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Resumen
* Las tesis que contiene este artículo se han presentado en diversas conferencias y reu-
niones científicas en Madrid, Florencia y Cáceres. Agradezco a los participantes en esos
encuentros sus respectivos comentarios y observaciones, especialmente a Josep Corbí, José A.
Díez, Luis Fernández Moreno, Manuel García-Carpintero y Lorenzo Peña. Este trabajo ha sido
apoyado económicamente por la Dirección General de Investigación del Ministerio de Ciencia
y Tecnología de España (BFF2000-1073-C04-04), y por la CIRIT de la Generalitat de
Catalunya, en forma de financiación al Grupo de Investigación Consolidado al que pertenez-
co: LOGOS (1999SGR 00011).
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Manuel Pérez Otero Las críticas de Quine a la individualización...
Abstract
Introducción
Hace medio siglo publicaba Quine su artículo clásico Dos dogmas del
empirismo. En él se contienen algunas de las más célebres críticas a la dis-
tinción entre verdades analíticas y verdades sintéticas, y a la posibilidad de
atribuir significado a los enunciados considerados individualmente. La dis-
tinción analítico/sintético y la atribución de significado a enunciados (dos
asuntos muy estrechamente relacionados) son los temas de que me ocupo en
este trabajo. Los propósitos principales son contribuir a clarificar la dico-
tomía analítico/sintético y proporcionar algunos elementos de juicio para
resistirse a las críticas de Quine.
Evaluaré la legitimidad de las tesis criticadas por Quine examinando dos
cuestiones con las que está conectada. Una de ellas es el tema del holismo,
tanto el holismo sobre el significado, u holismo semántico, como el holismo
sobre la contrastación, u holismo epistémico. La otra cuestión concierne a las
condiciones o criterios de identidad de los enunciados; es decir, las condicio-
nes de identidad de las entidades a las que presuntamente atribuimos carác-
ter analítico o sintético.
Casi todas mis consideraciones van a girar en torno a las críticas a la idea
de analiticidad que aparecen en Dos dogmas. Me parece conveniente dedi-
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Manuel Pérez Otero Las críticas de Quine a la individualización...
car especial atención a esa obra porque es opinión muy generalizada que se
trata del artículo donde se exponen por primera vez algunas de las objeciones
fundamentales contra la distinción analítico/sintético. Es así pese a que el
propio Quine afirma en Palabra y objeto (Quine 1960, secciones 42 y 43) que
su argumento principal contra la postulación de proposiciones, y por lo tanto
(dado el entramado teórico de Quine) contra la distinción analítico/sintético,
se apoya en su tesis de la indeterminación de la traducción radical (una tesis
que no aparece en Dos dogmas sino que es presentada en 1959 en
Significado y traducción y, más extensamente, en el capítulo 2 de Palabra
y objeto). Sin embargo, como he indicado, por lo que respecta a Quine, me
concentraré en su trabajo Dos dogmas; el examen de sus argumentos en
favor de la indeterminación de la traducción radical sería materia para otro
artículo.
1.1. Veamos qué estructura presenta Dos dogmas. Las cuatro primeras
secciones contienen una serie de críticas poderosas a diversas estrategias
posibles para intentar caracterizar la distinción analítico/sintético. A grandes
rasgos, lo esencial de la crítica de Quine consiste en afirmar que las diferen-
tes definiciones de verdad analítica que, explicita o implícitamente, han veni-
do proponiéndose apelan a otras nociones que, pese a lo que pueda parecer a
primera vista, son tan oscuras y requieren tanta elucidación como la de ana-
liticidad. Esas otras nociones son las de significado, sinonimia, definición,
mero, entonces la falsedad del segundo dogma todavía sería compatible con
la verdad del primero. En ese caso, de acuerdo con la interpretación que estoy
defendiendo, no habría a lo largo de todo Dos dogmas ningún argumento
directamente encaminado a establecer la imposibilidad de fundamentar la
distinción analítico/sintético (incluso suponiendo que se hubiera refutado el
segundo dogma).
Sin embargo, Quine parece sugerir implícitamente durante su discusión
en favor del holismo epistémico que la falsedad del segundo dogma impli-
caría la falsedad del primero. Aquí sí encontraríamos un argumento presun-
tamente concluyente contra la legitimidad de la distinción analítico/sintético,
y que depende de la refutación del segundo dogma efectuada en las dos últi-
mas secciones. Para comprender adecuadamente la situación hemos de tener
en cuenta que, como ha señalado Dummett, Quine utiliza en sus razona-
mientos una premisa implícita que comparte con los empiristas que está com-
batiendo: el verificacionismo.2 Esa tesis identifica el significado con las con-
diciones de contrastación empírica. De ese modo se identifica también la ana-
liticidad y la no revisabilidad empírica; es decir, no se trataría únicamente de
que la dicotomía revisable/no revisable fuera un candidato con el que podría-
mos identificar la dicotomía sintético/analítico, sino que el verificacionismo
parece exigir que, en efecto, ambas dicotomías han de ser coincidentes, que
lo analítico ha de ser lo no revisable. Si es así, el holismo epistémico de
Quine, al contradecir el segundo dogma y deslegitimar, por tanto, la distin-
ción revisable/no revisable, deslegitimaría también (en virtud de la premisa
verificacionista implícita) la distinción analítico/sintético. En última instan-
cia, ambos dogmas corren la misma suerte.
En lo que sigue voy a presuponer esa interpretación de Dos dogmas.
Destacaré lo que considero que son algunos puntos débiles de la posición de
Quine; como ya he señalado, tienen que ver con el holismo y con los crite-
rios de identidad de los enunciados.
2.2. Quine no da ninguna indicación por la que se nos prohiba aplicar ese
método análogamente para adscribir significados a los enunciados aislados
sin infringir el holismo semántico. Conforme al holismo semántico podría-
mos establecer
del todo claro si defiende que son conceptos ininteligibles o, meramente, con-
ceptos inútiles por tener extensiones vacías, o extensiones muy diferentes a
las que preteóricamente les hubiéramos atribuido.
Conviene señalar que la primera opción (que esos conceptos no tengan
sentido) habría de ser descartada dado el método que se acaba de describir
para definir, sin violar el holismo semántico, cuándo dos enunciados son
sinónimos. Todo lo más que podría alegar Quine es que si efectivamente no
hay dos teorías empíricamente equivalentes cuya diferencia concierna a un
único enunciado, entonces no hay enunciados diferentes pero sinónimos
entre sí, con lo cual la clase de los enunciados analíticos coincidiría con la de
las verdades lógicas (supuesta la caracterización anterior según la cual enun-
ciados analíticos son los convertibles en verdades lógicas sustituyendo sinó-
nimos por sinónimos).5 Así pues, la tesis más debíl sobre la extensión inade-
cuada de los conceptos intensionales en cuestión es lo máximo que podría
reclamar Quine; no sería defendible la tesis de que son nociones sin sentido.
(ii) Por otra parte, necesitaríamos alguna justificación de por qué no
puede haber dos teorías empíricamente equivalentes que compartan todos sus
enunciados excepto uno. Sería un error pensar que es una consecuencia tri-
vial del holismo semántico. Quizá el contenido exacto del holismo semánti-
co (y del holismo epistémico) sea más díficil de elucidar de lo que se presu-
pone. Pero concierne principalmente a Quine (o a los quineanos) precisarlo
lo suficientemente como para utilizarlo en su crítica a la distinción analíti-
co/sintético.
5 Sin embargo, para seguir manteniendo que hay verdades lógicas de la forma p ↔ q
habría que renunciar al esquema anterior, p y q comparten el significado si y sólo si p ↔ q
es analítico, o bien renunciar a la tesis de que toda verdad lógica es analítica.
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Referencias bibliográficas