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Salmo 8

Charles Spurgeon llamaba a este salmo “El salmo del astrónomo”. Y de hecho, se dice que una de las primeras
cosas que hicieron los astronautas norteamericanos al pisar el suelo lunar fue poner una bandera norteamericana y
al lado colocar una placa con este salmo.

Y es que este salmo nos recuerda que la creación (particularmente el cielo, la luna y las estrellas) nos habla acerca
de un Dios inmensamente glorioso y majestuoso. Veamos…

I. Algunas generalidades del salmo.

A. Primero, su autor.
El título hebreo del salmo nos dice que es de David. Por lo que, unánimemente este salmo 8 le ha sido atribuido a
él. Como todos saben estos títulos hebreos no forman parte del texto original inspirado de las Escrituras, pero sí
constituyen una fuente bastante confiable de información. Y en este caso, la totalidad de los comentaristas
concuerdan con que se trata de un salmo de David.

¿Cuándo David pudo haber escrito este salmo?


Bueno, realmente no lo sabemos con certeza, pero por el contenido, la mayoría de los autores creen que debió ser
escrito, o al menos inspirado, en su etapa de pastor de ovejas, mientras cuidada sus rebaños en las noches oscuras
y tenía la oportunidad de contemplar el cielo estrellado.

El ser pastor implicaba pasar noches enteras cuidando ovejas en el campo abierto. Y esto, con toda certeza, había
dado a David una oportunidad única e inusual de contemplar con detalle en medio de la noche oscura, el cielo, la
luna, las estrellas, etc. Todo parece indicar que él fue impresionado grandemente por ese panorama tan
sobrecogedor y que por eso termina el verso 1 diciéndole a Dios: “Has puesto tu gloria sobre los cielos”.

La otra generalidad que queremos resaltar en el salmo es…

B. Su espíritu. (el espíritu del Salmo)

Este es el primero de los salmos festivos del libro de los salmos. Hasta ahora, los salmos que habíamos leído en
su mayoría expresaban tristeza algunos, turbación, otros dolor por el pecado, etc. Y generalmente debían cantarse
en tonos menores y con instrumentos idóneos para ejecutar melodías tristes o de lamentación.

Sin embargo, ahora estamos en presencia de un salmo cuyo espíritu es totalmente diferente. Noten una vez más
el título hebreo, que dice así: “Al músico principal, sobre Gitit. Salmo de David;” Y esta frase “sobre Gitit”,
indica que el salmo debía ser cantado con una tonada alegre y con un espíritu festivo.

El espíritu de este salmo es un espíritu de alegría, de regocijo y de entusiasmo. Y así debía cantarse. Todo el
Salmo 8 es un canto de alabanza alegre y gozosa. Noten que David comienza en el verso 1 y termina en el verso 8
con un grito eufórico de alabanza: ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Y ese espíritu de alabanza y exaltación domina todo el pasaje.
Ahora, ¿Qué es lo que motiva a David a estar tan gozoso y alegre? ¿Cuáles son las verdades que él considera que
le hacen prorrumpir en una alabanza gozosa y eufórica delante de Dios?
Bueno hay tres verdades básicas que el autor considera que le llevan a tener esta actitud. Y esto nos lleva al
segundo aspecto que queremos considerar dentro del salmo.

II. Su contenido.
¿Cuáles son las verdades por las que David se regocija y alaba a Dios? Primero:

1. David considera la grandeza de Dios.


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Como ya vimos, David está considerando aquí la gloria divina revelada en la creación. Cuando este pastor de
ovejas se recostaba sobre la yerba y miraba al cielo estrellado, no podía hacer otra cosa que admirar la grandeza y
majestad de su creador: Dice el Verso 1 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la
tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos. Verso 3 ... veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las
estrellas que tu formaste y digo ¿qué es el hombre…?
El Dios al que David estaba haciendo referencia es un Dios tan inmenso que su gloria y grandeza resplandecen
con sólo mirar la creación. Ver el cielo, la luna y las estrellas debería ser suficiente para que nos postráramos
admirados por su grandeza.

“Los cielos, -dice el salmo 19, cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” Y
Pablo, en Romanos 1:20 nos dice "que las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas”
Por eso David con solo mirar la creación termina diciendo: “Realmente nuestro Dios es un ser poderoso y
glorioso.

Pero David no sólo se detiene a mirar y exponer la grandeza divina, sino que en segundo lugar...

2. David considera la debilidad humana. Leer V3-4


El hombre como imagen de Dios posee cierto grado de dignidad. El hombre es un ser distinto al resto de la
creación, pero cuando miramos al hombre en contraste con su creador, nos damos cuenta que no es nada.

El ser humano se gloría de haber llegado muy lejos porque ha dado algunos viajes al espacio, y ha realizado un
par de caminatas por la luna. Pero alguien decía que a la luz del universo creado, “esas hazañas del hombre no
son mayores que la primera excursión de un niño al patio trasero de su casa”.

Es eso lo más lejos que ha llegado el hombre. Ha ido a la luna (ha ido al patio trasero de su casa) Pero ¿qué es
eso comparado con el universo? Por eso David decía: Cuando veo la inmensidad y la grandeza de este universo.
Y me acuerdo que tú lo creaste y que estás por encima de él. Me pregunto ¿qué es el hombre?

Ahora bien, lo que llena de regocijo a David, no es la grandeza de Dios, ni la debilidad del hombre, sino, la
tercera verdad que él considera en este salmo.

3. La manera en la que ese Dios majestuoso se relaciona con ese hombre insignificante muy a pesar de la
gran distancia y diferencia que hay entre ellos. Leer los versos 4-8

Dios es un ser glorioso y majestuoso. Su grandeza se hace claramente visible de solo mirar al cielo en una noche
oscura. Desde los majestuosos cielos, con la luna y las estrellas hasta un débil niño recién nacido -dice David-
delatan tu gloria. Cada aspecto de la creación, grande o pequeño denotan tu esplendor.

Sin embargo, en contraste con ello, aparece el hombre, un ser insignificante y lleno de limitación. Por tanto, se
pregunta él David ¿Qué es este débil ser para que te acuerdes de él y lo visites? O como dice la versión de las
américas “el hijo del hombre para que lo cuides” haciendo alusión al trato providencial de Dios para con los
seres humanos. ¿Qué es este ser insignificante y lleno de debilidades para que tú te relaciones con él?

Sin embargo, tú trato hacia él – dice David- ha sido condescendiente. Muy a pesar de todo esto “le hiciste poco
menor que a los ángeles y lo coronaste de honra y gloria y lo pusiste como cabeza del universo y Señor de todo
lo creado.”

Y esto es lo que realmente llena de regocijo y alegría a David y es la esencia del salmo: Este salmo es un canto de
alabanza a esa virtud de Dios que se conoce como condescendencia. Dios, un ser majestuoso e infinitamente
glorioso se humilla a tratar con el ser humano, una simple criatura llena de debilidades y limitaciones.

Sin esa condescendencia jamás podríamos relacionarnos con el creador. No somos más que simples criaturas
imperfectas y limitadas. Sin embargo, muy a pesar de eso, Dios ha pasado por alto su majestad y grandeza y se ha
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dignado a mirarnos. Y en el caso particular de nosotros los creyentes, Él se ha dignado a pasar por alto nuestros
pecados, a perdonarnos y hacernos parte de su familia.

¿Acaso no es este un motivo suficientemente fuerte como para regocijarnos en Dios y alabarle como hace David
en este salmo? Yo pienso que sí.

Podemos cantar el himno “Cuan grande es Él” # 20 HB y orar.

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