santificadora del Espíritu y la gracia de Cristo133.
Aunque la Escritura se sirve del concepto humano de remuneración para
expresar la realidad del mérito, el significado de esta noción bíblica excede la idea humana de recompensa, porque Dios mismo, con sus dones gratuitos prevenientes y consiguientes, nos hace idóneos para realizar las buenas obras: el Señor «es tan bueno hacia todos los hombres, que quiere que sus dones se conviertan en méritos de los hombres»134. Por eso «el mérito del hombre ante Dios en la vida cristiana proviene de que Dios ha dispuesto libremente asociar al hombre a la obra de su gracia. La acción paternal de Dios es lo primero, en cuanto que Él impulsa, y el libre obrar del hombre es lo segundo, en cuanto que este colabora, de suerte que los méritos de las obras buenas deben atribuirse a la gracia de Dios en primer lugar, y al fiel, seguidamente»135. La gracia de Dios es la fuente originaria de todo mérito humano136. Los santos han tenido siempre una conciencia viva de que sus méritos eran pura gracia137.
b) Contenido del mérito
¿Cuál es el contenido del mérito? El hombre que, ayudado por la gracia,
se entrega a Dios en la acción buena, recibe como recompensa la donación del mismo Señor, es decir, una unión más plena con la Santísima Trinidad: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él»138; esto es precisamente la gracia, que nos convierte en «partícipes de la naturaleza divina»139. Al crecimiento de la gracia santificante se une un incremento de las gracias actuales, que son ayudas transeúntes en el camino de la santidad. Además, como la gracia es la semilla de la vida bienaventurada, mediante el mérito se injerta más sólidamente en el hombre el germen del paraíso. Así pues, el mérito sobrenatural es el título que los actos buenos sobrenaturales adquieren para el aumento de la vida de la gracia y para la consecución de la vida eterna140.
Normalmente se distingue entre mérito de condigno, que es debido en
133 Cfr. 2 Ts 2, 13-17; Tt 3, 3-7; 1 P 1, 1-9. 134 CONC. DE TRENTO , De iustificatione, cap. 16: DS 1548. Cfr. Indiculus, cap. 9: DS 248. 135 Catecismo, n. 2008. 136 Cfr. CONC. DE TRENTO , De iustificatione, cap. 7 y 16: DS 1530, 1546 y 1547; Sacrosanctum Concilium, n. 102; Lumen gentium, nn. 49 y 60; Gaudium et spes, n. 22. 137 Cfr. Catecismo, n. 2011. 138 Jn 14, 23. 139 2 P 1, 4. 140 Cfr. CONC. DE TRENTO , De iustificatione, can. 32: DS 1582.