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Doctor
Carlos Mario Estrada
Director General del SENA
Bogotá
Ante los tres frentes que dice usted estar trabajando para enfrentar la pandemia, es
necesario expresar nuestras reflexiones, dado el íntimo contenido que éstos entrañan:
Para empezar, recordemos que el SENA fue creado por decisión de los trabajadores, fruto
de un histórico pacto social, que superando las negativas del gobierno y los empresarios,
aportaron de sus siempre exiguos recursos, la base (1% del subsidio familiar acabado de
conquistar) para hacer realidad la institución que se dedicaría a ejecutar la formación de los
trabajadores colombianos, y solo hasta seis años después, por decisión del congreso se
Desde entonces, ya los representantes de los trabajadores vislumbraban que los oficios y
ocupaciones de los sectores económicos están interrelacionados y contribuyen al desarrollo
social y económico, razón por la cual el SENA, desde sus inicios, asumió la atención, con sus
diferenciados programas de formación, a todos los sectores económicos y en todos sus
niveles. El SENA ha formado en el sector rural los agricultores, desde el jornalero
recolector de café o corteros de caña, el recolector de arroz, el trabajador de las labores
pecuarias, hasta los mayordomos de las medianas y grandes haciendas, considerando todos
los procesos y eslabones de las cadenas productivas que generan bienes y servicios en el
sector rural y, en el sector urbano, de igual forma ha considerado la amplia gama de
oficios y ocupaciones que se requieren para el necesario funcionamiento de la economía,
eso incluye recolectores de residuos, conductores, manicuristas, tenderos, soldadores,
mecánicos, electricistas, auxiliares de enfermería, secretarias, etc; así como los mandos
medios de las empresas y aún a los gerentes de las mismas.
También como SENA, hemos evolucionado y acompañado la formación ocupacional con los
medios que en su momento se consideraron más adecuados a la población objeto, por
iniciativa soberana y a través de convenios de cooperación internacional, pero siempre
afincando nuestra realidad de país. Con instructores se diseñaron, imprimieron en los
talleres de la institución y se distribuyeron gratuitamente millones de cartillas, que aún son
referente válido, se realizaron miles de video grabaciones de orientación por instructores
técnicos, se crearon y emitieron cientos de programas radiales, todos con el propósito de
apoyar y fortalecer la formación de los trabajadores, pero invariablemente centrando la
función formadora en los instructores y el desarrollo de habilidades en el moldeamiento a
través de la práctica, durante todo el proceso formativo, acompañado de la invaluable
integralidad a partir de la que no solamente se adquiere el HACER de un oficio, ocupación o
actividad productiva sino el SER dentro de una comunidad y país. Esa es la diferencia de lo
que hacemos en el SENA respecto de los que hace la educación académica formal.
El SENA ha facilitado contar con una identidad de país como auto generador de sus propias
industrias y empresas de servicios, consolidó la premisa de que cualquier colombiano podía
a través del aprendizaje, desempeñarse en la ocupación u oficio que eligiera, vinculándose a
cadenas productivas o desarrollando profesiones independientes, respondiendo así a las
necesidades de todos los sectores económicos, así como con la redistribución de la riqueza
que se hace a través de financiar con aportes de los sectores y regiones más dinámicos a
aquellos de más bajo dinamismo, ayudando de paso, a formar ciudadanos conscientes de
sus derechos y deberes para con la sociedad.
En ese marco del recorrido, deploramos profundamente, sus erráticas intervenciones en los
medios masivos y en eventos de CINTERFOR, en las que afirmó sin ningún soporte
pedagógico, técnico, histórico y mucho menos filosófico de identidad nacional, que “la
esencia del SENA es la formación virtual”, que “la virtualidad está para quedarse”, eso es
un burdo desconocimiento de lo que es la formación profesional integral, de su naturaleza
particular, de la historia fundacional y doctrinal de la institución que hoy dirige; es probable
que aspire usted que la virtualidad en la entidad logre los desarrollos proyectados durante
muchos años, pero usted debe ser consciente que la realidad es totalmente diferente,
(Vivimos en un país real y no en uno virtual) usted sueña que llegue para quedarse porque
le debe asistir el mismo interés de los negociantes educativos y porque ha tenido entre sus
manos jugosas contrataciones con ese propósito, pero quienes nos hemos formado en el
SENA y defendido de manera incansable el derecho a ese tipo de educación gratuita,
sabemos que su atropellada virtualización hará agua dicho derecho.
La pandemia ha demostrado que solo gracias a los trabajadores del campo tenemos
suficiente y adecuada alimentación, que gracias a las costureras se han suministrado
elementos protectores al personal de salud y a la población, que gracias a instructores se
han desarrollado equipos tecnológicos que apoyan la atención de los enfermos, así que la
misión del SENA, con sus diferentes programas de formación, ha demostrado
fehacientemente, su positivo impacto en el país, recuerde usted, que en las etapas de crisis
es donde la política pública, queda en cuestión; por ejemplo, examinemos la congruencia de
ofertar con bombos y platillos, que a los colombianos se les ofrezca en plena pandemia y
como degustación en plaza de mercado de pueblo, particularísimos cursos de formación
orientados directamente por Amazon, Google y LinkedIn, mientras en muchos de esos
hogares se carece del mínimo alimento y empleo formal, y de espaldas a las mismas cifras
oficiales que dan cuenta de la enorme brecha relacionada con la tenencia de los dispositivos
tecnológicos que son precisamente la base de todos estos negociantes de la tecnología de la
comunicación y la información. No olvide doctor Estrada, que usted está administrando
recursos públicos de destinación específica, no pierda de vista la misión del SENA y
especialmente no pretenda desconocer los indicadores institucionales, así mismo, recuerde
que la entidad ha venido ofreciendo desde hace algún tiempo la formación virtual y lo
menos que se debería hacer es una evaluación de los indicadores e impacto de la misma,
antes de pretender de forma irresponsable generalizarla, pues conocemos algunos
indicadores nefastos como los niveles de deserción que se presentan en formación virtual
(debido al corto circuito con los propósitos de la FP), el cartel de las cédulas que
irregularmente se utilizan para conformar grupos fantasmas, con el objeto de cumplir metas
impuestas por el gobierno y su administración; y en general el bajo impacto de este tipo de
formación no solo en el SENA, si no en el país, tenga presente lo que ese despilfarro de
recursos significa para la entidad más querida por los colombianos.
Atentamente,