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LOS ESCRIBAS EN EL ANTIGUO EGIPTO

21/12/2015 admin Colaboraciones, Historia del Antiguo Egipto 0

Papiro en el que se observa el Juicio del Alma

Artículo escrito por María González Rodríguez

“¡No seas indolente! ¡No seas indolente! Serás examinado de inmediato. No te entregues a los
placeres, o serás un fracasado. Escribe con tus manos, recita con tu boca, déjate aconsejar por
los que saben más que tú… Persevera en el trabajo diario. No te entregues nunca a la pereza, o
serás azotado… Persevera en tomar consejo. ¡No seas perezoso, escribe! ¡No te muestres
reticente!” Texto el Papiro Anastasi sobre los escribas.

La figura de los escribas tuvo un gran papel en la sociedad del Antiguo Egipto, y puesto que
solo un 1% de la población egipcia estaba alfabetizada, se podría decir que formaban parte de
una élite cultural, aunque es cierto que había una jerarquización dentro de esta profesión. Los
escribas eran altos funcionarios al servicio del faraón, del estado, de un dignatario o de un
templo… y sus ocupaciones eran muy variadas: podía trabajar en los campos delimitando cada
parcela, o midiendo y anotando la subida anual, es decir, la inundación del Nilo, también se
dedicaban a contar los granos de la cosecha pues de eso dependía los impuestos que los
campesinos, a nivel grupal, es decir como conjunto de aldea, debían pagar y también tenía que
registrar los tributos que Egipto recibía de países extranjeros. Asimismo un escriba debía hacer
un inventario sobre el ganado, el vino y todos los productos que entraban en los almacenes, y
también se dedicaba a lo que hoy conoceríamos como el trabajo de notario, es decir, ellos
podían escribían contratos, actas judiciales, cartas para particulares etc. En el caso de los
templos, los escribas se dedicaban no solo a escribir, sino que eran copistas de textos y
recitaban también formulas rituales.
Escultura que representa a un escriba

Como es lógico, el soporte más utilizado era el papiro. Además los escribas tenían su propia
paleta de escritura, lo que se conoce como paleta de escriba. Las más sencillas estaban hechas
de madera y tenían dos oquedades, una para la tinta negra y otra para la tinta roja. La tinta
más común eran la negra, pero la tinta roja se utilizaba a menudo para “desactivar” los
poderes malignos de los textos que se referían al dios Seth y también para marcan el inicio de
un nuevo párrafo, ya que los signos de puntuación no existían. Tenían un estrecho y largo
agujero para poder meter los “pinceles” que normalmente estaban hechos con tallos de junco
afilados en un extremo. Otros instrumentos que utilizaban los escribas eran los morteros para
moler el polvo y de esa manera al mezclarlo con agua creaban la tinta.

Cualquier varón podía llegar a ser escriba, pero lo más común era que el puesto pasara de
padres a hijos. De hecho, en el Reino Antiguo lo más normal era que el padre enseñara al hijo
personalmente, pero esto cambia a partir del Reino Medio donde aparecieron las Casas de
Vida o escuelas de escriba. Los futuros escribas ingresaban en ellas con cuatro o cinco años y
estaban aprendiendo hasta los doce. Empezaban copiando frases en ostraka o en madera
cubierta de yeso, pues el papiro, que era muy costoso, estaba reservado para los textos
importantes y los escribas ya formados. Por ejemplo uno de los ostrakon más grandes
encontrado en Egipto es una copia del cuento del Sinuhé hecha por un alumno. Empezaban
primero aprendiendo el sistema de escritura hierático, y después el jeroglífico.
Varias paletas de escriba

Los niños no solo aprendían a leer y escribir en la escuela de escribas, sino que también debían
conocer las leyes y estudiar aritmética para poder hacer los cálculos para recaudar
impuestos. Los escribas estaban consagrados a una deidad, Tot, en egipcio Dḥwty, era su
patrón. Este dios podía ser representado como un babuino o como un ibis. Tot es considerado
el inventor de la escritura, del calendario y además es la divinidad que se considera señor del
tiempo. Tot era el dios que regía la ya nombrada Casa de la Vida o escuela de los escribas y
estaba presente en el Juicio del Alma donde anotaba el resultado final de la ceremonia. La
importancia de los escribas la podemos encontrar también en la propia lengua egipcia, puesto
que es una de las pocas profesiones que tiene un signo jeroglífico para nombrarlos y que se
representa con una paleta de escriba.

Papiro que muestra un


problema matemático

La escritura tenía un gran peso en el mundo simbólico egipcio, puesto que lo escrito, lo
nombrado, lo grabado era aquello que existía para siempre solo por haberse escrito. No
podemos olvidar en este caso que nos hallamos ante una sociedad del mito y que la magia era
muy importante en la cosmovisión egipcia y por eso en algunos relieves escritos en jeroglífico
podemos ver signos que ellos veían como malignos o peligroso y que aparecen mutilados. Por
eso cuando algunos personajes quieren ser borrados de la historia para siempre, como ocurrió
con Hatshepsut o con Akhenaton, se recurría a la memoriae damnatio, y para ello se borraban
sus nombres, sus relieves, sus rostros, todo lo que los representaba para anular así el efecto
mágico que tenían esas representaciones y que así dejaran de existir. Podemos decir que los
escribas eran parte de la élite solo por el hecho de saber escribir y que eran vitales para el
funcionamiento del estado egipcio y por ello recibían ciertos privilegios vetados a las clases
más humildes, como por ejemplo ventajas fiscales, estaban exentos de cualquier tipo de
reclutamiento… Ser escriba era posiblemente uno de los oficios más respetados y mejor
considerados del Antiguo Egipto, y gran parte de todo el conocimiento que hoy tenemos de la
cultura del Nilo se lo debemos a sus escrituras.

Papiro en el que se observa el Juicio del Alma

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