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LA GUERRA CIVIL EN UN
CONTEXTO DE CRISIS INTERNACIONAL (1931- 1939).
10.1. La proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931. El Bienio
Reformista (1931-1933)
Tras las elecciones municipales del 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República. El
rey Alfonso XIII se exilió a Italia y el poder lo asumió un gobierno provisional encabezado por
el Republicano moderado Niceto Alcalá Zamora, nombrado presidente provisional de la
República, y del que formaban parte una amplia representación de los partidos políticos que
firmaron el pacto de San Sebastián:
Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue la de fijar una fecha para la celebración
de elecciones generales en las que debían elegirse diputados a Cortes pues el gobierno
provisional había surgido realmente de unas elecciones municipales. Se estableció el domingo
28 de junio para celebrarlas.
Desde el comienzo de su andadura la República tuvo que hacer frente a diversos problemas
que amenazaban su continuidad y hacían temer una intervención militar:
- Tuvo que hacer frente a la hostilidad de la alta jerarquía eclesiástica y de los sectores
monárquicos. El propio arzobispo de Toledo, el cardenal Segura, se posicionó a favor
de la monarquía atacando duramente a la República.
- La situación internacional también era muy complicada por la grave crisis económica
iniciada en 1929 y por el ascenso de sistemas totalitarios en Europa como el fascismo y
el comunismo.
Las primeras elecciones republicanas fueron las más democráticas que se habían celebrado
hasta entonces en la Historia de España. El censo lo formaron los varones mayores de 23 años
y hubo una participación del 70% del censo electoral. La victoria fue para las fuerzas
republicanas de izquierda que obtuvieron un 64% de los sufragios y 279 diputados, siendo el
partido más votado el PSOE con 116 escaños y, en segundo lugar, el Partido Radical de
Alejandro Lerroux con 90, una fuerza que se había ido moderando hacia posiciones de centro.
Unos días después se formó el primer gobierno republicano formado por republicanos de
izquierda y socialistas. Como presidente del gobierno se nombró a Manuel Azaña de Acción
Republicana y entre los ministros destacaban los socialistas Largo Caballero en Trabajo y
Fernando de los Ríos en Instrucción Pública (Educación). En la presidencia de la República se
mantuvo al conservador Niceto Alcalá Zamora, con lo que se daba un signo de moderación.
El nuevo gobierno se propuso como principal tarea la de realizar una profunda transformación
de la sociedad española empezando por la elaboración de una nueva Constitución de carácter
republicano.
La Constitución de 1931
- España se constituía como un Estado integral (único), aunque admitía que hubiese
autonomías regionales que tenían que ser aprobados por 2/3 de los electores y por las
Cortes. Se pretendía colmar con ello los históricos anhelos de Cataluña.
- Se estableció una marcada división de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
- El poder legislativo quedaba reservado a las Cortes, que eran unicamerales, adquirían
un gran protagonismo como órgano de control del gobierno.
- El poder ejecutivo estaba compartido entre el presidente del Gobierno que dirigía al
gobierno y a sus ministros y el presidente de la República, cuyo papel era de
moderador del sistema aunque tenía capacidad de veto con respecto a las leyes. Era
elegido de forma indirecta a través de las Cortes por un periodo de seis años. No
podían ocupar el cargo ni militares, ni eclesiásticos ni miembros de la familia real.
- Se creó un Tribunal de Garantías Constitucionales.
- Se hizo una amplísima declaración de derechos y libertades que, por primera vez,
reconocía el derecho al divorcio.
- Se estipuló el sufragio universal incluyendo a las mujeres.
- La propiedad privada quedaba subordinada a los intereses de la economía nacional lo
que abría las puertas a posibles nacionalizaciones de empresas y propiedades.
- La enseñanza y la cultura se convertían en prioridad del Estado que tenía la obligación
de fomentarlas sin discriminaciones de tipo económico.
- En materia religiosa, el Estado se declaraba laico y se reconocía la libertad de
conciencia. Se estableció la separación entre Iglesia y Estado y se prohibía a las ordenes
religiosas ejercer la enseñanza y cualquier actividad económica.
Estas medidas fueron de las más polémicas y fueron rechazadas por los sectores más
conservadores y católicos.
El Bienio Reformista (junio 1931- septiembre 1933)
Como ya hemos señalado, el objetivo prioritario del nuevo gobierno era emprender una
serie de reformas que transformasen de una forma profunda a la sociedad española. Los
puntos esenciales del programa de reformas eran:
Sin embargo, la lentitud del procedimiento supuso una frustración para los campesinos
pues en 1933 las tierras expropiadas y repartidas eran muy pocas por lo que,
impulsados por el movimiento anarquista, recurrieron a ocupar ilegalmente las tierras.
- La Reforma Territorial. Reconocida la posibilidad de autonomías regionales por la
Constitución, durante el bienio únicamente se formalizó el Estatuto de Cataluña, por el
que se creaba un gobierno autónomo (la Generalitat) aunque con competencias muy
limitadas (cultura, orden público y obras públicas).
El gobierno reformista tuvo que hacer frente a una oposición tanto de las fuerzas de derecha
como de las de izquierda.
Las fuerzas de derecha estaban representadas por: los monárquicos Agrupados en Renovación
Española fundada por José Calvo Sotelo; los conservadores, que acabaron asumiendo el
sistema republicano pero querían establecer una República conservadora, fundaron la CEDA
(Confederación Española de Derechas Autonomas), dirigida por Gil Robles; por último
surgieron varios partidos de inspiración fascista entre los que destacó Falange Española,
fundada por José Antonio Primo de Rivera.
Muchos de ellos simpatizaron con el intento de sublevación militar encabezado por el general
Sanjurjo en 1932, que finalmente fracasó.
Los graves sucesos de Casas Viejas restaron prestigio y apoyo popular al gobierno de Manuel
Azaña, que también tenía que hacer frente a una grave crisis económica y a una creciente
conflictividad social. Por último, las maniobras políticas del Partido Radical de Alejandro
Lerroux para echar a los socialistas del poder acabaron dando sus frutos y Azaña acabó
dimitiendo en septiembre de 1933. El presidente de la República, disolvió las Cortes y convocó
elecciones para noviembre de ese año.
10.2. El gobierno Radical-Cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente
Popular, las elecciones de 1936 y el nuevo gobierno.
Los graves sucesos de Casas Viejas de enero de 1933 restaron prestigio y apoyo popular al
gobierno de Manuel Azaña, que también tenía que hacer frente a una grave crisis económica y
a una creciente conflictividad social. Los socialistas retiraron su apoyo al gobierno y Azaña
acabó dimitiendo en septiembre de 1933.
Se iniciaba una etapa política conocida como Radical-Cedista caracterizada por la paralización
de las medidas reformistas adoptadas en la etapa anterior e incluso con medidas
contrarreformistas:
El 5 de octubre de 1934 UGT convocó una huelga general. El PSOE, Ezquerra Republicana de
Cataluña y los anarquistas se habían planteado el estallido de una revolución popular desde el
triunfo de las fuerzas de centro-derecha. Se había planeado para septiembre pero se fue
retrasando hasta que el cambio de gobierno se convirtió en un detonante.
La vida pública se fue radicalizando hacia posiciones antagónicas que condujeron a una
polarización política. En la derecha Falange se fusionó con las JONS, formación de ideología
fascista. José Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional en diciembre de 1934, con la idea de
restaurar la monarquía o un gobierno militar. Algunos miembros del ejército crearon la Unión
Militar uno de cuyos inspiradores era el general Sanjurjo, con la intención de acabar con la
República. Por su parte, las fuerzas de izquierda decidieron, también, concentrar sus fuerzas
creando el Frente Popular que agrupaba a republicanos de izquierda, socialistas y comunistas.
Sin embargo, lo que acabó con la coalición de centro-derecha fueron los escándalos de
corrupción destacando de manera destacada el escándalo del estraperlo de octubre de 1935,
en el que se vio implicado el propio hijo de Lerroux. Algunos políticos Radicales aceptaron
sobornos para permitir ruletas trucadas en los casinos y casas de juego. El desprestigio del
Partido Radical obligó a dimitir a Lerroux y el presidente de la República disolvió las Cortes y
convocó nuevas elecciones para febrero de 1936.
LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR
En las elecciones del 16 de febrero de 1936 los partidos de izquierda y los nacionalistas se
agruparon en el Frente Popular al que se sumaron incluso los anarquistas. En su campaña
electoral se comprometían a defender la República y el programa de reformas de los inicios de
la República. La derecha también se presentó unida en muchas circunscripciones aunque la
CEDA, confiaba en ganar con mayoría absoluta agitando el temor de la revolución.
La participación electoral fue muy alta, un 72% del censo; aunque las fuerzas de centro y
derecha triunfaron en las zonas rurales el Frente Popular en más circunscripciones y obtuvo
mayoría absoluta alcanzando el 59% de los escaños.
El primer gobierno que se formó estuvo integrado exclusivamente por republicanos sin la
participación ni de socialistas ni de comunistas. Manuel Azaña fue nombrado, una vez más,
presidente del gobierno reiniciando la política de reformas de la primera etapa y otorgando
una amplia amnistía para los encarcelados por la revolución de octubre de 1934. Entre otras
medidas destacaron:
Manuel Azaña aceptó la presidencia de la República y animó a los socialistas a que entrasen en
el gobierno aunque se negaron y fue nombrado como nuevo presidente del gobierno el
republicano Casares Quiroga, el 13 de mayo de 1936.
El clima político estaba cada vez más enrarecido. Los socialistas encabezados por Largo
Caballero aspiraban a una revolución obrera. La derecha conspiraba y buscaba el apoyo del
ejército para frenar la revolución social. La extrema derecha atentaba contra locales y líderes
de izquierda. Gil Robles y diversos mandos del ejército, entre ellos el general Franco habían
solicitado en febrero a Alcalá Zamora, la declaración del estado de Guerra.
Desde marzo de 1936, un grupo de generales dirigidos por Emilio Mola, empezaron a preparar
un golpe militar contra el gobierno del Frente Popular. El gobierno decidió aislarlos
enviándolos a destinos apartados: Mola a Navarra, Franco a Canarias, Goded a Baleares y
Sanjurjo al exilio en Lisboa.
Los días previos a la rebelión militar que dio comienzo a la Guerra Civil se produjeron dos
asesinatos que evidenciaban el clima de violencia que vivía el país. El 12 de julio de 1936 era
asesinado por extremistas de derechas el teniente de la Guardia de Asalto, José del Castillo. En
represalia sus compañeros detuvieron y asesinaron al líder de derechas José Calvo Sotelo el 14
de julio. En la noche del 17 al 18 de julio se materializaba la rebelión militar. Daba comienzo la
Guerra Civil (1936-1939).
10.3. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión
internacional del conflicto.
La Guerra Civil (18 de julio de 1936- 1 de abril de 1939), fue consecuencia de la polarización
social y de la radicalización política que se fue produciendo en España durante la IIª República.
La guerra se inició con una sublevación militar de una parte del ejército que contó con el apoyo
económico y armamentístico de los regímenes totalitarios de Italia, Alemania y Portugal. Lo
que pretendía ser un Golpe de Estado rápido y exitoso acabó convirtiéndose en un largo
conflicto de tres años ante la resistencia del gobierno, de las fuerzas políticas republicanas y de
un sector del ejército que se mantuvo fiel a la República.
Las tensiones políticas se acentuaron durante la primavera de 1936. El triunfo del Frente
Popular en las elecciones de febrero de 1936 condujo a pensar a las fuerzas conservadoras que
podría producirse en España una revolución social similar a la soviética. Esta preocupación y el
temor a una desmembración del país era compartida por el sector más duro del ejército
enfrentado abiertamente al gobierno de izquierdas. El temor a una conspiración militar llevó al
ministro de defensa a dispersar y a aislar a los generales que eran considerados como más
sediciosos: Emilio Mola fue destinado a Pamplona; Goded a Mallorca y Francisco Franco a
Canarias. Mientras, el general Sanjurjo, instigador de otros intentos de golpe militar, estaba
desterrado en Portugal.
Entre la noche del 17 de julio y durante el día 18, la sublevación se extendió por gran parte de
la Península (Navarra, Álava, Castilla y León, Galicia, Andalucía Occidental), además del
Protectorado de Marruecos, Canarias y Mallorca. El plan de los sublevados implicaba que el
golpe militar debía ejecutarse con gran rapidez y violencia para evitar la reacción del gobierno
republicano y de sus fuerzas leales y persuadirles de cualquier resistencia. Su intención era
establecer un directorio militar transitorio y, tal vez más adelante, restaurar la monarquía. El
factor sorpresa era importante y atenazar al gobierno republicano en Madrid se convirtió en
una prioridad, sin embargo, pese a la tardía reacción del gobierno, la acción conjunta de las
organizaciones obreras y de las fuerzas militares leales a la República consiguieron sofocar la
rebelión en Madrid y controlar amplias zonas del país. Los militares sublevados, pese a fracasar
en su principal objetivo, ni se rindieron ni desistieron de su empeño, comenzaba así un largo
conflicto armado, la Guerra Civil.
a) la republicana
Controlaba las regiones industriales y mineras de Asturias, País Vasco y Cataluña, el área
del Levante y Madrid. Económicamente disponía de los recursos financieros pero se
encontraba dividida territorialmente pues la cornisa cantábrica había quedado separada
del resto del territorio controlado por el gobierno republicano.
En el plano militar, la República tenía menos efectivos del ejército profesional aunque
contó con la lealtad de la Guardia de Asalto, de la marina y de la aviación. No obstante, las
agrupaciones obreras, partidos y sindicatos, organizaron a sus afiliados y simpatizantes
distribuyéndoles armas creando un ejército de resistencia conocido como los milicianos.
b) la nacional
Militarmente contaban con las fuerzas profesionales y más experimentadas (la Legión, los
Regulares y las fuerzas nativas marroquíes), también con la mayoría de los oficiales y de la
Guardia Civil a la que se sumaron las fuerzas paramilitares de Falange y los Requetés
(carlistas).
La Guerra Civil ha sido considerada como un prólogo de la Segunda Guerra Mundial, al ser el
primer enfrentamiento armado entre las tres ideologías dominantes en Europa en el período
de entreguerras: el fascismo, el comunismo y las democracias parlamentarias.
El conflicto acabó teniendo una dimensión internacional por las simpatías y por los apoyos de
intervención directa con los que contaron ambos bandos.
Desde un primer momento los militares sublevados contaron con el apoyo de los regímenes
totalitarios de Italia, Alemania y Portugal y del Vaticano.
La Italia fascista de Mussolini y Portugal que era una dictadura gobernada por Salazar,
enviaron cuerpos expedicionarios para luchar en la guerra y ayuda material y económica. La
contribución de la marina italiana fue fundamental para trasladar al ejército franquista desde
África.
La Alemania Nacional-socialista de Hitler envió apoyo aéreo por medio de la Legión Cóndor.
Su superioridad sobre la aviación republicana les dio el dominio del aire y fue fundamental en
el desarrollo de la guerra. Para los alemanes España se convirtió en un campo de prácticas en
el que ensayaron tácticas y armamento.
El Vaticano reconoció en julio de 1937 al nuevo Régimen franquista lo que tuvo un gran valor
simbólico para los sublevados. El apoyo de las instituciones eclesiásticas y de los católicos dio a
la insurrección armada un componente ideológico de “cruzada” contra el ateísmo.
La República, como régimen legítimo y representativo, esperaba contar con el apoyo de las
democracias occidentales (Francia, Gran Bretaña), pero su actitud fue pasiva ante el temor de
desencadenar un nuevo conflicto europeo. Únicamente, por medio de la Sociedad de
Naciones, crearon un Comité de no intervención para mantener la neutralidad y prohibir la
venta de armas a los bandos combatientes pero fracasaron.
Los únicos países que apoyaron abiertamente a la República fueron la Unión Soviética y
México. La ayuda más importante fue la soviética que proporcionó material de guerra y
formación militar. Sin embargo, el pago de esta ayuda se convirtió en un tema polémico pues
se hizo depositando el oro del Banco de España en Moscú, lo que generó el mito de “el Oro de
Moscú” ampliamente utilizado por el franquismo.
Por su parte, el gobierno republicano formó una Junta de Defensa para proteger Madrid. Se le
encargó la defensa al general Miaja bajo cuyo mando se pusieron los milicianos y los
brigadistas internacionales, voluntarios de diversas nacionales de ideología comunista o
socialista, llegados a España para luchar por la República. Los defensores de Madrid se
conjuraron haciendo famoso su lema, ¡no pasarán!
Entre febrero y marzo de 1937 los sublevados, apoyados por un cuerpo expedicionario
italiano, intentaron una maniobra envolvente para tomar Madrid, pero fueron rechazados por
las fuerzas republicanas en las batallas del Jarama y de Guadalajara.
Este nuevo fracaso hizo cambiar de estrategia al ejército golpista que inició una guerra de
desgaste.
El nuevo objetivo emprendido por el general Franco fue la conquista de la cornisa cantábrica
para hacerse con su producción industrial. La campaña del norte consolidó el liderazgo de
Franco sobre las fuerzas nacionales. Franco había sido nombrado general en jefe de los
ejércitos (Generalísimo) y Jefe del Estado Nacional, con capital provisional en Burgos.
Las fuerzas franquistas conquistaron el norte republicano con el apoyo de la aviación alemana
enviada por Hitler para ayudar a los golpistas y que era conocida como la Legión Cóndor. Sus
acciones de castigo para sembrar el pánico entre la población civil tuvieron entre sus
escenarios más significativos el bombardeo de Guernica, población simbólica para el
nacionalismo vasco, que quedó totalmente arrasada.
Con Madrid sitiado y el norte conquistado, el siguiente objetivo de las fuerzas franquistas fue
el de dividir el territorio republicano aislando a Cataluña. La campaña del Mediterráneo
debilitó definitivamente a la República que intentó, infructuosamente, parar la ofensiva y
contraatacar a la desesperada.
Franco dividió las zonas republicanas y en enero de 1939 lanzó la ofensiva sobre Cataluña
provocando la huída de miles de republicanos hacia Francia, entre ellos los presidentes del
gobierno, Juan Negrín, y de la República, Manuel Azaña.
Las disputas entre fracciones republicanas, entre los que querían negociar una rendición y los
que postulaban una resistencia hasta el final, provocaron un enfrentamiento interno. El
presidente del gobierno, Juan Negrín, que había regresado a España el 10 de febrero de 1939,
era partidario de proseguir la guerra apoyado por los comunistas. Sin embargo, entre los
socialistas la oposición a Negrín fue creciendo dividiendo al partido. El 5 de marzo de 1939, el
coronel republicano Segismundo Casado se sublevó contra el gobierno con la intención de
negociar con Franco una rendición honrosa. Franco rechazó la propuesta y aunque la
República todavía controlaba un territorio considerable, su descomposición interna precipitó
su rendición incondicional el 1 de abril de 1939. El último parte de guerra del ejército
franquista señalaba:
Durante la Guerra Civil España quedó dividida territorial y políticamente en dos Estados, el
controlado por el gobierno republicano y el dominado por el ejército sublevado conocido
como Estado Nacional.
1. La zona republicana
El cerco sobre Madrid de las fuerzas franquistas obligó al gobierno republicano a trasladarse a
Valencia. Los fracasos militares republicanos y los enfrentamientos en Barcelona entre los
anarquistas y los miembros del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), de ideología
antiestalinista, contra el Partido Comunista dejaron en evidencia las diferencias ideológicas
dentro del bando republicano y forzaron la dimisión de Largo Caballero.
Aunque Negrín era socialista, buscó el apoyo del PCE (Partido Comunista) y fue aislando a los
anarquistas. Intentó el apoyo de las democracias antifascistas aunque solo consiguió la ayuda
de la URSS. Siempre defendió una política de resistencia hasta el final aunque trató de
negociar una rendición sin represalias que Franco rechazó. Con una República dividida y
enfrentada, prefirió marchar al exilio que rendirse. Siguió siendo presidente del gobierno
republicano en el exilio, primero en Francia y luego en Londres, hasta 1945.
2. La zona Nacional
En principio, las fuerzas sublevadas no tenían un modelo político definido, más allá de derrocar
al gobierno republicano de izquierdas, aunque entre los sublevados coexistían diversas
ideologías: monárquicos, conservadores y fascistas. Tampoco entre los generales había un líder
único aunque Sanjurjo era el ideólogo del golpe; Emilio Mola fue el organizador y Franco el
general de más prestigio. Su primera intención era un triunfo rápido del levantamiento militar
y la creación de un directorio militar que presidiría Sanjurjo. Los planes tuvieron que
modificarse ante el fallecimiento de Sanjurjo, el 20 de julio, en un accidente de aviación
cuando regresaba a España, por lo que se nombró como jefe del directorio a Cabanellas, el
general de más edad que dirigiría la Junta de Defensa Nacional creada en Burgos el 24 de julio.
Según avanzaban las tropas nacionales se iba produciendo una contrarrevolución social que se
consolidó con el triunfo final de las fuerzas franquistas. Se derogó la constitución republicana y
las reformas sociales. Se prohibieron los partidos políticos (a excepción del oficial que no se
definía como partido sino como Movimiento) y los sindicatos, se abolieron los estatutos de
autonomía y se llevó a cabo una durísima represión con encarcelamientos masivos y
fusilamientos de líderes significados.
Como toda guerra de larga duración sus consecuencias fueron trágicas: pérdidas humanas,
destrucción del tejido industrial y de las infraestructuras, reducción de la producción agraria…
Consecuencias demográficas
El número de muertos durante el conflicto se sitúa entre 350.000 y medio millón (según las
fuentes), gran parte víctimas civiles y fruto de las represalias. Los sublevados eliminaban a los
simpatizantes de sindicatos y partidos políticos. Sucesos como los de Badajoz o el asesinato del
poeta Federico García Lorca están en el haber de sus atrocidades. Por su parte, en el bando
republicano, destacaron las actuaciones de las denominadas “checas” contra los sospechosos
de simpatizar con los sublevados y contra los religiosos. El fusilamiento de José Antonio Primo
de Rivera, fundador de Falange, o los fusilamientos de Paracuellos de Jarama, en Madrid,
fueron utilizados por el franquismo para denunciar la barbarie comunista.
Económicas
Endeudamiento del Estado, pues Franco sufragó la guerra a crédito y las autoridades de la
República pagaron, con el oro del Banco de España, sus compras de material a Rusia.
Estancamiento económico y retroceso del nivel de vida con una durísima posguerra que obligó
al racionamiento de productos básicos.
Sociales y culturales