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El travestismo: implicancias sexologicas, medico

legales y psicosociales
Juan Carlos Romi1

Introducción El proceso de sexuación. La


motivación de la conducta sexual
En el presente trabajo se trata de describir
en forma sucinta la problemática que plantea En el sistema sexual (SS) través del área
el travestismo como manifestación psicosexual biológica del mismo se expresa el dimorfismo
a nivel sexológico y sus implicancias médico sexual a nivel cerebral, genital, etcétera, confi-
legal, así como las consideraciones sociales que gurando el sexo del individuo, es decir, lo que
surgen como consecuencia de la actividad que basicamente “se es”: macho o hembra. Se
se observan en estos individuos en su vida manifiesta explícitamente a través del sexo mor-
cotidiana sobre todo a nivel prostibulario. fológico o genital.
Para ello como primera medida se hará una A nivel social del SS se expresa el papel
revisión de los conceptos de proceso de sexua- sexual, es decir, el rol de género que le asigna
ción y de la motivación de la conducta sexual al individuo, de acuerdo a las pautas de la cul-
para ubicar sexológicamente al travestismo, su tura (familia, comunidad) a la que pertenece
manifestación genuina o espuria y su diagnós- (expresión pública). De manera que, el indivi-
tico diferencial con otras manifestaciones duo desde el nacimiento debe aprender a iden-
sexuales con las que a veces se lo confunde tificarse con la sexualidad que le es asignada.
sobre todo con el transexualismo y la homose- Lo que “se espera que sea” es que adopte ro-
xualidad. les masculinos o femeninos.
Luego se abordará los conflictos que gene- A nivel psicológico del SS se expresa la
ra a nivel psicosocial el análisis de los roles e identidad de género, es decir la convicción a
identidad de género en relación al hecho bioló- edad temprana (alrededor de los tres años de
gico del dimorfismo sexual durante el proceso edad) de que se es niño o niña. Es la internali-
de sexuación en el decurso del desarrollo de la zación psicológica (experiencia privada) de los
personalidad de un individuo. roles de género asignados culturalmente como
expresión pública, tomando el niño o la niña
conciencia de su masculinidad o feminidad.
Los “moldeadores” ambientales (aprendizaje-
educación) normatizan las funciones que el

1 Profesor Titular Int. de la Cátedra de Psiquiaría y Salud Mental Hospital Asociado José T. Borda. Facultad de
Medicina UBA. Médico Forense de la Justicia Nacional. Miembro fundador y presidente honorario de la Asociación
Argentina de Sexología.

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individuo debe “actuar” (sexualidad de asigna- Conflictos en la identidad de


ción). género
De la mayor o menor concordancia entre
el sexo morfológico o genital (area biológica) La internalización de la masculinidad o fe-
y la sexualidad de asignación (area psicoso- minidad (identidad de género) surge como
cial) del SS surgirá la identidad sexual que es consecuencia de la interacción entre lo que el
un sentimiento intimo y personal de pertene- individuo “es” como diferenciación sexual
cer a tal o cual sexo y la factibilidad de con- desde el área biológica (macho o hembra) y lo
cordar con las expectativas que la cultura a que el medio donde se halla inmerso “espera
la que pertenece espera de él. Si existe indefi- que aprenda y aprehenda” de lo aprendible y
nición, (por ejemplo como ocurre con el tran- aprehendible que le propone el medio como
sexualismo), surgirá un sentimiento confuso de roles sexuales masculinos o femeninos pues-
ambivalencia, conflicto que deberá enfrentar tos a disposición e impuestos por esa cultura o
y/o esclarecer en el decurso de su guión per- grupo de pertenencia. En otras palabras, es lo
sonal (desarrollo de la personalidad). La iden- que individuo internaliza como experiencia pri-
tidad sexual posibilita que el individuo “se sien- vada de lo que tiene a su disposición como
ta” varón o mujer. expresión publica a nivel cultural de acuerdo a
El proceso de sexuación de una persona no cada grupo de pertenencia.
depende de la edad cronológica, sino de la po- Dicha convicción o autoconciencia de ser
sibilidad de sortear los diferentes obstáculos “niño o niña” se logra habitualmente alrede-
ambientales que se le van presentando en el dor de los tres años de edad. Es decir. a partir
transcurso de su historia vital. de esa época en el área psíquica del desarrollo
Así se reconocen distintos momentos en su de la personalidad sexual ya pueden aparecer
evolución psicosexual. Se describen: una eta- diferentes alternativas en la identidad de géne-
pa autofílica (obtener placer consigo mismo), ro de acuerdo a la mayor o menor concordan-
una etapa isofílica (identificación placentera cia entre el sexo morfológico y la sexualidad
con el mismo sexo) y una etapa heterofílica de asignación.
(placer puesto en el otro sexo). Entre las vicisituades mas frecuentes de
El desarrollo de la personalidad sexual se observar en la identidad de género se encuen-
establece por un guión personal, es decir, la tran la androginia y el trasvestismo.
motivación interna que acompaña histórica- La androginia es el carácter dicotómico del
mente al individuo a través de la cual obtiene género sexual (fenotipo ambiguo). Son perso-
su orientación sexual, que es la capacidad nas que no se ajustan a los estereotipos del rol
de “sentir atracción erótica” por objetos de género exhibiendo comportamientos psico-
sexuales. Así a nivel objetal humana se des- sociales tanto masculinos como femeninos.
criben una orientación autosexual, homosexual, Pueden acompañarse de indiferenciación
bisexual y heterosexual. biológica neutralizando así el dimorfismo sexual
La conducta sexual es la resultante de la en una configuración sexual ambigua y una
forma de manifestarse implícita o explícitamen- apariencia unisex producto de una indefinición
te el SS por parte de un individuo. en la internalización de los roles asignados.
Pueden existir factores biopsíquicos determi-
nantes.

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El trasvestismo aparece cuando una per- gía. Los desvíos sexuales de cualquier tipo
sona que siendo inequívocamente de un sexo fueron considerados antisociales, antinaturales
siente placer erótico en vestir con ropas del y vinculados al delito.
otro sexo o mostrarse con la apariencia exter- La homosexualidad y dentro de ella el tras-
na correspondiente al otro sexo (transformis- vestismo se consideraban rasgos identificados
ta), sin intención de modificación quirúrgica con la delincuencia. En todos los casos, la cri-
de sus genitales, hecho que marca el diagnós- minalización de los denominados desvios
tico diferencial con el transexualismo (conflicto sexuales tiene sus comienzos en los últimos
de la identidad sexual). años del siglo XIX y principios del XX.
El transexualismo se configura cuando al- Así la homosexualidad era contemplada en
guien que siendo inequívocamente de un sexo, la Inglaterra victoriana como una amenaza para
“siente” que su identidad de genero correspon- las relaciones estables dentro de la familia bur-
de a la del otro sexo, como si estuviera “atra- guesa, considerada cada vez más como sostén
pado” en un cuerpo que no se ajusta a sus del statu quo social. En ese país, los actos con-
inclinaciones libidinosas. tranatura eran objeto de punición y castigo.
A este estado de insatisfacción con el sexo En la opinión pública la homosexualidad era
biológico impuesto se lo denomina también escasamente diferenciada, legal o moralmen-
disforia de género. te, de la masturbación, la cual, al inducir sen-
De manera que, ante este “error de la natu- saciones sexuales a nivel físico, abría las puer-
raleza” estas personas pretenden que se les tas del debilitamiento y conducía al vicio y la
cambie quirúrgicamente la morfología de sus enfermedad. Vicio o pecado eran los califica-
genitales y a partir de dicho cambio, acceder tivos usados en esa Inglaterra para nombrar a
al “otro” sexo, el mismo que en realidad sigue la homosexualidad a mediados del siglo XIX.
teniendo ya que lo único que se realiza quirúr- La abolición de la pena de muerte por sodo-
gicamente es un cambio en la morfología geni- mía, realizada en 1861, no supuso una libera-
tal externa ya que es imposible el cambio de lización sino un fortalecimiento de las leyes
sexo. contra la homosexualidad. Mediante una cláu-
sula de la Criminal Law Amendement Act de
Revisión Histórica 1885, todas las actividades sexuales entre hom-
bres, equiparadas ahora a la sodomía, eran
Sólo con finalidad descriptiva evolutiva se declaradas actos de “indecencia grave”, puni-
hace una revisión histórica de los conceptos bles con penas de hasta dos años de trabajos
más controvertidos que se han utilizado a tra- forzados.
vés del tiempo en forma confusa, como por En la mayoría de los países de Europa Oc-
ejemplo trasvestismo, transexualismo, homo- cidental, entonces, la descriminalización de las
sexualismo, etcétera. “desviaciones sexuales” vino de la mano de
los primeros sexólogos, gran parte de ellos de
Visión europea y norteamericana origen alemán. Richard von Krafft Ebing es
Los primeros registros existentes acerca de uno de los primeros sexólogos que a fines del
estos términos se encuentran vinculados a los siglo XIX aboga por ubicar el origen de las
llamados “desvios sexuales”, y pertenecen al “desviaciones sexuales” como enfermedades
campo del derecho penal y de la criminolo-

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y llevarlas así de la prisión al consultorio mé- riantes naturales” de la norma: la heterosexua-


dico. lidad.
Los esfuerzos por excluir las “inversiones En EE.UU. Havelock Ellis (1913), autor
sexuales” del ámbito criminal, condujeron a los de Studies in Psychology of Sex, también es-
sexólogos europeos de fines del siglo XIX y tudió el fenómeno travestista y criticó la posi-
principios del XX a la elaboración de una com- ción de Hirschfeld, quien, en opinión de Ellis,
pleja taxonomía cuya historización permite reducía el travestismo a un problema de vesti-
advertir las características y atribuciones que do, lo cual - afirmaba - era sólo uno de sus
separaban el travestismo de la homosexuali- componentes. Ellis llamo “eonismo” y la des-
dad y del transexualismo, todos fenómenos cribió como una “inversión sexo-estética” que
englobados inicialmente bajo el título “aberra- conducía a una persona a sentirse como per-
ciones sexuales”. Desde el siglo XIX los sexó- sona del sexo opuesto y la diferenció de la “in-
logos occidentales se preocuparon por estable- versión sexual” que significaba un impulso
cer distinciones entre homosexualidad, traves- sexual, orgánico e innato, hacia el mismo sexo.
tismo y transexualismo. La concepción de las desvios sexuales como
Magnus Hirschfeld, quien acuñó el térmi- instintuales, sostenida por los sexólogos euro-
no travestismo a principios del siglo pasado, peos, atribuía a ellas un carácter congénito, más
fue uno de los primeros en distinguir travestis- integrado al reino de la naturaleza y biología
mo y homosexualidad. Autor de Sexual Ano- que al de la cultura y el medio ambiente.
malies (1905) y de Transvestites. The erotic De manera tal, luego de un largo período
drive to cross dress (1910) fue uno de los pre- de criminalización y de encierro en prisiones y
cursores de la “química del sexo” - la endocri- cárceles, los llamados desvíos sexuales fueron
nología - y su influencia en el campo de la sexo- objeto de estudio de las ciencias médicas y
logía fue notable. Hirschfeld estaba convenci- sexológicas, aún cuando la racionalidad cientí-
do de la relevancia de la “ciencia glandular” en fica de estos primeros esfuerzos giró en torno
el campo de la sexología. Creía que tanto la a la delimitación de lo normal y lo anormal o
homosexualidad como el travestismo podían desviado, materia de escándalo público, puni-
ser explicados por variaciones en las hormo- ción y/o terapias médicas.
nas sexuales. Estas variaciones determinaban Entre los años 1870 y 1920 se encuentra
el hermafroditismo, la androginia, la homose- signado por la producción de gran cantidad de
xualidad y el travestismo. Utiliza el término información sobre varones y mujeres que se
travestismo para describir a aquellas personas trasvisten y/o desean adoptar el rol adscripto a
que tienen urgencia por usar ropas del sexo aquellos del sexo opuesto. Se acuñan en esta
opuesto (1910). Hirschfeld peleó contra la idea época términos tales como “sentimientos
de que todos los travestistas eran homosexua- sexuales contrarios” (Westphal, 1876), “meta-
les, que por entonces era una concepción muy morfosis sexualis paranoica” (Krafft Ebing,
extendida dentro de la sexología. Separó, así, 1890), “travestismo” (Hirschfeld, 1910), “in-
travestismo de homosexualidad, definiendo a versión sexo-estética” y “eonismo” (Ellis,
esta última como una forma de actividad sexual 1913).
invertida y al travestismo como una variante En esta misma etapa, se impulsan investi-
intersexual que podía darse con diferentes prác- gaciones antropológicas sobre personas que se
ticas sexuales. Ambas eran, no obstante, “va-

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travisten en sociedades no occidentales (Kroe- el transexualismo, el travestismo ocupa un lu-


ber, 1940; Devereaux, 1935; Lewis, 1941). gar intermedio e indeterminado entre ambos.
Entre 1920 y 1950 los términos travestis- Un hecho significativo del trabajo de Ben-
mo y eonismo son incorporados a la literatura jamin fue la relación que plantea entre el sexo
y se publica material psicoanalítico. Hay un y el género, consideradas ambas como herra-
creciente desarrollo del conocimiento endocri- mientas conceptuales en el diagnóstico clínico
no y de las tecnologías de cirugía plástica. Se de los transexuales. El género está localizado
dan en esta etapa los primeros intentos de cam- “arriba del cinturón” y el sexo “abajo del cin-
bio morfologico del sexo. turón”.
Entre 1950 y 1965, se utiliza por primera Sobre la base de esta distinción, Benjamin
vez el término transexual, acuñado por Cauld- señala que el travestista tiene un problema
well en 1950, en su artículo Psychopathia social, el transexual tiene un problema de
Transexualis y divulgado por H Benjamin poco género y el homosexual tiene un problema
tiempo después. Christine Jorgensen (primer sexual.
varón operado) publica sus primeros artícu- En algún sentido, Benjamin preparó el te-
los. En esta época comienzan los trabajos so- rreno para la elaboración de la teoría de iden-
bre intersexualidad en la americana Universi- tidad de género de los años 60 articulando las
dad John Hopkins, con ellos se inaugura el distinciones teóricas entre lo que estaba “arri-
concepto de rol de género (Money, Hampson ba y abajo del cinturón”. Pero él abogó por el
y Hampson, 1955, Stoller, 1964). tratamiento quirúrgico del transexual - esto es,
Esta diferenciación se dio en el contexto de el tratamiento abajo del cinturón - para lo que
artículos escritos por dos endocrinólogos: el creía que era un problema de género: de “arri-
trabajo de Christian Hamburger (y colegas) ba del cinturón”. En otras palabras, mientras
después de la cirugía de Geroge/Christine Jor- afirmaba que el transexual tenía un problema
gensen en 1952, y los de Harry Benjamin, lla- de género, el tratamiento que proponía se diri-
mado “padre del transexualismo”. Alrededor gía precisamente a lo que no era el problema
de 1954 Benjamin establece una diferencia transexual: el sistema endocrino y la genitali-
entre travestismo y transexualismo que parece dad anormal del transexual.
ser de mucha actualidad: en el travestismo los El otro aspecto significativo del trabajo de
órganos sexuales son fuente de placer; en el Benjamin fue establecer el término transexual
transexualismo son una fuente de disgusto. como el significante apropiado para aquellos
Algunos años después, en 1966, se publica sujetos que requieren el cambio morfológico
The transsexual phenomenon, adonde Benja- de sexo.
min consolida su postura sobre el transexualis- Las distinciones hechas por Benjamin en-
mo y establece tres tipos de transexual: a) “no tre sexo y género fueron posibles gracias al tra-
quirúrgico”, b) “verdadero de intensidad mo- bajo de Money y de los Hampsons en 1950.
derada” y c) “verdadero de intensidad alta”. A Estos inauguraron la separación semántica en-
diferencia del primero, más próximo al traves- tre sexo (biológico) y género (psicosocial), que
tismo, los transexuales verdaderos, de las otras Benjamin había identificado arriba y abajo del
dos categorías, requieren la cirugía y de ma- cinturón. Al mismo tiempo que Benjamin es-
nera urgente. En un continuum, cuyos extre- taba trabajando con el tema del transexualis-
mos son, según Benjamin, la “normalidad” y mo, Robert Stoller estaba desarrollando crite-

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rios etiológicos para el diagnóstico del tran- Los criminólogos argentinos, según J Sa-
sexualismo, tanto como su teoría de la identi- lessi (1995), se debatían en la contradicción
dad de género. El trabajo de Stoller condujo a inversión congénita/ inversión adquirida,
la conceptualización del transexualismo como mientras los médicos preferían hablar de in-
un desorden de la identidad sexual: se trata de versiones adquiridas. Así lo ilustra la historia
individuos que han desarrollado una identidad de Manón, estudiada por el profesor de medi-
de género equivocada según su sexo propio. cina legal Francisco de Veyga a principios del
Un camino similar siguieron la homosexuali- siglo XX. Al ser seducido por el preceptor,
dad y el travestismo, categorías que junto al Manón actualiza una “latente” desviación
transexualismo aparecieron en la primera edi- sexual congénita. Más numerosos fueron los
ción del Diasgnostic and Statistical Manual casos de inversión adquirida, muchos de los
for Mental Disorder en 1952 como “desvia- cuales se refieren a personas que se trasvisten.
ciones sexuales”, y fueron redefinidos años Las historias de Aurora, Rosita de la Plata y
después como desórdenes de la identidad de el burgués que abandona su vida, se trasviste
género. y se entrega al delito y la perversión, integra-
Luego de 1979 se crean las clínicas de iden- ron el estudio realizado por de Veyga (1903)
tidad sexual y cirugía de cambio morfologico titulado “La inversión sexual adquirida”.
de sexo. Otro ejemplo ilustrativo de ello es la Auto-
biografía escrita por Luis D., autodenomina-
Visión en la Argentina da “la bella Otero”, publicada por el mismo
La diferencia más destacada entre las ela- Francisco de Veyga en el año 1903 bajo el tí-
boraciones que hacían las ciencias sexuales de tulo “La inversión sexual adquirida - Tipo
Europa y también de EEUU y las que se pro- profesional: un invertido comerciante. La
dujeron en Argentina, fue la preeminencia que Autobiografía da cuenta de la cultura traves-
tuvo en nuestro país la posición adoptada por tistas de principios del siglo XX, de sus prácti-
el individuo en la relación sexual: ya sea re- cas sexuales, de los espacios y lugares que fre-
ceptiva “pasiva” o insertiva “activa”. cuentaban y que, además la llevaba al encierro
El estigma y la criminalización recaían so- para su regeneración.
bre quienes eran pasivos. La identidad sexual Las fiestas de homosexuales, el carnaval y
en la Argentina de principios de siglo XX fue las visitas frecuentes a los prostíbulos fueron
polarizada en torno al rol pasivo/activo adop- los ámbitos a los que se atribuía la adquisición
tado y no sólo por la orientación de la pareja de prácticas sexuales desviadas.
sexual. Pederastía pasiva denotaba la inversión Para el caso de la Argentina finesecular, en
del rol insertivo definido como correcto para su “Médicos, maleantes y maricas. Higiene,
los varones. Quienes asumían dicho rol y, ade- criminología y homosexualidad en la cons-
más, invertían también costumbres como el trucción de la Nación Argentina”, Salessi dice
vestido, modales y hábitos, entonces, padecían que se trataba de controlar, a través de la es-
del delirio de creerse una mujer en el cuerpo tigmatización y criminalización, una visible
de un hombre. Estas personas, que los médi- cultura de homosexuales y travestistas que
cos diagnosticaron como con ilusión deliran- aparecían en el Buenos Aires de ese período.
te, eran seguramente las travestistas. El nombre elegido para las prácticas homo-
sexuales en Argentina a fines del siglo XIX y

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comienzos del XX fue “invertido sexual”, ca- fue recién en la década de los años 90 cuando
tegoría que incluía a un vasto conjunto de in- se incorporan al orden constitucional cláusulas
dividuos que tenían sexo con “los de su mis- que penan toda forma de discriminación por
mo sexo”; algunos de los cuales llevaban ro- orientación sexual y se derogan figuras puniti-
pas contrarias a su sexo. Sea que lo hicieran vas tales como “llevar prendas del sexo con-
para el robo, la estafa, el provecho propio, el trario”.
gusto o por razones patológicas, todos eran El corrimiento del sexo al género fue tam-
sujetos de punición. bién un desplazamiento del consultorio a la
El criminólogo Eusebio Gómez lo ilustra en calle. La lucha organizada de los homosexua-
su “La Mala Vida en Buenos Aires” (1908), les devino en la despatologización de sus prác-
adonde sostiene que, independientemente de ticas sexuales, en la desregulación médica. El
las posibles explicaciones que se dieran, la in- travestismo deja de ser tema de interés médi-
versión sexual debía incluirse en el cuadro de co e inicia su experiencia organizativa.
la mala vida. Del conjunto de los personajes
que componían ese cuadro, encontramos a las Concepto actual de trasvestismo
prostitutas, los delincuentes profesionales, los
estafadores, los biabistas - que dan la biaba, Teniendo en cuenta lo analizado en el pun-
golpean para robar - y a los invertidos sexua- to anterior se puede arribar a las siguientes
les. Mala vida era el conjunto de manifesta- consideraciones conceptuales del tema.
ciones aberrantes de la conducta que daban Se entiende por trasvestismo o fetichismo
cuenta de una inadaptación a las reglas éticas trasvestista (Hirschfeld) o Eonismo (H. Ellis)
socialmente establecidas. Más aún, dentro del a la utilización de ropas del sexo opuesto para
conjunto de los malvivientes, los invertidos lograr el placer sexual.
sexuales fueron caracterizados por Gómez Dijimos que H Ellis lo consideró como una
como sujetos de inmoralidad larvada, acciden- inversión sexoestética. El caballero Chevalier
tal o alternante y, por lo tanto, debían ser com- D’Eon (1728-1810) usaba ropas femeninas
prendidos en el estudio de la mala vida; ellos para desempeñarse socialmente, de allí que
mostraban las etapas de transición entre la también se conozca esta parafilia como
honestidad y el delito, la zona de interferencia D’Eonismo. Es también el caso de Edgar J
entre el bien y el mal. Hoover (1895-1972) el director del FBI.
Mientras en Argentina fueron los mismos No se debe confundir entonces con el tra-
médicos quienes criminalizaron las desviacio- vestismo homosexual masculino utilizado ex-
nes sexuales, en Inglaterra y Alemania, estos clusivamente para ejercer la prostitución, (en
profesionales - en algunos casos homosexua- este caso la ropa femenina es un “uniforme de
les e incluso activistas políticos a favor de las trabajo”), con una persona disfrazada o repre-
minorías sexuales - trabajaron en un sentido sentando un espectáculo (trasformismo) que
contrario: lucharon desde temprano por la des- puede o no ser además un homosexual.
criminalización de los desvíos. Quizás en esto El verdadero trasvestismo suele ser el ocul-
resida la razón por la que en Argentina debe- to, el que goza con la utilización de prendas
mos esperar a los últimos años del siglo XX del sexo contrario, especialmente intimas (tras-
para desatar la fuerte unión entre criminolo- vestofilia). La trasvestofilia es la excitación
gía, medicina e inversión sexual. En efecto, erótica y la facilitación y el logro del orgasmo

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relativas a, y dependientes del hecho de vestir consultados admiten conductas o tendencias


prendas, especialmente prendas interiores, del homosexuales.Si bien es cierto que hay homo-
otro sexo. sexuales que se trasvisten en aras del espectá-
Se entiende por trasgenerismo, (transgen- culo, la prostitución o simplemente el placer
der, en inglés) a la persona que vive tiempo estético o por histrionismo pero ello no guarda
completo como alguien correspondiente al sexo relación directa con la excitación sexual.
opuesto al que le corresponde biológicamente. Lo común es que se trate pues de varones
No sólo visten ropas del otro sexo sino que se heterosexuales, habitualmente casados y con
ha realizado transformaciones corporales (me- hijos, que guardan en secreto su parafilia in-
nos de los genitales) como la depilación eléc- clusive a sus parejas.
trica, siliconas en las mamas, ingestión de hor- La diferencia entre el trasvestista homo-
monas femeninas, etcétera. sexual y el heterosexual está en que el primero
Los elementos esenciales para considerar necesita hacer pública su conducta (la partici-
una conducta como trasvestista genuino son pa) mientras que el segundo por lo general la
los siguientes: mantiene oculta y la manifiesta en forma pri-
a) ser una necesidad impulsiva erótica in- vada.
dependiente de toda coacción externa. El trasvestista (1% de la población) suele
b) se debe descartar que no sea un hecho tener predilección fetichista por alguna prenda
circunstancial de disfraz, representación tea- del otro sexo en especial.
tral o coacción social (caso George Sand) A diferencia del transexual no reniega de
c) tiene independencia de la orientación sus genitales, su rasgo característico es el de-
sexual (ya que se puede dar en autosexuales, seo impulsivo de vestirse con ropas del otro
homosexuales heterosexuales y bisexuales). sexo para lograr placer o tranquilidad psíquica
d) puede ser una manifestación por “induc- con ello bajar la ansiedad. La mujer travestista
ción infantil” a través de una madre insatisfe- (que viste de varón) es poco frecuente como
cha con el sexo de su hijo y que luego se hace expresión erótica.
hábito. Entre los mecanismos de producción de la
De manera tal que, debe diferenciarse la conducta trasvestista se pueden citar:
forma genuina, atracción erotica de vestir ro- a) los fetichistas que visten con uniformes
pas distintas a las asignadas para su sexo bio- b) los parcialistas que utilizan solo una pren-
lógico, (por lo general esta manifestación sue- da del otro sexo
le ser oculta) de la forma ostentosa o espuria c) los que mimetizan su vestimenta, o sea
que suele ser una representación que respon- que se visten con ropas del mismo sexo solo
de a motivaciones a la búsqueda debeneficios por encima (travestismo de ropa interior)
secundarias sociales, como por ejemplo la ex- d) los de conductas paroxisticas (por épo-
presión lucrativa de una homosexualidad pros- cas)
tibularia o la explotación artistica. e) los oníricos (sueños con conductas tras-
Todos los autores están de acuerdo que el vestistas) y simbólicos (usan apodos del otro
trasvestismo genuino como parafilia se da fun- sexo).
damentalmente en sujetos heterosexuales. Tan- En la práctica se pueden observar tres gru-
to en las estadísticas de H. Benjamin como en pos de trasvestistas:
la de Prince (1967) sólo el 29% de los sujetos

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a) los que obtienen placer con simples ro- flictos en sus relaciones con los padres y her-
pas de vestir femeninas (ropa interior). Colo- manos/as y con los grupos de pares con quie-
cadas estas vestimentas sirven de preludio de nes interactúan, sobre todo en el ámbito esco-
una masturbación (fetichista-trasvestista) o lar.
impulsan a que le permita una relación hetero- La familia es una de las instituciones com-
sexual por proyección imaginativa. prometidas más fuertemente en el proceso de
b) los que se les desarrolla el deseo a través socialización en aquellas pautas comportamen-
del acicalamiento y vestir femenino sea total o tales que intervienen en la constitución de la
parcial pretendiendo inclusive “pasar por mu- identidad de género. La identidad travestista
jer” (feminofilia) durante un lapso que puede comienza a una edad muy temprana, cuando
durar minutos u horas. los actores se encuentran aún implicados en la
c) los que el acto de transvestirse se extien- vida familiar
de a períodos prolongados de tiempo incluyen- Los gustos por determinados juegos y de-
do el equívoco femenino. Suelen poseer un portes, la selección de las prendas de vestir,
extenso guardarropas, se convierten en pere- las primeras preferencias sexuales, serán to-
grinadores de tiendas femeninas e invierten un dos argumentos alrededor de los cuales comien-
considerable tiempo en contemplarse travesti- zan los travestistas a autopercibirse con una
dos ante el espejo y sin embargo al contrario identidad que es contraria a la esperada social-
de los transexuales (conflicto de identidad mente según su sexo biológico, una identidad
sexual) no se identifican como mujeres a pe- que recibe el castigo familiar, la reprimenda en
sar de lo cual son los que más posibilidades la escuela, la burla y el desprecio de los pares.
tienen con el tiempo de desarrollar una condi- En algunas ocasiones, con un peso similar
ción transexual convirtiendo el problema de a la familia, la escuela es la fuente de recono-
identidad de género en un conflicto de la iden- cimiento de la diferencia. Es en el jardín de
tidad sexual. infantes el momento en que la preferencia por
Por lo común está parafilia de observación ejemplo de un color estimado impropio para el
mucho más frecuente en el varón tiene su co- uso masculino, puede desatar un conflicto que
mienzo en la niñez con las primeras masturba- pondrá en evidencia la condición de niño dife-
ciones como vicisitud de la identidad de géne- rente. Es a través del juego donde aparecen
ro (internalización de roles femeninos). Con el sus inclinaciones por aquello que pertenece
desarrollo de la personalidad se puede afian- claramente al género femenino y que un poco
zar como una perturbación sexual cualitativa más tarde, cuando surgen las primeras expe-
por deformación de la imagen de la pareja res- riencias sexuales, será identificado como ho-
pecto al objeto con que se obtiene placer eró- mosexual. Las reacciones del medio familiar y
tico u orgasmo (la utilización de ropas del otro de la escuela, no se harán esperar. En algunas
sexo). ocasiones, el maltrato paterno deriva en fugas
transitorias del hogar y también de la escuela.
Implicancias familiares y La intervención de la madre en el cuadro fa-
psicosociales miliar toma dos formas: o bien es presentada
como más permisiva que el padre respecto a
Los travestistas ostentosos (a diferencia de ese hijo cuyos comportamientos se desvían de
los ocultos) en su mayoría han presentado con- la hetero-normatividad o bien acompaña al

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42 Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis, año 12, vol. 5, Nº 2, septiembre de 2006

padre en la negativa a aceptar dichos compor- parte de los casos, es valorado como el co-
tamientos. De manera tal que, suelen ser lle- mienzo de una nueva vida, de la que conside-
vados a una consulta médica y/o psicológica ran la verdadera vida.
y, aún cuando no se les revelara los motivos Muchos manifestan haber ingresado a la
de ello. prostitución cuando todavía compartían el ho-
Para completar el cuadro familiar, quedan gar familiar, y se alejadan de éste cuando di-
ahora los/as hermanos/as, que la mayoría tie- cha práctica adquiere un carácter permanente
nen relaciones conflictivas con el hermano di- y se convierte en la única fuente de ingresos.
ferente. Algunos por lo contrario guardan si- El alejamiento de la familia y la escuela
lencio. No obstante ello del conjunto de los parece ser la condición sine qua non para el
vínculos familiares, los construidos con her- simultáneo abandono definitivo de la ropa
manos/as son los únicos que los travestistas masculina, el comienzo de las intervenciones
conservan a lo largo de su vida. sobre el cuerpo, el arreglo personal y la valo-
El ocultamiento de la situación sexual del ración de todo ello como perteneciente al mun-
niño diferente en el ámbito familiar conduce, do femenino. Si antes el horizonte disponible
en algunos casos, a la incorporación de carac- era la homosexualidad, ahora comenzará a serlo
terísticas que dejarán su impronta en la perso- el género femenino y, gradualmente, el traves-
nalidad adulta: el hábito de mentir y la doble tismo mismo; para ello, las relaciones con otros
personalidad. travestistas tendrá un peso importante.
Y si en la familia es necesario ocultarse, El alejamiento de la familia conduce tam-
más lo es un escenario público como la escue- bién al ejercicio prostibular. El escenario pros-
la, adonde la exposición personal también com- tibular parece ser el único posible para la ac-
promete a compañeros/as, amigos/as y maes- tuación de la identidad travestista en la socie-
tras/os. Por lo tanto, el escenario escolar no es dad.
valorado de manera muy diferente al familiar
y como éste, constituye una fuente de mucho Construcción de la identidad
pesar y discriminación. En general, son los trasvestista
propios pares los identificados como respon-
sables de actitudes discriminatorias. Los travestistas construyen su cuerpo te-
Cuando la violencia no proviene de los com- niendo como modelo para sus intervenciones
pañeros, son los mismos docentes quienes la un cuerpo femenino que es observado con
ejercen. Las clases de educación física suelen minuciosidad. El reconocimiento de las formas
ser una fuente de contrariedad en la escuela. femeninas, el detalle con que describen cada
Los niños travestistas ensayan sus prime- una de ellas, asombraría al más preocupado
ras actuaciones de género femenino y lo ha- por su imagen corporal, cualquiera sea su sexo.
rán, en una medida importante, a través del Los trasvetistas miran el cuerpo femenino de
vestido. Dos son los únicos espacios públicos manera bastante diferente a como lo hacen las
en los que el deseo de vestir como mujer pue- mujeres. Otorgar proporciones armónicas a
de realizarse abiertamente: las fiestas escola- espalda y cadera, corregir los arcos de las pier-
res y el carnaval. nas, evitar músculos y venas, aumentar el hue-
El alejamiento de la familia de origen ocu- so frontal, etcétera, son todos objetivos de un
rre entre los 13 y los 18 años y, en la mayor proyecto cuyo fin es lograr un cuerpo femeni-

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El travestismo..., J.C. Romi 43

no. Para lograr la corporalidad femenina hay La inyección de siliconas tiene un fuerte
que dialogar con la propia, que es masculina y impacto emocional en la vida de los travestis-
que deberá haber sido observada también ex- tas, sobre todo si está destinada a construir los
haustivamente. pechos femeninos. Empezar a vivir con ellos
El cuerpo masculino está siempre presente es comenzar a despreocuparse de aquel cuer-
en la transformación corporal de los travestis- po que, sin siliconas, podía ser descubierto en
tas, sea para borrar sus marcas o para tenerlas su masculinidad, sea ésta la de un homosexual
a la vista y prever futuras molestias. En el caso o un transformista. Los pechos femeninos lo-
del travestismo, la transformación corporal ele- grados con siliconas son la marca que evitará
gida está orientada a superar el límite del cuer- en adelante y de manera definitiva cualquier
po propio en lo que a su conexión con el géne- confusión de género y también, por tanto, la
ro respecta. Esta no es una situación equiva- marca con la que podrán ser reconocidas como
lente al de las mujeres biológicas que transfor- “travestistas auténticos”.
man su cuerpo para acercarlo al ideal, como Lograr un tórax con formas femeninas im-
no lo es tampoco el hecho de que mientras plica poder recortarse como travestistas del
para éstas, dicha transformación se realiza a espacio de los homosexuales al que estaban
través del acompañamiento de la sociedad y integradas cuando no las tenían y recortarse
sus instituciones, adoptar los signos de la fe- también del transformismo, término que pue-
mineidad es, para el travestismo, un trabajo de igualarse al drag. Los pechos femeninos son
solitario o, en todo caso, asistido sólo por la uno de los sitios más fuertemente valorados
comunidad travestista. como signo corporal femenino,
Las intervenciones sobre el cuerpo, sea a La resistencia a una intervención quirúrgi-
través del consumo de hormonas o la inyec- ca que “iguale” genitalidad masculina a feme-
ción de siliconas, se hacen de manera oculta a nina, es absoluta. Aún cuando ella hubiese exis-
la familia en el primer caso y lejos de ella en el tido como una posibilidad sobre la que los tra-
segundo. vestistas pensaron alguna vez en el transcurso
De manera activa y consciente, los traves- de sus vidas, fue siempre descartada.
tistas modifican su cuerpo teniendo como re- La operación de los genitales es claramen-
ferente, aunque en forma fragmentaria y este- te visualizada por los travestistas como la con-
reotipada, el cuerpo de una mujer prostituta o versión en transexuales, el recorte entre una y
de una vedette y, más recientemente, el de otra identidad no presenta dudas. El travestis-
modelos publicitarias profesionales cuyo físi- ta no prescinde del placer sexual, y el acceso
co raya con la anorexia. al mundo femenino no está tampoco garanti-
Ya sea que los referentes sean mujeres o zado por una operación de este tipo.
travestistas en prostitución, vedettes o mode- Resulta paradójico que un cuerpo que ha
los publicitarias e, incluso, aunque la razón para sido tan violentado, a través del consumo de
adoptarlos esté relacionada al trabajo prosti- hormonas y la inyección de siliconas, resigne
bular, lo cierto es que prescindir de esos refe- la operación de los genitales, signo corporal de
rentes pone en conflicto a los mismas traves- masculinidad por excelencia, bajo el argumen-
tistas con su identidad y desconcierta a un pú- to del respeto hacia aquello que se trae de
blico para el que el travestismo es exuberancia manos de la biología.
y exageración femenina.

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44 Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis, año 12, vol. 5, Nº 2, septiembre de 2006

No hay género femenino atrapado en un Algunas interpretaciones


cuerpo masculino; hay un cuerpo que, aún psicopatológicas
cuando se interviene para acompañar al géne-
ro, se resiste a la posible pérdida de placer. La pregunta que nos debemos hacer es si
Aún cuando algunas entienden que el cam- efectivamente podemos pensar en un rol de
bio de sexo contribuiría a distinguirse de los género con absoluta prescindencia de la di-
homosexuales, ello no constituye un argumen- ferencia sexual.
to de tanto peso como lo es el placer sexual Así por ejemplo la construcción del rol de
que consiguen con sus propios genitales mas- género femenino que el travestista realiza, en
culinos. opinión de Barreda, consiste en un complejo
No obstante la negativa a cambiar el sexo proceso en el plano simbólico y físico, de ad-
biológico, los genitales son ocultados por los quisición de rasgos interpretados como feme-
travestistas mediante complicados métodos que ninos. Como en un ritual de pasaje, primero
ellos llaman trucarse. El truqui es, precisamen- se adoptan signos exteriores como el vestido y
te, el nombre dado al pene cuando se lo es- el maquillaje, luego se transforma el cuerpo a
conde. Es interesante observar, una vez más, través de la inyección de siliconas o de inter-
cómo aún cuando la genitalidad masculina es venciones quirúrgicas que modelan senos,
una fuente de molestia, nunca lo es tanto como glúteos, caderas, piernas y rostro. Se constru-
para modificarla. ye una nueva imagen acompañada de un nom-
Los travestistas saben que renunciar al pene bre de mujer. Fiel a los estereotipos femeninos
implica prescindir del orgasmo a través de la construidos en nuestra sociedad, la represen-
eyaculación. La decisión de una operación para tación femenina del travestismo prostibular
el cambio de sexo nunca llega a la vida traves- estudiado por Barreda tendrá como conteni-
tista, sea para no perder una fuente de placer dos la figura de la madre - como mujer pro-
propio o un instrumento para el juego de se- creadora - y la de la puta - como mujer fatal,
ducción con otros. Y esta situación no cambia seductora y provocativa. Ahora bien, esta fe-
siquiera para aquellos que dicen tener una vida mineidad, este imaginario que refuerza el gé-
sexual pasiva exclusivamente. nero femenino es suplantado sin más al mo-
El “trabajo en la calle”, los clientes y las mento de ejercer la prostitución, adonde el
mujeres prostitutas constituyen las figuras más género masculino es recuperado. Recuperación
destacadas que intervienen en el proceso de que Barreda interpreta por el rol activo que
construcción de una identidad cuyos atributos desempeña el travestista en la relación sexual
parecen no tener una posición estable. con el cliente.
Las transformaciones sobre un cuerpo bio- El componente anatómico no es olvidado y
lógicamente masculino forman parte de la cons- la masculinidad reaparece como experiencia
trucción de una identidad que puja por dife- vivida en su intimidad y en sus prácticas sexua-
renciarse del transexualismo, del transformis- les que lleva nuevamente al travestista a defi-
mo y de la homosexualidad masculina, y es nirse como varón. El travestismo interpreta,
también un cuerpo que se dibuja sobre la base modela y experimenta su cuerpo como un tex-
de una mirada exhaustiva del cuerpo femeni- to que puede ser leído desde el género (feme-
no. nino) o desde su sexo (macho).

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El travestismo..., J.C. Romi 45

En un permanente diálogo con la sociedad, Junto a estos autores Richard Ekins (1998)
la constitución de la identidad travestista im- en su trabajo Sobre el varón feminizante: una
plica, entonces, un aprendizaje del vestido, de aproximación de la teoría razonada sobre el
los gestos, posturas, de las maneras de cami- hecho de vestirse de mujer y el cambio de
nar, que son puestos a prueba y chequeados sexo, ubica el travestismo en un proceso de
en función de las señales que la sociedad emi- deslizamiento gradual de un género a otro.
te y que los propios actores sociales incorpo- Ekins crea la categoría de “varón feminizan-
rarán en sus personajes. te” o varones que quieren feminizarse de di-
Whoodhause (1989) analiza el travestismo versas maneras, en diferentes contextos, en
partiendo del supuesto que la masculinidad es distintos momentos, etapas y con diversas con-
en nuestra sociedad algo que debe ser alcan- secuencias.
zado por todos los varones, aquellos que no lo Distingue tres formas fundamentales de
logran, como los travestistas, son situados en feminización: a) el cuerpo feminizante, b) la
el espacio despreciado de lo afeminado. Esta erótica feminizante y c) el género feminizante.
es la razón que los travestistas son considera- El travestismo será siempre, para Ekins, una
dos en todas las ocasiones como homosexua- feminización de género; que puede implicar o
les; partiendo del mito de que un varón afemi- no una feminización erótica, y cuyo compro-
nado no puede ser heterosexual. miso con el cuerpo feminizante nunca llega a
Los travestistas adoptan otro nombre, otra la transformación anatómica de sus genitales.
forma de hablar, pueden comportarse muy di- El varón feminizante que define encuen-
ferentemente a su yo masculino. Un varón no tros eróticos homosexuales como heterosexua-
puede comprometerse en conductas no mas- les, o encuentros heterosexuales como lésbi-
culinas si primero no disfraza su masculinidad cos, por ejemplo, está a menudo dotando de
y la cubre con una apariencia femenina. género a su sexualidad, puede estar ejerciendo
A la pregunta ¿por qué son los varones la erótica feminizante, como el varón femini-
quienes mayoritariamente crean este tipo de zante que intenta masturbarse según lo que para
figura fantasiosa? Se cree que los modos pa- él es una forma femenina. Y ambas feminiza-
triarcales establecen que si una mujer adscribe ciones, la de género y la erótica, a su vez, pue-
a rasgos tradicionalmente masculinos no es den o no implicar una cierta feminización cor-
necesariamente otra cosa que una mujer. Cuan- poral.
do los varones lo hacen, son afeminados y El cuerpo feminizante focaliza deseos y
homosexuales. La construcción de la sexuali- prácticas femeninas para feminizar su cuerpo.
dad no asocia las ropas masculinas al erotis- Ellos pueden incluir cambios deseados, efecti-
mo. A diferencia de la masculinidad, la cons- vos o simulados, tanto de las características
trucción de la feminidad no implica una identi- primarias como secundarias del sexo, que van
dad de género tan inflexible como para recha- desde el transgenerismo a la transexualidad.
zar la incorporación de conductas tradicional- Así, un nivel implicaría el cambio cromo-
mente asociadas con el sexo opuesto, precisa- sómico (imposible), gonadal, hormonal, mor-
mente porque la masculinidad es definida como fológico y neurológico; y otro nivel el cambio
superior. En estas cuestiones, dice Woodhau- de vello facial, del vello corporal, del craneal,
se, reside el hecho de que el travestismo sea de las cuerdas vocales, de la configuración del
un fenómeno reservado para los varones. esqueleto y de la musculatura.

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46 Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis, año 12, vol. 5, Nº 2, septiembre de 2006

La erótica feminizante hace referencia a ción del yo y el mundo como algo sexuado,
aquel tipo de feminización que tiene como in- sexualizado y asociado a un género, tras el in-
tención o como efecto despertar el deseo sexual cidente puede volverse a la normalidad.
o la excitación del otro. Cubre un amplio ran- En la fase 2, denominada “fantasear sobre
go que va desde aquel varón feminizante que la feminización” el interés recae en la elabo-
experimenta lo que percibe como un orgasmo ración de fantasías que se relacionan con la
múltiple femenino, a aquel otro en el que se feminización. En términos de sexo, sexualidad
despierta un erotismo ocasional al mirar una y género, y sus interrelaciones, se da un gran
revista femenina en un kiosco. número de posibilidades:
El género feminizante repara en las múlti- - fantasías nada ambiguas de ser una mujer
ples maneras en que los varones feminizantes (se fantasea sobre la feminización corporal);
adoptan la conducta, las emociones y la cogni- - fantasías sobre la feminización del géne-
ción que socio-culturalmente se asocian con el ro (hay más bien fantasías románticas como
hecho aparecer como mujer. El género femi- vestidos de ensueño, juegos de muñecas)
nizante no está necesariamente relacionado a - fantasía masturbatoria basada en vestirse
la erótica feminizante. El arco de posibilidades de mujer.
es también muy amplio: están quienes adop- Puede por tanto tener una esencia corpo-
tan la identidad de género femenina a tiempo ral, genérica o erótico-sexual.
completo, pero que no quieren operarse, no En lo que respecta a las relaciones entre
tienen vida sexual, trabajan en ocupaciones tí- constitución del yo y el mundo como algo
picamente femeninas; también aquellos varo- sexuado, sexualizado y asociado a un género,
nes feminizantes que llevan una vida satisfac- lo que se encuentra, en general, es una cons-
toria como varón y que periódicamente se vis- trucción dual del mundo (entre lo normal y la
ten de mujer pero no adoptan amaneramien- feminización).
tos femeninos (trasvestistas ocultos); en el La fase 3, “realizar la feminización”, con-
medio, entre ambos, están quienes sienten agra- lleva el vestirse de mujer de manera más seria
do por actuar según un rol estereotipado fe- y representar aspectos de las fantasías sobre
menino. Las combinaciones para el género fe- la feminización corporal:
minizante son infinitas a juicio de Ekins. Quien feminiza su cuerpo puede depilarse
Sobre la base de estas formas, Ekins seña- periódicamente, trucarse sus genitales y ela-
la cinco fases del proceso tipico ideal de varón borar una imitación de la vulva.
feminizante, orientadas hacia la consolidación Quien feminiza su género puede ir forman-
definitiva de lo femenino. do colecciones privadas de ropa y utilizar ma-
La fase 1, que llama “el comenzar de la quillajes, joyas y demás accesorios. Todo ello
feminización”, se inicia con un episodio en el puede ser usado para elaborar rutinas de mas-
que el individuo se viste de mujer; episodio turbación (la erótica feminizante) que pueden
del que, según el autor mencionado, pueden hacerse más prolongadas.
tenerse diversos grados de conciencia. En tér- En términos de sexo, sexualidad, género y
minos de interrelaciones entre sexo, sexuali- sus interrelaciones, es como si el varón femi-
dad y género, la principal característica en esta nizante estuviera desarrollando determinados
fase es la indiferenciación, (algo temporal) En hábitos sin saber realmente lo que está hacien-
lo que respecta a las relaciones entre constitu- do.

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El travestismo..., J.C. Romi 47

Con referencia a las relaciones yo y mundo en un continuum de roles masculinos y feme-


como algo sexuado, sexualizado y de género, ninos (Ekins, 1998).
es probable que esté en el período de mayor Las antropológas M. Kay Martin y Bárba-
confusión y vacilación personal. Hay una mar- ra Voorhies (1978) han analizado el travestis-
cada tendencia a buscar una explicación de lo mo como una tercera posibilidad del rol de
que le pasa. género, un tercer status sexual, lo que se ha
La fase 4 o “constituir la feminización” el dado en llamar el tercer género. En igual di-
varón feminizante puede comprender quién es rección ubicamos a autores como Roscoe
y qué significan para él los objetos como algo (1996), Habychain (1995), Bolin (1996), en-
sexuado, sexualizado y relacionado con el gé- tre otros autores. Esta categoría, al igual que
nero de diversas maneras. la equivalente biológica de intersexo, agrupa al
En la última de las fases, “consolidar la conjunto de individuos de género confuso. En
feminización”, se establece la constitución más algunas ocasiones se toma como criterio clasi-
firme del yo y el mundo de la feminización. ficatorio el desplazamiento entre género y sexo;
La consolidación puede estar centrada en en otras se repara en la orientación sexual (ho-
la feminización corpórea, en la erótica o en la mosexual, heterosexual, bisexual).
genérica. Finalmente, hay quienes estiman que la
En cuanto a la feminización corpórea es característica más destacada del travestismo
probable que la persona se involucre en pro- es impugnar el paradigma de género binario
gramas apropiados para esa feminización del poniendo al descubierto el carácter ficcional
cuerpo. que vincula el sexo al género. Así por ejem-
Si está centrada en una feminización gené- plo, Marjorie Garber (1992) utiliza la catego-
rica, la persona desarrolla su estilo personal de ría tercer género pero en un sentido muy leja-
forma muy similar a como lo habría hecho una no al dado en las etnografías ya referidas. Gar-
muchacha genérica, sólo que más tarde y con ber dice que tercer género no quiere decir gé-
más prisa. nero borroso, no es otro sexo sino un modo de
En cuanto a su sexualidad, según prosigue articulación, una manera de describir un espa-
su tratamiento hormonal, el pierde la sexuali- cio de posiblidad, un desafío a la noción de
dad masculina que aún tenga y, en realidad, binariedad, poniendo en cuestión las catego-
está desexualizando su antigua sexualidad a la rías de masculino y femenino, ya sean éstas
vez que se construye un nuevo sexo y una consideradas esenciales o construidas, bioló-
nueva sexualidad. gicas o culturales.
Una gama muy amplia de estudios antro-
¿Es el travestismo la expresión de pológicos ha investigado el travestismo a par-
un tercer género? tir de la hipótesis de que éste debía ser inter-
pretado como expresión de un tercer género.
El travestismo se lo describe como expre- Estas discusiones sobre las etnografías ocupa-
sión de uno de los dos roles de géneros dispo- das en estudiar fenómenos que han sido toma-
nibles en nuestra sociedad: masculino o feme- dos como explicación transcultural del traves-
nino, aún cuando éste alterne entre uno u otro tismo.
género según determinadas situaciones de in- Estos individuos son agrupados en catego-
teracción social (Barreda, 1993) o se mueva rías ontológicas, identidades, tareas, roles, prác-

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48 Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis, año 12, vol. 5, Nº 2, septiembre de 2006

ticas e instituciones divergentes que han resul- rios como categorías sociales que no están
tado en más que dos tipos de personas; esto basadas ya en la biología.
es, lo que los occidentales clasificarían como La emergencia de la transgeneridad enfati-
dos sexos (macho y hembra) y dos géneros za, de alguna manera, la valoración del género
(masculino y femenino). como producido socialmente y no dependien-
Uno de los ejemplos más citados en la bi- te de la biología, con lo cual también la vincu-
bliografía orientada a defender la hipótesis de lación entre género y orientación sexual ha sido
un tercer género son los berdache de Norte alterada. La posibilidad de que existan muje-
América. Berdache fue originalmente un tér- res sociales con pene erosiona la coherencia
mino árabe y persa que nombraba a la pareja de la heterosexualidad y el sexo biológico
más joven en una relación homosexual. Usa- El sistema binario de género es impugnado
do originalmente en Norte América desde el por un desplazamiento entre sexo y género o
siglo XVII, el término no fue adoptado hasta entre género y orientación sexual, y la solu-
el siglo XIX y solamente en el ámbito de los ción a ello propuesta es la de géneros supernu-
antropólogos norteamericanos. Documentado merarios o géneros múltiples.
por Kroeber en los años 40 como individuos
que se creía adoptaban papeles pasivos en la Implicancias médico legales
actividad homosexual, que se vestían como
mujeres y actuaban como tales, el rol berda- Las parafilias no constituyen “per-se” deli-
che será reevaluado en la década del 70. tos, ya que el CPA no los tipifica como delito,
Como resultado de una diversidad de con- por lo tanto no debe considerarse a los tras-
tribuciones que se dan en esa década y en par- vestistas como delincuentes por el solo hecho
te de la siguiente, entre ellas las provenientes de ser tales. Muchos de ellos presentan con-
del feminismo, se llega a un relativo consenso ductas delictivas, ejercen la prostitución, o son
respecto a que los rasgos más destacados del detenidos por transgresiones a las normas ju-
berdache son tanto de carácter religioso y eco- rídicas, pero no por su conducta sexual si es
nómico como una variación de género. En re- ejercida en privado o su comportamiento es
lación con este último rasgo, el uso de ropas ejercido de acuerdo a lo que se espera o se
del sexo contrario fue el marcador más común exige para un no parafilico.
y visible, aún cuando muchos observadores No obstante ello, los trasvestistas explíci-
señalaron que al tiempo que muchos berda- tos suelen presentar conflictos en relación a su
ches llevaban ropas del sexo opuesto, otros vinculación social y a su integración en la co-
usaban prendas que no pertenecían ni a uno ni munidad. Tales dificultades surgían sobre todo
a otro sexo y algunos llevaban ropas del sexo en lo relacionado con los edictos policiales.
opuesto sólo en determinadas ocasiones. Igual En el año 1997 estallan en la Ciudad de
variación se observó con relación a la orienta- Buenos Aires los debates en torno a la deroga-
ción sexual. Algunos tenían su pareja no ber- ción de los Edictos Policiales.
dache del mismo sexo, otros parecían ser he- Los edictos, comprendidos en el llamado
terosexuales y otros bisexuales. Código de Faltas, son facultades ejercidas por
El transgénero abriga un gran potencial sea la policía para reprimir actos no previstos por
para desactivar al género o para crear en el las leyes del Código Penal de la Nación. Cuan-
futuro la posibilidad de géneros supernumera- do se otorga la autonomía a la Ciudad de Bue-

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El travestismo..., J.C. Romi 49

nos Aires, los edictos caducaron y la nueva la identidad travestista deben considerarse en
Legislatura porteña elaboró una norma que los el ámbito familiar y en el trabajo prostibular.
reemplazó La familia, la escuela y la calle - esta última
En marzo de 1998 se sanciona el Código como lugar de ejercicio de la prostitución -
Convivencia Urbana en el que desaparecen definen espacios sociales centrales para la com-
figuras tales como la prostitución, vagancia y prensión de los procesos de construcción de la
mendicidad y las detenciones preventivas en identidad travestista.
materia contravencional. Estas identidades, progresivamente, irán
La aprobación de este código generó se- incorporándose en los travestistas a través de
rias polémicas en el interior de la sociedad, la un paciente y minucioso trabajo sobre sí mis-
discusión se polarizó entre quienes lo apoya- mos. Los cuerpos travestistas son producidos
ban y quienes sostenían la necesidad de conti- y trabajados para actuar en el escenario en el
nuar con las penas otorgadas por los edictos, que se recrea, noche tras noche, el espectácu-
sobre todo las referidas a la prostitución. lo donde el erotismo, los géneros y los sexos
Es en ese contexto que integrantes de las se viven de maneras diversas según quién sea
organizaciones travestistas, reivindicaron el el actor y quien el público. El mundo del tra-
derecho a usar prendas del sexo contrario en vestismo prostibular, contrasta con el de otras
lugares públicos y ejercer la prostitución ca- formas de prostitución
llejera. Además algunos movimientos socia- El travestismo se vincula a violencia y cri-
les, especialmente el movimiento gay, lésbico, men y serán puestos en cuestión tanto como
travesti, transexual y bisexual, asociaciones de ver en la prostitución la única alternativa abierta
derechos humanos y otras del movimiento fe- a sus vidas.
minista, se manifestaran públicamente en con- A diferencia de lo que ocurre con la prosti-
tra de cualquier modificación al nuevo código. tución femenina, cuyo estudio hemos analiza-
Los debates sobre la derogación de los Edic- do en profundidad en otras investigaciones rea-
tos Policiales primero y sobre el Código de lizadas, la prostitución travestista es un fenó-
Convivencia Urbana luego, tuvieron al traves- meno que comienza a ser estudiado en Améri-
tismo organizado como protagonista. ca Latina en la década de los ’80 y, en la ma-
Con la introducción de la diferencia entre yor parte de los casos, se integra como un ca-
sexo y el rol de género como el significado pítulo en los trabajos sobre ejercicio prostibu-
cultural que el cuerpo sexuado asume en un lar de varones.
momento dado, fue puesto en cuestión por el En casi todos los casos la prostitución en-
travestismo. cuentra sus motivos más fuertes en conside-
En efecto, éste parecía decir a la sociedad rarla como un espacio en el que es posible des-
que, aún admitiendo la existencia de un sexo plegar la propia identidad sin los cuestionamien-
binario natural, el travestismo aparece como tos y los rechazos que habían caracterizado la
una interpretación del sexo biológico diferente vida familiar y la escolar, como ya hemos ana-
a lo esperado. lizado.
En nuestra experiencia médico forense he- El pasaje de la familia a la calle se hará
mos observado que las actividades explorato- siguiendo una modalidad organizativa que los
rias centrales en el proceso de construcción de travestistas llaman pupilaje.

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50 Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis, año 12, vol. 5, Nº 2, septiembre de 2006

El pupilaje constituye una manera de re- las condiciones de vida de sus compañeras son
gular las relaciones entre los travestistas en el mucho más duras que las de la Ciudad de Bue-
ámbito de trabajo y es el espacio a través del nos Aires y adonde, además, no hay organiza-
cual se socializa a los más jóvenes en cuestio- ciones travestistas
nes relativas a la prostitución. Las madres aconsejan a sus pupilas, mu-
Intervienen en el pupilaje dos actores, “las chas recién llegadas del interior del país, sobre
pupilas y la madre” que las tiene a cargo. Las los lugares donde pueden vivir, donde pueden
pupilas buscan en la madre protección calleje- trabajar, cómo deben hacerlo, cómo son los
ra y buscan también modelos de identificación clientes y cómo deben conducirse con ellos.
y pautas culturales para moverse en el escena- Asimismo, las pupilas aprenden de sus madres
rio prostibular. Pupila y madre tienen una im- las maneras de vestirse, de maquillarse y trans-
portante diferencia de edad y, sobre todo, de formar su cuerpo.
experiencia en la prostitución. Ser pupila de A diferencia de las mujeres en prostitución,
“una madre” travestista garantiza a la primera los travestistas invierten todos sus esfuerzos
tranquilidad para trabajar. La marginalidad, así en el ritual de preparación, en proyectar en la
como las exigencias derivadas de la misma si- calle los signos de una femineidad elegida pero
tuación de trabajo, conduce muchas veces a que no puede expresarse en otros sitios que no
los travestistas al consumo excesivo de drogas sean los vinculados al comercio sexual; femi-
y alcohol que ellas explican como una manera neidad, por otro lado, cuya fachada - o dota-
de resistir ese tipo de trabajo con coraje y du- ción expresiva - será armada con los signos
rante largas horas. Si estos jóvenes “son pupi- disponibles en ese medio geográfico y genera-
las”, el sólo hecho de convocar el nombre de dos tanto sobre la base del estereotipo de pros-
su “madre”, será razón suficiente para no ser tituta existente, como de otros travestistas in-
molestada ni desprovista de los recursos por sertos ya en el trabajo prostibular.
ella obtenidos a través de la prostitución calle- Asi observamos que hay distintos tipos de
jera. clientes. La mayoría de los clientes son bisexua-
De la misma manera funciona la madre con les, pero ellos dicen que son heterosexuales
relación a la distribución de las esquinas y ca- porque no salen con varón, “salen con mu-
lles donde circular durante la noche de traba- jer”, con un travestista. Su visión de la sexua-
jo. Si ella habilita un lugar (una parada) en su lidad es que son heterosexuales, no se aceptan
zona de trabajo para la pupila a cargo, enton- bisexuales.
ces, nadie podrá opinar en contra; pero esta Salir con un travestista puede “confundir”
habilitación implica dinero que la pupila tendrá al cliente en lo que respecta a su preferencia
que pagar a su superiora. sexual pero no a él. La imagen femenina del
Muchas veces, pupilas y madre comparten travestista es suficiente para que el cliente pon-
la vivienda; en este caso, las primeras darán ga a buen resguardo su heterosexualidad
parte del dinero ganado a la segunda, quien les Al tiempo que la apariencia femenina de
procurará un cuarto donde descansar y el ali- los travestistas permite al cliente presentarse a
mento necesario. Este lado del pupilaje, sin sí mismo como heterosexual, el comportamien-
embargo, ha ido desapareciendo de la prosti- to del trasvestita hace posible que el ejercicio
tución travestista de la Capital, y existe aún de prácticas sexo-eróticas se lo confirmen. El
con frecuencia en el interior del país, adonde travestismo aparece entonces como una alter-

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nativa única para los clientes que, teniendo una prostituta. La representación que de sí misma
práctica habitualmente heterosexual, encuen- hace el travestista se halla marcada con signos
tran en él la oportunidad de atender a una su- de una libertad que el cliente no tomaría si el
puesta parte homosexual sin riesgos de ser ta- sujeto del intercambio sexual fuera una mujer;
chados como tales. libertad que encuentra su fundamento en el
Pero no sólo el travestismo prostibular es “machismo” masculino.
presentado como un espacio en el que los va- Aún cuando el cliente “descubre” que la
rones bisexuales encuentran un lugar donde dar imagen y el cuerpo travestista no se corres-
rienda suelta a deseos homosexuales frecuen- ponden, elige quedarse con éste precisamente
temente negados. También hay lugar en él para por sus dobles atributos sexuales y por la posi-
heterosexuales que buscan otro tipo de prácti- bilidad que ellos ofrecen de asumir tanto un
cas sexuales. comportamiento sexual activo como uno pasi-
En todo caso, el travestismo prostibular es vo
construido en el discurso de sus practicantes La mirada de los clientes, a la luz de la in-
como un ámbito en el que los cuerpos, el gé- terpretación que los travestistas hacen de la
nero y el sexo pueden ser combinados según misma, recorre el cuerpo travestista en dos de
el consumidor y sus gustos sexuales; combi- sus partes: “pene” y “tetas”. En ese recorri-
nación que, sin embargo, no hace olvidar a los do, ellos se presentan tanto como mujeres o
travestistas de su genitalidad masculina a la hora como varones sin interesar la contiguidad que
de atribuir una determina orientación sexual a ambos géneros guarden con su sexo - o geni-
sus clientes. Dicha genitalidad participa en los talidad - macho o hembra. En otras palabras,
intercambios sexuales como principio ordena- si el género objeto de la mirada clientelar es
dor y nombra bisexuales a aquellos clientes que femenino, no importa su sexo - no importa su
la buscan o con la que se relacionan, dejando genitalidad -, el cliente escogerá como sitio
la etiqueta de heterosexuales para los que tra- corporal con el que establecer la relación sexo-
tan de negarla vinculándose en cambio con erótica su propio pene y demandará pasividad
otras partes del cuerpo. al travestista. Si ahora el género atribuido al
Ahora bien, el travestismo no solamente travestista es masculino, otra vez no importa
hace posible el acceso a diversas prácticas que el cuerpo travestista lleve pechos femeni-
sexuales que comprometen la preferencia nos, el cliente abandona su pene como órgano
sexual y que habilitan placeres corrientemente de la relación sexual y solicitará actividad sexual
vedados, también la exhibición y la búsqueda al travestista. En otros términos, el género se
de una escucha tienen su lugar. impone sobre el sexo del travestista olvidando
Nuevamente, la imagen femenina ligada a las evidencias corporales: siempre que el cliente
la prostitución que el travestista proporciona vea en el travestista una mujer, la requerirá
al cliente se halla comprometida en la elección; pasiva y toda vez que vea un varón le deman-
el cliente encuentra en dicha imagen una excu- dará un rol activo.
sa para asumir un comportamiento sexual pa- Una cosa es hablar de comportamiento
sivo o, lo que es lo mismo, demandar activi- sexual generizado y otra muy diferente definir
dad al travestista. Sin embargo, participa tam- un género como masculino o femenino según
bién en esa misma elección, de manera com- el comportamiento sexual escogido y/o reque-
parativa, la imagen femenina de una mujer rido y desplegado. Y esto lo saben muy bien

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los travestistas, quienes, en todo caso, se pre- excitación en si mismo o con el otro indepen-
sentan ante los clientes con atributos corpora- dientemente de la orientación sexual que esta-
les que permiten tanto pasividad como activi- blezca) siendo por lo general una manifesta-
dad. ción de un trasvestismo genuino; c) el focali-
Travestistas y clientes se encuentran en un zar los deseos y prácticas femeninas para fe-
territorio erótico común del que están exclui- minizar su cuerpo. Ellos pueden incluir cam-
das las mujeres en prostitución, un habitus bios deseados, efectivos o simulados, tanto de
generizado reúne a ambos en el mercado de las características primarias como secundarias
los cuerpos y los deseos. del sexo, que van desde el transgenerismo a la
transexualidad. Recordar que el trasvestista no
Reflexiones finales quiere modicar sus genitales a los que utiliza
como fuente de placer erótica, mientras que el
Se ha intentado un análisis de la observa- transexual rechaza sus genitales (renuncia al
ción de la problemática del trasvestismo en la erotismo).
Argentina a través de muchos años de expe- 3) Dicha perturbación sexual en el area asis-
riencia en el área de la sexológica, la psiquia- tencial médica se encuentra subordinada al in-
tría y la medicina legal. terés del trasvestista a ser asistido o no de
De dicha experiencia surgen algunas con- acuerdo a su conducta sexual la viva como
clusiones: egosintónica o egodistónica.
1) El trasvestismo desde el punto de vista 4) Desde lo médico legal el accionar del
psicosexual esta establecido como una pertur- perito dependerá de que el actor haya violen-
bación sexual cualitativa denominada dentro tado alguna norma legal y sea requerido por la
del campo de las parafilias (DSM IV de la APA) Justicia para su investigación a los fines de dar
o de las desviaciones sexuales (CIE 10 de la respuesta al interrogante que plantee un ma-
OMS). Es una manifestación frecuente en los gistrado.
varones y rara en las mujeres. 5) Las parafilias en general no son conduc-
2) Las variantes de expresión o actividad tas delictivas, razón por la cual son patrimonio
sexual de un trasvestista son múltiples, de de la vida privada de cada individuo en tanto
manera tal que se debe investigar cada caso en en cuanto su comportamiento sea similar al
particular. Se debe distinguir tres formas fun- exigido por la sociedad a un no parafílico.
damentales de feminización: a) si es solamen- 6) La evolución histórica de la experiencia
te la feminización del rol género en forma de los travestistas en Argentina, está signada
ostentosa (manifestación de una conducta so- por distintos avatares que van desde la prisión,
cial en búsqueda de un beneficio secundario, siguiendo por el consultorio y terminando en
ya sea motivacional, artístico o prostibulario, la calle, como una sucesión genealógica del tra-
etcétera); b) si se acompaña además de una vestismo, y que continúa estructurando el
erótica feminizante en forma por lo general mundo en el que los travestistas viven aún en
oculta (compromiso que tiene como intención la actualidad.
o como efecto despertar el deseo sexual o la

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El travestismo..., J.C. Romi 53

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