Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
A ctividades
Objeto:
Valores o cualidades que encarna:
Objeto:
Valores o cualidades que encarna:
1. Observa las siguientes imágenes e identifica qué son y qué valores, cualidades o ideas
encarnan.
Objeto:
Valores o cualidades que encarna:
1. Biografía
Filósofo griego, nacido en Atenas (470 a.C – 399 a.C), hijo de Sofronisco, escultor, y de
Fenareta, de oficio partera.
Forma, como hacían los sofistas en su misma época, un grupo de discípulos y amigos,
entre los cuales destacan Platón, Alcibíades, Jenofonte, Antístenes, Critias, Critón,
Aristipo y Fedón, entre otros. Tras una vida entregada a interpelar a sus conciudadanos,
obedeciendo la voz interior de su daimon 1, y a instarles, según Platón, a que fueran
«mejores y más sabios», restablecida ya la democracia ateniense, es llevado a juicio
doblemente acusado de ser impío y corruptor de los jóvenes, por Anito, en nombre de los
artesanos y políticos, por Meleto, en el de los poetas, y por Licón en el de los oradores.
Condenado por el tribunal popular a beber la cicuta y tras rechazar los planes de huida
que le ofrece Critón, muere en la prisión de Atenas, rodeado de algunos de sus amigos y
discípulos y mandando decorosamente a su mujer Xantipa, que llevaba a su hijo
pequeño en brazos, que se ausentara.
4. El diálogo socrático
Sócrates no puso por escrito sus doctrinas, y todas sus enseñanzas, según el testimonio
de Platón, fueron orales. Aun así, se considera que los primeros diálogos platónicos son
algo así como registros más o menos fidedignos de la vida de Sócrates.
Sócrates teje diálogos consistentes en dos partes fundamentales: a) la ironía y b) la
mayéutica.
Todos los diálogos de Sócrates se inician con una pregunta, algo que él quiere saber, por
ejemplo: ¿qué es la justicia? ¿Qué es la belleza?
La fase de la ironía se caracteriza por un Sócrates que actúa como si estuviera en
presencia de un gran conocedor y como si él mismo fuera un niño que quiere aprender.
Incluso cuando el interlocutor comienza a evidenciar señas de que no sabe realmente lo
que dice saber (cuando las preguntas ya han sacudido su idea inicial), Sócrates continúa
tratándolo como un sabio, atribuyéndose a sí mismo la dificultad para entender.
Este momento es irónico porque Sócrates ya sabe que el otro no sabe, pero no puede
violentar el discurso de su interlocutor simplemente haciéndole ver que es un ignorante
de entrada, sino que debe, dicho vulgarmente, “adobarlo” hasta que pueda estar en
condiciones de aceptar que no sabe.
Una larga sucesión de preguntas y respuestas, lleva finalmente a que el interlocutor de
Sócrates reconozca en un momento su ignorancia, lo cual le deja en disposición de
comenzar, de la mano de Sócrates, la búsqueda de la respuesta a la pregunta inicial, la
definición que supondría un verdadero saber.
A esta segunda parte la llama el mismo Sócrates “mayéutica”, por tratarse de un arte
parecido al que ejerce su madre: la partera ayuda a las mujeres a dar a luz cuerpos,
Sócrates ayuda a los hombres a dar a luz pensamientos, definiciones.
Contadas así las cosas diríamos que Sócrates sabe que el otro no sabe, pero que
necesita del otro para conocer algo. Pero el requisito primero para poder contar con el
otro es que ese otro reconozca primero su ignorancia. Como la partera, Sócrates no da a
luz sus propios hijos (ideas), sino que ayuda a otros a dar a luz y en ese acto se ilumina a
sí mismo.
Hay que aclarar, por último, que en los diálogos socráticos no se arriba a definiciones,
entre otras cosas, porque usualmente los interlocutores interrumpen abruptamente la
segunda parte del dialogo y se retiran.
3
Hay que decir que vulgarmente cuando se habla de algo “pio”, las personas se refieren a algo que es del agrado de los dioses. Esta
es una definición que dará precisamente Eutifrón y que Sócrates rechazará.
4
Tal como se narra en Apología [la primera obra de Platón], Sócrates fue condenado a muerte, entre otras cosas, por cometer,
supuestamente, el acto impío de inventar falsos dioses. De ahí que en Eutifrón, Sócrates afirme que si Eutifrón le enseña qué es lo
“pío”, el podrá saber si su acción realmente va en contra de los dioses o no, constatación que podrá servirle como base para su
propia defensa.
A esta altura, Eutifrón muestra su desconcierto:
Eut. – No sé cómo decirte lo que pienso, Sócrates, pues, por así decirlo, nos está dando
vueltas continuamente lo que proponemos y no quiere permanecer donde lo colocamos.
Soc.- En efecto, [las palabras] no quieren permanecer donde las pones según te parece
a ti mismo.
Este es el punto en que termina el primer momento del método: Eutifrón percibe su
ignorancia. Luego, Sócrates comenzará con su mayéutica e intentará guiarlo hacia una
definición apropiada.
Aunque finalmente la definición no llegará a completarse y Eutifrón argumenta estar
apurado y se retira, impotente para dar una definición adecuada de “lo pío”, acorralado
y algo humillado por Sócrates.
6. Aporía5
La palabra “aporía” viene de “a-poros”, lo que no tiene cierre. Este es precisamente uno
de los rasgos distintivos de los primeros diálogos platónicos, los llamados “diálogos
socráticos”. Como puede verse en el caso del dialogo Eutifrón, la conversación entre
éste y Sócrates no arriba a una definición terminada de “lo pío”. Sin embargo, esto no
debe llevarnos a pensar que el dialogo ha fracasado. Algunos comentaristas de Sócrates
se inclinan a pensar que el propósito del filósofo quizás sea fundamentalmente ascético:
su tarea principal es liberar el alma de todas las concepciones erróneas que albergan en
ella. Se trata de un esfuerzo por dar lugar a lo que son las condiciones de posibilidad de
cualquier posible conocimiento verdadero (lo cual no es poca cosa).
6
“Status quo” significa “el estado de las cosas”, es decir, el orden de las cosas en un momento dado
7
Este último fragmento fue tomado de la obra Las Consolaciones de la Filosofía de Alain de Botton. Se trata de un acercamiento
bastante original a la actitud de Sócrates, donde se expone y defiende la posibilidad de usar el método socrático [en una versión
propia de de Botton] para analizar y cuestionar todas las creencias o “verdades” propias del sentido común (ese acerbo social de
“verdades”).
A ctividades