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de género
Introducción a
la Filosofía
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Filosofía y género
Introducción
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El movimiento que ha sacado a la luz esta problemática y ha puesto el foco
en la terrible desigualdad, no sólo filosófica, sino también existencial, ha sido
el feminismo. El feminismo no es hoy un movimiento homogéneo, hay di-
versidad de intereses, perspectivas, acentos y fundamentaciones. Pero tie-
nen en común haber desarrollado teorías que muestran cómo funciona el
sistema de género-sexo: división sexual, doble estándar para ambos sexos,
construcción de la identidad masculina o femenina desde la infancia, discur-
sos legitimadores en este sentido, desigualdad, entre otros temas. El femi-
nismo ha sacado a la luz que todo sistema de dominación tiene de base un
discurso que lo legitima. Por ejemplo, un discurso legitimador muy fuerte
para sostener la dominación masculina, ha sido el religioso. Mitos importan-
tes y las religiones tradicionales son, todavía, legitimadores de la división se-
xual del trabajo y de la jerarquización entre ambos sexos. Cuando, después
de la Edad Media, el racionalismo ocupó el lugar de la teología, la filosofía
pasó a formar parte del discurso legitimador.
Una pregunta pertinente que podemos hacernos en este contexto es: ¿hubo
mujeres filósofas? Lo primero que hay que decir, es que la filosofía ha sido
una de las áreas del conocimiento más masculinas que existieron y existen.
Las razones son variadas, pero teniendo en cuenta la vinculación histórica
que la filosofía tuvo con la teología, no parece extraño ver ahí un discurso
que tiene a la mujer como un ser disminuido en relación al varón. Añadido a
esto, la filosofía, al tener un discurso con un alto grado de abstracción, con-
sideraba que sólo era alcanzado por varones. Indudablemente que ha ha-
bido mujeres intelectualmente relevantes que tuvieron que sufrir el silencia-
miento por parte de los filósofos legitimadores de un sistema patriarcal.
Es claro que no existe “la” filosofía, sino más bien multiplicidad de enfoques
y mucho más a partir del siglo XX donde realmente se da una explosión de
intereses desde circunstancias muy particulares. Pero lo que hoy es claro, es
que la filosofía tiene un enorme potencial emancipador y construye pensa-
miento crítico. De esta manera, el enfoque feminista de género peude ayu-
dar a desenmascarar un discurso que sea androcéntrico. No hace falta crear
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nuevos conceptos, es importante resignificar los ya existentes. Por ejemplo,
el discurso de igualdad, fraternidad y libertad de la Revolución Francesa, po-
see elementos emancipatorios suficientes para aplicarlos también a la lucha
en favor de las mujeres. Aquí se dio un incipiente movimiento que fue re-
chazado con dureza por parte de la Asamblea Revolucionaria francesa. Algu-
nas feministas pasaron por la guillotina y centros para mujeres que discutían
de política, fueron cerrados.
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ocupa la mujer en igualdad como también sus especificidades. No para ela-
borar un discurso que sólo la distinga del hombre, sino para mostrar lo que
ella es. Esto además tiene consecuencias en la vida pública y en la lucha por
el reconocimiento de derechos vedados. A nivel filosófico, una tarea así ha
comenzado ya hace mucho y es posible encontrar en la actualidad, estudios
serios al respecto.
En primer lugar, la filosofía está llamada a sacar a la luz los elementos cultu-
rales que subyacen en esta práctica aberrante para mostrar ese machismo
de base que todavía hoy está arraigado en nuestro país. Por ser una cuestión
cultural, deberíamos preguntarnos cuáles son los medios para que esas prác-
ticas dejen de existir. La educación está, de manera particular, desafiada a
tomar la posta en esta tarea de educar niños que aprendan a respetarse en
las diferencias y a no mirar al sexo opuesto desde una determinada supre-
macía, atendiendo al curso de la historia y dejando atrás paradigmas que
relegaban a la mujer a las tareas domésticas y al varón al trabajo y la vida
pública. Lo que se aprende de niño, es muy común repetirlo en la adolescen-
cia y difícilmente se desarraigue en la adultez. Por eso el rol de la educación
es clave. Es podría considerarse una media preventiva.
Una última consideración es que la filosofía tiene que tener voz pública. Si
sólo está cerrada en claustros universitarios o comités científicos, perderá
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parte de su potencial emancipador. La filosofía debe estar en la palestra pú-
blica para que su aporte en este sentido sea, también, público y de utilidad
para todos.
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Referencias
Puleo, A. (1993/1995). Filosofía y género. Recuperado de http://www.raco.cat/in-
dex.php/Asparkia/article/viewFile/108124/154748