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Los Enfados!

1. Reconocer emociones básicas

Todas las personas sentimos emociones, y podemos reaccionar de distintas maneras de


acuerdo a la situación en que nos encontremos. Aprender a reconocer lo que sentimos es
la base para expresar y mostrar nuestras emociones de manera adecuada. Ello a su vez,
ayudará a que quienes nos rodean puedan comprendernos mejor y saber cómo y cuándo
apoyarnos. “Las caritas de emociones” es un juego de tarjetas que invitará a sus
estudiantes a representar distintas emociones con el fin de identificarlas.

Para que hacer la actividad

Todo el día estamos sintiendo diversas sensaciones: pena, alegría, vergüenza, rabia, etc.
Para poder entendernos a nosotros mismos y a los demás, es importante conocer estas
sensaciones llamadas “emociones”. Los invito a que juguemos a descubrir las emociones.

QUE HAGO

Piense por un momento qué emoción cree que refleja (rabia, alegría, tristeza, miedo,
enojo, amor, sorpresa, asombro, preocupación) ¿Han sentido la emoción que representa
la carita alguna vez?, y ¿Cuándo?

2. ENFADO:

Se trata de relacionar las emociones que sentimos con diferentes situaciones de nuestra vida
diaria. Podemos aprovechar las expresiones faciales anteriores para pensar en qué contextos
el niño manifiesta dichas emociones, pero también analizar dibujos en los que personas
externas reflejen diferentes estados de ánimo.

Comprensión de que, ante una misma situación, diferentes personas pueden reaccionar
de manera diferente: Es importante que el niño entienda que no a todos nos enfadan las
mismas cosas, ni nos alegran las mismas situaciones, etc.
Comprensión del funcionamiento de la ira o el enfado y aplicar
este conocimiento a sí mismo

Análisis de la relación entre pensamiento, sentimiento y acción:

Consiste en analizar qué factores están generando mi sentimiento de


enfado. Existen factores externos, situacionales, que pueden provocar
nuestro enfado (como, por ejemplo, perder a un juego) pero también
influyen en gran medida los factores internos al individuo, como los
pensamientos (“he vuelto a perder”, “qué rabia”, “no quiero perder”,
“seguro que me ha hecho trampas”, etc.). Estos aspectos repercuten en
nuestros sentimientos de ira, tanto en su aparición como en su
intensidad.

ACTIVIDAD

Reconocimiento de nuestro enfado:

Como ya hemos visto, no todos nos enfadamos de la misma manera. Identificar los
indicadores de enfado en sí mismo, va a ayudar a detectar en qué momento llevar a cabo las
estrategias de autocontrol o “enfriamiento” que ofrezcamos al niño en sesiones posteriores.
Esto requiere una reflexión de nuestros estados internos: ¿Como sé que estoy enfadado?
(frunzo el ceño, aprieto los puños, siento calor, se me acelera el corazón, etc.). Para ello, se
puede trabajar con un “termómetro de enfados”.
USAR TERMOMETRO DE EMOCIONES

Entrenamiento en estrategias de control de la ira / técnicas de enfriamiento

Detección de nuestro enfado como señal para poner en práctica las estrategias   de control de la ira:  STOP!

Para poder llevar a cabo las estrategias de enfriamiento, primero debemos detectar nuestro enfado. Los pasos
previos que ya hemos comentado ayudan en esta tarea de detección. Aún así, en ocasiones es necesario (con
niños pequeños o con dificultades en la autoobservación de sus propias emociones) contar con una señal
externa que nos ponga sobre aviso de que nos estamos enfadando y que, por tanto, debemos poner en marcha
las herramientas de control de la ira que se verán a continuación. Ese elemento externo puede ser una señal del
padre o de la madre.
Técnicas de relajación Se puede entrenar la respiración profunda y/o la estrategia de tensión-relajación.

Técnica de la tortuga Se trata de enseñar al niño a controlar su conducta animándole a “meterse en su


caparazón”. De esta manera, evitamos comportamientos disruptivos como pegar, romper cosas, etc. Más
información sobre esta técnica en aprendiendo con el TDAH.

Anticipación de situaciones susceptibles a enfado y recuerdo de las técnicas que debemos poner en marcha para el
control de nuestra ira

Por último, los mediadores también juegan un papel importante. Ellos son capaces de predecir algunas de las
situaciones en las que el niño se puede enfadar y, de esta manera, anticiparle lo que va a suceder y animarle a
que, si siente enfado o frustración, ponga en práctica las estrategias que ya conoce. Esto debe favorecer que el
niño tenga éxito en el control de su ira (puesto que le estás recordando lo que debe hacer con anticipación) y
nos da pie a felicitarle por haber llevado a cabo esas herramientas (el refuerzo positivo es fundamental para el
éxito del tratamiento).

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