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Su primer límite viene de su misma naturaleza: por ser una capacidad humana, tiene los
mismos condicionamientos que tienen todos los sereshumanos. Además, como los seres
humanos no viven en soledad, otros límites surgen de las reglas de convivencia en sociedad.
En el caso de ustedes, ¿cuáles son las responsabilidades que van de la mano con sus
libertades? Después de la discusión se invitará a los jóvenes a expresar sus ideas sobre la
libertad en forma artística, por ejemplo corporalmente (a través de mínima, danza y
dramatizaciones) o bien con canciones poemas, dibujos, pinturas, etc. Pueden hacerlo
individualmente o en equipos
La libertad, o para ser más exactos, las libertades de las personas, no han sido siempre
reconocidas como lo son hoy, tal como las proclama la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (1948). Por el contrario, debieron ganarse una a una a lo largo de la historia de la
humanidad, por lo general con luchas intensas y prolongadas de los pueblos contra la autoridad
que ejercían gobiernos o instituciones dueños de un poder irrestricto.
Sin duda ha habido muchos cambios en la historia y en su mayoría, como tendencia general, han
sido para ir ampliando gradualmente las libertades reconocidas a las personas. No obstante, en
la historia del mundo y de sus distintas regiones, también podemos encontrar períodos de
retroceso, en los que las libertades existentes fueron restringidas por autoridades totalitarias. Por
eso, no debemos suponer que la libertad se gana de una vez y para siempre.
Su defensa nos exige una vigilancia y un compromiso permanente.
Al analizar la dimensión subjetiva de la libertad (es decir, cómo interpreta cada persona lo que
significa «ser libre»), se ha observado que existen dos maneras de entenderla: una negativa y
otra positiva. Por eso algunos pensadores—como Eric Fromm en su obra El miedo a la libertad
—hablan de libertad negativa y libertad positiva.
La libertad en sentido negativo es el anhelo por «liberarse de» aquello que impone un control
sobre el individuo; es una aspiración por cortar los lazos que sujetan a la persona a cierta fuerza
limitante.
Así vista, la libertad se busca como una ausencia de algo que existe: prohibiciones, presiones
externas u obstáculos a la autonomía personal.
La libertad en sentido positivo es un anhelo por «liberarse para» hacer lo que se desea hacer; es
una aspiración por actuar hacia el logro de algún objetivo deseable para el individuo. Así vista,
la libertad se busca como una presencia de algo que aún no se tiene: un desarrollo de
potencialidades, una posibilidad de hacer.
Estas dos percepciones de la libertad no son opuestas. Son dos etapas de un proceso de
desarrollo personal: primero se reacciona contra algo (libertad de) y, en un segundo momento,
se decide usar el mayor espacio de libre determinación que se ha obtenido para llevar a cabo un
proyecto de acción, una empresa constructiva (libertad para).
La libertad, como cualquier derecho, debe ejercitarse a diario, pues se defiende en la medida en
que se practica.
Si por apatía, comodidad o temor dejamos que otros decidan por nosotros, estamos renunciando
a la condición que nos hace humanos—es decir, a ser libres.
Tenemos que aprender a usar nuestra libertad y en este aprendizaje puede ser que cometamos
errores, pero los errores—aunque al principio nos frustren— también pueden ser una fuente de
enseñanzas. El ejercicio verdaderamente humano de la libertad implica ser responsables de
nuestros actos.