Sie sind auf Seite 1von 14

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS

Facultad de Ciencias de la Educación


Tecnicatura en Gestión Cultural

Antropología Cultural
Docentes: Lic. Patricia Fontelles
Lic. María Emilia Ghiglione
Presenta: María Yasi Mazarín
Fecha: 20 de noviembre de 2017

Entrevista Etnográfica

Llegue a las 10am a la casa de Victoria en el Barrio Hipotecario o también llamado Barrio
Jardín donde coordinamos el encuentro, luego de una hora de viaje desde mi casa hacia la
de ella (yo vivo en el centro sur de la ciudad de Santa Fe, ella en el norte), me recibió
alegremente con el mate preparado.
Nos ubicamos al lado de un ventanal que daba paso a la luz matinal, una mañana soleada
luego de una noche de lluvia y viento muy fuerte.
Trajo a la mesa unas toallitas higiénicas de tela de toalla que estaba haciendo y que iba a
aprovechar a continuar durante la entrevista, para su hija Luna que tiene 11 años y que
pronto iba a tener la menarca. Comentamos sobre la necesidad de la ESI (Educación
Sexual Integral) en las escuelas y me contó que ella se había ofrecido a dar una charla en la
escuela de su hija y que la maestra la había mirado extrañada, pero que a directora le dijo
que sí, que la llamarían. Se está casi terminando el ciclo escolar y aun no la llamaron.
-¿Estás en pareja?
-No, estoy separada. Lucas nació acá, en esta casa, vivimos casi dos años en Argentina y
de ahí nos fuimos para Venezuela, porque el papá de ellos es de allá y vivimos allá tres
años y medio, luego nos separamos y yo me volví con los chicos. El papá de los chicos vino
una vez al año o cada año y medio a verlos. Y ahora está acá, se vino a quedar un tiempo
más largo, así que los ve y todo, tienen buen vínculo, pero la que está a cargo de los chicos
soy yo.
-¿Sos partera o doula?
-Soy partera en la tradición. No soy Lic Obstétrica, no estudié en ninguna universidad, sí
hice dos carreras de partería, pero en (eso vas a tener que ver cómo lo pones) -advierte-
dos escuelas que no están reconocidas por ningún ministerio.
- ¿Dónde están esas escuelas?
-Mi formación es en una escuela acá en Argentina, en Córdoba, y otra en Brasil, que son
escuelas no reconocidas por ningún Ministerio por más de que han hecho los intentos, pero
sí tienen un sostén internacional de lo que es el Movimiento de la Partería en la Tradición,
que es un Movimiento que trata de rescatar los saberes de las Parteras Tradicionales. Brasil
fue punta de flecha por su gran tamaño pero porque hubo una mujer que dirigió una ONG
que laburó mucho en ir a buscar a las parteras y reunirlas, entonces empezó a hacer
congresos de Parteras Tradicionales para empezar a rescatar sus saberes y al mismo
tiempo armó unas pequeñas adecuaciones para que ellas puedan seguir laburando y
puedan adaptar sus conocimientos, pero no sería a lo "misionero" con los pueblos
originarios, no es esa la idea, pero sí incluyeron otros saberes para que ellas puedan
trabajar más de enfermería básica, eso como movimiento político. Y después se crearon las
escuelas donde fui, las cuales, ambas, tienen un encare de rescate cultural y de una misión
de lo espiritual, como algo muy importante. Es una partería que toma a la mujer dentro de
una mirada muy holítisca, mira a la mujer como un todo: en su salud física, en sus
emociones, en su historia, incluso abordamos hasta cómo fue su menarca, como fue el
comienzo de su menstruación, como fue el inicio de sus relaciones sexuales, como es el
vínculo con su familia. Así como su historia clínica: si hay antecedentes de diabetes,
hipertensión, etc. Y se arma una historia clínica muy completa de la mujer y del compañero
también, de la historia de ese vínculo, de hace cuanto que están juntos, si es el primer hijo o
no, si ha habido pérdidas, si la mujer tuvo abortos espontáneos, provocados. Son todas
cosas que van no desde un lugar de juicio, sino que van haciendo al historial de ese útero,
para el útero y para el cuerpo emocional de la mujer.
-¿Cuándo/cómo empezaste con la partería?
-Creo que fue cuando conocí al partero de Lucas, el primer partero que me asistió, que me
acompañó, que si bien él se había recibido como neonatólogo, había abandonado el laburo
en la institución y se había salido del sistema y venía acompañando partos en casa desde la
mirada de la biosalud (que es también una mirada que contempla al ser humano como un
ser completo, y que busca no poner paños fríos en los síntomas sino tratar de generar una
buena salud). Bueno, él me acompañaba desde esta visión que incluye buena alimentación,
ejercicio diario agradable, el consumo de la orina como cuestión preventiva y como forma
de sostener las defensas altas y todo el conjunto de sistemas del cuerpo funcionando bien.
Yo lo conocí en mi primer embarazo y fue quien asistió mi parto, con él fui haciendo todo un
proceso de acompañamiento donde nos veíamos una vez por mes y veíamos cómo estaba
yo desde lo clínico, cómo estaban mis defensas, mi hemoglobina, como iban evolucionando
mis pezones, es decir toda la cuestión física; y también un abordaje de lo emocional, de
cómo se iba dando la cuestión de pareja, cómo estaba yo en relación a lo económico, cómo
estaba yo en relación al resto de mi familia, a encarar una maternidad siendo tan joven,
porque yo tenía 20 años, todo un abordaje profundo, que para mí fue un sostén re
importante. Yo sentí que ese acompañamiento me dio mucho poder a mí, como mujer, me
ayudó a construir yo mi camino, acompañada, pero asumiendo que ese camino lo iba
gestando yo. Entonces elegí así parir en casa con él y me acuerdo que en algún momento
del embarazo o del parto sentí la frase mía interna "en la próxima vida ya sé lo que vas a
ser, vas a ser partera", esa ficha fue en el embarazo de Lucas. Y después vino la
maternidad y me atravesó con mucho disfrute, con mucha entrega y cuando quedé
embarazada de Luna, que fue bastante sorpresa también, ya habíamos decidido encarar el
viaje para Venezuela a conocer a la familia del papá de Lucas, con quien estábamos
conviviendo y todo, y arrancamos ese viaje, viajando con artesanías y pequeños ahorros y
ahí me entero que estaba embarazada otra vez. Y fue hacer ese viaje con todo el
embarazo, llegar allá con la certeza de que no quería ir a una institución a parirla así que la
historia era llegar, buscar un lugar y buscar una partera que me atienda. Cuando
encontramos un lugar para vivir yo ya estaba en el último mes del embarazo y en ese lugar
ya no había más parteras que asistían, era un lugar bastante apartado pero la gente se iba
a la ciudad más cercana a parir, no parían más ahí porque bueno, esto que se da muchas
veces, que se ha dado como fenómeno cultural de que siempre las ciudades son sinónimo
de progreso, el sistema con todo lo que implica es sinónimo de progreso, entonces, ese era
un pueblo chiquito donde la gente sentía que ir a estudiar, trabajar e incluso ir a parir, a
nacer en la ciudad era mejor (sin contar con que hacer dos horas de camino de montaña
sinuoso podría llegar a ser más peligroso hacer eso en trabajo de parto que parir, si todo el
parto venía bien, en su lugar). Bueno cuando vimos que esa era la situación, veníamos
viendo que todo el embarazo venía muy en salud, yo venía asumiendo los mismos cuidados
que había asumido durante la gestación de Lucas, hacía caminatas todos los días, tomaba
mi orina, lo cual me generaba la seguridad de estar con las defensas altas. En los controles
que habíamos hecho durante el viaje también todo venía saliendo bien y teníamos la
experiencia previa del parto de Lucas entonces en un momento sentimos ya dejar de buscar
y decidimos tenerlo nosotros solos al parto ahí, hablamos con un par de vecinos, cosa de
que si en algún momento sentíamos que teníamos que trasladar lo íbamos a hacer, no nos
íbamos a quedar a costa de cualquier cosa, así que ya estaba más o menos arreglada la
'ambulancia' -expresa entre risas- y bueno, así fue que esperamos a Luna. El parto fue
hermoso, incluso más rápido, más fácil que el de Lucas, y eso que Luna fue re grandota,
pesó 4,200kg más o menos, pero fue un parto muy hermoso y después con el tiempo
entendí que había sido una experiencia con mucha asistencia. Fue recién en el puerperio de
Luna cuando yo empecé a sentir más concretamente que mi elección de vida y mi misión de
vida iba por el lado de los nacimientos. Una vez encontré un artículo en una revista en
Venezuela que hablaba sobre las doulas, de quienes, en Argentina, nunca había escuchado
hablar, incluso habiendo parido en casa. Yo llegué a la partería primero como mujer,
primero como madre que quise parir de otra forma y eso sucedió porque el primer parto que
viví yo de cerca fue el de mi hermana quien tuvo a su primer hijo con unos meses antes que
yo en un hospital y tuvo una experiencia donde vivió todas las secuencias de violencia
obstétrica que te puedas imaginar, de falta de respeto, de falta de información de lo que le
estaba pasando, una serie de cosas bastante desagradables que vivió, entonces, cuando vi
esa secuencia dije "yo no quiero esto, yo quiero otra cosa para mi parto" y ahí empezó mi
búsqueda, ahí encuentro al partero con el que termino pariendo a Lucas acá en esta casa y
bueno, así empezó ese camino, entonces en el puerperio de Luna, yo empecé a sentir un
llamado muy fuerte a querer acompañar a otras mujeres, primero un llamado a querer
compartir con toda mujer que pasaba al lado mío que había otras formas de atravesar eso y
empecé a sentir mucha receptividad a lo que yo les compartía, de hecho, con muchas de
esas mujeres después seguimos en contacto, volvimos a encontrarnos y terminaron
gestando/pariendo en sus casas. Cuando me separé y decidí volver a Argentina sentí que
mi vuelta tenía que ver con ese camino de la partería y me entero que había abierto una
escuela de parteras en Córdoba, entonces vuelvo a Santa Fe y me reencuentro con una
amiga, Caro y le cuento en qué andaba y se dio que las dos estábamos sintiendo este
mismo llamado, y así empezamos a autogestionar nuestro camino como doulas. Estábamos
en eso cuando nos contacta una pareja, que eran conocidos de Caro, que sabían que
estábamos empezando este camino y que querían que los acompañemos en su gestación,
que ellos estaban con ganas de parir en casa, así que juntos empezamos a buscar una
partera que se anime y bueno, ese fue nuestro primer acompañamiento en 2010 como
doulas. Conseguimos una Lic. Obstétrica que se animó a asistir este parto por fuera del
sistema, lo cual le generó grandes crisis internas, acompañó dos partos nomas y no quiso
más. Así arrancó nuestro camino con las primeras parejas. Y a la par, el año siguiente
arrancamos la formación en la escuela de parteras en Córdoba, que fue una formación de
cinco años, y mientras tanto íbamos acompañando como doulas acá en Santa Fe y ni bien
arrancamos empezaron a aparecer parejas que querían parir en casa. Se generaban
vínculos tan fuertes que con la mayoría de las parejas de esos primeros años terminamos
siendo hermanos. Durante todos esos años que íbamos haciendo la formación, íbamos
acompañando como doulas y también como aprendices de parteras, fueron años donde
íbamos aprendiendo de los dos lugares al mismo tiempo, y la posibilidad de trabajar como
doulas nos significó una gran posibilidad de aprendizaje sobre la partería. Encontramos
finalmente una compañera Lic. Obstétrica que nos acompañó durante esos primeros años,
que no era de acá y con ella aprendimos muchísimo, una hermana muy generosa, y bueno,
así fue siendo este camino, fue cambiando muchas veces la conformación del equipo, y hoy
estamos en un equipo donde trabajamos parteras en la tradición junto con doulas, donde
para cada parto armamos equipos a veces con dos parteras y dos doulas, dos parteras una
doula, tres parteras un par de doulas, dependiendo lo que sintamos que haga falta, pero
siempre trabajamos con más de una partera. Para nosotras también es muy importante la
intimidad de la pareja, y encontramos la vuelta, encontramos la forma de que en un equipo
de tres o cuatro personas o más, esa intimidad no se vea afectada, que podamos no
siempre estar todas encima de la pareja, pero encontrar un equilibrio, porque el parto
fisiológico y natural tiene sus tiempos muy propios, pueden ser partos largos, y es en ellos
donde es muy importante que nosotras seamos varias para poder ir sosteniéndonos. La
Partera Tradicional tiene en cuenta y está observando y está todo el tiempo poniendo cada
uno de los elementos en la balanza, para ver cómo acompaña ese parto desde un lugar de
invisibilidad cuando tiene que serlo o desde una persona firme cuando tiene que serlo. Cada
mamá tiene necesidades distintas en cada momento, y bueno, es un poco tener en cuenta
todo eso.

-Y con los compañeros, ¿cómo ha sido la recepción?


-Buenísima, porque nosotras trabajamos con la pareja, durante la gestación trabajamos
grupalmente, tenemos encuentros semanales con todas las parejas que estamos
acompañando, se conocen y van entre ellos enriqueciendo mucho sus experiencias y
acompañándose y generando vínculos de tribu, que eso también permite que las parejas no
sientan que nuestro sostén es el imprescindible para su paternidad y maternidad, sino que
los protagonistas son ellos y que además puede haber una tribu, un sostén entre ellos
también, y en esas rondas trabajamos con la mamá y con el papá y le damos su lugar de
importancia también al hombre, el sostén del hombre. Por un lado, permitirle al hombre ese
lugar de sensibilidad que la sociedad no le permite, ese lugar de que el embarazo también
tiene que ver con ellos, de que el parto también tiene que ver con ellos, que no se les
permite tampoco generalmente, ayudarlos a darse cuenta de que ellos pueden hacer y
mucho durante el parto, que su figura es re importante durante la gestación para el equilibrio
emocional de su compañera y por lo tanto de su hijo. Y es bellísimo porque realmente los
padres que atraviesan esa experiencia de una gestación consciente, de un parto y una
paternidad consciente, tienen otro nivel de vínculo con sus hijos y con su compañera
después, se les genera un nivel de valoración de su compañera muy importante porque ven
todo lo que la mujer es capaz durante el parto y la mayoría, después del parto no lo pueden
creer, quedan muy impresionados de la capacidad de su mujer, entonces eso fortalece
mucho la pareja también. Además porque nosotras, además de ese encuentro grupal,
hacemos encuentro individuales donde abordamos otras cuestiones más personales, más
íntimas, donde ahí también los ayudamos a elaborar el vínculo entre ellos si hay cosas que
pulir, si hay que laburar más la comunicación, hablamos sobre cómo se vinculan, sobre la
sexualidad, sobre las necesidades del hombre también, sobre cómo, él, para sostener
también, necesita buscar otros lugares de sostén, entonces sí, el hombre tiene un lugar re
importante también.
-Hay mujeres que dicen no tener el don de la maternidad, ¿qué pensás sobre esto?
-Con absoluto respeto, siento que en realidad hay toda una lectura de la maternidad desde
el feminismo más trotsko que hoy en da ya está echando luz sobre eso y abriendo la
posibilidad a que la maternidad pueda ser pensada de otra forma, pero está, también, la
mirada de la maternidad como mandato, como un peso, como una cruz, porque ha sido, y
aún sigue siendo así, pero también hay todo un movimiento de mujeres que descubren y
que dicen y quieren sacar a la luz que la maternidad también puede ser un hecho liberador,
que puede ser un hecho sanador. La maternidad no es solamente el hecho de que un ser
se geste y se fabrique su cuerpo dentro de tu cuerpo, que ya es muy intenso, o de parirlo, o
de amamantarlo, todo eso es muy hermoso y también es muy intenso y a veces doloroso y
a veces remueve heridas y son oportunidades de sanar un montón de cosas, pero la
maternidad no es solamente pasarlo por el cuerpo. Creo que, a mí, en lo personal, eso fue
una de las puntas que me llevó a ejercer el doulaje y la partería, después de mis dos
maternidades yo seguía teniendo una pulsión de maternidad muy fuerte y siento que haber
elegido estos caminos fue una forma de poner yo esa energía, esa pulsión en otras formas
creativas y las mujeres tenemos mucho ese don, de poner esa pulsión de maternar de
millones de formas en la vida, en proyectos de vida, en otras cosas y que está buenísimo
también. En realidad, la maternidad pensada como persona que cuida y sostiene con amor
a otro ser pequeño te atraviesa, te mueve cosas de tu vida, de infancia, de tu crianza, de tu
nacimiento, siempre, y eso te va a pasar cuando te dispones a vincularte con un ser con
mucha generosidad y ser su sostén, creo que se define más por ahí la maternidad. Bueno,
eso, también me parece super respetable la elección de las mujeres que deciden no ser
madres.
- (cortamos hablando del gato lastimado)
- ¿Cómo se mueven en el ámbito legal?
-No hemos tenido problemas, ningún problema, en realidad nosotras no somos ilegales,
pero estamos en la a-legalidad, estamos en una línea delgada donde no estamos
contempladas. Nosotras tenemos un título, yo tengo 2, pero ninguno de ellos tiene una
validez legal, ministerial, entonces no tengo la posibilidad de firmar certificados a las parejas
que asisto, entonces las parejas que asistimos lo que hacen para poder anotar a sus hijos
(que de todas maneras es un derecho universal), es declarar que parieron en casa, ir con
dos testigos, conseguir un certificado de estado puerperal y un certificado de edad presunta
del bebé, es la misma normativa para cuando un parto sucede en el hogar porque no
llegaste, porque sucede accidentalmente en la vía publica o en cualquier lado. En realidad
hay un vacío legal para el parto en casa planificado, incluso en otras provincias, como en
Buenos Aires y Córdoba, sí está considerado que las Lic. Obstétricas, o sea, parteras que
han estudiado en una Universidad puedan asistir partos domiciliarios y dar esos certificados.
-Sólo por tener un título validado...
-¡Claro! y cómo será esta cuestión corporativa que te mencionaba que eso depende de
provincia en provincia. En Santa Fe, el colegio del Lic. Obstétricas, junto con el colegio de
Médicos se niegan rotundamente a que las propias licenciadas obstétricas puedan asistir,
no les permiten ejercer como parteras autónomas por fuera de la institución. Lo grave de
esto en realidad es que la partera es históricamente (y hablo de Partera Tradicional y Lic.
Obstétricas), por definición, una persona que puede, que está capacitada para asistir,
acompañar y hacer cotejos de salud de la mujer, durante toda su vida fértil, y esto incluye la
gestación, el parto, el nacimiento, la atención del bebé incluso durante el primer tiempo,
excepto que haya alguna cuestión que derivar. Sobre la madre lo mismo, siempre y cuando
la gestación y la madre estén dentro de los rangos de salud. El médico obstetra debiera ser
el especialista que atiende a las mujeres que tienen una gestación que se sale de los
parámetros de salud, como por ejemplo una preclamsia que tiene que ver con una
complicación de hipertensión arterial u otras cosas, o hay que hacer una cesárea porque
sucede algo realmente importante durante el parto. Todo esto también tiene que ver con
una cuestión histórica con una cuestión donde las partera/os junto con las enfermera/os han
sido los lugares más denigrados dentro del sistema de salud, hoy en día, por ejemplo, las
parteras dentro de la instituciones de salud son como la secretaria del médico: hace la
recepción de la embarazada, le hace los controles hasta que más o menos le parece que ya
está para llevarla a sala de partos entonces ahí viene el médico y ahí recibe el bebé, ella no
puede recibirlo, ella no puede decidir cómo se lleva ese trabajo de parto, incluso en una
institución quien decide si ese parto se acelera con medicamentos o se frena con
medicamentos, o se hace un tacto o no, o se hace una maniobra para desprender
membranas o no (todas intervenciones que son bien de la institución, que nosotras no
hacemos) es el médico obstetra con el que trabajan, o de la médica obstetra, que son
bastante menos que los varones. Hay toda una cuestión de género y de patriarcado
atravesando al sistema medico muy fuerte, y eso también tiene que ver con las razones de
que las parteras hayan perdido absolutamente su autonomía de trabajo, y no estoy
hablando de la última década ni del último ya desde el 1500 y a lo largo del tiempo vas
viendo todo ese proceso donde cada vez más, la partera, fue perdiendo ese lugar y el
hombre fue entrando en la escena del parto, y el hombre médico y el hombre dueño del
saber y cada vez más la mujer perdiendo su poder y el poder de acompañar, cuando en
realidad la partería es la verdadera profesión más antigua del mundo. Todo eso atraviesa la
realidad, entonces lo que nosotras hacemos hoy en día va desde un perfil bastante bajo, y
esto lo hablamos muy de frente con las parejas, no es ilegal lo que nosotras hacemos, pero
también necesitamos de su conciencia de la situación para no exponernos, yo no puedo
entrar a un sanatorio y decir "soy partera".
-¿Los varones pueden ser doulas (o doulos) y/o parteros en la tradición?
-Sí, hay muy pocos, acá en Santa Fe no hay hombres doulos ni parteros, pero dentro de la
camada donde yo estudié tenemos un compañero varón que se recibió con nosotras, de
hecho, es un compañero que tuvo una historia muy particular, porque cuando arrancó la
escuela de parteras él estaba atravesando un momento de su vida en relación a su
identidad de género. Así que éramos 40 mujeres con una compañera trans que hacia el final
de la carrera le sucedieron cosas en su vida en las que sintió que quería volver a recuperar
su ser masculino y volvió a ser Alejandro.
-¿Hay condiciones para ser doula?
-Eso depende de en qué lugar decidís formarte. En Santa Fe hay una formación de doulas
que se hace todos los años en Tinkunaco. Acá no está el requisito de ser madre ni de tener
determinada edad, en otras formaciones por ejemplo en Buenos Aires, que hay varias
formaciones posibles, sí sé que tienen que ser madres. En realidad, el mayor requisito es
sentir el llamado de acompañar a otras mujeres y es un dilema un poco eso de ser madre o
no, porque está el planteo de que hasta que no pasas por eso es difícil que puedas
realmente llegar a ese nivel de empatía con otras mujeres, yo siento que pasas más por
otro lado, igual siento que es re importante. Tengo un par de amigas que hicieron su camino
como doulas sin haber sido madres antes, y que después de ser madre dijeron "Ah, ahora
entiendo un montón de otras cosas". Ellas son de las mejores doulas que yo conozco, seres
con una capacidad de empatía, de escucha, impresionante. Entonces creo que más que
nada tiene que ver más con una cuestión de personalidad, de trabajo interior, de estar
dispuesta a hacer un trabajo interior muy fuerte, eso básicamente, de tener capacidad de
empatía y de escucha, y de no juicio. Si sos una persona que no puede soltarse del juicio
hacia el otro va a ser muy difícil que puedas acompañar y ser de ayuda para el otro, y eso lo
he visto en compañeras ya trabajando y creo que es una de las situaciones más difícil de
superar, te diría que la más difícil.
-¿Considerás un trabajo a la partería? ¿por qué?
-Es un trabajo, porque no es solamente el momento en que estas con esa persona, que ya
son muchas horas (no solo durante el parto, sino previo y después también), sino que
además hay otros momentos donde vos estas elaborando lo que vas a hacer con esa
pareja, armando su historia clínica, etc., así que sí, es un trabajo. Es también un estilo de
vida, es decir, no un estilo de vida, pero yo no dejo de ser partera cuando no estoy
parteando, yo soy partera el 100% del tiempo, es una vocación diría, más que un trabajo, y
es una misión, creo que esa es una re característica. Si caíste en el camino de la Parteras
Tradicionales es porque sentiste un llamado a una misión con la vida directamente, y eso es
también lo que nos da mucha protección al mismo tiempo. A la par yo tengo otros trabajos,
trabajo con masajes y terapias florales, porque esa también es otra de las cuestiones que
todas las parteras tenemos como regla, que a la partería (si bien puede ser la prioridad junto
con la familia), ninguna la tiene como primer ingreso, es un ingreso extra, ninguna de
nosotras ejercemos la partería por una cuestión monetaria. Cobramos por lo que hacemos
porque necesitamos poder ponerle un valor y porque también es un forma de reivindicación
política histórica para todas las parteras de nuestros árboles genealógicos que no pudieron
seguir transmitiendo sus saberes porque las hijas y las nietas ya no querían porque la
abuela partera era re pobre, porque históricamente las parteras no cobraban, la gente les
llevaba una gallina cada tanto y lo hacían por amor y sí, realmente es tanto el amor que vos
recibís de vuelta que daría para no cobrarlo, pero también eso fue, entre otras cosas, lo que
hizo que la partería se vaya perdiendo y que sus conocimientos se vayan perdiendo.
Entonces, nosotras hoy, en este mundo en el que vivimos sentimos que poder cobrar es
una reivindicación
-Para tu entorno: hijos, familiares, amigos más cercanos, que no son parteras ni doulas,
¿cómo reciben este trabajo?
-Lo toman bien con mucho amor, mucho amor. Mis hijos hoy en día lo toman con muchísimo
amor, con mucha paciencia también. Yo hice los 5 años de la carrera cuando ellos era muy
chiquitos. Cuando empecé Lucas tenía 6 y luna 4 y cinco veces al año yo me iba media
semana y ellos quedaban con mi viejo o con mi vieja. Ellos siendo chiquitos empezaron a
tener esa experiencia de tener una mamá que por momentos no estaba y que estaba
siendo para otros y eso es muy loco porque trabajamos con la maternidad, pero la partería
tiene un nivel de entrega muy grande al igual que el doulaje. Los primeros años les costaba
más y ellos me reclamaban un poquito más hasta que fueron aprendiendo y aceptando que
esto era así y fuimos encontrándole la forma también de aprovechar con mucho amor los
otros momentos donde sí tengo tiempo de compartir, entonces bueno, por ahí es un
cotidiano distinto al de la mayoría de la gente que tiene horarios super estructurados y todo,
pero le encontramos la vuelta para generar un vínculo donde ellos sientan mi presencia
también. Bueno mis hijos entonces ya abrazan mi vocación con amor, y del resto de mi
familia siempre he tenido mucho apoyo. Mi papá al principio me dijo "Negra ya que te vas a
poner a estudiar a esta altura de la vida, ¿por qué no estudias algo que te dé un título? Que
puedas después trabajar en hospitales". Y yo le dije que mi objetivo no era trabajar en
hospitales, a mi lo que me importa es el camino que quiero hacer, el tipo de partería que
quiero aprender, yo no quiero hacer 5 años de una partería que no quiero aprender, que es
super intervencionista, que considere a la mujer como un número y como un envase y como
una cosa que hay que ponerle y sacarle, ponerle y sacarle, no es el tipo de visión de la
salud que yo comparto ni siento ni quiero. Y él me planteaba mucho en esta primera época
que por qué yo no hacia primero esa carrera para poder cambiar el sistema de adentro y yo
le dije que sé que hay un montón de mujeres que están haciendo eso y sé que hay muchas
personas que van a hacer eso. Y bueno, una vez que le dije eso ya está, con el tiempo
aceptó y me dio su bendición. Sí, abrazan con mucho orgullo y amor lo que yo hago. Es
fuerte porque también para mis hermanas, yo soy la del medio, pero las dos maternidades
que tuvieron, tanto para mi hermana más chica que fue mamá el año pasado y mi hermana
mayor que ya había sido mamá pero que volvió a ser mamá el año pasado, las dos fueron
super atravesadas por mi experiencia de vida y por mi camino como partera, entonces las
dos de alguna forma trataron de tenerme cerca de conectar con mi acompañamiento de
alguna forma. La más chica estando en México, entonces hicimos un acompañamiento vía
Skype, durante su gestación y ella planificó un aparto en casa con una partera y una doula y
fue muy evidente cómo para ella y su maternidad con todo el camino previo había abierto
camino. Y para mi otra hermana, que ya esta era su cuarta gestación, para ella fue de
mucho aporte por un lado, pero también de mucho peso por el otro, al sentir que tenía que
poder cumplir ciertas expectativas, le generó mucha presión tener una hermana doula y
partera y por eso quería llegar a un resultado que en realidad ella no se sentía lista para
llegar hasta ahí, entonces así como puede ser de un aporte muy rico, a veces también
puede ser un peso, pero bueno, lo charlamos mucho, sirvió para sanar también.
-¿Cuál es la tradición que recuperan?
-Yobre todo nosotras hemos trabajo la escuela argentina, hemos tratado de rescatar los
saberes de nuestro país que han sido más difíciles de acceder, son muy pocas parteras
tradicionales que todavía quedan. Por contactos con la escuela de Brasil hemos entrado
mucho en contacto con esas tradiciones que están mucho más vivas, que tiene un rescate
cultural activo todo el tiempo, entonces ellos tienen mucho más acceso a todo eso y hemos
visto al final que en realidad hay un compartir en toda la cultura latinoamericana. Lo vimos
con México también, que compone la Red de Escuelas de Partería Tradicional. Se trata de
eso, de rescatar las tradiciones de cada lugar, hemos hecho monografías sobre distintos
grupos étnicos de distintas zonas para vez sus tradiciones con la partería e ir rescatándolas.
Muchas cosas que nosotras hacemos antes de los partos, por ejemplo las limpias con
plantas y con rezos como hacen las curanderas, la conexión con la naturaleza que se ha
dado en todas las tradiciones. La conexión con lo espiritual, que está ligada con la partería
en cualquier parte del mundo, eso es una cuestión vertebral. Hay que aprender todo el
tiempo de lo que la naturaleza nos enseña, de los ciclos naturales, el ciclo de las estaciones
por ejemplo repite el ciclo de las cuatro de las fases de la luna, repite el ciclo menstrual de
la mujer. También el uso de los distintos elementos. Durante los partos siempre tenemos un
fuego prendido en el patio o si es en un departamento usamos una vela. Para nosotras ese
elemento representa un símbolo de protección y también, cuando alguna de nosotras está
sintiendo cansancio o no sabe cómo resolver alguna situación y necesita claridad mental, o
si alguna de las personas que nos acompañan en el parto tiene miedo, lo invitamos y le
pedimos por favor que vaya al fuego también, a tener un momento meditativo, y sentimos
cómo realmente tiene ese poder de transmutación muy fuerte. También tomamos el rebozo
que es de la partería Mexicana, Guatemalteca, Nicaragüense, que son unos tipos de
movimientos que se hacen con unos trapos bien largos firmes que son tejidos tradicionales,
que ellas lo usan para todo en la vida, para cargar a sus hijos en la espalda, para ayudarse
a levantar peso y no hacerse mal, como faja cuando menstrúan como protección y también
durante y previo al trabajo de parto, durante la gestación o después, a ayudar a la mujer con
unos movimientos para relajarse como masajes o colgado de algún techo para que la mujer
se agarre y se cuelgue para aflojar las caderas. Con el rebozo hay un ritual particular
cuando cerramos el resguardo, que eso también es parte del rescate cultural de la tradición.
Para la tradición también, quien recibe al bebé es la madrina de nacimiento de ese bebé, de
ahí viene la palabra "comadre" y a las parteras muchas mujeres le decían "comadres".
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS
Facultad de Ciencias de la Educación
Tecnicatura en Gestión Cultural

Antropología Cultural
Docentes: Lic. Patricia Fontelles
Lic. María Emilia Ghiglione
Presenta: María Yasi Mazarín
Fecha: 20 de noviembre de 2017

Tránsito desde la extrañeza a la familiaridad

Presentación de la situación a comprender


En julio de este año me encuentro con la gestación de una comparsa de mujeres
candomberas que se estaban formando para participar del 16° Contrafestejo en la ciudad
de Paraná. Desde que me encontré con el candombe me sentí interpelada por él, cada vez
que escuchaba tambores bailaba, donde sea que estaba. Decidí sumarme a bailar en la
comparsa, que actualmente se llama "Macumbê".
Macumbê está formado por aproximadamente 40 mujeres y una compañera trans. La
diversidad de modos se ser, de estar, de sentir que allí existe es enorme.
Los domingos los ensayos eran en Rincón, allí comenzaron a visibilizarse saberes que
traían muchas chicas sobre plantas, hierbas, instrumentos, comidas, cuidados. Allí me
enteré que cinco de las candomberas son parteras y/o doulas, allí me enteré que existían
parteras y doulas.
Fue en un ensayo en la Plaza Pueyrredón donde escuché por primera vez que se estudiaba
también y que implicaba mucho más que simplemente ayudar en un parto.
Me encontré preguntando y repreguntando acerca de la función de cada una, me pregunté
por mi nacimiento, me pregunté si a la mayoría también desconocía su existencia. Me
encontré con niños en brazos y que me den consejos de posiciones para mantener derecha
su columna, para que no les haga mal a los pies, para que pueda respirar con facilidad. Me
encontré ayudando a poner rebozos para cargar a los bebés.
Me sentí en la necesidad de indagar en este universo paralelo que se da más cerca de lo
que creemos, que convive diariamente con nos-otros y que en realidad lo traemos bien
adentro.

Presentación de la entrevistada
Se llama Victoria Salami, tiene 34 años, vive en Santa Fe en el barrio Hipotecario o también
llamado Jardín. Su casa se ubica al final de la calle San Juan, luego de pasar 5 cortadas, un
barrio extremadamente verde, con una cercanía a los vecinos casi inmediata.
Victoria tiene dos hijos, Lucas de 13 años y Luna de 11 años. Ambos asisten a la escuela al
turno mañana.
Victoria trabaja como Partera Tradicional, estudió en una escuela en Córdoba recibiéndose
en el año 2016, además de recibir formaciones en escuelas de Brasil. Las rondas de
gestantes que realiza con las parejas a quienes asistirán en su gestación, parto y posparto,
se efectúan en Tinkunaco ubicado en General Paz 4534. Allí trabaja con un equipo de
parteras y doulas. A su vez trabaja como masajista y terapista florar en un espacio que tiene
en su propia casa en el primer piso.

Explicitación de la relación con la entrevistada


A Victoria la conocí en Macumbê, la comparsa de mujeres candomberas antes mencionada.
Nuestras charlas a lo largo de los ensayos no han sido tantas, pero sí muy concretas.
Cuando me enteré que ella era partera, y como de alguna manera me sentí más atraída por
su personalidad, decidí compartir con ella mis dudas, quien accedió de manera sumamente
interesada, dispuesta y feliz.

Memoria
La reunión estaba estipulada a las 9:30am., me dispuse temprano a aprontarme para salir
en colectivo a las 8:45am, ya que no conocía en profundidad el barrio al que debía ir. A las
8hs le escribo un mensaje por waths app a Victoria avisándole a la hora que saldría hacia
allí, al no contestarme no sabía si ir o esperar su respuesta. Decidí esperar y a las 9hs me
responde que se había quedado dormida, que vaya. Llego a la parada del 11, me lo tomo y
bajo un par de cuadras más delante de donde debía, por suerte me ubicaba y retomé el
camino enseguida.
Ese sector del barrio era casi un pasadizo natural, con cinco cortadas y mucho verde. La
calle de ripio estaba mojada, la noche anterior había llovido, pero ese parecía que sería un
gran día de sol.
Llego al final de la calle, giro diez metros a la izquierda y allí se encontraba la casa color
verde, rosa y anaranjado, con una escalera por fuera que da entrada directa al espacio de
masajes y terapia floral. Toco la puerta y me abre Victoria con su característica sonrisa, me
da un abrazo apretado y me guía hacia un espacio con un ventanal y una mesita para
sentarnos a la luz de la mañana.
Acerca el mate amargo y una serie de toallitas de mano que había estado recortando y
cosiendo para armas toallitas higiénicas para su hija Luna, que pronto tendría su menarca.
Mientras hablamos de la necesidad de la ESI en las escuelas y la falta de compromiso por
parte de los padres al no exigir que esos contenidos se den en el aula.
Me contó que ella se ofreció ante la maestra de Luna y la directora para dar esos
contenidos o una charla mínima, pero al parecer a la maestra no le gustó la idea, y a la
directora supuestamente sí, incluso quedó en llamarla, pero jamás lo hizo y el ciclo escolar
está llegando a su fin.
Comencé con una pregunta que sabía que quizás no tenía que ver con la temática que
quería indagar, pero sí con la subjetividad de Victoria y su construcción como mujer-madre-
partera. Su respuesta fue muy natural y segura. Al preguntarle si es partera o doula
comenzó su exposición. Debo admitir que la respuesta fue por más caminos de los que
esperaba, pero sin dudas enriqueció el nulo conocimiento que tenía del tema.
No tuve la necesidad de interrumpir su relato porque me encontraba fascinada, a su vez era
tan completa la información que a veces necesitaba pensar bien una pregunta, incluso me
preguntaba si era necesario preguntar en vez de dejarla que simplemente hable.
Se la notaba muy cómoda e interesada en contarme todo acerca de esta práctica, de estas
experiencias, sé que es muy importante el asentamiento de memorias de las parteras en la
ciudad de Santa Fe y de alguna manera a ella, este trabajo, le ha significado un comienzo.
La necesidad que tiene esta comunidad de mujeres de que se expandan los saberes y
conocimiento ancestrales hacen que se abran enteramente a contar todo. Esta necesidad
de visibilizar sus prácticas y de dejar de vivir en esa línea del "no ser" que plantea
Grosfoguel, y no por racismo, sino por desmerecimiento de los conocimientos. La
"colonialidad del saber" ha hecho que estas prácticas hayan quedado en el anonimato, tanto
así que sus títulos no son válidos para el saber eurocéntrico quien tiene registro de "lo
verdadero" , 'lo legal', 'lo sano'. Es decir que estos saberes, simplemente por el hecho de no
tener sustento legal, para el sistema capitalista neoliberal, no existen y sus defensores son,
sin dudas, amenazas para la conservación del saber legítimo.
La empatía que fui sintiendo a lo largo de la charla da cuenta de que todas las acciones que
ella nombraba de parte de la "corporación médica" la he sufrido y la sufrimos todas las
mujeres en carne propia diariamente, desde la propagación de pastillas anticonceptivas que
alteran el funcionamiento natural hormonal, hasta métodos abortistas totalmente
perjudiciales para la salud de la mujer que decide interrumpir su trabajo. De a poco fui
acercándome a este nueva mirada donde de alguna manera sé que me sentiría mas
acogida, mas segura, incluso hasta me dieron ganas de experimentar un embarazo para
poder sentir todo ese amor y calidez que se genera a través de los acompañamientos.
En mi visita a Tinkunaco, el espacio donde realizan las rondas de gestantes de las parejas
que serán asistidas por parteras y doulas, entre ellas Victoria, pude presenciar y compartir
una de estas rondas sin ser madre, incluso sin estar gestando, sin embargo pude conectar
con mi propio ser nacido, con mi propio ser mujer, con mi propio cuerpo y naturaleza
humana.
Perspectiva de la cátedra con prácticas de gestión cultural
A través de este trabajo necesité preguntarle a mi madre acerca de su nacimiento, el de sus
hermanos, sus partos y el de su madre. Me llevé por sorpresa que de los seis hermanos
que son, cinco nacieron en su casa, sólo su hermana mayor nació en el hospital. No me
supo decir nada más, pudo recuperar eso de su historia, porque no era algo extraño como
para indagar sobre el tema, mi abuela tampoco se encuentra con vida como para
preguntarle más, pero esto ya supuso en mí una satisfacción enorme de encontrar más
cerca de lo que creía este tipo de prácticas ancestrales, tradicionales.
Como futura gestora cultural me encantaría poder realizar encuentros y movilizaciones para
visibilizar la existencia de parteras y doulas (dentro de un marco seguro), así como para
gestionar la legitimidad y validación de sus títulos, para luchar por un sistema de salud
respetuoso, holístico, más humano, que tenga en cuenta las decisiones de las personas que
allí acceden y que no se omita o tergiverse información crucial para conocernos.
Cruce teórico
Retomando la primera etapa del trabajo, me es imprescindible reiterar la noción que plantea
Grosfoguel de la "a-legalidad", si bien sabemos que tanto parteras como doulas no son
relegadas al otro lado de la línea por disidencias raciales, sino más bien por la "colonialidad
del saber", éstas se encuentran en un lugar de no existencia, sus saberes dentro del
sistema de salud no son tenidos en cuenta, mucho menos tomados como válidos o
verdaderos.
Aunque tuve que hacer un recorte muy grande de lo dialogado, ya que fue una charla de
aproximadamente 1:45hs, citaré un fragmento de lo relatado por Victoria y que no se
encuentra en la etapa de la entrevista etnográfica: "En los '50 todavía muchos de ellos,
dependiendo en qué lugar en qué ciudades o en qué pueblos, todavía nacían en sus casas
con parteras. Pero más o menos en esas décadas empieza a plantearse que nacer en casa
era peligroso, que era sinónimo de muerte, de peligro de muerte de la mamá, de muerte del
bebé, y a trasladarse el nacimiento a las instituciones. Cuando en realidad si vos investigas
sobre el tema y haces un análisis, lo que redujo la mortalidad materna e infantil fueron otras
cuestiones, mas de saneamiento, más de control de la gestación y de poder definir cuáles
eran los nacimientos complejos que necesitaban otro tipo de atención". Ante esta
declaración podemos atender directamente a la negación y destrucción de saberes
ancestrales que se fueron expandiendo de generación en generación, pero que la
necesidad del sistema en el que vivimos, de manipular las historias, los saberes, los
cuerpos, la salud, y lograr que todos existamos de maneras homogéneas, hizo que nos
encontremos en una situación donde desconocemos nuestro propio cuerpo, nuestro propio
lugar donde habitamos desde que nacemos hasta que morimos. Y este que el "buen vivir"
-kawsay- abre las posibilidades de concebir y agenciar la vida de una manera “otra”, una
manera distinta concebida desde la diferencia ancestral y sus principios, pero pensada para
el conjunto de la sociedad.
Descolonizar el mundo en que vivimos es construir la interculturalidad –así entendida
críticamente–, ya que requiere transgredir, interrumpir y desmontar la matriz colonial aun
presente y crear otras condiciones del poder, saber, ser, estar y vivir que se distancian del
capitalismo y su razón única. Es el esfuerzo de resaltar lógicas, racionalidades y modos
socioculturales de vivir históricamente negadas y subordinadas y hacer que estas lógicas,
racionalidades y modos de vivir contribuyen en forma clave y substancial, a una nueva
construcción y articulación –a una transformación– de orientación decolonial.

Bibliografía
DE SOUSA SANTOS, B; MENESES; M. (2014) Más allá del pensamiento abismal: de las
líneas globales a una ecología de saberes. Epistemologías del sur (perspectivas) Ediciones
AKAL. (Cap.1)
GARCÍA CANCLINI, N. (2004) “Introducción: Teorías de la interculturalidad y fracasos
políticos”. En: Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad.
Barcelona, Gedisa.
GROSFOGUEL, Ramón (2011). “La descolonización del conocimiento: diálogo crítico entre
la visión descolonial de Frantz Fanon y la Sociología desconolonial de Boaventura de Sousa
Santos”. Actas del "IV Training Seminar del Foro de Jóvenes Investigadores en Dinámicas
Interculturales (FJIDI)" del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de
Barcelona (CIDOB).
SEGATO, Rita (2013) “Introducción: Colonialidad del poder y antropología por demanda”.
En: La crítica de la colonialidad en ocho ensayos. Y una antropología por demanda. Buenos
Aires, Ed. Prometeo.
ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD, "Parteras tradicionales ". Declaración conjunta
OMS/ FNUAP/ UNICEF. GINEBRA 1993
WALSH, C. (2006). “Interculturalidad y colonialidad del poder. Un pensamiento y
posicionamiento otro desde la diferencia colonial”. En Walsh, C., García, A. y Mignolo.
“Interculturalidad, descolonización del estado y del conocimiento”. Buenos Aires: Ediciones
del Signo.

Das könnte Ihnen auch gefallen