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Unidad I
La Poesía Paraguaya: Origen, evolución, temática y representantes. La renovación
poética en el Paraguay. La ficción y la realidad en la obra poética.
En rigor, la poesía paraguaya se inicia con Natalicio Talavera, que comienza a escribir en
los últimos años del gobierno de don Carlos Antonio López, y llega a ser el bardo nacional
por excelencia en los días de la guerra de la Triple Alianza, cuando sus versos se recitaban
en los campamentos o nuestros padres marchaban al combate entonando las marciales
estrofas de su "Himno Patrio". Talavera perteneció a la generación que asomó a la vida
pública más o menos por 1860, en momentos en que el Paraguay afirmaba su poderío e
iniciaba una era de esplendor. Cultores del verso contemporáneos de Talavera fueron el
deán Bogado, el Dr. Tristán Roca (oriundo de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia) y Juan
Crisóstomo Centurión, y una pléyade de modestos trovadores que componían toscas
rimas principalmente en guaraní, y de cuyos nombres no queda memoria casi.
Entre 1871 y 1890, es decir, en el curso de las dos décadas siguientes a la terminación de
la guerra que dejó en ruinas la otrora floreciente república, surgen los primeros poetas del
segundo período constitucional, que salvo excepción- frecuentan el campo de la-musas
por corto tiempo. Cantan a la patria, lloran sus desgracias, el timbre de sus versos lleva el
acento de melancolía y de dolor de la generación nacida entre los escombros de la
tragedia. Enrique D. Parodi, Venancio V. López, Adriano Matheu Aguiar, Manuel María
Viera, pertenecen a esta época. De éstos, Parodi y Aguiar, que residieron desde muy
jóvenes en el exterior, cultivaron otros géneros poéticos, además de la poesía patriótica, y
fueron amenos prosistas. Por entonces, se vinculan a la vida paraguaya varios vates
extranjeros cuya producción forma parte de nuestra literatura: Victorino Abente, que amó
a nuestra tierra con amor de hijo, y que cantó las bellezas de nuestro suelo y las glorias de
nuestra historia; Próspero Pereira Gamba, autor de poemas inspirados en episodios de la
trágica muerte del presidente Gill; y Cristóbal Campos, naturalista español que publicó
una composición poética jocosa sobre algunos personajes públicos.
Después de 1890 y hasta 1910 -tercera época de este periodo- desfilan, en orden
cronológico, Delfín Chamorro, José Cándido Diana, Fulgencio R. Moreno, Liberato Rojas,
Juan Francisco Pérez Acosta, Alejandro Guanes, Juan Pablo Casabianca, Ignacio A. Pane,
Juan E. O'Leary, Francisco L. Bareiro, Ricardo Marrero Marengo, Daniel Giménez Espinosa,
Héctor L. Barrios, M. Pérez Martínez, Ángel I. González, Gomes Freire Esteves, Toranzos
Bardell, Arturo D. Lavigne (autor del poema "Loca", 1902, y del libro de versos "Trinos
Matinales", 1904), Juan R. Dahlquist, Luis y Víctor Abente Haedo (enmudecidos, después
de los primeros balbuceos), Cecilio Báez, Manuel Gamarra, Hérib Campos Cervera, Eladio
Velázquez (también pronto arrincono la lira), Roberto A. Velázquez (publicó poemas
simbolistas bajo el seudónimo de Daniel Aubert), Juan B. Tournedou (sacerdote francés
que cantó a los niños mártires de Rubio-Ñu), Honorio Alfonso Díaz (poeta en guaraní que,
escribió canciones jocosas, como "Nde jha cho"), Félix Cabrera (coronel del ejército
nacional como el anterior, autor de composiciones en guaraní).
Entre todos ellos se destacan: Chamorro, Guanes, Pane y O'Leary. Pérez Martínez es el
precursor de la poesía lírica en lengua guaraní; su "Rojhechagaú" -el más delicado
madrigal de la poética aborigen-queda como una joya en su género. Pane, que escribió en
sus últimos años en guaraní, es el primer sonetista en el idioma gentilicio; él y Pérez
Martínez son los más castizos de nuestros vates guaranios.
Inicia este período Eloy Fariña Núñez, guaraní de alma helénica, recia personalidad
intelectual cuya aparición en el campo de las letras patrias significó todo un
acontecimiento. En tanto, la poesía guaraní se afirma y gana carta de ciudadanía con
Narciso R. Colmán (Rosicrán), el más laborioso de los bardos guaranios, verdadero
patriarca de nuestra literatura aborigen, que se da a conocer como poeta Guardo ya ha
traspuesto los lindes de la juventud. Tras Colmán, surge una falange de versistas en lengua
autóctona.
La mayoría de los iniciados por los años de 1911 a 1918 -siempre dentro de la primera
época de este período-, se agrupa en compañía de distinguidos prosistas, como
Leopoldo Centurión y Roque Capece Faraone, y de aquel caricaturista de talento que fue
Acevedo, para fundar la revista "Crónica", que es expresión de un momento interesante
de la vida literaria nacional. Y mientras en la capital radica ya el mencionado grupo -en el
que oficia de máximo pontífice de la lírica Guillermo Molinas Rolón, el simbolista de
caudalosa inspiración, que es precursor, en algunos aspectos, de la poesía nativista-, en la
ciudad guaireña suenan y aprisionan quimeras Manuel Ortiz Guerrero -una de las
potencias de nuestro parnaso cuya voz pareciera modular todas las notas de la gama de
armonías de su nativa selva-, Leopoldo Ramos Jiménez, Facundo Recalde, J. Natalicio
González, Francisco y Luis Ruffinelli, Carlos Regis Caroni, Aníbal Codas, Eduardo Alarcón,
compitiendo por esos años, Asunción y Villarrica en el culto de la poesía. Y en este torneo
de la gaya ciencia, termina imponiéndose Asunción, por mandato de lo social y de lo
económico, concentrando en su seno a casi todos los participantes. "Letras" y "Fígaro",
publicaciones que siguieron a la ya citada "Crónica" y, más tarde, la "Revista del Gimnasio
Paraguayo", "Pórtico" y algunas estudiantiles, recogieron también la prosa o el verso de
los escritores jóvenes. Los poetas de este lapso se caracterizan, en general, por sus ideales
puramente estéticos. Producen bajo la influencia de Rubén Darío, Herrera y Reissig,
Nájera o los maestros de la moderna lírica francesa. Escapan a esta caracterización, Fariña
Núñez, poeta de cultura clásica que sabe administrar los aportes del modernismo y que,
aunque se inspira en diversas fuentes, conserva su originalidad nutriéndose con la savia de
lo genuinamente nacional, y Ramos Jiménez, cuando menos en sus primeros tiempos, en
que disuena con sus contemporáneos al hacerse intérprete de las ansias de justicia de las
clases oprimidas. Con el correr de los años, libres de influencias, algunos hay que terminan
por identificarse con las cosas y anhelos de su medio y de su pueblo. El tema de su
inspiración lo hallan en motivos locales, o que aun siendo diferentes los abordan
infundiendo a su producción el sabor del terruño.
Después hace su irrupción otro grupo -segunda época de este período- allá por 1921 ó
1922. La revista "Juventud", su tribuna, fué dirigida, primero, por dos de los integrantes de
aquél, prematuramente desaparecidos, Heriberto Fernández y Raúl Battilana De Gásperi,
luego por José Concepción Ortiz y Juan Sorazábal (Chuchín), artistas ambos -del verso el
uno, del lápiz el otro-, y finalmente por Manuel Barrios Battilana y Adolfo Irala Ferreira,
pero sostenida económicamente siempre por un Mecenas cuyo nombre -Gaspar Trinidad-
es de justicia mencionar aquí, y que tuvo el mismo eficaz papel que en "Crónica"
cumpliera Arturo Campos. Simultáneamente a la publicación de "Juventud" fue la
aparición de "Alas", revista literaria de la misma importancia que aquélla, pero de corta
vida. Los poetas de este lapso no se diferencian fundamentalmente de los del anterior.
Como la mayoría de aquéllos carecen de ideales sociales y políticos, a pesar de vivir en
tiempos de profundas convulsiones colectivas, no encuentran motivos de inspiración en la
realidad social de la patria y pocos los hallan en la ubérrima naturaleza campesina. Los
que siguen, comienzan a escribir entre 1924 y 1928 y se dan o conocer desde fugaces
hojas estudiantiles. Por lo general, estos poetas están contagiados por las inquietudes
populares, no son extraños a las ideas e ideales de su tiempo y se identifican con los
anhelos de renovación que ya comienzan a agitar a las multitudes paraguayas. Así, muchas
veces su poesía es civil o social. Claro, esto no es obstáculo para que canten a la mujer
amada trovas semirrománticas en versos musicales o produzcan poemas de hondo
subjetivismo.
Un rasgo interesante de este período lo constituye el conjunto de poetisas que aportan
una nota de espiritualidad y delicadeza a nuestra lírica. Son las continuadoras de la labor
de doña Ercilia López de Blomberg, la primera mujer que en el Paraguay compuso o
tradujo versos, y de las que años después prosiguieron a aquélla y que quedaron a medio
andar en el camino.
Con posterioridad al año del comienzo de la guerra con Bolivia (1932), se inaugura otro
período en la poética nacional, que se distingue por la incorporación a nuestro medio de
los movimientos llamados de vanguardia de la lírica contemporánea. En comparación con
otros países, ellos llegan con retraso al Paraguay, cuando ya declinan allí donde tuvieron
nacimiento. Es que faltaban las condiciones sociales y políticas adecuadas. Sólo los
acontecimientos que han venido trabajando a la sociedad paraguaya, desde antes de
1932, y la contienda chaqueña, han creado el clima propicio a la sensibilidad que tiene su
expresión en la nueva poesía.
Es el iniciador de la renovación Hérib Campos Cervera, quien coloca -al decir de Walter
Weys- la literatura paraguaya en el ritmo universal. A él puede aplicársele la gráfica frase
de Rachilde: "él abrió las ventanas", con que la escritora francesa refirióse a Verlaine en el
movimiento de innovación de la poesía de su tiempo. Por tanto, por el nombre del autor
de "Ceniza redimida" ha de comenzarse el estudio de nuestra poética en su tercer
período. También ha de citarse el de Josefina Plá, la mayor poetisa aparecida hasta hoy en
el parnaso paraguayo, aparte de su labor de creación, por sus trabajos de interpretación y
divulgación de los nuevos cánones literarios.
Nueva técnica del verso (aunque -salvo excepción- sin aceptar completamente las
innovaciones), nuevos y más variados motivos, mayor profundidad y lirismo, cultivo del
poema de sugestión, influencia de lo popular, acentuada importancia de lo social
(predominante ya en la última época del período anterior) y atenuación de lo descriptivo,
señalan los matices de la cosecha de nuestros poetas en esta época. Hay, sin duda, los que
siguen, o vuelven, a la técnica tradicional y, respondiendo a su tempejamento, cantan a la
manera romántica o producen poemas modernistas o con reminiscencias clásicas.
POESÍA
El Grupo que nos ocupa reúne en su seno a poetas de la Promoción del 40, "jóvenes que
por ese año realizan su ascensión a las letras" y a otros poetas de otras generaciones, los
cuales se reúnen "constructivamente" para dotar de identidad a la voz lírica de esa
década. Antes de este Grupo los poetas no entran en relación entre sí, trabajan de modo
aislado y no existe una conciencia generacional ni un espacio para la crítica y valoración
recíproca.
El espacio en que buscan, encuentran y urden, en diálogo fecundo, la voz poética es el
CENÁCULO VY'A RAITY, creado y encabezado por CAMPOS CERVERA y PLÁ alrededor de
1943. El primero representa, como deja entrever HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ, el fervor
contagioso, que algunas veces no encuentra correlato en la articulación de teorías que
sustenten la práctica poética, aunque sí en una ejecución, depurada con el paso del
tiempo y el ejercicio, que termina siendo de magnífica factura. La segunda representa la
posibilidad del análisis literario que revela el sentido de la cualidad lírica, por aunar
capacidad creativa y crítica, sin por ello, renunciar al fervor lírico. Ambos, haciendo bien
poesía (él), y, sabiendo y haciendo bien poesía (ella) se constituyen en auténticas figuras
fundacionales y directrices.
A los mencionados poetas, representantes de una generación anterior, se unen los
jóvenes HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ, ROA BASTOS, GONZÁLEZ ALSINA, BILBAO y OSCAR
FERREIRO, entre otros. A ellos se suman otros dos poetas, pertenecientes a generaciones
disímiles: JULIO CORREA, quien puede ser considerado también como un precursor, pues
trabaja creativamente en la década del 30; y el jovencísimo ELVIO ROMERO, "pionero de
la generación posterior".
Son precisamente estas razones de diferencia generacional las que recomiendan
denominar a esta constelación de poetas como Grupo, y no Promoción, del 40.
Estos poetas, que atraviesan la vivencia de una crisis existencial alimentada por la
inestabilidad política de la época en Paraguay y los descalabros de la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945), se avienen en diálogo por medio del ejercicio poético, potenciado
en el NIDO DE ALEGRÍA, y canalizan su voz en dos corrientes, de acuerdo al análisis de Pla:
intimista o introspectiva, por un lado, y extrovertida a través de la solidaridad, por otro. Y
la corriente solidaria se bifurca, a su vez, en poesía de con-dolencia con el prójimo o de
toma de postura ideológica por medio de la denuncia, el reclamo.
Las reuniones, que comenzaron allá por 1943 en el CÍRCULO DE VY'A RAITY, llegan a su fin
con el estallido del 47: CAMPOS CERVERA, ROMERO y ROA BASTOS huyen en agosto de
ese año a Buenos Aires.
Desde allí comienza la publicación continua de libros (sobre todo en el caso de Roa y
Romero), desde allí sus voces comienzan a resonar y reverberar. Con el cumplimiento de
sus vocaciones líricas sensibilizan las conciencias que propician el despertar de los
continuadores.
A continuación, se dedicarán unas palabras, no las suficientes, a algunos de los artistas
más conspicuos que trabajaron durante esa década y a quienes publicaron durante la
misma -pertenezcan o no al Grupo del 40-.
EL MEDALLON TODO ESTÁ PERDIDO
Enrique Padi Delfin chamorro
El último recuerdo que guardaba
De nuestro amor, ayer se me perdió; Libre cual brisa de la mar un día
Un negro medallón era ¿recuerdas? las calles recorría. en suelta vaguedad;
En forma de un pequeño corazón. y en la mágica red de tu mirada,
cual siempre despiadada, perdí mi libertad.
Al dármelo dijiste conmovida,
E inundada tu faz por el rubor: Luego, una chispa de sonrisa ardiente
"Conserva este recuerdo que es la imagen vino a encender mi mente en llamas de ilusión;
De mi constante y noble corazón". y soñando inocente como un niño, al ganar tu
cariño, perdí mi corazón.
¿Quién hubiera creído que aquel día
Decías la verdad sin intención? Mas la hoguera también háse apagado,
Pues es tu corazón negro y pequeño acaso al soplo helado de tu cruel desdén;
Copia fiel del perdido medallón. y hoy la dicha soñada de tu seno, de mil placeres
lleno, perdida está también.
AL PARAGUAY
Venancio Lopez Sé que la rosa de tus labios pura, jamás con su
Levanta, patria mía, tu lívida cabeza, hermosura, mis labios tocará,
y mira los escombros de tu poder de ayer; y hasta la luz de la esperanza mía,
levántate y contempla la huella de grandeza . también desde este día, miro perderse ya.
que sublimes héroes dejaron al caer.
Otro amor en tu pecho inmaculado,
Levántate y contempla la ardiente llamarada, .holgándose a tu lado, su edén encontrará;
el pabellón que siempre soberbio flameó, yo sólo espero como bien la muerte, pues para mí,
a ver tu poderío mostrando a las naciones, al perderte, perdido todo está.
velando hoy los despojos que el enemigo holló.
MI PATRIA SOÑADA
Poesía de CARLOS MIGUEL JIMÉNEZ
Cantan a la patria, lloran sus desgracias, el timbre de sus versos lleva el acento de melancolía y de dolor de
la generación nacida entre los escombros de la tragedia.
Pérez Martínez es el precursor de la poesía lírica en lengua guaraní; su "Rojhechagaú"
Poetas románticos los de esta época -excepción de Chamorro (clásico), de Bareiro (modernista) y de algunos
otros en cuca producción ya hay manifestaciones de las nuevas corrientes literarias- se inspiran en la
libertad, el amor, la patria y sus glorias.
En el segundo periodo:
Inicia este período Eloy Fariña Núñez, guaraní de alma helénica, la poesía guaraní se afirma y gana carta de
ciudadanía con Narciso R. Colmán (Rosicrán), el más laborioso, verdadero patriarca de nuestra literatura
aborigen.
En el tercer periodo:
Con posterioridad al año del comienzo de la guerra con Bolivia (1932), se inaugura otro período en la poética
nacional, que se distingue por la incorporación a nuestro medio de los movimientos llamados de vanguardia
de la lírica contemporánea. Con los representantes del Grupo de los 40, la poesía paraguaya se abre a la
literatura universal.
Destaca el influjo de la dictadura en la producción poética del Paraguay, explica por qué los temas
abordados se relacionaban con la libertad, la patria, sus glorias, destaca las manifestaciones románticas,
determina el qué momento alcanzó su madurez, menciona el p iniciador de la poesía nativista, señala al
iniciador de la renovación poética y fundamenta, explica la influencia de las guerras en la producción
poética, nombra a los representantes.
QUIERO de Guillermo Molina Rolón.
Determina: el contenido de idas, el tema la ficción y la realidad presentes en el poema y los simbolos.