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El ojo está rodeado de una serie de formaciones que lo protegen y que le imprimen
movimientos. Ellos son: las cejas, los párpados, la conjuntiva, el Aparato lagrimal, los
músculos y la cápsula de Tenon.
Cejas.
Son dos salientes en forma de arco, cubiertas de pelos. Su función es la de Proteger a
los ojos de la transpiración que se desliza por la frente.
Párpados.
Son dos repliegues músculo-membranosos, que se extienden por delante del ojo. El
párpado superior es más desarrollado y movible que el inferior.
Ambos cumplen una función de protección contra los objetos externos y contra los
excesos de iluminación.
Conjuntiva.
Es una tenue membrana mucosa y trasparente que cubre la parte anterior del ojo
(blanco del ojo y córnea).
Aparato Lagrimal.
Este aparato consta de una glándula lagrimal, de conductos lagrimales y del saco
lagrimal.
Las lágrimas están formadas principalmente por agua y sales, y contienen una sustancia
bactericida llamada lisozima, que impide el desarrollo de los gérmenes.
Músculos oculares Su función principal es la de limpiar el ojo, mantenerlo lubricado y
húmedo. Es decir, ayuda a limpiar el ojo eliminando cualquier tipo de suciedad o de
elemento extraño Las lágrimas además de proteger la córnea, sirven también para
eliminar los microbios de la superficie del ojo.
Sistema glandular.
Las glándulas son un conjunto de órganos que generan un tipo de sustancia mejor
conocidas como hormonas, las cuales son liberadas por medio de la corriente
sanguínea.
El correcto funcionamiento de las hormonas va acorde a la producción de una serie de
productos químicos que son necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo.
El sistema glandular es una red de comunicación que se preocupa de regular impulsos
básicos y emociones. Promueve el crecimiento y la identidad sexual; controla la
temperatura corporal, ayuda a generar energía para el cuerpo y ayuda a la reparación de
los tejidos dañados.
Las diferencias en los rasgos de la personalidad están influidos por el correcto
funcionamiento del sistema glandular, y si este comportamiento varía es por alguna
alteración de dicho funcionamiento.
Los tejidos del sistema glandular se pueden clasificar en glándulas endocrinas, que
producen exclusivamente hormonas.
También están las glándulas endo-exocrinas, que generan otras secreciones además de
hormonas; y también están ciertos tejidos no glandulares, como el tejido nervioso del
sistema nervioso autónomo, que produce sustancias similares a las hormonas.
Músculos.
Un músculo puede ser definido como un órgano compuesto de haces de fibras
contráctiles que realizan el movimiento. Hay tres tipos de músculos: liso, esquelético y
estriado.
Desde el punto de vista del SOMA, nos interesa el estudio del músculo esquelético, por
ser el que más amplia distribución tiene en la economía y por encontrarse unido a los
huesos, haciendo posible el movimiento, que puede ser reflejo o voluntario. Al percutir la
pierna un poco por debajo de la rótula, ella da un salto; lo mismo ocurre cuando se patea
una pelota, pero en el primer caso es un movimiento reflejo y en el segundo voluntario.
El músculo está compuesto por grandes células polinucleares, adosadas al sarcolema o
membrana externa. El citoplasma o sarcoplasma contiene numerosas mitocondrias.
El músculo estriado se denomina así porque está constituido por bandas oscuras y
claras, situadas al mismo nivel de cada fibra muscular. La fibra muscular presenta la
placa motriz, donde llegan las terminaciones nerviosas procedentes del nervio motor que
los inerva, formando el aparato subneural de Contaux, que libera una enzima,
denominada colinesterasa. En el músculo también existen receptores sensitivos que
reaccionan tanto al dolor como al estiramiento muscular.
Las fibras musculares se agrupan y forman fascículos, envueltos y tabicados por una
membrana conjuntiva. Esta membrana recibe distintos nombres: epimisio, si envuelve al
músculo; perimisio, si rodea los fascículos y endomisio si está entre las fibras
musculares.
El contenido sanguíneo del músculo disminuye durante la contracción. La contracción
muscular es máxima desde su inicio, respondiendo a la ley “del todo o nada” (Ley de
Starling), es decir, que una fibra muscular puede encontrarse en condición de relajación
o de contracción total; no existen estadios intermedios.
Tendones.
El músculo se inserta en el hueso por medio de los tendones. La unión entre el tendón y
el hueso es muy poderosa, al extremo que un esfuerzo anormal puede dañar al músculo,
pero raramente al tendón.
El tendón está constituido por fibras duras e inelásticas desde el extremo del músculo
hasta su inserción ósea. Su color es blanco opaco. Las vainas tendinosas son órganos
de deslizamiento que rodean a los tendones en las zonas en que su desplazamiento es
de gran amplitud; son de origen conjuntivo y de estructura similar a las membranas
sinoviales articulares; son cavidades cerradas que contienen un espacio prácticamente
virtual.
Las bolsas serosas están situadas en las zonas de apoyo y de roce. Las bolsas serosas
o bursas más superficiales son: prerrotuliana, olecraneana, retroaquiliana, poplítea y
anserina.
Articulaciones.
Los puntos de unión de dos o más superficies óseas constituyen las articulaciones. Este
contacto se realiza mediante el cartílago.
El cartílago es hialino, liso, brillante, húmedo y ligeramente azuloso; está compuesto
principalmente por agua.
Al contrario de otros tejidos, es muy firme y constituye el único sistema de presurización.
Las células se disponen en tres capas: la superficial, cuyos condrocitos son aplanados;
la media, en que adoptan una forma redondeada de mayor tamaño, y la profunda, con
células separadas por una matriz calcificada que se apoya en la lámina ósea.
Las células están separadas por una masa homogénea, compuesta por fibras colágenas
y protoglicanos. Estas fibras ancladas en la capa de cartílago calcificado se incurvan
formando arcos.
Los protoglicanos y las fibras colágenas tipo II proveen las bases para mantener la
presión de estos tejidos, que puede ser tan grande como tres o más atmósferas. Estos
agregados están constituidos por condroitinsulfato y queratinsulfato. Cuando se pierden
los protoglicanos, como sucede en distintas variedades de enfermedades articulares, el
cartílago se ablanda y pierde su resistencia. El cartílago articular normal no permanece
estático, sino que está constantemente renovándose. El cartílago hialino normal carece
de vasos y nervios, esto significa que las necesidades nutricionales de los condrocitos se
satisfacen a través de la vasculatura de los tejidos adyacentes. En la mayoría de los
casos se piensa que esta es una función de los capilares sinoviales.
El líquido sinovial es el vehículo que lleva nutrientes a los condrocitos y retorna sus
desechos metabólicos al torrente sanguíneo.
La membrana sinovial está entre los más importantes tejidos articulares; tiene una parte
externa fibrosa que constituye la cápsula articular reforzada por ligamentos y una parte
interna blanda. Esta cara libre de la sinovial está revestida de células fibroelásticas más
o menos epitelioides. La sinovial es rica en vasos y nervios.
El sinovium o membrana sinovial presenta un patrón característico: una matriz
compuesta por microfibrillas y abundantes agregados protoglicanos. Dentro de esta
matriz yacen las células sinoviales; estas han sido clasificadas células tipo A, similares a
los macrófagos y células tipo B, similares a los fibroblastos. Lo más importante de estas
células es su capacidad de síntesis y protección del sinovium. Las células sinoviales
desprenden digitaciones sin uniones intercelulares permeables.
La membrana sinovial tiene de una a tres capas de células de profundidad. El tejido
sinovial es asiento de muchos trastornos inflamatorios conocidos como sinovitis.
Los meniscos están compuestos por fibrocartílagos, por un lado se adaptan a la
extremidad ósea y superficialmente se insertan en la cápsula articular.
Líquido sinovial La cavidad articular contiene el líquido sinovial segregado por la
membrana sinovial. Este es rico en hialuronato, lo que le confiere la viscosidad que
presenta, similar a la clara de huevo. El hialuronato permite a las superficies articulares
deslizarse fácilmente una contra otra y sobre el cartílago articular expuesto.
El líquido sinovial contiene, además, una pequeña cantidad de leucocitos, menos de 300
mm3, en su mayoría mononucleares con poder macrofágico; los polinucleares
representan menos del 25 % de las células; en ocasiones se encuentran fibras
cartilaginosas procedentes del deterioro del cartílago.
Los músculos que componen el manguito de los rotadores no necesitan contraerse para
mantener en relajación, a continuación del hombro, el brazo colgando; la articulación no
se luxa bajo la fuerza de gravedad debido a que sus componentes permanecen
pegados. Esta propiedad se debe en parte a la presión atmosférica. Pero estudios
realizados demuestran también que hay un factor adhesivo implicado en este
mecanismo. La explicación más plausible es que el líquido sinovial sirve de pegamento.
La fricción es el resultado inevitable cuando una superficie se desliza sobre otra. Se
expresa como coeficiente de fricción, una medida de energía. Muchos estudios
experimentales evidencian que el coeficiente de fricción es marcadamente bajo en las
articulaciones normales.
Parece ser que las articulaciones poseen un sistema de lubricación altísimo. El
componente más importante de la lubricación articular supuestamente es la capa
limitante.
El lubricín es una glicoproteína específica producida dentro de las articulaciones
sinoviales y parece ser la principal sustancia adhesiva. También los fosfolípidos
desempañan un papel importante en la capa limitante.
Todos los mecanismos que hemos mencionado contribuyen a mantener la estabilidad
articular:
La presión atmosférica.
El líquido sinovial, como componente adhesivo.
El coeficiente de fricción bajo.
Cráneo.
El cráneo es la estructura de huesos que se encarga de cubrir y proteger el encéfalo (el
conjunto de varios órganos y estructuras que se incluyen en el sistema nervioso, como el
cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo).
Ocho huesos forman la caja del cráneo, cuyo espesor varía de acuerdo a la persona; sus
nombres son los siguientes: occipital, frontal, etmoides, esfenoides, dos parietales y dos
temporales. Es importante resaltar que en algunos casos se registra también la
existencia de huesos sutúrales.
Existen varias denominaciones que son equivalentes o similares a la noción de cráneo.
El cráneo también suele nombrarse como esqueleto de la cabeza, cabeza ósea o
calavera, de acuerdo al contexto.
La función del cráneo es muy importante ya que brinda protección al cerebro, un órgano
muy sensible que es imprescindible para la vida. Lo que hace el cráneo es proteger el
cerebro de golpes y otros daños, aunque la caja ósea también puede resultar afectada
por un traumatismo.
Sistema muscular.
Componentes.
Músculos esqueléticos del brazo, durante una contracción: bíceps braquial -izquierda, a
la izquierda- y tríceps braquial -derecha, a la derecha-. El primero flexiona el brazo, y el
segundo lo extiende. Son músculos antagonistas.
La principal función de los músculos es contraerse, para poder generar movimiento y
realizar funciones vitales. Se distinguen tres grupos de músculos, según su disposición:
El músculo esquelético
El músculo liso
El músculo cardíaco
Tipos.
Músculo estriado (esquelético)
El músculo estriado es un tipo de músculo que tiene como unidad fundamental el
sarcómero, y que presenta, al verlo a través de un microscopio, estrías que están
formadas por las bandas claras y oscuras alternadas del sarcómero. Está formado por
fibras musculares en forma de huso, con extremos muy afinados, y más cortas que las
del músculo liso. Éstas fibras poseen la propiedad de la plasticidad, es decir, cambian su
longitud cuando son estiradas, y son capaces de volver a recuperar la forma original.
Para mejorar la plasticidad de los músculos, sirven los estiramientos. Es el encargado
del movimiento de los esqueletos axial y apendicular y del mantenimiento de la postura o
posición corporal. Además, el músculo esquelético ocular ejecuta los movimientos más
precisos de los ojos.
El tejido musculoesquelético está formado por haces de células muy largas (hasta 30
cm), cilíndricas y plurinucleadas, que contienen abundantes filamentos, las miofibrillas. El
diámetro de las fibras musculares estriadas esqueléticas oscila entre 10 y 100
micrómetros. Estas fibras se originan en el embrión por la fusión de células alargadas
denominadas mioblastos. En las fibras musculares esqueléticas, los numerosos núcleos
se localizan en la periferia, cerca del sarcolema. Esta localización característica ayuda a
diferenciar el músculo esquelético del músculo cardíaco debido a que ambos muestran
estriaciones pero en el músculo cardíaco los núcleos son centrales.
Músculo liso.
El músculo liso, también conocido como visceral o involuntario, se compone de células
en forma de huso que poseen un núcleo central que asemeja la forma de la célula que lo
contiene, carecen de estrías transversales aunque muestran ligeramente estrías
longitudinales. El estímulo para la contracción de los músculos lisos está mediado por el
sistema nervioso vegetativo autónomo. El músculo liso se localiza en los aparatos
reproductor y excretor, en los vasos sanguíneos, en la piel, y órganos internos.
Existen músculos lisos unitarios, que se contraen rápidamente (no se desencadena
inervación), y músculos lisos multiunitarios, en los cuales las contracciones dependen de
la estimulación nerviosa. Los músculos lisos unitarios son como los del útero, uréter,
aparato gastrointestinal, etc.; y los músculos lisos multiunitarios son los que se
encuentran en el iris, membrana nictitante del ojo, tráquea, etc.
El músculo liso posee además, al igual que el músculo estriado, las proteínas actina y
miosina.
Músculo cardíaco.
El músculo cardíaco (miocardio) es un tipo de músculo estriado encontrado en el
corazón. Su función es bombear la sangre a través del sistema circulatorio por
contracción. El músculo cardíaco generalmente funciona involuntaria y rítmicamente, sin
tener estimulación nerviosa. Es un músculo miogénico, es decir autoexcitable. Las fibras
estriadas y con ramificaciones del músculo cardíaco forman una red interconectada en la
pared del corazón. El músculo cardíaco se contrae automáticamente a su propio ritmo,
unas 100.000 veces al día. No se puede controlar conscientemente, sin embargo, su
ritmo de contracción está regulado por el sistema nervioso autónomo dependiendo de
que el cuerpo esté activo o en reposo.
Funcionamiento.
Los músculos son asociados generalmente en las funciones obvias como el movimiento,
pero en realidad son también los que nos permiten impulsar la comida por el sistema
digestivo, respirar y hacer circular a la sangre.
El funcionamiento del sistema muscular se puede dividir en 3 procesos, uno voluntario a
cargo de los músculos esqueléticos el otro involuntario realizado por los músculos
viscerales y el último proceso deber de los músculos cardíacos y de funcionamiento
autónomo.
Los músculos esqueléticos permiten caminar, correr, saltar, en fin facultan una multitud
de actividades voluntarias. A excepción de los reflejos que son las repuestas
involuntarias generadas como resultado de un estímulo. En cuanto a los músculos de
funcionamiento involuntario, se puede especificar que se desempeñan de manera
independiente a nuestra voluntad pero son supervisados y controlados por el sistema
nervioso, se encarga de generar presión para el traslado de fluidos y el transporte de
sustancias a lo largo del organismo con ayuda de los movimientos peristálticos (como el
alimento, durante el proceso de digestión y excreción).
El proceso autónomo se lleva a cabo en el corazón, órgano hecho con músculos
cardíacos. La función primordial de este tejido muscular es contraerse regularmente,
millones de veces, debiendo soportar la fatiga y el cansancio, o si no, el corazón se
detendría.