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“Con la introducción de la enfermedad por el coronavirus del 2019 (COVID-19) en la mayoría de los
países del mundo, y ante la falta de una cura o vacuna, la información es una herramienta vital
para que las personas adopten las medidas de prevención existentes para protegerse y salvar
vidas”.
Así comienza, un documento elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), dirigido a
periodistas de todo el mundo.
Los trabajadores de la prensa no sólo deben conocer el mismo, sino, además, dar un seguimiento
responsable a las noticias que sobre este fenómeno se vayan produciendo en los ámbitos médicos
y de toma de decisiones políticas sobre las medidas sanitarias adoptadas.
Será, entonces, este conocimiento informado, el que permitirá, en definitiva, producir una
información periodística de calidad que se aleje de los inevitables rumores que este tipo de
situaciones genera entre la población.
La cuestión de la calidad de la información que se produzca tiene, como ha sido siempre deseable,
un contenido de responsabilidad ética ineludible.
Pero, en el escenario actual, donde los monopolios informativos han sido drásticamente alterados
por la emergencia de las redes sociales y el flujo de información que en ellas circulan, este
compromiso ético, por parte de los medios de prensa, cobra una nueva dimensión que enfatiza las
responsabilidades necesarias.
Desde el 13 de marzo, fecha en que fuera anunciada, por el Poder Ejecutivo, la declaración de
“emergencia sanitaria”, las noticias sobre el Covid-19, dejaron de pertenecer al “área” de las
noticias internacionales y comenzaron a invadir, no sólo las áreas destinadas a la “salud” en
general, sino a la “política”, en particular.
Los informes diarios del Sistema Nacional de Emergencia (SINAE), tienen un formato compacto, en
ellos se informa sobre: cantidad de testeos realizados en el día, discriminando de ellos los
positivos de los negativos, cantidades de test realizados desde el día de declaración de la
“emergencia sanitaria” y acumulados en este sentido de los “negativos” y los “positivos”.
Esta primera parte de la información, permite documentar cómo se han ido haciendo efectivas las
medidas de pesquisaje señaladas por la autoridad sanitaria y sus resultados.
Inevitablemente, su comportamiento, implica la posibilidad de analizar si los “protocolos”
elaborados para la realización de los testeos, se están cumpliendo o si la realización de los mismos
tiene un comportamiento “irregular” o “discrecional”.
Una de las lecturas posibles a partir de esta primera información, es conocer, por ejemplo, cuántos
test se han realizado cada cierto guarismo poblacional.
Esta medida, no debe ser leída, literalmente porque una misma persona pudo haber sido sometida
a más de un testeo.
Si no se entiende, que una persona puede ser sometida, en más de una ocasión al test, como
efectivamente pasa, puede llegarse a la conclusión errónea de que las cifras dadas no son
congruentes, pero esta es, justamente, la lectura literal que no debe realizarse.
El resto del informe del SINAE, hace referencias a cantidades de internaciones, diferenciando las
mismas en tipos de unidades, un dato nada menor porque permite analizar el porcentaje, por
ejemplo, de camas de CTI que estarían siendo utilizadas.
Además de la información aportada por el SINAE, existe otra fuente de información relevante.
En este caso, las informaciones disponibles hacen referencia a: casos en el país (entendiendo por
tales los casos activos que se calculan como los casos acumulados menos los recuperados y
fallecidos), la distribución de casos según sexo y grupos etáreos, el registro de casos confirmados,
recuperados y fallecidos, el porcentaje diario de ocupación de camas de CTI, así como los casos
testeados por días, discriminados en “positivos” y “negativos”.
Del mismo modo existe, en esta página, información de distribución de los casos según barrios de
Montevideo y de la denominada “zona metropolitana”, lo que permite entender, por ejemplo,
como han operado las formas de relacionamiento social entre grupos sociales en la dinámica de
propagación del Covid-19 hasta el día de hoy.
La página incorpora información sobre la pandemia en el mundo, así como “simulaciones” y
avances que se vienen produciendo en el mundo sobre el Covid-19.
En este sentido se elaboran tres tipos de escenarios: “sin distanciamiento social”, “con
distanciamiento social medio” y con “distanciamiento social fuerte”.
Con relación a estos posibles escenarios se señala: “Más que predecir valores absolutos de
número de casos y hospitalizaciones, las simulaciones presentadas aquí tienen el propósito de
ilustrar que la disminución de la transmisión del virus a partir de la implementación de medidas de
distanciamiento social tiene un gran impacto positivo en el control de la epidemia”.
Conocer este conjunto de datos, a la hora de informar a la población, resulta una herramienta
imprescindible y por su intermedio, se asegura la producción de una información basada en las
evidencias disponibles, sin que ello signifique, abandonar cualquier perspectiva crítica de las
decisiones políticas que las hacen posibles.
Pero es, en principio, un relevante ejercicio de responsabilidad y ética periodística al cual todos
deberíamos adherir.