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menstruales regulares, sufra de una menor fecundidad o menor respuesta a
la estimulación que otro grupo de mujeres de su misma edad, nos haría hablar
de “baja reserva ovárica” (BRO), término que debemos distinguir de los
conceptos de menopausia y fallo ovárico prematuro, estados de insuficiencia
ovárica en las que la reserva folicular está agotada.
Hasta el momento actual se admite que el “pool” de ovocitos con el que una
mujer nace, es finito y no tiene capacidad de regeneración, aunque algunos
estudios están intentando aclarar la probable existencia y significado funcional
de posibles células madre germinales en el ovario, concepto aún teórico y sin
utilidad práctica.
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Estos hechos motivan que la edad guarde una acusada correlación inversa con
la probabilidad de embarazo, aunque la variabilidad individual es bastante
amplia y se debe, no sólo al envejecimiento natural, sino también a procesos
patológicos o noxas externas que pueden aparecer a lo largo de la vida
reproductiva, acelerando el proceso de “envejecimiento ovárico”.
RESPUESTA OVÁRICA
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desarrollarse hasta llegar a formar grandes folículos antrales, de los que sólo
uno es seleccionado para la ovulación de un ovocito maduro. Distinguimos así,
en el proceso ovulatorio, las fases de reclutamiento, selección y ovulación,
reguladas mediante mecanismos cuyo estudio profundo excede los propósitos
de ésta capítulo. La parte inicial del proceso es independiente de las
gonadotropinas, pero las últimas fases dependen de éstas hormonas,
posibilitando al médico su manipulación farmacológica, lo que puede ser de
gran utilidad en las áreas de la contracepción y la reproducción asistida.
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Tabla II. Utilidad de la estimación de la RO
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La edad es el factor pronóstico de gestación más importante. A mayor
edad se observa menor probabilidad de embarazo, tendencia a la
obtención de un menor número de ovocitos y una menor tasa de
implantación embrionaria.
Test bioquímicos de la RO
FSH basal
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FSH elevada ofrece una alta probabilidad de predecir una baja respuesta y un
fracaso concepcional. El valor predicitivo positivo de la FSH es aún mayor en
mujeres de edad avanzada. Sin embargo, no se ha encontrado correlación
entre la elevación precoz de los niveles de FSH y la edad de establecimiento
de la menopausia. Tampoco, la FSH alta se correlaciona con la aneuploidía en
gestaciones conseguidas mediante fertilización “in vitro” (FIV).
Estradiol basal
El nivel sérico de estradiol en la fase folicular precoz es poco fiable como TRO
dada su gran variabilidad inter e intracíclica. Aunque en los días 2º-4º del ciclo
el valor es normalmente inferior a 50 pg/mL, un valor de 60-80 pg/mL puede
estar indicando envejecimiento ovárico. De forma aislada es un parámetro que
no debe ser utilizado en el cribado de la BRO, pero adquiere valor junto a un
nivel basal normal de FSH ya que puede tratarse de una “falsa normalidad”
secundaria a su capacidad de retroalimentación negativa sobre la hipófisis.
La medición del nivel de FSH en los días tercero y décimo de un ciclo, tras
haber administrado 100 mg de clomifeno entre los días quinto al noveno, se
conoce como “test de clomifeno”. Se basa en que la supresión de FSH que
produciría la retroalimentación negativa de niveles crecientes de estradiol e
inhibina B, derivados de una cohorte de folículos en crecimiento, dejaría de
producirse cuando la RO disminuye, produciéndose una elevación llamativa de
la FSH en lugar de una disminución. Así, un nivel elevado de FSH en el día 3º
o 10º del ciclo en que se realiza el test (FSH>10UI/l), sería indicativo de una
probable BRO.
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a los de la FSH basal en la estimación de las probabilidades de baja respuesta
a la estimulación o de embarazo, la complejidad de su realización le resta
eficiencia, lo que hace que su uso no esté justificado.
La AMH podría ser el TRO más práctico por varias razones. Es el marcador
hormonal que más precozmente, ya desde los 21 años, comienza a disminuir
en la vida de la mujer. Parece ser que sus niveles no dependen del momento
del ciclo menstrual ni del embarazo, algo discutido por algunos estudios que
siguen recomendando su utilización en fase folicular precoz, sobre todo en
mujeres jóvenes. Los valores séricos no se ven alterados con la utilización
previa de anticoncepción hormonal u otros fármacos, aunque si se ha
observado su disminución durante la administración de anovulatorios o de
análogos GnRH, efecto que ha de ser tenido en cuenta, pero que parece
desaparecer tras la retirada de éstos tratamientos.
Un valor muy bajo de AMH, que depende del tipo de test utilizado en cada
laboratorio, sugiere la existencia de una BRO e identifica a mujeres con
alto riesgo de baja respuesta a la estimulación ovárica, pero no es
predictivo de las probabilidades de embarazo (Nivel de evidencia III,
grado de recomendación C).
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Inhibina B
Marcadores ecográficos de la RO
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Volumen ovárico
Los estudios realizados excluyen a las pacientes con cirugía ovárica previa y a
las afectadas por síndrome de ovario poliquístico (SOP) por lo que su utilidad
en estas poblaciones es limitada.
Combinación de tests
Los TRO que hemos ido exponiendo no alcanzan en ningún caso capacidades
predictivas del cien por cien (tabla III), y los estudios acerca de su utilidad están
hechos bajo definiciones heterogéneas de los aspectos pronósticos analizados,
sobre poblaciones diferentes, y con distintos diseños, medios técnicos y
protocolos de tratamiento. Estudiados de forma multivariada no se ha
conseguido que sus diferentes combinaciones aporten mayor valor predictivo
que el que ofrecen de forma aislada.
Uno de los factores que contribuyen a la dificultad del estudio de los TRO, es el
hecho de que sus modelos predictivos dependen, en alto grado, las
consecuencias de la predicción a que dan lugar. Por ejemplo, algunas
pacientes para las que el resultado del test es malo, no son tratadas. Además,
la edad, factor pronóstico importantísimo, es frecuentemente omitida en el
estudio.
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En este caso, la inclusión de AFC y AMH, si es capaz de dar lugar a modelos
multivariables que mejoran el poder predictivo aislado de la edad en la baja
respuesta a la estimulación, pero no superan la eficacia del uso de AMH o AFC
aislados. De nuevo, cuando hablamos de la probabilidad de embarazo, la edad
sigue siendo, aunque modesto, el valor más eficaz, no superado por ninguna
combinación de tests. Debemos remarcar que AMH, AFC y edad son
marcadores independientes de la probabilidad de embarazo.
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embarazos o disminuya las cancelaciones cuando se trata a pacientes con
BRO, y la baja capacidad predictiva de estos tests no nos autoriza a rechazar
el tratamiento de una paciente basándonos sólo en su resultado.
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VALORACIÓN POST-TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Aún con muy escaso nivel de evidencia, la literatura sugiere que la utilización
de electrocoagulación bipolar durante la cirugía de los endometriomas
produciría mayor disminución de la RO que la sutura del ovario, tanto a nivel de
AFC como de AMH, pero no observa ninguna diferencia en cuanto a las tasas
de gestación posteriores. Se han hecho observaciones similares referidas a la
extirpación de quistes benignos.
Por ahora no hay estudios con nivel de evidencia aceptable para sacar
conclusiones a este respecto.
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La cirugía de extirpación de un endometrioma parece producir una
disminución de la RO pero la gran heterogeneidad de los trabajos
analizados (método de dosificación de AMH, tipo de cirugía, lateralidad del
proceso, edades, AMH basales, etc.), resta valor a los resultados.
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descrito estudios de cohortes investigando el potencial de la AMH como
marcador de la fecundabilidad, sin gran éxito predictivo. Hay que hacer notar
que el incremento de la AMH tras el nacimiento, continúa hasta los 20-25 años,
por lo que, hacer estimaciones predictivas antes de esa edad, basadas en esa
hormona, no es factible. En cuanto a la edad de la menopausia, la AMH parece
ser mejor predictor que la edad de la menopausia materna.
En las niñas afectadas con síndrome de Turner, aquéllas con cifras de AMH
detectables son las que podrían beneficiarse más de una criopreservación de
tejido ovárico ya que son las que más posibilidades tienen de disponer de
folículos en su tejido gonadal.
La gran mejora en los resultados del tratamiento del cáncer infantil y juvenil, ha
dado lugar a altas tasas de supervivencia. Es por esto que las implicaciones a
largo plazo del tratamiento utilizado, en relación con el daño gonadal o la
fertilidad, deben ser objeto de estudio. La AMH podría ayudar a valorar qué
tratamientos quimioterápicos son particularmente dañinos para el ovario.
Podría, asimismo, ayudar a valorar la reserva ovárica una vez restablecidos los
ciclos menstruales tras el tratamiento de quimio o radioterapia, lo que tendría
utilidad informativa para la paciente, desde el punto de vista reproductivo, y
para los oncólogos, en el sentido de ayudar, por ejemplo, a estimar la
necesidad y duración de tratamientos supresores en tumores hormono-
dependientes. El papel de la AMH y otros TRO en este campo está aun por
determinar.
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Los datos acerca de la utilidad de los marcadores de reserva ovárica, se
basan en pacientes bajo tratamiento por infertilidad. Cuando se trata de
mujeres no infértiles, se han descrito estudios de cohortes investigando el
potencial de la AMH como marcador de la fecundabilidad, sin gran éxito
predictivo.
Las Guías de Práctica Clínica de la SEF y de la SEGO pretenden contribuir al buen quehacer
profesional de todos los ginecólogos, especialmente de los más alejados de los grandes
hospitales y clínicas universitarias. Presentan métodos y técnicas de atención clínica aceptadas,
contrastadas y utilizadas por especialistas en cada tema. Estas guías no deben interpretarse de
forma rígida ni excluyente, sino que deben servir para la atención individualizada a las pacientes.
No agotan todas las posibilidades, ni pretenden sustituir a los protocolos ya existentes en los
Departamentos y Servicios Hospitalarios.
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