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INDICE

Relación del texto elegido con el área andina…………………………………………….3

Personajes…………………………………………………………………………………3

Principales…………………………………………………………………………………3

Secundarios………………………………………………………………………………...3

Escenarios…………………………………………………………………………………4

Trama……………………………………………………………………………………..6

Aporte de la novela escogida para comprender la realidad de los pueblos andinos………8

Retorica Literaria…………………………………………………………………….........13

Bibliografía……………………………………………………………………………….17

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Relación del texto elegido con el área andina (escenarios, paisaje, personajes, trama)

Personajes

PRINCIPALES

CIRO SOTOMAYOR: protagonista principal de la novela, hombre de 30 años dueño de un


pequeño taller automotor en Lima. Este personaje vive encasillado en el pasado, pues añora la
vida campestre y aun cultiva los usos costumbres del habitante andino; asimismo no tiene
interés por adaptarse a la modernidad ni buscarse un buen futuro en la gran Lima. Emprende
el camino de regreso a la casa de su padre y le sorprende los cambios ocurridos durante la
Reforma Agraria.

JESSICA: Hermosa mujer natural de Ingahuasi antiguo amor de Ciro Sotomayor, tiene
grandes aspiraciones en la vida. Este personaje se caracteriza por poseer ideas progresistas,
por tener metas claramente definidas y no anclarse en el pasado para concretar sus
aspiraciones.

SECUNDARIOS

DON DAGOBERTO: un ex-acaparador de granos que, afectado por la ruina del agro, ha
decidido venderlo todo después de veintiún años y empezar un nuevo negocio vendiendo
materiales de construcción. Representa la resistencia de una actividad que desfallece y que
tiene que cambiar para sobrevivir al igual que lo hizo la población circundante.

Lili (Bartola): ex empleada de la hacienda Ingahuasi. Es una enfermera técnica que representa
la aspiración social de los migrantes en la capital. Su trabajo y educación como enfermera
denotan la visión de que se tiene de la capital, como el lugar de oportunidades y de un futuro
mejor. Pero Lili también representa aquel migrante que pese a estar tiempo en la capital aun
no logra olvidar su lugar de origen y se siente como un forastero en Lima.

EL VIEJO ARROYO: expropietario de la hacienda La Ponderosa, la que con la reforma


agraria se convirtió en una simple casa y una huerta. Le describe a Ciro el Ingahuasi de antes,

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en pleno furor de la feudalidad y también el otro Ingahuasi, el de hoy, que Ciro tampoco ha
conocido.

GAMANIEL SOTOMAYOR: Ex dueño de la hacienda Ingahuasi. Hombre despótico,


abusivo y temido de ebrio, pero decente y respetado de sobrio. Es la figura del típico Misti
que detentaba el poder a través de las tierras. Intentará recuperar su hacienda a toda costa,
pero no lo logrará, más bien en su intento hallará la muerte.

CONCE ROJAS: antiguo hortelano de la hacienda de Ingahuasi. Es el segundo personaje que


da cuenta a Ciro de las transformaciones experimentadas en la sierra peruana luego de la
Reforma. Representa aquellas personas “antiguas” que aceptaban las relaciones establecidas
entre los Mistis y los campesinos.

JON WILLIAM: es un indiecito de dieciséis años en pleno tránsito a la adultez trabaja como
ayudante para Don Dagoberto, viste una blusa verde brillante y botines que resuenan cuando
camina, símbolos de la modernización que ya ha hecho su entrada a los Andes peruanos.

MARCO SOTOMAYOR: el hermano de Ciro, es un hombre que en otros tiempos buscó la


destrucción de la hacienda como institución por medio de la lucha armada. Hoy no es más
que un guerrillero arrepentido, un hombre de lomo arqueado que ha renunciado a sus sueños
y vive ahora con una mujer y sus hijos en la pobreza. Su vida va cuesta abajo: incapaz de
llevar con dignidad su fracaso, no encuentra el valor para acompañar a Ciro y enfrentar al
padre.

HELEN CAMPODÓNICO (Elena Sotomayor): es la hermana de Ciro, quien partió a


Alemania en busca de un futuro mejor. Es el símbolo de la crisis de identidad, pues se cambia
el nombre, evidenciando una vez más esa necesidad del migrante de construirse una nueva
identidad, una identidad que lo deslinde de su pasado indígena y le permita acceder al mundo
moderno de hoy.

CARMELA: esposa del viejo Arroyo, mujer que se subordino a las costumbres y trunco sus
estudios en medicina para acatar los designios del padre y casarse con un hombre aprobado
por el.

PÍO CONDE: ingahuasino resentido con los hacendados. Es quien insulta e intenta golpear a
Ciro Sotomayor al considerarlo un "perro Misti" descendiente de un hacendado.

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FLORA GAITAN: Personaje que envía la carta a Ciro, antigua amante de su padre, obtiene
un nuevo estatus social luego de la reforma.

Escenarios

En la novela al tratar el tema de la migración, las acciones se van desarrollando en distintos


escenarios acompañando la narración. Estos escenarios en su mayoría proceden de la sierra
central y en parte de la ciudad de Lima.

La casa de Ciro Sotomayor: Primer lugar donde se realizan las acciones, el protagonista
recibe la noticia del estado convaleciente del padre y el deseo de ver a sus hijos.

El Balneario de Barranco: Segundo escenario donde se da el encuentro entre Ciro y su


hermana.

Huancayo: Nuevo lugar de residencia de Marcos Sotomayor, hermano de Ciro, fue a vivir a
la casa de su esposa, luego de que fue liberado por los cargos de revolución y la discusión
con su padre.

Ayacucho: Provincia donde se ubican la otrora hacienda Ingahausi y ahora llamado anexo
Los Ángeles.

Ingahuasi o Los Ángeles: Antigua hacienda de los Sotomayor ahora convertida en Anexo
llamado Los Ángeles. Pese a que hasta el final de la obra nunca el protagonista vuelve a este
lugar. Gran parte de los hechos de la novela transcurren en este escenario, las acciones no son
desarrolladas en el presente, sino que se evocan por medio de recuerdos

La carretera interrumpida por el huayco: Este escenario representa el lugar donde el


protagonista no solo descubre lo acontecido con su padre luego de la reforma agraria. Sino
que también marca el lugar donde su visión se transforma encontrando el destino que debe
seguir durante su viaje.

La ex hacienda Ponderosa: Otra hacienda venida a menos luego de la Reforma Agraria, lugar
donde Ciro y Jessica son acogidos por el viejo Arroyo y su esposa.

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El escenario humano de fondo es de transformación, gente que migra de un lugar a otro con
variada suerte. A pesar de ser diferentes, todos los personajes expresan la idea de un mundo
desaparecido para el cual ya no hay cabida, y por lo tanto, hay que olvidar,

Trama:

La historia comienza una noche del mes de febrero, cuando Ciro Sotomayor recibe una carta
de su padre: Gamaniel Sotomayor, un hombre aferrado a las antiguas costumbres de los
hacendados tiránicos. En la carta, Gamaniel le pide que vaya a visitarlo a Ingahuasi con la
finalidad de arreglar asuntos relacionados con la tierra. Antes de viajar, Ciro va donde sus dos
hermanos, Helen y Marcos, quienes prefieren no acompañarlo en la travesía del retorno. Su
viaje a la sierra se ve interrumpido por un huayco que destruye un tramo de la carretera por
dos días y permite que Ciro se reencuentre con Jessica, un amor de juventud. Si bien ambos
tienen un origen común, enfrentan la vida de modo diferente. Y es allí donde reside el
conflicto mayor, en la falta de sintonía de ambos, en las posturas diferentes que tiene cada
uno frente a los desafíos planteados por el mundo moderno. Luego de un deslumbramiento
inicial ambos se dan cuenta que no son los mismos de antes. Ciro va descubriendo que
Jessica no es la niña que fue, sino una mujer que ha entendido rápidamente cómo funcionan
las cosas en la ciudad. Jessica, por su parte, se percata que Ciro sigue viviendo en el pasado,
lo que le impide salir adelante y brindarle todo lo que ella quisiera merecer y lograr en esta
sociedad.

El huayco que interrumpe el viaje por unos días también le permite descubrir a Ciro que el
pasado que él había conocido y en el que él había estado viviendo ya no existe. Ingahuasi es
ahora Los Ángeles y la hacienda de sus antepasados no es más que una hacienda en ruinas,
una sombra de lo que fue. El primer personaje que le permite concientizarse de los cambios

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es Arroyo, un viejo que les brinda techo a Ciro y a Jessica el primer día del huayco cuando
ella "toma la decisión" de pasar al otro lado. El viejo que en otros tiempos fuera dueño de la
hacienda La Ponderosa pasó después de la reforma, se ha convertido en el dueño de una
simple casa y una huerta. Le describe a Ciro el Ingahuasi de antes, en pleno furor de la
feudalidad y también el otro Ingahuasi, el de hoy, que Ciro tampoco ha conocido. Conce
Rojas es otro personaje importante que igualmente da cuenta de las transformaciones
experimentadas en la sierra peruana. Es a través de él que Ciro se entera de que la hacienda
de su padre y los privilegios a los que él había estado acostumbrado no existen más y de
cómo la reforma agraria dejó sin tierra y sin propiedad a su padre. Gamaniel había tratado de
solucionar su situación con "amigos" pero pronto se dio cuenta que los apellidos y los
contactos ya nada valían, viéndose por lo tanto obligado a aceptar que ahora sea una de las
hijas la que mantenga el hogar. Es también a través de Conce Rojas, que Ciro descubre que
su padre ha muerto muchos meses antes. Sin embargo, los personajes que revelan el cambio
de manera dramática son los Cotay, indios que aún recuerdan con resentimiento los abusos
sufridos en la hacienda de Gamaniel. Al enterarse de que Ciro es un Sotomayor, no tienen
problema alguno en enfrentarlo y gritarle a la cara los delitos cometidos por el padre.

Ciro parece perplejo ante los reproches de gente que no conoce, estas personas lo catalogan
de misti; y parecen odiarlo sin conocerlo. Debido a que para ellos Ciro representa aquellas
memorias que no han vivido pero que odian con toda la fuerza de su ser. Y es que frente al
"misti" ellos son otra vez los "siervos". Los indios que tienen que obedecer.

Luego de este enfrentamiento es recién cuando Ciro comprende su situación, luego de la


despedida de Jessica es que Ciro realmente comprende hacia dónde va y porque lo hace.

Si bien la trama de Carretera al purgatorio está planteada como una historia de amor, ésta es
sólo una forma para mostrar una sociedad que atraviesa profundos cambios, una sociedad
agraria en doloroso tránsito a la modernidad.

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Aporte de la novela escogida para comprender y/o entender la realidad de los pueblos andinos

A partir de lo podido ver en la novela carretera hacia el purgatorio podemos apreciar un


enfoque totalizador de lo que fue no solo el orden pre y post reforma agraria sino además
como todos los actores que llegaron a ser parte de esta reforma se encuentran representados
en distintos personajes dentro de la obra dándonos la posibilidad de ver en que niveles la
reforma configuro el espacio rural de manera drástica, sin embargo como explicare más
adelante estos cambios no fueron solo drásticos en el sentido legal y económico sino en la
visión que tenían todos los actores rurales sobre el mundo, incluyendo su lugar en este como
parte de un sistema jerárquico que había sido abolido.

A continuación se analizaran eventos y personajes con el fin de poder apreciar como aquellas
acciones nos permiten ver de una manera nueva ciertos aspectos de la vida rural en aquellos
tiempos,

Una de las primeras partes con las que me gustaría comenzar el análisis es justamente la
presentación de los personajes principales que a mi parecer vendrían a ser los siguientes:

Ciro Sotomayor, hijo de un hacendado llamado Gamaniel Sotomayor, decide a partir de una
carta de su padre, viajar a Ingahuasi debido a que este le escribe a él y sus hermanos, enfermo
y posiblemente a punto de morir quiere legar a sus hijos las tierras que le quedan antes de
morir, Ante esta oportunidad el personaje de Ciro toma como opción dejar la vida de la

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ciudad para irse a vivir y trabajar en el campo. Podemos apreciar aquí a un migrante andino
que tuvo la oportunidad de viajar a la capital estudiar y encontrar cierto éxito, en
comparación con el resto de personajes que veremos más adelante, que enfrentan a lo largo
de sus vidas la profunda desigualdad de profundidades a pesar de estar muy cercanos a Ciro y
su familia aparentemente acomodada. Sin embargo Ciro desde su perspectiva la vida de la
ciudad a pesar de la paga no lo remunera como él quisiera, aquí mismo voy a saltarme a dos
frases que le menciona otro personaje más adelante.

“Es que mandar esta en ti, y ni cuenta te das, ves un cholo y estiras un zapato ¡lústramelo¡”

“Los padres de esos chicos se rajaron el lomo en Ingahuasi y también los abuelos. Y tu
apellido se lo ha recordado; tu presencia más aun”

(Zorrilla, 2005)

En este extracto Dagoberto evidencia a Ciro como su visión del mundo desde el lugar de un
hacendado no ha cambiado, como es casi inherente a él esa actitud de superioridad, al mismo
tiempo que le reclama sobre la decisión cobarde de no ir a Ingahuasi, donde podemos una vez
más apreciar como su estilo de vida acomodado en el pasado podría ser causa de sus
renuncias en la moderna Lima, y la intención de regresar no solo al lugar sino al orden
antiguo que lo trataba mejor que el actual. Vemos a partir de Ciro un sector de la comunidad
rural que no solo ha perdido sus beneficios sino que aun busca aferrarse al viejo orden y que
más adelante, a partir de ciertas epifanías logra por fin dejar de lado el pasado y decide seguir
adelante, no en el sentido de volver a Ingahuasi sino en el sentido de hacer las cosas que tiene
que hacer y que quiere hacer.

Las reflexiones de Ciro son justamente logradas gracias a Arroyo, quien a través de su
historia nos muestra a nosotros y a Ciro el destino que tuvo su padre, Gamaniel, un
hacendado que sin poder aceptar el nuevo orden luego de la reforma no pudo hacer más que
recurrir al alcohol y en que en sus últimos días, no pudo siquiera ver a sus hijos debido a la
incapacidad de Flora de escribir la fecha y el destinatario de la carta. Creo yo que podemos
encontrar en Ciro casi al final, una especie de lección aprendida a base de lo que paso con su
padre.

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Continuare el análisis hablando de los miembros de la hacienda o aquellos que hayan estado
más cerca de la punta dentro de la pirámide jerárquica del sistema latifundista.

Así pues creo que al igual que Ciro, sus hermanos nos permiten ver dos actores importantes
en el panorama rural, el subversivo hijo de hacendado y la mujer que decide dejar
completamente atrás la vida rural, en ambos personajes se evidencia como la brecha de
oportunidades, nos muestra a Marcos como un chico inteligente, con ideas claras como lo
describe el mismo Arroyo pero que fue como menciona Ciro “lavado de cerebro” y
convencido de entrar a formar parte de las líneas terroristas, así mismo su hermana Elena nos
muestra la repulsión hacia el pasado rural del que venía a pesar que este mismo pasado rural
fue el que sentó sobre ellas las mismas ideas de superioridad que tenía Ciro y que tenía su
padre, es casi irónico como cuando se encuentra por segunda vez con Pocha esta dice:

“Tú sabes quién soy yo. Aquí en la ciudad nadie respeta a nadie”

(Zorrilla, 2005)

Haciendo clara alusión a la vida campestre que le había dado un lugar superior en aquella
jerarquía.

A continuación veremos otro personaje con cercanía al mundo de los hacendados, me refiero
a Don Guillermo el chofer de bus, en su historia se nos menciona como años antes, había
cogido la amistad de los hacendados, aquella fraternización permitió que formara parte de ese
mundo, de sus costumbres, se habituó a jugar naipes, a destilar aguardiente, a participar de
jurado en peleas de gallos, y como el mismo menciono, se sentía un hacendado más, una
persona respetada por los otros hacendados y ser reverenciado por los indígenas. Aquí
podemos entender como la intrusión en el medio de lo rural, podía hacer que uno formara
parte del mundo andino sin necesidad de haber nacido en este, el espacio donde se
movilizaban los hacendados era el mismo donde se movilizaban los cholos y esto fue lo que
causo que Guillermo en cierto punto empezara a cuestionarse que una parte de él si bien se
sentía como un hacendado otra se sentía como un indio, esto probado cuando de vuelta a la
ciudad sentía una humillación sin origen, el mundo andino ahora era parte de él. El mundo
andino atrapo de tal forma a Guillermo que luego de la reforma agraria el, al igual que los
personajes de Ciro, Gamaniel o Elena busco regresar a aquel viejo mundo, firmó un contrato
con tal de regresar a ese viejo lugar donde tan bien lo habían tratado.

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“El chiclayano que había llegado a la serranías conduciendo un tractor agrícola donado por
un programa de fomento, se había convertido en un cholo completo ansioso de raptos bruscos
y de melancolía.”

(Zorrilla, 2005)

Considero que la actitud de Guillermo nos muestra como el afán de regresar al viejo orden jerárquico
no venía solamente de parte de los hacendados sino como acabamos de ver de empleados que de
alguna forma llegaron a sentirse cómodos con aquel estilo de vida.

Finalmente el último miembro del grupo de personajes en el libro que representan a los miembros de
mestizos importantes es Arroyo. Arroyo menciona como punto importante el momento en que acudió
a votar, cuando su tradición de votar siempre en el mismo lugar y tomar esperando el resultado
cambio, al llegar a la mesa de votación además vio a indios no solo ser miembros de mesa sino
además estar postulando a cargos importantes.

Hace la comparación donde antes votaba por mestizos iguales a el, gente que podría conocer, donde
creía que podía pedir una cerveza solo vendían pollo broaster, y ahí mismo cuando pregunto por
Gamaniel Sotomayor y su hacienda le respondieron que esta ya no estaba. Sin embargo creo yo que
aunque a Arroyo le afecto el cambio estructural dado por la reforma agraria este lo acepto, mucho
mejor que Gamaniel, obviamente ninguno podía hacer nada y quizá era la diferencia de poder y status
lo que ayudo a que Arroyo no sintiera tanta nostalgia como la sintió Gamaniel.

“No hay haciendas- dijo el mestizo

- ¿No hay haciendas? A mí no me vengan con vainas. Todo el Perú se ha convertido en


una gran hacienda y todos los hacendados nos hemos convertido en yanaconas.”
(Zorrilla, 2005)

A continuación ahora expondré los personajes que estarían debajo de la pirámide jerárquica
previa a la reforma agraria, empezando por el personaje de Lili, quien previamente se llamaba
Bartola.

Lili aparece al inicio como una mujer de carácter, tía de Reina y que estaba dispuesta a
negociar sin escrúpulos porque su sobrina se case en provincia, a pesar de la obvia actitud de
Lili de ser una persona muy lejana a ser sierva de alguien, la verdad es que ver al protagonista
Ciro Sotomayor la regresa al mundo pre reforma agraria como el autor afirma:

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“Lili dobla la nuca con suavidad y recibe la andanada de protestas que lanza Reina, ¿Por qué
lo llama Niño? ¿Por qué lo ha estado llamando Niño a la vista de todos? Mal, muy mal.
Adorando cosas del pasado, ella que parecía una mujer actual.”

(Zorrilla, 2005)

Podemos entender acá como a pesar de que la reforma agraria busco reconciliar a los indígenas con el
estado, la percepción que varios de estos tenían de cómo funcionaban las cosas luego de tantos años,
no iba a cambiar así pasaran los años, en el caso de Lili ella había servido de joven a la familia
Sotomayor, con ellos como ella dice:

“En su casa conocí el arroz, los fideos y el atún. Eso lo olvida uno en la tumba”.

(Zorrilla, 2005)

Eran los sentimientos y recuerdos positivos que Lili tenia de su vida en la hacienda lo que le
daba a mi parecer una sensación de deuda no saldada con la familia Sotomayor y es que una
deuda puede llegar a ser un compromiso con alguien y en este caso así lo era.

Finalmente el personaje que a mi parecer representa a la gran mayoría de población indígena


vendrían a ser Piucha y Pio Conde, indígenas que como menciono Arroyo hijos de aquellos
que sirvieron a los Sotomayor aquí podemos ver el sentimiento más obvio por parte de los
indígenas hacia los hacendados, un odio debido a la represión sufrida durante casi toda la
existencia que habían compartido con los primeros españoles que llegaron, no era solo un
resentimiento, era instinto natural de defensa, luego de haber sido sometidos durante décadas
aunque por diferentes señores, un hacendado era un hacendado y era alguien que si venia,
venía con intención de mandar y gracias a la reforma agraria y a tantos años de historia con la
cabeza en el piso estos no iban a dejar que eso vuelva a suceder.

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Retórica literaria

La antropología como ciencia social ha obtenido con esfuerzo un carácter riguroso,


por lo que se ha llegado a menos preciar la expresión literaria como aportante para las
ciencias sociales, por su configuración no verificada y científica. Sin embargo, la literatura ha
logrado aterrizar y percibir de forma más vívida asuntos, que se puede relacionar con
conflictos, o un choque de realidades que toca la antropología. No necesariamente, lo que esté
escrito en una obra literaria, será falso, muchas veces los autores basan sus narraciones en
experiencias personales o eventos que han interiorizado a través de sus vidas, o como ha
sucedido, han inspirado de las ciencias sociales para elaborar sus relatos.

“Es muy conocida, por ejemplo, la importancia que Marx atribuyó a


Balzac para entender a la aristocracia francesa, a la monarquía de
Luis Felipe. De hecho, Balzac quería titular a su Comedia humana
como Estudios sociales. Otro ejemplo que mencionaré es el de la
relación entre Thomas Mann y Max Weber, ambos
complementándose para entender a ese personaje nuevo de la

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historia: el burgués protestante, calvinista y heroico. Está también la
influencia del sociólogo sobre el escritor Kafka, quien no hubiera
escrito El proceso sin los antecedentes weberianos sobre la
burocracia y su impacto en el mundo que se estaba gestando.”
(Arocena, 2011, pág. 135)

Carretera al purgatorio toca varios temas sociales, como lo es: migraciones de campo
a ciudad, la adaptación a la modernidad, la identidad que algunos personajes se
cuestionan, que la quieren olvidar y otros que no familiarizan sus orígenes ya que
serían la segunda generación de migrantes. La constante discrepancia entre personajes
por la jerarquía a la que estaban sometidos, esto alrededor de la reforma agraria; a
partir de esto se visibiliza el cambio social, político y económico que afronta
Ingahuasi, y que acarrean sentimientos encontrados en el trajín de los personajes, ya
que, como toda etapa de cambio, atrae inestabilidad e incertidumbre, con lo cual en
estar es esta posición de liminalidad pueden cuestionar su estatus en su jerarquía
social. Digamos que esta narración no está basada en un caso real, pero no por eso, al
saber los contextos en cual se desenvuelve la trama, no deja de visibilizar la realidad
que se vivió en esa época, y nos permite interiorizar lo narrado.

“- ¿Lo reconoces?
El mozo se inclina ante el manto chispeante de colores.
- No. ¿Qué es? ¿Una alfombra?
- Es Ingahuasi. Tu casa.
Los dedos de Dagoberto recorren las figuras del bordado:
acaricia la familia de indios expulsada por el capataz, los
techos altos de la casa, los muros desplomados y el horizonte
de hierba amarilla calcinada por un eterno verano.
- Mira... - el dedo se detiene-. Mi padre y mi madre el día que
nos botaron de Ingahuasi. Eso son este hombre y esta mujer.
Y ese chico que va tras ellos, llorando y con su perrito en
brazos, soy yo.
- No entiendo.
- Qué vas a entender. ¿Y saber por qué? Tú eras una criatura
y tal vez no habías nacido. Y así lo hubieras visto no lo
hubieras entendido. Y aún hoy dudo de que logres entender.
¿Sabes tú lo que es el sufrimiento?” (Zorrilla, 2005)

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El trabajar con actores sociales inmersos en su propio contexto, cargados con su
cultura y desarrollo, nos deja una difícil labor de plasmar sin error, las complejidades de su
realidad. La antropología se apoya del trabajo etnográfico para poder cumplir con esa labor;
sin embargo, no se debe olvidar que el profesional que investiga viene cargado con preceptos
y subjetividades, y su interpretación puede ser acertada o no (esto dependerá de la buena
aplicación de metodologías para recabar información). “De hecho, la divergencia de
visiones etnográficas no significa que alguien se equivoca o miente, ya que la antropología,
hoy, hemos de entenderla como una disciplina que se nutre de retoricas a menudo
contrapuestas” (Clifford, 1991, pág. 9)

Aquí nos vemos en un dilema ya que no existe un método científico que corroboren y
puedan garantizar la veracidad de nuestros escritos sobre la investigación. El trabajo
etnográfico se mantiene como un método sensitivo; la observación participante hace que el
antropólogo profesional no solo se encargue de lo intelectual, sino también lo experimente de
forma corporal. Clifford (1988, pág. 42) afirma que el desarrollo de la ciencia etnográfica no
puede entenderse en último análisis prescindiendo de los debates políticos y epistemológicos
más generales sobre la escritura y la representación de la alteridad. Ahí se manifiesta la
importancia de la retórica y la importante asociación que tiene con la autoridad como
etnógrafos, del cómo la etnografía está ligada a la escritura, traduciendo la experiencia de
manera textual, manifestando la autoridad.

“En respuesta a estas fuerzas, la escritura etnográfica pone en juego una


estrategia de autoridad especifica. Esta estrategia ha involucrado,
clásicamente, la pretensión -no cuestionada- de aparecer como la que
proporciona la verdad en el texto.” (Clifford J. , 1988, pág. 43)

El antropólogo al interpretar tiene que decodificar lo que observa y al analizar y


plasmarlo en escritura codifica nuevamente estas representaciones. Ahí se muestra lo
sensible del tema respecto a la retórica ya que está muy ligada a la interpretación de cada
investigador.

Clifford (1991, pág. 11) plantea que los estudios sobre las culturas comienzan a
superar esa falsa oposición entre literatura y antropología -y el libro de Clifford y Marcus es,
en ese sentido, un buen ejemplo- el conocimiento de la retórica en la que la etnografía se
sustenta y articula no debe restarle credibilidad; poniendo como ejemplo su propia
compilación la cual está en la vanguardia de la tendencia renovadora que define como a un
tiempo post-literaria y post-antropológica.

El tufillo que se tiene respecto a la literatura antropológica nos hace recordar a la


superioridad que se tenía respecto a los trotamundos que describían lo observado, es así

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como se desmerece a la producción de literatura en cuanto a antropología, pretendiendo creer
ser dueños de la verdad escribiendo de forma “objetiva” o “científica” los fenómenos
captados e interpretados. Sin embargo, podemos caer y pecar de soberbio respecto de la
credibilidad de una conveniencia retórica, la cual puede estar abordada y plasmada de
acuerdo a los cánones de la academia y estar llena de vacíos respecto a la realidad del
fenómeno o también podría estar dentro de la autenticidad de la autoría de la investigación.

“La gran paradoja de la etnografía es que la «autoridad científica» viene


dada por la experiencia subjetiva (ese trabajo de campo tan mitificado) y, a
pesar de ello, durante años el antropólogo se ha sentido en la necesidad de
relegar todo lo que «oliera a personal» a los anecdotarios y memorias
marginales.” (Clifford J. G., 1991, pág. 13)

Partiendo de esto se puede dejar en claro que la investigación e interpretación, fuera


de la retórica que se vaya a conferir, el investigador no deja de lado su subjetividad, entrando
en un tipo de crisis y contradicción ya que para que su descripción sea certificada por
autenticidad trata de tener un tono objetivo al escribir. Limitándose quizá a ser subjetivo en
el prefacio o “como apunta Pratt también, el viejo recurso de los viajeros del XVII y del
XVIII de combinar la narración subjetiva con descripciones pretendidamente objetivadas”.
(Clifford J. G., 1991, pág. 13)

Como autoridad etnográfica, el antropólogo como autor mostrará la calidad de su


etnografía con la habilidad para convencer al lector de que la evidencia contada es verídica.
“Así vista, la etnografía se aproxima a una verdadera poética de la persuasión mediante la
cual se nos hace partícipes de dos convicciones básicas: que el etnógrafo «estuvo allí» y que
su visión interpretativa de las otras culturas es la que nosotros mismos hubiésemos suscrito
de encontrarnos en su situación.” (Clifford J. G., 1991, pág. 15)

A pesar de la libertad que podría atraer la aplicación de la literatura a la producción


antropológica, esta no se tiene que ver envuelta en verdades a medias o mentiras, tiene que
estar fundamentada con coherencia de los argumentos y no solo en la gran cantidad de datos.
No se pretende que haya un descontrol crítico, ya que la producción literaria también es
estudiada y analizada. Es así como se revela la literatura etnográfica en un campo que puede
aliarse con la fantasía, pero no con la ficción. con la suposición, no con la mentira. (Clifford
J. G., 1991, pág. 18)

Como antropólogos solo nos enfocamos en lo etnográfico en sí, mas no se piensa en la


escritura, siendo esta pieza fundamental para nuestra producción, la escritura como aval y
enganche. Y ser la literatura una innovación en la antropología para nuevos campos con la
escritura, sin que deje de ser consecuente, aportando una apreciación crítica y un tanto

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diferente de la clásica etnografía. Se sigue con la consigna de renovación y aceptación en
cuanto a nuevas formas de escritura, tratando de dejar atrás la idea de que la etnografía debe
ser considerada objeto solo de lectura.

“Muy frecuentemente, los más interesantes escritores de textos y de informes


antropológicos son aquellos que, mientras persisten en la evocación, en el reclamo
incluso, de una autoridad antropológica, jamás tratan de reproducir esos textos que
escribieron a exigencias de un aprendizaje profesional... Intentan, por el contra rio,
profundizar en las lecciones recibidas cual ofrenda de la experiencia, cosa que, por
otra parte, requiere de formas y de estilos variados para una exposición
conveniente.” (Clifford J. G., 1991, pág. 362)

A conclusión, evidenciar la necesidad de un constante debate respecto a la retórica en la antropología,


ya que esta es pieza importante para la producción antropológica y hasta la actualidad sigue en
controversia la factibilidad de incursionar en nuevas formas de escribir, como la literatura
antropológica, la cual ya se ha especificado, no pretende ser ficción, ni caer en la mentira, sino por el
contrario busca ser más fehaciente basándose en la buena cohesión de argumentos.

Bibliografía

Clifford, J. (1988). Dilemas de la cultura: Antropología, literatura y arte en la perspectiva


posmoderna. En J. Clifford, Dilemas de la cultura: Antropología, literatura y arte en la
perspectiva posmoderna (pág. 429). Barcelona: Editorial Gedisa, S.A.

Clifford, J. G. (1991). Retóricas de la antropología. En J. G. Clifford, Retóricas de la antropología


(pág. 390). Madrid: Ediciones Júcar.

Arocena, Felipe. (2011). Literatura y ciencias sociales. En Cuadernos de Filosofía Latinoamericana


(pág. 152). Bogotá: Universidad Santo Tomás.

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