Sie sind auf Seite 1von 2

LA RETÓRICA

EL ARTE DE PERSUADIR
EL PODER DE LA PALABRA
Todos los pueblos han sido conscientes del enorme poder que tiene el lenguaje para influir en
los pensamientos y en las acciones de los demás.

La antigua cultura grecorromana mostró mucho interés por el uso del lenguaje, considerado
como un instrumento al servicio de la persuasión. Tanto los griegos como los romanos
otorgaban gran importancia al arte de convencer mediante las palabras.

La retórica es una disciplina teórica que estudia el arte de utilizar el lenguaje para persuadir al
público mediante un discurso.

Se llama oratoria a la capacidad de ejecutar un discurso elocuente en la práctica.

La dialéctica estudia el arte de usar el lenguaje para convencer a nuestro interlocutor en una
conversación o en una controversia.

Durante toda la Edad Media la retórica y la dialéctica fueron, junto con la gramática, la base de
la educación. Estas tres disciplinas formaban el trívium.

LOS TIPOS DE DISCURSOS RETÓRICOS


Siguiendo a Aristóteles, los pensadores antiguos distinguieron tres tipos diferentes de discurso:

 Discursos deliberativos o políticos, que están relacionados con la toma de decisiones en


un proceso deliberativo.
 Discursos forenses o judiciales, en los que tratamos de acusar a alguien o de defendernos
ante un tribunal.
 Discursos epidícticos, en los que el orador hace una exhibición de su habilidad retórica
alabando o criticando a alguien.
LOS ELEMENTOS DE LA RETÓRICA
LAS TAREAS NECESARIAS PARA ELABORAR UN BUEN DISCURSO
Según los antiguos estudiosos de la retórica, como Aristóteles o Cicerón, para elaborar un
discurso convincente debemos tener claro qué es lo que debemos decir, cuál es el orden en
que conviene decirlo y cómo es más adecuado expresarlo.

Se suelen distinguir cinco tareas distintas en la preparación del discurso:

1. Inventio (‘invención’). Debemos tener claro de qué vamos a hablar. Los medios adecuados
para convencer serán la base sobre la que construiremos el discurso. A estos principios
que actúan como recursos los retóricos griegos y latinos los llamaron tópicos o lugares
comunes.
2. Dispositio (‘disposición’). Consiste en distribuir y ordenar los contenidos del discurso para
que el efecto global sea el adecuado. Un discurso bien organizado suele estructurarse en
cuatro partes diferentes:
a. Exordio (‘introducción’). El orador presenta el tema sobre el que va a disertar.
b. Narratio (‘narración’). Incluye la descripción de los hechos y los datos sobre los
que nos apoyaremos.
c. Argumentatio (‘argumentación’). Se desarrollan los razonamientos que conducen
a las afirmaciones principales que queremos transmitir. Tenemos que saber
refutar las opiniones que no compartimos y ofrecer pruebas convincentes que
confirmen nuestras propias ideas.
d. Peroratio (‘conclusión’). Hacer una recapitulación y cerrar el discurso.
3. Elocutio (‘elocución’). Tenemos que encontrar la mejor manera de expresar lo que
queremos decir, dotando a nuestras palabras de un estilo adecuado. No debemos cometer
errores gramaticales, debemos ser claros y comprensibles y nuestras palabras deben
resultar atractivas y elegantes.
4. Memoria. Una vez elaborado el discurso, conviene aprenderlo de memoria para poder
ejecutarlo después con soltura y naturalidad.
5. Actio (‘acción’). Consiste pronunciar nuestro discurso en la práctica. Es muy importante
expresarse con nitidez y corrección, acompañando nuestras palabras con inflexiones de
voz y gestos adecuados para que el discurso resulte convincente.

Das könnte Ihnen auch gefallen