es
en parte un nominalismo. Ese es el problema lógico del analista. El nominalismo (una cosa tiene
relación con otra, ejemplo llamémosle silla, banqueta, banco. Tiene que ver con las palabras. Confía
en que hay creacionismo significante. Lacan dice en el seminario 24 que los nombres no son
consecuencia de las cosas. Pero con palabras toco afecto, transformo, las cosas) se opone al
realismo (platon, descartes, que se preguntan qué es la realidad. Eso hoy sería decir que el realismo
actual es el neurocognitivismo. Pero cree en estructuras cosa que el psicoanálisis no desconoce). En
otra parte el psicoanálisis es realista, porque también admite las estructuras. Entonces como dice
Laurent en Bloc note del síntoma, el psicoanálisis es un extraño mixto. En una época del
nominalismo. Esto es lo que entiendo que dice en este párrafo: “Esclareceré con una palabra la
relación del derecho y del goce. El usufructo -¿no es acaso una noción del derecho?- reúne en una
palabra lo que ya evoqué en mi seminario sobre la ética, es decir, la diferencia que hay entre lo útil
y el goce. ¿Para qué sirve lo útil? Es que nunca ha sido bien definido en razón del prodigioso
respeto que, debido al lenguaje, tiene el ser que habla por el medio. El usufructo quiere decir que se
puede gozar de sus medios, pero que no hay que despilfarrar- los. Cuando se tiene el usufructo de
una herencia, se puede gozar de ella a condición de no usarla demasiado. Allí reside la esencia del
derecho: repartir, distribuir, retribuir, lo que toca al goce.”
(tema del goce hoy: las madres que denuncian que su hija h sido abusada porque se toman de las
palabras literales de la hija que toma palabras tel Otro social. Hoy todo es abuso. Es que sí, la
sexualidad tiene origen en un abuso, en la intromisión del goce del Otro en el cuerpo del parletre. Y
la hija no sabe qué hacer con el goce hoy. ¿qué va a pasar en la cama hoy? ¿qué va a regular el
derecho? Todos somos trans, porque todos somos extranjeros de nuestro propio cuerpo, nadie puede
decir que el cuerpo es propio, somos todos trans porque somos exiliados del lenguaje, hay en cada
sujeto un rechazo del cuerpo, que es extraño. El tratamiento de cada rechazo es lo singular)
Quedamos acá
El goce, sin el valor útil que un significante pueda darle, como lo tenemos en los códigos jurídicos,
es algo que no sirve. “¿Qué es el goce? Se reduce aquí a no ser más que una instancia negativa. El
goce es lo que no sirve para nada”. Los códigos jurídicos se esmeran por contener las formas
correctas de hacer útil al goce. Por eso creo que dice “Asomo aquí la reserva que implica el campo
del derecho-al-goce. El derecho no es el deber. Nada obliga a nadie a gozar, salvo el superyó. El
superyó es el imperativo del goce: ¡Goza! Justamente allí se encuentra el punto de viraje que el
discurso analítico interroga”. El superyó obliga a gozar, inútilmente. De la ética de Aristoteles al
utilitarismo de Bentham no se ha hecho más que deslizamiento, que no es progreso sino rodeo. ¿A
qué se refiere con rodeo? ¿Hacer útil al goce es edificar una ética que acueste en la cama lenguaje y
ser que habla haciendo que ambos se abracen? ¿Esa ética es signo de amor? ¿Amor se refiere a la
posibilidad de acostar en la cama lenguaje y ser que habla? De esa cama se desprenden sueños. Y
escribe en la puerta esta frase: "Salgo, y una vez más, escribiré en la puerta para que a la salida
puedan tal vez recapturar los sueños que hayan hilado en esa cama. Escribiré la frase siguiente: El
goce del Otro, del Otro con mayúscula, del cuerpo del otro que lo simboliza, no es signo de amor”.
¿El goce del Otro? ¿El goce del cuerpo del Otro? ¿A qué se refiere con el goce del Otro?
Aquello que no entra en la eucronía, es decir en la línea del tiempo secuencias, es lo anacrónico, es
aquello que está fuera de tiempo, que vuelve a aparecer, que insiste, porque no está en la línea del
tiempo, en las etapas de la historia. Entones si siempre aparece un mismo elemento no habría
evolución, porque siempre se repite. En el sentido del utilitarismo el psicoanálisis es inútil. Porque
no tiene criterios de utilidad. Lacan utilizó siempre la ética de Aristóteles para interrogarla, partió
de ahí para interrogarla. Para interrogar si existía un bien. No son los bienes supremos del mundo,
lo que es útil es la ficción del mundo, las palabras son performativas. La versión aristotélica de la
utilidad te plantea cómo hacer para llegar al bien. El ethos de Aristoteles establece cómo llegar a la
felicidad. Y Bentham agrega que lo que hay no bienes sino ficciones, con las palabras hacemos
cosas, y ya hay entonces una utilidad mejor, porque con esa conseguimos mayor productividad.
Entones por eso Lacan dice que de Aristóteles a Bentham es un rodeo, un deslizamiento, y no un
avance. El goce es siempre inútil. Lacan va contra el progreso, muestra su punto de giro.
El derecho parece regular todo, excepto lo que ocurre en la cama. En la cama se muestra lo inútil
del derecho. Porque el goce mismo es inútil. Por eso dice, los dejo en esa cama. Hay dos campos, el
campo del goce, o sea de lo inútil, y el campo del signo de amor. El signo de amor no es el goce del
cuerpo del Otro.
El goce del cuerpo simboliza al Otro. Eso no es signo de amor. El amor es siempre recíproco. Por
eso a partir del inconsciente sabemos que el deseo es el deseo del Otro. El amor se trata de la
ignorancia del deseo. Aún designa la falla desde donde parte la demanda del Otro. Ahí se inscribe el
goce. Y no el amor. El amor no puede responder a la demanda del Otro.

II
“El amor ciertamente, hace señas, y es siempre recíproco”. Lo que entiendo es uno se dirige al otro,
y de este recibe en la misma medida. “Por eso hasta inventaron el inconsciente para percatarse de
que el deseo del hombre es el deseo del Otro, y que el amor, aunque se trate de una pasión que
puede ser la ignorancia del deseo, no por ello es capaz de privarlo de su alcance. Cuando se mira de
cerca, se pueden ver sus estragos”. Los estragos en el amor se ven cuando una persona quiere ser
todo para la otra persona, y no puede soportar que esa persona pueda tener otra cosa de deseo que
una persona. Son esas personas que dicen “pero no me miró a mi, estaba con el celular, me falta el
respeto”. El estragado no soporta la falta de relación sexual, e intenta hacer escribir la relación
sexual. Si el amor es recíproco empieza a ser terrible.
Entiendo que el deseo estaría entre el ser que habla y el lenguaje. En esa hiancia está el deseo, en
esa falta, que es inconsciente y que es la falta del Otro. El amor tapona esa hiancia, ilusionando con
la juntura, el apareamiento entre ser y lenguaje. El amor es recíproco porque cada cosa que sucede
el sujeto la interpreta en función de su propio vínculo con el objeto a. Por ejemplo, le envío un
mensaje a otro, no me lee, y entonces uno empieza ya a decir “ah no me quiere, no me responde, no
le importo”, y cuando lo lee y no le responde se empieza a pensar “claro, no le gusto”. Y a lo mejor
puede ser que no tiene su celular esa persona, que lo está cargando, que está trabajando. Entonces
siempre se va a buscar el objeto a en el otro. El deseo del hombre es el deseo del otro. Eso significa
que el otro tiene una falta, y por eso hay lugar para desear. Por eso el amor es recíproco. Porque al
otro le falta algo, y eso transmite la posibilidad de desear para otro.
Sin embargo, por más que el amor tapone esa hiancia, no detiene al inconsciente, no alcanza a
taponar el deseo. Pero cuando deseo y amor se miran de cerca, se pueden ver los estragos del amor.
“[…] el amor pide amor. Lo pide sin cesar. Lo pide... aun. Aun es el nombre propio de esa falla de
donde en el Otro parte la demanda de amor. ¿Entonces, de dónde parte lo que es capaz, de manera
no necesaria y no suficiente, de responder con el goce del cuerpo del Otro? No es el amor. […] es el
amuro. El amuro es lo que aparece en señales extrañas sobre el cuerpo. Son esos caracteres sexuales
que vienen de más allá, de ese lugar que creíamos poder escudriñar en el microscopio bajo la forma
del germen; del cual quiero señalarles que no se puede decir que sea la vida ya que también acarrea
la muerte, la muerte del cuerpo, porque lo repite. De allí le viene el aun en-cuerpo” Homofonía
entre encore (aun) y en-corps (en-cuerpo). “Es falso, pues, decir que hay separación del soma y el
germen, ya que, por hospedar este germen, el cuerpo lleva huellas. Hay huellas en el amuro”. El ser
del cuerpo no es más que huellas. Que sea sexuado, es secundario. Y de estas huellas no depende el
goce del cuerpo porque el goce del cuerpo simboliza al Otro. En la capilla de Saint-Anne dio las
clases sobre hablo a las paredes. El Uno solo depende de la esencia del significante.
“El amor ¿es -como lo propone el psicoanálisis con audacia increíble ya que toda su experiencia se
opone a ello, y demuestra lo contrario- hacerse uno? ¿Es el Eros tensión hacia el Uno?”. Entiendo
que el psicoanálisis propone que el amor no es hacerse Uno, Eros tensiona la ilusión de unidad.
“Hay Uno, con este enunciado sustenté mi discurso el año pasado, y ciertamente no para abundar en
esta confusión original, pues el deseo no nos conduce más que a la mira de la falla donde se
demuestra que el Uno sólo depende de la esencia del significante”. Entiendo que Hay de lo Uno se
refiere a la esencia del significante, mientras que el deseo se refiere a la falla del mismo. Entre Uno
y Goce hay una hiancia. Hay de lo Uno el primero está lo uno, ya no el S1, sino el uno agujero. No
uno de unidad. Lo Uno es lo último que hay, lo único que hay, es lo que no tiene significación, lo
que no cambia, lo que queda. Puede cambiar el hábito, se puede mejorar en un análisis, se puede
pasar lo anacrónico a lo eucrónico, pero lo Uno queda. Lo recíproco es hacer equivalentes dos
cosas. Por ejemplo cuando se dice también. El grupo de investigación hace las cosas equivalentes,
es lo que no hay, una cifra en menos, porque se va construyendo con lo que no hay. En cambio en el
cartel es con la cifra en más, es la marca, es lo que hay, eso que me está inquietando, por eso el
cartel permite la cifra. ¿Cómo dice Frege que nace el Uno? Siempre se parte del cero, del vacío, del
elemento vacío que hay en el conjunto. A eso le llamamos precisamente Element vacío, entonces ya
tenemos dos elementos, el vacío y el 1, porque es 1 elemento vacío, entonces tenemos dos. El 1 es
el significante que se le pone al 0. El 0 es la falta en ser. El 1 es el significante uno. Entre 0 y 1
tenemos la unicidad de la identificación. Es el significante que ilumina a luz rasante la modalidad
de goce, es el empuje del sujeto a hacerse representar por un significante.
El rasgo mío podría ser cifrar algo del Uno. Eso es lo mío singular.
El goce está en relación con la falta del otro. ¿tiende el amor hacia el Uno? Lo Uno es lo opuesto al
goce. El Uno depende de la esencia del significante (fallido). Por lo cual, siempre se pasa por el
deseo del otro. Entiendo que hay un agujero, una abertura, entre el ser del goce y el Uno. “Si
interrogué a Frege al comienzo fue para tratar de demostrar la hiancia que hay entre este Uno y algo
que depende del ser, y tras el ser, del goce”.
“Puedo contarles un cuento, el de una cotorra que estaba enamorada de Picasso. ¿En qué se notaba?
En la manera como le mordisqueaba el cuello de la camisa y las solapas de la chaqueta. En efecto,
la cotorra estaba enamorada de lo que es esencial al hombre, su atuendo. Esa cotorra era como
Descartes, para quien los hombres eran trajes que... paseaban. Los trajes, cuando se les deja
vacantes, prometen bacantes”3
La cotorra de Picasso estaba enamorada del atuendo. O sea, de lo que es esencial al hombre: lo que
le falta. Esa cotorra era como Descartes, para quien los hombres eran trajes, cuerpos, que paseaban.
“Los trajes, cuando se les deja vacantes, prometen bacantes” (13). Si decía que el goce del cuerpo
simboliza al Otro, o sea el goce del cuerpo simboliza la falta de significante en el Otro, y que eso no
es signo de amor, la falta del cuerpo del otro produce adoración ideal, enamoramiento. El amor
tiende a lo que suplanta la falta en el cuerpo del otro, pero siempre falla, por eso no es signo de
amor. Como la cotorra, que se identificó con Picasso vestido. El atuendo, lo que falta en el otro, es
el objeto a. De este objeto se enamora el sujeto. “Lo que hace que la imagen se mantenga es un
resto” (14). El amor es narcisista, porque pretende ser aquello que haga que el otro se sienta
completo. El resto, el objeto perdido, es la causa del deseo del otro, y a la misma vez, el sostén de
su insatisfacción y hasta de su imposibilidad. El amor es impotente, aunque sea recíproco, porque
ignora que no es más que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce a la imposibilidad de establecer
la relación entre dos sexos. Picasso desnudo sería el Uno. Vestido sería la identificación. En el
espejo cóncavos y el ramillete invertido, Lacan demuestra que hay algo que no entra en la imagen,
algo que no se ve, pero que es necesario para que se arme la imagen. Entonces el objeto a queda
dejar de i(a), debajo de la identificación. El resto sostiene la imagen.
“Pero esto no es más que un mito, un mito que viene a converger con la cama de hace un rato”.
Entiendo que el amor y el Uno, son como el ser y el lenguaje, se quieren acostar pero siempre hay
dificultades. Una cosa no puede identificarse con la otra, cuando parece haber relación de
equivalencia deja de haber identificación. “Gozar de un cuerpo cuando ya no hay traje deja intacta
la pregunta acerca de lo que configura al Uno, es decir la de la identificación. La cotorra se
identificaba con Picasso vestido”. La pregunta por la identificación es la pregunta por lo que
configura al Uno, es decir, su vestido, su lenguaje, el amor. Por eso dice: “Pasa lo mismo en todo lo
tocante al amor”.
“El hábito ama al monje, porque por eso no son más que uno. Dicho de otra manera, lo que hay
bajo el hábito y que llamamos cuerpo, quizá no es más que ese resto que llamo objeto a”. Debajo
del lenguaje, debajo del vestido, debajo del amor, debajo del hábito está el cuerpo, está el objeto a,
está el goce, está el ser. Lo que hace que el amor se mantenga, es este objeto a. “Lo que hace que la
imagen se mantenga es un resto”. El objeto a es la causa del amor, lo que hace que este se
mantenga, en la medida en que es sostén de insatisfacción y hasta de imposibilidad de amar, pues el
amor es narcisista, lo que se ama en la otra persona es el objeto a, que se refiere a la causa del
deseo, lo que falta, en el sujeto mismo. “El análisis demuestra que el amor en su esencia es
narcisista, y denuncia que la sustancia pretendidamente objetal -puro camello- es de hecho lo que en
el deseo es resto, es decir, su causa, y el sostén de su insatisfacción, y hasta de su imposibilidad”. El
hábito es el fantasma. Porque el hábito siempre hace interpretar de la misma manera y no recuerda
que las palabras pueden significar más de una sola cosa en la que se ha caído bajo la interpretación.
El motor del hábito es el objeto a.

3 Las bacantes eran mujeres griegas adoradoras del dios Baco. A veces se las confunde con las ménades, que eran las
ninfas que le servían. El culto al dios Baco fue asociado a la embriaguez, en la Antigua Grecia. El descubrimiento de la
cerveza y posteriormente el del vino fue asociado por los agricultores a un dios preso de la «locura divina». El
conocimiento del culto ha llegado hasta nuestros días de la mano de Eurípides y su obra Las Bacantes. Las bacantes
subían en procesión a un monte solitario y durante unos días, sin contacto con hombre alguno se lanzaban a un
desenfreno de alcohol, misticismo y alucinógenos. El rito contenía muchos elementos salvajes y arcaicos, como
despedazar a pequeños animales vivos y comerlos. Pero también mucho contenido erótico: Eurípides cuenta que
pasaban noches enteras bailando desnudas, excitadas en un éxtasis no sólo alcohólico. Se suponía que dichas prácticas
fomentaban la fertilidad, y las matronas hacían de sacerdotisas proporcionando alcohol y drogas alucinógenas a las
jóvenes. La leyenda afirma que recorrían los bosques insinuándose y lastimando a los hombres que encontraban. La
danza de las ménades era el rito central de las ceremonias. Todo ello tenía como objetivo que las mujeres obtuviesen el
«entusiasmo» (que etimológicamente significa la ‘entrada de Dios’) en la iniciada. Las mujeres que creyeran que habían
hecho el amor con los dioses se consideraban afortunadas y protegidas. Entonces a las bacantes se asocia algo del orden
del exceso en la sexualidad, y este en la medida en que la mujer no encuentre a un hombre.
El amor es recíproco en tanto se dirige al Otro para que retorne la evidencia de que está en relación
con su objeto a, objeto que nunca se alcanza y de ahí su impotencia. “El amor es impotente, aunque
sea recíproco, porque ignora que no es más que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce a la
imposibilidad de establecer la relación de ellos. ¿La relación de ellos, quiénes? -dos sexos”
Homofonía entre deux (dos) y d'eux (de ellos). Con esto se responde a la pregunta de si el Eros es
tensión hacia el Uno, y sí, es tensión hacia el Uno. Además de la imposibilidad de establecer la
relación entre los dos sexos, también se podría pensar que es imposible establecer la relación de
ellos, sujeto y objeto.
El Uno del cuerpo es el amuro, es las marcas, las huellas, eso escrito que va quedando en el cuerpo,
ese es el goce del cuerpo, hay de lo Uno, el enigma, lo que no se conecta. Este Uno es el de la
relación sexual, que no existe, que no hay, esta es la última enseñanza de Lacan. Y el otro Uno es el
significante que unifica el Yo, el de la estructura de dos significantes que se articulan, el del
narcisismo, la gestalt, que unifica la imagen. Este Uno, el del significante, es el que unifica en el
amor, ahí tenemos neurosis o psicosis. Leer los signos del goce

III

Leemos capitulo la identificación primordial pag- 149 de los signos del goce. Ahí Miller trabaja una
insignia que está para hacerse representar por el otro y otra que está como uno solo. La
identificación la representación y el ideal del yo (que es eso desde lo cual el sujeto se mira, por
ejmplo, yo soy tal cosa) están en el mismo campo. “el significante vale como insignia siempre y
cuando esté suelto, es decir, fuera del sistema” (p. 149, Miller los signos del goce). “Yo diría que
hay dos S.: el S, solo y el S2 articulado con el S2. […] la insignia es aquello por medio de lo cual el
sujeto está representado ante el Otro. La insignia es allí un significante mediador, civilizador” (p.
150). El símbolo es lo que un sujeto representa para otro símbolo, está de lado del significante. Pero
puede haber significantes que valgan como signos. El S1 solo es signo. El significante es aquello
que sirve para que un sujeto se haga representar en el campo del otro , lo extrae de ese campo con
eso se presenta. Entonces por ejemplo, soy adicto, con eso entra en una categoría en el campo del
otro. El S1 queda en el medio de ambos conjuntos, porque está en la intersección, en la reunión, en
el medio donde se comparte el mismo elemento entre ambos círculos, la intersección es la
extracción de los elementos comunes. En cambio si decimos unión, se adiciona una cosa con otra y
ya se forma un uno, una unidad, donde no hay diferencias entre lo que aporta un círculo y el otro, es
todo uno. Todo significante está articulado, porque se edifica sobre un significado, y el significado
es otra palabra. Lacan dice que el neurótico se pierde en el mar de los nombres propios (soy de
river, de boca, religioso, k, macri, adicto, lo que fuera, el nombre que fuera) y está por otro lado el
nombre de goce. “el sujeto deviene significante, lo cual califica a la insignia como diferente de la
representación” (p. 153 los signos del goce). La intención es las condiciones para pertenecer a ese
conjunto, pr ejemplo para pertenecer al cartel, que tenga deseo de estudiar uuuf hay muchos, que le
guste el psicoanálisis, uuuf hay muchos, y la extensión es el elemento que constituyen ese conjunto,
es decir el nombre de cada uno. Para IPA hay una definición en intención de lo que es un analista,
tiene que tener título universitario, haberse analizado con un analista didacba Durante 10 años, tres
veces por semanas. En cambio para Lacan el analista se define en intención por el vacío, una
pregunta, ¿qué es un analista? Y se responde en extensión, este que se llama tal es un analista, este
otro es un analista. La ciencia no se erige como una verdad absoluta, el falsacionismo de Popper
indica esto, se acercan a una verdad pero dudan de que sea absoluto, no es una religión. Todo
conjunto tiene un vacío, porque gracias al vacío se ponen ahí los elementos, entonces los elementos
se agregan al vacío. Cuando el significante queda solo, pierde su valor de res pensante. Como el
chiste de pinchame! De Miller, queda solo y ahí toma otro valor

6/3
No hay génesis sino de discurso dice Lacan en p. 19 de seminario 20, es que el sujeto nace en la
hiancia, y por eso no hay en el lenguaje una palabra que pueda decir definidamente sobre su
sustancia. El discurso analítico no es como la filosofía que estudia al ser, a la sustancia. No vamos a
buscar el dentro del ser, sino en la superficie, en la topología, en el relieve eso que no está, sino que
surge en la hiancia. Eso que suspeora, el goce, es lo que sirve para nada, pero que igual suspira, se
reitera… pregunta ¿espacio y superficie? ¿sustancia gozante? Primer parte de párrafo habla del
nacimiento el sujeto en la hiancia, y segunda parte del goce, que sería lo nuevo. Concepto del uno
como preludio. p. 24 y 25 para la próxima o sea cap 2

Cap. 2. A Jakobson
Jakobson fue un linguista ruso. Le interesaba el fonema como la instancia mínima del lenguaje.
Lacan en la instancia de la letra equipara fonema a letra. Jakobson dice que existen dos directrices
semánticas: un tema puede seguir al otro por semejanza o por contigüidad (metonimia). De este
linguista Lacan toma el concepto de shifter para diferenciar yo moi y yo je. La otra cuestión que le
interesa es la doble cara del signo, y trabaja con las categorías de los opuestos que siempre son
simétricos. Este lingüista creía en la estructura binaria del signo, es decir una estructura de
reciprocidad y simetría que no solo construye categorías de opuestos sino también una relación de
complementariedad entre una palabra y una cosa. Esto es algo que Lacan va a abandonar a partir del
seminario 17 cuando introduce el goce en los discursos.
Por eso empieza diciendo que le parece difícil no hablar neciamente del lenguaje, porque ya no cree
en la existencia del lenguaje, no hay comunicación, hay no-todo. Necedad es demostración de poca
inteligencia. Así es como califica a estos linguistas.
Dice irónicamente que no hace lingüística sino lingüistería para que no esperen que el uso que haga
de la inguistica sea el que todos los lingüistas hacen, un uso científico, porque lo criticaban por el
mal uso de la lingüística como ciencia del lenguaje, mal uso porque Lacan invirtió los términos del
signo lingüístico ubicando sobre la barra al significante, es decir primacía del significante por sobre
el significado, y elimina la elipse que los haría recíprocos. No solo los linguistas hablan de
lingüística sino también el psicoanalisis se puede servir de esta ciencia y hacer los virajes necesarios
en esta ciencia para que sirva como aporte y que le permitan desarrollar el concepto de
inconsciente.
“Mi decir que el inconsciente está estructurado como un len- guaje, no pertenece al campo de la
lingüística. Es una puerta abierta sobre lo que verán comentado en el próximo número de mi bien
conocido aperiódico bajo el título L'Etourdit-d,i,t- (El Distraidicho)” (p. 24).
Estos neologismos empiezan a poblar la enseñanza de Lacan precisamente para dr cuenta de que el
lenguaje equivoca y que a partir de ahí se revela el goce, en esa letra, y no en una palabra con
sentido.
¿POr qué articula Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha.? Entre lo que
se dice y lo que se quería decir hay un agujero. Por eso no va a hablar de que usa lingüística par
dejarle ese campo a los lingüistas puros, sino que lo que él hace es lingüistería.
La negentropía..
Una nueva forma de amor, la gente que aplaude a los médicos, nuevos sentidos de comunidad
versus el rebaño epidemiológico … otras formas de comunidad, comunidad solitaria… sobre una
idea de la comunidad de los soltiarios.. ruinas de poul royal…pascal quignard…
Ver Edipo peste que ataca a tebas..
¿Qué significa “el amor es signo de que se cambia de discurso”?
Amor de transferencia , Freud
¿cómo hacer un lazo que incluya algo de ese solo absoluto? Lo único que tenemos en común es la
soledad.

3/4
Soledades counitarias. Esto de la pandemia nos revela el Uno de cada uno pero no el del
capitalismo, sino el uno en comunidad. Cada análisis comienza por su soledad, mientras el sujeto
tenga a su síntoma como partenatire, no estará solo. El problema es cuando algo cojea. Antes de
esta cuarentena estábamos solos, pero ahora es otra soledad.
Ruina, resto, con el resto se puede hacer algo, se puede hacer el sinthome. Es lo más singular, lo
más solitario de cada uno, pero con lo que uno hace lazo.
Neutralidad distinto a abstinencia. Neutro no, pero abstinente sí en el sentido de que está advertido
de la relación con su propio inconsciente. El analista revela que el analizante no está tan solo. En el
análisis no se busca tanto el partenaire en el analista sino el sinthome en el analista. Soledad no
significa que haya nada que hacer sino la oportunidad de inventar un nuevo arreglo sintomático, y el
psicoanálisis puede tener un papel importante en eso. El psicoanalisis es síntoma de su época en la
medida en que si algo de la cotidianidad ha caído, si algo de la soledad se ha revelado, es la
oportunidad de nuevos arreglos. El psicoanalista como síntoma va contra lo real de la época. El
psicoanálisis va en contra del sentido y en contra de lo real. Freud lo dice en “Puntualizaciones
sobre el amor de transferencia”:
El psicoterapeuta analista debe librar así una lucha triple: en su interior, contra los poderes que
querrían hacerlo bajar del nivel analítico; fuera del análisis, contra los oponentes que le impugnan la
significatividad de las fuerzas pulsionales sexuales y le prohiben servirse de ellas en su técnica
científica; y en el análisis, contra sus pacientes, que al comienzo se comportan como los oponentes,
pero que luego dejan conocer la sobrestimación de la vida sexual que los domina, y quieren
aprisionar al médico con su apasionamiento no domeñado socialmente. (p. 173).
Leemos punto 2 de cap. 2 para próxima
Los anagramas Lacan los utiliza para hacer jugar la interpretación, lo sonoro, la letra, para mostrar
la distancia entre lo dicho y lo escrito, lo que se hace escuchar. Escuchar y leer están en la misma
línea
La candela, ¡enciéndela! ¡Cantos! Ficciones y cantos podrás leer en la cantera de las palabras.
¡Enciéndela ya! Que oscuro es el campo del lenguaje si la candela no enciendes ya. ¿Qué letra, qué
germen podrá brotar?
Lacan de la ….Enciéndela Jaqcues oscuro…. Si Lacan dela no enciendes ya..

Poema de Borges: “Los ríos” Habla de que toco cambia, el Unotiene esta vertiente, lo del cambio, el
río simboliza el cambio. Heráclito decía esto, Borges lo cita. A contrapelo de lo que decía
Parménides , que decía que la sustancia no cambia. Son dos maneras de ver el Uno, lo que cambia y
lo que no cambia.

Pag. 30

Estructura es la relación, el tipo de relación que hay entre s1 y s2 hace efecto de sentido. Cómo se
van a relacionar esos dos significantes. Hay relación arbitraria.

Das könnte Ihnen auch gefallen