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Voces:
DEFECTO DE NOTIFICACION ~ DEFENSA EN JUICIO ~ DEMANDA ~ DOMICILIO REAL ~
NOTIFICACION ~ PERSONA HUMANA ~ VISTAS Y TRASLADOS
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación(CS)
Fecha: 19/09/2000
Partes: Cano Román, Alberto D. c. Suárez Freiría, Néstor J. y otro
Publicado en: DT 2001-A , 102, con nota de Carlos Pose;
Cita Online: AR/JUR/3112/2000

Sumarios:
1 . En el caso de personas visibles con domicilio real, es en dicho domicilio donde debe practicarse el acto de
notificación de demanda judicial y no en el comercial, a no ser que se demuestre la imposibilidad fáctica de
conocer el primero (del dictamen del Procurador Fiscal).
2 . El conocimiento de la irregularidad en el traslado de una demanda judicial sólo puede derivarse de una
concreta individualización de las actuaciones en que se ha producido.
3 . De la regularidad del acto de notificación de demanda depende la válida constitución de la relación procesal
y la efectiva vigencia del principio de bilateralidad ya que la garantía constitucional de la defensa en juicio
requiere que se otorgue al interesado ocasión adecuada para su audiencia y prueba en la forma y con las
solemnidades que establecen las leyes procesales.
Texto Completo:
Dictamen del Procurador General de la Nación
I. La sala VIII de la Cámara del Trabajo desestimó el recurso planteado por la codemandada en autos contra
la decisión de primera instancia que rechazó la nulidad del proceso por ella deducida, con fundamento en la falta
de notificación en legal forma del traslado de demanda. Fundó dicha resolución en que el apelante nada expuso
en sus agravios para desvirtuar la fecha en que tomó noticia de las actuaciones.
Contra dicha resolución, la accionada interpuso el recurso extraordinario de fs. 304/8, cuya denegatoria
motivó esta presentación directa.
II. A mi modo de ver los agravios deducidos contra el citado pronunciamiento suscitan cuestión federal
bastante para su consideración, pues no obstante referirse a cuestiones de naturaleza fáctica y procesal, tal
circunstancia no constituye óbice decisivo para la apertura del recurso cuando lo decidido importa un
tratamiento inadecuado del planteo propuesto y redunda en menoscabo de los derechos constitucionales
invocados (doctrina de Fallos 320:448).
III. En efecto, de los antecedentes de la causa surge que la quejosa atribuyó arbitrariedad a la sentencia pues,
por una parte, omitió considerar el valor sustantivo y adjetivo que tiene el domicilio real de una persona a los
fines de la notificación de la demanda; y por otra, por el valor que atribuyó a la prueba testimonial rendida por
una testigo -empleada dependiente del estudio jurídico de la parte contraria- propuesta por la actora.
Ahora bien, la incidentista ha manifestado que el domicilio en que se notificó la demanda no era su
domicilio real y que la actora no realizó las diligencias necesarias para su determinación hasta el momento en
que se dispuso el remate del bien embargado. Al respecto V.E. tiene dicho en casos análogos que debe dejarse
sin efecto el pronunciamiento que desestimó el planteo de nulidad de lo actuado, que la parte fundó en la
irregularidad de la notificación practicada en un falso domicilio real, pues ello condujo a que se le dictara una
sentencia adversa que le provocó una seria lesión de los derechos de defensa en juicio y de propiedad (Fallos
319:1600).
En el caso de autos, el a quo consideró que la demandada no sólo no había demostrado no ser parte en la
compra del fondo de comercio del local en que se practicó la notificación de la demanda, sino que no logró
desvirtuar la prueba testimonial de autos mediante la cual se le adjudicó anoticiamiento de las actuaciones más
de seis meses antes.
A mi modo de ver, asiste razón a la quejosa en tanto el procedimiento llevado adelante por la parte actora a
fin de notificar el traslado de la demanda -notificación en un domicilio comercial- resulta excepcional y no
puede reemplazar los medios normales instituidos por los regímenes procesales para dicho traslado, -en el caso
de personas visibles en su domicilio real- máxime cuando aquélla no ha demostrado fehacientemente que tal
cambio en los procedimientos se debe a una imposibilidad fáctica para conocer el domicilio real del demandado,
por lo que resulta arbitrario, por no constituir derivación razonada del derecho aplicable, la solución adoptada

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que tiene como válida tal notificación toda vez, que como dije, la misma no cumple con los requisitos legales
que prevén los arts. 32, 48, y 52 de la ley 18.345 y los arts. 339 y sigtes. del Cód. Procesal.
Asimismo, en cuanto a la afirmación de que la parte no había demostrado el perjuicio que le habría
ocasionado así como el interés que se procura subsanar con la nulidad, V.E. ha dicho que es arbitrario el
pronunciamiento, que al no hacer lugar al planteo de nulidad de una notificación, señaló que el incidentista no
había demostrado el perjuicio del que derivaría el interés en obtener la declaración, argumento que se revela
como la mecánica aplicación de un principio procesal (art. 172, del Cód. Procesal) fuera del ámbito que le es
propio, y expresa un ritualismo incompatible con el debido proceso adjetivo, ya que frente a la afirmación de la
parte de no haber tomado conocimiento del objeto de la pretensión instaurada, no pudo el a quo expresar aquel
argumento sin hacerse cargo de que ésta se hallaba impedida -razonablemente- de especificar las defensas que
se habría visto privada de oponer, y menos aún, de contestar acabadamente una demanda cuyo contenido
ignoraba. (v. doctrina de Fallos T 319:672).
Por otra parte, cabe también descalificar la sentencia como acto jurisdiccional en tanto sostuvo la
extemporaneidad del planteo de nulidad en cuestión, con fundamento en el conocimiento anterior que habría
tenido el demandado de la existencia del proceso. Valga señalar que dicha conclusión se funda exclusivamente
en la testimonial de una empleada del estudio que patrocina a la parte contraria (v. constancias de fojas 250
vta.). Desde mi punto de vista, dicha declaración carece de entidad suficiente como demostrativa del efectivo
cumplimiento de diligencias procesales impuestas en la normativa a que me refiero en los párrafos precedentes,
en especial, cuando dada la situación de la testigo deponente, no puede considerársela totalmente ajena a los
intereses en juego.
En tales condiciones, el medio invocado no resulta idóneo como fundamento del pronunciamiento, ya que al
omitir la aplicación de normas procesales conducentes, se aparta de la solución jurídica prevista para el caso. Y,
en tal situación, cabe admitir el recurso, ya que la sentencia que se impugna no se encuentra adecuadamente
fundada ni constituye una derivación razonada del derecho vigente (v. doctrina de Fallos T. 305:361).
Por lo expuesto, considero que es procedente la queja y el recurso extraordinario interpuesto debiendo V.E.
ordenar el dictado de una nueva sentencia de acuerdo a los presupuestos expuestos precedentemente. Buenos
Aires, 24 de febrero de 2000. Felipe Daniel Obarrio.
Buenos Aires, setiembre 19 de 2000.
Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por Jorge Alejandro Escudero en los autos Cano Román,
Alberto Damián c/ Suárez Freiría, Néstor José y otro", para decidir sobre su procedencia.
Considerando:
1º) Que la sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (fs. 299 de los autos principales, a
los cuales se aludirá) confirmó el pronunciamiento de primera instancia que había rechazado el incidente de
nulidad articulado por el codemandado Jorge A. Escudero. Contra tal decisión, éste interpuso el recurso
extraordinario cuya denegación motivó la presente queja.
2º) Que, en autos, el apelante planteó la nulidad de la notificación del traslado de la demanda aduciendo que
la cédula -diligenciada bajo responsabilidad de la actora- no había sido dirigida a su domicilio real, y que, en
virtud de ello, se había visto impedido de comparecer y contestar dicho traslado, situación que determinó la
declaración de rebeldía en los términos del art. 71 de la ley 18.345. También señaló que la presunción sentada
por esa norma motivó una sentencia condenatoria, la cual recayó exclusivamente sobre su persona en virtud del
previo desistimiento de la acción y del derecho contra el otro codemandado que había comparecido y contestado
la pretensión.
El recurrente afirmó que había tomado conocimiento de la existencia de este pleito al recibir en su verdadero
domicilio la cédula que le notificaba la intimación -dispuesta durante la etapa de ejecución- para que presentara
en autos el título de propiedad de ese inmueble previamente embargado. Y sostuvo que el plazo de tres días
previsto en el art. 59 de la ley citada debía computarse a partir de la fecha de esa notificación. Pero la Cámara
juzgó que mediaba una tácita convalidación de la irregularidad procesal alegada por entender que la declaración
de una ex empleada de la letrada apoderada de la parte actora probaba el "anoticiamiento de esta actuación más
de seis meses antes de la fecha impuesta a su pieza en la que impetró la invalidez en estudio".
3º) Que los agravios expresados en el recurso extraordinario suscitan cuestión federal bastante para su
consideración en la vía intentada pues, si bien se refieren a cuestiones de naturaleza fáctica y procesal, tal
circunstancia no constituye óbice decisivo para la apertura del recurso cuando lo decidido importa un

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tratamiento inadecuado del planteo propuesto y redunda en menoscabo de los derechos constitucionales
invocados (Fallos: 310:1638).
4º) Que, en efecto, el a quo basó su decisión en una dogmática alusión al contenido de la declaración de
dicha ex dependiente (quien, con anterioridad, había realizado varias diligencias en la causa, confr. fs. 59, 64
vta., 77 vta. 90 vta., 94 y 95 vta.). Al resolver de este modo, el tribunal omitió tener en cuenta que esa testigo
sólo afirmó que al visitar la propiedad embargada le había dado datos del expediente a una persona -a quien no
identificó- que dijo ser la esposa de Escudero; y que la deponente no manifestó que esos datos contuvieran una
concreta información tanto de la causa de la pretensión como de la jurisdicción territorial, el fuero y el juzgado
donde se había radicado ese expediente. Máxime cuando estos extremos ni siquiera habían sido invocados en la
mención que respecto de dicha visita hizo la parte actora al contestar el traslado del planteo de nulidad
aduciendo que era extemporáneo.
5º) Que, ante la generalidad de la noticia referida por la declarante, la Cámara no podía válidamente concluir
que el hecho narrado implicaba un inequívoco conocimiento previo del acto viciado que se pretendía anular.
Ello es así puesto que ese conocimiento de la irregularidad en el traslado de la demanda sólo pudo derivarse de
una concreta individualización de las actuaciones judiciales. En consecuencia, la decisión impugnada refleja una
inadecuada ponderación de lo alegado y probado en torno a una circunstancia que condicionaba la posibilidad
de cualquier intervención útil en la causa (doctrina de Fallos: 320:448).
6º) Que, por otra parte, cabe destacar la particular significación que revestía el acto cuya nulidad se planteó,
en tanto de su regularidad dependía la válida constitución de la relación procesal y la efectiva vigencia del
principio de bilateralidad. La garantía constitucional de la defensa en juicio requiere que se otorgue al
interesado ocasión adecuada para su audiencia y prueba en la forma y con las solemnidades que establecen las
leyes procesales (Fallos: 280:72; 283:88, 326; 319:1600; entre otros).
En tales condiciones, corresponde dejar sin efecto el pronunciamiento apelado con sustento en la doctrina de
la arbitrariedad, pues media relación directa e inmediata entre lo resuelto y las garantías constitucionales que se
dicen vulneradas (art. 15, ley 48).
Por ello, y lo concordemente dictaminado por el Procurador Fiscal, se hace lugar a la queja y al recurso
extraordinario interpuestos y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas (art. 68, Cód. Procesal).
Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo con arreglo a
derecho. Eduardo Moliné O'Connor - Augusto César Belluscio - Antonio Boggiano - Gustavo A. Bossert -
Adolfo Roberto Vázquez.

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