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La apreciación musical

Donde quiera que ahora te encuentres hay sonidos a tu alrededor, aunque no


te percates de su existencia ahí están.  La diferencia entre esos sonidos y la
música lo determina en gran parte el ritmo, independientemente de la
definición formal de música que utilicemos. La música es una organización
creativa de sonidos, el principio de tal ordenación es el ritmo
La apreciación musical está dirigida para los músicos como una herramienta de
conocimiento básico de la instrumentación, las formas compositivas, el
desarrollo tímbrico, melódico e interpretativo de los máximos exponentes de la
música universal, teniendo como complemento el desarrollo histórico de los
diferentes movimientos musicales. Esta catedra pretende dar los elementos
básicos del conocimiento del desarrollo de las diferentes músicas existentes y
como se complementan con el desarrollo político, económico y social de la
humanidad.

Aportes al ser humano:


La música es la actividad humana más global, más armoniosa, aquella en la
que el ser humano es, al mismo tiempo, material y espiritual, dinámico,
sensorial, afectivo, mental e idealista.
La música es un arte, una ciencia y una técnica, por lo que su práctica y
ejecución nos va a favorecer un desarrollo cerebral y nervioso muy completo al
comprender estas tres facetas tan diferentes y complejas. La ejecución
musical, al desarrollar las posibilidades de nuestros circuitos neuromusculares,
permite no sólo cultivar el sistema nervioso, sino trabajar también nuestro
desarrollo en general, nuestros estados afectivos, nuestra receptividad,
nuestra atención, etc.
En consecuencia, la educación musical estimula todas las facultades del ser
humano: abstracción, razonamiento lógico y matemático, imaginación,
memoria, orden, creatividad, comunicación y perfeccionamiento de los
sentidos, entre otras.

La contemplación auditiva
Mantener una actitud contemplativa. Escuchar con sumo cuidado cada
elemento del material sonoro con el propósito de apreciarlo y elaborar un juicio
sobre su forma y contenido.
Procurar una audición reflexiva. Meditar acerca de lo que se escucha
poniendo atención en el enlazamiento del material sonoro, sus diferentes
componentes melódicos, armónicos, rítmicos, su orquestación y en su caso, el
contenido vocal.
Concentrarse en la audición. Dirigir el oído al material sonoro
exclusivamente musical bloqueando los sonidos provenientes del ambiente. De
ser necesario bloquear los distractores visuales.
Mantener una atención selectiva. Distinguir en cada momento de la
contemplación cada uno de los elementos sonoros, apreciando la función que
cumplen dentro de la composición musical total. Apreciar un detalle a la vez,
resaltándolo del contexto sonoro que proveen los demás elementos musicales
sin descuidar su carácter complementario.
No abandonarse a las sensaciones. No dejarse absorber por la sensación
placentera que generan la melodía y el ritmo descuidando la apreciación
reflexiva (racional) del material sonoro.
Cobrar conciencia del carácter efímero música. Considerar que una vez
producidas, las notas musicales y las palabras cantadas se desvanecen en el
tiempo lo que hace de cada interpretación un fenómeno único que debe ser
apreciado en su individualidad.

El autor y el intérprete
Considerar el carácter complementario del autor y el intérprete. Tomar
en cuenta que la música es producto de la cooperación entre autor e
intérprete: el autor escribe la obra y el intérprete introduce variaciones
personales para completarla. El resultado de estas variaciones conforma el
estilo de interpretación.
Atribuir el justo valor a la partitura. Recordar siempre que en la partitura
el autor aporta una guía para la interpretación musical y que por tanto no
existe una interpretación definitiva o de la obra musical.
No esperar fidelidad absoluta a la obra. Considerar que no existe una
interpretación completamente fiel a la obra del autor (ni siquiera cuando el
autor se interpreta a sí mismo).
Considerar el carácter histórico de la interpretación. Estar consciente de
que el intérprete adapta la obra musical a la sensibilidad de una época,
guiándose por los cánones estilísticos que comparte con su generación.

Tomar en cuenta las diferentes aportaciones del autor y el intérprete a la obra


musical. Recuerde que:
El autor aporta a la obra el motivo y la arquitectura sonora que le es
correspondiente. El autor tiene un motivo, una intencionalidad que sólo
puede ser expresada por él a través de una masa musical específica.
El intérprete aporta elementos como la velocidad de la ejecución, la
acentuación rítmica, las gradaciones en la intensidad sonora, el movimiento y
el sentido que hay que dar a las indicaciones del autor.

La mediación tecnológica
Considerar los recursos tecnológicos involucrados en la interpretación
musical. En cada época el músico se vale de los instrumentos técnicos para la
producción, registro y reproducción del sonido disponibles. Toda interpretación
musical se encontrará limitada y condicionada por esos instrumentos. Se debe
valorar la obra con independencia de las posibilidades tecnológicas a
disposición del autor e intérprete.
Diferenciar la audición natural de la supletoria. Tomar en cuenta que la
reproducción mediada del sonido desplaza la acústica natural. Si es posible,
escuche la música directamente. Si no es posible, recuerde siempre que la
audición mediada por tecnología es una audición supletoria de la audición en
directo y modifica el timbre e intensidad natural del sonido.
La música grabada. Tomar en cuenta que las grabaciones musicales dan la
ilusión de permanencia a la naturaleza efímera de la obra ejecutada.

La ejecución musical
Ejecución instrumental. De ser posible, procurar observar la ejecución
musical poniendo atención en la forma de tocar los instrumentos.
Timbre instrumental. Procurar distinguir qué instrumentos se están tocando
y las diferencias en la calidad del sonido que producen (timbre).
Calibración instrumental. Observar cómo los intérpretes durante la
ejecución calibran la fuerza de su toque sobre el instrumento para dar
diferentes matices al sonido producido.
Gestualidad y ejecución. No permitir que la gestualidad del intérprete
distraiga su atención del sonido que produce, ni que debajo de esa gestualidad
se oculte a su atención una interpretación defectuosa.

La interpretación
La interpretación consiste en dar un sentido a la obra musical. Es hacer un
planteamiento sonoro que permita al oyente comprender desde ese
planteamiento la obra interpretada.
Técnica y expresión. Deben observarse en un intérprete la técnica de su
ejecución y su capacidad expresiva. Una buena técnica debe corresponderse
con un coherente planteamiento expresivo. Recordar siempre que la maestría
en la ejecución no garantiza riqueza en la expresión.
Expresión puramente musical. En el caso de la obra musical, la
expresividad nace de los matices con los que se produce el sonido.
Expresión lírica. En el caso del canto, la expresividad nace de la coherencia
entre la palabra y el sentido a ella asociado en la interpretación. Es importante
no valorar la belleza de la voz por sobre la capacidad interpretativa. El sentido
de una interpretación vocal nace de las palabras cantadas, por lo que estas
deben ser perfectamente distinguibles y acompañarse de una intencionalidad
que les sea coherente.
Expresión y virtuosismo. No se debe valorar el virtuosismo sobre la
capacidad interpretativa. Una ejecución virtuosa no debe estar desprovista de
matices expresivos que otorguen sentido a la interpretación.
Diferencias en la interpretación. Es muy aconsejable comparar las distintas
interpretaciones a una misma obra musical a fin de distinguir las diferentes
propuestas de sentido que puede abarcar.
Tomar en cuenta el estilo interpretativo. El estilo interpretativo surge de
la unión de la maestría en la ejecución y el diseño de la interpretación y puede
convenir o no a una determinada obra musical.
Coherencia. Considerar que una interpretación debe ser coherente respecto
del sentido en que se ha planteado. No puede haber inconsistencias en la
forma o el significado implícito que se construye al interpretar la obra.
Estilo lírico. En el canto, el estilo interpretativo nace del timbre y sentido
sonoro asociado a las palabras, así como de las inflexiones vocales que
acentúan dicho sentido.
Coherencia de estilo. La fidelidad en el estilo interpretativo se asocia a la
observancia de los cánones establecidos por las escuelas o tradiciones
musicales que dictan en un momento dado cómo deben ejecutarse las obras.
Novedad y revisionismo. Hay que estar al tanto de las interpretaciones
musicales novedosas o revisionistas de las obras consagradas.
Estilos distintivos. Es aconsejable familiarizarse con las notas distintivas en
la interpretación de los diferentes repertorios, de las diferentes orquestas y de
los diferentes autores.

La comprensión musical
Significado de la música. El significado musical puede ser descifrado de dos
maneras según el tipo de música de que se trate:
Música racional: forma musical cuyo significado se da a través de un
conjunto simétrico y codificado de variaciones sobre una determinada
estructura sonora.
La apreciación de la música racional se enriquece con el conocimiento de los
elementos formales de la construcción musical.
Música descriptiva: forma musical cuyo significado consiste en evocaciones
imaginativas de paisajes o situaciones recreadas por medio de sonidos.
La apreciación de la música descriptiva se enriquece con los conocimientos
musicales formales, pero también con el conocimiento de las coloraciones
idiosincráticas del contexto cultural e histórico en que fue escrita la obra.

Existen 6 elementos de la música:


La melodía: es una serie de notas, cuando una persona está cantando.
La armonía: son acordes, son notas simultáneas (órgano de iglesia).
Contrapunto: es cuando oímos al mismo tiempo varias melodías,
superpuestas, simultáneas.
Ritmo: Golpes sincrónicos, que están siempre latentes o claro en toda pieza.
Timbres: clase de sonido de cada instrumento, por ejemplo: un clarinete tiene
un sonido diferente a una trompeta, a pesar de ser la misma nota, tiene un
sonido muy distinto. Es la personalidad del sonido, la personalidad de la nota
dependiendo el instrumento.
La forma musical: es el plan de composición de cada pieza. Por ejemplo, la
sonata se compone de una forma, el soneto debe tener cierto número de
frases para ser sonetos, que es lo que se llama forma musical.
Entonces la música utiliza esos 6 elementos para poder ser música. La música
nos impresiona sin nosotros hacer un análisis objetivo. A diferencia de la poesía
y la pintura.

Ahí esta todo asistonta, gracias por tu colaboración. Te debo un


pan con jugo

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