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PROCESO MONITORIO DOCUMENTAL Y PURO – JOSE MARIA QUÍLEZ

MORENO

Hasta el momento, se ha estudiado esta definición que muchos han pasado de


largo, por parecer sencilla y sin ningún tipo de dificultad a la hora de comprender
la diferencia, entre ambos modelos, pero lo cierto es que era necesario entender el
origen de esta clasificación y sus incidencias prácticas para continuar desdibujando
una concepción errónea del monitorio, que ha sido desarrollada por la doctrina,
durante muchos años, y es por esto, que no solo se pensó en la visión que se tenía
en el tiempo desde algunos países suramericanos, sino además en Europa y más
específicamente en España.

Para desarrollar lo concerniente al monitorio, desde la visión de aplicación de


España, primero es importante entender que al igual que en Colombia, en este
país, se utiliza un monitorio, que no responde a ninguno de los dos modelos que
se han desarrollado hasta ahora, y que no se podría decir entonces, que es
netamente documental o puro. Pero… ¿Cuál es la gran diferencia entre estos dos
tipos de monitorio para el caso de España?

Según el profesor, JOSE MARÍA QUÍLEZ MORENO, “En términos generales, la


diferencia entre ambos tipos de procesos monitorios, estriba en la necesidad de
que, junto a la petición o demanda monitoria, se acompañe algún tipo de
justificación documental de la pretensión”. 1 Respecto de esta definición, primero
hay que partir de la idea de que justificación y prueba es algo diferente, por
cuanto la justificación siempre estará presente para que pueda iniciarse el
monitorio, o por ejemplo, en el caso colombiano, si el juez evidencia en la
afirmación de los hechos, y la verificación de requisitos de forma y de fondo, que
no hay razón para iniciar el mismo, pues abiertamente tiene la opción o de
inadmitir o de rechazar la demanda. Cuestión diferente, es que la justificación de
algo, deba ser probada, mediante la utilización de un documento, como en el caso
del deudor en Colombia, que para oponerse deberá, probar los hechos que
sustentan dicha actitud.

En relación a la cognición, y a la tutela del crédito del acreedor frente al deudor es


importante mencionar lo que podría ser en el caso español, una diferencia entre un
modelo y otro que tiene razón en la presencia o ausencia de pruebas exigidas por

1
QUÍLEZ MORENO, JOSE MARÍA. El Proceso Monitorio: estudio doctrinal, jurisprudencial y futura
realidad de la e-justicia. España, 2011, p. 125
el legislador, tanto para iniciar el monitorio por parte del acreedor, como para
oponerse frente al requerimiento de pago por parte del deudor:

“En el llamado modelo documental, cuyo máximo exponente es el proceso


monitorio italiano, el órgano jurisdiccional realiza una actividad de cognición plena
en orden a declarar el carácter incontestable del documento de crédito
examinando si al demandante le corresponde la reclamación entablada. En
cambio, en el modelo germánico o llamado puro, el mandato de pago se elabora
con la advertencia de que el órgano jurisdiccional no ha examinado si al titular del
crédito le corresponde la reclamación entablada. Tales modelos de proceso
monitorio (documental y puro) configurarían el llamado proceso monitorio con
prueba o sin prueba, respectivamente.2

De esta definición, es bastante llamativo el hecho de que a pesar de que en Italia,


según lo explica, el maestro, PIERO CALAMANDREI, existía para ese entonces un
proceso documental, que era muy parecido en su forma al monitorio, mas no
existía el monitorio documental, consideran a Italia, como el lugar donde este
modelo se aplica por excelencia desde la Edad Media. En segundo lugar, hablar de
cognición plena, frente al acto procesal con el que se inicia el monitorio, sería
tanto como decir, que el juez desde ese momento tiene una certeza, que no
tendrá en cuenta la forma en como el deudor ejerza su derecho a la contradicción,
aspecto que no se comparte hasta este momento. Una cosa es la apariencia de
derecho entendida desde un marco de acción que busque la tutela jurisdiccional
efectiva, y otra muy diferente, que el juez frente al estudio de lo que afirme el
acreedor, con base en un documento ya pueda tener certeza de lo que pueda ser
incluso controvertido con otro documento, en poder del deudor.

Además, modelos como el desarrollado en Colombia, en donde se le permite al


acreedor optar por iniciar el monitorio, con base en su afirmación, o además
sustentar la misma en un documento que se tiene como prueba, no se hicieron
para que el juez emita requerimientos de pago, sin pensar en que al titular del
crédito no le corresponde la reclamación entablada, si fuera así, el monitorio,
terminaría tornándose desde muchas perspectivas como una forma para no
cumplir con efectividad la tutela del crédito con base en la economía procesal y la
aplicación del principio de celeridad bien concebido.

Sin embargo, ¿Se puede considerar al monitorio puro como aquel modelo en
donde no existe como sustento de la afirmación del acreedor un medio de prueba?
2
QUÍLEZ MORENO, JOSE MARÍA. El Proceso Monitorio: estudio doctrinal, jurisprudencial y futura
realidad de la e-justicia. España, 2011, p. 126
Para responder esto, hay que entender el Derecho Probatorio, desde diferentes
horizontes y contextos. Si se pensara en Colombia, en donde de forma reiterada se
ha dicho que el juramento es concebido como medio de prueba, el concepto,
anteriormente desarrollado perdería validez, lo que puede ser diferente, en el caso
de España.

Otro de los importantes temas relacionados con la clasificación del monitorio en


documental y puro, es la oposición. Para entender de forma clara una visión de lo
que al respecto se ha dicho en España pues es necesario partir de lo siguiente:

“En el llamado proceso monitorio documental, la oposición formulada por el


deudor tendrá la virtualidad de abrir un juicio contradictorio en el que el tribunal,
valorando las excepciones alegadas por aquél, decidirá si las mimas tienen la
entidad suficiente como para demostrar la falta de fundamento de la pretensión
del acreedor, o si, por el contrario, las pruebas aducidas y proporcionadas por este
último deben ser mantenidas y, en consecuencia, debe recuperar su eficacia la
orden de pago dictada. Desde la otra perspectiva, en el llamado monitorio puro la
oposición del deudor al mandato de pago hace finalizar el proceso monitorio, y
provoca la apertura de un nuevo y distinto proceso ordinario en el que no se
discute si debe o no mantenerse la orden de pago, sino que entra a decidir ex
novo la acción de condena pretendida por el acreedor, sin tomar en consideración
la orden de pago anteriormente emitida”.3

De lo anterior se puede vislumbrar, que en España, la oposición solo dará lugar a


un posterior proceso de cognición cuando sea inicialmente documental, caso
diferente al de Colombia, en donde a pesar de fusionarse inicialmente ambos
modelos para la presentación de la demanda por parte del acreedor, la oposición
“motivada”, dará lugar a que tenga inicio un proceso de conocimiento. Y la otra
consecuencia es que frente al silencio del deudor, se constituya el título ejecutivo,
y se inicie el respectivo proceso ejecutivo. Es decir la oposición en todos los casos
deberá ser motivada, pero no depende la siguiente etapa de si se presentó por
parte del acreedor una prueba documental o no, como en el caso explicado
anteriormente, por el profesor, JOSE MARÍA QUÍLMEZ MORENO.

¿El monitorio híbrido puede concebirse como un tercer modelo de la clasificación


del monitorio que parte de la tendencia actual del Derecho Procesal en diferentes
países del mundo?

3
QUÍLEZ MORENO, JOSE MARÍA. El Proceso Monitorio: estudio doctrinal, jurisprudencial y futura
realidad de la e-justicia. España, 2011, p. 126-127
Esta pregunta se ha venido respondiendo en muchos apartes de este capítulo, y lo
cierto es, que al parecer el monitorio, es una forma y no responde ni obedece a
ninguna clasificación, tal y como ha venido siendo desarrollada por la doctrina,
sino que es la misma legislación interna de cada país la que le atribuye
características específicas al mismo, por lo que se quiso estudiar la perspectiva de
esto, en España, sin dejar de lado, que si se pensara que es un tercer modelo,
pues es éste, el que viene siendo acogido por la mayoría de países, tales como
Colombia, Venezuela y España, pero a pesar de eso, entre los mismos, tienen
características diferentes.

Por último es importante resaltar, que en España, se ha tenido en cuenta la


incidencia de la tendencia actual de lo que pueda considerarse un documento, tal y
como lo explica el profesor, JOSE MARÍA QUÍLEZ MORENO 4, por cuanto, no cierran
la posibilidad de aportación de este medio de prueba asimilándolo simplemente a
la forma de un escrito, gran acierto, que debe ser tenido en cuenta, para el gran
sector de la doctrina, que aparte de considerar que el documental es un monitorio
de otro tipo, creen que existe taxatividad y tarifa legal al momento de aportar una
prueba que sustente ya sea la afirmación del acreedor o la oposición del deudor.

4
QUÍLEZ MORENO, JOSE MARÍA. El Proceso Monitorio: estudio doctrinal, jurisprudencial y futura
realidad de la e-justicia. España, 2011, p. 131-132

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