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Hueso

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Hueso

Cráneo de Cercopithecus mona de frente

Visión lateral

Latín Ossa

TA A02.0.00.000

Los huesos son órganos rígidos que forman el endoesqueleto de los


animales vertebrados. Poseen varias funciones: forman una estructura sólida
para el sostenimiento del cuerpo, protegen órganos muy sensibles como el
cerebro, hacen posible el movimiento al servir como lugar de inserción a
los músculos y producen las células que forman parte de la sangre
(hematopoyesis). El conjunto organizado de las piezas óseas (huesos) forma
el esqueleto o sistema esquelético. Cada pieza cumple una función en
particular y de conjunto en relación con las piezas próximas a las que está
articulada.
En el hueso existen diferentes variedades de tejido. El principal es el tejido
óseo, un tipo especializado de tejido conectivo firme, duro y resistente que está
compuesto por células (osteocitos) y componentes extracelulares calcificados
que le proporciona gran dureza. Los huesos poseen una cubierta superficial de
tejido conectivo fibroso llamado periostio y presentan superficies articulares que
están revestidas por tejido cartilaginoso. En el interior de los huesos se
encuentra la médula ósea, formada por tejidos blandos que incluyen el tejido
hematopoyético que produce las células de la sangre y tejido adiposo (grasa).
Cuenta además con vasos sanguíneos y nervios que irrigan e inervan su
estructura.1
El hueso es un órgano vivo que contiene células y vasos sanguíneos que le
aportan oxígeno y nutrientes. Se encuentra en constante proceso de
remodelación, aumenta de tamaño tanto en longitud como en grosor durante la
infancia y la adolescencia, y es capaz de autoregenerarse después de sufrir
una fractura, proceso que se conoce como consolidación ósea. Responde a la
acción de diferentes hormonas circulantes, como la calcitonina,
la parathormona y la hormona del crecimiento.
La presencia de cristales de fosfato cálcico en la matriz extracelular y su
disposición espacial otorgan al tejido óseo unas propiedades físicas especiales
de dureza, resistencia, ligereza y cierta flexibilidad que lo hacen idóneo para
cumplir su función estructural como sostén. Sin embargo el hueso no es la
sustancia de mayor dureza del organismo pues es superada por el esmalte
dental.
La idea de considerar al hueso como una estructura mineral inerte es errónea y
está condicionada por el hecho de que después de la muerte la matriz
intercelular mineralizada perdura, conservándose durante largo tiempo. Sin
embargo estos restos óseos no son verdaderos huesos aunque conserven la
forma, pues han perdido los vasos sanguíneos, los nervios, la médula ósea,
todas las células vivas y carecen de capacidad de crecimiento y regeneración.

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