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TERAPIA
RACIONAL
EMOTIVA
Albert Ellis ° Eliot Abrahms

BIBLIOGRAFIA : Ellis, Albert, Abrahms, Eliot, “Terapia Racional Emotiva”, Ed. Pax, 2ª Edición, México, 2005,

Capítulo 1
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
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Problemas de salud
y trastorno emocional

Introducción
Una secretaria de 29 años de edad acudió a su doctor quejándose de fatiga y dolores de
cabeza. Estos últimos, que duraban todo el día y desaparecían por la tarde, después del trabajo,
habían empezado tres meses antes cuando se entero que todas las secretarias de su empresa
serían sometidas a prueba para su promoción durante los siguientes seis meses.

Una ama de casa obesa, de 45 años de edad, fue a ver al doctor, quejándose de sed
crónica, excesiva ingestión de líquido y frecuente urinación. Después de las pruebas pertinentes, se
le hizo un diagnóstico de diabetes. Se alteró mucho, lloró y dijo que ya nunca podría volver a llevar
una vida normal.

Un contador de 58 años de edad se volvió inquieto y deprimido después de un ligero ataque


cardíaco. Se enfadó consigo mismo por haberse salido de su dieta y por fumar demasiado. Dijo a
una enfermera que a veces pensaba que sería mejor morir.

Y así una y otra vez; se calcula que más de 50 por ciento de los pacientes examinados
por los médicos tienen algún trastorno emocional que no procede directamente de
mal orgánico alguno. AI mismo tiempo, muchos trastornos físicos, como las ulceras
pépticas, el asma o la hipertensión, tienen un fuerte elemento psicosomático y podrían no
existir o ser mucho menos graves sin la alterabilidad emocional correlacionada.
De acuerdo con varias autoridades médicas, muchas de las complicaciones y
exacerbaciones de las enfermedades proceden de reacciones emocionales a
acontecimientos que se producen en el curso de la vida cotidiana. Según este punto de
vista, no se trata de saber si la enfermedad de un paciente es orgánica o funcional, sino
más bien de determinar en qué extensión lo es. Toda enfermedad es una combinación de
ambas cosas en proporciones variables.
Cuando están enfermas o lastimadas, las personas tienden a experimentar
simultáneamente cambios psicológicos de diferentes grados de intensidad. Tales cambios
son a veces mas importantes que la propia enfermedad, y con frecuencia dan a los
pacientes la motivación primaria para buscar un tratamiento médico. Es bien sabido que
muchos pacientes (y no queremos referimos solo a los niños) se hallan más asustados
que enfermos y que, cuando se les asegura que su trastorno físico no es serio, su alivio
emocional les permite reducir sus quejas a un mínimo.
La mayoría de los profesionales de la salud está bastante consciente de que su
preparación no los ha equipado muy bien para tratar trastornos emocionales con el mismo
grado de competencia con que pueden tratar los físicos. De manera comprensible,
muchos de ellos se sienten impreparados y aun temerosos de enfocar los problemas de
sus pacientes, aun cuando aquéllos sólo sean ligeramente psiquiátricos.
Asimismo, la mayoría de los profesionales de la salud simplemente no tienen el
tiempo que antes tenían para sentarse y discutir los problemas personales de sus
pacientes. La tía Sara ya no puede pasar sus ratos sin tener cita en el consultorio del
amistoso doctor de la familia, y charlar acerca de las dificultades de su vida diaria. Y el
tiempo de las enfermeras está muy solicitado en estos días y a menudo limitado por sus
muchas y diversas responsabilidades.

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No pocos médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud ahora creen que


tendrían que estar mejor preparados para ayudar a aliviar las ansiedades de sus
pacientes. En realidad, muchos piensan que aliviar la inquietud y la depresión es casi su
primera obligación. Desgraciadamente, también se dan cuenta de que a menudo es poco
lo que pueden hacer a este respecto, salvo poner a sus pacientes bajo tratamiento de
medicinas que suelen crear habito.
¿Qué sucede si un hombre de 54 años sufre una enfermedad coronaria cuando oye decir que el
impuesto de su casa va a aumentar considerablemente?

¿Y cuando un joven se lamenta de una erupción de acné?

¿Y cuando una mujer de 38 años grita a su marido porque tiene un dolor de espalda recurrente?

¿Y cuando una mujer de 66 años, sometida a un tratamiento diurético, está a punto de desmayarse
porque se retrasa la llegada de su cheque de la seguridad social?

¿Qué puede uno hacer, como profesional de la salud, en casos como éstos, en que un
trastorno emocional está vinculado con un problema de salud? La respuesta que daremos
en este libro es que puede aprender a utilizar la terapia racional-emotiva (TRE) o la
terapia cognoscitiva conductual (TCC). En cuanto a la TRE, existe una forma clara y
relativamente breve de tratamiento psicológico, que prácticamente puede dominar un
médico, una enfermera o cualquier otro profesional de la salud, con una moderada
preparación adicional y que puede ser utilizado con eficacia en la gran mayoría de los
trastornos emocionales. De manera específica ha sido diseñado para ser una forma de
intervención psicológica que constituye un tratamiento de elección para sentimientos
intensos y profundamente arraigados de ansiedad, depresión, inadaptación, hostilidad y
baja tolerancia a la frustración. No curará todas las enfermedades psiquiátricas conocidas;
en verdad no curará trastornos tan graves como la esquizofrenia y la enfermedad
maníaco-depresiva, pero puede ayudar apreciablemente incluso a pacientes que tienen
las más severas clases de perturbaciones y ayudar inmensamente a los individuos con
alteraciones menos graves. Los pacientes de usted, estamos seguros, a menudo se
preocupan por problemas cardíacos, apoplejía, artritis, dolores de espalda, molestias de la
piel, dolencias ginecológicas, problemas quirúrgicos y de índole maligna. También suelen
preocuparse por afecciones oftalmológicas, alteraciones hematológicas, deficiencias
nutricionales y una amplia escala de patologías. Sin embargo, aunque tales
enfermedades y dolencias abarcan un amplio espectro de deficiente funcionamiento
físico, hemos encontrado que, utilizando la TRE, las dificultades emocionales que las
acompañan son con frecuencia muy similares y pueden ser comprendidas y reducidas en
un período asombrosamente corto por los profesionales orientados a esta terapia.

TRE
La TRE puede ser utilizada para ayudar a que los pacientes superen sus sentimientos y
conductas inapropiados en un tiempo razonablemente breve, porque constituye un
enfoque que, por una parte, es amplio y múltiple; es decir, emplea varios métodos
cognoscitivos, emotivos y conductuales en forma integrante y, por otra, es, asimismo, una
terapia filosófica y teórica, que pone de manifiesto las ideas esenciales creadoras de
trastornos, que parecen ser la base de sus actos contraproducentes, y esto muestra
claramente a esas personas cómo fijar la atención en sus filosofías negativas y cómo
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proceder a desarraigarlas. Es una terapia realista, que a nada compromete, así como
directiva-activa. Y su teoría y su práctica básicas pueden aprenderse por la mayoría de
los profesionales, leyendo, interpretando las grabaciones de sesiones verdaderas y
asistiendo a talleres y cursos patrocinados en varias partes del mundo por el Institute for
Rational-Emotive Therapy, que tiene su principal centro y clínica de capacitación en la
ciudad de Nueva York.
No hay mística en el enfoque racional-emotivo de los trastornos psiquiátricos. Su
lenguaje es simple: sólo se emplean términos de uso corriente. A menudo se le ha
llamado método del sentido común. Sus técnicas son fácilmente aplicadas por médicos
familiares, pediatras o médicos especialistas o cirujanos, enfermeras y otros profesionales
de la salud.
Por supuesto, usted puede preguntar: "¿Por qué utilizar la TRE en lugar de
cualquiera de las demás formas convencionales de psicoterapia?" Podríamos responder
diciendo que "porque la TRE está especialmente diseñada para tener eficacia terapéutica
y estimula de modo particular la terapia de plazo relativamente corto". Realiza esto, como
se verá en los capítulos que siguen, haciendo hincapié en la acción directa, en un alto
grado de actividad por parte del terapeuta, en el empleo de la biblioterapia y en un
señalamiento específico de tareas a realizar por el paciente en el intervalo entre una
sesión terapéutica y otra.
La terapia racional-emotiva o terapia cognoscitiva conductual --como se indica
detalladamente en el Handbook of Rational-Emotive Therapy-- no sólo ha demostrado
considerable efectividad clínica, sino también esta respaldada por gran cantidad de
investigación experimental. Se está convirtiendo rápidamente en parte importante de la
psicoterapia científica moderna. Por consiguiente, creemos que ha llegado el momento de
presentar sus principios y prácticas esenciales a aquellos que por lo común son los
primeros en ver a la gran mayoría de las personas que tienen problemas emocionales, es
decir, a los médicos, las enfermeras y otros especialistas de la salud, a quienes los
pacientes revelan primero sus problemas emocionales.
Ésta es, por lo tanto, una exposición de las principales teorías y procedimientos de
la TRE que esperamos que usted, lector, pueda utilizar para comprenderse a sí mismo, al
igual que a sus pacientes y a otras personas con quienes tenga relación. Como
profesional de la salud, usted inevitablemente tendrá que practicar alguna clase de
psicoterapia. Esperamos que el material reunido en este libro le ayude a practicarla con
un considerable grado de claridad y eficacia.

Capítulo 3

Teoría del ABC de la TRE


y problemas relacionados con la salud

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H ay dos clases de psicoterapia: la científica y la no científica. En la segunda, los


terapeutas establecen hipótesis sobre la forma en que las personas actúan y en que
algunos de sus actos disfuncionales pueden ser cambiados; y se quedan completamente
convencidos de que determinado método de cambio, llamado sistema terapéutico,
funciona con eficacia. Sin embargo, sólo en la terapia científica comprueban realmente
sus hipótesis, hacen experimentos controlados para mostrar si la persona que se somete
a su forma de terapia mejora o no y si, en caso de hacerlo, mejora más que la persona
que se somete a otra forma de tratamiento. Continúan comprobando tales hipótesis para
ver si nuevas evidencias las apoyan o las niegan.
La TRE no sólo intenta ser científica en el sentido que se acaba de describir y
poner sus teorías a disposición de todos para su confirmación o no confirmación empírica,
sino que también enseña a los pacientes a hacer lo mismo sobre sus teorías acerca de sí
mismos y de los demás a discutir sus propias ideas, a descubrir lo que lleva a resultados
buenos o positivos y a descartar aquellos que conducen a consecuencias malas o
negativas. Por consiguiente, uno de los principales principios de la TRE consiste en
establecer cuáles son las creencias (o hipótesis) irracionales de la persona sobre sí
misma y sobre las demás y, luego, discutir tales hipótesis si parecen producir escasas
consecuencias emocionales y conductuales.
Al mismo tiempo que hace mucho hincapié en el análisis cognoscitivo y filosófico, la
TRE constituye un enfoque amplio del tratamiento psicológico, ya que específica e
intensamente emplea métodos emotivos y conductuales que ayudan a las personas a ver
sus creencias irracionales, y esto las ayuda a discutir y desechar tales ideas. Se supone
que las personas se trastornan en formas complejas (es decir, cognoscitivas, emotivas y
conductuales); por lo tanto, no existe un modo sencillo de ayudarse ellas mismas a estar
menos alteradas. Lo que podríamos llamar sus problemas psicológicos surgen
principalmente de percepciones y concepciones erróneas acerca de lo que les sucede en
el punto A (Acontecimientos o Experiencias Activantes). Sin embargo, tales problemas
consisten también en reacciones emocionales insuficientes o excesivas a tales
experiencias activantes; asimismo, pueden comprender habitualmente patrones de
comportamiento disfuncional, como sus adicciones a actos destructivos de la salud (como
comer y fumar en exceso) y evitar actos de protección de la salud (por ejemplo, limpiar
sus dientes y hacerse examinar con regularidad por el médico y el odontólogo). Debido a
que el "trastorno" incluye elementos cognoscitivos, emotivos y conductuales, la TRE
proporciona un análisis multifacético y ataca a dichos elementos, por lo que es, casi
invariablemente, un acercamiento a la terapia CEC (cognoscitiva-emotiva-conductual).
Desde un punto de partida cognoscitivo o filosófico, la TRE parte de la suposición o
hipótesis de lo que llamamos nuestras consecuencias o reacciones emocionales (punto c)
que proceden principalmente de nuestras ideas o creencias (Beliefs) conscientes e
inconscientes (punto B) o de nuestras evaluaciones, interpretaciones y filosofías acerca
de lo que nos ocurre en el punto A (Experiencias Activantes). Este es el sistema A-B-C de
formación y cambio de personalidad, que la TRE ha hecho ahora algo famoso. Cuando,
en el punto A, caemos enfermos o tenemos una importante tarea o somos rechazados por
alguna persona que consideramos significativa y nos sentimos ansiosos o deprimidos en
el punto C (Consecuencia), A puede parecer causar o conducir a C directamente. Sin
embargo, en realidad es B (nuestro sistema de creencias) lo que directamente nos hace
ansiosos o deprimidos, aunque A puede también haber contribuido. B consta, en primer
lugar, de un conjunto de creencias racionales como: "¡Cuánto molesta estar enfermo!
Quisiera hallarme sano y encuentro muy desagradable tener esta enfermedad"; y, en
segundo, de otro conjunto de ideas irracionales, como: "No debo caer enfermo y tengo

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que recuperar la salud fácil y rápidamente. Sería terrible y catastrófico que no pudiera
conseguirlo".

Dinámica de la TRE
La TRE procede de escuelas estoicas de filosofía que parecen haberse originado hace
unos 250 años: especialmente las escuelas budistas del Oriente y las estoicas de los
griegos y los romanos en el Occidente. Siendo aún más fuerte quizá que dichas escuelas,
la TRE sostiene que virtualmente no hay razones "legitimas" para que las personas,
incluyendo a nuestros pacientes, se vuelvan emocionalmente preocupadas, histéricas o
trastornadas, con independencia de la clase de estimulo desagradable que estén
sufriendo en el punto A. Sin embargo, a diferencia de algunas de las escuelas orientales y
estoicas, la TRE estimula a las personas a sentir emociones fuertes apropiadas, tales
como pena, pesadumbre, disgusto, molestia, espíritu de rebeldía y determinación a
cambiar, cuando tienen mala salud u otras experiencias activantes desagradables. Pero
sostiene que cuando experimentan ciertas emociones disfuncionales o contraproducentes
en el punto C (Consecuencia), como sentimientos de culpa, depresión, inutilidad o rabia,
están actuando y sintiendo de modo inapropiado, tales emociones inadecuadas proceden
en gran parte de hipótesis antiempíricas y no comprobables de que las cosas deben o
tienen que ser distintas de las formas en que indudablemente son.
Usted, lector, puede emplear la TRE en casi cualquier tipo de persona que vea --ya
sea como doctor, enfermero u otro profesional de la salud-- incluyendo aquellas que están
ligeramente trastornadas ("neuróticas" o con "problemas de comportamiento") y las que
sufren alteraciones más serias (las diagnosticadas como "esquizofrénicas", "psicóticas
indeterminadas", con "trastornos de personalidad" o que son moderadamente "deficientes
mentales"). Al utilizar la terapia racional-emotiva, el terapeuta dispone de una teoría
estructurada y funcional para reconocer rápidamente las pocas creencias irracionales
centrales con las que sus pacientes tontamente se preocupan; mostrarles cómo se
causan sus propios problemas y síntomas emocionales; demostrarles en forma precisa
cómo discutir (en el punto D) sus propias creencias irracionales y, a menudo, inducirlos a
abandonar tales creencias y reemplazarlas con hipótesis más científicamente
comprobables acerca de sí mismos y del mundo, que mucho menos probable que les
creen dificultades emocionales en el presente y en el futuro.
Podemos resumir la parte cognoscitiva de la teoría y la práctica de la TRE en la
forma siguiente: en el punto A, los pacientes tienen una experiencia (o un agente o una
acción) activante acerca de la cual se encuentran trastornados (en el punto c). Ejemplo:
una mujer acude al consultorio para su examen físico anual y, después de realizadas las
pruebas pertinentes, el médico le dice que es posible que tenga un cáncer cervical
temprano. En el punta B (sistema de creencias) ella tiene, primero, un conjunto de ideas
racionales sobre su experiencia activante (A). Ejemplo: cree o se dice a sí misma: "Sería
una desgracia que tuviera cáncer cervical. Ciertamente, no me gustaría". Esta creencia es
racional porque la paciente llega a A, su experiencia activante, con metas y valores
distintos, incluyendo el fuerte deseo de permanecer viva, ser feliz y evitar dolor
innecesario. Por consiguiente, apenas sería racional o realista si pensara: "¡Qué grande
sería que descubrieran que tengo cáncer cervical o que estoy enferma de alguna otra
cosa!"
Sin embargo, su paciente también tiene otro conjunto de creencias irracionales en
el punto B; por ejemplo: "No debo tener un mal grave como el cáncer cervical. ¡Qué
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terrible sería! No podría soportar semejante eventualidad". Tales creencias son


irracionales porque: 1) no hay razón por la que ella no deba o no pueda tener cáncer,
aunque hay varias razones para creer que esto sería una gran desdicha e iría contra sus
metas y sus valores básicos, 2) no sería tan terrible si ella tuviera cáncer, ya que terrible
normalmente significa totalmente inconveniente o más que desdichado. Y aun si ella
tuviese esta clase de grave mal, todavía podría contender con él y lograr cierta cantidad
distinta de felicidad al permanecer viva (la cual podría ser en realidad bastante grande), y
3) ciertamente le sería posible soportar, aunque no le gustara, una condición indeseable,
como el cáncer cervical. Sin embargo, podría contender con tal condición y
probablemente la superaría. Y aun si, en el peor de los casos, muriera de ese tipo de
condición (lo que hoy día es muy improbable, pero está dentro del dominio de la
posibilidad), ella podría soportar el hecho de morir.
Por consiguiente, al tener tales creencias irracionales, esta paciente se halla
pidiendo o exigiendo, más bien que intensamente deseando o prefiriendo, tener buena
salud. Y sus demandas o exigencias, más que ayudarla a luchar con la posibilidad de
mala salud, ayudarán a que se sienta severamente trastornada o "más enferma" de lo
necesario.
Si su paciente siguiera con sus creencias racionales de que se encontraba
saludable, desecharía las consecuencias racionales tales como el interés legítimo de
estar sana y sin cáncer. Así pues, podría creer que "sería una desgracia que estuviera
enferma" y se sentiría determinada a procurar mantenerse saludable. Si, por azar, su
examen médico y las pruebas de diagnóstico indicaran cáncer cervical verdadero, se
sentiría excepcionalmente trastornada, disgustada y triste sobre tales pruebas; y sus
sentimientos y actos serían muy apropiados a sus metas de permanecer viva y feliz sobre
su situación, que está produciéndose en el punto A (Experiencias Activantes). Estos
sentimientos apropiados la ayudarían a contender con lo que quiera que le pasara en el
punto A.
En cambio, no experimentaría consecuencias inapropiadas, como ansiedad,
compasión de sí misma, depresión o ira; ni tendería a desarrollar reacciones
psicosomáticas disfuncionales, como alta presión o ulceras. Tampoco se inclinaría a
ponerse a la defensiva, dejando de reconocer sus propios errores en el cuidado de su
salud (por ejemplo: eludir el examen médico durante un largo período) ni se sentiría
preocupada por la "desesperanza" de tener cáncer, negándose a hacer algo sobre el
particular.
En otras palabras, no tendría lo que llamamos síntomas alterados, neuróticos o
superactivos o Consecuencias inapropiadas: inapropiadas porque no la ayudarían a
contender con sus Experiencias activantes en el punto A, sino que tendrían
Consecuencias apropiadas que le ayudarían a luchar con el cáncer cervical, si es que en
realidad lo tuviera. Sus creencias racionales de que "Es una gran desdicha, pero sólo una
desdicha, el que yo esté enferma" tiende a ayudarla a enfrentar sus valores o metas
básicos: los de permanecer viva y ser tan feliz como pueda realmente serlo mientras está
viva.
Si usted, lector, como médico, enfermera o profesional de la salud de esta mujer,
observa con claridad su A-B-C y la estimula activamente a buscar sus Creencias
irracionales en B, entonces podrá mostrarle a ella (y a sus demás pacientes) cómo
continuar trabajando con su D y su E y en realidad ayudarse ella misma en el proceso.

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En este caso particular, la D y la E de la paciente serían como sigue: en el punto D,


que empieza por Discutir, usted le mostrara cómo descubrir, debatir y discriminar entre
sus Creencias irracionales. A este respecto, le explicará el método científico, ya que en la
ciencia establecemos una hipótesis y luego hacemos preguntas acerca de la misma:
"¿Dónde está la evidencia de que es cierta o errónea? Demuestre que es así, ¿Dónde se
encuentra escrito que las cosas deben funcionar en la forma que indica la hipótesis? ¿Por
qué es ésta verdadera o falsa?" En la TRE, usted enseña a la persona a hacer, sobre sus
propias Creencias irracionales, aproximadamente las mismas preguntas, ya sea que
estén científica o empírica y lógicamente orientadas. De este modo, la mujer está
creyendo irracionalmente: "No debo tener una enfermedad tan grave como el cáncer
cervical. Eso sería terrible. No podría soportar semejante eventualidad".
Por consiguiente, usted puede ayudarla a discutir esas creencias irracionales en la
forma que sigue: “¿Dónde está la evidencia de que usted no debe tener un mal tan severo
como un cáncer cervical?" "Si usted tiene cáncer, ¿por qué eso tendría que ser terrible?"
"¿Dónde está escrito que usted no podría soportar dicha eventualidad, si se presentara?"
En el punto E o nuevo Efecto de Discutir las Creencias irracionales (iB), es
probable que dicha paciente tenga, en primer lugar, un Efecto filosófico o cognoscitivo.
"Por supuesto, no hay evidencia de que yo no deba tener un mal tan serio como el
cáncer. Hay mucha evidencia --considerando la naturaleza de esa enfermedad y que yo
preferiría vivir sin dolor-- de que, si la tuviera, sería para mí una gran desgracia y muy
inconveniente. Sin embargo, si la tengo, entonces es porque debo tenerla, y no hay ley
universal alguna que diga que yo no debo sufrir intensamente sólo porque no lo deseo".
Además: "No sería terrible que yo tuviera cáncer cervical, porque terrible en
realidad significa más que malo o peor que muy inconveniente, y nada puede hallarse en
esa categoría extraordinariamente mala. De manera definitiva, encontraría bastante
desventajoso tener cáncer, pero, aun teniéndolo, todavía podría llevar una vida
razonablemente feliz y, quizá, vencerlo mediante el adecuado cuidado ginecológico. No
obstante, en el peor de los casos, podría no vencer la enfermedad y morir. Y aun cuando
sólo eso sería una gran desgracia, difícilmente podría ser más que eso".
Y todavía más: "Puedo soportar el cáncer cervical (o alguna otra clase de
enfermedad grave). Escuchar que lo tengo ciertamente no me destruiría, aunque podría
tontamente destruirme si me digo a mí misma necedades acerca de ello. La mala salud de
esta clase es probable que no me matara y, aun si lo hiciera, podría soportar morir. Sin
duda, puedo sufrir virtualmente cualquier cosa que me ocurra, aun cuando no me guste. Y
si decido soportarla, entonces es posible llevar de nuevo una vida razonablemente buena,
aunque no tanto como la que llevaría si gozara de buena salud".
De este modo, usted puede ayudar a su paciente con temor de cáncer cervical a
discutir (en el punto D) sus creencias irracionales hasta que ella las reemplace con un
nuevo efecto cognoscitivo que la haga regresar a sus creencias racionales originales, e
incluso llegar más allá de éstas, ya que idealmente su nueva filosofía puede ser un punto
de vista más general y orientado al futuro, de acuerdo con este lineamiento: "Sí, en
realidad sería bastante desgraciada si tuviese cáncer y ciertamente si muriera de él. Sin
embargo, puesto que soy un ser humana mortal, que siempre es heredero de varias
clases de debilidades, no es imposible que pudiera verme aquejada por una enfermedad
tan grave como ésta. Las probabilidades son que no lo esté y que, aunque llegue a
estarlo, me recuperaré. Pero si lo estoy, ni modo. No hay garantía de que nunca me veré
castigada con una enfermedad grave como el cáncer cervical. Y no necesito tales

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garantías para llevar una vida feliz. Ocurra lo que ocurra, haré lo que esté de mi parte
para enfrentarlo y vencerlo. Por consiguiente, déjenme hacer lo que me sea posible para
descubrir si tengo esa enfermedad y ver lo que puedo hacer al respecto en caso de
tenerla".
Usted puede ayudar a su paciente a discutir sus creencias irracionales hasta que
no sólo las venza temporalmente y deseche sus síntomas de ansiedad, depresión o
compasión de sí misma, sino que también tenga una tendencia considerablemente menor
a recrearse en ellas en el futuro, cuando de nuevo se encuentre amenazada por algún
mal físico potencial o real. Cuanto más vigorosa sea la discusión que tenga en el punto D,
mejor se preparará para enfrentar racionalmente las futuras contingencias que se
presenten en su día.
AI mismo tiempo, usted puede ayudarla a discutir sus filosofías irracionales y
contraproducentes. En el ejemplo que damos, hubo al principio poco o nada de esto, ya
que la mayoría de las personas no se maldicen a sí mismas cuando se ven aquejadas por
cáncer o por cualquier otra enfermedad grave que no dependa específicamente de ellas
(como la cirrosis de hígado, que es posible que se haya provocado por beber en exceso).
Así pues, esta paciente podría no tender a culparse ella misma de su aflicción.
Sin embargo, si se preocupara por tener cáncer cervical sabiendo que era tonto
preocuparse mucho al respecto y luego continuara haciéndolo, crearía para sí misma una
nueva experiencia activante en el punto A: su propia preocupación o ansiedad. Entonces,
en el punto B, podría decirse racionalmente: "No me gusta preocuparme mucho por esto.
No deseo hacerlo", pero también podría decirse irracionalmente: "No debo preocuparme
mucho por esto. Es terrible lo que hago. Qué estúpida y mala persona soy por proceder
de manera tan tonta". En este caso, su consecuencia emocional, en el punto C, sería
ansiedad acerca de la ansiedad, y también consistiría en desprecio de sí misma,
sentimiento de culpa o depresión. Usted podría, entonces, estimularla de nuevo a que
discutiera en el punto D sus creencias irracionales y a llegar a nuevos efectos
cognoscitivos en el punto E. Su principal discusión y sus respuestas serían algo parecido
a esto:
Discusión: "¿Por qué no debo preocuparme demasiado de esto? ¿Dónde está la
evidencia de que es terrible que lo haga? ¿Cómo actuar en forma estúpida a este
respecto hace de mí una persona estúpida o mala?
Respuesta: "No hay razón alguna válida para que yo no deba preocuparme mucho
de esto, aunque hay varias buenas razones para no hacerlo, ya que mi ansiedad me hará
poco bien y volverme ansioso acerca de esa ansiedad me hará aún menos bien. No es
terrible que me interese en exceso sobre tener cáncer; sólo siento un molesto dolor en el
cuello del útero. Probablemente no moriré de esta ansiedad, pero hará mi vida mucho
más desagradable.
No soy una persona mala cuando actuó en forma estúpida y me pongo
innecesariamente ansiosa, ya que una mala persona tendría un alma de maldad y
actuaría siempre estúpida y perversamente, estaría predestinada a continuar procediendo
así el resto de mi vida, y sería censurable por hacer tal cosa. En realidad, nadie es
siempre una persona completamente mala, incluyéndome a mí. Los humanos son
humanos y eso significa seres falibles y complicados. Siempre actuaré de manera
estúpida en algunos aspectos durante el resto de mi vida; ésa es mi naturaleza básica y,
aunque no puedo decir que me guste tenerla, sé que puedo aceptarme plenamente con

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ella y luego ocuparme de cambiarla algo, a fin de tratar de actuar un poco menos
tontamente en el futuro".
Así pues, usted puede ayudar a que su paciente discuta sus creencias irracionales
en dos niveles: el primero, considerando el "horror" de contraer cáncer cervical, y el
segundo considerando la "terribilidad" de hacerse ella misma indebidamente ansiosa
acerca de esa posibilidad. Cuando la ayude a desvanecer su ansiedad y su ansiedad
sobre la misma, entonces avanzará normalmente hacia el punto eE, su efecto emocional
de discutir sus creencias irracionales. Así, tendrá menos inclinación a la ansiedad, la
compasión de sí misma y la depresión. También es probable que se sienta a veces
menos defensiva y preocupada ante la posibilidad de que su examen médico revele
anormalidades, que tienda a experimentar menos reacciones fisiológicas (como el
aumento en las pulsaciones o espasmos gastrointestinales), que puedan más tarde
conducir a síntomas psicosomáticos (como las complicaciones cardíacas o las úlceras).
Finalmente, en Ec (Efecto conductual) tenderá a actuar sobre la base de sus
nuevos sentimientos y cogniciones. Se someterá a las pruebas diagnósticas con menos
vacilación, ya que estará ahora determinada a hacer todo lo que pueda para ayudarse a sí
misma, sin importar lo molesta que se sienta durante el proceso. Hará los arreglos para
una operación quirúrgica, si tal es la opinión de su médico. Tomará las medicinas
necesarias o practicará los ejercicios sin quejarse. Hará lo que parezca mejor para
prevenir cualquier recurrencia de su trastorno ginecológico o cualquier provocación de
una nueva clase de dolencia física.
Si la TRE es utilizada con éxito, dicha paciente iniciará un profunda y amplio
cambio en su filosofía, sus emociones y su comportamiento. Todo lo que usted, como
médico, enfermera u otro profesional de la salud puede hacer es que ella siga todo el
proceso cognoscitivo A-B-C-D-E de la TRE, así como explicarle por completo
cualesquiera procedimientos diagnósticos o terapéuticos; sin embargo, deberá hacer eso
con la mira de ayudarla en diversas formas. Y, como se indica más adelante en este libro,
probablemente también utilizará con ella varios métodos más específicamente emotivos y
conductuales de cambio de personalidad. No obstante, si se le enseña y alienta a seguir
utilizando los principales procedimientos cognoscitivos de la TRE, podrá cambiar de
manera notable sus actitudes hacia ella misma y su salud y hacerlo en unas cuantas
semanas o en pocos meses.
Cognoscitivamente, pues, la TRE emplea la confrontación filosófica directa,
muestra a los pacientes cómo se trastornan ellos mismos y no son trastornados por otros.
Usted, de un modo activo y directo, les enseña que cada vez que experimentan una
emoción o un comportamiento negativo en el punto C (Consecuencia) esto solo procede
indirectamente de alguna experiencia activante, de alguna actividad o de algún agente en
el punto A. De manera mucho más concreta e importante, surge de sus interpretaciones,
filosofías, actitudes o creencias en el punto B. Usted, entonces, muestra a sus pacientes
cómo discutir científica y lógicamente sus propias creencias irracionales y a persistir en
esto hasta que de modo consistente lleguen a un conjunto sensible de efectos
cognoscitivos y luego, por último, a efectos emocionales apropiados y a efectos
conductuales más efectivos.
¿Es la TRE casi fundamentalmente "racional" o "intelectual" más bien que, como
muchas de las demás terapias modernas, "emocional" y "conductual"? No, como
mostraremos en los capítulos siguientes, es también excepcionalmente emotiva y está
orientada a la acción. Desde el punto de vista emotivo es en especial confrontativa y

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evocativa, en el sentido de que los especialistas de la TRE adoptan un enfoque razonable


de los problemas de sus pacientes y persuaden a éstos a que se expresen francamente y
pongan de manifiesto sus verdaderos sentimientos sin importar lo "dolorosos" que los
mismos puedan parecer. Como ya se ha indicado, los terapeutas racional-emotivos
pueden rápidamente evocar y atacar las ideas de sus pacientes que crean defensas,
mientras les muestran cómo aceptarse ellos mismos incondicionalmente con su
comportamiento malo o estúpido.
En este orden de ideas, si usted utiliza la TRE con sus pacientes, a menudo no
dudará en revelar sus propios sentimientos y responder franca y honestamente a las
preguntas que le hagan, aun cuando las mismas lo involucren personalmente, porque en
la práctica de la TRE tenderá a ver que usted y su comportamiento no son sagrados y que
puede encararse consigo mismo, no importa lo que resulte en las sesiones de terapia.
Usted, lo mismo que la persona que está tratando, no tienen que ser condenados o
maldecidos por nada que hagan, incluyendo, a veces, cometer errores terapéuticos. Por
consiguiente, puede permitirse franquearse, en el curso de sus sesiones, con otros y
servirles de modelo con su falta de vergüenza y de turbación. Al obrar así, usualmente
ayudará a sus pacientes a ser más francos por propio derecho, tanto dentro como fuera
de las sesiones.
Como veremos después con más detalle, un punto central de la TRE es que las
personas no necesitan tener rasgos, características, logros, propósitos sobresalientes o
gran aprobación social a fin de aceptarse ellos mismos. En realidad, aunque tengan mejor
desempeño y midan sus actos y sus rasgos, con objeto de mejorar su comportamiento y
procurarse más felicidad, no necesitan medirse o conceptuarse ellos mismos. Para ellos,
tener una autoimagen (o retrato de su "bondad" o su "maldad" total) puede ser claramente
perjudicial, ya que si tienen autoestima o un fuerte ego en realidad están dando a sí
mismos alguna especie de evaluación global y, casi de modo invariable, haciendo eso a
base de su competencia, sus talentos, su buena salud u otras características. Y puesto
que todas éstas pueden fácilmente cambiar y pasar de "bueno" a "malo" o viceversa,
siempre estarán, ya sea oculta o abiertamente, ansiosos, inseguros y en peligro de
clasificarse de nuevo como “gusanos”.
La TRE enseña firmemente a las personas a evitar cualquier tipo de clasificación
global o propia y las estimula, en cambio, a medir sus características y realizaciones, a fin
de ayudar a corregir su comportamiento y aumentar su alegría, las lleva al nivel más
profundo de cambio de personalidad. AI utilizar la TRE, usted no ofrece a sus pacientes
una panacea que ponga fin a todas sus desdichas, penas, frustraciones y molestias. Sin
embargo, les indica, en forma fácilmente comprensible y realista, cómo poner de
manifiesto, combatir y radicalmente desarraigar las principales fuentes de sus
pensamientos innecesarios, emociones y comportamientos negativos y autodestructivos.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Capitulo 4

Enfoque racional-emotivo
de la interpretación

N umerosas escuelas de terapia previenen seriamente a sus especialistas contra la


adopción de un acercamiento directo a la interpretación. Sin embargo, en la realidad
los terapeutas de tales escuelas practican mucha interpretación, como han señalado
claramente Víctor Raimy y otros. En la TRE adoptamos una actitud muy directa sobre la
interpretación de los verbalismos y los comportamientos de los pacientes, a fin de que
ellos puedan lograr una perspectiva de sus pensamientos y sus actos y sean capaces de
usarla para hacer cambios fundamentales en algunos aspectos importantes de su
funcionamiento, bueno o malo. El punto de vista de interpretación de la TRE está
diseñado en Humanistic Psychotherapy: The Rational Emotive Approach. Ahora lo
aplicaremos específicamente, con objeto de que usted, lector, pueda interpretar las
causas y consecuencias de los trastornos mostrados por los pacientes que, como

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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profesional del cuidado de la salud, encontrará continuamente. Al utilizar la TRE, se han


hecho muchas interpretaciones que son algo similares a las efectuadas por terapeutas de
otras escuelas, incluyendo a los sicoanalíticos y los neopsicoanalíticos. AI mismo tiempo,
si usted emplea la TRE, tenderá a evitar muchas interpretaciones que otros terapeutas
hacen.

Interpretación de influencias del pasado


En particular, a este respecto, el lector se abstendrá de hacer "conexiones" prolijas entre
la historia anterior de sus pacientes y sus actuales problemas emocionales, ya que una de
las principales premisas de la TRE es que las personas no han sido hechas "neuróticas" o
(en especial) "psicóticas" por sus experiencias del pasado, sino ante todo por sus propias
actitudes irrealistas excesivamente exigentes hacia esas experiencias o por
interpretaciones de las mismas. Por consiguiente, al utilizar la TRE, usted dedicará poco
tiempo a desenterrar e interpretar acontecimientos pasados de las vidas de sus pacientes.
En cambio, debería interpretar las interpretaciones de ellos acerca de tales
acontecimientos.
Así pues, en vez de mostrar a uno de sus pacientes varones que ahora siente
enojo hacia las enfermeras dominantes, debido a que su madre supuestamente lo dominó
durante su primera infancia, le haría ver que cuando era adolescente pensaba infantil e
irracionalmente que su madre no debía actuar en forma dominante. Debería mostrársele
que tontamente pedía (y no sólo deseaba) que ella se comportara de distinto modo; y que
ahora, en el presente, todavía exige, de manera contraproducente, que la mayoría de las
mujeres, incluyendo a las enfermeras, sean pasivas y cordiales, más bien que autoritarias
y frías, cuando tiene contacto con ellas. Y usted debería procurar hacerle renunciar a tan
insensata idea, la que, de modo irónico, es similar a la que su madre supuestamente tenía
hacia él cuando era pequeño y ella actuaba en forma dominante.
Por consiguiente, con la TRE usted interpretaría la respuesta o reacción de su
paciente a su anterior historia y a cosas similares que le estén ocurriendo en la actualidad.
Usted no debe cometer el enorme error que con facilidad se tiende a cometer de decir que
las anteriores experiencias del paciente causaron sus actuales reacciones alteradas. En
vez de eso, su estilo cognoscitivo o su pensamiento retorcido, parte del cual quizá es
innato, "hizo" que primero reaccionara excesivamente al dominio de su madre y ahora
hace lo propio con el de otras mujeres.

Interpretación de material inconsciente


Si usted practica la terapia del psicoanálisis o psicoanalíticamente orientada, tenderá a
dedicar mucho tiempo a interpretar el profundo "inconsciente" o el material "reprimido" de
sus pacientes. En la TRE y la terapia cognoscitiva conductual, tendría que hacer poco de
eso, porque la TRE sostiene que el inconsciente y el id son abstracciones que tienen poca
existencia real; que aunque las personas poseen pensamientos, sentimientos y acciones
a veces inconscientes --y que pueden muy bien yacer en el fondo de su comportamiento
alterado-- la mayoría de sus actitudes "inconscientes" no están profundamente ocultas o
deliberadamente mantenidas fuera de la conciencia porque los sujetos se encuentran
demasiado avergonzados para reconocerlos. En vez de eso, sus pensamientos y
sentimientos inconscientes se hallan por lo común debajo del nivel de conciencia o, según

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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las formulaciones originales de Freud, en su mente "preconsciente"; y esos pensamientos


"preconscientes" son vistos y aceptados por ellos con relativa facilidad si usted, como
profesional de la salud, sigue buscándolos persistente, enérgica y persuasivamente y
mostrándolos a sus pacientes. Por lo tanto, al practicar la TRE, es probable que usted
interprete más del material "inconsciente" que la mayoría de otros terapeutas. Sin
embargo, lo haría rápida y directamente, sin misticismo ni rituales confusos, y sin
pretender que dicho material es excepcionalmente difícil de descubrir y encarar para las
personas alteradas.

Interpretación de la relación de transferencia


Los terapeutas de distintas escuelas de pensamiento, incluido el psicoanálisis, a menudo
exageran el significado de la relación de "transferencia" entre ellos y sus pacientes.
Dedican mucho tiempo a interpretar para el paciente que éste tiene una involucración
emocional profundamente establecida con el terapeuta y con las imágenes sustitutas. En
la TRE se hacen pocas cosas de esta clase. Por el contrario, se supone que las
relaciones de los pacientes con otras personas significativas en sus vidas son más
importantes que sus relaciones con el clínico. Si tienen una extrema necesidad de la
aprobación de alguien, esto puede, por supuesto, incluir incluso al terapeuta y, por
consiguiente, su simpatía o su odio hacia éste quizá constituye una ilustración de esta
necesidad subyacente. En tal caso, usted tendría que mostrarles sus irracionales
creencias subyacentes que crean esta situación de "transferencia", es decir: "Yo debo
tener el amor de todas las personas significativas para mí, incluido el de mi terapeuta.
¡Qué terrible sería que no le agradara! Esto me convertiría en una mala persona". De este
modo, en vez de revelar y analizar en forma interminable sus reacciones de
"transferencia", usted podría revelar y ayudar en buena parte a desarraigar su filosofía de
"crear necesidad", con la que ellos producen reacciones involucradas en exceso con
usted y, por supuesto, con otras personas. Al mismo tiempo, podría concentrarse en
enseñarles como emplear la capacitación para relacionarse con más éxito con otros, de
modo que tuvieran menos necesidad de un gran compromiso con usted.

Interpretación de las defensas y resistencias


Los terapeutas que hacen una considerable cantidad de interpretación, en especial los
que están analíticamente orientados, con frecuencia se concentran en interpretar las
defensas y resistencias de sus pacientes, en mostrarles cómo racionalizan, proyectan,
reprimen, compensan y resisten a la propia terapia. Si el terapeuta practica la TRE, es
probable que coincida o se traslape con terapeutas psicoanalíticos más en esto que en
otros aspectos, ya que indicar a sus pacientes su racionalización, su actitud defensiva y lo
inconsistente de su pensamiento es parte del proceso de mostrarles sus creencias
irracionales y la forma de discutir las mismas. Sin embargo, en la TRE el terapeuta tiende
a señalar a sus pacientes en forma bastante directa, y a menudo rápidamente, sus
irracionalidades básicas y especificas y a enseñarles y estimularlos a abordar sus
procesos de racionalización y de pensamiento evasivo, así como a obligarse ellos
mismos, mediante asignaciones emotivas y de tareas, a realizar cosas que hagan cada
vez más fácil para ellos renunciar a sus mecanismos de defensa contraproducentes.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Por ejemplo, yo (Albert Ellis) trabajé con un paciente muy terco, que se resistía a
una operación de próstata, aun cuando tres prestigiosos urólogos le habían aconsejado
decididamente que se la hiciera, advirtiéndole que había posibilidades razonables de que
llegara a tener cáncer de próstata si no se dejaba intervenir quirúrgicamente. Fue a verme
cada semana con nuevos argumentos para no someterse a la operación. O bien tenía
demasiado trabajo en su negocio, cuando yo insistía en que era indispensable, o bien no
podía debido a la difícil situación por la que atravesaba su familia (uno de sus hijos era
psicótico y vivía en el hogar), o bien estaba seguro de que habría una huelga de personal
auxiliar hospitalario si él se internaba, etc. Seguí echando abajo tales racionalizaciones y
exponiéndole que su creencia irracional básica era: "Mi vida tiene que seguir en forma
excepcionalmente bien ordenada, sin interrumpir ninguna de mis rutinas usuales. En
consecuencia, no sólo es difícil someterme a esta operación, sino demasiado difícil. No
puedo sufrir tanto trastorno de mi horario regular. No vale la pena, aun si tengo que correr
el riesgo de morir de cáncer".
Demostré a este paciente --quien incidentalmente era un afortunado y competente
ejecutivo de una gran empresa-- que estaba pidiendo que las cosas fueran fáciles y que
las rutinas de su vida estuvieran en orden casi perfecto, y le ayudé a que trabajara para
desechar sus objeciones; pero, asimismo, en forma muy concreta, le asigné varias tareas
para alterar deliberadamente algunas de sus rutinas, haciéndole llegar tarde al trabajo a
veces, cancelando citas con algunos de sus amigos y pasando por alto varias de las
demandas de su hijo psicótico, hasta que él se acostumbró al hecho de que podía arreglar
su vida de manera algo desordenada y continuar viviendo felizmente y con éxito. Cuando
empezó a comprender esto, abandonó sus racionalizaciones, inmediatamente hizo una
cita para su operación de próstata y de buen grado acudió a los supuestos horrores de la
hospitalización y de tener que alejarse de sus asuntos regulares de negocios y de las
rutinas familiares durante unas cuantas semanas.

Interpretación de los sueños


La interpretación de los sueños siempre ha demostrado ser popular en psicoterapia, como
lo ha sido durante siglos antes de Freud, y se ha visto venturosamente apoyada y
consentida por los psicoanalistas, los junguianos, los gestaltistas y los terapeutas de casi
todas las demás clases. En la TRE no evitamos por completo la interpretación de los
sueños, pero somos más escépticos en cuanto a que los mismos proporcionan la "vía fácil
para llegar al inconsciente" o a que usualmente revele aspectos muy importantes de los
pensamientos y los deseos de los pacientes que no están disponibles con facilidad al
tratar con sus ideas y fantasías cuando se hallan despiertos.
Por consiguiente, al utilizar la TRE, usted por lo común dedicará poco tiempo al
análisis de los sueños y, en cambio, preferirá examinar los conceptos y comportamientos
reales de dichos pacientes. Éstos casi siempre revelan lo que está sucediendo en sus
vidas y lo que son sus filosofías irracionales subyacentes y sus actitudes
contraproducentes hacia sí mismos y hacia los demás, y lo hacen con más claridad y
precisión que lo que puedan hacer los sueños. Por la misma razón, en la TRE usted por lo
general evitará dedicar demasiado tiempo a interpretar los oscuros simbolismos de sus
pacientes, ya se produzcan durante el sueño o la vigilia, puesto que hay demasiadas
interpretaciones disponibles para tales procesos simbólicos y a menudo es imposible
definir con exactitud lo que un símbolo pueda significar. En cambio, los postulados
básicos de los pacientes y lo que convenga hacer para cambiar sus irracionalidades

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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pueden determinarse con mayor precisión apegándose estrechamente a los datos reales
de sus vidas cuando no duermen. Sin importar lo mucho que usted disfrute en el análisis
de los sueños, no debe caer en la necedad de pensar que el mismo constituye
necesariamente un procedimiento demasiado útil. Cuando usted se comprometa en este
tipo de estudio, busque los imperativos irracionales (los debe y los tiene que) que se
presentan lo mismo en los sueños que en estado de vigilia.

El empleo de material no verbal


Muchos terapeutas, en particular los de las escuelas experimentales, elaboran mucho del
material no verbal de sus pacientes: gestos, posturas, tonos de voz, etc. Como
especialista en TRE, usted puede hacer esto en cierto grado, pero tenga cuidado con lo
fácil que es (para usted y para los propios pacientes) encontrar significados en material no
verbal que realmente no exista. La correlación entre que la persona cruce sus piernas o
las mantenga separadas mientras está sentada, y su interés en ir a la cama con aquellos
con quienes se encuentra hablando, son más bien bajos. La mayor parte del material no
verbal que pretende tal cosa es de muy dudosa validez.
En general, como terapeuta orientado a la TRE, usted estará principalmente
interesado en descubrir las ideas --en especial las irracionales-- que existan detrás de las
expresiones no verbales de sus pacientes, más bien que en sólo demostrar la existencia
"importante" de las mismas. Así pues, si usted se da cuenta de que uno de los pacientes
femeninos se cohíbe físicamente o habla en forma ampulosa, podrá señalarlo y ver si (no
darlo por sentado) ello indica algo acerca de su inhibición básica. Si parece significar que
se encuentra francamente inhibida, entonces no sólo debe hacérselo notar, sino también
buscar sus ideas irracionales subyacentes que le hacen crear dicha inhibición. Así, ella
podría muy bien creer que: "Si me manifiesto y me revelo yo misma en forma relajada y
natural, la persona con quien hablo tal vez descubriría lo que realmente parezco y me
detestaría. Y como esto no debe pasar, no puedo actuar con franqueza". Utilizando la
TRE, el clínico pone de manifiesto este conjunto de creencias que yacen tras la conducta
no verbal de la paciente y la ayuda a enfrentar tales ideas, en lugar de sólo subrayar dicha
actitud o de ayudarla principalmente a utilizar su cuerpo de un modo más relajado.

Material que llega al "inconsciente"


Muchos terapeutas, en particular los influidos por el psicoanálisis, tienden a interpretar
casi todas las expresiones, fantasías y conductas de sus pacientes y a suponer que las
mismas encubren significados inconscientes que motivan que dichos pacientes estén
trastornados. Debido a esto, darán excesiva importancia a que los pacientes lleguen tarde
a las citas, cometan lapsus linguae o expresen su agrado o desagrado hacia aquellos con
quienes se relacionan.
Utilizando la TRE usted sólo interpretará las motivaciones "inconscientes" de sus
pacientes de forma selectiva y por tanteo. Adoptará comportamientos contraproducentes
importantes, como llegar tarde al trabajo, a las citas con amigos o a las sesiones de
terapia, y buscará significados conscientes o inconscientes a tales actos. Sin embargo,

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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usted no lo hará de manera obsesiva y compulsiva o porque constituya un entretenimiento


para él la búsqueda de significado detrás de pequeños hechos de cada día y los
estimulará a creer que tales significados son excepcionalmente importantes o causantes
de trastornos.

Interpretación racional-emotiva
Cuando usted utilice la interpretación en la TRE, debe procurar hacerla filosófica más bien
que expositiva o explicatoria. Si uno de sus pacientes varones tiene, por ejemplo, soriasis
y no se da cuenta de que es francamente dependiente de otros, puede no sólo revelarle
su dependencia, sino también mostrarle que la misma resulta de ideas, creencias o
valores específicos. En especial las ideas de que él debe tener la aprobación y la ayuda
de otros, de que no puede cuidarse por sí mismo y de que es una persona insignificante.
Si a los demás no les gusta y ha de depender de sí mismo, entonces usted puede urgirle
a poner en duda y desafiar esas hipótesis, a mostrarse a sí mismo lo falsas que son y a
reemplazarlas con otras ideas, por ejemplo: que es magnífico tener la aprobación de los
demás, pero que uno debe valerse por sí mismo y aceptarse como es, ya sea que agrade
a los otros o no.
Las principales filosofías generales que quizá tiene el paciente con soriasis y que
pueden hacer que tenga sentimientos y comportamientos disfuncionales y síntomas
psicosomáticos incluyen ideas como: 1) No debe actuar mala o imperfectamente y debe
condenarse a sí mismo cuando lo hace. 2) Debe alcanzar un alto grado de perfección a
sus propios ojos y a los de los demás. 3) Debe estar absolutamente seguro de que
ocurrirán acontecimientos importantes deseables y de que no se producirán otros
indeseables. 4) Él (y otros) deben seguir una línea "heroica" y convertirse en héroes
completos cuando actúen apropiadamente, y en villanos completos cuando no lo hagan.
Si usted ayuda a este paciente a buscar, descubrir y desechar esa clase de ideas, éste
finalmente empezará a comprender que con frecuencia actúa de manera intolerable,
moralista, perfeccionista y dogmática, y que al aceptar la realidad, la incertidumbre y la
tolerancia en sí mismo y en los demás es muy probable que desaparezcan sus trastornos
"emocionales".
Si usted adopta un acercamiento cognoscitivo-conductual de interpretación, sólo
podrá mostrar a sus pacientes que las premisas irracionales de ellos producen malas
consecuencias. Si creen que otros deben aprobarlos, es posible que se vuelvan ansiosos
y deprimidos. Si, en forma intolerante, condenan a las personas por sus errores y
defectos, quizá se vuelvan bastante hostiles. Usted encontrará, por lo tanto, sumamente
deseable señalar a sus pacientes, mediante las leyes de la lógica y por observación
empírica, que sus filosofías irrealistas causan síntomas tan contraproducentes como
fobias, obsesiones y trastornos psicosomáticos, y que si cambian dichas filosofías quizá
logren mejorías importantes.

Interpretación del pasado, el presente y el futuro


Los terapeutas psicoanalíticamente orientados hacen excesivo hincapié en las "causas"
históricas de las actuales aberraciones de las personas. En cambio, en la TRE, usted
puede mostrar a sus pacientes que ellos, y no sus pasadas experiencias, se hallan
aferrados a sus ideas, que ellos causan en buena parte sus problemas reaccionando con

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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exceso (o deficientemente) a su primer ambiente, y que prolongan tales alteraciones al


persistir en sus tontas ideas y hacerlo respondiendo básicamente del mismo modo que lo
hicieron con anterioridad. Usted puede plenamente reconocer que las tendencias
biológicas de sus pacientes y su condicionamiento sociológico hacen muy fácil para ellos
adquirir hábitos disfuncionales y continuar comportándose en las mismas formas
negativas. También puede indicarles que, aunque es difícil para ellos cambiar, esto no
quiere decir que sea imposible. Es probable que, con suficiente trabajo y práctica,
modifiquen sus percepciones y concepciones básicas y que es preferible que lo hagan (no
que tienen que hacerlo) si quieren vivir con un mínimo de ansiedad, depresión y hostilidad
por causa de sus ideas.
En otras palabras, utilizando la TRE usted subraya los dos aspectos que yacen en
el fondo del comportamiento pasado, presente y futuro de sus pacientes. Demostrará
cómo, por una parte, están biosocialmente predispuestos a complacerse en pensar y
comportarse en forma neurótica y cómo, por otra, tienen una facultad especial, que
llamamos razonamiento, y otra única que denominamos esfuerzo determinado, que han
de emplear para superar su excesiva sugestibilidad "natural", su hedonismo a corto plazo
y su estricto razonamiento. Usted interpreta para sus pacientes no sólo cómo llegaron a
ser como son, sino también qué clase de creencias irracionales siguen utilizando para
readoctrinarse a sí mismos y permanecer en tan inútil actitud. Y les muestra la forma en
que lógicamente pueden detenerse, desafiar por medio de la reflexión y desarraigar por
completo sus propias creencias improductivas. Utilizando la TRE de este modo, las
interpretaciones de usted serán en realidad mucho más "profundas" y harán más amplias
incursiones contra las ideas, las emociones y los actos trastornados que las
interpretaciones seudoprofundas de otros muchos terapeutas que no utilizan este
enfoque.

Enseñanza e interpretación
La interpretación, si somos honestos, incluye la instrucción o enseñanza. Con el empleo
de la TRE, usted interpreta, mientras enseña a los pacientes, informalmente y en lenguaje
sencillos, los principios generales del método y la lógica científicos. De este modo, les
pone de manifiesto que sus trastornos proceden en gran parte de algunas de las falsas
conclusiones que ellos hacen sobre sí mismos y sobre el mundo que los rodea: " Nunca
seré capaz de lograr lo que deseo en la vida" o "Es terrible que haya fracasado en la
escuela (o en el trabajo o en una relación amorosa)". Estas conclusiones ilógicas
proceden, en primer lugar, de establecer falsas premisas y, en segundo, de hacer
deducciones razonablemente lógicas de tales premisas. Por ejemplo, si parten de la
premisa de "Debo actuar siempre muy bien en la escuela", lógicamente concluirán que
"Es terrible que no haya hecho hasta ahora lo que debo".
En segundo lugar, establecen premisas válidas y luego hacen deducciones ilógicas
de ellas. Por ejemplo, parten de que "Es muy deseable y ventajoso para mí actuar bien en
la escuela" y luego concluyen con que "y puesto que todavía no he hecho esa cosa
deseable, carezco de capacidad para hacerlo y mi vida será siempre completamente
miserable". Usted los lleva a desafiar y discutir tanto sus premisas irracionales como sus
deducciones ilógicas de premisas racionales. También les expone que en realidad tienen
un oculto debo en una o más de sus premisas, ya que incluso en este ejemplo en que los
pacientes parten de una premisa racional, lo incoherente de su deducción usualmente
incluye un debo o tengo que. Así pues, es racional partir de "Es muy deseable o ventajoso

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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para mi actuar bien en la escuela" porque las metas de uno en la vida comprenden cosas
como tener éxito en una profesión o en la industria, y para lograr tales metas es, por lo
general, deseable actuar bien en la escuela.
Sin embargo, la conclusión ilógica de: "Y puesto que todavía no he hecho esa cosa
deseable, carezco de capacidad para hacerlo" lleva oculto debo o tengo que. "Debo
actuar bien en la escuela, fácilmente y siempre, y puesto que no lo he hecho todavía,
tengo que carecer de la capacidad necesaria para hacerlo".
Hablando en términos generales, las personas empiezan con un subyacente (y a
menudo tenido inconscientemente) debo y luego hacen falsas deducciones a partir de ahí
o como resultado de ello. Su principal premisa, por lo común, es "Debo actuar bien casi
todo el tiempo en tareas importantes y, por consiguiente, tengo que obtener la aprobación
de aquellos que son significativos en mi vida". Una vez que creen a ciegas en esta
premisa, fácilmente y de modo casi inevitable llegan a las tres derivaciones "lógicas" de
ese deber: "Como no estoy actuando tan bien como debo ni ganando la aprobación de los
demás como debo, 1) eso es terrible, 2) no puedo soportarlo, y 3) soy una pésima
persona".
En otras palabras, lo que llamamos "terrible", "insoportable" y "autohumillante" en la
TRE son derivaciones lógicas y de premisas sumamente irracionales, como "Debo actuar
bien y merecer por ello la aprobación de los demás". Sin tales premisas fundamentales
previas, sus pacientes podrían llegar a lo terrible, pretendiendo que no pueden sufrir sus
imperfecciones y humillándose severamente ellos mismos. Sin embargo, probablemente
no lo harían. Y, por lo tanto, sería mejor que usted les mostrara que tienen esas premisas
irracionales subyacentes y que están haciendo deducciones "lógicas" de las mismas.
Luego les enseñará la forma de buscar sus premisas básicas y cómo desecharlas. De
este modo, su interpretación de lo que están haciendo, precisamente porque lo están
haciendo y como pueden anularlo, se vuelve mucho más profundamente centrada y
básicamente filosófica que los métodos "profundamente centrados" del psicoanálisis y
otras terapias psicodinámicas.

Otros aspectos interpretativos de la TRE


AI utilizar la TRE, usted enseña a sus pacientes a aceptar las hipótesis como hipótesis o
teorías y no como "hechos". También les muestra cómo experimentar tanto como sea
factible con sus demás deseos y acciones, para descubrir lo que verdaderamente les
gustaría hacer en sus vidas. Usted sirve como cauteloso interprete que enseña a sus
pacientes a modelarse ellos mismos después de las enseñanzas de la ciencia en general
y de la psicoterapia científica en particular, cómo seguir el método hipotético deductivo de
psicología científica y cómo aplicarlo específicamente a sus propios sistemas de valores y
problemas emocionales. Como han señalado Aubrey Yates, Hans Eysenck, Carl
Thorensen y Thomas Coates, y otros teóricos de la terapia del comportamiento, en la
terapia cognoscitiva conductual se establecen hipótesis con los pacientes y se enseña a
éstos a ser en su propia manera, empíricos y científicos. Esto es lo que usted hace
precisamente si sigue los principios de la terapia racional-emotiva.
Para resumir, como terapeuta orientado a la TRE, usted tiende a interpretar los
pensamientos, las emociones y los actos de sus pacientes en las siguientes formas:

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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1. Hace sus interpretaciones de un modo activo-dirigido y no con circunloquios. Al


principio de la terapia, adopta una conjetura probable sobre cómo sus pacientes se están
trastornando ellos mismos por creer ciegamente en una a varias ideas irracionales. Tan
pronto como usted se da cuenta de tales ideas, procura confrontarlas con las
irracionalidades de los pacientes e intenta ayudarlos a desechar éstas. Donde la mayoría
de los demás terapeutas se inclinan a ser pasivos y no directivos en la interpretación, el
orientado a la TRE, como usted, tiende a ayudar a sus pacientes a hacer ataques
directos, concertados y sostenidos contra sus creencias irracionales tenidas desde tiempo
atrás y profundamente arraigadas.
2. Donde muchos terapeutas tienden a seguir la regla de Lewis Wolberg de que "es
importante interpretar para el paciente sólo material del que el ya tenga por lo menos
algún conocimiento preconsciente", usted tenderá a mostrar a las personas trastornadas,
desde la primera sesión, material del que propendan a no tener conocimiento y que
incluso puedan haber reprimido. Usted no se sentirá intimidado par la posibilidad de que
esas personas se vuelvan temporalmente más alteradas cuando se vean confrontadas
con algunos de sus propios sentimientos y creencias encubiertos, ya que sabrá cómo
trabajar para enseñarles la forma en que están creando sus propios problemas y la
manera en que pueden cambiar.
3. Donde la mayoría de los terapeutas sólo se atreven a hacer interpretaciones
"profundas" después de que han pasado mucho tiempo estableciendo una buena relación
con sus pacientes, el profesional orientado a la TRE podrá, utilizando ésta, hacer
interpretaciones filosóficas, directa y profundamente centradas desde la primera sesión,
ya sea que haya logrado a no una cordial e intensa relación con sus pacientes. Con
frecuencia será capaz de mostrarse didáctico y explicativa, descansando más en los
poderes de razonamiento de los pacientes y en el potencial de desarrollo que en su
vinculación altamente emocional con él.
4. Como mostramos en mayor detalle más adelante en este libro, aunque sin
necesidad de ser cordial, paternal a abiertamente afectuoso con sus pacientes, podrá dar
a éstos lo que Carl Rogers llama "interés positivo incondicional" o lo que en la TRE
llamamos "plena aceptación". Esto significa que usted puede juzgar el comportamiento
"deficiente" o "malo", pero aceptarlos con sus errores e inmoralidades. También será
capaz de enseñarles a aceptarse ellos mismos plenamente (así como a otras personas)
aun cuando ellos y esas otras personas se encuentren sin duda "equivocadas" o sean
"irresponsables". Siguiendo la filosofía básica de la TRE, usted se manifestara a sí mismo
y a sus pacientes, que ni usted ni ellos tienen que evaluarse en conjunto a sí mismos (o a
otros) como personas, sino que pueden sólo calificar sus propios actos, ejecuciones y
características y los de los demás. Entonces podrá usted sentirse libre para interpretar
aspectos indeseables del comportamiento de ellos, aunque no para clasificarlos
individualmente por su proceder.
5. Siguiendo la teoría y la práctica de la TRE, de nunca atacar o condenar a los
pacientes, sino sólo esforzarse por hacer que abandonen su propia condenación (y sus
sentimientos concomitantes de vergüenza y culpa), usted no necesita vigilar demasiado
cuidadosamente la oportunidad de sus interpretaciones, como hacen a menudo los
psicoanalistas y otros terapeutas. Tampoco necesita esperar mucho para comenzar a
hacer interpretaciones orientadas ala TRE. La mayor parte de las veces, en cuanto usted
empieza a señalar a las personas que no necesitan condenarse a sí mismas por cualquier
cosa que hagan, puede en seguida ayudarlas a encarar sus incómodos sentimientos y
descubrir y extirpar las creencias irracionales mediante las cuales los crearon.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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6. Usted puede dar directamente a sus pacientes breves disertaciones acerca de


cómo se mantienen alterados ellos mismos y la forma en que pueden evitarlo. Sin
embargo, por lo general, es mejor que primero les haga darse cuenta de lo que están
diciéndose para sus adentros. Así pues, puede preguntar a un hombre con
complicaciones de úlcera duodenal: "¿Qué es lo que usted se dice a sí mismo para
volverse ansioso o preocupado sobre sus problemas de úlcera?" Y si él responde: "Sería
terrible que tuvieran que hacerme una operación", entonces usted podrá preguntarle:
"¿Por qué sería terrible? ¿Qué catástrofe cree usted que ocurriría si hubiera necesidad de
practicarle una operación de cirugía mayor?" Mediante esta clase de preguntas es posible
ayudar a los pacientes a llegar a sus propias interpretaciones negativas y luego encarar y
discutir (en el punto D de la TRE) sus actitudes en cuanto a terribilidad.
7. Usted quizá encuentre conveniente hacer la misma clase de interpretaciones una
y otra vez, antes de que los pacientes conozcan la verdad de las mismas o empiecen a
actuar respecto a ellas. Puede exponerles, por ejemplo, que ellos siguen diciendo que no
deben ser molestados por diversos procedimientos médicos y que sería terrible si tales
molestias se produjeran. Sin embargo, aun si estuvieran de acuerdo con las
interpretaciones de usted, esto no significaría que realmente lo están ni que intentan
hacer algo para cambiar sus ideas, para ellos imperativas y horripilantes. En tales
ejemplos, es preciso que usted no vacile en repetir sus interpretaciones, para que las
debatan, y en mostrarles repetidamente por qué hace tales construcciones interpretativas
y cuál es la evidencia especifica que da validez a las mismas.
8. Usted puede encontrar a menudo sumamente aconsejable ser bastante enérgico
y vehemente acerca de algunas de sus propias interpretaciones. No hay que olvidar, en
relación con esto, que las personas se trastornan ellas mismas no sólo porque tienen
creencias irracionales, sino también porque continúan adoctrinándose con tales ideas. Si
usted sólo les muestra, algo a la ligera, que ellos sostienen dichas ideas o si sólo discute
con ellos en una forma paternalista (como hacen varias clases de terapeutas no
directivos), nunca será muy eficaz o estimulante para hacer que sus pacientes abandonen
sus irracionalidades. Así pues, no vacile, en ocasiones, en interpretar crudamente lo que
están haciendo, pensando y sintiendo, y en señalarles cómo podrían hacer algo para
cambiar tal comportamiento. Yo (Eliot Abrahms) una vez le dije a uno de mis jóvenes
pacientes varones: "¡cuidado! Si usted se está convenciendo a sí mismo de que siempre
tiene que actuar bien en su empleo, ¿qué otra cosa puede hacer sino estar
constantemente sujeto al pánico cuando va a trabajar? ¿Qué demonios va usted a hacer
sobre ese tengo que y el pánico que procede del mismo?" Casi inmediatamente, dicho
joven, que hasta ese momento había considerado sus tener que en forma muy renuente y
rara vez hizo algo respecto a ello, empezó a observarlos en muchas ocasiones y a
contradecirlos vigorosamente. Sin mi enérgica llamada de atención, dudo que hubiera
hecho algo sobre el particular en mucho tiempo o quizá nunca.
Por lo tanto, en diversas formas, tanto el contenido de las interpretaciones de usted
como la forma directa, enérgica y a menudo rápida en que las haga pueden seguir la línea
común de la TRE. Y esa línea, como es usual, dice a los pacientes: "Usted y no las
personas y cosas que lo rodean es principalmente el que se perturba a sí mismo. Por
consiguiente, será mejor que asuma su responsabilidad por hacerlo, en vez de negarse a
actuar o, defensivamente, culpar a los demás. Será preferible que se ponga a trabajar
para dejar de creer las tonterías en que cree y cesar de actuar contra sus propios
intereses". Usted, como profesional de la salud, puede utilizar la TRE de acuerdo con
esto, como una "terapia de no rendición", como se le llamaba en un artículo publicado en
Psychology Today, ya que sus interpretaciones directamente dicen a los pacientes que

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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son en alto grado responsables de originar y mantener su propio comportamiento alterado


y que ellos, y sólo ellos, tienen la fuerza para comprender, revisar y cambiar semejante
conducta. Haciendo estos tipos de interpretaciones, usted podrá menudo ayudar a sus
pacientes a mejorar considerablemente y con frecuencia lo hará en un tiempo
sorprendentemente breve. La "autoterapia" que sigan durará en realidad, en muchos
aspectos, toda la vida. Pero usted puede enseñarles los principales elementos de la TRE
en relativamente pocas sesiones.

Capítulo 5

Teoría y práctica
de la terapia racional - emotiva

L a terapia racional-emotiva consta de una teoría de personalidad un sistema de filosofía


y una técnica de tratamiento psicológico. Ahora presentaremos brevemente sus
principales aspectos y luego los ilustraremos con la exposición de un caso.

Comportamiento racional e irracional


En la TRE definimos los pensamientos racionales, los sentimientos apropiados y los
comportamientos afectivos como aquellos que ayudan a la sobrevivencia y la felicidad de
los humanos. He aquí las metas que prácticamente todos los seres de nuestra especie
eligen durante sus vidas: continuar la existencia que se les da al nacer e intentar que siga
la vida con una razonable felicidad y en forma relativamente libre de dolor o molestias.
Más específicamente, cuando decimos, en un discurso orientado a la TRE, que una
persona es "racional", por lo común queremos significar que ha decidido o elegido vivir
con felicidad por: 1) aceptar lo que en realidad existe en el mundo "real"; 2) tratar de vivir
amigablemente en un grupo social; 3) relacionarse íntimamente con unos cuantos
miembros de su grupo social o comunidad; 4) comprometerse en un trabajo productivo y
agradable, y 5) participar en empresas recreativas elegidas por selección y que van desde
los deportes hasta las artes y las ciencias. La irracionalidad o sentir y actuar
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
23

inapropiadamente consiste en interferir sin justificación en la vida de alguien o en


causarse daño innecesariamente.

La importancia de los valores

La TRE subraya la importancia de los valores humanos. Sostiene que lo que llamamos
personalidad consiste en gran parte en creencias, fundamentos o actitudes; que los
hombres y las mujeres tienden a actuar saludablemente cuando tienen valores basados
en la razón y la experiencia, y que cuando tienen metas y propósitos absolutistas y
perfeccionistas propenden a sentir trastornos "emocionales". Gran cantidad de evidencia
reciente obtenida por psicólogos investigadores se inclina a mostrar que los valores
influyen de modo significativo en el comportamiento y que modificar los valores de uno
"causa" directamente cambios de personalidad. (Vea a este respecto el Handbook of
Rational Emotive Therapy.)

La teoría A-B-C del trastorno humano


Como se ha indicado con anterioridad en este libro, la TRE sostiene que cuando las
personas tienen Consecuencias emocionales (c) después de una Experiencia Activante
(A), esta última contribuye, pero no directamente, a causar C. Su sistema de creencias o
"Beliefs" (B) conduce a C en gran parte y más específicamente. Así pues, si se sienten
deprimidas en C después de verse rechazadas por alguien en A, el rechazo no las hace
deprimidas, sino que sus creencias acerca de este rechazo conducen directamente a los
sentimientos de depresión.
En B, tienden primero a tener un conjunto de creencias racionales que proceden de
su sistema de valores básico, sus deseos y sus preferencias. Puesto que desean
permanecer vivas, sentirse felices y lograr la aceptación de los demás, casi siempre
encontrarán el rechazo indeseable, y en el punto Br (creencias racionales) concluirán que:
"No me gusta verme rechazado. ¡Qué desdicha!" Entonces sentirán, en C
(Consecuencia), preocupación, malestar o pesadumbre.
En B tienen también un conjunto de creencias irracionales, como: "Debo ser
aceptado por las demás personas significativas para mí; tengo que obtener lo que deseo.
Y si soy rechazado, será terrible: no podré soportarlo. El rechazo me convertirá en una
mala persona". Entonces se sentirán, en c, deprimidos, autodespreciados y quizá incluso
susceptibles de suicidarse. Sus creencias irracionales casi invariablemente proceden de
intensificar deseos y preferencias racionales, convirtiéndolas en demandas o exigencias
absolutistas. Con tales creencias, ya no desean tener lo que quieren sino que piensan, de
manera dogmática, que deben tenerlo.
Según la TRE, si una persona es rechazada por otra significativa en el punto A
(Experiencia Activante), sus creencias racionales acerca de este rechazo le harán sentirse
preocupada y frustrada en el punto CA (Consecuencias Apropiadas), mientras que si
ocurre lo mismo en A, sus creencias irracionales sobre el particular le harán sentirse
deprimida y autodespreciada en el punto CI (Consecuencia Inapropiada).

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Afrontamiento y ataque de las creencias irracionales


Como se indicara reiteradamente en este libro, los terapeutas racional-emotivos afrontan
y discuten (en el punto D) las creencias creadoras de trastornos de las personas, en
forma mucho más activa y enérgica que los terapeutas de la mayoría de las demás
escuelas. Claramente hacen ver a sus pacientes que sus filosofías son irracionales y
contraproducentes, les explican cómo éstas crean trastornos emocionales, les enseñan el
modo de atacarlas en los terrenos lógicos y empíricos y, por último, les instruyen sobre la
forma de desecharlas. Los terapeutas de la TRE ayudan asimismo a sus pacientes a
desarraigar sus irracionalidades, obligándolos a hacer ejercicios emotivos y asignándoles
tareas que sirven para destruir sus ideas rígidamente sostenidas. Sin embargo, en la
forma clara y precisa de la TRE, subrayan especialmente la reestructuración cognoscitiva
o la discusión.

Asignación de tareas
Los principios de la TRE no dan por supuesto que las personas sean adiestradas por sus
padres o por otros condicionantes tempranos para estar emocionalmente trastornados,
sino que tienen sus propias tendencias innatas a perturbarse por sí mismas, así como
fuertes inclinaciones a recaer en un comportamiento disfuncional después de haberlo
superado temporalmente. Por lo tanto, es casi necesario tenerlas trabajando para que
cambien por sí mismas en los intervalos entre una sesión y otra, y lo hacen así mediante
la asignación de tareas específicas consecutivas. Éstas pueden ser cognoscitivas (por
ejemplo, llenando el Cuestionario de Informe de Autoayuda publicado por el Instituto de
Terapia Racional-Emotiva, que se reproduce en las páginas 148-154 de este libro):
emotivas (por ejemplo, haciendo algunos de los famosos ejercicios de la TRE para vencer
la vergüenza) o en vivo (por ejemplo, obligándose a subir en ascensores o a hacer otras
cosas que irracionalmente teman).
En el curso de asignación de tareas determinadas, los profesionales de la TRE con
frecuencia emplean técnicas de condicionamiento operante, creadas por B. F. Skinner y
sus seguidores, o bien procedimientos de autocontrol creados por F. Kanter y otros
terapeutas del comportamiento. Con estos métodos se enseña a los pacientes cómo
reforzarse ellos mismos con algo que verdaderamente disfruten (por ejemplo, escuchar
música o comer) después de hacer sus tareas y, a veces, castigándose (por ejemplo,
limpiando el retrete o quemando un billete de 20 dólares) si dejan de hacerlas.

Terapia de grupo y competencias


Debido a su énfasis psicoeducativo y a sus fundamentos filosóficos, la TRE subraya la
terapia de grupo y las competencias, empleando un enfoque cognoscitivo-emotivo-
conductual, en vez del enfoque unilateral empírico y abreactivo que utilizan muchas
terapias de grupo. En los grupos de la TRE se hace mucha discusión cognoscitiva y de
resolución de problemas, pero los miembros también llevan a cabo tareas de toma de
riesgos, ataque de la vergüenza, autorrevelación, desempeño de papel y otros ejercicios
emotivo-conductuales para ayudarse a comprender que lo que ellos consideran un
comportamiento "vergonzoso" y "terrible" en realidad es sólo "poco afortunado" e
"inconveniente".

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


25

Un amplio enfoque del cambio de personalidad


En la TRE, la cognición, la emoción y el comportamiento humanos son vistos como
inextricablemente interrelacionados. Cuando pensamos, también sentimos y actuamos;
cuando sentimos, simultáneamente pensamos y actuamos; y cuando actuamos,
concomitantemente pensamos y sentimos. Debido a que los hombres son animales
singularmente cognoscitivos y pueden pensar sobre sus pensamientos (así como pensar
sobre pensamientos sobre sus pensamientos), lo cual no pueden hacer los animales
inferiores, la TRE adopta la terapia cognoscitiva-persuasiva o la educación emocional
como uno de sus métodos esenciales. Sin embargo, nunca es exclusivamente
cognoscitiva y de manera invariable utiliza también varios procedimientos emotivos y
conductuales.
A diferencia de otros muchos psicoterapeutas, los profesionales de la salud
orientados a la TRE no se oponen al apropiado empleo de medicaciones psicotrópicas.
Esto se debe a que estudios controlados han demostrado que las medicinas a menudo
suelen ser bastante eficaces en estados de depresión severa, ansiedad arrogante y
estados psicóticos. Cuando existen tales condiciones, el uso racional de medicación
psicoactiva es posible que ayude a las personas emocionalmente trastornadas a un punto
en el que sean receptivas a la psicoterapia. La psicoterapia efectiva (en particular la TRE),
como han demostrado varios estudios, sigue siendo el tratamiento de elección para
reducir y eliminar a largo plazo los más destructivos trastornos emocionales y
conductuales.

Criterios para el cambio terapéutico


La TRE reconoce que no existe un criterio infalible para la medición del cambio
terapéutico y que de veintenas de estudios experimentales que muestran la supuesta
eficacia de la terapia cognoscitiva-conductual, ninguno es enteramente indiscutible en el
aspecto metodológico. Para medir el cambio de personalidad, la TRE adopta un estricto
método práctico: el de que la meta de la terapia es ayudar a las personas a estar mejor y
no simplemente a sentirse mejor. Esto significa que los pacientes no sólo tengan mejoría
significativa de sus síntomas y se vean ellas mismas llevando vidas más felices, sino que
también experimenten cambios filosóficos profundos en sus actitudes hacia sí mismas,
hacia los demás y hacia el mundo que las rodea y que, si surgieran cualesquiera nuevas
condiciones perjudiciales, sea poco probable que las trastorne gravemente.
En el caso de pacientes con severa hipocondría, por ejemplo, la TRE los consideraría
"curados" cuando: 1) creen firmemente que tener una enfermedad o dolencia es
evidentemente indeseable y perjudicial, pero no terrible; 2) pueden pensar que tienen una
enfermedad, o en realidad padecerla, sin experimentar gran ansiedad, depresión
obsesiva; 3) se enfrentan a cualquier problema médico, incluido el examen clínico, en vez
de huir de él, y 4) utilizan los métodos antihorripilantes de toma de riesgos y conductuales
que aprendieron en sus sesiones de terapia, para superar fobias u obsesiones similares
que puedan sufrir en el futuro.

Presentación de caso

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Para mostrar cómo realmente funciona la TRE, permítaseme (Albert Ellis) citar uno de mis
casos publicados con anterioridad, que incluí en un capitulo sobre terapia racional-
emotiva en el libro Modern Therapies. Mi paciente era un varón de 27 años que
presentaba diversos síntomas: se sentía tímido e inhibido cuando intentaba relacionarse
con mujeres, tenía una muy rápida eyaculación en el coito y era hostil a imágenes de
autoridad, incluidas la de sus padres y su supervisor inmediato en el trabajo. Primero
discutí sus enormes temores de fracaso y sus antiguos sentimientos de poca autoestima.
Nuestra segunda sesión se produjo en la forma siguiente:
TERAPEUTA: Usted parece tener un miedo terrible a fracasar en hacer buenos contactos
iniciales con una mujer y tener éxito sexual.
PACIENTE: ¡Caramba, sí! Lo menos que puedo decir es que estoy muerto de miedo en
ambas cosas.
Debido a que si usted falla en cualquiera de esas tareas...
Si fallo, seré un soberano paran.
Pruébelo.
¿Que lo pruebe? Pero ¿no es evidente?
Para mí, no. Es bastante obvio que si una mujer lo rechaza a usted social o sexualmente,
no es para que se ponga a bailar de contento. Pero ¿en qué forma prueba eso que
usted, como individuo, no es bueno?
Sigo creyendo que eso es obvio. ¿Rechazaría esta mujer a cualquier otro hombre?
No, probablemente no. Vamos a suponer que ella acepta a muchos hombres, pero no a
usted. Vamos también a suponer que lo rechaza porque ella encuentra, primero, que
usted no es demasiado bueno en la conversación y, segundo, que termina
rápidamente en el coito. Así pues, ella lo encuentra doblemente deficiente. Sin
embargo, ¿cómo demuestra esto que usted no es bueno?
Pues prueba que no soy bueno para ella.
Sí, en cierta forma. Usted no es bueno para ella como conversador ni sexualmente. Tiene
para ella dos malas características.
Y no le gusto por tener esas características.
Correcto. En el caso que estamos suponiendo, ella lo rechaza por tener esos dos rasgos.
Sin embargo, todo lo que se demuestra con ello es que una mujer desprecia dos de
sus rasgos y que, por lo tanto, lo rechaza como amante o como esposo. Pero,
piénselo, podría muy bien aceptarlo como amigo no sexual ya que usted cuenta, no
lo olvide, con muchos otros rasgos, como inteligencia, talento artístico, confiabilidad,
etcétera.
Pero no los rasgos que ella desea.
Puede ser. No obstante, ¿cómo prueba esto que todas las mujeres como ella lo
encontrarían igualmente deficiente? Algunas, en realidad, podrían simpatizar con
usted porque es tímido y porque acaba pronto sexualmente... en el caso de que a
ellas no les guste el coito y en consecuencia, quieran terminarlo cuanto antes.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


27

¡Vaya una suerte!


Sí, estadísticamente, ya que la mayoría de las mujeres se supone que tenderán a
rechazarlo si es tímido o sexualmente inadecuado para ellas. Pero, por lo menos
unas cuantas, lo aceptarán por las mismas razones que la mayoría lo rechazan, y
muchas más, normalmente, lo aceptarán a pesar de sus deficiencias, porque, con
todo, se sientan atraídas por usted.
¿Quién demonios desea esa situación?
La mayoría de nosotros, en realidad, si estamos en nuestros cabales. Puesto que todos
somos sumamente imperfectos, nos sentimos felices de que alguna persona nos
acepte con nuestras imperfecciones. Sin embargo vamos incluso a suponer lo peor,
sólo para mostrar lo equivocada que es su idea. Vamos a suponer que, debido a su
timidez y su rápida eyaculación, todas las mujeres lo rechazan siempre. ¿Sería
usted por eso un inútil patán?
No, sería exactamente un gran tipo.
No, no sería un Casanova. Pero muchas mujeres, recuérdelo, no le querrían si lo fuese.
La mayoría de ellas, al menos en nuestros días, no desearían a un Casanova
precisamente por ser tan “sexy" y promiscuo. De todos modos, estamos evadiendo
la cuestión: ¿sería usted un perfecto patán?
Bueno... no. Creo que no.
Y ¿Por qué no lo sería?
Tal vez debido a que todavía tendría otras buenas características. ¿Es ahí adonde quiere
llegar?
Sí, en parte. Usted tendría todavía otras buenas cualidades. Y, si fuera a calificarse, las
consideraría todas y no sólo dos de ellas.

Trabajando de acuerdo con estas líneas cognoscitivas, revelaba al paciente sus


suposiciones filosóficas subyacentes y cómo las mismas conducían a sus problemas
"emocionales" (incluyendo su ansiedad, su temor al fracaso y su semiimpotencia), así
como la forma en que podría cambiarlas. Los A-B-C de la TRE fueron utilizados para
atacar su sistema de creencias creador de trastornos. Empezando con su consecuencia
emocional (c), que era su timidez e inhibición cuando abordaba a una mujer atractiva,
continuamos con sus experiencias activantes (A), usualmente su visión de una mujer
atractiva en una reunión social y su deseo de acercarse a ella. Inmediatamente después
de que ocurriera A, se sentía cohibido e inepto en c.
Le mostré que, en vez de que A causara C, su sistema de creencias en B lo creaba
directamente. Primero, en B, tenía una creencia racional: "Me gustaría hacerme amigo de
esta mujer, pero puedo fracasar y ser rechazado, lo que para mí sería una desdicha.
¡Cuán molesto es experimentar un rechazo!" Si continuaba con esta idea racional, se
encontraría, en C, apropiadamente interesado y algo cauteloso. Si trataba de hacer
contacto con la mujer y en verdad era rechazado, se sentiría triste, apenado y frustrado.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Sin embargo, el problema real para el paciente consistía en sus creencias


irracionales: "¡Qué terrible sería si me rechazara! No podría soportarlo. ¡Me demostraría
que soy un completo gusano!" Tales creencias tienen poco sentido, por varias razones:
1. El rechazo del paciente por una mujer no haría que las cosas fuesen terribles,
porque el termino "terrible", cuando se define claramente, significa: a) sumamente
desventajoso y nocivo, en términos de las metas básicas del individuo de sobrevivir y
obtener lo que desea de la vida, y b) algo tan indeseable que no debe ni tiene que existir
y, por consiguiente, es más que malo o nocivo. Aunque el paciente pudiera legítimamente
sostener la primera de estas hipótesis, la segunda incluye magia y no es comprobable.
2. Aun cuando al paciente pueda no gustarle ser rechazado por una mujer, podrá
sufrirlo. No se suicidará. Experimentará otros rechazos y... también aceptaciones. Y vivirá
con bastante felicidad, a pesar de ello. Sólo su tonta creencia de que no podría soportarlo
hace que lo considere "insoportable".
3. ¿Cómo el rechazo de una mujer haría de él un gusano o un individuo
despreciable? Ello denotaría por su parte una conducta de gusano, o podría no indicarlo,
ya que el rechazo quizá obedeciera a que a la mujer le gustaran los hombres con ojos
azules más bien que pardos. Pero aun cuando él mostrara un comportamiento torpe,
inepto o inadecuado con la mujer, eso sería sólo una parte y nunca la totalidad de su ser.
A nadie le sería posible legítimamente considerar que, como persona total, fuese un
gusano. En realidad, toda su personalidad seguiría siendo demasiado compleja para
cualquier índole de clasificación total, y él siempre constituiría un proceso, una
continuidad, y ¿cómo podría él o cualquiera otra persona clasificar en forma válida un
proceso siempre cambiante y orientado al futuro?
Cuando en unas pocas sesiones de TRE señale al paciente que se estaba
clasificando torpemente, en vez de evaluar en forma debida sus rasgos y características,
empezó a comprender que su manera de autoclasificarse llevaba casi de modo inevitable
a sentimientos de menosprecio y depresión y a la falsa creencia de que nunca podría ser
aceptado por las mujeres que le parecían atractivas. Tales sentimientos y creencias, a su
vez, le hacían experimentar timidez, alejamiento y proceder inadecuado con las mujeres.
Cuando el paciente se dio cuenta de los fundamentos filosóficos de su
comportamiento inhibido y de su ansiedad, preguntó: "¿En qué forma puedo acabar con
mis creencias irracionales?, ¿Qué he de hacer para cambiarlas?"
A continuación se transcribe nuestro diálogo sobre esta cuestión:
TERAPEUTA: Durante 10 minutos al día, considere cualquier creencia irracional o rara
que tenga, como la de que es terrible para usted verse rechazado por una mujer a
quien encuentra atractiva, y practique el abandono de dicha creencia, aun cuando no
esté siendo rechazado.
PACIENTE: ¿En qué forma?
Utilizando el método lógico y empírico de ver si su hipótesis es consistente con sus
demás metas e hipótesis y buscando evidencia factual para sostenerla o invalidarla.
¿Puede ser más específico?

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


29

Sí. En mis sesiones de terapia de grupo, recientemente he estado dando a la mayoría de


los miembros del mismo tareas de discusión y también empleando el
condicionamiento operante --una técnica de autodirección adaptada de las teorías de
B. E. skinner-- para ayudarlos a sostener dichas discusiones de lo minutos diarios.
¿Qué quiere significar con condicionamiento operante?
Lo explicaré en seguida. Pero, primero, para usted el punto es decidir exactamente qué
hipótesis o idea rara puede desear elaborar durante por lo menos 10 minutos al día.
Y en su caso sería, una vez más, la idea de que es terrible para usted verse
rechazado por una mujer que encuentre atractiva. Usted tomará esta idea y se
planteará a sí mismo varias cuestiones básicas, a fin de enfrentarlas y discutirlas.
¿Qué clase de cuestiones?
Usualmente cuatro preguntas esenciales, aunque tienen numerosas variantes. La primera
es: “¿Qué me estoy diciendo a mí mismo?" o “¿Cuál es la tonta idea que deseo
enfrentar?" Y la respuesta, en su caso personal sería: ''Es terrible que una mujer a
quien encuentro atractiva me rechace”. "La segunda pregunta es: “¿Acaso es verdad
esta hipótesis mía?" Y la respuesta es...
No, no lo es.
Muy bien. Si usted hubiera dicho que era verdad, la tercera pregunta habría sido:
“¿Dónde está la evidencia de que es verdadera?" Sin embargo, puesto que dice que
no lo es, la tercera pregunta es: “¿Dónde está la evidencia de que no es verdadera?"
¿Puede decírmelo?
Sí. No es verdadera porque, como dijimos antes, quizá sea inconveniente el que una
mujer atractiva me rechace, pero no es más que eso: es sólo condenadamente
inconveniente.
Correcto. Y hay otra evidencia lógica y empírica de que no es terrible. Por una parte,
porque el que esta mujer lo rechace, difícilmente quiere decir que todas las mujeres
lo harán. Por otra, usted sin duda ha sobrevivido a pesar de haber sido rechazado. Y
por otra más, numerosas personas se han visto rechazadas en todo el mundo por la
mujer que amaban y eso no ha sido terrible para todos ellos, ¿verdad?
Ya veo. Hay varias evidencias de que el que yo sea rechazado no resulta tan terrible. Y
no hay razón, como ya hemos observado antes, para que no pueda ser rechazado.
En el mundo hay muchos rechazos.
Sí. Me parece que está captando muy bien la idea. Ahora, la cuarta pregunta es: “¿Cuál
es la peor cosa que podría ocurrirme si una mujer atractiva me rechazara?"
Sospecho que no sería mucho. Iba a decir que la peor cosa que podría ocurrirme era que
me quedara deprimido durante bastante tiempo. Pero ahora comprendo que tal cosa
no sucedería a consecuencia de un rechazo, sino más bien por mi visión del horror
de verme rechazado.
Entonces, en realidad no sería mucho lo que pudiera ocurrirle si fuera rechazado. ¿Es
así?
Sí. En honor a la verdad, aprendería algo en cuanto a abordar a una mujer atractiva y
también podría aprender algo valioso respecto a mí mismo.
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
30

Muy bien. Ahora, el método de plantearse estas cuatro preguntas y persistir hasta que
obtenga respuestas sensatas es algo que usted puede hacer por lo menos 10
minutos cada día, aun cuando no tenga planes a la vista y no corra peligro de ser
rechazado. Y puede combinar esto con el condicionamiento operante, para aumentar
la probabilidad de dedicar los 10 minutos diarios a trabajar en ello.
¡Ah, comprendo! Es la técnica del refuerzo de Skinner.
Básicamente, sí. Usted primero descubre lo que realmente le gusta hacer y se inclina a
disfrutar --o disfrutaría si lo hiciera-- cada día, como el sexo, comer, fumar, hablar
con sus amigos o lo que quiera que sea. ¿Qué es lo que le parece que le gustaría
más de todo esto?
¿Qué tal tomar un helado?
En realidad, ¿toma usted o trata de tomar helado todos los días?
Claro que sí. Rara vez tomo menos de medio litro al día. Me encanta.
Muy bien. Ahora, ¿qué es lo que le disgusta mucho hacer y procura evitar?
Limpiar mi apartamiento. La eludo cuanto puedo. Pocas veces lo limpio.
Muy bien. Entonces, digamos que está de acuerdo conmigo --en realidad, con usted
mismo-- en que si trabaja por lo menos 10 minutos al día en contradecir y examinar
su tonta idea de que “es terrible el ser rechazado por una mujer atractiva”, se
permitirá después, y sólo después, tomar ese día un helado. Y si deja de cumplir la
tarea, no sólo no tendrá el refuerzo, es decir, el helado, sino también tendrá el
castigo de limpiar el apartamiento por lo menos durante una hora.

El paciente estuvo de acuerdo con esta clase de terapia contra el fatalismo de lo "terrible",
combinada con autodirección operante, y en el transcurso de las tres semanas siguientes
empezó a desechar su idea de que las mujeres atractivas tenían que aceptarlo. Actuó tan
bien a este respecto que pronto estuvo discutiendo su creencia irracional de que tenía que
prolongar la duración del coito, y cuando comenzó a desechar esta noción y a dejar de
menospreciarse por alcanzar el orgasmo rápidamente, su eyaculación se retraso de
manera considerable.
Otros métodos cognoscitivos emotivos y conductuales fueron utilizados con el
paciente, de acuerdo con el amplio enfoque de tratamiento de la TRE. Cognoscitivamente,
emplee imágenes sensoriales e imágenes racional-emotivas. Con las primeras, el
paciente practicó viéndose a sí mismo en la cama con una mujer, logrando una buena
erección y disfrutando la copulación durante cinco minutos o más de coito activo. Con las
imágenes racional-emotivas, vívidamente se imaginó fracasando en hacer cita con una
mujer y también, a veces, en prolongar el coito. Mientras imaginaba el fracaso, cambió
sus sentimientos "normales" de pánico y depresión a otros de tristeza y desagrado,
alterando concomitantemente sus terrores sobre sus fallas.
Cognoscitivamente también expliqué al paciente algunos mitos y hechos comunes
sobre el sexo y le mostré cómo podía satisfacer a la mayoría de las mujeres de manera
no coital, en caso de que no lograra la erección o no durara ésta lo bastante en el coito,
así como la forma en que podría emplear el sensate focus, hecho famoso por Masters y

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


31

Johnson en esta misma década y enseñado en la terapia sexual de la TRE en el decenio


de los cincuenta. Emotivamente el grupo de terapia del paciente usó la confrontación
directa para ayudarlo a encarar algunos de sus problemas básicos y discutirlos en forma
abierta. Los miembros del grupo y yo le mostramos, por medio de la retroalimentación del
sentimiento, su atracción para las mujeres y le proporcionamos apoyo directo de unas
pocas personas del grupo, que voluntariamente fueron con él a algunas de sus citas
(como tareas) y se aseguraron de que realmente abordó a alguna mujer atractiva.
Conductualmente, utilizaba varias asignaciones de tareas activo-dirigidas o de
insensibilización en vivo. Tanto yo como los miembros de su grupo le poníamos tareas
graduadas para reunirse con mujeres, hablar con ellas, tratar de concertar citas y abordar
cuestiones sexuales. Así mismo, mientras se trabajaba respecto a su hostilidad hacia las
imágenes de autoridad, deliberadamente se le asignaba la tarea de tener más contacto
sus padres (que él normalmente eludía), a fin de que: 1) pudiera experimentar intensos
sentimientos de odio y rebelión hacia ellos; 2) observar con exactitud lo que él
irracionalmente se decía a sí mismo para crear tales sentimientos, y 3) trabajar en discutir
sus creencias causantes de dicha hostilidad.
En el curso de 14 sesiones de tratamiento individual y 37 de TRE en grupo, este
joven mejoró mucho en los síntomas que presentaba. Perdió casi toda su timidez respecto
a hacer relación con mujeres y con facilidad abordó a aquellas que encontró agradables.
Por lo general, tardó más de cinco minutos en el coito activo y a veces se mantuvo sin
orgasmo tanto tiempo que tuvo que recurrir a una intensa imaginación sensorial para
alcanzarlo. Ya no sintió hostilidad hacia sus padres, si bien no mostró grandes deseos de
visitarlos. Perdió su ansiedad y angustia hacia su supervisor en el trabajo y, utilizando los
métodos educativos de la TRE con esta persona, el supervisor incluso se sintió
considerablemente ayudado y dependiendo algo de mi paciente.
AI final de la terapia, el joven informó: "No creo que recaeré en el menosprecio de
mí mismo. Sé que continuaré confuso en diversas formas por el resto de mi vida. He
recorrido un largo trecho durante los últimos meses, pero todavía no he podido sostener
con regularidad una firme relación amorosa con una mujer, como realmente quisiera. Sin
embargo, estoy seguro --bueno, digamos, prácticamente seguro-- de que no me deprimiré
más, sin importar lo estúpidamente que me comporte. Estoy determinado a aceptarme
como soy, a pesar de mi conducta rara y negativa. Por lo menos, voy a intentarlo".
Como podemos ver por este caso, la TRE consiste en una forma amplia de
tratamiento que pone en tensión los aspectos cognoscitivos, filosóficos y orientados a los
valores de la personalidad humana. Sostiene que las personas elaboran en gran parte sus
propios síntomas psicológicos y tienen la capacidad, con trabajo y esfuerzo consistentes,
para cambiar las actitudes básicas, eliminar o reducir al mínimo tales síntomas y volverse
menos susceptibles a la alteración y el trastorno. No se esfuerza tanto en eliminar los
síntomas como en hallar una solución profundamente filosófica a los problemas
"emocionales" fundamentales de las personas. Constantemente logra apoyo por medio de
estudios clínicos y experimentales controlados, y prospera como parte intrínseca y vital
del campo, en rápido desarrollo, de la terapia cognoscitiva conductual. Aunque no es una
panacea para todos los males, la TRE constituye una parte importante de los métodos
psicoterapéuticos de nuestros días.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


32

Capítulo 11

Métodos conductuales de TRE


y terapia cognoscitiva conductual

L a TRE es un método de terapia verdaderamente amplio, debido a que contiene


muchas técnicas cognoscitivas, emotivas y conductuales, como hemos subrayado en
este libro. En su forma general la TRE es sinónima de lo que usualmente se llamó terapia
de comportamiento cognoscitivo (TCC), pero también tiene un componente emotivo
característico, como se indicó en el capitulo anterior y, por lo tanto, es, en cierto modo,
más completa que muchas formas de TCC. En este capítulo señalaremos algunas de las
principales técnicas conductuales que son consistentemente empleadas en la TRE. Por
supuesto, no podemos estudiarlas todas, ya que eso ocuparía todo un libro. Pero entre los
métodos más conductuales más comunes que los terapeutas racional-emotivos tienden a
usar figuran los siguientes:

Condicionamiento operante y procedimientos de autocontrol


El renombrado psicólogo B. F. Skinner realizó mucho trabajo experimental utilizando
programas de refuerzo con animales y humanos. Esta experimentación tendía a mostrar
que si los individuos (¡o los pichones!) son reforzados cada vez que realizan unos actos
determinados y castigados (o privados) cada vez que no lo ejecutan, su conducta podrá
cambiar enormemente, de modo que siguen “natural”, “fácil” o “espontáneamente”
ejecutando el acto reforzado o recompensado. Otros muchos experimentadores
interesados en ayudar a las personas a cambiar sus emociones y conductas
disfuncionales (a menudo se les llama terapeutas del comportamiento) han utilizado las
técnicas de Skinner y las han usado con buenos y, a veces, notables resultados.
Una forma de condicionamiento operante consiste en lo que se llama control de
contingencia. En él, las personas elaboran uno de sus comportamientos difíciles, como la
autodisciplina, dependiente de una de sus conductas fáciles, como comer o ver televisión.
David Premack encontró que los refuerzos eficaces para el control de contingencia no
necesitan ser lo que se denomina refuerzos primarios, como comida, agua o sexo, sino
que éstos pueden ser también secundarios, como cualquier conducta que el individuo
considera que es fácil y satisfactoria. Siguiendo la dirección de Premack, Lloyd Homme
descubrió que los refuerzos secundarios pueden usarse incluso en el caso de niños
pequeños.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


33

En efecto, los niños encuentran determinadas actividades, como hablar con otros,
gritar y moverse por la habitación, mucho más satisfactorias que estar sentados en la
clase o prestar atención al maestro por mucho tiempo. Pero si el maestro les dice que si
están atentos durante, digamos, 10 minutos se les permitirá ir de un lado a otro del aula,
gritar o hablar con los demás, serán capaces de controlarse todo ese tiempo a fin de
obtener dicha recompensa o refuerzo.

El terapeuta puede enseñar a muchos de sus pacientes cómo establecer


programas de autoayuda de modo que los induzca a llevar a cabo casi cualquier clase de
actividad difícil o disciplinada que normalmente tiendan a evitar. Por eso, si van a tener
dificultad practicando con regularidad los ejercicios o siguiendo algún otro régimen
médico, tal vez se dirán a sí mismos: "¡Basta de esta abstinencia! PermÍtame examinar
las actividades que me parecen verdaderamente placenteras para ver cuál puedo emplear
como ayuda para disciplinarme. ¿Qué es lo que me gusta? Bueno, en primer término,
comer bien. ¡Excelente! Me permitiré disfrutar una buena cena sólo después de que haya
dedicado por lo menos media hora a hacer los ejercicios. ¡Y no habrá excepción! Por lo
menos media hora diaria a jugar tenis, saltar a la comba o correr, pues de lo contrario
tendré una cena miserable".

De manera similar, sus pacientes pueden emplear los programas de autocontrol


para seguir una dieta, dejar de fumar, hablar con su jefe sobre un aumento de sueldo,
pagar sus cuentas mensuales y ayudarse a realizar otras clases de tareas que consideran
molestas y que por lo general evitan. Tómese como ejemplo el director administrativo de
una oficina de compras moderadamente importante, que asistió a uno de los talleres de
dilación o aplazamiento que se imparten con regularidad en el Institute for Rational Living,
de Nueva York. Su problema era obligarse a visitar cada cierto tiempo a su médico
familiar, puesto que usualmente se daba alguna excusa engañosa y procuraba no
concertar estas citas o se abstenía de acudir a ellas una vez hechas.
"Miren --dijo al grupo del taller--, sigo teniendo avisos de mi doctor familiar, mi
dentista y mi oculista de que más valdría que llamara y concertara una cita, y yo no hago
caso de ninguno. En este momento debo tener muchos de esos recordatorios
amontonados en el cajón de mi escritorio, algunos de los cuales datan de varios meses.
Ustedes saben cómo son las cosas. Sólo me parece que no puedo estar preocupado por
la molestia que supone hacer una cita y no faltar a ella. ¿Qué puedo hacer?"
En el taller de grupo le mostramos, en primer término, cómo no desanimarse y
sentirse terriblemente culpable por no concertar o no acudir a esas citas médicas.
Ciertamente, se estaba perjudicando por descuidarlas, pero esto era sólo un mal
comportamiento de su parte y de ningún modo lo convertía en una mala persona. Él
pensaba que censurándose abiertamente por evitar las citas se sentiría impulsado a
hacerlas. Pero durante el trabajo del taller aprendió que el autocastigo hace que las
personas se concentren en ellas mismas y en su "maldad", más que en cambiar sus
actos, y que, en consecuencia, dificulta, en vez de facilitar, dicho tipo de cambio.
Mientras lo ayudábamos en cuanto a la propia depresión, también consideramos su
poca tolerancia a la frustración (PTF). Después de que él estimó conveniente, en el punto
A (experiencia Activante), hacer una cita médica, en el punto C (Consecuencia emocional
y conductual) aplazaría y evitaría hacerla, porque en el punto B (sistema de creencias) al
principio se diría racionalmente: "¡Qué latoso es hacer una cita con el médico y acudir a la
misma! Me gustaría no tener que hacer esto. ¡Cuánta molestia!" Éste fue un conjunto de

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


34

creencias racionales porque a él no le gustaban esas citas y le habría sido grato poder
evitarlo y no sufrir las consecuencias.
Sin embargo, después continuó añadiendo un conjunto de creencias irracionales:
"¡Qué horrible es tener que sufrir esta clase de pugnas! ¡No debería tener que ir a una
cosa tan aburrida! Probablemente no tengo que ir a parte alguna, ya que puedo esperar
hasta que me ponga enfermo y entonces llamar a mi doctor. Aunque sea a la
medianoche, él vendrá a verme".
Le hicimos discutir (en D) esas creencias irracionales: "¿Por qué es horrible tener
que sufrir este tipo de pugnas?" Respuesta: "Por supuesto, no lo es. Es sólo molesto e
inconveniente, pero todavía lo será más si tengo una enfermedad que fácilmente podría
haberse evitado si hubiese ido a que el médico me examinara". "¿Por qué no tengo que ir
a una cosa tan aburrida?" Respuesta: "No hay razón alguna para que no tenga que
sufrirlo y existen, en cambio, varias buenas razones a favor de que sería mejor que me
examinaran, aun cuando ello requiera tiempo y me moleste. Si deseo seguir con buena
salud, más vale que me examinen regularmente, ya que eso aumentará mis posibilidades
de evitar enfermedades". "¿Puedo en realidad esperar a estar enfermo y entonces llamar
al médico?" Respuesta: "Desde luego que puedo, pues no hay ley que me impida hacerlo.
No obstante, ¡cuán imprudente sería! Pudiera ocurrir que el doctor no estuviera disponible
a altas horas de la noche y, aunque lo estuviera, ¿quién sabe lo que puede ocurrirme,
especialmente si me sucede algo serio, como un ataque cardíaco? Sin embargo, si voy a
verlo con regularidad, es probable que me ahorre algunos males que, de sobrevivir, serían
muy inconvenientes para mí. Así pues, será mejor no racionalizar pensando
engañosamente que es bueno esperar hasta que realmente esté enfermo para llamar al
médico".
En el taller de grupo le ayudamos a discutir sus creencias irracionales hasta que
comenzó a desecharlas. Todavía pensaba, correctamente, que era difícil e inconveniente
para él hacer citas médicas, pero no que era demasiado difícil y que no debería serlo. El
taller de grupo también sugirió para él un sencillo programa de ayuda propia, que
consistía en evitar tener cualquier tipo de sexo, incluyendo la masturbación, hasta que
concertara una cita con su médico y concurriera a ella.
Puesto que este hombre tenía una vida sexual activa y no quería renunciar a uno
de sus mayores placeres, inmediatamente hizo una cita para un examen médico general.
Esta clase de programas de refuerzo funcionó tan bien que utilizó el mismo procedimiento
para las citas con el dentista y para otros cuidados de la salud, y siempre las concertaba
en el acto cuando recibía el recordatorio correspondiente. Varios meses más tarde
escribió la siguiente misiva al dirigente del taller:
En verdad estoy contento de haber asistido a su taller sobre dilación o
aplazamiento, y tanto me satisfizo que decidí tomarlo en serio y trabajar con
perseverancia en lo que respecta a cambiar mi propio comportamiento. Me siento
mucho mejor por varias razones: conozco con exactitud el estado de mi salud y,
sobre todo, ahora sé que puedo manejar mi vida y pienso y actúo en forma que
verdaderamente no es frustrante. Todo esto me ayuda mucho y, en consecuencia,
lo estoy haciendo mejor en otras varias situaciones que antes jamás creí que podría
manejar. Gracias de nuevo por dirigir un taller tan excelente.

Usted puede enseñar a sus pacientes programas de autoayuda y aplicarlos a una


variedad de situaciones. En el Instituto de Terapia Racional-Emotiva de Nueva York,
constantemente los empleamos para ayudar a nuestros clientes de psicoterapia a perder

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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peso, reducir la bebida excesiva, asistir a reuniones sociales, actuar mejor con los
miembros de su familia, dejar de fumar, y a hacer muchas otras cosas que consideran
demasiado difícil o imposible realizar. En realidad, en cuanto se privan de alguna gran
satisfacción y hacen que su compromiso con esta actividad sea contingente con su
autodisciplina, esta última a menudo aumenta grandemente y con frecuencia obtienen
sorprendentes resultados.
No es que todas las personas que vemos o las que vea usted se hallen tan bien
dispuestas a aprender los métodos de autocontrol y a trabajar con ellos. Muchos son
clientes difíciles. Para estos individuos, que realmente no se vigilarán o que seguirán
fumando o comiendo en demasía y todavía se permitirán actividades gratificadoras a las
que supuestamente han de renunciar si fuman o comen mucho, encontramos a veces que
la sanción es más eficaz que la recompensa, pues muchos de ellos dirán honestamente:
"De verdad, no imagino cosa alguna a la que no pudiera renunciar fácilmente con tal de
seguir fumando o comiendo en exceso. El reforzarme yo mismo en esta forma
sencillamente no funcionará". Y no funciona, en efecto, o por lo menos ellos no dejan que
Funcione. .
Sin embargo, los castigos severos a veces resultan, como en el caso de la mujer
con problemas cardiovasculares cuyo médico le dijo muy enérgicamente que si no dejaba
de fumar las acostumbradas dos o tres cajetillas diarias se mataría. Ella respondió que
quería dejarlo y seguir viviendo, pero que no podía renunciar a fumar. Yo (Albert Ellis)
sugerí varios programas de refuerzo, pero ninguno funcionó. Así pues, le dije con firmeza:
"Mire, fumar para usted es tan evidentemente gratificador y dejar de hacerlo tan horrible
que puede seguir fumando, aun si ello representa no tener buenas comidas, renunciar a la
televisión o abstenerse de relacionarse con otras personas. Por supuesto, podría no
comer nada en absoluto durante todo el día con tal de dar una sola fumada a un cigarrillo.
Probablemente eso resultaría, pero no parece usted muy decidida a adoptar ese régimen
y a permitir que funcione.
-Tiene razón. No parezco tener la capacidad de apegarme a los programas de
refuerzo que ha utilizado hasta ahora.
-Usted tiene esa capacidad, pero no quiere utilizarla. Sin embargo, puedo decirle
algo que es posible que haga, si de verdad quiere dejar de fumar.
-¿Qué es?
-Castíguese usted misma con severidad inmediatamente --y quiero decir
inmediatamente después de que fume un solo cigarrillo.
-¿Castigarme yo misma? ¿Cómo?
-Bueno, eso depende de lo que usted considere castigo. Yo tengo uno que estoy
casi seguro que daría resultado; pero, desdichadamente; no he podido conseguir todavía
que alguien lo use.
-¿Cuál es?
-Muy sencillo: cada vez que dé una fumada al cigarrillo, inviértalo y ponga el
extremo encendido en su boca durante 15 segundos.
-¡Yo no podría hacer eso!

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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-¡Oh! Sí podría, pero probablemente no querría. De modo que pensemos en algo


un poco más práctico... y menos peligroso para su boca. ¿Qué consideraría como castigo
algo que pudiera hacer inmediatamente después de dar una fumada a un cigarrillo?
-En realidad, no puedo pensar en cosa alguna.
-Estoy seguro de que puede, si de verdad lo intenta.
-¡Uf! Bueno, creo que puedo pensar en algo.
-¿Qué?
-Enviar una contribución a una causa que odio, como el Ku Klux Klan.
-¡Estupendo! ¿Cuánto enviará por cada cigarrillo que fume?
-¿Qué le parece 10 dólares?
-De acuerdo. Pero aclaremos las cosas. No sólo enviará 10 dólares al Ku Klux Klan
cuando fume, sino también cada vez que prenda un cigarrillo. Eso significa que si usted
fuma o comienza a fumar cinco cigarrillos en un día, eso hace un total de 50 dólares que
tiene que mandar al Klan ese mismo día.
-¿Cada vez que empiece a fumar un cigarrillo? Eso parece duro.
-Sí, en efecto; pero es más duro si fuma. Realmente podría matarse en esa forma.
-Tiene razón. Muy bien. 10 dólares cada vez que empiece a fumar.
-Bien. Y si nos parece que eso no constituye un castigo lo bastante severo, siempre
podemos aumentarlo a 20 o a 50 dólares.
-¡Oh! ¡1O dólares será suficiente! ¡Estoy segura!
-Lo veremos.
Como predijo esta mujer, 10 dólares bastaron. Sé muy bien que se abstuvo de
fumar, pero en las primeras semanas mandó 60 dólares al Ku Klux Klan. Se sintió tan mal
que dejó de fumar por completo.
De manera similar, usted puede a menudo inducir a sus clientes difíciles no sólo a
dejar de ayudarse a sí mismos cuando eviten importantes disciplinas concernientes a la
salud, sino también a castigarse muy severamente. Con individuos menos difíciles, puede
mostrarles cómo usar técnicas de refuerzo sencillas. Y, como es usual en la TRE, cuando
no funcionen los refuerzos ni los castigos, regresará a hacerles comprender lo que se
están diciendo ellos mismos para crear y sostener su poca tolerancia a la frustración, y la
forma de discutir estas afirmaciones irracionales suyas.

Asignación de tareas
Desde que yo (Albert Ellis) empecé a usar la TRE, ésta siempre ha enfatizado la actividad
de asignación de tareas, por lo general sobre una base in vivo o con vida (más que
imaginativa). Las imágenes racionales emotivas, como hemos visto en el capítulo anterior,
emplean técnicas imaginativas; así como otros varios procedimientos de TRE. Pero, en el

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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curso de los años hemos encontrado --lo mismo que un buen número de terapeutas del
comportamiento (como Isaac Marks) han descubierto también-- que insensibilizar in vivo
la asignación de tareas es lo que mejor funciona para muchos individuos que encuentran
difícil cambiar su conducta disfuncional.
Tenemos el caso de Joan F., que era excepcionalmente resistente a que con
regularidad le pusieran inyecciones de insensibilización alérgica, debido a sus intensos
temores a tener algo inyectado en su cuerpo con una aguja. Había sentido este miedo
desde la infancia y el mismo se debía, principalmente, a las varias semanas que había
permanecido en un hospital cuando tenía siete años de edad y al dolor que experimentó
cuando le tomaron del brazo muestras de sangre para una serie de pruebas. Dijo que en
la actualidad comprendía que el dolor producido por una aguja no era tan grande, pero
que todavía sentía terror sólo de pensar en que le pusieran una inyección.
Yo (Eliot Abrahms) examiné con todo cuidado el A-B-C de la TRE con Joan y la
induje a discutir el "horror" y los "no puedo soportarlo" que sentía en relación con las
inyecciones. Esta clase de terapia sólo la capacitó para permitir que le pusieran con
regularidad las inyecciones antialérgicas, pero no para que desechara sus tremendos
temores. Al discutir con ella la tarea, la propia paciente afirmó, aunque con gran vacilación
y con el evidente deseo de que yo me opusiera a la idea, que podía tomar una jeringa e
inyectarse ella misma varias veces al día hasta que quedara insensibilizada a esta clase
de proceso. Pensé que era una gran idea y la estimulé a intentarlo. También le indiqué
que, si dejaba de realizar su tarea, podía castigarse mediante la privación de hablar con
sus amigos íntimos, por teléfono o en persona, hasta que se hubiera inyectado por lo
menos cinco veces al día.
La idea pareció funcionar tan bien que inmediatamente obtuvo cierto número de
jeringas desechables y comenzó a inyectarse con agua de cinco a 10 o más veces cada
día. Al principio pudo hacerlo, pero todavía con sus habituales temores. Cuando, una
semana más tarde, determinó que seguiría adelante con las inyecciones, sin importar la
ansiedad que experimentara acerca de ellas, de repente se dio cuenta de que su
inquietud sobre ellas había disminuido y de que era capaz de considerarlas ligeramente
dolorosas, pero no espantosas o terribles. Evidentemente, como sucede con muchas
personas, había estado usando sus sentimientos de angustia para darse a sí misma una
excusa con el fin de no ponerse las inyecciones. En cuanto resolvió que no valdría excusa
alguna y que definitivamente, contra viento y marea, se las pondría todas, desapareció
gran parte de su ansiedad.

Después de unas semanas más de aplicarse varias inyecciones al día, Joan perdió por
completo su miedo, aun cuando nunca le gustaron. Pronto pudo abandonar su asignación
de tarea e ir con regularidad para sus cargas antialérgicas, sin molestia alguna. Su
proceso de insensibilización in vivo la había ayudado no sólo a desechar la deliberada,
aunque inconsciente, exacerbación de su ansiedad, sino también a habituarse tanto a
aplicarse varias dosis al día, que visitar a su alergista dos veces por semana para que la
inyectara parecía intrascendente y leve.
Teniendo presentes casos como éste, usted puede a menudo ayudar a sus
pacientes a imaginar algunas actividades in vivo que puedan practicar con regularidad, en
forma de tareas. Por lo general, éstas serán tareas contra la ansiedad, es decir, hacer
algo que temen realizar, por ejemplo, ir a que un médico los examine o incluso llamar por
teléfono para averiguar los resultados de un examen. Sin embargo, también pueden estar

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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relacionados con su poca tolerancia a la frustración, ya que en la TRE con frecuencia


tenemos personas para asignarles las tareas de permanecer en una situación odiosa por
el momento, en vez de salirse de ella, y demostrarse a sí mismas que eso no es terrible,
que pueden soportarlo y que el mundo no es un lugar imposible para vivir porque existe
esa situación odiosa.
De este modo, usted puede enseñar a un hombre que no va a la clínica regularmente
porque considera que es demasiado difícil y terrible pasar por los procedimientos
frustrantes de ésta y esperar hasta que el doctor o la enfermera lo vean, que no está
imaginando el rigor, sino el excesivo rigor, de tener que acudir a la clínica, y hacer que
deliberadamente dedique un rato a asistir a la misma, en vez de pagar un dinero que no
puede permitirse gastar en visitas médicas particulares, hasta que supere su baja
tolerancia a la frustración. Una vez que el paciente comprueba que es posible cumplir esta
tarea sin enfurecerse, entonces quizá convenga estimularlo a buscar formas más fáciles
de obtener tratamiento médico. Sin embargo, a menudo es mejor para él, al menos por el
momento, quedarse en una mala situación y dejar de definirla como terrible más bien que
procurar tener una mejor situación. Más tarde, siempre podrá arreglárselas para librarse
de algunas pugnas médicas de su vida... después de habérselas arreglado para aumentar
su tolerancia a la frustración.
Con frecuencia encontrará usted que es mejor asignar a sus pacientes tareas,
particularmente aquellas que ayuden a insensibilizarlos en forma gradual contra las
ansiedades. Así pues, una persona que tenga miedo a las agujas podría inyectarse ella
misma, primero una vez a la semana, luego dos veces, más tarde una vez al día y por
último varias veces a diario. Sin embargo, si usted puede hacer que sus pacientes
realicen la actividad asignada como tarea con rapidez, encontrará que a menudo se
insensibilizan ellos mismos al estímulo del "miedo" mucho más pronto y
permanentemente.
Esto sirve en particular para situaciones que involucran ansiedad social. Yo (Albert
Ellis) tuve una vez una paciente embarazada que asistía a un curso sobre parto y
atención del infante, pero que sentía mucho miedo a hacer preguntas en clase por temor
a que pudiera plantearlas mal o a poner de manifiesto su estupidez al no comprender las
respuestas. Puesto que la clase iba a durar sólo unas cuantas semanas y yo pensaba que
constituía una buena oportunidad para hacer que ella se insensibilizara por sí misma a
este tipo de situaciones sociales y dejara de preocuparse demasiado acerca de lo que los
demás pudieran pensar de ella, la induje a hablar en clase varias veces cada día que ella
asistía. Cuando se levantase a hablar tenía que formular una pregunta o hacer un
comentario. Se mostraba muy renuente a proceder en esta forma, pero yo le hice notar
que era una excelente ocasión para que ella abordara de plano su ansiedad y la superara
rápidamente.
Cuando se obligó a hablar en clase, a pesar de sus grandes temores, fue capaz de
concentrarse mucho más específicamente en sus ideas irracionales y encararlas.
Asimismo, en sólo unas pocas semanas perdió el miedo a hablar en público y luego,
incluso sin consultármelo previamente, procedió a fijarse ella misma ejercicios similares
de fluidez de palabra, para hablar en reuniones sociales, cosa que antes le inspiraba
también mucho miedo. En tan breve período logró avances asombrosos con respecto a su
ansiedad social, y esta paciente es típica de otras muchas personas a quienes he visto
superar angustias o fobias en forma rápida y casi por completo y hacerlo con métodos de
fluidez in vivo.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Métodos de relajación
Joseph Wolpe fue pionero, hace ya muchos años, en el empleo de la técnica de relajación
progresiva de Edmund Jacobsen, como método de inhibición recíproca. Dejaría que las
personas imaginaran cosas o acontecimientos de los que tenían miedo (por ejemplo,
viajar en tren o hablar en público) y luego, cuando se sentían ansiosas acerca de esos
acontecimientos imaginarios, interrumpía su ansiedad mediante la relajación. Después de
un rato, como lo han demostrado varios experimentos, los pacientes se preparaban para
sentirse menos angustiados cuando imaginaban tales escenas "peligrosas", y por fin eran
capaces de encarar sus temores en la práctica. Una abundante experiencia clínica ha
demostrado que la forma de insensibilización de Wolpe puede realizarse con diferentes
clases de métodos de interrupción y sin ningún tipo de relajación.
Sin embargo, esta última todavía constituye un buen método para ayudar a las
personas, al menos paliativa y temporalmente, a superar la ansiedad. A menudo usted
podrá utilizarla con éxito con sus pacientes, cuando éstos se enfrenten a situaciones de
salud "terribles" o "peligrosas", como ingresar en un hospital, pasar por determinados
procedimientos diagnósticos, o aun tener un examen regular en un consultorio médico.
Para emplear esta técnica, usted aprende por sí mismo uno de los diversos métodos de
relajación, por ejemplo: el de Jacobsen o la técnica de Luthe y Schultz. Usted puede,
entonces, explicar a sus pacientes el modo de practicar esta técnica, especialmente en
momentos en que se encuentran muy perturbados. También puede darles instrucciones
impresas o en casete para que aprendan dicho método.
De manera similar, puede estimular a algunos de sus pacientes a utilizar técnicas
de meditación, yoga y otras varias que tienden a ayudarlos a relajar sus cuerpos y a
desechar los pensamientos compulsivos obsesivos, con los que quizá ellos mismos se
estén inquietando. La TRE supone que todas estas técnicas involucran mucha distracción
del pensamiento. Cuando, por ejemplo, usted usa el método de relajación progresiva de
Jacobsen y se concentra en el relajamiento de un músculo tras otro, está obligado a
pensar muy de acuerdo con lo que hace para relajarse y, mientras se concentra
mentalmente en esta clase de problema, encontrará casi imposible preocuparse por algo
más. Igualmente, la meditación, el yoga, la respiración, ver televisión, mirar escaparates y
otros muchos tipos de relajación mental o física son realmente formas de distracción del
pensamiento o diversión y funcionan cognoscitiva y "físicamente".
Por consiguiente, usted puede usar estos métodos con sus pacientes y situarlos en
un marco de la TRE. Quizá se dé cuenta de que dichos métodos funcionan principalmente
porque consisten en distracción mental, y usted debe informar de esto a sus pacientes
más sofisticados e instruidos. También puede hacerles saber que tales métodos, por lo
general, son paliativos, debido a que es muy fácil que vuelvan a las mismas angustias un
poco después, ya que no han descubierto, por medio de la relajación, el meollo filosófico
de su creación de ansiedad y no han discutido esta parte central en lo que llamamos
punto D de la TRE.
No obstante, los diversos métodos de relajación y distracción vienen a ser como la
aspirina, paliativos, pero a menudo útiles. Esto es particularmente cierto cuando sus
pacientes se ven confrontados por situaciones temporales, como una estancia
relativamente breve en el hospital. Si usted les muestra cómo relajarse o distraerse por sí
mismos durante dicha hospitalización, con frecuencia se encontrarán mucho mejor
adaptados mentalmente y se recuperarán con más facilidad de una operación o de
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
40

cualquier otro padecimiento. Si los pacientes tienen angustia básica imaginaria, los
métodos de relajación sólo funcionarán temporalmente y sería mejor que fuesen
acompañados de los otros importantes métodos de la TRE señalados en este libro. Pero
si se encuentran angustiados sólo bajo determinadas condiciones limitadas, será posible
que los procedimientos de relajación resulten muy útiles.
Los problemas de salud con frecuencia conducen a la falta de sueño suficiente y,
por el mismo motivo, la falta de sueño suele llevar a problemas de salud. Los métodos de
relajación y distracción son valiosos para superar dichos casos de insomnio. De este
modo, si sus pacientes saben cómo realizar la relajación progresiva, concentrarse
regularmente en la respiración o decirse hacia sus adentros, para autosugestionarse
cuando están acostados: "¡Relájate, relájate, relájate!", será posible que se duerman con
mucha más facilidad. Al mismo tiempo, cabe mostrarles que el insomnio no es espantoso
ni horrible, sino sólo muy inconveniente. Sin embargo, utilizando la TRE para ayudarlos a
desechar sus ansiedades respecto al sueño, probablemente dormirán mejor.

Adiestramiento en destrezas
La TRE fundamentalmente subraya que las personas se ayudarán a sí mismas y
alcanzarán un grado máximo de desarrollo cuando cambien su pensamiento básico y
acepten una toma de riesgos y una perspectiva aventurada sobre la vida; en
consecuencia, la TRE los prepara filosóficamente para actuar así. Sin embargo, como se
señaló en el artículo "Terapia racional-emotiva: datos de investigación de las hipótesis
Clínicas y de personalidad de la TRE y otros modos de terapia de comportamiento
cognoscitivo", cuando hombres y mujeres reciben entrenamiento en determinadas
destrezas, por ejemplo, en aserción, socialización, técnica sexual, o esclarecimiento de
valores, con frecuencia cambian su pensamiento a su emoción y otros comportamientos y
a veces se vuelven bastante menos perturbados emocionalmente.
Por ejemplo, supongamos que usted tiene una paciente que no sabe cómo
comunicarse bien con los demás, que está angustiada por su ineptitud social y que se
siente muy deprimida cuando no es capaz de relacionarse bien con una persona o un
grupo. Utilizando la TRE, usted le muestra que su ansiedad y depresión proceden
principalmente de sus propias creencias irracionales y no del hecho de que en el punto A
(experiencia activante) está teniendo dificultad en comunicarse con otros y a menudo
fracasa en ello. Probablemente ella se diga a sí misma: "¡Tengo que comunicarme bien y
conseguir la aprobación de los demás! ¡Es espantoso que no lo logre! ¡No puedo soportar
mi ineptitud social! ¡Soy una completa nulidad, una inútil por tener tal dificultad!
Usando algunos de los principios esenciales de la TRE haga usted que ella discuta
(en D) sus creencias irracionales y avance hacia una filosofía más sensata o un nuevo
efecto cognoscitivo (en el punto E): "Bueno, sería preferible que me relacionara bien y
obtuviese la aprobación de los demás. Sin embargo, soy una persona muy falible y
siempre haré algunas cosas mal y fallaré en conseguir la aceptación de muchas
personas. ¡Cuán molesto y frustrante es! Pero no es espantoso y definitivamente puedo
soportarlo. Además, mi valía como ser humano no tiene nada que ver con mis diversas
características y destrezas e incluso, aunque siempre me relacione francamente mal, eso
sólo es una falla y no hace de mí un fracaso. Puedo, no obstante, llevar una existencia
razonablemente feliz, aun cuando algo menos feliz por causa de esta deficiencia. Ahora,
vamos a ver lo que puedo hacer para compensar algunas de mis deficiencias en la
comunicación".
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
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Haciendo su A-B-C en esta forma y acabando con un nuevo efecto cognoscitivo


(E), esta paciente se sentirá mucho mejor y estará lista para el entrenamiento de la
destreza en comunicación. Sin esta clase de discusión TRE (en D), ella podría tomar el
entrenamiento, concentrándose en el tipo de gusano que es por tener que actuar en forma
poco perfecta y que interfiere con su aprendizaje del modo de conversar mejor con los
demás. Utilizando así el entrenamiento de destreza, usted lo situará usualmente en esta
clase de estructura TRE.
Olvidemos la TRE por el momento y supongamos que usted simplemente ayuda a
esta mujer a mejorar sus capacidades de comunicación. En conversaciones privadas con
ella o como miembro de uno de sus grupos de terapia o de taller, le enseña, como lo haría
Robert Liberman, la forma de mirar a las personas a los ojos, de hablar con más decisión,
de escuchar con atención lo que le dicen, de sonreír de manera alentadora, etc. Aun
cuando usted haya hecho poco hasta entonces para ayudarla a cambiar su filosofía
creadora de desequilibrio, ella sigue sus enseñanzas y desarrolla mejores capacidades de
comunicación social.
Usted la habrá ayudado a cambiar por lo menos algunas de sus ideas
contraproducentes, ya que, entre otras cosas, la paciente tiende a creer: "No puedo
comunicarme adecuadamente" y, como resultado del entrenamiento de destreza,
cambiará de pensar: "Tal vez puedo comunicarme mejor" o incluso a "Me estoy volviendo
muy diestra en la comunicación". Pero esta mujer, antes de que usted le enseñe
destrezas de comunicación, es probable que también tienda a mantener ideas irracionales
como: 1) "La comunicación social es la cosa más importante de la vida, el principio y el fin
de la existencia"; 2) "Si me comunico en forma imperfecta, a nadie le gustará o nadie
querrá tener nada que ver conmigo" y 3) "Si no puedo comunicarme bien no haré
apropiadamente cosa alguna"; "Si aprendo a relacionarme mejor socialmente con los
demás, se resolverán todos mis problemas emocionales", etcétera.
Enseñando a esta persona destrezas de buena comunicación y haciendo que las
practique en situaciones de su vida real, muchas de estas ideas tenderán a ser casi
automáticamente discutidas y abandonadas, ya que sus nuevas destrezas y las
actividades que emprenda como resultado de ellas implican un comportamiento que es
incompatible con alguna de sus locas ideas anteriores. Al cambiar por sí misma
conductualmente, también se inclinará a cambiar filosóficamente, al menos en cierto
grado. Por consiguiente, no sólo será mejor en la comunicación con otros, sino que
también puede producirse en ella un cambio filosófico y emocional importante que le
permita adquirir confianza, si no en todo lo que hace, al menos en su capacidad para
comunicarse y, por lo tanto, para mejorar aún más en esta área.
En consecuencia, el entrenamiento de destreza a menudo conduce a profundos
cambios filosóficos o de ideas, y ésa es una de las razones para que se haya hecho tan
popular en los últimos años. Sin embargo, el cambio que su paciente experimenta en este
caso por medio de su ayuda para que se comunique mejor, puede ser sólo superficial y,
en cierto modo, engañoso. Por ejemplo, quizás acabe con la filosofía de "Ahora sé que
puedo comunicarme mucho mejor que antes. Pero supongamos que no actúo tan bien en
esta área como quisiera y que más tarde pierdo algo de esta capacidad, o que me
comunico bien, pero todavía no consigo la clase de relación social o amorosa que deseo.
¿No sería eso terrible? Entonces, no podría soportar mi relativa ineptitud y volvería a ser
una persona miserable". En otras palabras, la paciente habría experimentado un cambio
filosófico parcial muy rudimentario y seguiría, por lo menos, básicamente angustiada y
fácilmente alterable.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


42

De cualquier modo, a menudo existen aspectos válidos de entrenamiento de


destreza que usted puede enseñar a sus pacientes o hacer que los aprendan en otra
parte. Éstos, como la resolución de problema, son parte regular de la TRE. Aun cuando
principalmente nos concentramos en el sistema de creencias de las personas y en
hacerlas cambiar sus creencias irracionales, a fin de ayudarlas a sustituir sus
consecuencias emocionales y conductuales, con frecuencia las ayudamos también a
variar algunos aspectos de sus A (como sus conductas deficientes) que provocan sus
irracionalidades. Si pueden comportarse en A (y la mayoría de ellas pueden) tendrán poca
necesidad de decirse esas frases irracionales. Como ya se ha indicado, pueden también
elaborar buenas filosofías acerca de la conveniencia, aunque no la necesidad, de tener
éxito.
Por ejemplo, en el aspecto sexual, a usted quizá le resulte fácil aprender, y luego
enseñar a sus pacientes, algunas de las destrezas que las personas deben emplear para
ayudarse a funcionar con más eficacia. Siguiendo los ejemplos de Masters y Johnson, de
Hartman y Fithian y de Helen Kaplan, así como usando las técnicas sexuales que yo
(Albert Ellis) he estado enseñando y escribiendo sobre ellas desde principios de la década
de 1950, usted ha de ayudar a sus pacientes a emplear métodos placenteros, a evitar el
coito hasta que hayan aprendido a proporcionarse uno al otro el orgasmo sin coito, y a
usar sus capacidades de imaginación y fantasías para aumentar sus impulsos sexuales.
También puede estimular a sus pacientes a practicar diversas posiciones para el coito que
a menudo son más satisfactorias que las convencionales, a que se ocupen ellos mismos
de ensayar en el curso de sus experiencias de masturbación para que luego disfruten más
el sexo con un compañero, y a aprender otras destrezas sexuales. Naturalmente, como
médico, enfermera o profesional de la salud de otra clase, usted no puede esperar ser un
maestro experto en todas las destrezas humanas importantes, ni tampoco pueden los
psicoterapeutas profesionales esperar esta clase de competencia. Sin embargo, es
posible que usted aprenda cómo enseñar unas cuantas destrezas básicas, como las de
sexo, comunicación marital y relaciones interpersonales, para utilizarlas con muchos de
sus pacientes. Y, como siempre, debe enseñar estas destrezas dentro de un contexto
general de TRE más bien que aisladamente.

Control de estímulo
En forma característica, la TRE hace hincapié en la ayuda a las personas para cambiar
sus sistemas de creencias más bien que sólo sus experiencias activantes o eventos
ambientales de sus vidas. No obstante, en el curso de sus métodos conductuales, a veces
la TRE muestra asimismo a los pacientes cómo controlar cierta clase de estímulos, a fin
de que sea menos probable que recurran a conductas disfuncionales de enviciamiento.
Considérese, especialmente, el problema de ayudar a los pacientes a controlar sus
tendencias a comer con exceso así como a perder peso sobrante y a no recuperar esa
pérdida. Puesto que gran número de personas de los países occidentales están
excedidas de peso y la obesidad contribuye a crear y agravar muchos de sus problemas
de salud, ésta es una importante área que debe usted tener en cuenta y en la que ha de
procurar ayudar a sus clientes. Como es usual, quizá usted lo haga mostrándoles que su
afición a comer en demasía procede en buena parte de su poca tolerancia a la frustración,
es decir, de sus creencias irracionales de obligatoriedad: "No debo sufrir privación
inmediata y para mí es espantoso tenerla. No puedo soportar constantes frustraciones

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


43

como ponerme a dieta. Mi vida será horrible si me veo obligado a seguirla durante el resto
de mi vida para conservar la salud y tener otras satisfacciones que necesito".
Esta especie de hedonismo de corto alcance básicamente hace que muchas
personas de nuestra cultura --quizá la mayoría-- no se autodisciplinen en muchas cosas
importantes, incluyendo la aceptación de un adecuado régimen alimenticio. Utilizando la
TRE, usted puede mostrar a sus pacientes que tienen una filosofía contraproducente,
enseñarles cómo discutirla activamente y ayudarlos a adquirir una mayor tolerancia a la
frustración y, por consiguiente, a preparar el ambiente para mejorar procedimientos
dietéticos.
Sin embargo, a menudo esto no basta. Será mejor que usted procure que sus
pacientes adquieran la suficiente capacidad para seguir una dieta, a cuyo fin convendrá
que les proporcione algún entrenamiento. Por ejemplo, podría considerar que aprendieran
algo respecto a calorías, nutrición y otros aspectos de la dietética. También sería bueno
que les enseñara algunos elementos de control del estímulo, ya que gran parte de las
personas siguen la dieta mal y con menos rigor cuando se encuentran rodeadas de otras
que comen mucho, cuando tienen a su alcance alimentos inadecuados y cuando las
condiciones de sus vidas las conducen a comer en exceso.
En consecuencia, podría enseñarles cómo controlar algunos de los estímulos de
sus vidas relacionados con la alimentación, haciéndoles seguir reglas específicas como
las siguientes: 1) Reestructure el ambiente para reducir las tentaciones a comer. Por
ejemplo, si en la oficina sirven pastas a la hora del café, usted (el paciente) debe tomar
inmediatamente su taza y llevársela a su escritorio para beber el contenido, abandonando
el lugar donde se toma café hasta que se termine el tiempo dedicado a ese descanso. 2)
Evite la compra de alimentos problemáticos. Cuando vaya a la tienda de comestibles o al
supermercado, haga una lista de los que le convienen y lleve sólo el dinero preciso para
pagar el precio de los mismos. 3) No sirva determinados alimentos a los niños o a los
compañeros. En vez de eso, capacítelos para que se sirvan ellos mismos, a las horas de
comer, los postres o los alimentos que engordan. 4) Tire inmediatamente al cubo de la
basura lo que quede en los platos y no deje a la vista cualquier alimento tentador que
pueda desear comerse más tarde. 5) Abandone la mesa tan pronto termine una comida.
6) Coma despacio y no "trague" los alimentos. Cuanto más tarda uno en comer, menos
tiende a seguir haciéndolo. 7) Tome diariamente por lo menos tres comidas (y, de
preferencia, cuatro) a fin de que las calorías que ingiera se dividan y usted no se sienta
tentado a comer demasiado en cualquiera de ellas. 8) Ocúpese sólo de comer; no vea la
televisión, no lea y no se entregue a otras distracciones que pueden impedirle comer sólo
la cantidad correcta. 9) Mantenga su despensa provista del modo que le convenga. Por
ejemplo, no tenga en la casa dulces o alimentos especialmente tentadores. 10) Haga
ejercicios de relajación o dedíquese a otros entretenimientos que le impidan sentir
ansiedad y, por lo tanto, hambre debida a la misma. 11) Utilice un plato pequeño, más
que grande. Esto le dará la impresión de comer más. 12) No emplee en las comidas
condimentos que tengan un alto contenido calórico. 13) Haga con regularidad ejercicios
que ayuden a quemar calorías, como caminar en forma moderada. 14) Elimine de la dieta
alimentos altamente calóricos, como el alcohol, los pasteles, el pan y la mantequilla. 15)
El paciente debe también procurar que los miembros de su familia apoyen sus esfuerzos
dietéticos.
Mientras usted utiliza tales técnicas de control del estímulo, puede ayudar a sus
pacientes a emplear técnicas cognoscitivas específicas de dietas, por ejemplo: la de
atacar sus actitudes de todo o nada: "Ahora que he abandonado el régimen por comerme

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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una dona, he echado a perder por completo las cosas. Así, lo mismo daría ya que me
comiera seis donas", o la de atacar las actitudes perfeccionistas: "Puesto que sólo he
perdido unos pocos kilos, me tomará toda la vida perder la cantidad de peso que me
convendría quitarme de encima". Si usted ayuda a sus pacientes a seguir trabajando en
sus cogniciones mientras ellos utilizan también métodos conductuales de control de peso,
podrán sobrellevar sus dietas mucho más fácilmente y, asimismo, seguirlas durante un
largo tiempo.

Práctica y refuerzo de las cogniciones racionales


Usted puede utilizar la TRE para ayudar a sus pacientes a discutir sus cogniciones
contraproducentes y sustituirlas, en su provecho, con nuevas filosofías o afirmaciones
positivas. De este modo, con respecto a la reducción de peso, ellos quizá discutan las
creencias irracionales de que no pueden perder peso, de que es demasiado difícil
continuar la dieta y de que deberían poder comer todo lo que quisieran sin engordar. Es
posible que adopten nuevas creencias y afirmaciones positivas para sus afirmaciones
disfuncionales, como "Independientemente de lo difícil que sea para mí continuar la dieta,
mucho más difícil me resultará seguir comiendo en exceso". "Definitivamente puedo
perder peso y no recuperarlo" y "No soy un gusano por haberme dejado engordar tanto
como hasta ahora, pero el mío es un comportamiento indigno por el daño que me estoy
haciendo al conservar este peso".
No obstante, tales filosofías razonables quedan estabilizadas principalmente por la
práctica continua y no por la repetición. Por consiguiente, más vale que las personas
continúen esta práctica o actividad de trabajo. La TRE, como se ha señalado en varios de
sus textos básicos, particularmente en Reason and Emotion in Psychotherapy;
Humanistic Psychotherapy: The Rational-Emotive Approach y Handbook of Rational-
Emotive Therapy fomenta tres clases de perspectivas: la primera consiste en el punto de
vista de que las experiencias activantes (A) no causan directamente las consecuencias
emocionales (C); lo que las causa es más bien nuestro sistema de creencias (B). Por lo
tanto, las personas son en gran parte responsables de sus propias emociones y
conductas, incluyendo sus trastornos emocionales. La segunda es el punto de vista de
que cualquiera que sea la forma en que surjan los trastornos originalmente, durante la
primera infancia o parcialmente como resultado de lo que a menudo se ha llamado
condicionamiento o aprendizaje, las personas ahora conservan las creencias irracionales
por las cuales se trastornan. De este modo, al menos continúan creyendo lo que una vez
creyeron, y es esta continuación de su filosofía creadora de trastorno lo que "hace" que
ellas actúen hoy día de manera contraproducente. La tercera perspectiva es el
conocimiento de que normalmente no hay otro medio que el trabajo y la práctica para
abandonar las creencias irracionales originales y continuas y, por consiguiente, para
realizar cambios profundos en las emociones y los comportamientos del individuo.
Por lo tanto, utilizando la TRE, puede usted seguir subrayando a sus pacientes que
más les valdría trabajar y practicar para cambiar sus ideas, emociones y actos, cuando
éstos resulten perjudiciales para ellos. Dichos trabajos y prácticas son el principal
componente conductual de la TRE y proceden directamente de las teorías de ésta. La
TRE incluye, además, práctica conductual tanto cognoscitiva como emotiva. Yo (Albert
Ellis) introduje las tareas cognoscitivas al principio de mi empleo de la TRE en 1955, y
algunos de mis asociados, como los doctores H. Jon Geis y Maxie Maultsby, Jr., las han
subrayado también durante muchos años y estimulado a sus pacientes a realizarlas. El

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


45

doctor Maultsby ha creado un cuestionario racional de autoanálisis que ayuda a las


personas a hacer sus tareas cognoscitivas y a discutir sus creencias irracionales.
En el Instituto para Terapia Racional-Emotiva, de la ciudad de Nueva York, hemos
desarrollado nuestro propio cuestionario de informe de autoayuda que incorpora la teoría
básica A-B-C-D-E de la TRE y estimula a las personas a practicar la discusión día tras día
y semana tras semana, hasta que la misma se convierta en un aspecto semiautomático
de sus vidas (a continuación se reproducen el Cuestionario de Autoayuda y dos muestras
del mismo debidamente llenadas). Utilizamos este cuestionario con prácticamente todos
nuestros clientes o pacientes regulares del instituto, y encontramos que si ellos siguen
empleándolo, podrán no sólo desembarazarse rápidamente de casi cualquier sentimiento
de trastorno emocional, sino también asimilar la esencia de una filosofía racional de la
vida y, después de algún tiempo, dejar de crear muchos nuevos síntomas.
A veces el cuestionario se utiliza en conexión con la autodirección o con principios
condicionantes operantes. Los usuarios están de acuerdo consigo mismos (o con un
terapeuta o un grupo terapéutico) en que llenarán un cuestionario de informe de
autoayuda todos los días o al menos una vez a la semana, sobre algún problema con el
que se están molestando ellos mismos. Si llegan a este acuerdo, obtendrán una
recompensa o un refuerzo estipulado (como leer, ver la televisión, tomar una vacación
placentera o conversar con personas que son de su agrado), mientras que si fracasan en
lograrlo, se les aplicará un castigo estipulado (por ejemplo, quemar un billete de 20
dólares, pasar la aspiradora en su casa durante por lo menos una hora, o conversar con
alguien con quien preferirían no hablar). Encontramos, como usted quizá encuentre en su
propia práctica, que la mayoría de las personas hará esta tarea del informe por escrito, sin
requerir refuerzos o castigos. Sin embargo, algunas realizarán su tarea más fácilmente
cuando utilicen programas de refuerzo.
Otro modo común de practicar y reforzar las cogniciones racionales y que usted
podrá utilizar en la TRE es la continua asignación de biblioterapia. Como ya se ha
indicado en este libro, los especialistas de la TRE emplean mucha biblioterapia y hacen
que sus pacientes o clientes lean artículos y libros que subrayan lo más esencial de la
TRE, escuchen grabaciones, utilicen diapositivas o películas y usen cualquiera otra clase
de procedimiento biblioterapéutico que parezca útil. Sin embargo, una vez más, la
biblioterapia requiere trabajo y práctica. Por consiguiente, usted puede regularmente
asignar como tarea a sus pacientes que utilicen, vean u oigan material TRE. Ellos le
informarán después, para discutir lo que hayan realizado desde la última cita. También
puede hacerles pruebas para ver si comprendieron el material y encargarles que hablen
del mismo con sus amigos y parientes.
De acuerdo con la teoría de la TRE --y, de nuevo, ésta es una razón de por qué
usamos mucho material conductual-- los seres humanos tienden a adquirir nuevos hábitos
de pensar, emocionarse y actuar, principalmente a base de repetir. Es posible que
vuelvan a sus viejos hábitos, debido a que no continúan esta repetición. Por lo tanto, todo
lo que a usted le es factible hacer para ayudar a sus pacientes a que se repitan para sus
adentros mensajes racionales y seguir discutiendo los irracionales, realmente les servirá,
en primer lugar, para captar la filosofía de la TRE y, en segundo, para conservarla. Por
supuesto, a algunos no les gustará esta clase de repetición, en especial en la forma de
asignación de tarea e intentarán evitarla. Sin embargo, aun muchos de estos clientes
difíciles tenderán a encontrar, si usted se queda con ellos un rato, que las filosofías
racionales de la vida se hacen cada vez más fáciles de aprender, de retener y de seguir

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


46

después de practicarlas durante algún tiempo. No deje de estimularlos, en la forma que


pueda, para que hagan suficiente práctica.

Capítulo 12

Métodos cognoscitivos
adicionales de TRE

E n este libro hemos indicado algunos de los principales métodos cognoscitivos,


emotivos y conductuales utilizados en la TRE, pero esto no significa que los hayamos

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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demostrado todos. Teóricamente, cualquiera de los métodos de psicoterapia


acostumbrados, o incluso de los poco usuales, puede ser utilizado por un terapeuta
racional-emotivo, en tanto que no sea irracional y contraproducente y en tanto que, de
preferencia, no sólo ayude a las personas a sentirse mejor sino a estar mejor.
Incluso la máxima cautela tiene sus limitaciones. De vez en cuando, usted verá
pacientes que estará seguro de que, por una u otra razón, no se beneficiarán de cualquier
forma adecuada de TRE, debido a sus deficiencias inherentes o a las condiciones
restringidas de sus vidas. Personas, por ejemplo, que se encuentren en la senectud, que
tengan daño cerebral, que sufran autismo grave o que se hallen en los más bajos grados
de la deficiencia mental, pueden no ser capaces de someterse a cualquiera de las formas
normales de psicoterapia, incluyendo la TRE. Por consiguiente, con tales individuos quizá
intente a veces métodos puramente paliativos, como el apoyo, el refuerzo, el cambio
ambiental, o bien decirles directamente cómo organizar sus vidas.
Con la gran mayoría de los individuos, incluyendo a los psicóticos más claramente
diagnosticados, usted puede utilizar algunos de los enfoques más adecuados de la TRE,
en especial si también ellos se benefician de los principales tranquilizantes, antidepresivos
u otros medicamentos pertinentes. Por medio de una combinación de tales medicinas y de
TRE, le será posible ayudar de manera apreciable a las personas severamente
trastornadas, aunque no, en general, a los individuos "neuróticos" y "normales" comunes
que tengan hábitos disfuncionales.
En teoría, hay literalmente centenares de formas de terapia que son características
o principalmente cognoscitivas, en particular si reconocemos el hecho de que casi todas
las terapias llamadas emotivas y conductuales, como la terapia reichiana, la gestalt y la
condicionante, tienen pronunciados elementos cognoscitivos. Yo (Albert Ellis) señalé esto
hace años, en varios trabajos, y Victor Raimy, que en otro tiempo fue un terapeuta
destacado centrado en el cliente, pero que ahora está principalmente en el campo
cognoscitivo, ha estudiado muy bien este punto en su libro Misunderstandings of the Self,
ya que casi todas las psicoterapias (incluso las basadas en la medicación) son
informativas, instructivas, persuasivas y sugestivas, y la mayoría de ellas comprenden
muchos elementos de enfoque, imaginación, interpretación y filosofía abiertos o
encubiertos, todos los cuales son procesos altamente cognoscitivos.
Los humanos, a no ser que sean excepcionalmente deficientes, no pueden dejar de
pensar, de modo que, sin importar lo que usted les haga hacer en la terapia para que se
ayuden ellos mismos, inevitablemente pensarán sobre: 1) lo que usted les dice, 2) cuáles
son sus actitudes y sentimientos hacia ellos, 3) en qué extensión pueden confiar en lo que
usted les dice, 4) qué capacidad tienen para seguir instrucciones, 5) qué posibilidades hay
de que su terapia sea realmente eficaz para ellos, 6) qué experiencias tienen mientras
siguen sus instrucciones o responden de otro modo, 7) qué clase de personas son si
responden a la terapia bien o mal, etc. En consecuencia, como han demostrado muchos
experimentos psicológicos, aun si nosotros "condicionamos" mucho a las personas
externamente, es decir, controlamos su ambiente y las reforzamos para hacer la cosa
"correcta" o la castigamos por hacer la "incorrecta", ellos todavía piensan sobre lo que
estamos haciéndoles y sobre lo que literalmente se dicen a sí mismos antes de este
"condicionamiento", durante el mismo y después.
Por lo tanto, intente usted ser muy consciente del enorme elemento que la
cognición o filosofar desempeña en los asuntos humanos y en ayudar a sus pacientes a
trastornarse emocionalmente sobre algo, así como a superar dichos trastornos. Si lo hace

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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de este modo, usted tendrá muchos métodos cognoscitivos potenciales que podrá
emplear terapéuticamente, la mayoría de los cuales ya figuran en la literatura, aunque
otros sean inventados o recreados por usted. Una intervención cognoscitiva muy eficaz
consiste en explicar las pruebas y los procedimientos a los pacientes, educándolos en
general acerca de sus incapacidades. En el resto de este capítulo esbozaremos algunos
métodos cognoscitivos adicionales que apenas hemos mencionado hasta ahora.

Sugestión y autosugestión
Hasta el propio Sigmund Freud, que estaba muy interesado en explorar profundamente el
pasado de las personas y en conectarlas de modo interpretativo con sus alteraciones
presentes, comprobó que el oro del psicoanálisis está casi invariablemente mezclado con
la escoria de la sugestión, y así lo señaló con claridad. Pudo haber señalado, asimismo,
que toda la psicoterapia tiende a contener una gran dosis de sugestión, ya que los
humanos creen en gran medida lo que desean creer más bien que la "verdad"
empíricamente apoyada, y dan una fuerza enorme, y a menudo mágica, a un terapeuta
impresionante, en particular si tienen grandes dotes de "personalidad", encanto o carisma.
Además, una vez que toman en serio las sugestiones del terapeuta, aun cuando sean
bastante erróneas o dolorosas, suelen adoptarlas autosugestivamente. En realidad, como
Hippolyte Bernheim comprobó hace muchos años y como Emile Coue vio más
específicamente, casi toda sugestión es efectiva en gran parte porque las personas la
convierten en autosugestión y activamente aceptan lo que alguna "autoridad" les ha dicho
que es verdad.
Puesto que sus pacientes son pensadores sumamente negativos que se dicen de
continuo a sí mismos que no pueden hacer algo que en realidad sí pueden hacer, que
otros son personas despreciables por no hacer lo que desean y que el mundo es un lugar
demasiado difícil para poder vivir en él con felicidad, a menudo a usted le será posible
hacer que ellos cambien radicalmente este pensamiento negativo, mostrándoles cómo
reemplazarlo por "pensamiento positivo". Esta técnica terapéutica ha sido aplicada con
éxito y enseñada por muchos individuos, incluyendo a Coue, Dorothea Brande, Norman
Vincent Peale y Maxwell Maltz. Hay mucha evidencia clínica y experimental que muestra
que con frecuencia hace "milagros". Las personas que se han sentido deprimidas,
paralizadas y casi pandémicamente angustiadas, a veces utilizan el pensamiento positivo
o la autosugestión beneficiosa para convencerse de que pueden hacer bien las tareas
más diversas y disfrutar, a pesar de las muchas adversidades. Hay poca duda de que
muchas de tales personas se sienten y actúan mejor recurriendo a este método.
Por consiguiente, usted puede, en forma bastante autoritaria y a veces casi
dogmática, utilizar la sugestión para convencer a sus pacientes de que pueden
sobreponerse a sus males físicos, que podrán llevar vidas más eficientes y productivas,
que tienen la fortaleza necesaria para arrostrar procedimientos diagnósticos o quirúrgicos,
que les es posible soportar el dolor y la frustración y que son capaces de hacer muchas
cosas que negativamente consideran demasiado difíciles o imposibles. Usted encontrará
particularmente valiosa esta clase de sugestión positiva cuando la emplee con personas
que tienen una capacidad limitada para responder a formas más apropiadas de TRE,
como los niños pequeños y los individuos de ideas flexibles.
Mientras usted emplea el pensamiento positivo con sus pacientes, descubre sus
limitaciones características. Las personas que se sienten mejor como resultado de la
sugestión, de la autosugestión, del pensamiento positivo, de la conversión religiosa o de
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
49

otras formas de cambio dogmático "mejoran" en cierto grado significativo. Como ha


mostrado Jerome Frank, esta clase de proceso de conversión se encuentra en el fondo de
mucho de lo que llamamos psicoterapia. Sin embargo, en términos de la TRE,
generalmente no provoca cambios fundamentales o de forma en sus filosofías de
automenosprecio o de autocompasión. Se trastornan ellos mismos debido a la fuerte
convicción, después de percibir sus propios defectos o las imperfecciones del mundo (en
el punto A, experiencia activante), de que las cosas no deben ser tan malas, que ellos no
pueden sufrirlas cuando se presentan y que son malas personas o que el mundo es
demasiado difícil para que puedan vivir en él con felicidad. Entonces, como resultado de
alguna clase de proceso de sugestión o de conversión, por lo general se convencen a sí
mismos de que lo que perciben en el punto A no es en realidad esa verdad o ese mal. De
este modo, autosugestivamente "ven" que las cosas son mejores de lo que creían en A;
que pueden tener éxito en vez de fracasar, o que tienen a su lado alguna clase de
protector mágico (un hechicero o un dios) que los ayudará a eliminar el mal y les
proporcionará el bien.
Con estas autosugestiones completamente nuevas, se sentirán mucho mejor y a
veces acabarán comprobando que pueden existir con felicidad, ya sea que fracasen o no
o que encaren condiciones miserables de vida. Sin embargo, la mayoría se persuadirá a
creer que las condiciones son (o serán) buenas, en vez de pensar que pueden
conllevarlas bastante bien aun cuando sean algo incómodas o miserables. Sabiendo esto,
más vale que usted utilice la sugestión con mucho cuidado. A veces deje que sus
pacientes sepan que la sugestión es un paliativo y que ellos pueden todavía intentar una
filosofía más adecuada orientada a la TRE, para aceptarse a sí mismos, a los demás y al
mundo, a pesar de sus enfrentamientos ocasionales a condiciones o circunstancias
inferiores al ideal.
La versión del pensamiento positivo de Norman Vincent Peale descansa
demasiado en la fe pura más bien que en la fundada en los hechos. Como señala
Kenneth Briggs, Peale ofrece tres "fórmulas" para la felicidad humana: 1) "amarse uno al
otro", 2) "tener fe", y 3) creer que la buena vida aumenta en proporción a la cantidad de fe
que uno tiene. Estas fórmulas presentan distintas ventajas, en particular para personas
que piensan negativamente y tienen "fe" en que fracasarán y serán despreciables. Sin
embargo, desde un punto de vista científico, usted no puede convencer muy bien a todos
sus pacientes que deben amarse unos a otros, ya que a menudo se encuentran con
personas con características sumamente difíciles de amar. El aceptarse uno al otro está
bien, porque eso sólo significa que aceptan el hecho de que los demás existen y tienen
derecho a su propia existencia y felicidad, y no que tiene que agradarles el
comportamiento de los demás.
Es probable, además, que sus pacientes le pregunten: "¿Por qué debo tener fe en
que me ocurrirán cosas buenas, y también en los demás, cuando la realidad muestra que
a menudo esto no es cierto?" Es una buena pregunta. Ellos pueden siempre, si se
empeñan, tener fe en que encontrarán cosas malas en la vida y no preocuparse al
respecto. Sin embargo, ¿cómo pueden científica o válidamente tener fe en que les
ocurrirán cosas buenas? Es evidente que no pueden tenerla.
A este respecto es instructivo el caso presentado por David H. Barlow y sus
colegas sobre "Cambio de identidad de sexo en una persona transexual: un exorcismo".
Dichos terapeutas presentaron el caso de un varón que estaba a punto de que le
extirparan sus órganos genitales, al final de una larga historia de travestismo y creer que
en realidad era mujer, y que se despojó por completo de su transexualismo e hizo un

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


50

buen ajuste heterosexual después de que un médico fundamentalista tuvo una sesión de
tres horas con él. En el curso de la misma, el doctor le dijo que estaba poseído por
espíritus diabólicos, lo exhortó y oró para que desapareciera su transexualismo, y puso
sus manos sobre su cabeza y sus hombros en ademán taumatúrgico. En cuanto este
médico supuestamente exorcizó a 22 espíritus diabólicos de su cuerpo, el paciente
inmediatamente se despojó de las ropas femeninas, anunció que era hombre y se fue a la
peluquería a que le cortaran sus largos cabellos, dejándoselos al estilo corto de los
varones. Más tarde, continuó el exorcismo con lecturas de la Biblia y una visita a un
conocido exorcista, y desde entonces fue siempre heterosexual.
Un caso como éste muestra de manera espectacular cómo la sugestión
cognoscitiva seguida de una fuerte autosugestión puede resultar en un cambio
pronunciado en los síntomas y la personalidad de un individuo. Cierto. Sin embargo, del
informe del doctor Barlow parece evidente que este transexual "curado" dejó la terapia de
conversión con algunos trastornos continuos e incluso a veces más marcados y que, en
cierta forma, su "cura" difícilmente fue completa en términos de TRE. En consecuencia,
compruebe usted el poder de sugestión y autosugestión y a veces utilice estas técnicas
con pacientes adecuados, pero con cautela y teniendo pleno conocimiento de sus
limitaciones. La TRE intenta ayudar a las personas a ser menos sugestionables y de
pensamiento más selectivo e independiente. No obstante, este resultado ideal de la TRE
es difícil que se produzca con todos sus pacientes y en todas las ocasiones.

Interpretación de defensas
Una observación muy exacta de los freudianos y de otros terapeutas psicoanalíticamente
orientados, con la que Eric Berne también estuvo de acuerdo en su análisis transaccional,
se refiere al hecho de que, en lugar de admitir honradamente muchos de sus fracasos e
imperfecciones, los humanos tienden a ponerse a la defensiva y recurrir a toda clase de
mecanismos de escape, como la racionalización, la proyección, la evasión, el olvido y la
mentira. Muchos de sus pacientes, probablemente, utilizarán tales defensas. ¿Qué puede
usted hacer para ayudarlos a evitar esta clase de pensamiento y de comportamiento
defensivo, sobre todo considerando que el mismo les impide reconocer algunos de sus
síntomas más importantes (especialmente la hostilidad y la ansiedad) y, por consiguiente,
les da pocas oportunidades de desembarazarse de tales síntomas?
La respuesta psicoanalítica a esta pregunta consiste en mostrar a las personas, por
medio de un proceso terapéutico prolijo, cómo se originaron sus defensas
(supuestamente en su primera infancia, sobre todo en sus relaciones con los padres) y,
muy poco a poco, revelarles el patrón defensivo durante este proceso. En la TRE, por lo
común, tomamos un enfoque mucho más directo. Supongamos que las defensas
proceden en gran parte de la condenación propia y que si los pacientes se censuran a sí
mismos por tener un síntoma --en particular si es socialmente criticable, como la
hostilidad-- a menudo recurrirán a diversas clases de defensa para mantener dicho
síntoma fuera de su conciencia e incluso, si alguien lo descubre, negar que el mismo
existe. Por lo tanto, nosotros iniciamos con ellos, desde muy al principio de la terapia, un
proceso en contra del "es terrible" y del "debe" o "tiene que", que les muestra, a menudo
en unas cuantas sesiones, que ciertamente cometieron muchos errores y se frustraron en
varias formas, pero que no son despreciables o condenables por ello. Les mostramos,
como se indica en varias partes de este libro, que siempre pueden aceptarse a sí mismos

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


51

con su conducta, y entonces hacen todo lo posible por eliminar el comportamiento


disfuncional.
Tomemos, por ejemplo, a Jordan Y., quien formaba parte de un grupo de terapia
que los autores de este volumen dirigieron juntos en el Instituto para Terapia Racional-
Emotiva. Este estudiante graduado de filosofía, de 23 años de edad, era fanáticamente
compulsivo en cuanto a tener su apartamento limpio y ordenado, y arruinó su relación con
varias mujeres porque siempre llegaba tarde a las citas que hacía con ellas. Incluso si
visitaban su apartamento y tenían la intención de dejarlo para, digamos, asistir a una
función de "ballet" que empezaba a las 8:30, lo cual significaba que tenían que salir a las
8 con objeto de llegar a tiempo, no podían hacerlo antes de las 8:25, porque tenía que
limpiar los platos, barrer el piso, hacer la cama, o dejar las cosas en orden antes de salir.
Al principio, nosotros y el grupo de terapia no hicimos incursión alguna en sus
hábitos de aseo y limpieza compulsivos, ya que tendemos a sonreír de la ridiculez de los
mismos y a mostrarle simplemente cómo ello interfería con sus metas básicas. Sin
embargo, él ni siquiera podía admitir que era muy compulsivo y seguía preguntando:
"¿Qué hay de malo en ser limpio y desear tener la casa ordenada?"
En lo que concierne a su compulsión, en primer lugar le mostramos la forma en que
podría aceptarse a sí mismo con ella y con los demás síntomas contraproducentes,
incluyendo la ansiedad, la impotencia sexual y su resistencia a entregar sus trabajos de
fin de curso, así como su miedo a hablar en público. Dedicamos varias sesiones de grupo
principalmente a mostrarle --en buena parte sobre bases filosóficas, ya que la filosofía era
su interés esencial en la vida-- que nadie es condenado jamás como ser humano por
cualquier comportamiento que tenga, incluyendo el de proceder contraproducente. Una
vez que él empezó a comprender esto, fue admitiendo sin reservas la extensión de su
carácter compulsivo y a contarnos detalles sobre el particular, que hasta entonces había
ocultado, a los del grupo y a sus más íntimos amigos y parientes. Después, cuando ya no
estuvo dedicado a defenderse a sí mismo o a tratar de mantener sus síntomas fuera de
conciencia, pudo ver que tenía una extrema necesidad de certidumbre, que la índole de
seguridad y confianza que pedía en la vida no existía, y que podía basar su existencia en
las leyes de probabilidad y de oportunidad. Al llegar a este punto, empezó a hacer su
tarea de anticompulsión en el hogar, cosa que se había resistido a hacer hasta entonces y
se obligó a salir de la casa con anticipación, al menos media hora antes de su cita con
alguien. En el transcurso de unos pocos meses había hecho notables avances contra su
compulsión y comenzó, asimismo, a relacionarse mucho mejor con la mujer con quien a la
sazón estaba saliendo.
Al tratar con pacientes resistentes o defensivos, usted puede a menudo
confrontarlos rápidamente con su posición de defensa, y mostrarles de modo indudable
que tienen síntomas que están negando con obstinación. Sin embargo, debe hacer eso
dentro de un marco general de TRE, o sea explicándoles en forma concomitante que,
independientemente de lo "estúpido", "incompetente" o vergonzoso que sea su
comportamiento, ellos no son seres humanos de mala condición por conducirse de esa
manera. Dentro de este contexto de aceptarlos usted plenamente y de enseñarles cómo
aceptarse ellos mismos de modo incondicional, podrá por lo general hacerles admitir sus
"horribles" síntomas y luego trabajar para eliminarlos.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


52

Presentación de elecciones y acciones alternativas


Toda psicoterapia descansa en gran parte en las suposiciones de que el comportamiento
humano no está determinado enteramente por la herencia o por influencias
condicionantes tempranas, y de que las personas tienen una buena proporción de "libre
albedrío" para reconocer y cambiar sus síntomas disfuncionales. Aun el psicoanálisis, que
es más determinista que la mayoría de las terapias, reconoce finalmente la capacidad de
las personas para cambiar por sí mismas, aunque ese cambio se produzca después de
muchos años de preparación con un psicoanalista arqueológicamente inclinado, que
obsesiva y compulsivamente escudriña en su pasado y lo relaciona con el presente. La
TRE es mucho menos determinista que las terapias psicoanalíticamente orientadas y que
las behavioristas clásicas. Aunque tiende a sostener con firmeza la idea de que el
trastorno humano tiene sólidos elementos biológicos, que llevamos nuestros seres
biológicos a nuestras tempranas y últimas experiencias y que, por consiguiente, tenemos
fuertes predisposiciones a alterarnos sin importar en qué buenas o malas condiciones nos
hayamos educado, también establece que poseemos un amplio grado de elección o
albedrío y podemos, aunque con mucho trabajo y mucha práctica, determinar en parte
cómo sentimos y actuamos ahora. Cree, junto con Abraham Maslow y el movimiento de
potencial humano, que las personas nacen también con fuertes inclinaciones a
actualizarse ellas mismas, a pensar sobre lo que están haciendo "buena" o "malamente" y
a esforzarse por una mayor realización. Considera que ellos pueden, con una terapia
eficaz, aprender cómo hacer esto mucho más fácil y plenamente.
El punto de vista de que las personas tienen una buena proporción de libre elección
ha sido subrayado por muchos terapeutas y educadores conocidos, entre los que figuran
Alfred Adler, Robert Assagioli, John Dewey, Albert Ellis, Myles Friedman, Fritz Perls y Carl
Rogers, y ha sido especialmente enfatizado por Harold Greenwald, en su terapia de
decisión, la que se traslapa significativamente con la TRE. Usted puede utilizar este punto
de vista y ayudar a convencer a sus pacientes de que tienen muchas más alternativas de
las que creen, pues fácilmente tienden a pensar que sus elecciones son limitadas, que
ellos deben hacer esto y no deben hacer aquello, y que no pueden hacer lo que a menudo
les gustaría, en particular con respecto a cambiar ellos mismos.
Joanna E, por ejemplo, acudió a las sesiones de terapia conmigo (Albert Ellis) casi
completamente deprimida, inerte y sin interés alguno en la vida. Dijo que hasta los 30
años, había intentado toda clase de actividades y relaciones, entregándose activamente a
ellas, y se había convencido de que ninguna valía la pena. Ahora, a los 38 años, estaba
más segura que nunca de que posiblemente no podría conseguir un trabajo interesante,
mantener una buena relación con un hombre, ni encontrar nada emocionante en la vida.
Inmediatamente le mostré lo que eran sus principales creencias irracionales, en
especial "tengo que lograr todo lo que quiero en forma rápida y fácil. Es horrible cuando
no resulta así. Por consiguiente, la vida es una porquería sin valor". Procuré inducirla a
combatir tales pensamientos, pero al principio con muy poco éxito, ya que su inercia
interfería con la terapia. Principalmente vino a verme por insistencia de su madre, quien
había recibido considerable ayuda leyendo A New Guide to Rational Living. Sólo dedicó
algo de atención, con renuencia, a nuestras sesiones, y virtualmente nunca realizó las
tareas orientadas a la actividad que le asigné.
Me mantuve tercamente señalando sus formas alternativas de pensar y de
comportarse. Cuando dijo que no podía encontrar ninguna clase de lugares buenos a los
que ir en Nueva York para conocer hombres, o cualesquiera otros sitios donde hallarlos,

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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le mostré cómo podría elegir entre una docena de sitios distintos y cómo emplear diversas
técnicas para establecer una relación, que jamás se le habían ocurrido, incluyendo la de
asistir a convenciones importantes, en las que se encontrarían presentes muchos varones
de alto nivel, y la de entrevistar a ejecutivos de altura (que manifestó eran los que le
resultaban más atractivos) con objeto de documentarse para un artículo que podría
escribir sobre ellos. Cuando proclamó que nunca le era posible encontrar un trabajo
interesante, la envié a la biblioteca a buscar el Diccionary of Occupation and Titles, que le
proporcionó numerosas ocupaciones probables que ni siquiera imaginaba que existieran,
algunas de las cuales parecían interesantes y para las que se hallaba capacitada por su
educación. Cuando insistió en que no podría encontrar nada emocionante en la vida, le
presenté su lista de cosas que había deseado hacer en el pasado o que pensaba que le
gustaría hacer ahora. Obligada a tomar decisiones, encontró varios trabajos de
pasatiempo, incluyendo el estudio de la botánica y la horticultura, en las que no había
pensado durante mucho tiempo.
Al insistir en que tenía muchas alternativas a las que no había prestado atención y
al revisarlas con ella, descubrí que se volvió mucho más animada y menos deprimida en
el curso de los siguientes meses. También empezó a buscar un nuevo empleo y a
establecer una sólida relación con un hombre, por primera vez en años. Siempre que ella
decía cosas como: "No sé qué hacer" o "No sé lo que realmente quiero”, yo le señalaba
que no se iba a aburrir explorando varias opciones posibles, y la guié para que lo hiciera.
En realidad, esta mujer siempre sabía qué hacer y qué era lo que deseaba cuando
empezaba alguna exploración de posibilidades.
De modo similar, es posible que usted suponga que algunos de sus pacientes
tienen muchas más potencialidades y capacidades de las que están utilizando, pero que
se encuentran atrapados en el cieno de la depresión o la indecisión, porque sólo se
dedican a pensar en unas pocas cosas, o en ninguna, fuera de sus problemas. Asimismo,
cuando se les ocurre una "solución" y la misma resulta inferior a la ideal (por ejemplo,
elegir un curso de estudio determinado, o a un compañero), no les deje suponer que
tienen que seguir en dicha situación indefinidamente cuando, por supuesto, no lo harán.
En tales casos, muéstreles una o más alternativas. Hágales comprender que los humanos
normalmente deciden su propio destino y que tienen grandes capacidades para
reconsiderar y elegir de nuevo. Ayúdelos a abandonar su inflexibilidad, proporcionándoles
varios caminos a seguir o, mejor aún, estimulándolos a encontrarlos por sí mismos. La
elección ampliada y flexible constituye una de las esencias de la salud emocional. Ayude
a sus pacientes a adquirir dicha tolerancia.

Precisión semántica
Como se indica en la introducción de varios libros sobre la TRE, en especial How to Live
With a Neurotic, A New Guide to Rational Living y How to Live With --and Without-- Anger,
el pensamiento humano se ve distorsionado parcialmente a causa de las imprecisiones
del lenguaje y, de manera recíproca, el empleo de un lenguaje impreciso es consecuencia
del pensamiento distorsionado. Alfred Korzybski, fundador de la semántica general, fue
uno de los primeros en señalar esto detalladamente y muchos de sus estudiantes, como
S.I. Hayakawa, D. David Bourland, Jr., John G. Lynn y Wendell Johnson, han agregado a
sus teorías la semántica general y la han aplicado a veces a los problemas de salud
emocional.

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En la TRE hacemos buen uso de muchos de los principios de semántica general.


Los libros indicados en el párrafo anterior han sido todos escritos en E-prima, una forma
de este idioma que no utiliza modo alguno del verbo ser y, por consiguiente, evita muchas
clases de excesiva generalización y de totalidad y es de identidad y de predicación.
Como profesional que puede ayudar a sus pacientes en forma psicoterapéutica, usted
haría bien en adquirir algún conocimiento general de semántica y en utilizar varios de sus
principios. En particular, puede ayudar a sus pacientes a adquirir precisión semántica y a
cambiar radicalmente sus creencias irracionales mediante la corrección de su lenguaje en
algunas de las siguientes formas.
Cuando sus pacientes afirmen: "No debo tener cáncer" o "Sé que no debería
sentirme deprimido en absoluto", usted puede intervenir diciéndoles: "Sería preferible que
no tuviera cáncer, pero, si lo tiene, eso no va a ser el fin del mundo y generalmente puede
hacer algo eficaz sobre el particular". También podría decirles: "Es muy deseable que deje
de deprimirse; pero usted no tiene que ser, ni es, un gusano si se deprime".
Si dicen: "No puedo continuar sometido a dieta toda mi vida" o "Me resulta
imposible dejar de fumar", usted debe procurar que cambien esas frases por otras que
digan "Puedo seguir una dieta aun cuando lo encuentre bastante difícil", "Hasta ahora no
he dejado de fumar, pero eso no prueba que sea imposible, sino solamente que es difícil'.
Si manifiestan "Procedo mal cada vez que intento hacer citas regulares con mi
dentista", usted puede indicarles que deberían cambiar esa afirmación por otra que diga:
"Por lo general actúo deficientemente la mayoría de las veces que trato de hacer citas
regulares con mi dentista, pero eso no significa que en el futuro no me sea posible actuar
mejor a este respecto".
Si insisten en decir que "Sería horrible que tuvieran que practicarme una operación"
o "Sería terrible que esta intervención no curara por completo mis males", usted puede
tratar de que piensen, en vez de eso, que "Sería muy inconveniente (pero eso es todo)
que tuvieran que hacerme una operación" o "Sería una contrariedad que esta intervención
no curara por completo mis males; pero podría vivir felizmente a pesar de ello".
Si confiesan que "Soy una mala persona por beber tan continuamente y arruinar mi
salud" o "Soy un individuo despreciable porque no quiero hacer ni siquiera los ejercicios
que me indica el doctor", usted les ayudaría a que se dijeran, en cambio, para sus
adentros: "Es una gran desdicha que yo tontamente siga bebiendo con tanta frecuencia y
arruine mi salud. Pero ese estúpido comportamiento no me convierte en una mala
persona". Es posible que los pacientes también digan: "definitivamente estoy perjudicando
mi propia salud por no hacer los ejercicios que me ha indicado el doctor, y eso significa
que estoy actuando de manera muy tonta. Sin embargo, no puedo legítimamente
clasificarme, en mi totalidad, como individuo insignificante o despreciable debido a mis
actos. Sería mejor que me pusiera de nuevo a trabajar para cambiar ese necio proceder
en vez de menospreciarme".
Si aseguran que "Necesito la ayuda de mi compañero para superar esta
enfermedad", usted ha de procurar hacerles pensar, en vez de eso: "Deseo mucho la
ayuda de mis compañeros para superar esta enfermedad, pero ciertamente no la necesito
y puedo arreglármelas sin ella".
Si declaran que "Se supone que pienso racionalmente, ahora que usted me ha
mostrado cómo hacerlo, y que tengo que acabar con esta idea irracional", usted podrá
ayudarlos a cambiar esa frase por la de "Será mejor que utilice la TRE para ayudarme a

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pensar de manera más racional, pero no tengo que hacerlo. Si no lo hago, sólo sufriré
innecesariamente y estoy determinado a procurar sufrir menos".
De este modo, usted sigue de cerca las formas de pensamiento imprecisas,
exageradas y demasiado generalizadas de sus pacientes, cuando hablan consigo mismos
o conversan con usted o con otras personas, y si usted, sin condenar, amablemente sigue
corrigiéndolos, los estimulará de igual modo a rectificarse ellos mismos y a aprender a
pensar de manera más clara y racional.

Enseñando afirmaciones dialécticas y filosofías racionales


Algunos terapeutas del comportamiento cognoscitivo, como Donald Meichenbaum y
Michael Mahoney, ponen en tela de juicio la eficacia de las técnicas, muy activas, de la
TRE de discutir las creencias irracionales, porque se preguntan si las mismas no son
demasiado controvertibles para determinados clientes. Esto es posiblemente cierto,
aunque la poca evidencia que todavía existe conduce directamente a este punto. En
cualquier caso, si usted no desea utilizar con sus pacientes una reestructuración
cognoscitiva de naturaleza discutible, una técnica alternativa es enseñarles afirmaciones
dialécticas o filosofías racionales, que pueden emplear en lugar de las creencias
irracionales que usan con frecuencia.
Usted debe enseñar a sus clientes a utilizar y practicar afirmaciones como "Nada
es terrible en el universo, aunque muchas cosas son muy inconvenientes"; "En realidad,
nunca necesito lo que deseo"; "Puedo soportar perfectamente cosas molestas que no me
gustan"; "Clasificarme a mí mismo y a otras personas es indebido, aunque clasificar mis
características, mis actos y mis ejecuciones puede ser de bastante ayuda” o “Sería mejor
aceptar el hedonismo a largo plazo, en vez de sólo a corto plazo.
Tales afirmaciones no son precisamente la clase de pensamiento positivo que
mencionamos con anterioridad en este capítulo, ya que incluyen la noción de que muchas
cosas pueden ser malas o inconvenientes y que sus pacientes quizá fallen con facilidad y
actúen estúpidamente. Esto está todavía "muy bien" en el sentido de que pueden aun vivir
con felicidad, aunque no tanto como podrían hacerlo bajo mejores condiciones.
El problema de enseñar a las personas afirmaciones dialécticas y filosofías
racionales es que ello puede no mostrarles por qué tales ideas son y cómo las mismas
pueden distinguirse de las irracionales. En consecuencia, sus pacientes, cuando actúan
por su cuenta, es posible que no tengan mucha capacidad para entender por sí mismos,
siempre que se encuentren deprimidos o alterados, lo que están haciendo para crear sus
sentimientos inapropiados; y pueden ser incapaces de renunciar a sus ideas, aunque
comprendan lo irracional de éstas. La forma lógica y empírica de enseñar a discutir en la
TRE tiende, por consiguiente, a hacer a las personas más dueñas de sí mismas, y ésta
parece ser una solución algo más apropiada de sus problemas que simplemente
enseñarles dialéctica y filosofías racionales. Sin embargo, esta última técnica es todavía
buena y usted puede usarla con eficacia en muchas ocasiones.

Terapia de retribución
En estudios realizados por muchos psicólogos sociales y experimentales se ha
encontrado que las personas a menudo tienden a atribuir motivos, razones y causas a los

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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demás, a acontecimientos externos y a estados físicos internos. Mediante esta clase de


atribución, mucha de la cual es falsa y engañosa, influyen significativamente en sus
propias emociones y conductas y, a veces, contribuyen a sus propios trastornos. De este
modo, individuos paranoides, en particular, observan que otros los tratan "mal" y les
atribuyen hostilidad cuando en realidad ésta puede no existir ya sea en parte o por
completo.
Yo (Albert Ellis) soy diabético y, por tanto, como regularmente (ocho veces al día)
para equilibrar la inyección de insulina que le aplico todas las mañanas antes del
desayuno. Por lo general, explico esto a mis pacientes y ellos pueden tomar nota de este
hecho. Sin embargo, unos cuantos atribuyen mi ingestión regular de emparedados, a
veces durante las sesiones de terapia, a varias "intenciones" como: no estoy interesado
en ellos, no soy lo bastante hospitalario para ofrecerles también algún alimento, o a que
como de prisa el pan para mostrar que soy opuesto a sus puntos de vista sobre nutrición.
Todas estas ideas suyas, como a veces intento explicarles, no tienen sentido.
No tome demasiado en cuenta los hechos que sus pacientes le presentan. No
obstante, investigue a qué los achacan. De este modo, quizá resulte que sus padres los
hayan tratado a veces injustamente. Pero ¿fue así porque los padres realmente querían
hacerlo o porque tenían ciertos deseos propios que anteponían a los de sus hijos? Una
vez más, los compañeros de esos pacientes pueden haber actuado en forma poco
amorosa o amable. Sin embargo, ¿era así porque dichos compañeros se sentían poco
afectivos o tenían odio para ellos o porque abrigaban sus propios problemas y otros
motivos que la falta de amor o el odio para actuar como lo hicieron?
Por supuesto, las personas a veces hacen cosas para herir a otras o mostrarles
que tienen muy poco interés en ellas, pero no lo hacen con frecuencia. En realidad, es
mucho más común que hagan cosas "malas" o "perjudiciales" al margen de sus propios
trastornos, es decir, de su menosprecio de sí mismos o de su poca tolerancia a la
frustración. Y a usted le es dado enseñar a sus pacientes la manera de buscar esta clase
de trastornos en los demás, más bien que atribuir sus acciones a “maldad” o a “completa
falta de interés”.
Una de mis pacientes (Albert Ellis), por ejemplo, insistía en que su marido siempre
la dejaba insatisfecha sexualmente, que lo hacía a propósito, que deseaba verla sufrir y
que su negativa a proporcionarle orgasmos en la forma que ella quería, mediante
manipulación del clítoris, demostraba que no tenía interés alguno en ella. Yo dudé de que
las cosas fueran así y le manifesté que, por la restante información que me había dado
sobre su marido, éste parecía tener graves sentimientos de incapacidad y poca tolerancia
a la frustración. Por lo tanto, formulé la hipótesis de que era bastante posible que él
estuviera negándose a satisfacerla sexualmente porque, primero, creía que tenía que
hacerlo con su propio pene, ya que de otro modo no sería realmente hombre cabal y,
segundo, porque encontraba muy difícil, después de un día de problemas en la oficina
(donde experimentaba profundos sentimientos de incapacidad), dedicar toda una media
hora a besuqueos y caricias para proporcionar a su esposa la clase de orgasmo que
deseaba.
Ella comprobó mi hipótesis, tuvo con su esposo una plática exenta de hostilidad
acerca del sexo y encontró que yo tenía razón. Él la amaba sinceramente y le hubiera
perturbado mucho más que a ella cualquier tipo de separación. Pero irracionalmente
sentía que tenía que proporcionar a la esposa un orgasmo durante el coito, y también
poseía una considerable cantidad de pereza o poca tolerancia a la frustración. En cuanto

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tuvieron esta discusión y la mujer, sin ira alguna, comprendió la situación sexual en que él
se hallaba, a ella le resultó muy fácil hacer que su marido aceptara métodos no coitales
regulares a fin de lograr el orgasmo, y ambos comenzaron a tener una vida sexual
notablemente satisfactoria.
Cuando sus pacientes se quejen de que alguien les hace algo o de que las
condiciones están dispuestas para que sufran indebidamente, revise el asunto, pues no
sea que estén haciendo suposiciones infundadas Si éste fuera el caso, trabaje con ellos a
fin de acabar con dichas atribuciones y trate de que hagan algo práctico para solucionar
sus quejas. Encontrará usted que, una vez que dejan de atribuir intenciones
desagradables a otros y cesan de pensar que todas las estupideces del mundo están
especialmente dispuestas para confundirlos, se sentirán mucho mejor y pasarán
momentos más gratos en la vida.

Métodos de distracción
En realidad, buena parte de la psicoterapia consiste en distracción, aunque algunos de los
que utilizan esta forma de tratamiento no parecen estar plenamente conscientes de cómo
y por qué la están empleando. Como ha señalado Joseph Wolpe, una vez que las
personas se inquietan por algo, utilizan diferentes modos de distracción, o sea lo que él
llama inhibición reciproca, para apartarse de sus ansiedades y sentirse mejor. Si hacen
esto un suficiente número de veces, comenzarán a comprobar que cuentan con una
técnica eficaz de control de la ansiedad, y entonces es posible que pierdan por completo
ciertos temores.
Aunque muchos métodos de distracción, como la relajación, el yoga y los deportes,
parecen físicos, realmente son muy cognoscitivos, ya que, de acuerdo con la teoría de la
TRE, nosotros mismos nos angustiamos, nos deprimimos o nos hacemos hostiles, al
enfocarnos o concentrarnos en alguna idea horripilante, como: "Sería horrible que
fracasara en la plática que voy a dar mañana. Tengo que darla bien. Sería una persona
abominable y muy estúpida si la diera mal".
Como reiteradamente hemos mostrado en este libro, una solución excelente y
duradera a esta clase de "horripilación" consiste en discutir lógica y empíricamente estas
ideas y reemplazarlas con una nueva filosofía (o efecto cognoscitivo) de que sería
desventajoso, pero difícilmente horrible o catastrófico que fallemos en esta plática de
acercamiento. Sin embargo, por una u otra razón, podemos no hacer esta clase de
reflexión y, en cambio, distraernos de diferentes maneras, por ejemplo, entablando una
conversación con alguien, leyendo, viendo la televisión, haciendo ejercicios extenuantes,
meditando, o usando la técnica de Jacobsen de relajación muscular progresiva.
Todas estas y otras muchas distracciones a menudo funcionan debido a que
mientras estamos practicándolas, nos concentramos en lo que hacemos y, debido a esto
y a la forma limitada en que nuestra mente trabaja, por lo general no podemos
simultáneamente concentrarnos en lo terribles que pueden ser las cosas. Por supuesto,
esta forma de distraernos con pensamientos sobre X (una evocación relativamente
agradable) y, por consiguiente, de dejar de pensar sobre Y (evocación más bien
desagradable) tiene limitaciones evidentes. En primer lugar, nuestras ideas
desagradables pueden no ser enteramente destructivas, ya que a menudo comprenden
una preocupación apropiada así como ansiedad o pánico inapropiado, y al desecharlas es
posible que desechemos también la solución constructiva del problema. En segundo

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lugar, las distracciones cognoscitivas pueden ser una forma de negación, ya que si con
frecuencia recurrimos a ellas, quizá expulsemos de la conciencia las ansiedades, las
hostilidades y otras ideas negativas y nos quedemos sin tener contacto con ellas. En
tercero, la distracción normalmente sólo dura cierto tiempo, puesto que, al dejar de
concentrarnos en actividades físicas, en fantasías placenteras, en meditación o en lo que
quiera que sea, todavía nos quedamos, por lo general, con los mismos problemas básicos
que teníamos.
Los autores de este libro, por ejemplo, con frecuencia han tratado con entusiastas
maestros de meditación, yoga y métodos de relajación y los han visto beneficiarse
apreciablemente del empleo de esta técnica en ellos mismos. Son capaces de
concentrarse profundamente en estados placenteros y de despreocupación durante
períodos que van de 20 minutos a unas cuantas horas al día. En esos lapsos están muy
tranquilos y a veces casi estáticos. No obstante, todavía tienen ansiedades básicas
considerables y, en ocasiones, abrumadores raptos de ira y depresiones; ni siquiera los
centenares o millares de veces que han recurrido a sus métodos de distracción han
logrado revelar parcialmente sus trastornos fundamentales.
Sin embargo, usted puede recomendar a sus pacientes varias clases de
distracciones cognoscitivas, en especial para usarlas como respiros temporales de
ansiedad abrumadora. Si enfrentan procedimientos médicos u odontológicos que
consideran "horrendos" o "debilitantes", también debe usted mostrarles cómo utilizar los
métodos de relajación de Jacobsen o de Luthe y Schultz, aconsejarles el yoga y otros
ejercicios, enseñarlos a meditar, dirigirlos hacia los deportes o incitarlos a que se
involucren en otros tipos de actividades de distracción.
A este respecto, una de las mejores es la que en la TRE llamamos interés
absorbente vital. Los humanos, como se señala en A New Guide to Rational Living,
naturalmente buscan actividades agradables. Sin embargo, muchas de éstas duran poco
y, por tanto, conducen al aburrimiento y a la búsqueda de nuevos entretenimientos, los
que a veces no son fáciles de encontrar o de continuar. En consecuencia, si sus pacientes
pueden involucrarse en intereses de largo alcance y en gran escala, a menudo se sentirán
mejor que si sólo se fijan metas efímeras.
Algunas actividades constructivas de largo alcance pueden ser, por ejemplo,
casarse y fundar una familia; especializarse en intereses vocacionales absorbentes, como
la medicina, la astronomía o la bioquímica; tratar de hacerse novelistas, pintores o
médicos sobresalientes; convertirse en expertos en algún deporte, en el teatro o en la
política; viajar a todos los lugares importantes del mundo, etcétera.
Si usted ayuda a que sus pacientes estén entregados a mantener un alto nivel de
interés en uno de estos importantes campos (o incluso en varios), a menudo tenderán a
estar permanentemente alejados de algunas de sus peores preocupaciones y
depresiones y podrán llevar una vida mucho más feliz. No permita, cortésmente, que le
convenzan de que ellos no experimentan, ni podrían tal vez experimentar en el futuro,
semejante entrega en gran escala. Casi todos pueden, si realmente lo intentan, lograr
alguna. Persista en sus intentos por desarrollar en ellos esta clase de interés vital y ver si
puede ayudarlos a descubrir alguno.

Métodos para imaginar y fantasear

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Ya hemos hablado antes del método de imágenes racional-emotivas y mostrado lo


efectivo que puede ser. Además, usted debe utilizar otros varios procedimientos de
imágenes mientras emplea la TRE con sus pacientes, como se ha indicado por terapeutas
e investigadores destacados, como Barry Brown, Aaron T. Beck, Albert Bandura, Joseph
Cauda, Arnold A. Lazarus, Jerome Singer, Thomas Stampfl, D.J. Lewis y Joseph Wolpe.
Joseph Cautela, por ejemplo, ha sido pionero en la sensibilización y la desensibilización
ocultas. Empleando esta técnica, usted puede hacer que sus pacientes que tienen miedo
a la cirugía imaginen que tendrán experiencias y resultados agradables al someterse a
una operación. Asimismo, utilizando el método de Stampfl y Lewis de implosión o
inundación imaginaria, hará que sus pacientes, que tienen un gran miedo a los
procedimientos médicos, imaginen intensamente, una y otra vez, que están sometidos a
dichos procedimientos, hasta que se insensibilicen en ellos mismos a tales imágenes. De
igual modo, haciendo uso de los métodos de inhibición recíproca de Wolpe, hará que sus
pacientes imaginen que se someten a los procedimientos médicos que tanto temen,
dejándolos que avancen mentalmente cada vez más en la experimentación de éstos,
haciéndoles interrumpir sus sentimientos de ansiedad mediante técnicas tranquilizantes,
como la de relajación progresiva de Jacobsen.
Todos estos métodos inducen a sus pacientes a estar encarando, al menos en su
imaginación, a personas y acontecimientos por los que sienten verdadero temor y
haciéndoles que "vean" que tales experiencias activantes (en el punto A del sistema A-B-
C de la TRE) no son en realidad tan terribles u horripilantes como ellos piensan. Podemos
decir que las personas realmente imaginan sucesos "terribles" y luego tienen síntomas
"horripilantes", como una molesta sensación de pánico; después, exageran la importancia
de tales sentimientos y, por último, se vuelven aún más temerosos de sus sentimientos
que de los sucesos "terribles" originales. Empiezan con miedo a una cosa o un
acontecimiento y terminan con temor a su propio miedo o a los sentimientos "horribles"
que experimentan cuando están temerosos. Sus síntomas secundarios o sensación de
molesta ansiedad a menudo son peores que los primarios, o ansiedad sobre algún objeto,
individuo o suceso. Por consiguiente, se mantienen apartados no sólo del acontecimiento
original, sino también de cualquier símbolo, idea o representación del mismo.
Por ejemplo, de modo característico, un niño tiene una desagradable experiencia
de tragar una gruesa píldora o de ser pinchado con una aguja de inyección y, en
consecuencia, se vuelve temeroso de la píldora o de la aguja. Sin embargo, al aprender
que experimentará mucha ansiedad cuando se enfrente a la necesidad de tragar una
píldora o de ser inyectado, el niño se vuelve extraordinariamente temeroso de esta
molesta sensación de ansiedad. Por lo tanto, cualquier mención de una píldora o de una
aguja o cualquier representación o imagen de ellas será suficiente para que sufra un
acceso de terror. Este riesgo quizá perdure por el resto de su vida. Teniendo presente que
sus pacientes están ansiosos acerca de su ansiedad, usted puede combinar las
explicaciones de la TRE y discutir con ellos esa condición con cualesquiera técnicas
imaginables, hasta hacer que se enfrenten, en su imaginación, a los objetos originalmente
temidos, a fin de ayudarlos a superar su incómoda ansiedad o sus temores sobre sus
temores. Puede utilizar las imágenes racional-emotivas (IRE) para hacer que supongan
que están encarando, digamos, una serie de inyecciones y se hallan muy angustiados por
ello. Puede preguntarles: "¿Cómo se siente acerca de sus sentimientos de ansiedad?"
Por lo común, contestaran diciendo: "Terriblemente alterado y nervioso; muy incómodo".
Entonces usted les instruirá replicando: "Ahora, mientras se siente inquieto ante la
perspectiva de que se le apliquen varias inyecciones, procure sentirse sólo preocupado e
incómodo y no angustiado por su ansiedad. Sienta sólo preocupación e incomodidad,
pero no ansiedad".
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
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Los pacientes casi siempre podrán hacer lo que se les pide. Entonces usted deberá
preguntarles cómo hicieron ellos para sentirse preocupados y molestos, en vez de muy
ansiosos acerca de sus sentimientos de ansiedad, y generalmente contestarán: "Me dije a
mí mismo que aquello sólo era molesto, pero no terrible ni motivo de ansiedad" o
"Comprendí que la ansiedad es sólo un sentimiento desfavorable y que ciertamente no
me mataría". Luego, haga que practiquen este mismo procedimiento IRE todos los días
durante un mes aproximadamente, hasta que puedan imaginarse ellos mismos
sintiéndose ansiosos y encaren esta clase de sentimiento con cierto grado de
ecuanimidad.
Después, con una combinación de imaginar técnicas y de explicar y combatir los
sentimientos severos de ansiedad con el A-B-C-D-E de la TRE, usted ayudará a sus
pacientes a encarar y superar casi cualquier temor abrumador (o temor de estar
temeroso) que hayan creado. La ventaja del aspecto de discusión o desafío de la TRE es
que también le ayuda a usted, como terapeuta, a comprender más acerca de lo que está
ocurriendo en la mente y en los sentimientos del paciente, lo que le permite dar a éste una
imagen mucho más cabal de lo que está sucediendo y de la forma en que puede ser
comprendido y cambiado.

Venciendo sentimientos de inutilidad


Como acabamos de observar, muchos problemas emocionales que usted encontrará en
su trabajo como profesional de la salud tienen que ver con la poca tolerancia a la
frustración o con la molesta ansiedad. En el campo de la medicina, quizá más que en
cualquier otro, las personas tienen un temor racional a la enfermedad, la incapacidad y los
procedimientos médicos, y luego lo exageran en un conjunto muy irracional de temores.
Les desagrada, como es natural, la incomodidad y la posible muerte, y es fácil que
aumenten los inconvenientes y las desventajas reales de estos estados, convirtiéndolos
en "santos horrores" o "terribles hechos". Esta clase de poca tolerancia a la frustración
crea en ellos graves sentimientos de nerviosidad, ansiedad, angustia o depresión, y se
sienten tan desmesuradamente molestos sobre tales síntomas de trastorno que, con
frecuencia, se alteran más por los síntomas que por los problemas médicos originales. A
veces es casi imposible precisar dónde terminan sus síntomas primarios y dónde
empiezan los secundarios. Sin embargo, se puede hacer la suposición de que la mayoría
de las veces tienen ambos conjuntos de trastornos.
Si sus pacientes tienen muy alta tolerancia a la frustración, la mayoría de sus
problemas emocionales sobre enfermedad e incapacidad probablemente desaparecerán.
No obstante, todavía conservarán otros trastornos serios, como los que involucraban
ansiedad del ego, ya que la molesta ansiedad o baja tolerancia a la frustración es una
forma muy común de dificultad emocional, pero la ansiedad del ego es también
pandémica entre los humanos.
La ansiedad del ego procede principalmente de la primera de tres premisas
mayores irracionales que los individuos establecen sobre los acontecimientos de sus
vidas: "Tengo que actuar bien y obtener la aprobación de las personas importantes, y si
no logro lo que debo a este respecto, será terrible, no podré soportarlo y seré un ente
despreciable". Da como resultado, en el punto C (Consecuencia emocional), sentimientos
profundamente arraigados de depresión, angustia, inadaptación e inutilidad. Aunque usted
quizá no esté seguro de que sus pacientes tienen tales sentimientos o los pensamientos
que los crean, sí está razonablemente seguro de que la gran mayoría de ellos los poseen
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
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al menos en cierto grado, ya sea en forma franca o encubierta. Así, esté vigilante para
observar si los tienen.
Si encuentra a sus pacientes manifestando cualquier forma de ansiedad del ego,
puede utilizar la regla general A-B-C-D-E de la TRE y, en especial, concentrarse en D, o
discutir sus creencias irracionales que directamente parecen yacer en el fondo de esta
clase de ansiedad. De manera más específica, puede mostrarles o enseñarles las
siguientes filosofías de contraataque.
1. Usted no es definitivamente sus características o no es igual que éstas. Sus
características, sus hechos y sus realizaciones son, desde luego, aspectos importantes de
usted. Pero si tiene una característica excepcionalmente mala, por ejemplo, la de una
estupidez o una inmoralidad consistente, éste es sólo uno de sus principales rasgos.
Decir, por consiguiente, que usted, un ser humano cabal, es malo o inútil debido a esta
característica (que es contraproducente y propiciatoria de una menor felicidad) constituye
una excesiva generalización y no puede ser lógica o empíricamente válida.
2. Usted, o su totalidad como ser humano, es tan complejo que lo probable es que
no pueda ser objeto legítimamente de una clasificación única. Tiene, en verdad miles (Si
es que no millones) de rasgos y de modos de proceder. A veces, estos son bueno
(ayudan a usted y a otros a vivir con felicidad) y, a veces, son malos (contraproducentes e
innecesariamente perjudícales para su felicidad o la de otros) La mayoría de tales
características son bastante diferentes. Consisten, en cierto sentido, en manzanas y
peras. Pueden estar cambiando sin cesar. Por lo tanto, ¿Cómo puede usted, o cualquier
otro, sumarlos o multiplicarlos, dividir entre el número total de características involucradas
y obtener una clasificación general de su ser?
3. Usted constituye un proceso en marcha, en cambio constante. Tiene un pasado
y un presente y, hasta el día de su muerte, siempre tendrá un futuro. Difícilmente parece
legitimo asignar cualquier índole de clasificación conjunta a un proceso de esta
naturaleza. ¿Cómo va usted a saber o a predecir con exactitud, en qué forma se
conducirá en un futuro?
4. Cuando usted se clasifica a sí mismo, su individualidad, o su totalidad, puede
parecer que está intentando ayudarse a vivir y disfrutar, pero en realidad está
persiguiendo, casi siempre, otras metas mágicas. Esta tratando de probar que es “mejor”
o “peor” que otros seres humanos, que es verdaderamente “especial”. Esto significa, en
efecto, que esta preocupado por ser noble, divino o superhumano a fin de ganar el cielo, o
que está intentando probar que es innoble, diabólico o subhumano a fin de ganar el
infierno. Esta es una tarea inútil, ya que es muy probable que usted sea jamás
superhumano o subhumano, o que alcance el cielo o el infierno.
5. Cuando usted no se siente inadaptado, menospreciado o inútil, está consciente o
inconscientemente suponiendo que hay alguna clase de fuerza especial o de destino en el
universo que lo vigila (como a otras personas), para ver si sus características y sus actos
son bastante buenos y claramente lo condena y castiga durante toda la vida en la Tierra y
tal vez en la eternidad. Esta clase de fuerza que todo lo ve, que da a usted en conjunto
“merecimientos” o “desmerecimientos”, no puede ser probada terminantemente y tiene
poca probabilidad de existir. Si, además, cree en ella, tenderá a sentirse “sin meritos” y no
tratará de mejorar sus rasgos o sus realizaciones. De cualquier modo que sea, semejante
fuerza, o destino sádico, es improbable que exista y usted será muy tonto si basa sus
sentimientos en su creencia en ella.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


62

6. El propósito ostensible de su clasificación de sí mismo o de su totalidad, así


como de sus diversos actos, es ayudarse a vivir más tiempo y más felizmente, ya que si
usted sólo clasificará su comportamiento y lo hiciera en relación con sus metas de
sobrevivir y disfrutar, tendría un importante elemento correctivo y tendería a mejorar sus
formas de pensar, sentir y comportarse. Sin embargo, tan pronto como inicia esta
clasificación, por lo general acaba haciéndose un inmenso daño: a) usted se aparta de su
meta de cambiar sus características, y en vez de eso, se concentra en su ser en lo que
otros piensan de usted, en la condenación y en otras cosas que no son pertinentes, que
absorben mucho de su tiempo y de su energía y lo hacen menos eficaz, en el cambio. b)
Usted elabora sentimientos abrumadores de ansiedad, de esperanza, de depresión e
inutilidad. Cuando es presa de tales sentimientos se encuentra, una vez más, incapaz de
concentrarse en cambiar sus actos y sus rasgos con el fin de mejorar. c) Puesto que
usted es humano y falible, si aspira a cualquier clase de bondad total o universal,
inevitablemente fracasará, porque continuará cometiendo graves errores y procediendo
en formas disfuncionales. En consecuencia, tenderá a considerarse esencial o totalmente
"malo" y pensará que una mala persona como usted difícilmente será capaz de cambiar
sus rasgos o características. También hará profecías negativas de realización propia
acerca de su mal proceder en el futuro y, por lo tanto, a menudo dará lugar al mal
comportamiento que obstinadamente predice para sí mismo. d) Aun cuando sus trabajos
de autoclasificación lo presenten y usted mismo se considere "buena” persona, habrá
logrado sólo una victoria pírrica y temporal, ya que entonces tendrá que mantener su
"bondad" y, en consecuencia, que cuidarse usted mismo y cuidar su comportamiento
incesantemente, para estar seguro de que no fallará en forma apreciable en el futuro. Así
pues en el mejor de los casos, en el fondo seguirá angustiado, aunque temporalmente se
sienta "idóneo".
Con argumentos como éstos, es posible que usted muestre a sus pacientes cómo
abandonar sus clasificaciones de sí mismos y sólo continuar evaluando sus actos y otras
realizaciones. Puede, justificadamente, advertirles que, debido a que son humanos y han
sido criados en una sociedad humana, poseen fuertes tendencias biológicas y
sociológicas a pasar de la clasificación de rasgos a la "autoclasificación" global, y que es
muy poco probable que lleguen a ser perfectos "no clasificadores". También puede
mostrarles que, a menudo, es muy deseable para ellos clasificar sus actos y sus rasgos e
intentar mejorarlos. Sin embargo, puede mantener ante ellos el ideal de no clasificar en
absoluto su "yo", su totalidad, y ayudarlos mucho a este respecto.

El empleo del humor y la intención paradójica


La TRE siempre ha subrayado el empleo del humor y de la intención paradójica en
psicoterapia. Como señalé (Albert Ellis) en una charla algo informal, en la asamblea de la
American Psychological Association, en Washington (cuando por primera vez en la antes
seria y respetable historia de esta asociación hice una presentación sobre "La diversión
como psicoterapia", en el curso de la cual canté --sí, canté en mi apagada voz de
barítono-- algunas canciones humorísticas racionales) el trastorno emocional consiste, en
buena parte, en tomar la vida demasiado en serio y exagerar el significado de las cosas.
Eso es lo que yo he llamado con premeditado humor, "catastrófica”, "terribilizar" u
"horribilizar”.
Si las personas tienden a no ser sólo serias sino exageradamente serias sobre sus
deseos y frustraciones, un método para ayudarlas a superar esto es reducir al absurdo, de

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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un modo humorístico, sus creencias irracionales. En la TRE hacemos esto a menudo y,


por lo tanto, nos traslapamos con otros distinguidos terapeutas modernos que han hecho
hincapié en el humorismo, la intención paradójica, el lenguaje evocativo, la ironía y otras
clases de jocosidad. Notables son, a este respecto, los procedimientos delineados por
Eric Berne, Allen Fay, Frank Farrelly, Viktor Frankl, Harold Greenwald, Jay Haley, Arnold
Lazarus, Buzz O'Connell y Carl Whitaker.
Como se muestra en el trabajo "La diversión como psicoterapia” (que se reproduce
en Handbook of Rational-Emotive Therapy, de Albert Ellis y Russel Grieger), usted puede
emplear con sus pacientes el humorismo en diversas oportunidades y circunstancias que
son parte integral de la TRE. Primero, puede ayudarlos a tener responsabilidad de sus
propios trastornos y no eludirla pretendiendo que alguien los hiere emocionalmente, o que
su incontenible impulso a comer o a fumar los hacen proceder así. Cuando los pacientes
se evaden a este respecto, conviene que les diga humorísticamente algo como "¿Qué se
dice para sus adentros inmediatamente antes de engullir ese alimento por su gaznate?
¿Que odia la comida? ¿Que sólo come lo justo para mantenerse en pie? ¿Que quiere
demostrar a su difunta madre que puede comer cuanto quiera sin engordar? ¿Quiere
decirme que los alimentos brincan del refrigerador a su plato, y luego a su boca, y lo
fuerzan a tragárselos?"
Segundo. Puede ayudarlos a aceptarse a sí mismos incondicionalmente, señalando
humorística y paradójicamente las horribles personas que son en realidad por cometer
errores o incumplir sus propios propósitos. Si un miembro de un grupo de pacientes
confiesa algún acto estúpido y sigue condenándose a sí mismo por él, usted podrá decir
algo como esto: "Por supuesto, nadie más en este grupo comete jamás tal clase de
equivocación. Quizá sea mejor para todos nosotros que nos alejemos de usted para
siempre".
Tercero. Puede hacer bromas o chistes sobre el perfeccionismo de sus pacientes.
Cuando manifiesten un excesivo miedo a bailar, jugar tenis, hablar o a hacer alguna otra
cosa de manera imperfecta, usted puede hacer un comentario más o menos parecido a
esto: "Y, por supuesto si usted baila mal, todos los que se encuentran en la pista dejarán
de bailar y soltarán la carcajada; en toda la noche no harán más que pensar en usted y
recordarán su lamentable forma de bailar durante los siguientes 40 años, ¿verdad?"
Cuarto. Puede utilizar el humorismo para ayudar a sus pacientes a que acepten
plenamente o soporten de buen grado muchos aspectos de la realidad que a ellos no les
gustan. Si, por ejemplo, aplazan invariablemente cosas difíciles para el último minuto,
usted podrá decir algo como esto: "Sí, y dejando las cosas para el último minuto resultan
más fáciles o se hacen solas como por arte de magia. Sus trabajos de examen trimestral
o sus informes de negocios se escriben solos el último día de plazo. ¿No es así?"
Quinto. Puede atacar en forma humorística las exigencias y demandas de absoluta
certidumbre de sus pacientes. Así, cuando los miembros de mi grupo de terapia (Albert
Ellis) pedían una garantía de que lograrían el amor de alguien o que tendrían éxito en la
escuela, yo solía interrumpirles diciéndoles: "Muy bien. En realidad, hoy tienen ustedes
suerte, porque acabamos de imprimir un certificado bellamente grabado que les garantiza
que obtendrán exactamente lo que desean. Pídanlo en la oficina del piso de abajo y se lo
facilitarán completamente gratis".
Una de las técnicas más recientes de TRE, que fue facilitada al público en el
trabajo "La diversión como psicoterapia", es el empleo de canciones humorísticas
racionales. Tales canciones son cognoscitivas porque cada una comprende una filosofía
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
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racional o una crítica mordaz de alguna creencia irracional. Son emotivas por lo musicales
y a menudo se adaptan a canciones que ya tienen una cualidad evocativa y dramática
para el cantante y su auditorio. Son conductuales porque han sido ideadas para ser
repetidas mentalmente por sus clientes una y otra vez, como las canciones de anuncios
que escuchan por radio o por televisión y, por ende, hacen que sus mensajes penetren en
las personas que las cantan ya sea en alta voz o para sus adentros.
Una de tales canciones humorísticas racionales es, por ejemplo, esta que yo
(Albert Ellis) he escrito para la música de la famosa "Whiffenpoof Song", de Yale (la que
en realidad fue compuesta por un estudiante de Harvard en la década de 1890):
I cannot have all of my wishes flied
Whine, whine, whine!
I cannot have every frustration stilled
Whine, whine, whine!
Life really owes me the things I miss!
Fate has to grant me eternal bliss!
And if I must settle for less than this
Whine, whine, whine!
Otra canción humorística racional que puede usted intentar con sus pacientes es "Perfect
Rationality", hecha para la música de "Finiculi, Finicula", de Luigi Denza:
Some think the world must have a right direction
And so do I, and so do I!
Some think that with the slightes imperfection
They cant get by -and so do I!
For I, I have to prove Im superhuman,
And betterfar than people are!
So show I have miraculous acumen
And always rate among the Great!
Perfect, perfect rationality
Is, of course, the only thing for me!
How can I even think of being
If I must live fallibly?
Rationality must be a perfect thing for me!

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Dos canciones humorísticas más racionales, que puede usted hacer que empleen sus
pacientes (y que aparecen en el cancionero A Garland of Rational Songs y en la
grabación que con el mismo título publicó el lnstitute for Rational Living) son:
I am just a love slob!
(Para la música de “Annie Laurie")
Oh, I am just a Love Slob,
Who needs to have you say
That you will sure adore me
Forever and a day!
If you won´t guarantee
Forever mine to be,
I shall whine and scream and make life stormy,
And then lay me doon and dee!
Oh, I hate to get up and get going!
(To the tune of lrving Berlin´s "Oh, how I hate to get up in the morning")
Oh, how I hate to get up and get going!
Oh, how I love to procrastinate!
For the hardest thing I know
Is to hear the whistle blow,
You gotta get on, you gotta get on,
You gotta get on and stop slot slowing!"
Someday, I prornise that I will get going
Someday, but never, of course, today!
I think I'll still procrastinate
And always get my ass in late,
And piss the rest of my life away!1

1
No se traducen estas canciones, porque (debido a los juegos de palabras intraducibles
que hay en ellas) en español tendrían poco sentido y carecerían, por lo tanto, de gracia y,
además, porque la música es prácticamente desconocida en los países de habla
española. En cada país hay canciones jocosas análogas, que se cantan con música
popular. Los terapeutas pueden hacer (o encargar) las adaptaciones de las mismas que
convengan a sus pacientes. (N. Del T.)

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


66

Con estos métodos y otras varias formas de humorismo que usted puede idear y adaptar,
podrá a menudo ayudar a sus pacientes a sonreír y, por consiguiente, a aceptarse ellos
mismos con sus puntos vulnerables y sus fallas. Mediante el empleo del humorismo
también es posible esclarecer algunos de los comportamientos contra producentes de los
pacientes, de manera que no sea amenazador aliviar la monotonía y la excesiva seriedad
de muchos puntos repetitivos que con frecuencia parecen esenciales para la terapia
eficaz; ayudar a los pacientes a desarrollar una especie de frialdad objetiva al participar
en la frialdad humorística de usted; ayudarlos de modo paradójico a pensar y actuar en
forma opuesta a algunos de sus modos disfuncionales usuales, y mostrarles lo irracional,
lo realista, lo irrisorio y lo divertido de la v

Capitulo 13

Tratamiento de problemas
sexuales con TRE

L os médicos, las enfermeras y otros especialistas de la salud son requeridos a menudo


para tratar problemas sexuales. Hay varones que acuden a ellos porque no pueden
lograr la plena erección y terminar el coito, porque fácilmente desaparece su erección una
vez que empiezan a copular, o porque, aunque no tienen problemas en alcanzar la
erección, tienden a terminar demasiado rápido o a tener "eyaculación prematura". Y hay
mujeres que acuden a esos profesionales porque no se excitan sexualmente con facilidad,
o porque, aun cuando no tienen dificultad para excitarse, encuentran casi imposible llegar
al orgasmo, sobre todo en el coito. Los pacientes --tanto hombres como mujeres-- pueden
asimismo hablar a los doctores y a las enfermeras acerca del sexo, debido a que
consultan con ellos otros problemas de salud y les daría vergüenza acudir a un psicólogo,
un psiquiatra, un trabajador social o un sexólogo para un tratamiento sexual específico.
Por consiguiente, usted puede esperar la práctica de mucha terapia sexual aun
cuando éste no sea su campo particular. Afortunadamente, si usted está versado en TRE,
será fácil que con frecuencia ejerza esta clase de terapia y ayude a personas con
problemas sexuales, en un tiempo relativamente breve.
Los detalles del enfoque racional-emotivo a los problemas del sexo y el amor se
incluyen en varias de mis publicaciones (Albert Ellis), en especial los libros Sex and the
Liberted Man y The Intelligent Woman's Guide to Dating and Mating, y los artículos "El
tratamiento de los problemas de sexo y amor en las mujeres" (en el libro de Violet Franks
y Vasanti Burtle, Women in Therapy) y "El enfoque racional-emotivo de la terapia sexual".
En este capítulo presentamos un resumen de dicho enfoque. Siguiendo el ejemplo del
resto del material que hemos esbozado sobre TRE en este volumen, a usted le será
posible tomar caminos cognoscitivos, emotivos y conductuales para desentrañar y aliviar
las inadaptaciones de sus pacientes.

Técnicas cognoscitivas de terapia sexual

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


67

El asesoramiento sexual se originó en los trabajos de los sexólogos de fines del siglo XIX
y principios del XX, en especial en los escritos de Richard von Krafft-Ebing, Havelock Ellis,
August Forel y Magnus Hirschfeld. Su investigación pionera y su actividad clínica fueron
seguidas, en los años veinte, treinta y cuarenta, por W. F. Rabie, Th. Van de Velde,
Robert Latou Dickinson, G. Lombard Kelly y Alfred C. Kinsey y asociados. Finalmente, a
partir de 1950, un grupo de clínicos e investigadores, entre los que figuran Albert Ellis,
Alex Comfort, J. H. Semans, Joseph Wolpe, Arnold A. Lazarus, William Hartman, Marilyn
Fithian, William H. Masters y Virginia E. Johnson, ensancharon los horizontes de la
información y la divulgación y, desde principios de la década de los setenta, Helen Singer
Kaplan, Patricia Schiller, Jack Annon y otros han continuado publicando significativos
descubrimientos en este campo.
La única cosa que casi todas estas autoridades sobre sexo tienen en común es que
creen en la información y la educación correctiva. El viejo estilo de terapia sexual --y que
yo (Albert Ellis) practiqué durante una docena de años antes de crear la TRE y, con ella,
la terapia sexual racional emotiva-- se basaba en la proposición de que la inadaptación
sexual e halla en gran parte arraigada en la ignorancia y la falta de información. Los
hombres a menudo no saben qué hacer para lograr y mantener sus erecciones, y las
mujeres ignoran las técnicas que podrían utilizar para excitarse ellas mismas y alcanzar el
orgasmo. Dígales lo que deben hacer, ayúdeles a salir de su ignorancia, y la mayoría de
sus problemas sexuales se desvanecerán y a veces muy rápidamente.
Hay mucho de verdad en cuanto a esta teoría de proporcionar información sobre
terapia sexual, ya que yo la he utilizado eficazmente durante unos 40 años y se obtienen
algunos excelentes resultados. Si usted quiere emplearla con sus pacientes, consiga una
considerable cantidad de información sexual precisa y luego impártala en forma objetiva y
sin prejuicios. Enséñeles, por ejemplo, los siguientes hechos de la vida: 1) El sexo no es
igual al coito, sino que puede ser disfrutado en diversas formas tanto coitales como no
coitales. El orgasmo logrado de modo no coital, en especial en el caso de muchas
mujeres, es con frecuencia tan bueno, o aun mejor, que el obtenido por medio de la
copulación. 2) No obstante, uno de los mayores placeres natural o biológicamente
basados, una buena vida sexual entre un hombre y una mujer determinados, a menudo
resulta mejor que sea elaborado y no que surja sólo debido a que son compañeros y
significan mucho uno para el otro. 3) El amor y el sexo están muchas veces
estrechamente relacionados, pero no siempre. Las personas pueden tener mucho sexo
con otras que no les importan lo más mínimo y poco con personas a quienes aman
profundamente. 4) La técnica sexual no siempre funciona y tiene limitaciones
características, pero el conocimiento de la técnica y .la experimentación con diversos
métodos con frecuencia ayudan a las vidas sexuales de determinados compañeros. 5)
Varias técnicas especiales, como el enfoque sensorial y la técnica de presión, hechas
famosas por Masters y johnson, sirven como distracciones cognoscitivas que relajan a los
compañeros sexuales, alivian su ansiedad, al menos temporalmente, y a menudo los
capacitan para funcionar mejor con un compañero deseado.
En la terapia sexual basada en la TRE, usted puede emplear muchos métodos de
información y explicar claramente a sus pacientes lo que probablemente están haciendo
que interfiere con su excitación y su satisfacción sexual, y la forma de comportarse de otro
modo para lograr una mayor compatibilidad. Sin embargo, si usted utiliza la TRE, pondrá
dichas explicaciones dentro de un marco antiatemorizante, ya que, como la mayoría de
los terapeutas sexuales, los especialistas de la TRE suponen que el bloqueo sexual es
básicamente causado por una ansiedad innecesaria por parte de la persona bloqueada y
que esta ansiedad tiene una causa filosófica fundamental, no arraigada --como sugerirían

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


68

los freudianos-- en experiencias de la primera infancia o en enseñanzas paternas, sino


fundada principalmente en el pensamiento básico y absolutista del "debe" o "tiene que" de
los niños y los adultos.
Tomemos un problema típico del varón: la incapacidad para lograr o mantener una
erección que haga el coito posible y placentero. Semejante problema puede surgir por
muchas razones fisiológicas y psicológicas. Sin embargo, suponiendo que no sea de
origen físico, las razones emocionales son, por lo común, las mismas. Su paciente
impotente se halla tan intensamente preocupado por la posibilidad y el "horror" de no
lograr y sostener una plena erección, que a menudo falla a este respecto, ya que el sexo,
aún más que otros “deportes" como el golf o el tenis, no funciona muy bien si el
compañero varón está concentrado en cualquier cosa menos en la atracción sexual de su
compañera y el gran placer que, probablemente, él va a tener copulando con ella. Esa
cognición --"¡Muchacho! ¡Qué atractiva parece ella y qué buen rato vamos a pasar en la
cama!"-- es por lo general suficiente para que su pene se mantenga en la posición de
mayor rigidez imaginable, mientras que cualquier otro pensamiento, como "¿Qué ocurrirá
mañana con mis acciones en la bolsa de valores?", o "¿Se mantendrá erguido? ¡Sería
espantoso que no fuera así!", es casi seguro que interfiera con su capacidad de erección.
En la terapia sexual de la TRE, así como en la terapia general basada en la TRE,
usted inmediatamente buscará en sus pacientes los debe y tiene que que están
interfiriendo con sus vidas sexuales y haciéndolos "deficientes". Los varones piensan, casi
siempre, que deben tener la erección inmediata y plenamente y que la misma tiene que
durar un tiempo razonable en el coito, y proporcionar a sus compañeras un orgasmo coital
inducido. La mayoría de las mujeres piensan, irracionalmente, que deben ser rápidamente
excitadas, disfrutar plenamente y tener uno o más orgasmos a los pocos minutos de
meterse en la cama con alguien. Lo que les pasa a todos estos pacientes es que tienen
uno o dos debe o tiene que como éstos, y así es más seguro que probable que fracasen
sexualmente.
Usted puede encontrar fácilmente muchos de estos debe o tiene que, suponiendo
que quizá están ahí y preguntándose para sus adentros cuáles de ellos encajan en sus
suposiciones. Luego, es posible que compruebe su hipótesis con sus pacientes. Si ve a
un varón que compulsivamente está buscando compañeros sexuales que tengan menos
de 12 años, supondrá que tal vez se esté diciendo a sí mismo: "Tengo que tener sexo con
niños más bien que con adultos". Usted comprobará si su suposición es cierta y, de serlo,
entrará a discutir: "¿Por qué tiene que? ¿Qué teme que ocurra si intenta encontrar
compañeros sexuales de más edad?" Para contestar a preguntas como éstas, él
generalmente recurrirá a otras afirmaciones absolutas, como "No debo fallar con un
adulto, y los niños no esperarán que tenga éxito o no se darán cuenta de mi fracaso
sexual en caso de tenerlo", o bien: "Es demasiado difícil conseguir adultos para que
tengan sexo conmigo, y que me gusten, y eso no debería ser difícil. Con niños será más
fácil".
En otras palabras, cuando se trata de problemas sexuales, busque usted las
mismas clases de afirmaciones imperativas (debe y tiene que) que intentar encontrar en
problemas no sexuales, y casi seguro que las encontrará en seguida, ya que dichos
problemas suelen proceder de: 1) "No debo fracasar sexualmente; sería espantoso que
así ocurriera”, lo que conduce a la ansiedad, la depresión y el fracaso sexual real; 2) "No
debes tratarme mal y sería terrible que así fuese", lo que conduce a la hostilidad y a la
clase de problemas sexuales vinculados con ésta (por ejemplo, no permitiendo uno
deliberadamente excitarse con su compañero sexual, debido al odio hacia éste, y 3) "Las

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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condiciones sexuales tienen que ser agradables y fáciles. Sería horrible que no lo fueran",
lo que lleva a una baja tolerancia de la frustración, así como a la hostilidad, la depresión y
la consiguiente huida de situaciones sexuales.
Una vez que usted encuentra estos debe y tiene que, que vuelven a sus pacientes
angustiados, hostiles y esquivos y que interfieren en su funcionamiento sexual, hace lo
que es usual en la TRE: ayuda a estas personas a discutir, desafiar y poner en duda sus
ideas absolutistas y a abandonarlas. Por ejemplo, en un caso típico, yo (Albert Ellis) vi en
mi consultorio a una joven que había vivido con un hombre durante dos años, disfrutando
el sexo en forma bilateral, sintiendo que realmente lo amaba y teniendo poca hostilidad
hacia él, pero que nunca alcanzó el orgasmo y se sentía muy avergonzada "por su terrible
problema”. Nuestro diálogo durante la primera sesión se desarrolló más o menos en esta
forma:
TERAPEUTA: ¿De qué se avergüenza usted?
PACIENTE: George me dice que cualquier mujer con la que haya estado, siempre tuvo
orgasmos con facilidad, al menos "clitoralmente". Y yo no puedo tenerlo en modo
alguno.
¿No puede?
Bueno, así parece. Lo he intentado todo. Dígalo usted, si no: la mano de George, la
masturbación, un poderoso vibrador... ¡demonios! hasta orgías... Y nada. Ni un
maldito orgasmo.
Muy bien. Vamos a suponer que realmente lo ha intentado todo y que hasta ahora nada
ha dado resultado. Eso todavía no prueba que no puede tener orgasmos, ¿o sí?
Bueno, no; no técnicamente. Hasta ahora no ha ocurrido y por lo visto nunca ocurrirá. Sin
embargo, eso no prueba que no pueda tenerlo.
Sí. Todavía no ha logrado un orgasmo. Eso ciertamente parece probado en su caso. Y
usted lo ha intentado, por lo que veo. No obstante, vamos a suponer lo peor. Vamos
a suponer deliberadamente --aunque es casi seguro que no sea así-- que nunca, en
toda su vida, logre ni un solo orgasmo.
¿Nunca? ¿Quiere usted decir que nunca...?
No. No quiero decir que nunca lo conseguirá. Estoy intentando deliberadamente llevarla a
suponer lo peor. Si puede imaginar eso y, no obstante, no trastornarse
indebidamente por ello, entonces usted lo ha logrado en realidad. Perderá su
sentimiento de vergüenza. Y, de manera bastante paradójica, es casi seguro que
empiece a tener orgasmos.
¿De verdad cree que los tendré?
Sí, es lo más probable. Pero vamos a retroceder para suponer lo peor. Suponga que
nunca llegue a tener orgasmos en toda su vida. Por mucho que se esfuerce no lo
logra. ¿Qué ocurre entonces?
Eso sería terrible, en especial cuando todas las mujeres que George ha conocido antes,
según él, solían experimentarlo con tanta facilidad.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


70

Sí; también vamos a suponer eso. En verdad, él puede haber estado enloquecido por
todas esas mujeres o sólo por algunas. Es posible que ellas hayan tenido tremendos
orgasmos, como tantas mujeres, y también es posible que jamás los hayan
experimentado. Sin embargo, de nuevo vamos a suponer lo peor. Todas las otras
mujeres que George ha conocido tuvieron orgasmos con facilidad. Y usted nunca ha
tenido ni siquiera uno. Ahora bien, ¿por qué tiene eso que ser terrible?
Bueno, porque ciertamente nunca tendría lo que he deseado tener: un orgasmo.
No, no lo tendría. Y ¿por qué sería eso terrible?
¿No tener jamás lo que deseo?
Sí; estamos suponiendo deliberadamente que usted nunca lo tendrá. Nunca tendrá
orgasmo.
Pero yo no tendría... Bueno, yo no tendría una de las cosas más importantes de la vida, y
las demás mujeres lo tienen.
¿Y entonces?
¿Acaso no sería eso terrible?
¿Cómo? ¿Por qué?
¿Cómo puede preguntar eso? ¿No es evidente?
No para mí. Comprendo, por supuesto, los inconvenientes, las desventajas de que usted
sea deficiente en cuanto al orgasmo durante los próximos 50 años o cosa así. Usted
perderá placer y se sentirá frustrada. Podrá, incluso, en especial si le da tanta
importancia como parece, perder a su amante, a George. Sin embargo, ¿por qué
tendría que ser terrible cualquiera de estas cosas?
Bueno, seguramente son malas.
Correcto. Son malas. No son buenas. Son malas, molestas, deplorables, frustrantes, pero
¿terribles?
¿No está usted jugando con las palabras? ¿No es realmente terrible una cosa tan mala?
No, no mucho. Terrible significa, por supuesto, que algo es malo o incluso muy malo.
Pero quiere decir algo más que eso. ¿Qué más significa?
¿Algo más? Bueno, supongo que con la palabra terrible quiero decir que no sólo es malo
que yo no obtenga un orgasmo, sino que continuará siendo malo, probablemente
para siempre. Y eso es terrible.
Sí; usted quiere decir que seguirá siendo malo, pero eso está todavía dentro del alcance
de muy malo. Sin embargo, ¿no quiere también significar por terrible que el que no
esté teniendo orgasmos es más que malo y que no debería ser tan malo, que no
tendría que ser tan malo?
Bueno, ¿debería serlo?

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


71

Por supuesto que debería... si lo es. Todo lo que existe, indudablemente existe. Y si su
falta de orgasmo existe y es mala, entonces debería ser exactamente tan mala como
lo es.
Nunca vi el asunto de ese modo. Pero puede ser, ahora que usted lo dice, que realmente
deba existir, ya que existe. Sin importar lo mucho que me disguste, existe.
Correcto. Y el que exista ¿es más que malo?
¿Más que malo? ¿Qué quiere decir con eso?
¿Es 101 por ciento malo? ¿O 150 por ciento?
No, supongo que no. ¿Cómo podría ser?
Muy bien. No podría ser. Sólo podría ser, cuando mucho, 99 por ciento malo; pero no 101
por ciento o 150 por ciento malo. Sin embargo, ¿no es eso lo que el término terrible
significa en realidad: más del 100 por ciento malo? ¿Y sería más malo que eso?
Tal vez. No estoy segura.
Bueno, créame; así es. Piense sobre ello. Vea por sí misma si cuando dice que algo es
terrible realmente quiere decir que es más que 100 por ciento malo y que no debería
ser tan malo como eso. Piense en ello.
Quizá lleve razón. Pensaré en ello.
Otra cosa que es igualmente importante. Cuando usted dice: "Es terrible que fracase en
tener un orgasmo y especialmente si nunca logro tenerlo”, ¿cómo se siente sobre sí
misma?
¿Sobre sí misma?
Sí, usted está clasificando su falla en tener un orgasmo como una cosa mala y realmente
terrible. Sin embargo, ¿está dándose a sí misma alguna clasificación por
comprometerse en esta ejecución mala o terrible?
¡Ah, sí! Ya comprendo lo que quiere decir. Sí, definitivamente. Estoy clasificándome mal,
es decir, considerándome una persona más bien mala por encontrarme en esa
situación, realizando eso mal, es decir, sin orgasmo.
¿Y especialmente rebajándose, clasificándose como una mala persona si nunca lo logra?
Definitivamente. Porque si sólo no lo logro ahora, sino más tarde, entonces no soy tan
diferente de todas las demás mujeres del mundo que tienen dificultad en alcanzar el
orgasmo. Sin embargo, si nunca, en toda la vida, llego a tenerlo, entonces soy
realmente distinta de ellas. Y eso me hace deficiente, abominable, ¿no es cierto?
No, no lo es. Ello la hace una persona que está haciendo algo mal o al menos
deficientemente, pero ¿cómo alguien que tiene una deficiencia, aunque sea para
siempre, se convierte en un ser deficiente o abominable? ¿Cómo su acto deficiente
--o incluso una serie de actos de ese tipo en el transcurso de los años-- la hace a
usted mala?
Bueno, entiendo que si sólo hago una cosa mal, como fallar una parte del tiempo
dedicado al sexo, eso no me clasifica como persona totalmente mala. Sin embargo,
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
72

supongamos que yo sigo haciendo esa cosa defectuosamente. ¿No soy entonces,
en cierto modo, mala?
Sí. Usted es algo mala, si esto significa que posee algún aspecto malo. Su capacidad
para el orgasmo demostraría entonces ser mala o defectuosa, pero ¿acaso usted es
su capacidad de orgasmo?¿Es ésta lo mismo que su persona en conjunto?
Pues...
¿Bueno...?
Pues... no.
Veo que vacila bastante en contestar. En realidad cree, hasta donde puedo juzgar, que si
tiene una gran deficiencia, como la falta de orgasmo, y la tiene para siempre,
entonces usted, como ser humano en conjunto, es deficiente y que esa deficiencia la
convierte en mala persona.
Supongo que así es.
Y si tiene una idea de esa clase. ¿A dónde la va a llevar?
¿Que a donde me llevará esa idea?
Sí, ¿qué resultados reportará semejante idea? Si cree que posee una característica mala,
como la falla en lograr el orgasmo, entonces tiende a considerar esa característica
como una desventaja y, como es usual hará todo lo que pueda para corregirla. No
obstante, si usted es una mala persona por tener esa característica, ¿cómo puede
un ser malo como usted corregir algo sobre sí mismo? ¿Estaría ese ser malo
supuestamente condenado a ser siempre malo e incapaz de corregir sus malas
características?
Comprendo. Si soy mala por no tener orgasmos, entonces ¿cómo puede mi yo malo
trabajar para lograr mejores orgasmos? Estoy en un callejón sin salida.
Sí, es todo un problema. Si podemos lograr que usted reconozca que esa característica
suya, su falta de orgasmo, es mala o desventajosa y que deje de menospreciarse a
sí misma por eso, entonces no habrá razón para que no pueda cambiar dicho rasgo
de su personalidad.
¿Puedo realmente cambiarla? ¿Cree de verdad que eso es posible?
Claro. Con toda probabilidad puede cambiarlo, si deja de decirse para sus adentros que
no puede conseguir un orgasmo y, en cambio, se dice que hasta ahora no lo ha
logrado, y si deja de verse como una mala persona por tener ese rasgo sumamente
frustrante. Si podemos ayudarla a trabajar para que deseche esas dos tontas ideas
--la de que no puede cambiar y la de que no es buena porque no puede-- entonces
será muy probable que pueda cambiar y tener orgasmo, ya sea ocasionalmente o
siempre.
En este diálogo y en otros subsiguientes, que fueron más o menos parecidos, mostraba a
mi paciente que estaba "horripilando" sobre su problema sexual y despreciándose por
tenerlo. Así pues, la ayudé a que discutiera (en el punto D) sus creencias irracionales y a
que empezara a desecharlas. Al mismo tiempo, trabajé con ella sobre métodos de
imaginar y le hice elaborar diversas clases de fantasías, que ella misma encontró

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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personalmente excitantes. En su caso particular, hallo excitación en la fantasía de


representarse ella misma como desnudista, imaginándose en el escenario de un teatro de
variedades picarescas provocando el interés sexual de centenares de hombres del
público, todos los cuales inmediatamente deseaban poseerla. Mientras conservaba esta
imagen en su mente y se masturbaba dándose masaje en el clítoris, pudo lograr el primer
orgasmo que había experimentado en su vida unas cuantas semanas después de mi
entrevista inicial con ella. Más tarde, a medida que seguía practicando esta imagen e
intentando otras cosas, fue capaz de tener un orgasmo mientras su amante le acariciaba
la región clitoral. Por último, pudo lograr a veces el orgasmo en el coito normal, aunque
nunca pudo arreglárselas para tenerlo en forma consistente.
Al mismo tiempo que daba a esta cliente alguna información sexual adecuada,
enseñándole la manera de discutir sus conceptos imperativos y su capacidad para
"horripilarse" y utilizar su mente para imaginar cosas que la excitaran plenamente y la
ayudaran a tener orgasmo, emplee también el enfoque psicoeducacional de la TRE. Leyó
varios libros de autoayuda regular de la TRE, en especial A New Guide to Rational Living
y Humanistic Psychotherapy: The Rational-Emotive Approach. También leyó algunos
libros pertinentes sobre sexo, incluyendo mi propio Art and Science of Lovey the Sensous
Person, así como Joy of Sex y More Joy of Sex, de Alex Comfort. Igualmente escucho las
diversas grabaciones de TRE sobre temas sexuales y no sexuales, particularmente
"Cómo negarse obstinadamente a avergonzarse de cualquier cosa". Aunque la técnica de
imaginar funcionó muy bien con esta paciente y aunque la terapia que recibió pudo no
haber sido del todo eficaz sin todas esas cosas, reconoció que lo "antihorripilante" que
ella aprendió de las sesiones de terapia, de las lecturas y de escuchar las grabaciones la
preparó para dar rienda suelta a su fantasía y que, de otro modo, se hubiera sentido
culpable acerca de ello y tal vez nunca habría persistido en la tarea.

Técnicas emotivas de terapia sexual


De modo casi invariable, la TRE incluye varias técnicas emotivas que son utilizadas por
pacientes que requieren terapia sexual. Por una parte, usted les muestra de palabra, así
como mediante gestos, ademanes y hechos, que los acepta por completo con sus
deficiencias y que de ningún modo los condena o desprecia por poseer tales defectos. La
paciente a la que me referí en la sección precedente comprendió que yo, un hombre, la
aceptaba plenamente aunque ella no hubiese tenido ni siquiera un orgasmo en toda su
vida y aun cuando, durante el proceso, hizo varias cosas equivocadas o estúpidas,
incluyendo despreciarse a sí misma y volverse ansiosa y deprimida (lo que es tabú en la
TRE). De manera similar, usted mostrará a cualquiera de sus pacientes que tengan un
serio problema o una deficiencia sexual que, aunque puede deplorar o sentirse
preocupado por su comportamiento, nunca los condenará por ello.
A este respecto es instructivo el ejemplo del sexólogo Alfred C. Kinsey. Yo (Albert
Ellis) conocí personalmente a Kinsey y, una vez, pasé literalmente todo un día con él,
desde las nueve de la mañana hasta después de la medianoche y hasta el punto de ir dos
veces juntos durante la jornada al urinario público. Lo que más me impresionó de Kinsey
no fue su vasto conocimiento del campo sexual, sino su actitud notablemente objetiva y
aceptante hacia cualquier persona con la que hablara, independientemente de lo peculiar
o aun antisocial del comportamiento sexual del individuo. Wardell Pomeroy, uno de los
colaboradores más antiguos e íntimos de Kinsey, me dijo que éste, al principio, en
realidad odiaba a los hombres convencionales que pretendían ser homosexuales, inducía

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


74

al varón homosexual a admitir las inclinaciones de él hacia ellos, y luego lo maldecía


ferozmente e incluso lo golpeaba. Sin embargo, se capacitó a sí mismo, aunque siempre
abominando sus actos, para aceptarlos, sin condenarlos, como seres humanos falibles.
En consecuencia, pudo continuar sus entrevistas con ellos (y con casi todos los demás a
quienes interrogaba) y hacerles revelar información que no habrían comunicado a ninguna
otra persona.
Si usted toma, la actitud de aceptación incondicional y se niega a pensar mal de
sus pacientes, independientemente de las peculiaridades o insuficiencias sexuales que
tengan, ellos tenderán a aceptarse a sí mismos de igual modo que usted lo hace, a
decirles cualquier cosa sobre la que se sientan molestos y a trabajar con más éxito en la
resolución de sus problemas. Cuanto más aceptante sea usted, más tenderán ellos a
reconocer sus dificultades y trastornos sexuales y a no despreciarse por tener tales
síntomas.
Otra técnica emotiva de la TRE consiste en las imágenes racional-emotivas (IRE)
que explicamos en detalle en el capítulo 10 de este libro. Utilizando la IRE para problemas
sexuales, usted hará que sus pacientes imaginen lo peor que podría sucederles, como el
fracaso sexual completo. Ellos tenderán entonces a sentirse angustiados y deprimidos o a
odiarse por este tipo de falla. Después de entrar en contacto con este sentimiento
inapropiado durante unos momentos, les pedirá que lo cambien por otro más apropiado,
como la pesadumbre, la tristeza o la molestia por fallar sexualmente. Cuando han tenido
éxito en hacer esto --y ocasionalmente es posible que todos ellos se sientan tristes o
disgustados en vez de deprimidos y odiándose a sí mismos por fracasar con el sexo-- les
preguntará de qué modo cambiaron sus sentimientos.
A menudo responderán que pasaron de cierta clase de creencia irracional a otra
racional. Si uno de sus pacientes varones que se siente terriblemente avergonzado de su
fracaso para tener una erección cuando está con una mujer que le interesa se hace sentir
el mismo sólo molesto o apenado, en vez de avergonzado, habrá podido lograr tal cosa
diciéndose para sus adentros algo como esto: "Sin duda resulta muy inconveniente y
lamentable que no tenga una erección con ella. Pero eso no es el fin del mundo ni
tampoco quiere decir que jamás llegue a tenerla en el futuro. Sólo es algo desagradable y
molesto".
Usted procura entonces que imagine, durante cinco o 10 minutos al día, que
fracasa sexualmente con esta misma mujer; hace que se sienta, al principio, angustiado o
deprimido por ello y, luego, que cambie su pensamiento en la forma que él ya lo hizo, o en
alguna otra, hasta que se sienta apenado y molesto, pero no deprimido o humillado.
Mientras practica, su paciente tenderá a sentir de ese modo en caso de que en realidad
fracase con esta mujer. Luego, a medida que pierde sus sentimientos de vergüenza, será
también capaz de trabajar con mejores resultados con objeto de disfrutar el sexo con ella,
hasta que, por fin, alcance el punto en que normalmente tenga éxito.
Usted debe también ayudar a su paciente a realizar varias clases de ejercicios para
atacar los sentimientos de vergüenza, los cuales explicamos con detalle en el capítulo 10.
Puede empezar con ejercicios no sexuales, como llevar en público atuendos "llamativos",
o imponerse a camareros rudos, y luego agregar ejercicios más sexualmente orientados
contra los sentimientos de vergüenza, como actuar asertivamente y con arrogancia con
las personas del sexo contrario, o pedir a una compañera hacer algo que a él le guste en
especial (por ejemplo, sexo oral) que ella puede considerar "sucio" o "muy atrevido".
Mientras lleva a cabo tales ejercicios y usted discute con él las razones de porque no es

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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"vergonzoso" o "terrible" hacerlos, él tenderá a insensibilizarse y perder sus temores o sus


sentimientos contraproducentes acerca de ellos.
Usted ha de ayudar a los pacientes sexualmente bloqueados o inadaptados a
utilizar verbalismos muy emotivos y poderosos (como ya hemos indicado en el capítulo
10) para superar sus problemas, ya que cuando se horrorizan por ciertos actos sexuales o
cuando indebidamente se inhiben por comprometerse en actividades que preferirían
realizar, no sólo se están diciendo cosas negativas sobre tales actos y sobre ellos
mismos, sino que también elaboran fuertes y poderosos verbalismos acerca de tales
cosas. Así, vigorosa e imperativamente se dicen: "No puedo soportar fallar sexualmente
con mi compañera" o "Es horrible que tenga que sufrir tal incertidumbre para disfrutar en
la cama" o "Si fulanita no me lo hace fácil sexualmente, es un perfecto piojo".
Para contrarrestar esta poderosa índole de autopropaganda, usted puede ayudar a
sus pacientes a que, obligada y repetidamente, se digan a sí mismos: "Nunca me gustará
fracasar sexualmente, pero puedo soportarlo", "En realidad es un fastidio que tenga que
tomarme tanta molestia para gozar en la cama, pero es un fastidio aún mayor si no lo
hago", "Si fulanita no me lo hace fácil sexualmente, me sentiré frustrado; pero él (o ella)
tiene derecho a hacer lo que quiera, por mucho que yo me frustre. Las personas deben
hacer lo que hacen, porque ésa es la forma en que se comportan".

Terapia sexual conductual


Como se ha subrayado a lo largo de este libro, los terapeutas de la TRE casi
invariablemente emplean muchos métodos de terapia conductual u orientados a la
actividad, y usted puede emplear tales métodos en relación con problemas sexuales y no
sexuales. Yo (Albert Ellis) diseñé algunas de dichas actividades como tareas, en mi obra
publicada en 1954, The American Sexual Tragedy, y más tarde fueron extendidas y
sistematizadas por otros terapeutas sexuales, como Masters y Johnson, Hartman y
Fithian, y Heiman, LoPiccolo y LoPiccolo.
Siguiendo esta metodología conductual de TRE, usted puede emplear varias
asignaciones de tareas de actividad con sus pacientes sexualmente bloqueados. Si
sienten angustia por dudar del éxito en el coito, encárgueles que se complazcan uno al
otro y que realicen cualquier acto no coital sin llegar realmente a la copulación, es decir,
que utilicen el enfoque sensual de Masters y Johnson. Si tienen miedo a llevar a cabo
determinados actos sexuales inofensivos con sus compañeros regulares, estimúlelos a
efectuar dichos actos con objeto de demostrarles que no hay nada que temer acerca de
ellos. Si parecen estar aburridos de sus desfogues sexuales acostumbrados, puede
sugerirles que experimenten con otros menos usuales o con diferentes clases de
compañeros. Si se muestran hostiles hacia su compañero regular y, por lo tanto, no logran
actuar bien sexualmente con él, encárgueles que en forma deliberada continúen con dicho
compañero mientras trabajan para superar su hostilidad, en vez de cortésmente dejarlo y
así librarse de su odio. Si son incapaces de practicar algunas posiciones u otras
actividades sexuales, puede estimularlos a practicarlas una y otra vez hasta que se
aficionen a ellas.
Como es usual, las asignaciones de tareas de TRE en el área sexual a menudo
son intercaladas con las de A-B-C-D-E, ya que si sus pacientes están de acuerdo en

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


76

aceptar una tarea --ya sea que la misma consista en tener más sexo o menos-- y no
cumplen con ella, a usted siempre le será posible argumentar: "¿Qué se estaba diciendo
a sí mismo poco antes de decidir emprender esta tarea para luego renunciar a ella?" Y, al
examinar sus respuestas, quizá encuentre los conceptos imperativos de debe y tiene que
ellos emplean para dejar de actuar. A una de mis jóvenes pacientes (Eliot Abrahms) se le
asignó la tarea de proponer a su esposo tener a veces relaciones sexuales orales con él,
en lugar de la de coito convencional de pene-vagina que siempre habían tenido y hacia la
cual ella se mostraba algo indiferente, y cuando la mujer no pudo cumplir esta tarea y le
preguntó las razones que tuvo para proceder de ese modo, me dijo: "Creo que me estuve
diciendo a mí misma que no debería tener que expresarle lo que deseaba sexualmente. Si
él realmente me amara, debería saberlo". Una vez que ella empezó a abandonar esta
clase de pensamiento absolutista y excesivamente romántico, propuso a su marido que
tuvieran relaciones oral-genitales y, con gran sorpresa de su parte, no hubo ninguna
dificultad para establecerlas.
Cuando sus pacientes son difíciles y no realizan sus tareas aun cuando se lo
prometen a usted y a ellos mismos, el empleo de condicionamiento operante o de
principios de autodirección a menudo resulta útil. Un varón de 30 años a quien yo (Albert
Ellis) vi hace algún tiempo se negó a tener relación sexual alguna con su esposa, ávida de
sexo, a pesar de que, según afirmaba, la amaba muchísimo y deseaba mantener unido su
matrimonio. Ella pensaba que sus deseos eran completamente razonables, ya que sólo
demandaba que él la satisficiera en la forma que quisiese y de ningún modo exigía coito.
Además, estuvieron de acuerdo en que él podía con toda facilidad proporcionar a la
esposa un orgasmo en menos de cinco minutos de manipulación del clítoris. Sin
embargo... nada. No había reacción alguna por parte del marido para iniciar sexo ni
siquiera para responder adecuadamente cuando era ella quien tomaba la iniciativa.
--Muy bien -dije-. Puesto que usted no tenía sexo con ella sin refuerzos específicos,
¿qué podría hacer para gratificarse a sí mismo inmediatamente después de tenerlo?
¿Algo que de verdad le guste y que prefiera hacer casi todos los días de la semana?
--Fumar -replicó-. En realidad, sólo puedo fumar en casa, ya que la índole de mi
trabajo, rodeado de productos químicos todo el día hace que fumar en la oficina sea muy
peligroso.
--¿Qué pasa si convenimos, pues, que, a fin de poder fumar en casa mañana,
procure satisfacer a su esposa sexualmente esta noche y que, a no ser que usted trate
regularmente de proporcionarle un orgasmo un día sí y otro no, como dice que lo
necesita, no fume en casa hasta que, en primer lugar, intente de nuevo tener sexo y, en
segundo, procure compensarla por el número de intentos omitidos?
--A ver, a ver, pongamos las cosas en orden -arguyó-. Si satisfago o, por lo menos,
procuro satisfacer a mi esposa sexualmente esta noche, podré fumar mañana en casa.
Podré fumar también si intento tener sexo con ella durante los dos días siguientes. Pero si
no me acerco a ella después de eso, no fumaré en casa hasta que lo haga. ¿Es así?
--Sí. Y si usted deja de intentar el sexo con ella durante, digamos, dos semanas,
entonces le deberá cuatro intentos. Y hasta que los pague... ni hablar de fumar. ¿De
acuerdo?
Estuvo conforme. Después de eso, se negó obstinadamente a tener relaciones
sexuales con ella esa noche y durante toda la semana siguiente. Sin embargo, para
entonces se sintió tan ansioso de fumar que prefirió practicar con regularidad cualquier

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


77

clase de sexo con la esposa cada dos o tres días, durante los siguientes meses, en los
que me mantuve al corriente de lo que pasaba con esa pareja. Y no sólo su matrimonio
mejoró considerablemente, sino también, como le había predicho, su completa falta de
interés en el cuerpo de ella desapareció y empezó a sentirse excitado por sus formas, por
lo menos la mitad de las veces. Todavía veo a esta pareja de cuando en cuando y siguen
viniendo los viernes por la noche a los talleres de problemas de la vida diaria que dirijo,
casi todas las semanas. Por lo que me dicen, la tarea que fijé al marido y que él
finalmente realizó tan bien probablemente no habría funcionado en absoluto de no haber
hecho una norma regular de su vida el refuerzo específico de fumar después de haber
terminado cualquier tipo de sexo con su esposa.
Algunos casos son todavía más difíciles que éste, ya que requieren, además del
refuerzo o recompensa, un duro castigo, puesto que aunque los jóvenes y muchos adultos
pueden ser reforzados fácilmente premiándolos después de hacer lo debido, muchos más
individuos con problemas y con una larga historia de comportamiento indisciplinado no
actúan bajo esta clase de urgencias y requieren, en cambio, castigos que les repugnen.
En la terapia individual y de grupo de la TRE, incluyendo la sexual, utilizamos con
bastante frecuencia castigos que tienen que ser inmediatamente aceptados si un paciente
no cumple la tarea que se le ha señalado de acuerdo con él. Así pues, a un varón que
evita encontrarse socialmente con mujeres o entablar alguna relación con ellas cuando las
conoce puede fijársele la tarea de hablar por lo menos con tres mujeres cada semana e
intentar hacer citas con ellas. Si deja de hacer esta tarea, podrá aceptar, como castigo,
limpiar su cuarto de baño durante una hora, tener una larga conversación con alguna
persona que le aburra o quemar un billete de 20 dólares. Aunque es posible que tales
castigos parezcan a primera vista difíciles y ajenos al sexo, hemos encontrado que a
menudo funcionan muy bien para estimular a los clientes a realizar su tarea de terapia
sexual y para superar algunas de sus peores formas de inercia.
La TRE siempre ha incluido, en sus sesiones de terapia y en la asignación de
tareas, una buena cantidad de adiestramiento asertivo. Uno de los libros más populares
de autoayuda de orientación TRE, The Intelligent Womans Guide to Dating and Mating,
cuya primera edición se publicó a principios de la década de los sesenta, mostraba la
forma en que las mujeres suelen ser tan asertivas como los hombres si trabajan en la
disipación de sus temores. Incluía un capítulo, "Cómo ser asertiva sin ser agresiva", que
claramente diferenciaba estas dos formas de comportamiento y hacía resaltar muchas de
las distinciones que más tarde hicieron Alberti y Emmons, Lange y Jakubowski, Wolfe y
Fodor y otros destacados miembros del movimiento del enseñanza asertiva.
Usted puede enseñar a sus pacientes mujeres, que tienen perfecto derecho a
afirmarse ellas mismas (para mostrar a otros lo que realmente quieren o no quieren) sin
ser agresivas, es decir, sin intentar atropellar los derechos de los demás o privarlos de lo
que desean, ya que la aceptación propia significa que las personas, precisamente debido
a la plena aceptación de su personalidad y de sus deseos, están dispuestas a correr el
riesgo de que otros las rechacen y, sin embargo, afirmarse ellas mismas sexual, afectiva,
económica y mentalmente y de otros modos con aquellos con quienes se asocien. Y si
muestra a sus pacientes cómo menospreciarse o herirse a sí mismos cuando a otros no
les gustan sus aserciones particulares, usted socavará la principal razón de su
inconstancia para perseguir lo que desean y para negarse a hacer aquello que no quieren.
De manera más específica, usted puede ayudar a sus pacientes mujeres cuando
son demasiado tímidas y retraídas a entablar relaciones amistosas con hombres
atractivos en lugares públicos, a telefonear a sus amigos varones en vez de esperar

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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pasivamente a que los hombres llamen, a propiciar aperturas sexuales cuando así lo
deseen, a invitar a sus compañeros a participar en prácticas sexuales que gocen
especialmente y a comprometerse en otros comportamientos que a veces son
considerados poco femeninos en nuestra sociedad, pero que, en realidad, son
perfectamente legítimos para cualquier mujer que se acepte como es. A usted le compete
esta clase de preparación en aserción, mediante el entrenamiento, el desempeño de
papeles y la asignación de tareas de actividad que las estimulen a adquirir práctica en la
aserción honesta y no hostil.
Asimismo, sus pacientes varones a menudo se sentirán muy temerosos del
comportamiento asertivo. Falsamente guiados por la creencia de que tienen que actuar
bien en cualquier encuentro con un compañero sexual o amoroso y de que son personas
despreciables en caso contrario, se retraen de toda clase de aserción sexual o amorosa, y
con frecuencia desperdician los mejores años de su vida en lamentable inactividad. En los
casos en que algunas formas de enseñanza asertiva ayudan a tales individuos tímidos a
actuar mejor en sus relaciones sexuales y de amor, al proporcionarles práctica en
técnicas de comunicación, el entrenamiento asertivo basado en la TRE hace esto y más.
Los ayuda a cambiar su filosofía básica de temor al rechazo y al desprecio de sí mismos
si fracasan en sus aserciones y, al mismo tiempo, les muestra --mediante el desempeño
de papeles, la preparación y otros métodos de enseñanza activa-directiva-- cómo
comportarse mejor en el área del sexo y el amor. Algunos terapeutas de orientación TRE,
como Arthur Lange, Patricia Jakubowski, Janet Loxley, Janet L. Wolfe, Iris Fodor y los
autores de este libro, se especializan en este tipo de enseñanza asertiva y efectúan
talleres regulares, de acuerdo con estos principios.
En resumen, las personas tienen problemas de sexo y amor, en buena parte
debido a que ignoran algunas de las principales cosas que pueden hacer para funcionar
mejor en este campo, y debido también a que tienen ansiedades y bloqueos que las
hacen sentirse incómodas con las clases de experimentación sexual que, normalmente,
les permitirían vencer sus incapacidades. En la actualidad, hay disponibles muchos
métodos prácticos y eficaces de educación y de terapia sexual, para ayudar a estas
personas bloqueadas a afirmarse y expresarse y para estimularlas a actuar mejor en este
aspecto. Usted puede aprender tales métodos leyendo, asistiendo a talleres de sexo y
comunicación y teniendo más capacitación específica y más guía profesional. Si procede
de ese modo, encontrará de excepcional utilidad contemplar los problemas sexuales de
sus pacientes dentro de un cuadro filosófico general y comprender que dichos problemas
a menudo se encuentran vinculados con la misma clase de temores y de factores de
imaginaria obligatoriedad (los "debe" o "tiene que") que crean y sostienen trastornos
emocionales no sexuales.
Si usted entiende esto y practica la terapia sexual dentro del marco de referencia
de la TRE, no sólo tenderá a lograr mejores y más rápidos resultados con muchos de sus
pacientes sexualmente alterados, sino también los ayudará en cuanto a dificultades
sociales, vocacionales, académicas y de otras clases. Con frecuencia encontramos que
las personas que acuden a nosotros debido a que se sienten muy angustiadas acerca de
fracasar sexualmente y que superan este tipo de ansiedad y comienzan a actuar
adecuadamente en sus relaciones de sexo y amor (a veces sólo después de unas pocas
sesiones de TRE) informan: "Como comprenderá, no sólo estoy complacido con mi
progreso sexual sino que, por lo que hemos estado aprendiendo en estas sesiones, he
podido comprobar que tengo exactamente los mismos problemas en mi vida de trabajo (o
escolar o social) que tenía en el aspecto sexual y, por tanto, he procedido a aplicar los
principios de la TRE que he aprendido aquí a esa parte de mi vida. Realmente estoy

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


79

sorprendido de los buenos resultados que he obtenido en ese otro campo, y me siento
muy contento de que la TRE funcione tan bien en general como con mis problemas
sexuales".
No es que la TRE sea una panacea para todos los males humanos. Nada de eso.
Sin embargo, el hecho de que procure llegar a los orígenes más profundos y filosóficos de
cualquier bloqueo o mal funcionamiento emocional particular, y que a menudo lo haga en
un lapso de tiempo notablemente breve, la convierte en una terapia de elección que usted
puede utilizar en una amplia variedad, de individuos perturbados. Cuando la emplea con
personas que tienen problemas sexuales, en realidad puede ayudarlas en la deficiencia o
el síntoma particular que las hizo acudir a usted como profesional de la salud. Sin
embargo, aparte de eso, a usted le será posible ayudarlas a que comiencen con una
comprensión general de sí mismas (y de su tendencia básica a crear toda clase de
síntomas) que quizá les sea de inmenso beneficio para el resto de sus vidas.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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Capitulo 14

Empleo de medicación
psicotrópica con TRE

C omo resultado de la amplia prescripción de medicamentos psicotrópicos y de nuestra


creencia en que el empleo apropiado de los mismos está a veces indicado con la
TRE, vale la pena que los especialistas en este tratamiento tengan algún conocimiento de
los preparados comúnmente más utilizados, ya sean prescritos por ellos o por otros
facultativos. Sin embargo, consideramos que, ante todo, es importante señalar que los
estudios indican que no existen interacciones negativas entre la psicoterapia y la
medicación adecuada. Un libro muy estimable dedicado a este aspecto, Pharmacotherapy
and Psychotherapy: Paradoxes, Problems and Progress, elaborado por el Grupo para el
Avance de la Psiquiatría, afirma:
Una cuidadosa revisión de la literatura muestra que no hay evidencia sistemática alguna de que
los agentes psicotrópicos apropiados, en las dosis adecuadas, interfieran con la psicoterapia de
la esquizofrenia, la depresión o las neurosis. Las afirmaciones en contrario son personales y
obstinadas y están claramente basadas en compromisos ideológicos. Ninguna evidencia se ha
presentado en apoyo de esos puntos de vista por parte de quienes los expresan.

No obstante, un impresionante cuerpo de evidencia indica que, como en la mayoría de los


desórdenes no psiquiátricos, el diagnóstico correcto es esencial para el tratamiento
apropiado y para la evaluación de la prognosis probable, al menos con respecto a los
principales trastornos mentales, como la esquizofrenia, el síndrome de depresión, la
enfermedad maniacodepresiva, el síndrome del niño hiperactivo y los síndromes
cerebrales orgánicos. Como yo (Eliot Abrahms) señalé en la Conferencia Nacional de
Terapia Racional-Emotiva, ahora hay evidencia sustancial de que más vale que
diagnostiquemos estos trastornos mentales primarios antes de aplicar la TRE.
Sugerimos que usted, como profesional de la salud, haga precisamente eso casi en
la misma forma en que diagnosticaría enfermedades orgánicas, es decir, considerando la
historia de los signos y síntomas de una entidad determinada, así como los antecedentes
familiares y, luego, anotando los síntomas patológicos tal como aparecen en el momento
de la entrevista. En otras palabras, haga un examen de condición mental.
Tenga presente que ningún síntoma es diagnóstico de todo un síndrome. Por
ejemplo, el síntoma de la depresión puede estar presente tanto en el síndrome de
neurosis depresiva como en la esquizofrenia.
Donald KIein y otros han mostrado que el diagnóstico correcto es esencial para el
tratamiento psicotrópico apropiado con medicinas. Otros estudios han mostrado,
asimismo, que la medicación psicotrópica es a menudo sumamente eficaz para ciertas
entidades diagnósticas cuando se comparan con placebos.
Los neurolépticos, o llamados tranquilizantes mayores, han probado ser eficaces
para la esquizofrenia y otras condiciones psicóticas. En la misma forma, el litio es efectivo
para las enfermedades maniacodepresivas, los antidepresivos lo son para el síndrome de
depresión, así como para las fobias, y los tranquilizantes, como el diazepán o el
doralazepóxido, lo son para la ansiedad no psicótica.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


81

Cadoret y King advirtieron que si se emplea medicación, es sólo para administrarla


en dosis adecuadas y bajo el debido control del médico. Observaron que un problema
común en el tratamiento de pacientes externos es la tendencia del médico de guardia a
administrar dosis demasiado bajas. El fracaso de la medicina es a menudo resultado de
dosis inadecuadas, más bien que de productos inapropiados.
Medicamentos que han funcionado antes para un individuo, indica el psiquiatra
Allen Fay, es probable que funcionen de nuevo. Si los pacientes no han tenido
previamente la medicación, será útil tener presente que sus parientes consanguíneos en
primer grado pueden tener patrones similares de respuesta.
En lo que respecta a las dosis, muchos doctores tienden a prescribir medicamentos
psicoactivos de dos a cuatro veces al día. Este plan con frecuencia es conveniente a
principios del programa de tratamiento, en especial teniendo en cuenta posibles efectos
colaterales. Sin embargo, se ha demostrado que, para la mayoría de los pacientes, puede
prescribirse medicación de una sola vez para todo el día. A menudo, el mejor momento
para tomar tales medicinas es antes de acostarse, ya que: 1) se aprovechan las
propiedades sedantes del medicamento, 2) la rutina de una vez al día estimula el
acatamiento, y 3) dosis mayores generalmente cuestan mucho menos que la misma
cantidad en dosis fraccionada.
La prescripción con intervalos exentos de medicación o vacaciones de
medicamentos resulta muy eficaz, en especial con agentes antipsicóticos y contra la
ansiedad. Tal cosa se logra evitando los medicamentos en días alternos o en fines de
semana. Muchos clínicos informados creen que la prescripción tradicional de agentes
contra la ansiedad en dosis iguales ininterrumpidas puede ser abandonada.
La medicación contra la ansiedad es muy popular en nuestros días. El diazepán y
el clordiazepóxido clasifican en primero y tercer lugar respectivamente entre todos los
medicamentos prescritos. En realidad, el diazepán es el más recetado.
Como profesional de la salud, usted observará muchos equivalentes somáticos de
ansiedad que afectan esencialmente a cualquier sistema orgánico. Varios de los que se
encuentran más a menudo son la fatiga, los trastornos intestinales, el insomnio, los
dolores de cabeza, las palpitaciones y los dolores musculares. Sin duda, usted habrá visto
muchos casos médicos y quirúrgicos en los que la ansiedad constituye un factor de
complicación, del mismo modo que a menudo es síntoma secundario de un trastorno
físico.
Con respecto a la estrategia adecuada con medicamentos, recuerde que, como con
los antidepresivos, dosis equivalentes de agentes contra la ansiedad conducen a una
amplia variedad de concentraciones de plasma. Tales medicamentos son también de
acción prolongada y pueden, por lo tanto, mantener una efectiva concentración de plasma
con una administración relativamente infrecuente.
Teniendo todo esto presente, el profesor Leo R. Hollister, de la Stanford University,
cree que debería establecerse previamente la dosis mínima efectiva de medicamento
hipnótico. La dosificación óptima puede encontrarse instruyendo a los pacientes para que
tomen la medicina de dos a tres horas antes de acostarse y vigilar cuál es la dosis que
causa un sueño forzado y un malestar mínimo. La dosis puede ser gradualmente
aumentada en noches sucesivas para establecer la más conveniente. Las dosis diurnas,
en caso de ser precisas, se establecen en un tercio a un cuarto de las nocturnas.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


82

El doctor Hollister afirma, asimismo, que el tratamiento con medicamento contra la


ansiedad puede limitarse a la duración de la misma, la que con frecuencia es episódica.
Tales períodos de tratamiento podrían durar sólo una semana. Por desgracia, no pocos
pacientes están crónicamente ansiosos, y los datos sugieren que muchos de los que se
encuentran en ese caso tienen síntomas relativamente duraderos, para los cuales un
régimen de medicación a corto plazo resulta inadecuado.
Con respecto al tratamiento medicinal de pacientes con ansiedad crónica, Karl
Rickels, de la Universidad de Pensilvania, ha dicho: "En primer lugar, este investigador
está convencido de que muchos pacientes de ansiedad, en realidad requieren un curso
más prolongado de tratamiento farmacológico del que generalmente se les proporciona".
Agrega que incluso es posible que algunas personas necesiten una forma de medicación
de mantenimiento. Esta terapia sería similar a la ingestión de insulina por los diabéticos.
Cuando tratan a pacientes de este tipo, los doctores quizá interrumpan el tratamiento
medicinal de vez en cuando, para evaluar si hay recurrencia de ansiedad y si es necesario
continuarlo. Reduciendo el medicamento en dos o tres etapas, los médicos pueden
suprimir casi por completo los síntomas de la suspensión del mismo.
El doctor Rickels añade algo que es de particular interés para el profesional de la
salud basado en la TRE: "También es cierto que algunos pacientes de ansiedad que no
responden al tratamiento con medicinas dentro de lapsos convencionalmente breves
necesitan enfoques no medicinales, ya sea solos o en combinación con tratamiento
medicinal, como terapia familiar, asesoramiento matrimonial o psicoterapia individual o de
grupo".
La evidencia sugiere que la psicoterapia parece especialmente indicada para los
siguientes grupos de pacientes: 1) los moderadamente ansiosos; 2) los que se quejan
mucho de dificultades obsesivo-compulsivas y de realización, y 3) los que tienen serios
problemas en sus relaciones interpersonales. Rickels hace notar que individuos
deprimidos no diagnosticados como tales se encuentran a veces en el grupo de los que
no responden bien a la medicación contra la ansiedad. Tales personas pueden, sin
ninguna duda, beneficiarse del tratamiento con antidepresivos.
Algunos de los "equivalentes somáticos" de depresión son similares a los de
ansiedad: fatiga, trastornos gastrointestinales, jaquecas e insomnio. Sin embargo, antes
de que nos ocupemos del empleo de medicinas antidepresivas parece pertinente traer a
colación una afirmación hecha por el doctor Frederick K. Goodwin, del Instituto Nacional
de Salud Mental: "Cuanto más completamente encaje la descripción del síndrome de
depresión en el cuadro clínico, más indicados serán los medicamentos". Al evaluar este
"encaje", el profesional de la salud evalúa la extensión y la duración de la disfunción y
luego observa el llamado conjunto endógeno de síntomas. Estos últimos incluyen los
patrones de alimentación y de sueño alterados (en especial los insomnios intermedio y
final), los cambios psicomotores y la disforia general.
Goodwin y M. H. Ebert sugieren que el empleo de imipramina como prototipo para
el tratamiento de la mayoría de los individuos puede empezar con dosis de 50 a 75 mg el
primer día. Se toma mejor en dosis divididas, principalmente debido a los efectos
secundarios. Después, la dosis se aumenta de 10 a 25 mg por día hasta que se vea
limitada por los efectos colaterales, como retención urinaria, confusión, problemas de
acomodación visual y temblores severos. Las citadas autoridades recomiendan esperar
de cinco a siete días para evaluar la respuesta del paciente después de haber alcanzado
la dosis de 150 mg diarios. Si el paciente no ha respondido al final de esta segunda

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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semana de tratamiento, la dosis podrá elevarse 25 mg cada dos o tres días. El límite
superior es, por lo general, 300 mg, pero los individuos más graves suelen requerir topes
aún más altos.
Al considerar la dosificación de medicamentos antidepresivos, recuérdese que los
sedantes antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina y la doxepina, son excesivamente
peligrosos como agentes suicidas. Así, pues, limite las prescripciones de tales
medicamentos a días, más bien que a semanas, y evite repetirlas.
Tenga presentes los efectos significativos de los antidepresivos sobre el sistema
cardiovascular. Por consiguiente, sugerimos que remita a los pacientes con enfermedad
cardiovascular o cerebrovascular importante a un experimentado psicofarmacólogo.
Nos gustaría señalar unos cuantos puntos sobre el empleo de medicamentos
psiquiátricos con pacientes mayores y de avanzada edad. En primer lugar, no olvide que
las enfermedades orgánicas, como la falla cardiaca o los problemas respiratorios, a
menudo precipitan síntomas psiquiátricos en los individuos de este grupo de edad. En tal
caso, su diagnóstico y su tratamiento del trastorno orgánico subyacente es más
importante que la simple prescripción de medicación psicotrópica.
Sin embargo, vamos a suponer que los factores orgánicos han sido descartados y
que usted se enfrenta al tratamiento de un paciente anciano paranoide, desorganizado y
agitado. "¿Qué recomiendan los expertas?", podría usted preguntarse.
Según algunos psicofarmacólogos, en estos casos "se debería empezar con una
dosis casi homeopática (por ejemplo, 0.25 mg de haloperidol o de 10 a 25 mg de
thioridazine e ir aumentando". Sugieren aumentar gradualmente la dosis hasta que el
paciente se calme, si es que muestra agitación después del tratamiento inicial. Agregan
que la disminución de la dosis del medicamento antipsicótico es preferible a continuar la
medicación antiparkinsoniana.
Para el insomnio en los ancianos, .muchos médicos han encontrado que son útiles
pequeñas cantidades de alcohol. Sin embargo, cuando usted prescriba agentes contra la
ansiedad para personas de este grupo de edad, ya sea o no primordialmente por la
noche, la opinión informada aconseja empezar el tratamiento con dosis muy bajas.
En conclusión, creemos que las dosis adecuadas de medicamentos psicotrópicos
apropiados están a veces indicadas junto con la TRE. Ya sea que usted prescriba o no
medicación, indudablemente observará casos en los que creerá que son adecuadas
combinaciones de terapia medicinal con TRE. No obstante, usted podría decir: "¿Y qué
pasará si tengo casos que necesito remitir?"
De todos los médicos, por lo general los psiquiatras son los más familiarizados con
los medicamentos psicotrópicos. Sin embargo, la farmacoterapia se está convirtiendo, en
cierto sentido, en una especialidad por sí misma y la mejor remisión de esta clase es, por
lo común, a un psiquiatra que este considerado como psicofarmacólogo. Empero, un gran
número de médicos que no son psiquiatras están interesados y son competentes en la
prescripción de medicamentos psicoactivos y, por supuesto, serían los indicados para
tales remisiones.
De todos modos, ayude usted a sus pacientes con la TRE, pero a veces quizá
encuentre que la medicación está también indicada, y la evidencia sugiere que la

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combinación de TRE con una apropiada terapia medicinal constituye una poderosa
mezcla, que ayuda sustancialmente a sus pacientes que tienen alteraciones.

Capítulo 15

Ayudar a las personas

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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a vivir intensamente

L a terapia racional-emotiva, aunque intenta ser práctica y realista, se sobrepone, por lo


menos en un aspecto importante, a algunas de las formas de vida más religiosas o
espirituales, debido al énfasis que ponen en la autodisciplina y los ejercicios de tarea
diaria. Aunque muchos de los grupos que defienden el budismo-zen, el renacimiento
cristiano, el sufismo, el hasidismo u otras sendas "trascendentales" parecen estar llenos
de excentricismo, también urgen a sus devotos a experimentar rigurosos rituales y
disciplinas, y hay que preguntarse si no son principalmente estos últimos, más bien que la
perspectiva mística de tales grupos, lo que en realidad ayuda a sus seguidores a lograr la
felicidad y la relativa exención de ansiedad que a veces obtienen.
Sea como fuere, la TRE característicamente adopta un punto de vista muy
disciplinado y orientado al trabajo, ya que, de modo bastante peculiar, la mayoría de los
humanos es mejor que trabajen para ser felices. De manera natural y fácil se
proporcionan a sí mismos dificultades y experimentan innecesariamente sentimientos de
ansiedad, depresión y hostilidad. Son ayudados en ello por sus padres, sus maestros y su
cultura. Sin embargo, aun durante sus días de "inocencia" infantil, tienen un notable
talento para pensar torcidamente y manifestar sus emociones en exceso y en forma
miserable, y requieren una apreciable cantidad de autodisciplina y trabajo intenso
constante para superar sus tendencias contraproducentes innatas.
Cuando, utilizando la TRE u otros métodos efectivos de anular sus pensamientos y
su conducta autodestructivos, las personas adquieren una "buena" filosofía (es decir,
eficiente y de ayuda), todavía no se hacen automáticamente productivas y felices. El mero
hecho de que ya no interfieran más con sus propias satisfacciones no asegura que logren
su pleno potencial ni necesariamente los impulsa al hallazgo de la máxima felicidad.
Algunos de ellos, por fortuna, actúan debidamente a este respecto. Acuden en busca de
psicoterapia porque están emocionalmente reprimidos por sus sentimientos de pánico
potencial o real; trabajan en librarse ellos mismos de sus bloqueos, con la ayuda de un
eficiente terapeuta; y después, rápida y fácilmente encuentran distintas clases --y a veces
varias-- de salidas creativas y productivas, y no es difícil que "la pasen bien" en sus
propias formas inimitables, durante el resto de sus vidas.
A veces, no siempre. Otros muchos pacientes de psicoterapia con éxito se
desembarazan también ellos mismos de sus innecesarias dificultades emocionales y
llevan existencias mucho menos miserables, aunque todavía relativamente monótonas y
carentes de objetivo. En teoría, podrían encontrar por sí mismos una existencia mejor y
más placentera, pero no lo hacen o, debido a cierto remanente de baja tolerancia a la
frustración, no lo harán.
Por consiguiente, la psicoterapia efectiva a menudo tiene dos partes
características: la primera es la parte básica y casi necesaria que ayuda a las personas a
ver con exactitud lo que están haciendo para perturbarse ellas mismas y mantener sus
trastornos, y luego dejan de hacerlo; y la segunda es una parte autoactualizante que los
estimula --y a veces los adiestra-- para realizarse y disfrutar más. La TRE, como pudo
usted observar a lo largo de este libro, se especializa en el primero de estos dos modos
de psicoterapia, y su objetivo es ser todo lo eficaz que sea posible a este respecto. Sin
embargo, también incluye una segunda parte más "autoactualizante", que consiste en
métodos de ayudar a sus pacientes a concentrarse en la bondad de la vida y acentuarla,

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de manera que, por medio de metodologías positivas y antinegativas, disfruten ellos


mismos mucho más y dejen relativamente poco tiempo y pocas energías a dolores que
ellos mismos se infligen. En el presente capítulo discutiremos este otro aspecto de la TRE
más autoactualizante y mostraremos a usted lo que debe hacer para ayudar a sus
pacientes, o al menos a algunos de ellos, a aumentar su creatividad y su placer.

Filosofía hedonista de largo alcance


Como otras muchas filosofías de la vida que han sido expuestas en diferentes etapas de
la historia humana, la TRE es hedonista. En realidad, a veces ha sido falsamente acusada
de ser una orientación irresponsable, epicúrea o dionisiaca, ya que parte de la premisa de
que los humanos desean estar vivos y felices y, puesto que éstas son sus metas básicas,
sería mejor que la psicoterapia los ayudara a lograr tales propósitos.
La TRE se inclina en favor de la felicidad humana. Sin embargo, como yo (Albert
Ellis) con frecuencia digo a mi auditorio cuando hablo a grupos de profesionales y de
profanos en todo el mundo, el epicureísmo postula el punto de vista de que uno haría
mejor en "comer, beber y ser feliz, porque mañana puede estar muerto". Es cierto, pero
también lo es que "mañana usted probablemente vivirá y tendrá resaca y malestar". Por lo
tanto, el epicureísmo o hedonismo a corto plazo tiene sus limitaciones. Subraya el placer
o la felicidad en el momento presente, pero olvida que nadie vive solo un momento y que
la vida futura del epicúreo o sibarita (¡y durante muchos años de ella!) puede ser una cosa
triste e infeliz si este individuo sólo da importancia a la gratificación inmediata.
Por consiguiente, sin estimular los extremos de ascetismo o excesiva disciplina, la
TRE adopta el hedonismo a largo plazo, más bien que a corto. Utilizándolo, usted
estimulará a sus pacientes a aceptar plenamente sus existencias y a hacer lo posible por
pasar buenos ratos, disfrutar y no ser demasiado apologéticos sobre la búsqueda normal
del placer. Con toda probabilidad, vivirán sólo las tres cuartas partes de un siglo y
difícilmente más. En consecuencia, más valdrá que obtengan las mayores ventajas
posibles de la única vida que tendrán.
El hedonismo a largo plazo, ¡ay!, incluye una buena cantidad de disciplina e intenso
trabajo, ya que hoy no es fácil frenarse de comer y beber mucho, a fin de tener un cuerpo
esbelto y una mente clara para el día siguiente. Y también es difícil realizar ejercicios
vigorosos todos los días para que uno pueda tener el máximo placer en los deportes, el
sexo y aun en actividades relativamente sedentarias, como pintar o escribir durante
muchos años venideros. Difícil y duro, sí; pero más difícil y más duro resulta si uno no se
obliga a sí mismo a hacer determinadas cosas onerosas ahora, con objeto de aumentar
más tarde sus placeres.
Si usted puede motivar a sus pacientes a ser hedonistas a largo plazo más bien
que a corto plazo, eso los ayudará no sólo a vivir más sino también a vivir mejor, ya que si
ellos trabajan --sí, trabajan-- en mantenerse más felices mañana así como hoy, tendrán
más incentivos y mayor probabilidad de permanecer vivos y buscar experiencias nuevas y
más placenteras.
Cuando las personas se encuentran motivadas para realizarse en el presente y en
el futuro, no es demasiado probable que se preocupen con exceso sobre la muerte y, en
el grado en que estén razonablemente interesadas acerca de morir pronto, es probable
que tomen medidas preventivas para asegurarse una larga vida y que sigan más

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fácilmente las prescripciones médicas hechas para ellas, y que tiendan a pasar menos
tiempo inventando preocupaciones exageradas sobre su salud o sobre casi cualquier otra
cosa.

Interés vital absorbente


Casi todos los seres humanos, como se indica en A New Guide to Rational Living, se
sienten mucho mejor y llevan una existencia más feliz cuando tienen algún interés vital
absorbente. Ésta es, quizá, una vez más, la razón de que algunos de los credos religiosos
más raros y algunas de las psicoterapias extravagantes funcionen muy bien para ciertos
individuos, aunque el resto de nosotros no podamos imaginar cómo pueden hacer bien a
nadie. Sus adeptos no sólo suscriben con devoción sus puntos de vista, que son más bien
constructivos y mucho mejores que los conceptos deprimentes y creadores de ansiedad
que tenían antes, sino que también se entregan a seguir y promover tales creencias. Y es,
tal vez, la vida celosamente observada que llevan más que la validez de los credos que
siguen lo que los mantiene alejados de la obsesión en sí mismos y los tiene bastante
felices.
Instructivo, en relación con esto, es el testimonio de P. D. Ouspensky, quien
durante ocho años estudió con George Gurdjieff, que es uno de los prominentes
occidentales que han tratado de convertir la sabiduría del Oriente en reglas prácticas a
seguir por europeos y estadounidenses. Como Ouspensky expone claramente en su libro
In Search of the Mirsolaus, Gurdjieff se volvió un extremista al final de su vida y condujo a
su pequeño grupo de seguidores por sendas cada vez más extravagantes. Los enseñó a
creer en ángeles y arcángeles; dijo que podía hacerse invisible; sostuvo que todo (sí,
todo) en el universo tiene vida e inteligencia; afirmó que ninguna persona podía cambiar
por sí misma, sino que tenía que volverse completamente dependiente y obediente de un
líder o gurú; inventó ejercicios físicos que estimulaban a sus seguidores a practicar
durante horas y, literalmente, días seguidos; pensaba que mediante la astrología se
llegaba a comprender la naturaleza de las personas; pidió la observancia de todas las
formas y ceremonias religiosas (cuando con anterioridad no había requerido cosa alguna
de esa índole), y se comportó personalmente de manera tan rara que Ouspensky se
desilusionó bastante de él y abandonó su grupo después de ocho años de intenso trabajo.
A pesar de este extremismo con sus estudiantes, Gurdjieff parecía conservar su lealtad y
hacer que la mayoría de ellos siguieran devotamente sus fanáticas enseñanzas. Muchos
de sus seguidores, al parecer, se sintieron mejor y se beneficiaron de su dedicación a la
causa. Hasta donde podemos ver, esto no fue debido a la validez del contenido de sus
enseñanzas –muchas de las cuales semejan haber sido tan desequilibradas como pudiera
imaginarse- sino debido a su absorción absoluta en los rituales y las actividades, que él
exigía de ellos.
Por supuesto, no proponemos que usted estimule a sus pacientes a que queden
absorbidos en algunas nociones extravagantes que los mantengan profundamente
interesados en una actividad ritual durante el resto de sus vidas. Esta clase de
preocupación puede hacer más daño que bien, en especial a largo plazo. Sin embargo,
hay disponibles muchas posibilidades de absorción vital más sensatas y prudentes. Por
ejemplo, sus pacientes quizá se involucren mucho en crear y educar una familia durante
un buen número de años, en obtener fondos para investigación médica, en escribir
cuentos, novelas u obras teatrales, en trabajar en favor de una causa política o en
consagrarse a otras muchas actividades complejas. Mientras seleccionan programas que

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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son bastante amplios, que requieren considerable energía, atención e inteligencia y que
duran mucho tiempo, tenderán a concentrarse en tales intereses, a disfrutar participando
en ellos y a desviarse de ideas o tendencias de ansiedades y hostilidades potenciales.
Interés social. Como señaló Alfred Adler hace muchos años, aunque no es
absolutamente necesario que las personas tengan un fuerte interés social --ya que
pueden vivir con felicidad, si trabajan para ello, con un mínimo de contacto con los demás-
es usualmente deseable que se relacionen con otros seres humanos en general, y por lo
menos con unos pocos en particular, ya que usted encontrará que sus pacientes con
frecuencia padecen síntomas de autismo, es decir, anormalmente centrados en ellos
mismos, en sus propias actividades y en lo que otros piensan a su respecto. Pueden decir
que tienen un gran deseo de establecer relaciones estrechas con otras personas, pero
son tan introvertidos y sienten una necesidad tan tremenda de la aprobación o del amor
de otros, que en realidad se relacionan mal y terminan sin establecer intimidad, o en una
serie de fracasos en sus relaciones sociales.
No es que el propio interés social sea en sí mismo una panacea para el trastorno
de los humanos; no lo es, puesto que es posible que usted tenga pacientes que queden
demasiado absorbidos en una relación única, o bien sean dependientes por completo del
éxito de ella para sentirse satisfechos de sí mismos; y puede también tener otros
pacientes que no queden absorbidos en forma íntima con nadie, porque están
compulsivamente siendo la chispa de la fiesta todo el tiempo y pasando de un grupo a
otro, en un contacto de lo más superficial. Ambos tipos de individuos quedarán, a su
propio modo, socialmente involucrados, pero no en forma muy feliz o madura. Y la
desdicha de uno y otro tiende a proceder de la misma filosofía básica de obligatoriedad,
es decir, de "tengo que hacer que esta persona o estos individuos me quieran por
completo, y sería horrible que así no fuera". Esta clase de obsesión en ser aprobado o
amado puede radicar grandemente en la forma en que uno ama o se relaciona con los
demás. Asimismo, los compañeros potenciales con quienes estos amantes torpes tienen
que relacionarse tienden pronto a descubrir su terrible necesidad y a desear encontrarse a
miles de kilómetros de ellos. De este modo, los amorosos torpes terminan sintiéndose
alienados y solitarios, y después, a menudo, siendo aún más desesperados en la
búsqueda de la aprobación de los demás.
Por consiguiente, usted haría mejor no sólo en ayudar a sus pacientes a
relacionarse sexual y no sexualmente con otros seres humanos, sino también haciendo
que mantengan su interés social sobre bases de deseo y preferencia, más que de terrible
necesidad. Es conveniente estimularlos a encontrar alguna persona o algún grupo a los
que dedicarse y en los que queden absorbidos. Sin embargo, es necesario que no pongan
a dichos individuos o grupos en un pedestal muy elevado con respecto a ellos mismos, ni
tengan que mantener relaciones inalterablemente perfectas con aquellos por quienes se
interesan.
Sus pacientes no tienen que satisfacerse con relaciones de uno a uno. También
pueden entregarse a una organización política, a una institución de salud, a una
dependencia en favor de los imposibilitados, a una entidad de carácter social, a una
asociación en favor de los niños desvalidos o a una agrupación deportiva. Tales intereses
tenderán a menudo a ser útiles a la comunidad; pero, además de su aspecto filantrópico,
con frecuencia serán asimismo muy benéficos para el individuo que se dedica a tales
objetivos sociales.

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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La propia atención de la salud puede ser algo de interés social, así como una
involucración personal. En el curso de un paseo, de la participación en los deportes o de
actividades gimnásticas, las personas pueden fácilmente conocer a otras y relacionarse
con ellas. Y uno de los principales intereses sociales consiste en ayudar en campañas
contra el tabaco, en favor de la reducción de peso, o en la prevención o tratamiento de la
enfermedad. Esta clase de participación social ayudará a evitar que sus pacientes se
preocupen innecesariamente de su propia salud, y servirá como interés absorbente que
los estimule a continuar relacionados con las cosas de la salud y a promover sus propios
programas preventivos.

Audacia y experimentalismo
Al mismo tiempo que usted ayuda a sus pacientes a aceptar el hecho de que tienen una
existencia limitada y no vivirán para siempre, debe estimularlos a trabajar en hacer días
más azarosos e interesantes, buscar nuevas cosas que hacer, superar la tediosa
repetición y las rutinas de bajo nivel, aprender más acerca de lo que realmente les gusta o
les disgusta, tomar riesgos excitantes, vivir más plenamente de otros modos y apreciar
más la vida activa.
También podría ayudarlos a adoptar una actitud más empírica hacia la vida, ya
que, cuando ensayan distintas formas de disfrutar, intentan descubrir más acerca de lo
que desean o no desean hacer y ensayan modos alternativos de vivir, en vez de ajustarse
sólo a los convencionalismos que conocen, tendiendo, por lo tanto, a descubrir más sobre
sí mismos y a hacerse más capaces de hallar pasatiempos y ocupaciones absorbentes.
Cuando los individuos son audaces y experimentadores, se inclinan a tener poco
tiempo para sentir ansiedad y desaliento. En cambio, quizá dediquen más energía a
imaginar la forma de desechar sus infundados temores. De este modo, pueden
experimentar con actividades médicamente recomendadas, para ver si alguna de ellas los
incita a un acercamiento menos medroso para superar la mala salud.
La experimentación implica, igualmente, un mayor grado de toma de riesgos. Si sus
pacientes continúan intentando esta clase de pensamiento o ese plan de acción,
adoptarán el hábito de cambiar determinadas inconveniencias o fallas posibles y no
dudarán en ensayar planes y proyectos razonables de mejoramiento de la salud, en
especial aquellos que puedan al principio parecer desagradables, pero que después
proporcionarán resultados más satisfactorios.

Adquiriendo actitudes de resolución de problemas


Si sus pacientes intentan acercamientos de resolución de problemas en cuanto a
sus dificultades de salud, a menudo tenderán a imaginar otras soluciones mejores. Si
exploran nuevas formas de reaccionar, contemplarán sus complicaciones relacionadas
con la salud como rompecabezas interesantes por resolver, imaginarán modos de
disfrutar algunos de ellos y tenderán a lograr mejores resultados.
Si, por ejemplo, una de sus pacientes de mediana edad es hipocondriaca, usted
podrá sugerir un planteamiento de resolución de problemas acerca de sus temores
relacionados con la salud, en el que figuren la lectura de libros y artículos sobre la
materia, adoptar un enfoque de buena nutrición, aprender sobre nuevos métodos de

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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diagnóstico clínico, buscar psicoterapia regular ya sea individual o de grupo, o intentar


otros caminos nuevos. ¿Cuáles son algunas de las alternativas que ella explore? ¿Cuál
producirá mejores resultados? ¿Cuál resultará menos costosa para ella?
La resolución del problema puede ser no sólo eficiente sino también disfrutable.
¿Por qué tantas personas juegan al bridge, al ajedrez, a las damas o a actuar como
terapeuta para otros? Porque les gusta la clase de resolución del problema inherente en
tales propósitos. De manera análoga, usted puede ayudar a sus pacientes a que les
agrade la clase de resolución de problemas que los ayude con preguntas a contender con
sus propias dificultades y las de las personas con quienes se relacionen.
Esto es especialmente cierto cuando usted enseña a sus pacientes la TRE, ya que
si realmente comprenden el A-B-C de la TRE y cómo conduce a B y discuten sus propias
creencias irracionales (iB), usualmente aprenderán a disfrutar haciendo esta clase de
descubrimiento y a desenmarañar sus irracionalidades. Muchos de ellos disfrutarán
igualmente viendo lo muy irracionales que son sus amigos, sus parientes y sus asociados
de negocios o de profesión, y la forma de ayudarlos a ver y superar sus ideas
especialmente absurdas. El autor principal de este libro (Albert Ellis) encontró, cuando
produjo una de sus primeras publicaciones sobre TRE, How to Live with a "Neurotic", que
las personas más inteligentes podían aprender cómo manejar a sus compañeros
neuróticos y, además, ayudarlos en algunos de sus problemas emocionales si seguían los
procedimientos de TRE señalados en esta obra.
Por la misma razón, usted ayudará a muchos de sus pacientes a disfrutar la
resolución de problemas emocionales que practican con el enfoque de la TRE. Quizá
encontrará, como nosotros encontramos, que cierto número de ellos incluso harán de la
TRE un interés vital absorbente, y la emplearán a menudo con las personas con quienes
se relacionen más estrechamente. Esto tal vez tenga sus limitaciones, ya que un
entusiasta de la TRE puede actuar de algún modo detestable y desalentarlos. Sin
embargo, para la mayor parte, tendrá distintas ventajas, y hemos observado
reiteradamente que si usted enseña a sus pacientes los procedimientos de la TRE,
quienes la empleen con más frecuencia con otros tenderán a aplicársela bien ellos
mismos. No obstante, el punto principal que tratamos de señalar aquí es que una
contemplación de la vida, basada en la resolución de problemas, será tanto instructiva
como placentera. Si usted ayuda a sus pacientes a asumir este tipo de actitud, los
ayudará dos o tres veces más que si no lo hace.

Trabajo y práctica
Como se ha señalado al principio de este capítulo, sería mejor que usted ayudara a sus
pacientes a aceptar el hecho de que quizá no logren hacerse expertos en algo, incluyendo
irónicamente su propio disfrute, sin una buena dosis de trabajo y de práctica. Todo el
mundo parece admitir esto en lo referente a los deportes que proporcionan placer. Hoy
día, por ejemplo, millones de personas se hacen expertas en un deporte, como el tenis,
sobre todo porque aceptan plenamente la realidad de que, aparte del talento natural que
ellas posean y de lo mucho que deseen convertirse en buenos jugadores, sólo largos
meses o años de esfuerzo y de práctica los harán, aunque sólo sea aceptablemente
buenos.
El problema es que pocas personas aceptan este aforismo sobre destreza, en otras
clases de placeres. Para actuar bien en casi cualquier cosa, los seres humanos tienen

RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual


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que trabajar en ella durante mucho tiempo. Entonces podrán, al fin, empezar a disfrutarla,
pero no al principio.
Junto con una filosofía de búsqueda del placer, usted haría bien en ayudar a sus
pacientes a que adquieran, asimismo, una aceptación de la conveniencia de trabajar en
esa búsqueda. Esta filosofía de trabajar por placer incluye diversos aspectos importantes
que deben comprender sus pacientes:
1. Sería mejor que trabajaran para superar sus temores sobre ciertos pasatiempos
como, digamos, deportes, sexo, pintura o escribir cuentos o novelas. A menudo las
personas se niegan a procurarse estas clases de goces, aun cuando hayan soñado en
intentarlos durante años, porque exigen que deben ejecutarlos bien si tratan de hacerlos y
piensan que sería horrible que lo hicieran mal. Utilizando los métodos regulares de TRE
indicados en este libro, usted puede ayudar a sus pacientes a abandonar sus
pretensiones de obligatoriedad y de temores en cuanto a fracasar en diversos propósitos
agradables, y estimularlos para trabajar en procedimientos contra tales temores.
2. Pueden aceptar el hecho de que aun el placer con frecuencia requiere trabajo.
Esto es cierto en particular en actividades como el ejercicio, los deportes, pintar, escribir y
dedicarse a obras sociales. Aficionarse a esta clase de actividades y llegar al punto en
que las mismas abundan y uno queda absorbido por ellas suele requerir un período inicial,
a veces prolongado, de esfuerzo personal. Al principio se empuña torpe y vacilantemente
una raqueta de tenis, se toma un pincel o se maneja el mallete de presidente de una
junta. Más tarde, todo esto resulta familiar y fácil, pero no de momento.
3. Es mejor que ellos reconozcan su propia unicidad e individualidad. El mero
hecho de que muchas o la mayoría de las personas disfruten la música de Bach o la de
"rock and roll" no significa que cualquiera de sus pacientes particulares se encuentre en
esta amplia categoría. Es posible que algunos odien a Bach y el "rock and roll" y gozan
del canto gregoriano o del jazz. Para sus pacientes, descubrir lo que en realidad prefieren
exige a menudo una gran dosis de exploración y selección de su parte. A este respecto,
sólo el tanteo puede tener éxito. Una de mis pacientes (Albert Ellis) que decía que no
podía pensar en algo interesante a realizar en la vida, finalmente, después de persistentes
incitaciones de mi parte, se volvió muy aficionada a pintar niños, cosa que jamás había
intentado porque, según sus palabras, "no podía soportar que anduvieran jugando a su
alrededor". Uno de mis pacientes (Eliot Abrahms) que no podía en modo alguno dedicarse
a los deportes a causa de su columna vertebral expresó que quizá no podía pensar en
cualquiera otra cosa que le sirviera de distracción finalmente se dedicó de manera
obsesiva a escribir la letra de canciones populares. Ambos individuos tuvieron que
intentar otros intereses y descartarlos por completo antes de que, por selección,
descubrieran aquel que en realidad satisfacía sus propias inclinaciones.
4. Quedar involucrado en un interés vital absorbente con frecuencia requiere
mucha meditación y experimentación. Por ejemplo, algunas personas disfrutarían criando
caballos o perros, pero no disponen del dinero o el espacio para hacerlo. Otras tienen que
renunciar a su principal interés en la vida porque no les agrada la clase de personas que,
por lo general, se hallan asociadas con el mismo, porque son demasiado viejas para
lograr el aprendizaje requerido para ello, porque tendrían que dedicarle más tiempo del
que pueden permitirse, o por otras razones de tipo práctico. Por consiguiente, más valdría
que sus pacientes seleccionaran no las actividades que sólo sean posibles, sino también
las que resultaran viables en sus casos individuales.

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5. Muchas personas se impiden ellas mismas quedar vitalmente absorbidas en


alguna actividad en particular, porque la consideran "trivial", "poco importante" o "no
contribuye al bienestar humano". Tales individuos abrigan prejuicios sobre la clase de
actividad que deben tener o que sus amigos y asociados creen que deberían tener. Usted
puede ayudar a que esas personas acepten plenamente el hecho de que están aquí
porque están aquí, y no tienen que exponer cualquier razón especial en justificación de su
existencia. Están destinadas a disfrutar cualquier cosa que deseen, en tanto en el proceso
no causen dolor innecesario o interfiera con otros seres humanos. Por lo tanto, pueden
trabajar en aceptar inequívoca e incondicionalmente sus propios goces, precisamente
porque los disfrutan. Y abandonarán cualesquiera nociones puritanas o de autosacrificio
en cuanto a hacer cosas que no deben o no tienen que hacer, a causa de que tales
actividades son "apropiadas", "respetables" o "nobles".
6. Es fácil que usted ayude a algunos de sus pacientes a descubrir y mantener sus
intereses en esfuerzos vocacionales o de distracción que tiendan a ser saludables, más
bien que contrarios a sus vidas y a sus miembros. Si desean ir a esquiar y se arriesgan en
el proceso a romperse una pierna, ésta es prerrogativa suya en tanto sepan cuáles son
los peligros de dicha actividad. Incluso si ellos tienen determinadas enfermedades o
males, como diabetes o una columna vertebral defectuosa, todavía pueden involucrarse
en varios deportes o actividades que tienen elementos peligrosos para personas como
ellos. Sin embargo, usted, como profesional de la salud, les advertirá de sus limitaciones y
les mostrará la conveniencia de que ellos mismos se impongan algunas restricciones
razonables. Las personas con inclinaciones paranoides harían bien en observar la
cantidad de marihuana que fuman. Las que tienen padecimientos cardiacos deben
reflexionar antes de comprometerse a participar en maratones o carreras de cualquier
clase. Muchas personas pueden ser advertidas de que eviten el frío excesivo, mucho sol o
las altas temperaturas.
Por otro lado, algunos de sus pacientes podrían ser estimulados a asumir intereses que,
con toda probabilidad, resultarían benéficos para su salud, como los deportes, las
actividades al aire libre o determinadas preocupaciones sedentarias. Tenga siempre en
cuenta, en los casos de sus pacientes individuales, qué clase de actividad sería mejor o
peor para ellos, y vea si puede ayudarlos para que practiquen aquellas que sean
especialmente placenteras y saludables. Esto quizá requiera algún trabajo de ambas
partes, pero el trabajo y la práctica a menudo son la esencia del máximo goce.

Palabras finales
Como profesional de la salud, con frecuencia usted tiene una parte única a desempeñar
en el descubrimiento y el alivio del trastorno emocional, ya que muchos de sus pacientes
tenderán a manifestarle sus problemas con respecto a ellos mismos y al mundo, mucho
antes de que piensen consultar con un psiquiatra, un psicólogo o un trabajador social. En
realidad, no pocos de ellos acudirán a usted en vez de buscar ayuda psicológica, porque
ellos más bien plantearían sus dificultades como problemas físicos, y no como mentales, y
preferirían tomar una píldora o seguir algún tratamiento médico que contender con los
trastornos creados por ellos mismos.
Por consiguiente, usted será el primero en escuchar las innumerables dificultades
emocionales. Además, le será fácil cerciorarse de que muchos o la mayoría de sus
pacientes con problemas físicos también se preocupan intensamente por tales problemas
y, por lo tanto, en cuanto se enferman, se alteran ellos mismos y contribuyen a la
RACIONAL EMOTIVA: cognitivo - conductual
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exacerbación de sus males o trastornos. Si usted observa cuidadosamente el


pensamiento y las emociones de sus pacientes, podrá encontrar que la mayoría de ellos,
y no sólo unos cuantos, son y han sido durante muchos años fácilmente susceptibles al
trastorno.
Esto es lamentable, pero no terrible. Si utiliza primero algunos de los principios de
la TRE en usted mismo, aceptará esta desagradable realidad y aprenderá a contender
con ella en forma eficaz. Haga por su cuenta algún antídoto de lo "terrible", renuncie a su
idea de que tiene que saber todo lo que sea posible sobre trastorno emocional y
psicoterapia, y que tiene que curar siempre y por completo a todos sus pacientes de
cualquier mal físico o mental que padezcan. Nadie, incluido usted, puede hacer eso.
¡Cuidado con su propio perfeccionismo!
Entonces, de un modo no perfeccionista, utilice los diversos métodos de TRE y de
terapia de comportamiento cognoscitivo que se han esbozado en este libro. Usted no será
necesariamente el terapeuta más destacado del mundo, pero a menudo, si persiste,
puede ser extraordinariamente bueno.
Encontrará que muchos de sus pacientes escucharán lo que usted dice, aceptarán
que actúan irracionalmente e incluso convendrán con usted en hacer tareas que los
ayuden a abandonar sus ideas irracionales y a sentirse y actuar mejor. Pueden estar de
acuerdo, pero esto no significa que en realidad hagan algo para ayudarse a sí mismos.
Algunos lo harán y otros no. Algunos lo harán parcialmente y otros se ayudarán con
asombrosa escrupulosidad. ¡No tendrá éxito con todos ellos!
Sin embargo, de igual modo que usted procedería con respecto a los
padecimientos físicos de los pacientes que está intentando tratar, persista en el esfuerzo.
No se desanime, ni piense que las cosas no tienen remedio. Estimule a sus pacientes a
comprender la teoría y la práctica de la TRE y haga que sigan trabajando en ellas.
Persuádalos a experimentar, a ver por sí mismos --y no sólo a aceptar su palabra-- que,
en gran parte, son ellos quienes crean sus propios problemas emocionales, que, por lo
tanto, pueden comprender lo que están haciendo y que, en cierta medida, pueden destruir
o "descrear" esos mismos problemas. Demuéstreles que nada tienen que perder
intentando aceptarse a sí mismos y cambiar su comportamiento disfuncional. Hágales leer
y escuchar la lectura de algún material de la TRE, como los libros, los artículos y las
grabaciones distribuidas por el Institute for Rational Living, que se enumeran al final de
esta obra.
No se esfuerce en hacer milagros y acepte sus propias limitaciones. Como
profesional de la salud, usted tiene muchas cosas importantes que hacer en la vida y es
probable que se le encuentre muy ocupado. La psicoterapia que practique será en general
relativamente breve y a menudo parcial. Y algunos de sus pacientes serán sujetos difíciles
que tienen graves trastornos y se esfuerzan poco en reducirlos, Si usted tiene problemas
con estos individuos, no vacile en recomendarles a un competente psiquiatra, psicólogo o
psicoterapeuta de otra clase, que tenga más tiempo que usted para ocuparse de ellos.
Por supuesto, sugerimos que los envíe a un terapeuta activo-directivo, racional-emotivo y
de comportamiento cognoscitivo. Pero uno que sea bueno, aunque corresponda a otras
escuelas, puede también ser útil.
Ninguno de sus pacientes tiene que trastornarse por cualquier cosa que pueda
ocurrirle en su vida. Por medio de una combinación de tranquilizantes, antidepresivos u
otros medicamentos, cuando están indicados, por una parte, y estando perfectamente
instruido en la TRE, por otra, usted ayudará a muchos de ellos a que metan esa idea
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excepcionalmente importante en su cabeza. Si lo hace, ellos se encontrarán, en general,


en el camino de ayudarse a sí mismos de modo considerable.
Inténtelo y vea los resultados.

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