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Serie de televisión

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Una serie de televisión es una obra por lo general narrativa de carácter
audiovisual que se difunde por televisión, en entregas periódicas, manteniendo
cada una de ellas una unidad y continuidad argumental o al menos temática con
los episodios anteriores y posteriores. Puede constar de una o más temporadas.

Índice

 1Periodicidad y producción
 2Historia[2][3]
o 2.1Inicios
o 2.2Estados Unidos
 2.2.1Primera edad de oro[4]
 2.2.2Segunda edad de oro
o 2.3Europa
 2.3.1Reino Unido
 2.3.2Italia y Francia
o 2.4Tercera edad de oro
 3Series de ficción
o 3.1Estructura para todo
o 3.2Producción y programación
o 3.3Tipología
 4Series documentales
 5Véase también
 6Referencias
 7Enlaces externos

Periodicidad y producción[editar]
Las series televisivas pueden emitirse por temporadas o conjuntos de capítulos
que pueden presentar o no una temática propia y paralela al argumento general de
la serie. Aunque el término se emplea popularmente para designar a la ficción
seriada, otros géneros son susceptibles de ofrecerse en serie, como
el documental.
La serie televisiva no debe ser confundida con la película o filme, aunque esta
pueda tener también segundas partes (secuelas), analepsis (precuelas),
refundiciones o reboots o formar ciclos más o menos extensos en torno a un
personaje, las llamadas franquicias, series cinematográficas o sagas (por ejemplo,
las formadas en torno al personaje de James Bond o el de Indiana Jones, o las
trilogías acogidas bajo el marbete de Guerra de las galaxias). Por otra parte, de un
personaje secundario de una serie televisiva puede nacer otra en la cual este
personaje sea el principal (por ejemplo, de un personaje de la
serie Cheers surgió Frasier, y de otro de Breaking Bad nació Better Call Saul). A la
serie así nacida se le llama serie derivada o spin-off.
Para crear una serie el procedimiento habitual es crear una prueba de
concepto llamada episodio piloto o inicial, que sirve para que los productores
puedan comprobar si la fórmula adoptada es buena, posee elevada audiencia y
buena crítica, y puede invertirse más dinero en que tenga continuidad, o corregir
los defectos menores que puedan percibirse; de no pasar la prueba, suele quedar
como un telefilme suelto. Son muy importantes los equipos de guionistas,
supervisados por el productor ejecutivo o showrunner, encargado de todos los
aspectos creativos del serial y casi siempre su redactor jefe. Habitualmente se
recurre a programas informáticos de guiones como Final Draft, Celtx u otros.
La idea inicial para un episodio se llama "trampolín", "palanca" o springboard. Con
frecuencia es necesario un avance previo o trailer de lo ocurrido en anteriores
episodios para refrescar el recuerdo de la trama. Luego, antes de los créditos, una
parte inicial de la narración que sirve "anzuelo" para captar el interés del público,
el llamado conflicto, problema o teaser, casi siempre un brete que sirve para
enfocar la atención del espectador. En la estructura es importante también la
"etiqueta" o tag, la escena o escenas finales que vienen tras el último intermedio
comercial, que sirve para atar cabos sueltos y proponer intrigas posteriores que
inciten la fidelidad a la serie. En la elaboración del guion son importantes los
llamados "pareados", diálogos de dos líneas en que un personaje contesta a otro
de forma epigramática o ingeniosa. Cuando se va con retraso en la producción o
falta presupuesto, se suele recurrir a un episodio recapitulatorio o "episodio de
recortes" que contiene diversos flash-backs de episodios anteriores, pasajes
destacados y ya conocidos, enmarcados en un mínimo de nuevo material. 1
En el caso de las comedias es importante la postproducción, pues se añaden
efectos de distinto tipo que subrayan los gags: sonoros como la risa enlatada o las
tomas falsas. Otro fenómeno a tener en cuenta son los documentales sobre
el rodaje, que constituyen un género propio, destinado a explotar el mercado que
constituyen los fans de la misma, pues cada serie genera además un
importante merchandising.

Historia23[editar]
Inicios[editar]
Dos factores que tuvieron una gran importancia para la aparición de esta forma de
entretenimiento fueron la radio y el cine. Durante el siglo XX, las familias de clase
mediana que tenían una radio en su hogar y alrededor de la cual se reunían para
escuchar las historias que se contaban en las distintas emisiones radiofónicas. Por
lo que hace el cine, es obvio que las series de televisión adoptaron su
formato audiovisual en una pantalla más pequeña que en las salas de
proyecciones. Así pues, la televisión se popularizó gracias a la fusión de dos
lenguajes: la inmediatez propia de la radio y el lenguaje audiovisual del cine.
Durante los años 40 se fue desarrollando un fenómeno televisivo que tuvo su
papel estelar a partir de la década de los 50, cuando se normalizó la presencia de
un televisor en los hogares. Los factores que favorecieron a que el televisor se
convirtiera en un bien de consumo fueron su fácil y poco costosa producción y la
innovación que supuso para la gente de aquella época.
Estados Unidos[editar]
Primera edad de oro4[editar]
En 1927 se realizó la primera emisión televisiva experimental en Estados Unidos,
pero no fue hasta el 1941 cuando se llevó a cabo por primera vez una emisión
televisiva convencional desde un plató de la ciudad de Nueva York. A causa de la
intervención de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial causada por el
ataque a Pearl Harbor, hubo un parón que duró hasta el 1946, cuando las
emisiones televisivas fueron normalizadas.
Su objetivo principal era básicamente la de aislar a los espectadores del mundo
real y entretenerlo, aunque para las cadenas de televisión era la obtención de la
mayor cantidad de beneficios al menor costo. Por esta razón, el género estrella
durante muchos años eran las sitcoms. Algunas de las más conocidas fueron I
love Lucy (la cual surgió a partir de un serial radiofónico, recordando así la
importancia que tuvo la radio) y Bewitched, ya que en ellas el público se podía
identificar con típicas situaciones familiares y al mismo tiempo les permitía pasar
un buen rato; sin embargo, los personajes solían ser estereotipados y las tramas
argumentales repetidas y esquemáticas: el guion no tenía la importancia que hoy
alberga. Por otra parte la ideología impartida por este tipo de series era poco
variada y monótona, siempre muy conservadora, en torno a los valores invariables
del anglosajón blanco protestante y un sueño americano de popularidad, dinero e
integración familiar, a causa de la presión que ejercían los patrocinadores
publicitarios de las series, siempre deseosos de dirigirse a un público general y
amplio. Un ejemplo de los más originales en cuanto a su estética fue The
Munsters (1964-1966); por otra parte, algunas series intentaban evitar la censura y
el código Hays tratando serios problemas sociales específicos contemporáneos,
pero trasladándolos a un tiempo ficticio futuro y lejano para sortear la censura,
como Star Trek: The Original Series (1966-1969).
Otro género que se hizo popular entre los espectadores fueron las series de
antología (Anthology Live Drama). Este género se caracteriza por mostrar
episodios independientes que no disponen de continuidad serial entre ellos.
Muchas de estas series estaban patrocinadas por marcas. Un ejemplo claro de
esto es Studio One o Westinghouse, Summer Theatre, la cual estaba patrocinada
por una empresa de electrodomésticos. Algunas series representativas de este
género son The Twilight Zone y Alfred Hitchcock Presents.
Durante la década de los 50, las cadenas más importantes eran tres: la ABC
(American Boradcasting Corporation), la NBC (National Broadcasting
Corporation) y la CBS (Columbia Broadcasting System). Estas tres cadenas
prevalecieron en la industria televisiva hasta los años 1980, cuando apareció
la FOX.
Segunda edad de oro[editar]
Para que apareciera la segunda edad de oro de la televisión americana, hubo
precedentes importantes que hay que tener en cuenta. Una de las series que
señalaron el camino fue Hill Street Blues, emitida por NBC
desde 1981 hasta 1987, obra del gran showrunner Steven Bochco, quien,
reforzando el costumbrismo y naturalismo de los guiones, adoptaba un punto de
vista muy documental y realista de lo que era el día a día en una comisaría.
En efecto, renovó las series del género policial, en el que la televisión
estadounidense siempre ha destacado. Se dejó de idealizar a policías y
detectives, que fueron volviéndose esterotipos antiheroicos y con ribetes de crítica
social (Columbo, etc.). La ficción empezó entonces a librarse del esquematismo
maniqueo que había deturpado las series de televisión al principio y se abrió a
temas menos idealizados y convencionales y a personajes menos planos.
La posmodernidad, con su ironía, parodia y mezcla de géneros aparece en series
como cómico-policiaco-sentimental Luz de luna (1985-1989).
Pero la que destaca por encima de todas las series televisivas fue aquella creada
por David Lynch: Twin Peaks. En aquel momento (1990) la emisión de esta serie
por parte de ABC supuso una revolución en la forma de realizar la ficción
televisiva. Esta serie presentaba una estética cinematográfica, una puesta en
escena distinta a la serie dramática convencional, de lectura surrealista, ritmo
antitelevisivo y finales abiertos.
El drama médico fue un género dominado por la televisión americana. Fuera de
los precedentes, destacan ER, House M. D. o Grey's Anatomy entre muchas otras.
Otra serie que tuvo su importancia en el rango de las de índole fantástica fue X-
Files, emitida por la Fox entre 1993 y 2003 y creada por Chris Carter. Su
relevancia procede por el fenómeno de fans que se creó alrededor de ella
(parecido al que surgió con la serie Lost, pero en una época en la que no había
Internet). Es una serie necesaria para poder entender cómo fue la ficción televisiva
de los años 1990 y supuso un punto de inflexión que quedó desde entonces en la
cultura popular. Con ella se optó de nuevo por los finales abiertos, la estética
oscura y el realismo mágico, rechazando los convencionalismos habituales en el
género fantástico.
Europa[editar]
Reino Unido[editar]
En sus inicios, había dos modelos de televisión: privada y pública. Esta última es
la que tenía una mayor presencia en Europa. Cuando se habla de la televisión
británica, se debe mencionar sin duda alguna la BBC (British Broadcasting
Corporation), la cual, como ocurrió con distintas emisoras, se remontaba a la BBC
radiofónica (British Broadcasting Company), aparecida el 1922.
En 1929 empezaron las emisiones experimentales en la televisión de alta
definición, pero durante la Segunda Guerra Mundial se detuvieron. Desde 1946
hasta 1955 la BBC fue la única red televisiva que hubo en Gran Bretaña hasta que
apareció la competencia privada con ITV, una cadena creada con la intención de
estimular el desarrollo de la sociedad de consumo en la población británica y
proporcionar mayor libertad de elección al espectador.
Mientras que la BBC disponía de una programación en gran parte emitida en
directo y de producción propia, la ITV se dedicaba a comprar series y telefilmes de
producción americana. De esta forma, la ITV ofrecía algo de lo que la BBC
carecía: dinamizó su programación abriéndose al exterior y evitando quedarse
estancada, ya que la de la BBC estaba centralizada en Londres y era mucho más
nacionalista; en respuesta la BBC dinamizó también su programación.
Esta competición se reflejó en las series que producían. En el año 1956 la ITV
empezó a emitir Armchair Theatre en la que retransmitían obras de teatro inglesas
vinculadas con los "Jóvenes airados" / Angry Young Men, un grupo británico de
dramaturgos que trataba temas de relevancia social en la realidad británica del
momento.
En el género cómico una de las series más importantes de la televisión británica
fue sin duda Monty Phyton Flying Circus, emitida entre 1969 y 1974. Este
irreverente programa, protagonizado por los humoristas Eric Idle, John
Cleese, Terry Jones, Michael Palin, Graham Chapman y el Terry Gillian tuvo un
impacto inmenso gracias a que fue emitida en la televisión pública y porque
trataba con frescura temas de preocupación social del momento con el objetivo de
atacar el sistema británico establecido desde la irreverencia más absoluta. En
cuanto a series de fantasía y ciencia-ficción, un clásico seminal que inspiró otros
proyectos fue sin duda la longeva serie Doctor Who.
Las adaptaciones de clásicos de la literatura fueron uno de los fuertes de la
industria televisiva inglesa, así como las series de ambientación histórica. La ITV
produjo un clásico como Upstairs, Downstairs (1971-1975) y la BBC alcanzó una
cima con la miniserie Yo, Claudio, sobre la novela de Robert Graves; cabe
destacar también Poldark (1975-1977), transposición del ciclo de novelas
históricas de Winston Graham que llegó a tener un remake posterior (2015), o El
topo (1979), adaptación de la famosa novela de espías de John le Carré. Granada
Television no reparó en gastos para elaborar otro clásico, Retorno a
Brideshead (1981), sobre la novela homónima de Evelyn Waugh; también a esta
cadena pertenece otro clásico, Las aventuras de Sherlock Holmes (1984-1994),
personaje en el que se han inspirado otras series más modernas.
Italia y Francia[editar]
A la hora de hablar sobre la historia de las series de televisión en Italia y Francia,
se debe hablar sobre la televisión de autor, concepto utilizado para hacer
referencia al showrunner de una serie televisiva. En estos dos territorios hubo
varios personajes que aportaron cuestiones significativas con el lenguaje
americano.
Uno de ellos fue uno de los máximos representantes del movimiento
cinematográfico neorrealista en Italia: Rossellini. Tras abandonar el mundo del
cine en 1963, se unió a la televisión con la intención de crear el contenido que él
quisiera y llegara a la mayor cantidad de personas. Propuso un proyecto muy
ambicioso, llamado televisión didáctica, para el cual quería crear una nueva
productora con la intención de elaborar una enciclopedia a través de programas
televisivos y telefilmes biográficos. Desgraciadamente, ese propósito no pudo
llegar más allá de su telefilme Sócrates.
En el ámbito francés destaca Jean Renoir. Uno de los formatos que más
empleados eran los dramas dramáticos, ya que gracias a la emisión en directo
(imitación de los modos de representación teatral) se dejaba un espacio al actor
para trabajar en una atmósfera parecida a la del teatro, y de esta manera obtener
un resultado lo más realista posible. Alguien que también fue una figura importante
en la televisión francesa fue Godard, quien tras quedar decepcionado por el cine
alrededor del 1973, comenzó a experimentar con el vídeo. Esta decisión le ayudó
a participar en varias series públicas francesas, como Six fois Deux (1976)
o France tour détour deux enfants (1978). Su intención en la televisión era la
misma que Rossellini: convertir la televisión en un espacio didáctico, para
cuestionar ideas preconcebidas.
Tercera edad de oro[editar]
La tercera edad de oro de la televisión se considera que comenzó con el nuevo
milenio. La calidad de los guiones aumentó gracias a la histórica Huelga de
guionistas en Hollywood de 2007-2008 que inició en los EE. UU. el
sindicato Writers Guild of America y a la asunción de un complejo proceso de
escritura y reescritura, que podía involucrar incluso a una veintena de guionistas
especializados (dialogistas, perfiladores, autores de sinopsis, etc.) bajo la
dirección del showrunner, quien imponía las directivas del concepto de la serie
escribiendo la llamada "Biblia", donde figuraban las constantes que debían
respetar los redactores en cuanto a personajes, temas, desarrollo, estructuras y
ambientes. Los temas se abrieron tanto que incluso se trató lo más morboso, y los
guiones abandonaron de una vez por todas el maniqueo esquematismo habitual y
pulieron tanto el lenguaje como el contenido de sus historias; los personajes
pudieron empezar a dejar de ser planos y estereotípicos, evolucionaron a lo largo
de la serie y empezaron a tener más relieve, con un pasado y un futuro. La
posmodernidad influyó aportando un tono irónico y paródico y una gran mezcla de
géneros.
Destaca la emisión de la serie de J.J. Abrams y Damon Lindelof: Lost (2004-2010).
Su popularidad se convirtió en un fenómeno nunca visto anteriormente en la
televisión, ya que surgió una base de fans alrededor de la serie que apareció en
varios foros por Internet. Igualmente, el naturalismo nacido en el género policiaco
con las series de Steven Bochco prosiguió implicándose en esferas científicas,
sociológicas y psicológicas con influyentes franquicias como CSI (2001-2016), la
longeva Ley y Orden (1990-2020), Mentes criminales (2005-2020), Los
Soprano (1999-2007) o Breaking Bad (2008-2013). Otra característica es la
ampliación cronológica de la acción mediante un uso abundante de
la analepsis (Sin rastro, 2002-2009 o Cold Case, 2003-2010, o la ya citada Lost,
por ejemplo).
Las series de animación se renovaron ampliando su público a la edad adulta y
asumiendo igualmente guiones mucho más exigentes. Del esquematismo apenas
crítico de Los Picapiedra (1960-1966) de Hanna-Barbera se pasó a la acidez
implacable de Matt Groening (Los Simpsons) o Seth MacFarlane (Padre de
familia), entre otros.
Las series históricas y de fantasía heroica empezaron a dotarse de presupuestos y
guiones de calidad. Es el caso de Vikings (2013-2020) o Juego de tronos (2011-
2019).

Netflix es una de las plataformas de streaming más utilizadas mundialmente hoy en día.

Desde el entonces, han ido apareciendo una gran variedad de producciones


televisivas, la cual es debida a la aparición de nuevas formas de consumo
televisivo representadas principalmente por empresas comerciales de
entretenimiento que ofrecen al público un extenso catálogo de contenido
audiovisual a cambio de una tarifa mensual. Los máximos exponentes de estas
empresas son HBO, Netflix y Amazon Prime Video, aunque existe un gran número
de plataformas de streaming. Esta circunstancia ha favorecido el binge-
watching o marathon-viewing, un fenómeno cultural que consiste en ver
programas de televisión consecutivamente. Este hecho ha beneficiado
la globalización de las series de televisión, es decir, ahora cu

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