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La semiótica distingue entre la denotación y la connotación; entre claves o códigos y los mensajes que
transmiten, así como entre lo paradigmático y lo sintagmático (Eagleton, 1994).
Estas dimensiones dan origen a disciplinas homónimas que rigen las relaciones entre signo y cosa
designada: la semántica; relaciones entre signos: la sintaxis; y entre signos y sus condiciones de uso:
la pragmática. Esto es, desde las dimensiones se analizan los fenómenos, objetos y sistemas de
la significación, de los lenguajes y de los discursos en los diferentes lenguajes en tanto procesos a ellos
asociados (producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido constituye una
práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza mediante signos y se materializa
en textos.
HISTORIA
Más recientemente, Umberto Eco, en su respectiva obra Semiótica y filosofía del lenguaje (1984), ha
argumentado que las teorías semióticas están implícitas en el trabajo de la mayoría, quizás todos, de los
pensadores importantes.
FUNCION DE LA SEMIOLOGIA
Semiología es la ciencia que estudia sistemas de signos: códigos, lenguas, señales, entre otras. Esta
definición abarca todos los sistemas de signos: las lenguas de signos de los sordos, las señales de tráfico,
los códigos, el alfabeto Morse, etc.
El lenguaje se exceptúa de esta definición, debido a su carácter especial, y por ello, la semiología se
puede definir como “el estudio de los sistemas de signos no lingüísticos”. El estudio de los signos es
indispensable para nuestra comunicación, para nuestra necesidad de expresión e interpretación de los
complejos mensajes de nuestro entorno. Vivimos en un mundo de signos, por ello la Semiología es
fundamental para establecer la diferencia entre términos que se usan indistintamente como signo,
índice, icono, símbolo, señal. Cuando una persona desea comunicarse utiliza alguna forma para poder
expresarse, tomando como referencia la forma de expresión entendible por los demás tal como: hacer
gestos, escribir, hablar, dibujar, etcétera, por lo tanto el signo, gesto, expresión, que quiera transmitir se
le llama referente, mientras que la interpretación de quien recibe el mensaje es denominada
representación.
La semiología médica, por el contrario, estudia y clasifica una tipología de síntomas que ayuda a
determinar qué enfermedad se padece.
La semiótica de Charles Peirce o semiótica peirciana tiene como propósito elaborar una teoría general de
los signos que los clasifique e identifique.
Por último, y para evitar tanta confusión terminológica, en 1969 la Asociación Internacional de
Semiología, reunida en Venezuela, acordó englobar todas en la denominación semiótica. Así, confundir
semiología con semiótica es tan errado como confundir símbolo con icono.
Introducción
Cuando visualizamos cualquier tipo de información geográfica, ya sea a través de
un mapa clásico o de algún elemento gráfico en la pantalla de un ordenador,
estamos utilizando un lenguaje visual para transmitirla. Del mismo modo que al
hablar empleamos un lenguaje oral y al escribir un lenguaje escrito, siempre que
plasmemos la información geográfica en una serie de elementos visuales estaremos
empleando este lenguaje visual.
Existen muchas similitudes entre el lenguaje visual y el lenguaje que utilizamos cada
día para comunicarnos, comunes todas ellas a cualquier forma de lenguaje. Por una
parte, disponemos de una serie de elementos básicos que podemos usar, que son
como las palabras con las que formamos frases y expresamos ideas. Estas se
combinan de acuerdo con unas normas y siguiendo esquemas definidos que
conocen tanto el creador del mensaje como el receptor, y sin los cuales no seria
posible establecer la comunicación. Por otra, el conocimiento y manejo adecuado de
todos estos elementos define nuestra capacidad de emplear el lenguaje y expresar
correctamente aquello que queremos transmitir.
Al igual que en el lenguaje hablado, y por su carácter simbólico, el lenguaje visual
implica la existencia de unas limitaciones. Es decir, no podemos expresar todo
aquello que tratamos de representar, y un mapa nunca puede contener y transmitir
fielmente toda la realidad de una zona o de un fenómeno espacial dado. Sin
embargo, un correcto uso del lenguaje permite comunicar gran cantidad de
información y hacer de este una herramienta de gran utilidad, más allá de sus
limitaciones, o incluso aprovechando estas para su propio beneficio.
El estudio de los signos de un lenguaje constituye lo que se conoce
como semiología. En el caso de los elementos del lenguaje visual, encontramos
una semiología gráfica, tal y como la definió el cartógrafo francés Jacques Bertin,
pionero en este campo [Bertin1987Pompidou]. Esta semiología trata los signos
del lenguaje visual y la gramática de estos, definiendo una lingüística visual que nos
ayuda a comprender cómo una representación gráfica dada cumple su propósito de
transmitir la información en base a la cual se crea.
Detallando las ideas de Bertin, en este capítulo veremos algunos aspectos
fundamentales acerca del lenguaje visual que nos permitirán conocer sus
propiedades y la forma en que sus elementos pueden emplearse de forma efectiva
para la comunicación. Aplicando estos al caso particular de representar y visualizar
información cartográfica, expandiremos este en el próximo capítulo para obtener un
lenguaje cartográfico, fundamental para la creación de mapas.
Ejemplo de uso de las distintas variables visuales. De izquierda a derecha: posición, forma,
tamaño, tono, valor, textura, y orientación
(1)(1)
Estas propiedades conforman lo que se conoce como variables visuales, y se
aplican a los elementos básicos de la representación, que son aquellos objetos
geométricos de que se compone esta. Las variables visuales permiten diferenciar
unos de otros y asignarles unas ciertas características, susceptibles a su vez de ser
interpretadas junto al propio significado que el objeto pueda tener. Dados dos
elementos, estos pueden diferenciarse por las siguientes variables, que aparecen
representadas en la figura 11:
Posición
Tamaño
Forma
Textura
Color
Orientación
Posición
La posición constituye un caso particular de variable visual a la hora de emplearla
en la creación de cartografía, ya que viene fuertemente condicionada por el hecho
de que todo aquello que representamos tiene una posición en el espacio y, por
tanto, ha de tener una posición concreta en el mapa. Mientras que en cualquier otro
tipo de gráfico la posición puede modificarse a voluntad para transmitir algún tipo de
información, tal y como haremos con las restantes variables visuales, en el caso de
un mapa la posición ya está asociada a una información que ha de transmitir: la
información sobre la posición real en el espacio geográfico de aquel objeto que se
simboliza.
Aunque el cartógrafo puede en determinadas ocasiones variar la posición de
algunos elementos (por ejemplo, para mejorar la legibilidad del mapa), siempre está
supeditado a la corrección cartográfica, y no posee libertad para alterar esta de
cualquier modo. Por ello, el uso de la posición como variable visual está muy
restringido en el caso de un mapa, y no se emplea. Su escasa aplicación en ese
sentido queda patente en el hecho de que en algunos textos no se menciona junto a
las restantes variables visuales, detallándose por separado como un elemento
distinto.
Forma
La forma viene definida por el perímetro exterior del objeto. Esto no implica que
únicamente se pueda aplicar la forma a símbolos de superficie, ni tampoco que se
debe tratar de un perímetro cerrado como el de una forma poligonal.
La forma se aplica fundamentalmente a los símbolos puntuales, situando un símbolo
de una forma dada sobre las coordenadas exactas del punto a representar. Su
aplicación a símbolos lineales es difícil y no se da, mientras que en el caso de
aplicarse sobre símbolos de superficie requiere la alteración de los polígonos
representados (por ejemplo, que tracen los límites de países), dando lugar a una
representación imprecisa, al menos en lo que al contorno del polígono respecta.
Esto se produce únicamente en el caso de los denominados cartogramas, un tipo
particular de mapas que veremos en el próximo capítulo.
Tamaño
El tamaño se refiere a la dimensión del símbolo. Para el caso de símbolos
puntuales, puede aplicarse sin más que hacer más grande o pequeño el símbolo en
sí. En el caso de líneas, el grosor de estas constituye la forma de aplicar la variable
tamaño. Al igual que sucedía con la forma, en las superficies va a implicar la
modificación de estas, por lo que se emplea únicamente en los cartogramas. Otra
forma de aplicar el tamaño a los símbolos superficiales es hacerlo sobre la textura
con la que estos se rellenan, usando un único patrón con diferentes tamaños en sus
tramas (Figura 22).
Color
La variable color es la más importante de todas las variables visuales, y la que a su
vez requiere un grado mayor de detalle en su exposición, debido a la que
complejidad que presenta y a las posibilidades que ofrece.
Existen muchas formas de representar y crear un color, a través de los
denominados espacios de color. De cara a su uso como variable visual en el
contexto de este capítulo, resulta de especial interés el uso del espacio de color
HSV, en el cual un color se define mediante un espacio de coordenadas cilíndrico,
según lo mostrado en la figura 33.
Textura
La textura hace referencia al relleno de un símbolo mediante algún patrón.
Empleando patrones distintos se produce una diferenciación en los símbolos
correspondientes.
En el caso de los símbolos puntuales, la textura requiere que estos tengan un
tamaño suficiente para que pueda apreciarse el patrón que constituye cada una de
las texturas. Este tamaño mínimo requerido es mayor que en el caso de emplear el
tono o el valor.
En el caso de líneas, entendemos como textura el uso de guiones y espacios en
blanco que dan lugar a un patrón de discontinuidad, como se muestra en la
figura 55. No obstante, esta discontinuidad es una desventaja a la hora de
representar un elemento lineal, ya que implica que una parte de él no va a
representarse. Dependiendo del significado de aquello que representemos, el uso
de texturas en elementos lineales puede no ser lo más recomendable a la hora de
crear un mapa. Puede emplearse otro tipo de texturas para formar líneas,
«rellenando» estas si tienen un grosor considerable, pero su uso no se recomienda.
Las texturas se aprovechan plenamente sobre los símbolos de superficie, ya que la
mayor dimensión de estos permite una percepción completa y una interpretación
mucho más sencilla, al igual que ocurría en el caso del valor.
Aplicación de la
variable visual textura a los símbolos lineales.
(5)(5)
Orientación
La última variable visual es la orientación. Se aplica sobre los símbolos puntuales,
siempre que estos no presenten simetrías que impidan percibir correctamente la
orientación. Por ejemplo, para el caso del círculo, resulta obvio que no tiene sentido
aplicar la orientación como variable visual. Los símbolos compuestos por formas
geométricas son adecuados para emplear la orientación, mientras que los símbolos
pictóricos no responden de igual forma y producen en la representación sensación
de desequilibrio. Se recomienda, por tanto, emplear esta variable únicamente con
los primeros.
Puede aplicarse también sobre los símbolos de superficie a través de la textura,
variando la orientación de esta. Sobre las líneas, no obstante, su aplicación no es
posible. Puede emplearse en caso de líneas con textura, pero esto requiere un
ancho excesivo para una correcta percepción.
La percepción visual
La percepción engloba toda la serie de procesos que convierten un fenómeno físico
en una información acerca de nuestro entorno, a través de la estimulación de unos
órganos perceptivos. La percepción tiene una fase física, una fisiológica (la
estimulación en sí) y una psicológica (la interpretación del estímulo). En el caso de
la percepción visual, este fenómeno físico es de tipo energético (la luz), y los
órganos correspondientes son los ojos.
El estudio de la percepción es un fenómeno complejo que no entraremos a detallar,
pero en el que resulta de interés profundizar para conocer algo más acerca de cómo
la información que plasmamos en un mapa (que es un elemento visual) acaba
convertida en una información en la mente del observador de ese mapa. Entender
este proceso, al menos someramente, nos permitirá mejorar la eficacia de la
percepción, de forma que tengamos una mayor garantía de que la información que
transmitimos sea recibida e interpretada correctamente.
Dos son los aspectos que detallaremos en esta sección: las constancias perceptivas
y las ayudas a la percepción. En otras palabras, hasta qué punto podemos modificar
los elementos visuales o su entorno sin que dejen de transmitir su información y
sean confundidos sus características, y cómo podemos facilitar que se perciban
exactamente como pretendemos.
Ayudas a la percepción
Con lo que hemos visto anteriormente, queda claro que podemos alterar la forma en
que se perciben las variables visuales que caracterizan a un elemento visual.
Podemos usar este hecho para nuestro beneficio, de tal modo que el diseño de un
mapa incorpore elementos que hagan más patente la información que este contiene,
facilitando la correcta percepción del mapa en su conjunto.
Un factor clave en este sentido es la adecuado separación entre el fondo y la figura.
Aquello que queremos que resulte visible con carácter principal (en el caso de un
mapa, sus distintos elementos) debe separarse de aquello que constituye el fondo
de la imagen, y debe atraer la atención del observador de manera prioritaria. En
caso de no ser así, puede resultar difícil «descubrir» la información que el mapa
transmite, al quedar esta al mismo nivel que la de otros elementos de menor
importancia. El ejemplo clásico de la figura 1111 ilustra este hecho. Puesto que no
existe una diferenciación clara entre el fondo y la figura, no es obvio saber si la
imagen pretende representar una copa o dos caras.
Sin un adecuado contraste entre fondo y figura la imagen
presenta ambigüedad.
(11)(11)
En un mapa, y como veremos en el próximo capítulo, encontramos dos tipos de
cartografía: una con carácter de base que define un contexto geográfico, y una
temática que constituye la información principal que se transmite con el mapa.
Puesto que esta segunda es la fundamental y de mayor importancia, y la primera se
incluye tan solo como apoyo de esta, es importante asegurarse de que esa
cartografía base no interfiere y se mantiene en un segundo plano, constituyéndose
como fondo y dejando que sea la información temática la que actúe como figura.
Para ello podemos emplear las distintas variables visuales aplicadas a la cartografía
base, de modo que su importancia relativa no sea mayor que la de los elementos
principales de la parte temática.
Otro aspecto a considerar es la adecuada jerarquización entre los elementos del
mapa. La división entre fondo y figura ya constituye en sí una jerarquización, pero
no es suficiente si conviven varios tipos de elementos en el mapa. Dentro de la parte
temática es necesario estructurar estos visualmente para que quede clara su
importancia y se vea sin dificultad que existe una división entre ellos.
Esta jerarquía debe aportar una «profundidad» a la información, de forma que
existan niveles en esta y se perciba que algunos elementos están por encima de
otros. Como veremos en el capítulo Visualizacion_SIG, la forma de ordenar las
distintas capas en un SIG ya establece un orden, aunque este no es en sí suficiente,
y deben utilizarse las variables visuales para enfatizar o no unas o otras capas y la
información que contienen.
Algunas técnicas básicas para esto son las que permiten que exista algún factor
diferencial en la información más relevante. Si las propiedades de los elementos
destacados difieren notablemente de las del fondo, esto centra la atención sobre
ellas y garantiza que no se confundan con este. Emplear unas características más
homogéneas para el fondo permite que la diferenciación de la figura sea más
patente. En otras palabras, el contraste, aplicado este a todas las variables visuales,
es una de las claves para lograr una adecuada transmisión de la información al
emplear una representación visual.
El contraste se aplica no solo a las variable visuales, sino en general a las
características de la representación. Por ejemplo, el nivel de detalle es una
propiedad susceptible de ser utilizada para enfatizar algo. Así, y en el caso particular
del documento cartográfico, el lector de un mapa espera que el detalle sea mayor en
la cartografía temática que en la de base, ya que esta última es simplemente un
elemento complementario de ayuda. Un mayor detalle sobre ciertos elementos
llamará más la atención en contrate con un fondo menos detallado, y esto puede
utilizarse para enfocar la atención sobre lo más relevante. Ofrecer menos detalle en
la cartografía de base no es un inconveniente si esto ayuda a un mejor
entendimiento de los elementos principales del mapa.
Como ejemplo de lo anterior, la figura 1212 muestra un ejemplo de como una
correcta jerarquización es fundamental para crear mapas de calidad.
Resumen
Para transmitir correctamente cualquier tipo de información mediante el lenguaje
visual, es necesario conocer sus elementos y saber emplearlos de modo adecuado.
La semiología gráfica se encarga del estudio de los símbolos del lenguaje visual, y
en este capítulo hemos visto algunas de sus ideas principales.
De especial relevancia resultan las denominadas variables visuales, las cuales
empleamos para la caracterización de símbolos. Existen seis variables visuales:
posición, forma, tamaño, color, textura y orientación. El color a su vez se puede
dividir en tres: tono, valor y saturación. De estas tres, solo las dos primeras, tono y
valor, tienen aplicación práctica en el ámbito cartográfico.
Las variables visuales presentan distintas propiedades, que definen a su vez
los niveles de organización. De menor a mayor organización, estas propiedades son
las siguientes: asociativa, selectiva, ordenada, cuantitativa. Las propiedades de una
variable visual condicionan el tipo de información que puede transmitirse haciendo
uso de ella. Cuando se combinan varias variables visuales que poseen una misma
propiedad, esta propiedad se presenta con mayor fuerza en el resultado.
Podemos ayudar a que la percepción de la información que transmitimos con un
elemento visual sea mejor, atendiendo a aspectos como el contraste entre el fondo y
la figura, así como estableciendo una correcta jerarquización entre los distintos
elementos. Igualmente, debemos prestar atención a los contrastes perceptivos, para
evitar que estos aparezcan y se produzca una percepción incorrecta.
Cartografía turística
La cartografía en turismo es muy importante tanto para quien trabaja el turismo como para el
turista, sus objetivos son varios, informas, resaltar rutas, lugares de interés, promocionar,
analizar flujos, etc.
Para la elaboración de estos mapas se debe recolectar información del lugar, las necesidades
del turista, y lo que se quiere mostrar, los aspectos técnicos que debe contener son, focos,
información escrita, diseño, métodos de ubicación, entre otros.
Dependiendo de los atractivos que se quieran mostrar, naturales, urbanos, culturales, etc, es
importante incluir o no relieve, historia, rutas, atractivos principales, simbología, planta turística,
imágenes, atractivos, plazas, parques , monumentos, templos, y en todos independiente de lo
que se de los atractivos a mostrar, ESCALA, ROSA de los VIENTOS y Leyenda.
(mapa turístico Manhattan)
Áreas gravitacionales
_Terminales
_Servicios turísticos , Planta, Equipamientos, Infraestructura.
_Atractivos naturales, culturales.
_Rutas, calles, caminos, carreteras.
Nodos
_Parques, zoologicos, plazas, centro comercial.
_Landmarks, edificios que destacan del resto.
_Barrios
_Sectores
_Bordes, limites
Estos son importantes dependiendo del tipo de producto que se quiere realizar, no es
necesario por ejemplo hitos importantes si el producto es turismo aventura, o deportes o
naturalista o cultural, arquitectónico, urbano, de relajo, etc, cada un
o de ellos tiene sus propias áreas gravitacionales.
En el caso de turismo aventura las áreas gravitacionales son los lugares donde puede arrendar
equipos, lugares donde se practican ciertos deportes, rutas por cerros, entre otras.
Mientras que para el turismo de relajo es importante conocer donde están las playas, los SPA,
gimnasios, piscinas,etc.
Por eso es importante realizar un estudio de las necesidades del consumidor, y de los lugares
donde puede satisfacer sus necesidades.
7 La Lucha Libre
Además del fútbol uno de los deportes o espectáculos que más apasionan a
los mexicanos es la lucha libre. Las películas de El Santo, un luchador
enmascarado de los años 50’s, aún siguen siendo un éxito en la televisión
mexicana. Si quieres divertirte y dar de gritos, lánzate a ver una función de
lucha libre en alguna arena de la Ciudad de México. ¡Son héroes de carne y
hueso!
8 Las Trenzas
México es el país de mujeres con trenzas. Si quieres lucir hermosa y clásica
en México, ¡ponte trenzas!. Algunas pueden crear peinados con trenzas tan
complicados y elaborados como las que usaba Frida Kahlo, quien
acostumbraba adornar sus trenzas con listones y flores. Creatividad, belleza y
una moda que nunca pasara de moda.
El turismo en México es una de las actividades económicas más importantes del país y es una de las
mayores en el mundo. Colocada en sexto lugar a nivel mundial en términos de llegadas de turistas
internacionales, con 39,3 millones de visitantes en 2017, es el primer destino turístico para extranjeros
dentro de América Latina.1 Los ingresos provenientes de los turistas extranjeros, alcanzaron más de 16
mil millones USD en 2014. México capturó el 17,25% del mercado turístico de América, en términos de
llegadas de turistas extranjeros, colocándose en el segundo lugar en el continente, detrás de los Estados
Unidos.1 En 2005, el turismo contribuyó con el 5,7% de los ingresos nacionales provenientes de la
exportación de bienes y servicios, que a su vez representó el 14,2% de los empleos directos e indirectos
de la economía mexicana.2 El turismo contribuye con el 8.2% del PIB nacional; el 45% de esta actividad
está orientada a la zona costera.
Las atracciones turísticas de México lo son: las ruinas antiguas de la cultura mesoamericana, las ciudades
coloniales y los complejos turísticos de la playa. El clima templado del país junto con su herencia
histórica cultural —la fusión de la cultura europea (particularmente la española) con la cultura
mesoamericana— también hacen de México un atractivo destino turístico a nivel mundial. La gran
mayoría de los turistas extranjeros que visitan México provienen de los Estados Unidos y China. El
siguiente grupo en importancia lo son los visitantes de Europa y América Latina. Un número reducido de
turistas también proviene de los países de Asia.
En la clasificación del Índice de Competitividad en Viajes y Turismo (TTCI por sus siglas en inglés) de 2011,
que mide factores que hacen atractivo realizar inversiones o desarrollar negocios en el sector de viajes y
turismo de un país específico, México alcanzó el lugar 43 a nivel mundial, siendo el primero clasificado
entre países de América Latina y el segundo en el continente americano.