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El señor Oswaldo Pérez de las Salas fungía como ecónomo del Comando Aéreo de
Combate nº 3. El día 2 de octubre de 2008 la oficina de control interno llevó a cabo una
revista selectiva al economato, coincidiendo que en ese momento se había recibido un
pedido de abarrotes; el funcionario de control interno procedió a cotejar la factura del
pedido con los víveres recibidos, encontrando faltantes, los cuales fueron entregados
días después por el proveedor (…)En el caso concreto, el actor alega que con las
investigaciones, especialmente con la investigación penal por el delito de peculado, se
le causó un daño moral, se le afectó su buen nombre debido al escarnio público, así
como también, se le truncó el ascenso dentro de la carrera militar, sin que existiera
justificación alguna para el inicio de la investigación. (…) [L]a Sala encuentra que,
comoquiera que el Juzgado 121 de Instrucción Penal Militar en el momento para
resolver la situación jurídica decidió cesar el procedimiento, no puede tan siquiera
tenerse por acreditado un daño en los términos de lo que se ha considerado una
privación jurídica pues, en todo caso, para que esta proceda es menester que se
imponga una determinada medida de aseguramiento de las distintas que contempla la
legislación penal militar. Así por ejemplo, para el presente caso al que por la época de
su ocurrencia le aplica la Ley 522 de 1999 ya derogada, bien podría ser cualquiera de
las previstas en el art. 522 ejusdem, aspecto que, como se sabe, no ocurrió. Ahora
bien, en lo que respecta a un posible daño proveniente de la imposibilidad de ascenso
por parte del señor ST Oswaldo Pérez de las Salas, en virtud de las investigaciones que
por ese momento se adelantaban en su contra, la Sala, al igual que lo hizo el Tribunal a
quo, no encuentra ninguna prueba de la cual se pueda establecer la existencia del daño
alegado.
Por regla general, tal como lo dispone el art. 177 del C.P.C., incumbe a las partes
probar el supuesto fáctico normativo del cual se persigue un efecto jurídico deseado. La
jurisprudencia al desarrollar la noción de carga de la prueba, también ha tenido en
cuenta las consecuencias jurídicas que de ella se desprenden; así por ejemplo, ha
dicho: (…) «no existe un deber de probar, pero el no probar significa en la mayoría de
los casos la derrota» (…) quien pretende determinado efecto jurídico debe acreditar los
supuestos de hecho de las normas en que se ampara, luego, en general,
corresponde la carga de la prueba de los hechos que sustentan sus pretensiones, en
principio, al demandante, al paso que concierne al demandado demostrar los
sucesos fácticos en los cuales basa sus excepciones o su estrategia de defensa. Si
aquél no cumple con su onus probandi, la consecuencia que habrá de asumir será la
desestimación, en la sentencia, de su causa petendi; si es éste, en cambio, quien no
satisface la exigencia probatoria en punto de los supuestos fácticos de las normas
cuya aplicación conduciría a la estimación de sus excepciones o de los argumentos
de su defensa, deberá asumir, consiguientemente, una fallo adverso a sus intereses.
De tal forma que, aún en aquellos casos en que la jurisprudencia ha morigerado la regla
general de carga de la prueba, como sucede en materia de responsabilidad médica o
cuando hay lugar a la aplicación de un régimen objetivo, se ha mantenido a cuenta del
demandante un nivel básico de actividad probatoria, compatible con el ejercicio
responsable del derecho de acción. NOTA DE RELATORÍA: Sobre el tema, cita
sentencia de 4 de febrero de 2010, exp. 17720
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN B
SÍNTESIS
El señor Oswaldo Pérez de las Salas fungía como ecónomo del Comando Aéreo
de Combate nº 3. El día 2 de octubre de 2008 la oficina de control interno llevó a
cabo una revista selectiva al economato, coincidiendo que en ese momento se
había recibido un pedido de abarrotes; el funcionario de control interno procedió
a cotejar la factura del pedido con los víveres recibidos, encontrando faltantes,
los cuales fueron entregados días después por el proveedor. Por estos hechos
se levantó un informativo administrativo y se inició investigación por el presunto
punible de peculado por apropiación, la cual concluyó con cesación de
procedimiento en razón a que el hecho no existió. Por considerar que con dicha
investigación se le causaron daños, el señor Pérez de las Salas acudió en
demanda de reparación.
I. ANTECEDENTES
1. PRETENSIONES
1
La demanda fue presentada el 12 de noviembre de 2009 (fl. 58 anverso, c. 1) ante los
Juzgados Administrativos y asignada en reparto al Juzgado Segundo Administrativo del Circuito
de Barranquilla (fl. 60, c. 1), quien por razones de cuantía lo remitió al Tribunal Administrativo
del Atlántico, donde el 19 de febrero de 2010 se dictó auto admisorio y se surtió la notificación a
la entidad demandada (fls. 68-69, c.1) y, al procurador 118 ante el tribunal (fl. 65 anverso, c. 1).
en presuntos daños por el servicio público de administrar justicia, se le conceda
las siguientes pretensiones2:
7. Se puede concluir sin lugar a duda que la conducta asumida por el señor
mayor NEIRA PEDRAZA, vulneró de manera directa la moral y las buenas
costumbres del recurrente al ser tachado como si fuera un vulgar delincuente que
se apropiaba de un bien del Estado, por ello se tipifica su presunta conducta
punible como peculado por apropiación, con lo cual dentro de las investigaciones
generadas por el informe anterior le causaron perjuicios en su ascenso con lo
cual no solo sufrió un perjuicio moral sino patrimonial, ya que había cumplido con
los requisitos de antigüedad, capacidad intelectual, nueva Hoja de Vida, que son
los elementos básicos para ser propuesto ante la Junta Nacional de Calificación
y Clasificación que propone a los futuros Sargentos Mayores como un estímulo a
su trascendencia en la vida militar, no queda duda que la omisión generada de la
falta de verificación y comprobación de la información verbal suscrita por el civil
EVERTH RAMÍREZ, imputándole al actor la inexistencia (sic) de una conducta
carente de acervo probatorio.
1.1. Los hechos. En la demanda se dijo que el señor Oswaldo Pérez de las
Salas fue vinculado a una investigación por el presunto delito de peculado por
apropiación a raíz de un informe del mayor Javier Neira Pedroza, Jefe de Control
Interno de la Base Aérea BACOM III, que a su vez, se fundamentaba en el
informe verbal rendido por Heber Ramírez, quien también se desempeñaba en la
oficina de Control Interno y el día de los hechos (2 de octubre de 2008) pasaba
2
Lo enunciado como pretensiones de la 1 a la 5, corresponde a una descripción del acontecer
fáctico.
3
Las pretensiones se complementan con el acápite de estimación cuantificada de los perjuicios,
donde solicita el reconocimiento por perjuicios morales de 300 s.m.l.m.v. para sí y para sus
familiares cercanos (esposa, dos hijos, madre (25 s.n.l.m.v. para cada uno de ellos) , 4
hermanos (15 s.m.l.m.v. para cada uno de ellos) y el propio demandante 140 s.m.l.m.v..
Asimismo, 200 s.m.l.m.v., distibuídos así: esposa, hijos y madre, de a 15 s.m.l.m.v., para cada
uno; para sus hermanos 10 s.m.l.m.v. para cada uno y 100 s.m.l.m.v. para el actor.
Por indemnización futura solicitó el equivalente a 100 s.m.l.m.v., para un total de 600 s.m.l.m.v.
por el sitio donde se recepcionaba un pedido de víveres y que al confrontarse la
factura de dicho pedido con la orden de requisición, se pudo comprobar que
habían algunas inconsistencias y/o faltantes, lo cual era normal y de pleno
conocimiento por parte del Subcomando de la Base Aérea, pues esto ocurría con
todos los proveedores, en razón a lo cual Oswaldo Pérez le sugirió a Everth
Ramírez ubicar telefónicamente al proveedor Marcos Díaz Plata, respondiéndole
el señor Ramírez a Pérez que ese era su problema y viera como arreglárselas,
retirándose del lugar y yendo directamente a la oficina del mayor Neira a
informarle de estos hechos.
Señaló que también fue vinculado a una investigación disciplinaria (Rad. 046
CACOM III 2008) y a una investigación administrativa (rad. 197 CACOM III
2008). Adujo que en desarrollo de tales investigaciones se omitió un verdadero
control a las falencias generadas por el faltante de los víveres y se omitió tomar
los respectivos correctivos con relación al contratista como, por ejemplo, hacer
efectiva la póliza de garantías del contrato, hacerle los llamados de atención o
preavisarle una revocatoria del contrato, pues se contaba con mecanismos para
sancionar ejemplarmente al contratista infractor. Señaló que el día de los hechos
los víveres entraron normalmente con el visado del oficial de control (Teniente
Velásquez) y del supervisor del contrato (Capitán Cardona) y que, con
posterioridad el contratista enmendó su error remitiendo con una factura adjunta
el faltante.
Señaló que conforme al art. 67 del C.P.P., que se aplica por remisión del art. 18
del C. Penal Militar, existe un deber de denuncia y de no haber adelantado la
investigación se hubiera configurado una conducta reprochable por omisión de
denuncia.
Recordó que, por un lado, mediante providencia que resolvió la situación jurídica
resolvió cesar el procedimiento administrativo y, por otro, también se decidió
decretar el archivo de la indagación preliminar, lo cual viene a indicar que no
existió una falla, ya que no puede tenerse por tal el deber de investigar cuando
en un primer momento existían pruebas que se ajustaban a esa etapa judicial
para buscar el esclarecimiento de la verdad.
Respecto del daño y su antijuridicidad, recordó que el daño debe haber sido
generado por un hecho que contravenga el ordenamiento jurídico y, en tal
sentido, la investigación no fue antijurídica porque obedeció al mandato penal
Militar4 y se resolvió debidamente con el análisis de todas las pruebas
4
En sustento, citó un aparte de la sentencia del Consejo de Estado, Sección Tercera, del 12 de
marzo de 2006, exp. 14408, C.P. Alier Hernández, conforme a la cual” no puede considerarse
que el Estado deba responder siempre que cause inconvenientes a los particulares, en
recaudadas hasta alcanzar el grado de certeza exigible para absolverlo de todos
los cargos. En este caso los factores y circunstancias obligaron a los
funcionarios instructores a adelantar las investigaciones necesarias para
dilucidar la real o presunta participación de Oswaldo Pérez de las Salas en los
hechos, habida cuenta los graves indicios que sobre él recaían y, que luego de
conjugar todas las pruebas recaudadas se tomaron las decisiones pertinentes.
De esta forma, consideró que Osvaldo Pérez estaba obligado a soportar las
incomodidades que le causó la investigación y que si considera que la denuncia
fue infundada, tal hecho debe alegarlo en contra el Mayor Javier Neira Pedraza,
ante la jurisdicción correspondiente.
3. LA SENTENCIA IMPUGNADA
Ahora, es preciso anotar que en el proceso penal por peculado por apropiación
iniciado en contra del señor Osvaldo Pérez De las Salas, seguido en el Juzgado
121 de Instrucción Penal Militar se demostró que la conducta punible no existió,
hecho que lejos de dejar en tela de juicio el buen nombre del hoy accionante,
aclara cualquier duda respecto de su proceder, por lo que no se vislumbra
Visto lo anterior y, habida cuenta de que todas las personas deben someter su
conducta al escrutinio o investigación de las autoridades, por el hecho de convivir
en sociedad y bajo la potestad del Estado, y de que en el sub lite se actuó según
los procedimientos legales, respetando sus derechos y garantías constitucionales
y legales, se desprende como conclusión que no se configuran los elementos
constitutivos de responsabilidad administrativa de la Nación – Ministerio de
Defensa Nacional – Fuerza Aérez Colombiana (…).”.
1. RECURSO DE APELACIÓN
Agregó que el Mayor Javier Neira Pedraza tenía todos los medios humanos y
científicos para establecer la autenticidad y veracidad de los hechos, pero se
abstuvo de indagar y averiguar y procedió a informar de forma mendaz al
comandante y en razón de ese informe se derivaron las investigaciones que el
ahora demandante tuvo que injustamente soportar. Adujo que la actuación del
Mayor Neira fue la de un inmaduro e inexperto oficial, falto de experiencia que
abusó de su poder y se desconocieron todas las garantías del investigado como
la dignidad y los derechos constitucionales, por los cuales el Estado debe
responder al tenor del art. 90 constitucional y en los términos dispuestos por la
Corte Constitucional (entre otras, C-038 de 2006) que determinan que todo
perjuicio debe ser reparado.
(iii) El estado de derecho garantiza los derechos del demandante que fueron
vulnerados y puestos en peligro por el mendaz informe suscrito por el mayor
Javier Neira Pedraza, derivado del exceso de poder y que conllevó a una
investigación que a la postre implicó el retiro prematuro del servicio activo y, en
esa medida el fallo recurrido es lesivo a los intereses laborales, patrimoniales y
morales del demandante.
1. PRESUPUESTOS PROCESALES
5
Citó un sinnúmero de sentencias de la Sección Tercera del Consejo de Estado, entre ellas del
19 de junio de 2008, exp. 15263, C.P. Miriam Guerrero de Escobar, del 26 de marzo de 2008,
exp. 16530, del 30 de julio de 1998, exp. 10891, C.P. Ricardo Hoyos Duque, 6 de jlio de 2007
exp. 1604, C.P. Ramiro Saavedra y del 4 de febrero de 2010, exp. 15061, C.P. Mauricio Fajardo
Gómez.
1.1. Jurisdicción, competencia y acción procedente. Es competencia del
Consejo de Estado resolver el recurso interpuesto por la parte demandante
contra la sentencia del Tribunal Administrativo del Atlántico, tal como lo dispone
el art. 29 del C.C.A., en consonancia con los arts. 65-68 de la Ley 270 de 1996.
Ahora bien, de conformidad con el auto de la Sala Plena del 9 de septiembre de
20086, al tratarse de un evento de responsabilidad del Estado por actuaciones de
la Administración de Justicia, la competencia del Consejo de Estado no está
limitada por razones de cuantía.
2. HECHOS PROBADOS
7
Obra constancia de ejecutoria y archivo definitivo de las diligencias sumarias.
8
Esto, sin tener en cuenta que en el presente caso la parte actora agotó el trámite de
conciliación prejudicial, cuya solicitud presentó a la Procuraduría el 14 de agosto de 2009 y el 5
de noviembre de 2009 se expidió la constancia de diligencia fracasada (fls. 45-6, c. 1).
9
Esta constancia de ejecutoria se encuentra en el archivo magnético (CD) que obra en el
expediente adherido al oficio remisorio nº 201140500003051 del 23 de mayo de 2011, obrante a
fl. 106, c. 1. En ese archivo magnético se contiene igualmente, copia del expediente de la
investigación administrativa en su totalidad.
10
Íbid. En ese archivo magnético se contiene igualmente, copia del expediente de la
investigación preliminar disciplinaria en su totalidad.
11
Cfr. fl. 57, c. 1. Y auto de pruebas del 13 de abril de 2011 (fl. 102, c.1).
12
A fl. 85, c. 1 en su escrito de contestación la parte demandada, en el acápite de pruebas,
expuso: “Téngase como pruebas aquellas las solicitadas por la parte actora”.
copias remitidas, entre otros, se encuentran declaraciones, las cuales, por regla
general para su valoración deben convalidarse mediante ratificación del
deponente. No obstante, esta exigencia se torna innecesaria en tres eventos, tal
como jurisprudencialmente se ha señalado:
[E]se día en las horas de la tarde me desplacé al economato en ese momento fui
atendido por el ST Oswaldo Pérez, ecónomo, a quien le hice conocer que mi
visita consistía a realizar una selectiva, él me respondió que había llegado en mal
momento porque se encontraba bastante ocupado, ya que estaba recibiendo un
13
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera – Sala Plena. Sentencia del 11 de septiembre de
2013, exp. 20601, M.P. Danilo Rojas Betancourth.
pedido de un proveedor, yo le contesté que no había ningún problema que yo
esperaba el tiempo necesario, me senté y procedí a solicitarle que me dejara ver
la factura de los elementos que estaba recibiendo en ese momento, igualmente le
pedí la solicitud de remisión con que se había originado el pedido 14, procedí a
comparar los valores de cada una y pude observar que los valores coincidían,
durante el ingreso de los elementos, estuve pendiente al mirar uno de los
elementos (azúcar) pude darme cuenta que en la remisión que se había solicitado
la misma cantidad a la que se encontraba facturada, miré que habían ocho bultos
de azúcar por cincuenta kilos, lo cual me daban cuatrocientos kilos de azúcar y no
los seiscientos que se habían solicitado, le pregunté a una de las personas que
se encontraban descargando los alimentos que si no había más azúcar en el
camión a lo que me contestó que se había descargado toda, al darme cuenta de
esto, decidí esperar que terminaran de descargar todo el pedido con el fin de
realizar una revisión de todos los elementos, una vez finalizado el descargue
verificamos con la persona que estaba descargando y el ecónomo, la cantidad de
elementos entrantes y la cantidad solicitada de lo cual dejé constancia en la copia
de la remisión inicial, le pregunté al señor ecónomo que explicara los motivos por
los cuales se había presentado tal situación, y él me respondió que no tenía
conocimiento y que llamaría al proveedor para verificar lo que había pasado, salí
a buscar al oficial de control de ese día, era el Subteniente Carrillo (…),
posteriormente vine a la oficina y le informé al señor Mayor Neira, Feje ORCIN lo
sucedido y él me ordenó que había que elaborar un documento informando al
Comando de la Unidad15.
Por otra parte, los faltantes en pedidos de víveres aunque no constituyen una
situación regular si se registran de manera ocasional por parte de los proveedores
del economato del CACOM-3, en consideración a las obligaciones financieras y
contables que debe surtir la unidad y a las limitaciones de espacio dentro de la
bodega y el cuarto frío dispuesto para el almacenaje de los víveres, hecho fue
objeto de informe por parte de la Oficina de Control Interno (…) y cuyo manejo y
solución corresponde directamente a la unidad administrativa correspondiente, en
este caso el Segundo Comandante de la Unidad, quien además, previo el trámite
17
Esta investigación se inició el 16 de octubre de 2008, conforme consta en el oficio CACOM –
3-01-747, disponible en el material probatorio allegado en medio magnético.
18
Esta investigación se inició con el llamamiento a versión libre el 23 de octubre de 2008,
diligencia que obra en el material probatorio allegado en medio magnético.
pertinente es el competente para imponer las sanciones contractuales al
proveedor que incumplió con el término fijado para la entrega de los suministros,
procedimiento que se encuentra contemplado en la cláusula décimo quinta del
Contrato No. 059-00FCACOM-3-GRUAL-2008, situación que si bien puede
generar una multa al contratista de ninguna manera constituye por sí sola una
conducta que genere reproche penal al funcionario que fungía como ecónomo
(…) la evidencia recaudada anticipa un pronunciamiento absolutorio, toda vez que
como se explicó anteriormente la conducta típica que se imputa no existió, puesto
que el procesado no se apropió en provecho suyo o de un tercero (…) sino que
por el contrario lo que se presentó fue una falla administrativa en el desarrollo del
contrato de suministro (…).
2.5. Al no ser apelada, esta decisión surtió el grado de consulta y fue confirmada
el 29 de enero de 2010 por el Tribunal Superior Militar (fls. 72-79, c. 1). En dicha
oportunidad, el Tribunal dijo:
Es así como podemos observar que el TS. PÉREZ DE LAS SALAS al enterarse
de las novedades entabló comunicación con el propietario del establecimiento
comercial MERCADIRO SANTA INÉS, quien le explicó que el pedido no (sic) lo
había mandado incompleto al no tener todas las cantidades, comprometiéndose
a remitirlas en dos días como efectivamente sucedió (…).
3. PROBLEMA JURÍDICO
4. ANÁLISIS DE LA SALA
19
Constancia que obra en el archivo magnético aportado a fl. 106, c. 1.
20
Tal como consta en los documentos obrantes en el archivo magnético aportado a fl. 106, c. 1.
En ese orden de ideas, está probado que contra el señor Oswaldo Pérez de las
Salas, el Juzgado 121 de Instrucción Penal Militar nº 1632-J12IPM adelantó la
investigación penal por el presunto delito de peculado por apropiación la cual
culminó con decisión de cesación de procedimiento debidamente ejecutoriada,
porque se llegó a la conclusión que el delito no existió. Asimismo, está probado
que con fundamento en los mismos hechos se siguió en su contra investigación
administrativa (informativo administrativo) nº 197- CACOM-3/08 21 y disciplinaria
nº 046-CACOM – 3/08, las cuales terminaron de forma favorable al implicado,
básicamente porque allí también se concluyó que la conducta investigada no
existió.
1).
25
En efecto, tal como lo informó en su declaración juramentada el señor Herbert Enrique
Ramírez Medina, al día siguiente de los hechos se llamó al proveedor y allí ni siquiera tenían
claridad de los faltantes del pedido, ya que se dijo que solo faltaban dos elementos (arveja seca
y comino) cuando los propios funcionarios de Control Interno habían podido verificar que
faltaban más artículos del pedido. Asimismo, la negativa por parte del supermercado de
presentar copia de la factura con el recibido o de la constancia de los elementos que faltaba por
entregar (Cfr. fl. 169, c. 1). Esta declaración es conteste con la que rindió el Mayor Javier Neira
Pedraza el 20 de Octubre de 2008 a instancias de la investigación administrativa nº 197,
obrante en el medio magnético allegado.
26
Íbid.
27
Se sabe por las pruebas allegadas que en algunas ocasiones se permitía el despacho parcial
de los pedidos porque no había espacio en los depósitos, principalmente, en los cuartos fríos
para almacenar los pedidos, pero en el caso que nos ocupa no se evidencia que se tratara de
un evento de aquellos, máxime, cuando ninguno de los productos relacionados en la remisión
010 del 26 de septiembre de 2008 y la factura 44530 (fls. 119-120, c. 1) implicaba la disposición
en cuartos fríos y, cuando para el momento según informe del Técnico Subjefe Sergio Herrera
Lozano, existía suficiente espacio en el almacén (informe del 14 de octubre de 2008 obrante
dentro de las pruebas de la investigación nº 046 obrante en medio magnético.
hechos, con lo cual, tal como lo sostuvo el Tribunal a quo, lejos de representarle
una afectación al buen nombre del demandante, tal atributo se mantuvo a partir
del esclarecimiento pleno de los hechos.
En este punto, conviene recordar el alcance y las limitaciones que tiene el deber
de denuncia de cara a establecer cuándo puede llegar a ser fuente de daños y
cuándo no. Al respecto, esta Subsección ha dicho:
28
Cfr. GARZÓN VALDÉS, Ernesto, “Algo más acerca del coto vedado”, Doxa, cuadernos del
filosofía del derecho nº 6, 1989, pp. 209-2013. En: http://www.cervantesvirtual.com/obra/algo-
mas-acerca-del-coto-vedado/ (consultado en 22/04/2016).
cargo público ceden un espacio razonable de interferencia en procura del derecho
que tiene la comunidad de controlar la gestión pública. Allí donde el interés
general prevalece, existe una razón suficiente para menguar las exigencias de
protección frente a la exposición pública de datos que comprometen el ejercicio
cabal del cargo.
Así mismo, dicha novedad se ha reportado por esta oficina en dos ocasiones,
una en el mes de agosto del año inmediatamente anterior y la otra en el mes de
29
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia del 2 de mayo de 2016, exp.
38879, C.P. Ramiro Pazos Guerrero. En el mismo sentido se puede ver, de la misma
Subsección, sentencia del 29 de agosto de 2012, exp. 24097, C.P. Stella Conto Díaz del
Castillo.
30
Artículo 12, lit. g), j) y artículo 12º.- Funciones de los auditores internos. Serán funciones del
asesor, coordinador, auditor interno o similar las siguientes: (…) g) Verificar los procesos
relacionados con el manejo de los recursos, bienes y los sistemas de información de la entidad
y recomendar los correctivos que sean necesarios; (…), j) Mantener permanentemente
informados a los directivos acerca del estado del control interno dentro de la entidad, dando
cuenta de las debilidades detectadas y de las fallas en su cumplimiento; (…)
Artículo 14º.- Informe de los funcionarios del Control Interno. Los informes de los funcionarios
del control interno tendrán valor probatorio en los procesos disciplinarios, administrativos,
judiciales y fiscales cuando las autoridades pertinentes así lo soliciten.
abril de 2008, mediante oficio No. 054-ORCIN-351 31.
Desde otra perspectiva, la Sala encuentra que, comoquiera que el Juzgado 121
de Instrucción Penal Militar en el momento para resolver la situación jurídica
decidió cesar el procedimiento, no puede tan siquiera tenerse por acreditado un
daño en los términos de lo que se ha considerado una privación jurídica 33 pues,
en todo caso, para que esta proceda es menester que se imponga una
determinada medida de aseguramiento de las distintas que contempla la
legislación penal militar. Así por ejemplo, para el presente caso al que por la
época de su ocurrencia le aplica la Ley 522 de 1999 ya derogada 34, bien podría
Estas denuncias obran dentro de la indagación preliminar disciplinaria que reposa en medio
31
magnético.
32
Fl. 118, c. 1.
33
En este sentido, se ha dicho que: “Ciertamente, la decisión en firme que decreta la imposición
de dicha medida de aseguramiento conlleva una limitación a la libertad, específicamente
respecto de la libertad de circulación, la libertad de fijar domicilio, y libertad de escoger
profesión u oficio -artículos 24 y 26 de la Carta Política-, amén de la afectación que la aludida
medida de aseguramiento representa necesariamente para el propio derecho a la libertad en el
plano del mundo jurídico, independientemente de que la detención correspondiente no se haga
efectiva en el plano real”. Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “A”, sentencia del
29 de agosto de 2012, exp. 27059, C.P. Hernán Andrade Rincón. En ese mismo contexto, se ha
precisado que: “este régimen [refiriéndose al de la privación] no se contrae únicamente a las
hipótesis de detención física de la libertad, sino que de la investigación penal y, concretamente,
de las disposiciones que en el transcurso de ésta se adopten, se puede desprender la
afectación a otros bienes jurídicos e, inclusive, la afectación a otras divisas fundamentales del
propio derecho a la libertad” Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia
del 2 de noviembre de 2016, exp. 38200, C.P. Ramiro Pazos Guerrero. También se puede ver
de la misma Subsección y ponente, la sentencia del del 26 de junio de 2015, exp. 33759, C.P.
Ramiro Pazos Guerrero.
34
Por la Ley 1407 de 2010.
ser cualquiera de las previstas en el art. 522 ejusdem35, aspecto que, como se
sabe, no ocurrió.
Cabe anotar que en este punto, el apelante adujo que era la entidad demandada
35
ARTÍCULO 522. MEDIDAS DE ASEGURAMIENTO Y REQUISITOS SUSTANCIALES. Son
medidas de aseguramiento para los imputables, la conminación, la caución y la detención
preventiva, las cuales se aplicarán cuando contra el procesado resultare por lo menos un indicio
grave de responsabilidad con base en las pruebas legalmente producidas en el proceso.
En los delitos de competencia de los jueces regionales sólo procede como medida de
aseguramiento, la detención preventiva.
36
También, allí consta que había recibido en total 35 felicitaciones desde el año 1988 a 2006 y
que en la lista de clasificación conforme al grado de TS aparecía con calificaciones de bueno
desde el año 2003 a 2008. También se explicita que Recibió medalla de quince años de
servicio, medalla de servicios distinguidos a la infantería de aviación y medalla de veinte años
de servicio y se relacionan dos sanciones, consistentes en arresto severo, una en el año 1987 y
otra en el año 1992, está última por “demostrar falta de responsabilidad en el manejo del bar de
soldados con la cuentas”.
a quien le correspondía demostrar el daño. La Sala no comparte tal aseveración,
ya que por regla general37, tal como lo dispone el art. 177 del C.P.C38., incumbe a
las partes probar el supuesto fáctico normativo del cual se persigue un efecto
jurídico deseado. La jurisprudencia al desarrollar la noción de carga de la prueba,
también ha tenido en cuenta las consecuencias jurídicas que de ella se
desprenden; así por ejemplo, ha dicho:
37
Al respecto, también se puede ver: Corte Constitucional, sentencia C-086 del 24 de febrero
de 2016, M.P. Jorge Iván Palacio Palacio. Aunque el presente caso está regido por el C.P.C., lo
cierto es que en lo atinente al onus probandi las exigencias, sobre la base de una carga
probatoria el cabeza de quien aduce un hecho, aun en la actualidad (C.G.P.) se siguen viendo
como razonables.
38
Norma que se asume por remisión expresa del art. 267 del C.C.A.
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 4 de febrero de 2010, exp. 17720, C.P.
39
[A]llí donde tales hechos forman parte del litigio, la decisión respecto del uso de
la facultad inquisitiva requiere del juez ponderar la tensión que en este caso se
plantea entre el imperativo de dar prevalencia al derecho sustantivo (art. 228
CP) y, de otro lado, el de no alterar el equilibrio procesal entre las partes a fin
de garantizar su derecho a recibir un trato igual en lo que respecta a la
exigencia del cumplimiento de sus deberes y cargas procesales (art. 13 y 229
CP). En este escenario, el decreto y práctica oficiosa de la prueba que, en
principio, le correspondería aportar a una de las partes se encuentra justificada
siempre que ésta se encuentre en situación de indefensión o en condiciones de
debilidad manifiesta, o cuando enfrente obstáculos demostrables para cumplir
con su carga probatoria, pero haya demostrado una actitud diligente dentro del
proceso. Bajo estas circunstancias, la intervención del juez, antes que alterar el
equilibrio procesal entre las partes, consigue garantizarlo; en cambio, su actitud
omisiva puede implicar el sacrificio no sólo de la justicia material sino de su
deber constitucional de remover los obstáculos para que la igualdad entre las
partes sea real y efectiva (art. 13 CP)40.
Significa lo anterior que, en el presente caso, contrario a lo que afirma el
recurrente, no estaba relevado de cumplir con la carga de la prueba; por tanto, al
desatender el cumplimiento de tal deber, se sometió a las consecuencias que su
falta de diligencia produjo41. Ahora bien, es de aclarar, que bajo el contexto en
que se producen los ascensos en la carrera militar, la carga de la prueba no se
encuentra por completo depositada en una de las partes, sino que cada parte
tiene unas cargas mínimas. Así, el demandante tenía que demostrar que existió
un llamado a curso y que no fue incluido, pues establecido lo anterior, era a la
demandada a quien correspondía demostrar que eso no ocurrió por cuenta de la
investigación. De este modo, queda claro que no se trata de un asunto de
40
Corte Constitucional, sentencia SU-636 del 7 de octubre de 2015, M.P. María Victoria Calle
Correa.
41
Al respecto, puede verse, entre tantas, Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”,
sentencia del 30 de marzo de 2017, exp. 41748, C.P. Ramiro Pazos Guerrero.
inversión de la carga de la prueba sino de distribución, mismas que el
demandante no cumplió.
5. COSTAS
FALLA