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El artículo da inicio diferenciando entre los seres vivos de acuerdo a los seres que se diferencian
de su entorno siendo independientes de los caprichos del universo y los que siguen mansamente
sus azares (Wangensberg, 1997). Posteriormente presenta con una serie de ejemplos una
clasificación de las emociones sensoriales que son perceptibles por los seres vivos. Estas son
organizadas siguiendo los siguientes parámetros: La cantidad de sentidos que involucra dicha
emoción, dividiendo las experiencias por aquellas que involucran un solo sentido, dos, tres,
cuatro o los cinco sentidos simultáneamente; llegando así a un total de 31 emociones, las cuales
vuelve a organizar según un segundo parámetro que es la relevancia, jerarquía o intensidad con
la que los mismos interactúan en la experiencia percibida por los seres vivos, siendo así un nuevo
número de emociones de 325. Dándole a cada sensación características de idéntica a sí misma.
Por otra parte, el artículo es bastante complejo en su lectura porque el estilo de reacción del autor
dificulta la fluidez a la hora de leerlo, especialmente en la introducción, puesto que a esta carece
de cohesión con el resto del texto, hay que leer varias veces para entender el párrafo en sí mismo,
y posteriormente tratar de ponerlo en contexto con todo el escrito. Esto se debe a que se
presentan muchos ejemplos para explicar una idea central que se hace difusa entre los mismos
ejemplos.
En conclusión, aunque se presentan dificultades en la lectura por la falta de claridad de las ideas,
así como también la ausencia de simplicidad en la misma clasificación de todas las experiencias,
es una propuesta realmente novedosa la que el autor nos presenta para tratar de organizar las
diferentes emociones que podemos experimentar de forma sensorial, por ello recomendaría al
lector que realmente se tome el tiempo necesario para lograr comprender apropiadamente el
artículo.