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La poesía del Siglo de Oro

Durante el Siglo de Oro español, coexisten dos tendencias poéticas: realistas e


idealistas. En este fecundo periodo literario surgen poesías de tono religioso,
sentimental, satírico y burlesco. La forma también adquiere innovaciones,
especialmente en la métrica. Veamos sus rasgos fundamentales.

Características

1. La innovación del lenguaje poético. El culteranismo y el conceptismo ejercieron


notable influencia en este aspecto; ambas tendencias alternan muchas veces en una
misma obra.

2. La intención asombrar y maravillar al lector. Para lograr este objetivo, los poetas
crean y distorsionan las formas y la expresión.

3. Predominio de lo artificioso y ornamental, lo ingenioso y lo dinámico.

4. La conjunción del realismo y del idealismo, del naturalismo y del ilusionismo.

5. La intensificación de los sentimientos de melancolía, desengaño y pesimismo.

6. El reflejo de la decadencia moral y política en las poesías.

7. La diversidad de temas: amorosos, religiosos, satíricos, la vida, la muerte, etc.

El culteranismo

El culteranismo fue cultivado por Luis de Góngora, y en principio se utilizaba como un


peyorativo en contra de la poesía gongoriana. Se caracterizaba por extremar los
recursos lingüísticos con la intención de crear un lenguaje poético específico e
intelectual, dirigido a un público selecto. En cuanto al vocabulario, el culteranismo
enfatizaba el empleo de latinismos (expresiones derivadas del latín), que a veces
resultaban difíciles de comprender aun para los lectores cultos; pero eludía los
términos comunes. Entre los recursos poéticos, optaba por las metáforas atrevidas,
comparaciones, las alusiones y perífrasis literarias. En las poesías aparecen seres
mitológicos. Aunque Góngora fue el máximo exponente del culteranismo y
constantemente criticado por otros auto-res de la época, algunas técnicas culteranas y
gongorianas fueron también empleadas por sus oponentes, entre ellos Quevedo y Lope
de Vega. En el siguiente fragmento de la poesía de Góngora, inspirado en la persona
del marqués de Flores de Ávila que estaba enfermo, podemos reconocer los rasgos
fundamentales del culteranismo.

Aprended, Flores, en mí

Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui
y hoy sombra mía aun no soy.
La aurora ayer me dio cuna,
la noche ataúd me dio;
sin luz muriera si no
me la prestara la luna:
pues de vosotras ninguna
deja de acabar así,
aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y hoy sombra mía aun no soy.

(…)

El alhelí, aunque grosero


en fragancia y en color,
más días ve que otra flor,
pues ve los de un mayo entero:
morir maravilla quiero
y no vivir alhelí.
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y hoy sombra mía aun no soy.

A ninguna flor mayores


términos concede el sol
que al sublime girasol,
Matusalén de las flores:
ojos son aduladores
cuantas en él hojas vi.
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui
y hoy sombra mía aún no soy

Luis de Góngora

El conceptismo

El conceptismo trataba de encontrar un lenguaje más preciso para condensar


significados profundos en expresiones breves. Se caracterizaba por abusar de los
juegos de palabras, como equívocos, hipérboles, antítesis, símbolos y paranomasias.
Su representante principal fue Francisco de Quevedo. Entre los recursos empleados
por el conceptismo se encuentran la deformación de la realidad de forma humorística,
como la caricatura o el absurdo. Veamos las características de esta tendencia en el
fragmento de esta poesía de Quevedo.

Poderoso caballero es don Dinero

Madre, yo al oro me humillo,


Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

(…)
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Francisco de Quevedo

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