Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
L 5 2
1080046277
RELOJ
DE LA PASION,
S E A R E F L E X I O N E S A F E C T U O S A S SOBRE LOS P A D E C I M I E N T O S
DE NUESTRO SEÑOR J E S U C R I S T O , POR E L
BIENAVENTURADO OBISPO
SAN A L F O N S O J L I G O R I O :
T R A D U C I D O DEL I T A L I A N O
Y VERTIDO AL CASTELLANO
SEGUIDO DEL
LIBRO DE LA VIDA,
JESECBISTO,
POR
S A N T A Á N G E L A DE FOLIÑO.
L/ 3 a
edición corregida.
£s
Con aprobación del Ordinario.
BARCELONA.-1859.
LIBRERÍA RELIGIOSA,
I M P R E N T A DE PABLO HÍRRA
J oí
m
> m
o
• v
AL PIADOSO LECTOR,
le será posible negarse á amar á un Dios tan no la visita á san Buenaventura, le pregun-
a m a n t e , y q u e tanto h a sufrido para ser tó ¿ d e qué libro se habia valido para consig-
amado. nar en sus obras tan bellos pensamientos?
8. Por eso decia el Apóstol, q u e «no que- San Buenaventura le mostró la imágen de
«ria saber otra cosa q u e á Jesús, y Jesús c r u - Jesús crucificado, todo gastado por los m u -
c i f i c a d o 1 , » es decir, el amor que nos ha chos besos q u e le habia dado , diciéndo-
manifestado en la cruz. Y á la verdad, ¿ e n le : «Ved aquí el libro, del cual he sacado
q u é otros libros podemos aprender mejor la «todo cuanto yo he escrito; este es el q u e
ciencia de los Santos, que es la ciencia de «me ha enseñado lo poco que he aprendido.»
amar á Dios, que en Jesús crucificado? Al Todos los Santos sin excepción han aprendi-
gran siervo de Dios, el hermano Bernardo de do á amar á Dios estudiando el Crucifijo. El
Corleon, capuchino, no sabiendo leer, que- hermano Juan de Avernia, cada vez que po-
rían enseñarle sus hermanos los religiosos. nía los ojos en Jesús cubierto de heridas, no
Al punto vuela á tomar consejo del Crucifi- podia contener las lágrimas. El hermano J a -
jo ; mas Jesús le responde desde la cruz : cobo de Tuderto, oyendo leer la pasión del
« ¡ Q u é ! libros! ¡qué! leyendas! Solo yo soy Salvador, no solo lloraba á lágrima viva, si-
«vuestro libro, en el q u e podéis leer siempre no que también prorumpia en profundos so-
«el amor q u e os he tenido.» ¡ O h ! este es el llozos, oprimido por el amor en que se abra-
mas grande tema de meditación durante to- saba hácia su tierno Maestro.
da la vida y por toda la eternidad! ¡ un Dios 10. L a dulce escuela del Crucifijo es la
muerto por nuestro amor! u n Dios muerto que hizo á san Francisco un serafín sobre la
por nuestro a m o r ! ¡oh! tema grande á la tierra. Cuando meditaba en las penas de Je-
verdad! sucristo lloraba tan continuamente, quecási
9. Pagando un dia santo Tomás de Aqui- llegó á perder la vista. Cierto día se le en-
contró que daba gritos lastimosos, y pregun-
i Non j u d i c a v i m e s c i r e a l i q u i d inter v o s , nisi J e s u m
tado lo que tenia: «¡Ah! respondió, ¿ q u é
C h r i s l u m , et h u n c c r u c i ü x u m . ( I Cor. n . 2).
« puedo tener yo? Lloro por los padecimien- alcance de su Hijo la gracia de entrar nos-
t o s y afrentas de mi Salvador; y mi dolor, otros mismos en estos hornos de amor donde
«añadió, se aumenta viendo la ingratitud de tantos corazones se abrasan dulcemente; á
«los hombres que no le a m a n , y viven sin fin de que renunciando á todos nuestros de-
«pensar en él.» Siempre que oia balar un seos terrenos, podamos también abrasarnos
cordero, se sentia conmovido hasta derramar en estas dichosas llamas que hacen á las al-
lágrimas, por el pensamiento de la muerte mas santas en la tierra y bienaventuradas en
de Jesús, cordero sin mancilla, inmolado so- el cielo. Así sea.
bre la cruz por los pecados del mundo. Y
abrasado todo de a m o r , no sabia este Santo
recomendar nada á sus hermanos con tanto
encarecimiento como la frecuente memoria
de la pasión del Salvador.
11. Jesús crucificado : tal es el libro en
el que nos leerémos frecuentemente á nos-
otros mismos. En él aprenderemos por una
parte á temer el pecado, y de otra á a b r a -
sarnos de amor á un Dios tan a m a n t e ; le-
yendo en sus llagas aprenderémos la malicia
del pecado, que ha condenado á Dios á s u -
frir una muerte tan cruel para satisfacer á la
Justicia divina, y también el amor q u e nos
ha mostrado el Salvador queriendo sufrir
tanto, para hacernos comprender lo que nos
amaba.
12. Pidamos á la divina María que nos
- 25 -
que el Hijo de Dios, el Señor del universo,
viendo al hombre condenado por su pecado
CAPÍTULO I.
á la muerte eterna, ha querido tomar la na-
Del amor que Jesucristo nos ha manifestado, turaleza humana y pagar, sufriendo la muer-
queriendo satisfacer él mismo á la Justicia te, las penas debidas por el h o m b r e 1 . Y el
divina por nuestros pecados. Padre eterno le ha condenado á morir en una
cruz para salvarnos á nosotros miserables pe-
1. La historia refiere u n rasgo de amor cadores. « É l no ha perdonado á s u propio
tan prodigioso que será la admiración de to- «Hijo, sino q u e lo ha entregado por todos
dos los siglos. Un rey, señor de muchos rei- «nosotros 2 .» ¿Qué le parece, alma devota,
nos, tenia u n hijo único tan bello, tan santo de este amor del Hijo y del Padre?
y tan amable, que su padre hallaba en él to- 3. Así, ¡ m i amable Redentor, vuestra
das sus delicias y le amaba como á sí mismo. muerte ba sido el sacrificio que habéis q u e -
Pero este joven príncipe tenia á uno de sus rido ofrecer para alcanzarme el perdón! ¿Y
esclavos un amor tan grande, que habiendo qué os daré yo en reconocimiento? Yos me
cometido este un delito, por el que fue con- habéis obligado con demasiados títulos á ama-
denado á muerte, el príncipe se ofreció á mo- ros , y yo seria demasiado ingrato si no os
rir en su l u g a r ; y el padre, celoso de los de- amara con toda la efusión de mi corazon. Yos
rechos de la justicia, consintió en condenar á habéis dado por mí vuestra vida divina; yo,
muerte á su hijo muy amado, á fin de que aunque miserable pecador, os doy l a m i a .
el esclavo se librase del suplicio que habia S í , al menos lodo lo que me resta de vida
merecido. La sentencia fue ejecutada : el hi- quiero emplearlo únicamente en amaros, en
jo murió en un cadalso, y el esclavo quedó serviros y agradaros.
libre.
2. Pues este rasgo de amor q u e jamás ha I O b l a l u s cst q u i a ipsc voluit. ( I s a i . LIH , 7 ) .
s P r o p r i o Filio suo non p e p e r c i t , sed pro u o b i s ó m n i -
tenido ni tendrá semejante en el mundo, es- b u s t r a d i d i t illum. ( R o m . v m , 3 2 ) .
tá consignado en el Evangelio. E n él se lee
— ni -
iPmmM
gos perecerían eternamente, y q u e despues vador reveló á santa Gertrudis, estaba dis-
de esta vida estarías para siempre separado puesto á morir tantas veces cuantas son las
de ellos? Si t ú y toda t u familia hubierais almas condenadas, si todavía f u e r a n capaces
caido en esclavitud, y alguno llegara á res- de redención 1 . ¡Oh Jesús! ¡oh bien mas ama-
catarte á t í solo, ¿cuánto le suplicarías q u e ble q u e todo otro b i e n ! ¿por q u é os a m a n
rescatase también contigo á tus padres y her- tan poco los hombres? ¡ Ah! hacedles conocer
manos? ¿ y cuánto se lo agradecerías si lo lo q u e Yos habéis padecido por cada uno d e
hiciera así por complacerle?Decid, p u e s , to- ellos, el amor q u e les profesáis, el deseo q u e
dos á Jesús : ¡ A h , m i dulce Salvador! Yos teneis de ser amado d e ellos, los hermosos
habéis hecho esto por mí sin habéroslo yo ro- títulos q u e teneis á su amor. Daos áconocer,
gado ; v no solo me habéis rescatado á mí de ¡oh Jesús mió! haceos a m a r .
la muerte á precio d e vuestra s a n g r e , sino 12. «Yo soy el b u e n Pastor, dice J e s ú s ;
también á mis parientes y amigos, d e m a - «el buen Pastor da su vida por sus o v e j a s 2 . »
nera q u e yo puedo esperar q u e reunidos to- P e r o , Señor, ¿dónde se hallarán en el m u n d o
dos juntos nos gozarémos con Yos para siem- pastores semejantes á Vos? Los demás pasto-
p r e en el cielo. S e ñ o r , yo os lo agradezco, res dan la muerte á sus ovejas por conservar
YO os amo, y espero agradecéroslo y amaros ellos su v i d a : mas Y o s , Pastor amantísimo,
eternamente en aquella bienaventurada p a - h a b é i s querido dar vuestra vida divina por la
•
- 66 -
vuestras delicias eran el estar con los hom-
bres , cuando no recibís de ellos sino injurias C A P Í T U L O V.
y malos tratamientos ? El amor, pues, ha tro-
cado para Vos en delicias los dolores y los ul- Del amor que Jesús nos ha manifestado legán-
dosenos á sí mismo en alimento antes de su
trajes q u e habéis sufrido por nosotros.
muerte.
8. ¡Oh mi amabilísimo Redentor! v o n o
quiero resistir mas á vuestras finezas, yo os 1. Sabiendo Jesús que era llegada su ho-
doy todo mi amor. Entre todas las cosas Vos ra de pasar de este mundo al P a d r e , habien-
sois y habéis d e ser siempre el único objeto do amado á los suyos, los amó hasta el fin
querido de mi alma. Os habéis hecho hombre, Sabiendo nuestro amable Redentor en la úl-
á fin d e tener una vida que dar por m í : yo tima noche de su vida q u e era ya llegado el
quisiera tener mil vidas que sacrificar por tiempo de morir por el h o m b r e , por el q u e
Vos. Yo os amo, bondad infinita, y quiero tanto habia suspirado, no pudo su amoroso
amaros con todas mis fuerzas. Yo quiero ha - corazon consentir en dejarnos solos e n este
cer todo cuanto pueda por agradaros; Vos, valle de lágrimas. Para no separarse, pues,
inocente, habéis sufrido tanto por m í : yo, de nosotros ni aun por la muerte, quiso que-
pecador, q u e he merecido el infierno, quiero darse y dársenos á sí mismo e n alimento en
sufrir por Vos cuanto os agradare. Ayudad, el Sacramento del altar, haciéndonos enten-
Jesús m i ó , por vuestros merecimientos este der con esto, que despues de este don infinito
deseo que Vos mismo me habéis dado. ¡ Oh nada mas tenia ya que darnos para probar-
Dios infinito! yo creo en Vos, yo espero en nos su amor. Hasta el fin los a m ó 2 . Cornelio
Vos, yo amo á Vos. María, madre mia, in- Alápide, con san Crisóstomo y Teofilacto, ex-
terceded por mí. Amen.
1
Sciens J e s ú s q u i a venit h o r a c j u s , u t I r a n s e a t ex h o c
m u n d o ad P a t r e m , c u m dilesisset s u o s . . . . in finem dilexil
eos. (Joan, x m , i ) .
5
In finem dilexil eos.
- 68 -
plica según el texto griego la expresión has- dándoseme Dios á sí mismo en esta comunion,
ta el fin, y dice: Es como si hubiera querido nada mas tiene que darme. Preguntando u n
decir, los amó con un amor sin fin y sin me- dia esta Santa á una de sus novicias en q u é
dida Jesús en este Sacramento hizo el úl- había pensado despues de la comunion, ella
timo esfuerzo de amor para con los hombres, le respondió: En el amor de mi Jesús. Sí, re-
como dice el abad Guerrico 2 . plicó la Santa, cuando se piensa en este amor,
2. Pero todavía fue mejor explicado esto en ninguna otra cosa se puede pensar; sino que
por el santo concilio de T r e n t o , el que h a - •es una necesidad el detenerse en él.
blando del Sacramento del altar, dice q u e 3. ¡Oh Salvador del mundo! ¡ y q u é p r e -
nuestro Salvador derramó en él, por decirlo lendeis obtener de los hombres, llevando el
así, todas las riquezas de su amor para con amor hasta daros á Vos mismo en su alimen-
nosotros 3 . Tenia, pues, razón el angélico san- to ! ¿ Qué mas os resta que darnos en adelan-
to Tomás en llamar á este Sacramento, sa- te , despues de la institución de este Sacra-
cramento del a m o r , y prenda del amor mas mento, para obligarnos á amaros? ¡ Ah! Dios
admirable que un Dios pudo dar á los hom- infinitamente bueno! ilustradme y hacedme
bres 4 . San Bernardo lo llama amor de los conocer cuánto es este exceso de bondad que
a m o r e s 5 ; y santa María Magdalena de Pazzi os ha reducido á ser mi alimento en la santa
decía q u e el alma despues de la comunión po- comunion. S i , pues, os habéis dado todo á
día decir: Todo está consumado 6 ; esto es, mí, j usto es que yo me dé también todo á Vos.
;
S í , Jesús mío, yo me doy todo á Vos. Yo os
i Q u a si d i c a t , e x t r e m o a m o r e e t s u m m o dilexit eos. amo mas que á todo otro b i e n , y deseo reci-
J O m n e m vim a m o r i s e f f u d i t araicis.
biros para mas amaros en adelante: venid,
3 D i v i t i a s sui e r g a h o m i n e s a m o r i s v e l u t effudit.
(Sess. 13, c. 2 ) . p u e s , y venid con frecuencia á mi a l m a , y
* S a c r a m e n t u m c a r i t a t i s , s u m m a e c a r i l a l i s pignus est. haced que ella sea ya para solo Vos. Dicho-
[Opuse. 18, c. 2 o ) .
» Amor a m o r u m . sos los que con verdad puedan decir, como
s C o n s u m r a a l u m est. ( J o a n , x i x , 3 0 ) . san Felipe Neri decía en los transportes de su
- 70 -
a m o r , cuando comulgó por modo de Viático : ¿cómo habéis podido llegar á amarnos hasta
/ Ved aquí mi amor! ved aquí mi amor! dad- querer unirnos de tal modo á Vos, que d e
me á mi amor! vuestro corazon y del nuestro se haga un solo
í . El que come mi carne y bebe mi san- corazon 1 ?
g r e permanece en mí y yo en él San Dio- 5. T e n i a , pues, razón san Francisco de
nisio Áreopagita dice que el amor propende Sales en decir, hablando de una santa comu-
siempre á la union con el objeto a m a d o , y n i o n : El Salvador no podia ser considerado
por cuanto el alimento viene á hacerse una en ningún otro misterio ni mas amable ni mas
misma cosa con el que le come, por eso quiso tierno que en este, en el que se aniquila, por
el Salvador hacerse nuestro alimento, áfind e decirlo así, y se da en comida para entrar en
q u e recibiéndole en la santa comunion v e n - nuestras a l m a s , y unirse al corazon d e los
gamos á ser una misma cosa con él. Tomad fieles ; por manera q u e , como dice san Juan
y comed, dice Jesús, este es mi c u e r p o 2 . Co- Crisóstomo, á este Señor, en quien los Ánge-
mo si hubiera querido decir, observa san Juan les no se atreven á poner sus ojos, es á quien
Crisòstomo: ¡Ohhombres! alimentaos de mí, nosotros nos u n i m o s 2 . ¿ Q u é pastor, añade
para que de vosotros y de mise haga una mis- este mismo Santo, alimenta sus ovejas con su
m a cosa 3 . Así como de dos pedazos de cera propia sangre? Pero ¿ q u é digo pastor?Mu-
fundidos, dice san Cirilo de Alejandría, se chas madres entregan sus hijos á otras nodri-
hace uno solo; así el alma que comulga se zas ; mas Jesús no h a consentido esto, sino
u n e de tal suerte con Jesús, q u e Jesús está en q u e nos alimenta en este Sacramento con su
ella , y ella en Jesús. ¡ Oh mi tierno Salva- propia s a n g r e , y se une á nosotros 3 . E n s u -
d o r ! exclama aquí san Lorenzo Justiniano,
1
Oh ! q u a m m i r a b i l i s est dilectio t u a , Domine J e s u ,
• Q u i m a n d u c a t m e a m c a r n e t » , et bibit m e u m s a n -
q u i tuo corpori taliter nos i n c o r p o r a n voluisti, u t tecum
g u i n e m , in m e m a n e t , et ego in ilio. ( Joan, T I , 5 7 ) .
cor u n u m h a b e r e m u s ! [De ditin. amor. c. 5 ) .
2 Accipite et c o m e d i t e , hoc est corpus m e u m . ( MaM. a
H u i c nos u n i m u r , et facti s u m u s u n u m c o r p u s , una
XXVI, 26).
caro.
s D i x i t : Me c o m e d e , ut s u m m a unio fiat. (/7om. 13). s
Quis pastor oves proprio pascit c r u o r e ? e t quid dico
— 72 - - 73 -
m a , concluye el S a n t o , porque él nos ama pero de vuestra bondad que me daréis fuer-
ardientemente ha querido hacerse nuestro zas para cumplir mis promesas.
alimento, y una misma cosa con nosotros 7. Hemos visto, dice san Lorenzo Justi-
¡ Oh amor infinito, digno de un amor i n - niano, á un Dios que es la Sabiduría misma,
finito ! ¿ cuándo os amaré y o , Dios m i ó , co- hecho como loco por el excesivo amor que nos
mo Yos me habéis amado? ¡ Oh alimento di- tiene Pues qué ¿ n o parece una locura, es-
vino! oh Sacramento de a m o r ! cuando m e cribe san Águstin, el que un Dios se deje co-
alrajéreis enteramente á Yos, ya nada mas mer de sus criaturas 2 ? Pero si todavía hay
os restará que hacer para ser amado de mí. alguna cosa mas que pueda decir una cria-
Siempre quiero comenzar á amaros, siempre tura á su Criador nos atreverémos aun á de-
os lo prometo, y nunca comienzo; mas esto cirlo 3 , con san Dionisio (¡ib. V, de Dio.
es hecho, y a principio desde hoy á amaros Nom. 1 , 4 ) , quien llega á decir que Dios,
verdaderamente: ayudadme, ilustradme, i n - por la grandeza de su a m o r , se ha colocado
flamadme, desasidme de la tierra, y no per- como fuera de sí mismo , puesto que siendo
mitáis que yo resista por mas largo tiempo á Dios se ha hecho hombre, y hasta alimento de
todos los esfuerzos de vuestro amor. Yo os los hombres. Pero, Señor, un exceso s e m e -
amo con todo mi corazon, y por esto yo quie- jante no convenia á vuestra majestad. Sin
ro renunciarlo todo para no agradar ya mas d u d a , responde Jesús por boca de san Juan
que á Vos, ¡ oh mi vida, mi a m o r , mi todo! Crisóstomo; mas el amor cuando quiere ha-
Yo quiero unirme frecuentemente á Yos en cer bien, y manifestarse á su amado, no con-
este Sacramento, áfinde desasirme de todo, sidera lo q u e conviene, no se dirige á donde
y de no amar sino á Vos. Dios mió, yo es-
' V i d i m u s Sapientem a m o r i s n i m i e l a l e i ñ f a l u a l u m .
pastor ? m a t r e s m u l t a e sunt q u a e íilios aliis t r a d u n t n u - 1
Nonne insania videtur d i c e r e : M a n d ú c a l e m e a m c a r -
t r i c i b n s : hoc a u t e m ipse non est p a s s u s , sed ipse nos pro-
n e m , et bibite meum sanguinem?
p r i o sanguine pascit. ( H o m . 6 0 ) .
3
A u d e b i m u s et loqui quod a u c t o r o m n i u m p r a e a m a -
i Semetipsum nobis i m m i s c u i t u t u n u m quid s i m u s :
toriae b e n i g n i l a t i s m a g n i t u d i n e e x t r a se sit.
ardenter e n i m a m a n t i u m hoc e s t . ( Hom. 51).
- l i - - 78 -
le llama la razón , sino á donde le impele el san Clemente, añadiendo san Agustín que
ardor de su deseo 1 . aunque omnipotente, Diosno podía dar mas \
¡ Ah mi Jesús! ¡cuánto me avergüenzo de El Apóstol, pues, se expresa de este modo: El
mí mismo, al pensar que habiendo tenido la Señor Jesús, en la noche que fue entregado,
felicidad de conoceros, ó bien infinito, i n - tomó el p a n , y dando gracias lo partió y di-
finitamente amable, y tan enamorado de mi j o : Tomad y comed, este es mi cuerpo, que
a l m a , me haya dejado yo llevar del amor de será entregado por vosotros 2 . Sucedió, pues,
los bienes viles y despreciables, prefiriéndo- esto aquella noche, en la que los hombres en
los á Vos! Yo os suplico, Dios mió, que cada sus consejos preparaban á Jesús los mayores
dia me descubráis mas y mas la grandeza de tormentos y la misma muerte; la misma no-
vuestra bondad, á fin de que me abrase mas che en que este Redentor infinitamente b u e -
y mas e n vuestro a m o r , y haga los mayo- no acordó por su parte darse á sí mismo á los
res esfuerzos para agradaros. ¡ Ah mi divino hombres en este Sacramento, áfinde hacer-
Maestro! ¿quéobjeto mas bueno, ni mas be- les comprender que su amor era tan grande,
llo, ni mas ^santo, ni mas amable que Yos, que en vez de entibiarse con tanta ingratitud,
puedo yo hallar para a m a r ? Yo os a m o , bon- era en aquel mismo momento todavía mas
dad infinita, mas que á mí mismo, y no quie- vivo y mas tierno que nunca para ellos. \ Ah
ro vivir sino para amaros á Yos, q u e m e r e - Señor amabilísimo! ¿cómo habéis podido
ceis todo mi amor. amar á los hombres hasta el punto de querer
8. San Pablo nos hace considerar el tiem- permanecer con ellos en la tierra para ser su
po en que Jesús nos hizo este don de la E u - alimento, cuando estos mismos hombres os
caristía , don que excede á todos los que p u e - repelían con tanta ingratitud?
de hacer un Dios omnipotente 2 , como dice 1
Cura esset o m n i p o l e n s , p l u s d a r é non poluit.
2
D o m i n u s J e s ú s , in q u a nocte t r a d e b a t u r , accepil
1
Amor r a t i o n e c a r e t , el v a d i t q u o d u c i t u r , non q u o p a n e r a , e t g r a t i a s a g e n s , f r e g i t , e t d i x i t : Accipite el
d e b e a t . (Serm. 143 j. m a n d ú c a t e , hoc est Corpus m e u m , quod pro vobis t r a d e -
5
D o n u m iranscendens omnem p l e n i l u d i n e m . lur. ( / C o r . xi, 23).
- 76 -
9. Yed además el deseo inmenso que t u - mío! atraedme del todo á Vos; haced que en
vo el Salvador toda su vida de ver llegar esta adelante os ame yo con toda la ternura de mi
noche, en la que habia resuelto dejarnos una amor. Sea para otros suficiente el amaros so-
prenda tan preciosa de su amor; pues que en lo con u n amor apreciativo y predominante;
el momento de instituir este augusto S a c r a - ya sé que os contentáis con eso ; mas yo no
mento, dice: He deseado con ardiente deseo me contentaré sino cuando vea q u e os amo
comer esta Pascua con vosotros Palabras con mas ternura aun que á un amigo , á un
con las que manifiesta el vivísimo deseo y el hermano , á un esposo. ¡ Y dónde podré yo
ansia que tenia de unirse á nosotros en la Co- hallar un amigo, un hermano, un p a d r e , un
munion, comprimido su corazon por el amor esposo q u e me ame tanto como Vos me amais,
que nos tenia. Esta palabra, dice san Lorenzo ó Criador mió, Salvador y Dios mió, que por
Justiniano, es la expresión de la mas encen- mi amor habéis dado vuestra sangre y vues-
dida c a r i d a d 2 . Pues este mismo deseo conser- tra vida, y despues de eso todavía os dais to-
va todavía Jesús á todas las almas q u e l e amaD. do entero á mi en este Sacramento de a m o r !
Las abejas, dijo u n dia á santa Matilde, no Yo os a m o , p u e s , ó Jesús m i ó , con todo m i
se arrojan con tanta vehemencia á las flores afecto: yo os amo mas que á mí mismo; a y u -
para extraer de ellas la m i e l , como yo des- dadme á amaros, y nada mas os pido.
ciendo impelido de mi amor al alma que me 10. San Bernardo dice que Dios no nos
desea. ha amado tanto sino para ser amado de nos-
¡ Oh amigo excesivamente amable! ya no os otros *. Y esto mismo protesta nuestro Sal-
restan mas grandes pruebas que darme para vador diciéndonos que no ha venido á la tier-
persuadirme de vuestro amor. l o os doy repe- ra sino para hacerse a m a r 2 ; y ¡ q u é llamas
tidas gracias por vuestra bondad. ¡Ah Jesús de amor tan santas no enciende Jesús en las
1
almas por este divino Sacramento! El venera-
Desiderio desideravi hoc p a s c h a m a n d u c a r e v o b i s -
cum. ( L u c . x x u , 1 5 ) . 1
Ad nihil aliud a m a v i t Deus q u a m ut a m a r e l u r .
2 Flagrantissimae c a r i t a t i s e s t vox haee. 1
I g n e m veni m i l t e r e in t e r r a m .
ble P . D. Francisco Olimpio, teatino, decia puesto que en él habéis e n t r a d o , arrojad de
q u e nada era mas capaz de inflamar nuestros é l , os r u e g o , todas las afecciones que no se
corazones de amor en el soberano bien, q u e enderecen á Vos: apoderaos de tal suerte de
la santa Gomunion. Hesiquio llamaba á J e - mí, q u e pueda yo también, como el Profeta,
sús en este Sacramento, un fuego divino 1 ; y decir en adelante con v e r d a d : ¡Dios mió!
santa Catalina de Sena vió u n d i a , en las ¿ q u é otra cosa deseo yo sino á Vos, ni en el
manos de u n sacerdote, á Jesús en la santa cielo ni en la tierra f ? Vos solo sois y seréis
hostia bajo la figura de una grande hoguera siempre el único dueño de mi corazon y de mi
de amor, admirándose de q u e todo el mundo voluntad, y solo Vos debeisser toda mi heren-
no estuviera abrasado ya en ella. E l altar, di- cia , toda mi riqueza en esta vida y en la otra.
ce el abad Ruperto con san Gregorio Niseno, 12. Decia el profeta Isaías: I d , y publi-
es la bodega en que la esposa de Jesús se e m - cad por todas partes las invenciones del amor
briaga del amor de su S e ñ o r , hasta el punto de nuestro Dios para hacerse a m a r de los hom-
de que olvidándose d é l a tierra se consume en bres 2 . ¿ Y q u é invenciones no ha hallado el
los santos y deliciosos deliquios de la c a r i d a d 2 . amor de Jesús para hacerse a m a r de nosotros?
11. ¡ Oh amor de mi corazon! oh Sacra- Sobre la cruz ha querido abrirnos en sus s a -
mento santísimo! o h ! que yo m e acuerde gradas llagas otras tantas fuentes de gracias,
siempre de Vos, á fin de olvidar todo lo d e - q u e para recibirlas bástanos el pedirlas con
más, y de amaros á Vos solo siempre y sin confianza; y no contento con esto ha querido
reserva! ¡ Ah Jesús mió! Vos habéis llamado
' Q u i d m i b i est in coelo, e t a te quid volui super t e r -
tantas veces á la puerta de mi corazon que al r a m , Deus c o r d i s m e i , et p a r s m e a D e u s in a e l e r n u m ?
fin habéis entrado en é l , así lo espero; mas (Psalrn. LXXII, 2 3 , 2 6 ) .
* H a u r i e t i s a q u a s in gaudio d e fontibus S a l v a l o r i s :
e t dicetis in illa d i e : conplemini D o m i n o , et invócate
« Ignis d i v i n u s . •
nomen ejus : notas facite in populis a d i n v e n t i o n e s ejus.
* I n t r o d u x i t m e ¡n cellam v i n a r i a m , o r d i n a v i t in m e (¡sai. SIL, 3 ) .
c a r i t a t e m : fulcite m e floribus, stipate m e m a l i s , q u i a
g m o r c l a n g u e o . (Cant. 11, 4). 6*
- 8 0 -
- 81 - '
dársenos á sí mismo enteramente en el santí-
por su a m o r 4 , es muy justo q u e vo me e m -
simo Sacramento.
plee todo entero en servirle y en amarle.
13. ¡ O h h o m b r e ! dicesan J u a n Crisóslo- 14. ¡Ah mi amable Jesús'.' decidme, ¿ q u é
mo, ¿por q u é eres tan avaro de tí mismo, y mas os resta inventar para haceros amar de
por q u é das con tanta reserva tu amor á este m í ? ¿y pudiera yo continuar en seros tan i n -
Dios, q u e se h a dado todo á tí sin ninguna grato como lo he sido hasta a q u í ? Señor, no
partición 1 ? Esto es precisamente, dice el a n - lo permitáis. Vos habéis dicho q u e el que co-
gélico Doctor, lo que Jesús hace en el Sacra- me vuestra carne en la Comunion vivirá bajo
mento del altar: É l nos ha dado todo lo que la impresión de vuestra gracia 2 . S i , pues,
es y lodo lo q u e tiene 2 . Ved a q u í , añade san me permitís recibiros en la santa Comunion'
Buenaventura, q u e este Dios inmenso, á haced que mi alma viva siempre con la ver-
quien no puede contener todo el universo, dadera vida de vuestra gracia. Yo me arre-
viene á ser nuestro prisionero y nuestro c a u - piento, ¡ oh mi Soberano bien! dehaberla me-
tivo cuando le recibimos en nuestros corazo- nospreciado hasta a q u í , pero os dov gracias
nes por la santa Comunion 3 . Por eso san Ber- porque me concedeís tiempo para llorar los
nardo considerando este exceso de a m o r , de- ultrajes q u e os he hecho, y para amaros so-
cía: Mi buen Jesús haqüerido hacerse huésped bre esta tierra. E n lo que me restare de vi-
inseparable de mi c o r a z o n i . Y pues que mi d a , quiero poner todo mi amor e n Vos, v
Dios, añadía, haqüerido dárseme todo entero quiero aplicarmeá agradaros todo cuanto p u -
diere. Socorredme, Jesús mío, no me a b a n -
1
Tolum tibí d e d i l , nihil sibi r e l i q u i t .
donéis. Salvadme por vuestros méritos, y que
2 Deus in E u c h a r i s t i a t o t u m quod est e l l i a b c t dedit mi ocupacion sea la de amaros siempre en
nobis- ¡Opuse. 6 2 , v. 2 ) . esta vida y en la eternidad. María, madre
a E c c e q u e m m u n d u s capece non polesl c a p t i v a s n o s -
ter est. [la praep. Jlissae).
m í a , socorredme también Vos.
4
I n d i v i d u u s cordis raei hospes.
1
T o t u s in m e o s u s u s expensus. - s Q u i m a n d u c a ! m e
et ipse vivet p r o p l e r me, ( J o a n . v i . 58).
- 83 -
ahora apoderado de un temor tan grande de
CAPÍTULO VI. la muerte que llega hasta suplicar á su P a -
dre le libre d e ella 1 ? Pídele, responde el
Del sudor de sangre y de ta agonía de Jesús en venerable Beda, que el cáliz pase léjos de él
el huerto. para mostrar que era verdadero hombre 2 .
Aunque el buen Salvador queria morir pa-
ra mostrarnos por su muerte el amor que nos
1 . Ved aquí, de q u é modo nuestro a m a -
tenia; mas para q u e los hombres no pensasen
ble Salvador, estando y a e n el huerto d e
que s u cuerpo era fantástico, como algunos
Gethsemaní, quiere comenzar él mismo s u
herejes han blasfemado, ó q u e por virtud de
dolorosa pasión. Permite al temor, al tedio,
la divinidad habia muerto sin experimentar
á la tristeza que vengan á hacerle sufrir todos
dolor alguno, dirige esta súplica á su Padre,
sus tormentos 1 . Comienza, p u e s , á sentir un
no tanto para ser oido en ella, como para h a -
grande pavor de la muerte y de las penas que
cernos comprender que moria como hombre,
muv luego debia s u f r i r : coepit parné. Pero
y q u e moria apoderado de u n gran temor de
q u é , ¿no era el mismo Jesús que antes se
la muerte y de los dolores q u e debian acom-
habia ofrecido espontáneamente á semejantes
pañar á la suya.
d o l o r e s 2 ? ¿No era el mismo q u e habia d e -
seado tan ardientemente este tiempo de su ¡ Oh Jesús! oh amabilísimo Jesús! Vos qui-
pasión, v el que poco antes habia dicho : H e sisteis cargaros con nuestra timidez, áfinde
deseado "con gran deseo comer con vosotros comunicarnos vuestra fortaleza para padecer
esta Pascua 3 ? ¿ C ó m o , pues, se" encuentra los trabajos de esta vida. Seáis para siempre
bendecido por esta tierna compasion; y todos
i C o e p i t p a v e r e , t a e d e r e , e t m o e s t u s esse. ( M a r c . W , 1 p a t e r m i , si possibile e s t , t r a n s e a t a m e c a l i s isle.
3 3 ; Slatlh. x x v i > 3 " ) . . (Mallh. x x i , 2 6 , 39).
J O b l a t u s est q u i a ipse voluit. (IsaI. LUÍ , 7 , . 2 O r a l t r a n s i r é c a l i c e m , u t o s t e n d a t q u o d vere h o m o
a Desiderio desideravi hoc pascha m a n d u c a r e v o b . s - _ erat.
cum. ( L m . x x u , 15).
- 85 -
nuestros corazones os amen como Vos lo de- 3. «Aparécese, pues, u n Ángel que le
seáis y como Vos lo mereceis. «conforta '.»• El socorro vino ; pero este so-
2. Coepittaedere. Comienza también áex- corro , dice el venerable Beda, mas aumentó
perimentar un gran tédio por los tormentos su pena que ladisminuvó 2 . Sí, porque el Án-
q u e le estaban preparados. Cuando él se en • gel no le comunicó fuerzas sino para sufrir
tristece, las delicias mismas se cambian en mas y mas por amor del hombre y por la glo-
amargura. Con un tédio semejante ¿ q u é an- ria de su Padre. ¡Oh! ¡ q u é tormento os causa,
gustias no debió causar á Jesús la horrible mi amable Maestro, este primer combale! En
imagen, que entonces se representó á su espí- el curso de vuestra pasión los azotes, las es-
ritu, de todos los tormentos interiores y ex- pinas, los clavos no vinieron sino sucesiva-
teriores que durante el resto de su pasión de- mente á haceros s u f r i r ; mas en el huerto os
bían martirizar tan cruelmente su cuerpo y asaltaron todos juntos los dolores de vuestra
su alma santa? Entonces se le hicieron ver pasión, y los aceptásteis todos por mi amor y
distintamente lodos los dolores q u e debia s u - por mi bien. ¡ Ah Dios mío! ¡ cuánta es mi pe-
frir, todas las afrentas que había de recibir na de no haberos amado en lo pasado, y de
de los judíos y de los romanos; todas las in- haber preferido mis placeres criminales á
justicias que le habían de hacer los jueces de vuestra voluntad! yo los detesto mas q u e nin-
su causa; y sobre todo se le hizo ver aquella gún otro mal, y me arrepiento de ellos con
desolada muerte, que debia sufrir, a b a n d o - todo mi corazon. Jesús mió, perdonadme.
nado de todos, tanto de los hombres como de 4. Con el tédio y la tristeza comienza
Dios, en u n mar de dolores y de desprecios Jesús á experimentar una grande angustia y
inauditos; y ved aquí lo q u e le causó un té- aflicción de espíritu 3 . Pero Señor, ¿ n o sois
dio tan amargo que se vio obligado á pedir
socorro al Padre eterno. ¡ Ah Jesús mió! yo 1 A p p a r u i t a u l e m Angelus confortaría c u m . ( £ u e . x x u :
me compadezco de vuestros padecimientos, v. 4 3 ) .
2
C o n f o r l a l i o dolorem non rainuit, sed a u x i t .
yo os los agradezco, yo os amo. 3
Coepit c o n t r i s t a n et moestus esse. [Matth. xxvi, 3 7 ) .
- 87 -
Vos el que dais á vuestros mártires una ale- saron u n tan gran espanto de' la muerte.
gría tan grande e n sus padecimientos, q u e 6. Cuanto mas amaba el Verbo eterno á
llegan hasta menospreciar los tormentos y la su P a d r e , tanto mas aborrecía el pecado, del
muerte? San Agustín dice d e san Vicente, que conocía toda su malicia. Para borrar,
q u e durante su martirio hablaba con tanta pues, el pecado del m u n d o , y para no ver ya
alegría, que parecía que uno padecía y que ofendido por él á su muy amado P a d r e , se
otro hablaba. Se cuenta de san Lorenzo que habia hecho h o m b r e , y se habia resuelto á
tostándole sobre las parrillas, era su conso- sufrir una pasión y una muerte tan dolorosa.
lacion tan g r a n d e , que insultaba al tirano y Mas, viendo asimismo que no obstante todos
le d e c i a : Vuélveme del otro lado, y come sus padecimientos habian de cometerse t a n -
Y despues de esto, ¿cómo, ó Jesús mió, Vos tos nuevos pecados en el mundo, experimen-
q u e habéis dado á vuestros siervos tanta ale- tó, dice santo T o m á s , u n dolor superior al
gría en sus tormentos, habéis reservado para q u e experimentaron jamás de sus propias fal-
Vos una tristeza tan grande en los vuestros? tas todos los penitentes 1 ; u n dolor que exce-
5. ¡Oh alegría del paraíso, q u e llenáis dió á toda la pena con que puede ser afligi-
de regocijo al cielo y á la tierra! ¿por q u é os do el corazon humano. L a razón d e esto es
veo vo ahora tan afligido y tan triste, y os porque lodos los padecimientos de los hom-
oigo*decir q u e la tristeza q u e experimentáis bres están, al fin, mezclados de algún con-
es°capaz de daros la muerte 2 ? ¡Oh Salvador suelo, mas el dolor de Jesús fue un dolor puro
mió! ¡ a h ! ya oigo que m e respondéis, que sin ningún lenitivo 2 . ¡ A h , si yo os amara,
no fueron tanto los dolores de vuestra pasión si yo os a m a r a , ó Jesús mió! viendo todo lo
cuanto los pecados de los hombres, y los mios q u e habéis sufrido por m í , me serian dulces
entre otros, los q u e en este momento os cau- todos los dolores, todos los oprobios y todos
" XLV.
- 94 - - 95 —
todos los reyes; pero h a b é i s querido ser mas vuestro amor, impulsadas por algún vil i n -
menospreciado que todos los hombres , para terés, ó por respetos humanos, ó por el amor
enseñarme á amar los menosprecios. P u e s , y a de culpables placeres, llegan á seros ingra-
que Yos habéis sacrificado vuestra honra por tas y le abandonan! Quien se encuentre, pues,
mi amor, yo quiero sufrir por vuestro amor en el número de estos ingratos diga entre g e -
todas las afrentas que se me hicieren. midos: ¡Ah mi tierno Jesús! perdonadme,
2. Pero, ¡ y qué suerte de afrentas no ha yo no quiero abandonaros ya. Antes perder
sufrido el Salvador en s u pasión! É l se vió la vida y perderla mil veces, que perder vues -
afrentado hasta por sus mismos discípulos; tra g r a c i a : ¡oh mi Dios, mi amor, mi todo!
uno de ellos le hizo traición y le vendió por 3. Ved aquí á Judas q u e , llegando con
treinta dineros; otro renegó de él por tres ve- los soldados al huerto, se adelanta, abraza á
ces, protestando públicamente que no le co- su Maestro y le besa. Jesús le permite este
nocía, y que se avergonzaba de haberlo an- beso; mas conociendo su pérfido designio, no
tes conocido. Los demás discípulos, viéndolo puede menos de quejársele á él mismo de es-
preso y maniatado, huyen todos y le aban - ta negra traición, y decirle: J u d a s , ¿con un
donan1. beso entregas al Hijo del Hombre *? E n el
¡Oh Jesús abandonado! ¿ q u i é n , pues, mismo instante los insolentes ministros de su
tomará vuestra defensa si desde el principio crimen se precipitan sobre Jesús, le atan las
de vuestra prisión vuestros mas caros amigos manos á la espalda, y le aprisionan como á
se alejan y os desamparan? Mas ¡oh Dios! un m a l h e c h o r 2 .
esta afrenta no se acabó con vuestra pasión. Cielos, ¡qué es lo que veo! un Dios apri-
¡Cuántas almas hay q u e despues de haberos sionado! ¿ v p o r quién? por los hombres, por
seguido, despues d e haber recibido de Yos unos gusanos de la tierra q u e él mismo ha
gracias multiplicadas y señales especiales de 1
J u d a , osculo Filium hominis tradis? ( L u c . XXII, 48).
s
Ministri J u d a e o r u m comprehenderunt Jesum et 1¡-
i T u n e discipuli relinquentes eum , omnes fugerunt.
gaverunt eum. ( J o a n . XVHI, 1 2 ) .
(31are. x i v . 50).
7*
criado. Ángeles del paraíso, ¿ q u é decís? y le coge, otro le a t a , aquel le da empujones,
Vos, Jesús m i ó , ¿por q u é os dejais atar? este le hiere \ Condúcenle, p u e s , á nuestro
¿ Q u é teneis Yos, pregunta san Bernardo, dulce Salvador así maniatado, primero á la
con las cadenas de los esclavos y de los cri- casa de Anas, y despues á la de Caifas, don-
minales, Yos que sois el Santo de los santos, de J e s ú s , interrogado por este mal hombre
el Rey de los reyes y el Señor de los seño- acerca de sus discípulos y de su doctrina, res-
res «? ponde q u e él nada había hablado en secreto,
Mas si los hombres os cargan de cadenas, sino en público, y que los mismos q u e le cer-
¿por qué no las rompéis, y os libráis de los caban sabían bien lo que había enseñado
tormentos y de la muerte q u e estos hombres Mas á esta respuesta uno de los criados, tra-
os preparan? Pero y a lo comprendo; no son, tándole de descortés y atrevido, le d a una
n o , ó Maestro mió, esos cordeles los que os gran bofetada 3 .«¡ Oh Ángeles! exclama aquí
aprisionan, es solo el amor el q u e os cautiva «san Jerónimo, cómo calíais? ¿Hasta ese
y os fuerza á sufrir y morir por nosotros. ¡ Oh «punto os ha asombrado y pasmado una tan
amor divino! exclama san Lorenzo Justinia- «grande paciencia 4 ?»
n o , tú solo has podido aprisionar á un Dios ¡ Ah mi buen Jesús! cómo, ¿ u n a respues-
y conducirle á la muerte por el amor de los ta tan prudente y tan moderada merecía por
hombres2. ventura una afrenta tan grande en presencia
i . Mira, ó hombre, dice san Buenaven-
' Intuere, homo, canes illos t r á b e n l e s , et a g n u m
tura, mira aquellos perros rabiosos que a r - quasi ad victimara m a n s u e l u m s i n e resistentia sequi.
rastran á Jesús, á e s t e cordero mansísimo, Unus apprehendit, aliusligat, alius impellit, a l i u s p e r -
culit. ( M e d i t . ) .
q u e camina sin resistencia al matadero. Uno
2 E g o p a l a m locutus sura : ecce hi sciunt q u i d d i x e -
r i m e g o . [Joan, XVIII, 2 0 , 21).
3
» O Rex r e g u m , ó D o m i n u s d o m i n a n t i u m ! q u i d t i b i Unus assistens rainistrorum dedit a l a p a r a J e s u , d i -
e t VmCülis? ( V e Curvit., c. 4 ) . c e n s : Sic respondes P o n t i f i c i ? [Joan, r v m , 22).
s o c a r i t a s ! q u a m m a g n u m esl vinculura t u u m , q u o t A n g e l i , q u o m o d o siletis? Ad q u i d attonitos vos t e n e t
D e u s ligari p o t u i t ! ( D e lig. vit., c. 6 ) . t a n t a p a l i e n l i a ? [Tlom. 8 1 inJnan.).
- 98 - - 99 -
de tantas gentes? E l indigno pontífice, e n re menester. S í , Jesús m í o , yo no quiero
vez de reprender á este atrevido criado por vivir ya para mí, sino para Vos solo y para
su insolencia, le a l a b a , ó al menos s e lo vuestro a m o r : venid en mi ayuda por vues-
aprueba con señas. Y Yos, S e ñ o r , lo sufrís tra gracia.
todo para expiar las afrentas que yo misera- 6> Entonces le escupieron en la cara , v
ble he hecho con mis pecados á la divina Ma- le dieron de bofetadas!. Despues de haberle
jestad. Jesús m i ó , yo os doy gracias por ello. juzgado digno de muerte, y mirándole desde
Padre eterno, perdonadme por los méritos de entonces como un hombre condenado al s u -
Jesús. plicio y declarado infame, aquella canalla se
5. E n seguida el inicuo pontífice le pre- ocupó toda la noche en maltratarle, dándole
g u n t a bajo de juramento si era verdadera- bofetadas, puntapiés, arrancándole la barba,
mente el Hijo de Dios 1 . Jesús por respeto al y aun escupiéndole en el semblante; y m o -
nombre de Dios, afirma q u e así e r a ; y ras- fándose de él como de u n falso profeta, le
gando entonces Caifás sus vestiduras, dice decían: Adivina, Cristo, quién te h a heri-
exclamando que ha blasfemado; y lodos á la do 2 . Nuestro Salvador habíalo y a predicho
vez gritan q u e merecía la m u e r t e 2 . S í , con todo esto por Isaías: Yo h e entregado mi
razón, ó Jesús mió, os declaran digno d e cuerpo á los que me herían, y mis mejillas á
m u e r t e , puesto q u e habéis querido encarga- los que me abofeteaban; no he desviado la
ros de satisfacer por mí que merecía la m u e r - cara de los que me injuriaban y me llenaban
te eterna. Mas, si por vuestra muerte me ha- de salivas 3 . Según san Jerónimo, dice el pia-
béis salvado la vida, justo es que yo emplee doso Taulero, no serán conocidas todas las
toda mi vida y aun la pierda por Vos si fue-
i T u n e e x p u e r u n t in faciem e j u s , et c o l a p h i s e u m c e -
c i d e r u n t . ( l l a l l h x x v i , 67).
i A d j u r o te p e r D e u m v i v u m , u t dicas n o b i s si tu es s P r o p h e t i z a n o b i s , C b r i s t e , q u i s le percussit ? {Ibid.).
C h r i s t u s F i l i u s Dei. ( M a t t h , x x v i , 6 3 ) . s Corpus raeurn dedi p e r c u t i e n t i b u s , e t genas m e a s
a A t i 11 í r e s p o n d e n t e s , d i x e r u n t : R e u s est m o r t i s . v e l l e n i i b u s ; faciem m e a m non a v e r t i a b increpanlibus
(Ibid.). et conspuentibus. (Isai. L , 0).
- 1Ü0 -
penas y lodos los insultos que Jesús sufrió en cordero inocente, humilde y lleno de dulzu-
estanochesino el diadel juicio universal. San r a , lo sufre todo, aun sin q u e j a r s e , y todo
Aguslin, hablando de las ignominias sufridas lo ofrece á su Padre para alcanzarnos el per-
por Jesús, dice: Si esta medicina no llega á don de nuestros pecados
cuiar el orgullo, ignoro lo que le curará Meditando un día santa Gertrudis acerca
¡Ah mi Jesús! ¿cómosois Vos tan humilde y de las ignominias hechas á Jesús durante su
yo tan orgulloso? Señor, ilustradme, haced- pasión, prorumpió en alabanzas y bendicio-
ine conocer lo que Vos sois y lo que yo soy. nes, y el Salvador se le manifestó t a n con-
Entonces le escupieron en el semblante 2 . tento de esto q u e se dignó darle amorosa-
¡ L e escupieron! ¡oh Dios! ¡qué mayor ul- mente las mas tiernas gracias.
traje que ser injuriado con esputos y salivas! ¡ Ah! Maestro mió, objeto d e tantos m e -
E l último de los escarnios, dice Orígenes, es nosprecios ! Vos sois el Rey del cielo, el Hijo
ser escupido 3 . ¿ E n dónde se acostumbra es- del Altísimo; Vos no merecíais ser maltra-
cupir, sino en el lugar mas súcio? ¿Y Vos, tado y ultrajado, sino adorado, amado y ben-
Jesús mió, sufrís q u e seos escupa en el ros- decido de todas las criaturas. Yo os adoro, yo
tro? H é a q u í , pues, una turba inicua que os os bendigo y doy gracias; yo os amo de todo
maltrata con bofetadas, que os ultraja con mi corazon, y me arrepiento de haberos ofen-
puntapiés, q u e os cubre de salivas la cara, dido ; a y u d a d m e , tened piedad de m í .
q u e os hace todo cuanto quiere ; ¡ y Vos no 7. Llegada ya la m a ñ a n a , los judíos con-
desplegáis los labios con amenazas ni recon- ducen á Jesús delante de Pilato para hacerle
venciones 4 ! No por cierto! sino que como un condenar á m u e r t e ; mas Pilato lo declara
inocente 2 . Y á fin de librarse de la importu-
1 H a e c m e d i c i n a si s u p e r b i a m non c u r a t , quid e a m
curel nescio. (üom. 2 Quadr. serm. 1). non c o m m i u a b a t u r , i r a d e b a t a u t e m j u d i c a n t i se i n j u s t e .
2 T u n e e x p u e r u n t in faciem e j u s . (MaUh. x x v i , 67). ¡ I Pclr. i i , 2 3 ) .
1
3 Ad e x t r e m a r a i n j u r i a m p e r t i n e t s p u t 3 m e n t a a c c ¡ - Quasi a g n u s c o r a m tondente se o b m u l e s c e t , et non
pere. a p e r i e t os s u u m . ( I s a i . LUÍ , 7).
s
'* Cu.m m a l e d i c e r e t u r non m a l e d i c e b a t , c u m p a l e r e l u r Nihil invenio c a u s a e in hoc b o m i n e . ( L u c . x x m , 4).
— 102' - - 103 -
nidad de los judíos, que continuaban pidien- bécil y estólido, porque no se defendió
do la muerte del Salvador, lo remitió á He- ¡Oh Sabiduría eterna! ¡oh Verbo divino!
rodes. Herodes se gozó mucho de ver condu- ya no os faltaba otra afrenta que la de ser
cir á Jesucristo en su presencia, esperando tratado de loco y privado del sentido común!
q u e para librarse de la muerte haría delante Tanto os estrechaba el deseo d e nuestra s a -
de él alguno de los prodigios de q u e había lud, q u e por nuestro amor no solo quisisteis
oido hablar; por eso le hizo muchas p r e g u n - exponeros á los oprobios, sino hartaros de
tas. Pero como no queria librarse de la m u e r - ellos, como lo habia profetizado Jeremías:
te , y como este malvado no era digno de oir Dará la mejilla al que le hiriere, será harto
sus respuestas, Jesús guarda el mayor silen- de oprobios 2 . Pero S e ñ o r , ¿cómo podéis t e -
cio y nada le responde. Entonces este rey so- ner tanto amor á los hombres, de quienes no
berbio con toda su corte, le hizo experimen- habéis recibido sino ingratitudes y menos-
tar muchos desprecios; y haciéndole poner precios? ¡ A y de mí! q u e yo soy uno de a q u e -
una vestidura blanca, para demostrar q u e lo llos hombres q u e os han hecho mas ultrajes
consideraba como un estúpido y u n insensa- que Herodes! ¡ Ah Jesús m í o ! no me casti-
to, lo volvió á remitir á P i l a t o E l cardenal guéis como á Herodes, privándome del dul-
H u g o comenta así estas palabras: B u r l á n - ce sonido de vuestra voz. Herodes no os r e -
dose de él como de un fatuo, le vistió con conocía por lo q u e sois, mas yo os reconozco
una túnica blanca 2 ; y san Buenaventura: por mi Dios: Herodes no os a m a b a , pero yo
L e despreció como impotente, porque no hizo os amo mas q u e á mí mismo. ¡Ah! no m e
ningún milagro; como ignorante, porque negueis la voz de vuestras inspiraciones como
no respondió ninguna p a l a b r a ; como im- por mis ofensas lo merezco. Decid qué es lo
1
Sprevit illum t a n q u a m i m p o t e n t e m , q u i a signum
1
Sprevit a u t e m illum H e r o d e s c u m e x e r c i l u s u o , e t noií f e c i t ; t a n q u a m i g n o r a n t e m , q u i a v e r b u m non r e s -
¡llusit ¡iidutum v e s t e a l b a , e t r e m i s i t al P i l a t u m . (Luc. p o n d i t ; t a n q u a m s l o l i d u m , q u i a se non defendit.
XXill, 11). 2 D a b i t p e r c u l i e n t i se m a x i l l a m , s a t u r a b i t u r o p p r o -
« Illudens ei q u a s i f a t u o , induit veste alba. briis. ( Thren. í u , 30).
que Vos quereis de mí, porque con vuestra d o ; en adelante quiero preferiros á Vos sobre
gracia todo lo quiero hacer. otro cualquiera bien; yo estoy resuelto á mo
8. Habiendo sido Jesús devuelto á Pilato, rir mil veces antes que separarme d e Vos.
el gobernador lo presentó al pueblo para s a - Concededme una santa perseverancia, con-
ber á cuál de los dos quería que se librase cededme vuestro amor.
en aquella Pascua, si á Jesús, ó á Barrabás 9. Mas adelante hablarémos de losdemás
el homicida. Mas el pueblo gritó: No á este, ultrajes que el Salvador tuvo que sufrir hasta
sino á Barrabás \ Entonces Pilato les d i j o : que alfinmurió en la cruz \ Por ahora con-
¿ Q u é haré, pues, de J e s ú s 2 ? Ellos respon- sideremos con cuánta exactitud se ha c u m -
dieron: Q u e sea crucificado 3 . P e r o , ¿ q u é plido en nuestro Salvador lo (gje el Salmista
mal ha hecho este inocente? Y ellos replica- habia predicho de é l ; á saber, que en su pa-
ron : Que sea crucificado 4 . Mas, ¡oh Dios! sión vendría á ser el oprobio de los hombres
la mayor parte de los hombres continúa aun y el desecho de la p l e b e 2 : que moriría c u -
en el día diciendo: No á e s t e , sino á B a r r a - bierto de ignominia, ajusticiado por mano
bás 5 , cuando prefieren un placer sensual, u n del v e r d u g o , sobre u n madero infame, y
punto de honor, un movimiento de cólera al puesto como u n malhechor entre dos ladro -
mismo Jesús. nes3.
¡Ah mi divino Maestro! Yos sabéis m u y ¡Oh Dios altísimo! exclama san Bernardo,
bien que hubo un tiempo en que yo os he he- Vos el último de los hombres! el Omnipotente
cho la misma injuria, cuando os he pospues- hecho miserable! la gloria de los Ángeles he-
to á mis malditos placeres. Jesús mió, p e r - cho oprobio de los h o m b r e s 4 !
donadme, q u e yo me arrepiento de lo pasa- 1
Suslinuitcrucemconfusionecontempla. (Z7e6r.xn,2).
1
Non h u n c , sed B a r a b b a m . , (Joan, XYII'I, 4 0 ) . - E g o a u l e m s u m v e r m i s , et non h o m o ; o p p r o b r i u m
2 b o m i n u m , et abjectio plebis. (Psalm. x x i , 7 ) .
Quid igitur f a c i a m de J e s u ? ( M a t l h . x x v n , 22J.
3
Crucifigatur. 3 E t c u m sceleratis r e p u t a t u s est. ( I s a i . u n , 12).
4
4 O n o v i s s i m u m et a l t i s s i m u m ! ó h u m i l e m e t s u b l i -
C r u c i f i g a t u r . (Malth. x x v n , 22).
5 m e m ! I'J o p p r o b r i u m h o m i n u m et g l o r i a m angelorura !
Non b u n c , sed B a r a b b a m .
- 106 - — 107 —
10. ¡Oh gracia! ¡oh fuerza del amor de amor? ¡Pecador y soberbio! ¿ v de dónde,
un Dios! continúasan Bernardo, ¿esasí como divino Maestro mió, puede venirme este or-
el soberano Señor de todos los hombres vie- gullo? ¡ Ah! por los méritos de las afrentas
ne á ser el último de todos ellos 1 ? Y ¿quién que Vos habéis pasado por m í , dadme la gra-
ha hecho esto? añade el Santo, es el amor cia de que yo sufra con paciencia y con ale-
que Dios tiene á los h o m b r e s 2 . Dios ha h e - gría las afrentas y las injurias. Yo os pro-
cho todo esto paramostrarnos cuánto nos ama, meto en adelante, con vuestra a y u d a , de no
y para enseñarnos con su ejemplo á sufrir dejarme llevar de ningún resentimiento, y
con paciencia los menosprecios y las injurias. de recibir con alegría todos los oprobios que
Jesucristo ha padecido por vosotros, dice' san puedan hacérseme. Yo, que he menospre-
Pedro, dejándoos su ejemplo, para que vos- ciado á vuestra divina Majestad, y que be
otros sigáis sus h u e l l a s 3 . Preguntado san merecido los menosprecios del infierno, aun
Eleázaro por su esposa cómo hacia para s u - merecía seguramente otros mayores. Pero
frir con tanta resignación las injurias que se Vos, amabilísimo Redentor, me habéis he-
le hacían, respondió : Yo pongo la vista en cho verdaderamente dulces y amables las
Jesús menospreciado, y digo que las afrentas afrentas, aceptando tantos menosprecios por
mias son nada en comparación de l a s q u e él, mi amor. Además, propongo para agradaros,
siendo Dios, h a querido sufrir por mí. ¡Ah hacer todo el bien que pueda al q u e me m e -
Jesús mío! y yo ¿cómo en vista de un Dios nospreciare , ó al menos decir bien y rogar
tan deshonrado por mi a m o r , no podré s u - por él. Y desde este momento os suplico col-
frir el mas pequeño menosprecio por vuestro méis de gracias á lodos aquellos de quienes
he recibido alguna injuria. Yo os amo, b o n -
1
dad infinita, y quiero amaros siempre cuan-
O g r a t i a ! ó a m o r i s v i s ! ita ne s u m m u s o m m u m
i m u s f a c l u s est o m m u m ' ? to pudiere. Amen.
8
Q u i s hoc fecit ? A m o r .
3
C h r i s t u s passus e s t pro n o b i s , vobis relinquens
e x e m p l u m , ul s e q u a m i n i vestigia e j u s . ( 1 Pelr, n , 21).
- 109 -
pagar de este modo la pena merecida por el
C A P Í T U L O VIII hombre hecho esclavo del p e c a d o 4 .
¡Oh verdadero Hijo de Dios, oh grande ami-
Sobre la flagelación de Jesucristo.
go de mí alma! ¿cómo Vos, Dios de una m a -
1. Entremos ya en el pretorio d e Pilato, jestad infinita, habéis podido amar á u n ser
que h a llegado á convertirse estedia en hor- tan vil y tan ingrato como yo, hasta el punto
rible teatro de las ignominias y de los dolores de sujetaros á tantos padecimientos para li-
de J e s ú s : veamoscuán injusto, ignominioso brarme de las penas que me eran debidas?
y cruel fue el suplicio q u e en él se ejecutó ¡Un Dios azotado! Mucho mas hay que ad-
con el Salvador del mundo." Viendo Pilato mirarse de ver á un Dios sufrir la mas p e -
q u e los judíos continuaban en sus conmocio- queña p e n a , q u e de ver aniquilar á todos los
nes y alborotos tumultuosos contra Jesús, este Ángeles y hombres. ¡Ah Jesús mió! perdo-
juez inicuo le condena á ser azotado f ¿ El juez nadme ahora las ofensas de que me he hecho
de iniquidad creyó que por este bárbaro m e - culpable para con Vos, ycastigadmedespues
dio le conciliaria la compasion de sus ene- como os agradare. Solo una cosa os pido, y
migos, y así le libraría de la muerte. Yo le es que yo os ame y q u e Vos me améis, y con
h a r é , pues-, castigar, dice, y le libertaré 2 . esto sufriré contento todas las penas q u e q u i -
La flagelación era u n castigo reservado solo siéreis.
para los esclavos. Así p u e s , dice san Ber- 2. Llegado nuestro amable Salvador al
nardo, nuestro amable Redentor no solo quiso pretorio, según revelación de santa Brígida,
tomar la forma de un esclavo para sujetarse se desnuda él mismo de sus vestidos por m a n -
á la voluntad de otro, sino también la de un dado de los verdugos, abraza la columna, y
mal esclavo para ser castigado con azotes, y despues extiende sus manos para ser atado en
1
1 T u n e e r g o a p p r e h e n d i t Pilatus J e s u m , et flagellavit. IN'on solum f o r m a m servi acc-ipiens, u t s u b e s s e t , sed
[Joan, x i x , 1). e t i a m mali s e r v i , u t v a p u l a r e t , e t servi peccati p o e n a m
2 solveret.
Corripiam ergo i l l u m , e t d i m i t t a m . ( L u c . XXIII, 2 2 ) .
ella. ¡ Oh Dios! ya comienza el cruel suplicio. beisapresado? ¡Deteneos, deteneos! sabed
¡Oh Ángeles del cielo! venid á presenciar que estáis engañados: este hombre á quien
este doloroso espectáculo; y si no os es p e r - atormentáis es un inocente, es un santo; á
mitido librar á vuestro Rey del bárbaro u l - m í , que soy el culpable; á m í , que soy el
traje que le preparan los hombres, venid por que ha pecado, es á quien son debidos los
lo menos á llorar de compasion. Y t ú , alma azotes y los suplicios. Pero ¡ a y ! vosotros no
m i a , imagínate q u e te hallas presente á este rae escucháis. Padre eterno, ¿cómo podéis
horrible suplicio de tu amantísimo Redentor. permitir esta grande injusticia? ¿cómo p o -
Mira como tu afligido Jesús sufre con la ca- déis ver á vuestro muy amado Hijo sufrir así,
beza inclinada, los ojos fijos en la tierra, t o - y no socorrerle? Pues, ¿ q u é crimen ha co-
do cubierto de vergüenza, aquel indigno tra- metido que por él merezca u n castigo tan
tamiento. H é aquí q u e aquellos bárbaros, vergonzoso y tan cruel?
como otros tantos perros rabiosos, se arrojan 3. Es por los pecados de mi pueblo que
armados de látigos sobre la inocente víctima. yo le he castigado Yo sé bien, dice el Pa-
¿ V e s ? el uno hiere el pecho; el otro las e s - dre eterno, que este m i Hijo es inocente;
paldas ; este los costados; aquel las piernas. mas puesto que se ha encargado de satisfa-
Pero ¿ q u é digo? ni aun s u sagrada cabeza, cer á mi justicia por lodos los pecados de los
ni su hermoso rostro son perdonados. ¡Ay de hombres, conviene que Yo le abandone al
m í ! Ya su saugre divina corre por todas p a r - furor de sus enemigos. Así, ¡ohraí adorable
tes : ya están llenas de sangre las disciplinas, Salvador! para expiar nuestros pecados, y
las manos de los verdugos, la columna y has- especialmente los pecados de impureza, q u e
ta la misma tierra son los mas comunes entre los hombres, Vos
¡ Ah crueles! ¿ á quién os parece que h a - habéis querido que se rasgara vuestra carne
virginal; quién, pues, no exclamará con san
i L a e d i t u r , totoque flagris corpore I a n i a t u r ; n u n c sca-
p u l a s , n u n c c r u r a c a e d u n t ; vulnera v u l n e r i b u s , ac p l a -
1
gas plagis r e c c n t i b u s a d d u n t . (S- Mr. Dam.). P r o p t e r s c e l u s p o p u l i m e i percussi e u m , ([¡ai. un.8.:.
8*
- 112 - - 113 -
Bernardo: i Oh caridad inefable del Hijo de ridas Ya fluia de todas partes esta sangre
Dios para con los pecadores 1 ! divina, ya este cuerpo sagrado no era sino
¡Oh Jesús azotado! yo os doy gracias por una llaga, y con todo aquellos furiosos no ce-
tanto amor, yo estoy penetrado de dolor, por- saban de añadir heridas sobreheridas, como
que yo mismo con mis pecados he ayudado á lo había predícho el P r o f e t a 2 . Por último,
azotaros. ¡ Ah, cuántos años h á q u e yo debe- los azotes no desgarraban ya solamente todas
ría arder en el infierno! Pero ¿por q u é m e las partes del c u e r p o , sino q u e arrancaban
habéis esperado hasta aquí con tanta pacien- también grandes pedazos de carne que h a -
cia? Yos me habéis soportado tanto, áfind e cían saltar á lo léjos; y en fin las carnes fue-
q u e algún d í a , vencido por todos estos e x - ron de tal suerte rasgadas q u e los huesos po-
cesos de amor, llegara yo á amaros dejando dían contarse 3 . Cornelio Alápide (in capí-
el pecado. Mi amantísimo Redentor, yo no te x x v m Matth.j dice q u e e n este tormento
quiero resistir mas á vuestro a m o r ; yo quie- Jesucristo debia naturalmente m o r i r ; pero
ro amaros en adelante todo cuanto pudiere; por su divina virtud quiso reservarse la vida,
pero Yos conocéis mi debilidad, conocéis la á fin de sufrir mayores penas aun por nues-
perfidia de que me he hecho culpable para tro amor. Y antes q u e él había dicho lo mis-
con Vos. Arrancad de mí todas las afeccio- mo san Lorenzo Justiniano
nes terrenas que me impiden el ser todo de ¡ Ah dulce Maestro mió! bien merecíais un
Vos. Recordadme frecuentemente el amor amor infinito! ¡ Vos no habéis padecido tan-
que me habéis tenido, y la obligación en q u e
estoy de amaros. Yo pongo toda mí esperan- 1
F l u i t r e g i u s s a n g u i s , s u p e r a d d i l u r livor super l i v o -
za en Vos, mi Dios, mi amor, mi todo. r e r a , f r a c t u r a super f r a c t u r a m .
s
E t super d o l o r e m v u l n e r u m m e o r u m addiderunt.
4. L a sangre divina corre, exclama llo- (Psalm. Lxvm, 27).
3
rando san Buenaventura, los cardenales se Concisa fuit caro u t ossa d i n u m e r a r e possent. ( C o n t .
loe. c i t . ) .
añaden á los cardenales, las heridas á las he- * D e b u i l plañe m o r i , sed l a m e n s e r e s e r v a v i t a d v ¡ -
« O ineffabilem Filii Dei e r g a peccatores c a r i t a t e m ! t a m , volens g r a v i o r a p e r f e r r e .
- 114 - - 11S -
to sino para que yo os a m e ! N o permitáis d o 1 , se empeñaron en hacerle espirar bajo
que e n vez de amaros llegue jamás á ofen- los azotes. Además, todos los doctores con-
deros y á desagradaros; ¡ Ay de m í ! ¿habrá vienen con san Buenaventura, en q u e aque-
por ventura u n infierno particular para cas- llos malvados buscaron para esta ejecución
tigarme á mí suficientemente, si despues de los instrumentos mas bárbaros, por manera
haber conocido el amor q u e me habéis teni- que cada golpe hacia una llaga, como lo afir-
do todavía me condeno miserablemente, con ma san Anselmo, y las heridas llegaron á m u -
desprecio de un Dios menospreciado, abofe- chos millares; porque no le azotaron, como
teado y azotado por m í , y que además me escribe el P . Grasset, según la costumbre de
ha perdonado con tanta bondad despues de los hebreos, á quienes el Señor habia prohi-
haberle yo ofendido tantas veces? ¡ Ah Jesús bido exceder del número de cuarenta gol-
mió, no lo permitáis j a m á s ! porque, ¡oh Dios! p e s 2 , sino según el uso de los romanos, q u e
este mismo amor y la paciencia de q u e h a - no tenian número fijo.
béis usado conmigo serian para mí en el in- El mismo historiador Josefo, que vivió po-
fierno otro infierno todavía mas espantoso. co tiempo despues de Nuestro Señor, refiere
a. Este suplicio de los azotes fue uno de que Jesús fue tan cruelmente descarnado en
los mas crueles para nuestro Redentor, bien la flagelación, que se le descubrieron las cos-
considerado que los verdugos que le azotaron tillas ; y esto mismo fue revelado á santa Brí-
fueron en gran n ú m e r o ; porque según la re - gida por la santísima V i r g e n 3 . A santa T e -
velación hecha á santa Magdalena de Pazzi, resa se le apareció Jesús azotado u n dia en
no fueron aquellos menos de sesenta. (In vi-
> C o r r i p i a m ergo illum e t d i m i t l a m . ( L u c • x x i n , 2 2 ) .
ta, c. 6). Pues b i e n : incitados todos ellos por s
Q u a d r a g e n a r i u m n u m e r u m non e x c e d a t , n e f o e d e l a -
instigación de los demonios, y aun mas por c e r a t u s a n t e oculos tuos a b e a t Cráter t u u s . { D e u t . xxv, 3).
3
la de los sacerdotes, q u e temiendo q u e des- E g o q u a e a s t a b a r a , vidi c o r p u s e j u s ü a g e l l a t u m u s -
q u e a d c o s t a s , ita u t costae ejus v i d e r e n t u r , e t quod
pues de este tormento pondría Pilato en l i - a m a r i u s e r a t , c u m r e t r a h e r e n l u r ü a g e l l a , c a r n e s ipsius
bertad al Salvador, como lo habia prometi- flagellis s u l c a b a n t u r . ( t ¿ 6 . 1 Retel, c. 10).
— 117 -
la c o l u m n a ; y la Santa quiso que u n pintor res se interesaban por él y le creian inocente?
se lo dibujara tan exactamente como ella lo No, las mujeres ordinariamente participan
había visto, y le dijo que sobre el costado de los sentimientos de sus maridos, y por eso
izquierdo se representaba un gran pedazo de ellas también quizá le juzgarían culpable;
carne pendiente; mas preguntándole el pin- sino porque solo el ver á Jesús despues de la
tor en seguida eo cuál forma debia pintarlo, flagelación movia á tanta compasion, q u e
se volvió hácia el cuadro y halló el pedazo , hasta se lamentaban los mismos que le a b o r -
de carne y a formado. fCron. disc. tom, 1 , recían ; véase por qué las mujeres de J e r u -
c. 14). ¡Oh mi amantísimo, mi adorable J e - salen dejaban correr las lágrimas de sus ojos,
s ú s , cuánto habéis padecido por mi a m o r ! y arrojaban tan sentidos suspiros. ¿Por qué
¡ A h , que tantos dolores, tanta sangre no sean también en el camino le quitaron los judíos
perdidos para m í ! la cruz de los hombros, y la hicieron llevar
6. Mas por las Escrituras solas es fácil al Cireneo, según la opinion mas probable y
probar cuán inhumana fue la flagelación de tan claramente apoyada en el texto de san
Jesucristo. Y con efecto, ¿por q u é Pilato des- Mateo ' y de san L u c a s 2 ? ¿Acaso porque
pues de los azotes lo mostró al pueblo dicien- ellos se compadecían de él y querían aligerar
do : ¡Ecce homo, ved aquí el hombre! sino su p e n a ? De ningún modo, porque estos
porque nuestro Salvador estaba reducido á hombres inicuos le aborrecían, y trataban de
un estado tan lastimoso, q u e Pilato creyó hacerle padecer todo cuanto pudieran. Pero,
q u e solo con verlo se moverían á compasion como dice el beato Dionisio Cartujano, t e -
sus mismos enemigos, y no pedirían ya su l i c r u m , q u a e p l a n g e b a n t et l a m e n t a b a n t u r e u m . ( L u c .
muerte? ¿Por qué en el camino q u e Jesús x x m , 27).
anduvo despues hasta el Calvario, las hijas 1 H u n c a n g a r i a v e r u n t u t tolleret c r u c e m e j u s . ( M a t l h .
XXII, 32).
de Jerusalen le seguían llorando y lamen- 2
E l i m p o s u e r u n t illi c r u c e m p o r l a r e posl Jesum
tándose de é l 4 ? ¿A.caso porque estas muje- (LMC. XXVII, 2G).
i S e q u e b a t u r a u t e m ¡Uum m u l t a t u r b a populi et m u -
- 118 -
mian q u e se les muriera en el camino i . sar que yo he ofendido tantas veces á un Dios -
Veian que nuestro Salvador habia perdido tan bueno! Por los méritos de vuestra flage-
casi toda su sangre en la flagelación, y que lación ¡ oh mí Jesús! os pido perdón. Me ar-
estaba tan agotado de fuerzas que apenas po- repiento del pecado mas q u e todo otro mal,
día sostenerse sobre sus piés, y andaba ca- y estoy resuelto á morir antes que ofenderos
yéndose en el camino bajo el peso de la cruz, jamás. Perdonadme todas las injurias que os
por manera q u e á cada paso parecía estar, he hecho, y concededme la gracia de amaros
por decirlo así, en el momento de rendir la siempre en adelante.
vida. Por eso, con el fin de conducirle vivo 7. El profeta Isaías nos ha pintado mas
al monte Calvario y de verle morir en cruz, claramente que otro ninguno el estado lamen-
como ellos habianresuelto, para q u e su nom- table á que m u y de antemano veia reducido
bre quedase infamado por siempre : A r r a n - nuestro Redentor. É l dijo que por los tor-
quémosle, decían según la predicción del mentos de su pasión su carne santísima no
Profeta 2 , arranquémosle de la tierra de los solo seria desgarrada, sino destrozada ó par-
vivientes, y q u e su nombre quede olvidado tida en pequeños pedazos Así q u e , el Pa-
para siempre; por eso obligaron á Simón dre eterno, continúa el mismo Profeta, para
Cireneo á llevar su cruz. dar á su justicia una mas cumplida satisfac-
¡Ah Señor! ¡cuán grande es mí gozo al ción , y para hacer comprender á los hombres
ver lo q u e me habéis amado, y al saber q u e la suma deformidad del pecado, no quiso dar-
ahora mismo me conserváis el propio amor se por satisfecho mientras no vio á s u Hijo
q u e me tuvisteis al tiempo d e vuestra pasión! despedazado, y cási espirando con los azo-
Mas también ¡ cuán grande es mi dolor al pen- tes 2 . De suerte que el sagrado cuerpo de
1
T i m e b a n t n e m o r e r e t u r in vía. ( I n cap. x x i n Luc.}. * Ipse a u l e m v u l n e r a l u s est p r o p t e r iniquitates n o s -
i E r a d a m u s e u m de t é r r a v i v e n t i u r a , et n o m e n ejus t r a s , a t t r i t u s est p r o p t e r scelera noslra. [Isai. LUÍ, 3).
non m e m o r e t u r amplius. ( J e r e m . x i . 1 9 ) . s E t D o m i n n s v o l n i t e o n t e r e r e eum in infirmitate.
(¡sai. LIN, 1 0 ) .
— 121 — ,
Jesús debia llegar á s e r , como el d e un l e - gas. Yo contemplo vuestro hermoso rostro;
proso herido d e la mano de Dios, u n a sola mas ¡oh Dios! y a no me parece bello, sino
llaga desde los piés á la c a b e z a 4 . horrible, cárdeno, y todo súcio de s a n g r e y
¡ Oh Jesús lodo cubierto de llagas! ved aquí de s a l i v a s P e r o también, cuanto mas afea-
el estado á que os han reducido nuestras ini- do os miro ¡ oh Señor mió! tanto mas h e r m o -
quidades ! ¡ Oh buen Jesús, exclama san Ber- so y mas amable m e pareceis. ¿Y q u é otra
nardo, nosotros hemos pecado, y Vos sois el cosa son con efecto todas estas llagas que os
c a s t i g a d o 2 ! P a r a siempre sea bendecida vues- desfiguran, sino otras tantas señales d e la
tra inmensa caridad, y Yos mismo seáis ama- t e r n u r a d e vuestro a m o r ?
do como lo mereceis de todos los pecadores, Yo os a m o , Jesús mió, cubierto de llagas
y en particular d e mí q u e os h e menospre- y desgarrado por mí. Yo también quisiera
ciado mas q u e todos ellos. verme desgarrado por Vos, como tantos m á r -
8 . Jesús azotado se apareció u n día á sor tires que tuvieron esta dicha. Mas si al p r e -
Victoria Angelini, y mostrándole s u cuerpo sente yo no puedo ofreceros ni llagas ni s a n -
todo rasgado, le d i j o : Victoria, todas estas g r e , os ofrezco por lo menos todas las con-
llagas solo demandan vuestro amor. Amemos, tradicciones que m e sucedieren; yo os ofrez-
pues, al Esposo, dice amorosamentesan Agus- co todo mi corazon, y quiero amaros lo mas
tín, porque cuanto mas desfigurado nos p a - tiernamente que pudiere. ¿ Y q u é otra cosa
rece , tanto mas digno se ha hecho del amor debe a m a r en adelante mi alma con mas ter-
y ternura de la e s p o s a 3 . S í , mi dulce S a l v a - n u r a , sino á u n Dios azotado y desangrado
dor, yo os veo todo afeado y cubierto de 11a- por mí? Yo os amo ¡oh Dios de a m o r ! yo os
a m o , bondad infinita! yo os amo y no quiero
« E t nos p u t a v i m u s e u m quasi leprosum e t percussum cesar de decir en esta vida y en l a otra : Yo
a D e o . (Ibid. 24)."
s O bone J e s u ! nos p e c c a v i m u s , et tu luis. (S. Bern.}.
os amo, yo os amo. Amen.
3 Amemus s p o n s u m , e t q u a n t o nobis deformis com-
« Non est ei species, ñ e q u e d e e o r ; et v i d i m u s e u m , e t
m.endatur , tanto charior e t tanto dulcior factus est
non erat aspectus. ( I s a i . u n , 2).
sponsae.
- m - - 123 -
q u e no era otra cosa que un pedazo rasgado
CAPÍTULO IX. de la capa llamada clámide, que usaban los
soldados romanos, y le ponen en la mano una
De la coronacion de espinas. caña á modo de cetro, y un manojo de espi-
nas sobre la cabeza en figura de corona
1. Mientras que rendidos ya los soldados ¡ Ah Jesús mió! pues q u é ¿ n o sois Yos el
continuaban azotando cruelmente al inocente verdadero Rey del cielo y d e la tierra? ¿ Y
Cordero, se refiere que uno de los asistentes cómo habéis llegado á ser u n rey de dolores
se acercó á ellos, y tuvo valor suficiente pa- y de oprobios? ¡Ved a q u í , pues, á dónde os
ra decirles : Yosotros no teneis orden de ha- ha conducido el amor! ¡ Oh Dios infinitamen-
cer morir á este hombre, como parece lo in- te amable! ¿cuándo llegará el d i a e n q u e yo
tentáis. Y al mismo tiempo cortó los cordeles me una con Vos de tal modo que nada p u e -
con que el Salvador estaba a t a d o 1 . Esta p a r - da ya separarme de Yos ni pueda dejar de
ticularidad f u e revelada á santa Brígida. amaros ? ¡ A v ! Señor, mientras yo vivo en la
Mas, apenas se acabóla flagelación, incita- tierra, siempre estoy en peligro de volveros
dos aquellos bárbaros verdugos por las ins- la espalda, y de rehusaros mi amor, como
tigaciones, y corrompidos con el oro de los desgraciadamente lo h e hecho hasta aquí.
judíos, como lo asegura san Crisóstomo, ha- ¡ Ah Jesús mió! si Vos veis q u e conservándo -
cen sufrir al Salvador un tormento de nuevo me la vida he de caer en esta espantosa des-
género. Hé aquí, pues, que los soldados le gracia, hacedme morir en este momento en
desnudan otra vez de sus vestidos, y tratán- el que creo estar en vuestra gracia. Por vues-
dole como á un rey de comedia, le arrojan 1
T u n e milites praesidis s u s c i p i e n t e s J e s u m in p r a e -
sobre las espaldas un vestido de púrpura, t o r i u m , c o n g r e g a v e r u n t u n i v e r s a m c o h o r l e m : el e x u e n -
tes e u m , c h l a m j d e m coccineam c i r c u m d e d e r u n t e i ; et
<
plectentes coronam de s p i n i s , p o s u e r u n t s u p e r c a p n t
i T u n e u n u s concitólo in se s p i r i l u q u a e s i v i t : N u m -
e j u s , e t a r u n d i n e m in dextera ejus. ( M a l t h . x x v n , 27.
q u i d interficielis e u m sic i n j u d i c a l u m ? E t Stalim secuit
28 , 2 9 ) .
vincula ejus. ( l i é . I Revel. c. 11).
- 124 - — 125 -
tra pasión os conjuro que no me dejeis ex- revelación hecha á sania Brígida, cubría to-
puesto á caer en u n tan gran mal. Yo lo m e - da la cabeza y descendía hasta la mitad de la
rezco seguramente por mis pecados; mas Yos f r e n t e Y según dice san Lorenzo Justinia-
no lo m e r e c e i s : escoged para mí cualquier no con san Pedro Damiano, las puntas de las
otro castigo, menos este. N o , Jesús mió , yo espinas eran tan largas q u e penetraron hasta
no quiero verme separado ya mas de Yos. el cerebro 2 . Y el mansísimo Cordero lleno
2. Y haciendo una corona con las espi- de dulzura se dejaba atormentar á gusto de
n a s , se la pusieron sobre su cabeza 1 . El de- ellos sin articular una sola palabra, y sin dar
voto Lanspergio observa con mucha razón un solo grito: sino que cerrando los ojos por
q u e este suplicio de las espinas fue excesiva- el exceso del dolor, lanzaba frecuentemente
mente doloroso; porque atravesaron por to- agudos suspiros, como un hombre que se ha-
das partes la sagrada cabeza del Señor, que lla en la tortura á punto de espirar, como le
es la parle mas sensible, como que de la ca- fue revelado á la bienaventurada Águeda de
beza descienden todos los nervios y todas las la C r u z 3 . La cantidad de sangre q u e corría
sensaciones; y porque este tormento fue el de las heridas de su cabeza por sus cabellos,
mas largo de su pasión, puesto que Jesús lle- ojos y barba era tanta, que su semblante p a -
vó hasta la muerte estas crueles espinas cla- recía todo de sangre, según la revelación de
vadas e n la cabeza. Cada vez q u e se tocaban santa Brígida 1 . Y san Buenaventura añade,
estas ó s u cabeza, se le renovaban todos los q u e no era ya aquel hermoso rostro del S e -
dolores. Según el común sentir de los auto- ' Corona spinea capili e j u s arctissime posila f u i l , q u a e
res, y particularmente de san Vicente F e r - m é d i u m frontis descendebat. [Lib. IV fíevel. c. 70 j.
s
Spinae c e r c b r u m perforantes- ( D . Laur. Just. de
rer, la corona fue hecha de muchos ramos de
Iriumph. Chr• c• 14).
espinas entrelazados y dispuestos en forma de 3
Saepius oculos c l a u s i t , et acuta edidit s u s p i r i a quasi
capillo ó redecilla; por manera q u e según la morituri.
* P l u r i m i s rivis s a n g u i n i s d e c u r r e n t i s per faciera ejus,.
e t c r i n e s , et o c u l o s , et b a r b a m r e p l e n t i b u s , nibil nisi
i E t p l c c t e n t e s coronara de s p i n i s , p o s u e r u n l super
sanguis t o t u m v i d e b a t u r . (Lib. ¡YRetel, c. 7 0 ) .
c a p u t e j u s . ( M a t t h . XXVII, 2 9 ) .
- 127 -
ñor el que se veía, sino el de un hombre de- dor? Mas ¿por qué, dice san Agustín, diri-
sollado. 1 . gir estas reconvenciones á las espinas? Ellas
¡ Oh amor divino! exclama aquí Salviano, no fueron sino unos instrumentos inocentes;
yo ignoro cómo pueda llamaros, si dulce, ó nuestros pecados, nuestros malos pensamien-
c r u e l ; pues que Vos pareceis ser al mismo tos, hé aquí las espinas malditas que hirie-
tiempo uno y o t r o 2 . ¡Ah Jesús mío, s í , el ron la cabeza de J e s u c r i s t o U n día q u e se
amor os ha hecho para nosotros la misma dul- apareció Jesús coronado de espinas á santa
z u r a , abrasándoos en un amor tan apasiona- T e r e s a , se puso esta á llorar compadecién-
do por nuestras a l m a s ; mas también os ha dose de sus tormentos; mas el Señor le dijo:
hecho cruel para Vos, haciéndoos padecer Teresa, no te lamentes por causa de las h e -
tormentos tan espantosos. Vos quisisteis ser ridas que me hicieron las espinas de los j u -
coronado d e espinas para alcanzarnos u n a díos, sino mas bien por las heridas q u e me
corona de gloria en el cielo 3 . ¡ Oh Salvador hicieron los pecados de los cristianos.
mió dulcísimo! yo espero ser vuestra corona ¡Oh alma m í a ! t ú también atormentaste
en el paraíso despues de haberme salvado por entonces la venerable cabeza de tu Redentor
los méritos de vuestros dolores: yo bendeci- con tantos malos pensamientos en q u e has
ré allí eternamente vuestro amor y vuestras consentido. Abre ya tus ojos, y mira y llora
misericordias amargamente el resto de tu vida el mal que
has hecho abandonando con tanta ingratitud
3. ¡ Ah espinas crueles, ingratas criatu-
á t u Señor y tu Dios 2 . ¡ Ah Jesús mió! Vos
ras! ¿ por qué atormentáis así á vuestro Gria-
no merecíais ser tratado por mí como yo os
1 Non a m p l i u s facies Domini J e s u , sed h o m i n i s e x c o -
riati viderelur.
he tratado. Yo he hecho m a l , yo me he en-
2 0 a m o r ! q u i d le a p p e l l e m nescio : dulcem a n a s p e - g a ñ a d o , mi corazon siente ya el mayor pesar;
r u m ! u t r u m q u e esse videris. [Epist. 1).
s Coronalus est spinis, u t nos c o r o n e m u r corona d a n - • S p i n a e q u i d nisi peccata ?
2
da eleciis in p a t r i a . [B. Dion. Cart.)- S c i t o , et vide q u i a m a l u m et a m a r u m e s t reliquisse
4 Misericordias Domini in a e t e r n u m c a n t a b o . (Psalm. le D o m i n u m D e u m t u u m . ( J e r . t i , 1 9 ) .
Lxxxvin,2). 9*
- 128 -
perdonadme y dadme u n dolor tan grande
q u e m e haga llorar toda la vida mis injusti- mentó hubiera casualmente pasado alguno por
cias para con Yos. Jesús mió, Jesús mió, per- allí, y hubiese visto á Jesucristo tan agotado
donadme , porque ya quiero amaros siempre. de sangre y de fuerzas, cubierto con aquel
4. I doblando la rodilla delante de él, harapo encarnado, con aquel nuevo cetro en
se le burlaban diciendo : Dios te salve, rey la mano, con aquella corona en la cabeza, y
de los judíos; y escupiéndole, lomaron una abofeteado y maltratado de este modo por
caña y con ella le herían en la cabeza 1 . San aquel populacho ; ¿por quién le hubiera t e -
Juan a ñ a d e : I ellos le daban bofetadas 2 . nido, sino por el hombre mas vil y mas mal-
Despues que aquellos bárbaros hubieron co- vado del mundo? ¡Ved aquí, pues, al Hijo
locado sobre la cabeza de Jesús esta cruel co- de Dios hecho en este momento el oprobio de
r o n a , no les bastó apretarla con todas las Jerusalen! ¡Oh hombres! exclama aquí el
fuerzas de sus manos, sino q u e se valieron bienaventurado Dionisio C a r t u j a n o , si no
d e u n a caña como de martillo para introdu- queremos amar á Jesucristo solo porque es
cir mas y mas las espinas; y en seguida co- bueno y porque es Dios, amémosle al menos
menzaron á mofarse de é l , como de un rey por tantas penas como ha sufrido por nos-
de teatro, saludándole primero con la rodilla otros 1 . ¡Ah mi tierno Salvador! recibid á un
doblada, rey de los judíos; y levantándose siervo rebelde que os h a abandonado, pero
despues le escupían en la cara y le daban bo- que arrepentido ahora se vuelveá Vos. Cuan-
fetadas , con gran gritería y carcajadas de me- do yo huia de Vos, y menospreciaba vuestro
nosprecio. ¡Oh Jesús mió! ¿ á qué estado tan amor, Vos no dejábais por eso de venir tras
lastimoso os habéis reducido? Si en estemo- de mí para alraerme á Vos; por lo mismo,
pues, no puedo temer que me desecheis aho-
ra que os busco, que os estimo y que os amo
1 E t genuflexi ante e u m illudebant e i , dicentes : Ave,
R e x J u d a e o r u m , e t expuentes in e u m , a c e e p e r u n t a r u n -
1
d i n e m . el p e r c u t i e b a n t c a p u t e j u s . (Matlh. x x v i i , 29 , 3 0 ) . Si non a m a m u s e u m q u i a b o n u s , q u i a D e u s , saltera
2 E t d a b a n t e ¡ a l a p a s . [ J o a n , x i x , 3). a m e m u s q u o n i a m tanta pro nostra salute pcrpessus est.
[In cap. x v n Matlh.).
mas q u e á ninguna otra cosa; dadme á co-
CAPÍTULO X.
nocer lo q u e debo hacer para agradaros, por-
que estoy dispuesto á todo. ¡Oh Dios, q u e
Bel Ecce Homo.
sois el mismo amor! yo quiero amaros ver-
daderamente, y no quiero desagradaros y a
Viendo Pilalo al Salvador reducido á u n
mas. Ayudadme con el auxilio de vuestra
estado tan digno de compasion, pensó q u e
gracia, no permitáis que jamás os abandone.
solo su vista enternecería á los j udíos; le con-
María, esperanza mía, r o g a d a Jesús por mí.
dujo, pues, á una especie de galería ó balcón,
Amen.
levantó el pedazo de púrpura que le cubría,
y mostrando al pueblo el llagado y despeda-
zado cuerpo de Jesús, les dice: ¡ Ved aquí el
H o m b r e 4 ! como si hubiera querido decir: Ved
aquí el hombre á quien acusábais ante mí de
que pretendía hacerse rey ; por daros gusto
lo he condenado, aunque inocente, á ser vil-
mente azotado 2 . Vedle aquí reducido ahora
á t a l estado que se asemeja á un hombre de-
sollado , y que apenas puede ya vivir. Si no
obstante prelendeis que le condene á muerte,
• E x i v i t i t e r u m P i l a t u s f o r a s , el dixit c i s : E c c e a d -
duco vobis cum f o r a s , u t c o g n o s c a t i s q u i a n u l l a m invenio
in eo c a u s a m . E x i v i t ergo J e s ú s p o r t a n s coronam s p i -
n e a m et p u r p u r e u m v e s t i m e n t u m , et dixit e i s : E c c e Ho-
m o ! (Joan, x i x , 4 , 5).
' E c c e H o m o non clarus i m p e r i o , sed plenus o p p r o -
b r i o . ( S . Aug. Tract. x v i in Joan.).
mas q u e á ninguna otra cosa; dadme á co-
CAPÍTULO X.
nocer lo q u e debo hacer para agradaros, por-
que estoy dispuesto á todo. ¡Oh Dios, q u e
Bel Ecce Homo.
sois el mismo amor! yo quiero amaros ver-
daderamente, y no quiero desagradaros y a
Viendo Pílalo al Salvador reducido á u n
mas. Ayudadme con el auxilio de vuestra
estado tan digno de compasion, pensó q u e
gracia, no permitáis que jamás os abandone.
solo su vista enternecería á los j udíos; le con-
María, esperanza mía, r o g a d a Jesús por mí.
dujo, pues, á una especie de galería ó balcón,
Amen.
levantó el pedazo de púrpura que le cubría,
y mostrando al pueblo el llagado y despeda-
zado cuerpo de Jesús, les dice: ¡ Ved aquí el
H o m b r e 4 ! como si hubiera querido decir: Ved
aquí el hombre á quien acusábais ante mí de
que pretendía hacerse rey ; por daros gusto
lo he condenado, aunque inocente, á ser vil-
mente azotado 2 . Vedle aquí reducido ahora
á t a l estado que se asemeja á un hombre de-
sollado , y que apenas puede ya vivir. Si no
obstante prelendeis que le condene á muerte,
• E x i v i t i t e r u m P i l a t u s f o r a s , el dixit c i s : E c c e a d -
duco vobis cum f o r a s , u t c o g n o s c a t i s q u i a n u l l a m invenio
in eo c a u s a m . E x i v i t ergo J e s ú s p o r t a n s coronam s p i -
n e a m et p u r p u r e u m v e s t i m e n t u m , et dixit e i s : E c c e Ho-
m o ! (Joan, x i x , 4 , 5).
' E c c e H o m o non clarus i m p e r i o , sed plenus o p p r o -
b r i o . ( S . Aug. Tract. x v i in Joan.).
os digo q u e yo no puedo hacerlo, .porqueno suerte los placeres y los honores, que por ellos
encuentro razón alguna para condenarle. Pero haya llegado tantas veces á renunciar de vues-
los judíos, viendo á Jesús tan maltratado, se tra gracia y de vuestro a m o r : yo m e a r r e -
enfurecieron todavía mas y pidieron su muer- piento de esto mas que de todo otro m a l : yo
te de cruz Conociendo, pues, P i l a t o q u e n o abrazo, S e ñ o r , todas las cruces, todas las
se aplacaban, se'lavó las manos á vista del afrentas que m e vinieren d e vuestra mano.
pueblo, diciendo: Yo soy inocente de la san- Concededme la virtud d e la resignación, de
gre de este justo: allá os lo veréis 2 . Y ellos que tengo tanta necesidad: yo os amo, mi
respondieron : Que su sangre caiga sobre Jesús, mi amor y mi todo.
nosotros y sobre nuestros hijos 3 . 2. Mas como Pilato desde el balcón mos-
¡Oh mi amantísimo Salvador! Yos sois el traba á Jesús al pueblo, así también el Padre
mayor de todos los reyes, mas ahora os veo eterno desde el cielo nos mostraba al mismo
el mas indignamente vilipendiado de todos los tiempo á lodos nosotros su muy amado Hijo,
hombres. Si este pueblo ingrato no os conoce, diciéndonos igualmente: ¡ Ved aquí el H o m -
yo os reconozco y os adoro como mi verdade- bre! ¡ Ved aquí este hombre que es mi Hijo
ro Rey y Señor; yo os doy gracias, ¡ oh R e - único, á quien yo amo tanto como á mí mis-
dentor mió! por todos los ultrajes que habéis mo *! Ved aquí el hombre, á vuestro Salva-
sufrido por m í , yo os pido me hagais amar dor, tan frecuentemente prometido por mí, y
los menosprecios y sufrimientos, puesto que tan impacientemente esperado por vosotros.
Yos los habéis abrazado con tanto afecto. Yo Ved aquí el hombre mas noble y mas hermo-
me sonrojo de haber hasta aquí amado de tal so d e todos los hombres, hecho un varón d e
1
dolores; vedle aquí, ved á qué estado tan la-
C u m ergo vidissent e u m Pontífices et m i n i s t r i , c l a -
m a b a n ! d i c e n t e s : Crucifige e u m . ( J o a n . x i x , 6).
mentable se ha reducido por amor vuestro, y
3
I n n o c e n s ego s u m á s a n g u i n e justi h u j u s : vos v i d e - para ser, al menos por compasion, amado de
ritis. (Jfatlh. xxvii, 24).
3 1
S a n g u i s ejus super nos e t superfilios noslros. ( M a t l h . Hic est F i l i u s m e u s dilectus in q u o m i h i b e n e c o m -
xxvn;23). placui. [II Petr. 1, 1 7 ) .
— 134 —
vosotros. Miradle por merced y amadle, y si mis pasiones y sufrir toda especie de penas
sus divinas cualidades nada os m u e v e n , que antes q u e desagradaros.
por lo menos estos dolores é ignominias q u e 3. Hijas de S i o n , salid y ved á vuestro
padece por vosotros os exciten á amarle. rey Salomon con la diadema q u e le ha ceñi-
¡ A.h! Dios mió y Padre de mi Redentor, do su madre en el dia d e sus desposorios y
yo amo á vuestro querido Hijo q u e tanto su- en el dia de gozo para su corazon Salid,
fre por mi a m o r ; y os amo también á Vos, ¡oh almas rescatadas, hijas de la gracia! sa-
q u e con tanto amor le habéis entregado por lid para ver á vuestro Rey lleno de dulzura
mí á tantos padecimientos. ¡ Ay! Yo os supli- en el dia de su muerte, q u e es el dia de su
co que no miréis ya á mis pecados con los que alegría, porque en él os ha hecho esposas su-
tantas veces h e ofendido á Vos y á vuestro yas dando por vosotras su vida sobre la cruz;
Hijo; mirad á este vuestro Hijo único 1 , cu- coronado por la ingrata Sinagoga, s u m a -
bierto de llagas y de oprobios para expiar mis d r e , con una corona, no ciertamente de glo-
iniquidaáes, y en nombre de sus méritos per- r i a , sino de dolor y de ignominia. Salid, dice
donadme, y no permitáis que yo os ofenda ya san Bernardo, y ved á vuestro Rey con la co-
jamás. Que la sangre de este Hombre que os rona de la pobreza y de la m i s e r i a 2 . ¡ Oh el
es tan a m a d o , q u e os ruega por nosotros y mas hermoso de todos los hombres! ¡oh el
os pide misericordia, descienda sobre n u e s - mejor de todos los esposos! ¿cómo os veo yo
tras a l m a s 2 , y nos alcance vuestra gracia. lodo cubierto de heridas y de oprobios? Vos
¡ Oh mi Señor y mi Dios! yo maldigo todos sois nuestro Esposo; pero esposo de saDgre 3 ,
los disgustos que os he dado, y os a m o , bon-
dad infinita, mas que á mí mismo. Por el ' E g r e d i m i n i e t v i d e t c , filiae S i o n , r e g e m S a l o m o n e m
amor de este vuestro Hijo conceded me vues- in d i a d e m a t e , q u o c o r o n a v i t illum m a i e r sua in d i e d e s -
p o n s a t i o n i s illius, e t in d i e l a e t i t i a e cordis ejus. ( C a n l .
tro amor, el que me haga triunfar d e todas n i , 11).
2 E g r e d i m i n i e t videte R e g e m v e s t r u m in c o r o n a p a u -
1 R é s p i c e in f a c i e m C h r i s t i t u i . ( P s a l m . LXXXIII, 10).
p e r t a t i s et raiseriae. ( S e r a . ¡II de Epiph.).
2 S a n g u i s e j u s s u p e r n o s . ( M a t t h . XXVII, 28)-. 3
S p o n s u s s a n g u i n u m tu m i h i es. ( E x o d . i v , 23).
— 187 -
x x x , 20).
- 163 -
su amor, los afectos de todas las a l m a s s e - pruebas mas extraordinarias de amor. Venid,
gún el comentario de Cornelio Alápide. San pues, azotes, espinas, clavos y cruz, q u e
Pedro Damiano asegura lo mismo: Luego atormentásteis el sagrado cuerpo de mi Maes-
que el Señor fue suspendido en la cruz, dice, tro, venid á herirme el corazon. Recordadme
lo atrajo todo hácia sí por los vínculos del siempre que todo cuanto bien he recibido, y
a m o r 2 . ¿Quién , p u e s , añade Cornelio, no todo cuanto espero recibir, me ha venido por
amará á Jesús muriendo por nuestro a m o r 3 ? los méritos de s u pasión. ¡Oh Maestro del
Ved ¡oh almas rescatadas! nos dice la I g l e - amor! los demás maestros enseñan con pala-
sia, ved á vuestro Redentor en esta cruz, don- bras , pero Vos en ese lecho del amor ense-
de todo en él respira amor y todo nos convi- ñáis con padecimientos : otros enseñan por
da á a m a r l e : la cabeza inclinada para d a r - interés, y Vos solo por afecto, no queriendo
nos el ósculo de la paz, los brazos extendidos otra recompensa que mi salvación. Salvad-
para abrazarnos, el corazon abierto para m e , pues, amor mió, y que mi salvación sea
amarnos 4 . la gracia de amaros siempre y de agradaros;
¡ A h , mi amabilísimo Jesús! ¿cómo ha po- el amaros es mi vida.
dido seros tan amada mi alma, previendo las 6. Entre tanto que Jesús estaba murien-
injurias que habíais de recibir de mí? Para do en la cruz de dolor, los hombres no cesa-
cautivar mi corazon Vos quisisteis darme las ban de atormentarle con vituperios y blas-
femias. Unos le decían : Á otros hizo salvos,
1 Omnes m u n d i gentes a d a m o r e m sui m é r i t o suo c t y no puede salvarse á sí mismo Otros : Si
a m o r e . ( I n Joan, x i i , 30).
2 Dominus mox ut in cruce p e p e n d i t , o m n e s ad s e per
es rey de Israel, que descienda ahora de la
amoris d e s i d e r i u m traxit. (De Invent. cruc.). c r u z 2 . Y Jesús, mientras ellos así le insultan
3 Quis enim Christum ex a m o r e pro nobis m o r i e n l e m
non r e d a m e t ? ( D e Inven!, cruc.).
' Alios salvos f e c i t , seipsum non p o t e s t s a l v u m f a c e r e .
4 Omnrs figura ejus a m o r e m spirat et ad r e d a m a n d u m
[31are. x v , 31). .
provocat, c a p u t inclinatum a d o s c u l a n d u m , m a n u s e x - 2
Si R e x Israel c s t , descendat n u n c d e c r u c e . [Nallh.
pansae a d a m p l e x a n d u m , p e c t u s a p e r t u m ad d i l i g e n d u m .
xx v n , 3 2 ) .
(S- Aug. in Resp. 1 noct. o f f . Dolor. B. Yirg.)
— 165 -
¿ q u é hace desde lo alio de la cruz? ¿ P i d e yo dudar de mi perdón viéndoos morir para
por ventura al Padre eterno que los castigue? alcanzármelo. ¡ A h , Redentor mió! yo os lo
N o , sino que los perdone 4 . S í , dice sanio suplico, miradme ahora mismo con aquellos
T o m á s , para mostrar el inmenso amor que ojos amorosos con que me mirásteis al morir
tenia á los hombres, el Salvador pidió per- por mí en la cruz ; miradme y perdonadme
don á Dios hasta por sus mismos verdugos 2„ todas las ingratitudes con que he correspon-
Lo pide y lo obtiene; en tanto grado que dido á vuestro amor. Me arrepiento ya, ó J e -
despues de haberle visto espirar, muchos de sús mió, de haberos menospreciado.
ellos se arrepintieron de sus pecados. Yol- Yo os amo de lodo mi corazon, y en con-
víanse de allí golpeándose los pechos 3 . sideración á vuestro ejemplo, amo también
¡ Ah mi dulce Salvador! héme aquí ya á por vuestro amor á todos los que me han ofen-
vuestros piés; yo he sido uno de vuestros mas dido ; les deseo toda suerte de bienes, y me
ingratos perseguidores, pedid también por propongo servirles y socorrerles en cuanto
mí á vuestro Padre que me perdone. Es ver- pudiere por amor vuestro, Señor, q u e habéis
dad q u e los judíos y los verdugos al crucifi- querido morir por m í , aunque tanto os he
caros no sabian lo que hacían, al paso que ofendido.
yo sabia muy bien que pecando ofendia á un 7. Memento mei. Acordaos de m í , os de-
Dios crucificado y muerto por mí. Mas tam- cía desde la cruz el buen Ladrón, y mereció
bién vuestra sangre y vuestra muerte me han oir de vuestra boca aquella respuesta tan
merecido la misericordia divina. No puedo consoladora : Hoy estarás conmigo en el pa-
raíso 4 .
i P a t e r , dimitte illis, non e n i m sciunt q u i d f a c i u n t .
Acordaos de m í , os diré yo también, acor-
[Lw. xxiu,34).
Í Ad o s t e n d e n d a m a b u n d a n t i a m c a n t a t i s s u a e . . . v e - daos de m í , Señor, que soy una de vuestras
n i a m p r o p e r s e c u t o r i a s p o s t u l a v i l . (III parí, quaest 47, amadas ovejas por las que habéis dado vues-
art. 4 , adl).
tra vida. Consoladme también á mí hacién-
3 Revertebantur percutientes pectora sua. (Lucae,
1
H o d i e m e c u m e r i s in p a r a d i s o . ( L u c . XXIII, 4 3 ) .
x x n t , 48).
- 167 -
dome conocer q u e me perdonaréis concedién- de haberos ultrajado, y os amo ; sí, os amo,
dome un gran dolor de mis pecados. ¡Oh mi Dios, mi todo, y para agradaros estoy
gran Pontífice! que os sacrificasteis á Vos dispuesto á sufrir toda suerte de males, bajo
mismo por el a m o r de vuestras criaturas, te- cualquier forma que se presenten, el opro-
ned piedad de m í ; yo os sacrifico para en bio, el dolor, la pobreza v la muerte.
adelante mi voluntad, mis sentidos, mis sa-
tisfacciones y todos mis deseos. Y o creo que
Vos, Jesús m i ó , habéis muerto crucificado
por m í ; os suplico que vuestra sangre divi-
na corra también sobre m í ; que me lave de
mis pecados, que me abrase en el divino
amor, y haga que yo sea todo para Vos. Os
amo, Jesús m í o ; y deseo morir crucifica-
do por Vos, que habéis muerto crucificado
por mí.
Padre eterno, os he ofendido; pero ved
aquí á vuestro Hijo q u e , clavado en este m a -
dero, satisface por mí con el sacrificio de su
vida divina que os ofrece. Os ofrezco sus m e -
recimientos q u e son todos mios, puesto que
él me los ha dado ; y por el amor de este Hi-
jo os conjuro tengáis piedad de mí. La m a -
yor misericordia que os ruego queráis hacer-
m e , es que me concedáis vuestra g r a c i a , la
que tantas veces yo miserable pecador he vo-
. luntariamente menospreciado. Me arrepiento
¡Oh dulcísimo Redentor! ¡oh amor de mi
alma! ¿ por qué habéis querido derramar to-
CAPÍTULO XIII.
da vuestra s a n g r e , sacrificar vuestra vida
divina por un gusano de la tierra tan ingra-
De las últimas palabras de Jesús sobre la cruz, to como yo? ¡Oh Jesús mió! ¿cuándo llega-
y de su muerte. rá el momento de que yo me una á Vos de
tal suerte, que nada pueda ya separarme de
1. Dice san Lorenzo Justiniano que la Vos ni hacerme cesar de amaros? ¡ Ah! Se-
muerte de Jesús fue la mas a m a r g a y la mas ñ o r , mientras yo vivo sobre la tierra estoy
dolorosaque los hombres pueden sufrir, pues expuesto á negaros mi amor y á perder vues-
q u e el Salvador murió sobre la cruz sin nin- tra amistad, como lo he hecho hasta aquí.
gún género de consuelo, aun el mas peque- Yo os pido, mi tierno Salvador, y os conjuro
ñ o 1 . E n las demás personas que sufren la por vuestra pasión, que si permaneciendo en
pena es siempre de algún modo mitigada, á este mundo he de recaer en un tan gran mal,
lo menos por u n pensamiento consolador; me hagais morir ahora mismo que creo estar
mas el dolor y la aflicción d e Jesús fue un en vuestra gracia. Yo os amo y quiero a m a -
dolor puro, una tristeza pura sin ningún ali- ros siempre.
v i o 2 . Por eso san Bernardo, contemplando
2. Jesús se lamenta por boca del Profe-
á Jesús muriendo en la cruz, le dice suspi-
t a , de que muriendo sobre la cruz, y bus-
rando : ¡Oh mi amado Jesús! al miraros so-
cando alguno que le consuele no lo encuen-
bre esa cruz desde los piés á la cabeza, yo no
tra Aun mas, en el momento mismo en que
hallo sino dolor y aflicción 3 .
iba á espirar, lanzaban todavía contra él los
i CruciGxus f u i t c a r e o s o m n i doloris t e m p e r a m e n t o . judíos y los romanos toda suerte de maldi-
s Magnitudo doloris C h r i s t i p a l i e n t i s potest c o n s i d e r a - ciones y de blasfemias. Es verdad que María
ri e x doloris e t tristitiae p u r i t a t e . (S. Thom. 111 p- q. 46,
orí. 6). ' E t sustinui q n i consolaretur, el non inveni. ( P s a l m .
LXVlll, 21).
3 A planta pedis u s q u e a d v e r t i c e m capitis non invenio
nisi dolorem et m o e r o r e m .
— 171 —
su santa Madre, se mantenía al pié de la cruz, Jesús y de María, cuando llegó el momento
á fin de procurarle algún consuelo si hubiera en que poco antes de espirar el Hijo se des-
podido; pero esta Madre tierna y afligida, pidió de su Madre! Ved aquí las últimas pa-
por el dolor compasivo en que estaba sumer- labras con que Jesús dió el postrer adiós en
g i d a , contribuía á aumentar mas y mas la este mundo á su Madre: Mujer, hé ahí vues-
pena de este Hijo que tanto amaba. San Ber- tro h i j o 1 ; mostrándole á san Juan á quien
nardo dice positivamente, que los dolores de en su lugar le dejaba por hijo.
María contribuían todos á afligir mas el co- ¡Oh Reina de dolores! las recomendacio-
razon de Jesús *. Ello es cierto que el Salva- nes de un hijo muy amado que está para mo -
dor, cuando dejaba caer sus miradas hacia rirson demasiado cariñosas para poderse bor-
esta Madre tan afligida, sentia su corazon rar jamás de la memoria de una m a d r e : acor-
mas traspasado de los dolores de María que daos, pues, que vuestro Hijo á quien t a n -
de los suyos, como la misma bienaventurada to habéis amado me ha entregado á Vos por
Virgen se lo reveló á santa B r í g i d a 2 . Sobre hijo vuestro en la persona de J u a n . Por el
lo cual exclama san Bernardo : ¡ Oh buen Je- amor, pues, que teneisá Jesús, apiadaos de
sús ! Vos sufrís grandes dolores en vuestro mí. Yo no os pido los bienes de la tierra : al
cuerpo, pero los sufrís todavía mayores en ver á vuestro Hijo que muere por mí en me-
el corazon compadeciendo los de vuestra M a - dio de tantos padecimientos; al veros á Vos,
dre 3 . Madre m í a , que siendo del todo inocente co-
¡ Q u é amarguras sobre lodo no debieron mo lo sois, padeceis también por raí tan gran-
experimentar los enamorados corazones de des dolores ; y al ver que yo miserable, des-
pues de haber merecido el infierno por mis
1 Repleta M a t r e , ad Filium redundabat inundatio
amariludinis.
pecados, nada he padecido aun por vuestro
2 Ipse v i d e n s m e p l u s dolebat de m e q u a m de se. ( A p . a m o r ; quiero sufrir alguna cosa por Vos an-
P. Spinisc. conc. 2 8 ) . tes de morir. Os pido esta gracia, S e ñ o r a , y
s O b o n e J e s u , tu magna p a l e r i s in c o r p o r e , sed m u l -
1
to m a g i s in corde ex compassione Matris. M u l i e r , ecce filius tuus. ( J o a n , x i x , 2 6 ) .
os digo con san Buenaventura, que si os he das palabras: Diosmio, Diosmio, ¿ p o r q u é
ofendido, es justo que yo padezca por pena, tú también me has desamparado 1 ? El bien-
y si os he servido, es justo que yo padezca aventurado Dionisio Cartujano explicando
por p r e m i o l . Áicanzadme, ó María, una gran este pasaje, dice que Jesús profirió con g r a n -
devocion á la pasión de vuestro Hijo y una de clamor estas palabras, á fin de hacernos
continua memoria de sus padecimientos; y entender á todos cuál era el exceso del dolor
por aquella amargura que experimentásleis y de la profunda tristeza en que moria. Y san
viéndole espirar sobre la cruz, obtenedme Cipriano añade, que nuestro muy amado Re-
una buena muerte. Asistidme, ó Reina mía, dentor quiso morir privado de toda consola-
en este último momento, haced que yo m u e - cion para mostrarnos su amor y arrebatar el
ra amando y pronunciando vuestros santos nuestro todo entero hácia s í 2 .
nombres, Jesús y María. Pero, ¡oh mi dulce Jesús! Vos no os que-
3. Viendo Jesús que no hallaba alguno jáis con razón cuando decís : ¿Por qué, Dios
en la tierra q u e le consolara, eleva sus ojos mió, me habéis abandonado? ¡ Por q u é ! ¿de-
y su corazon hacia su Padre para pedirle con- cís Vos? y ¿por q u é , os diria yo, habéis que-
suelo ; mas el Padre eterno viendo á s u Hijo rido encargaros de pagar por nosotros? ¿ n o
cubierto con el manto de pecador: No, Hijo sabíais que nosotros merecíamos por nuestros
mió, le dice, yo no te puedo consolar; pues pecados ser abandonados de Dios? con r a -
que tú al presente satisfaces á mi justicia por zón, pues, os ha abandonado vuestro Padre,
todos los pecados de los hombres; justo es y os ha dejado morir en u n mar de dolores
que te abandone á tus padecimientos y que y de amarguras. ¡ A h , Salvador mió! vues-
te deje morir sin ningún consuelo. Entonces tro abandono me aflige á la vez y me con-
fue cuando nuestro Salvador lanzando un
grande y lastimoso grito profirió estas senti- 1
C l a m a v i t J e s ú s voce m a g n a , Deus meus, Deus m e u s ,
u t quid dereliquisti m e ? (McUlh, XXVII, 4 6 ) .
i O D o m i n a , si te oü'endi, pro j u s t i t i a cor m e u m v u l - 5
Derelictus est u t a m o r e m s u u m e r g a nos ostenderet,
n e r a ; si tibi s e r v i v i , pro m e r c e d e peto v u l n e r a . e t a m o r e m n o s t r u m ad se r a p e r e t . (De Pass. Dom.).
XLV.
suela : me aflige, porque os veo morir entre- León de Ostia, decidme : ¿de qué leneis sed?
gado en presa á tantos padecimientos; mas nada decís de los dolores infinitos que pade-
también me consuela, porque me hace espe- céis en la cruz, ¿ y os quejáis de la sed '? Mi
rar que por vuestros merecimientos yo no se- sed, le hace decir san Agustín, es el deseo
ré abandonado de la divina misericordia, co- de vuestra salvación ' ¿ . ¡Oh almas! dice J e -
mo lo merecia por haberos abandonado tan- s ú s , esta sed no es otra cosa que la grande
tas veces para seguir mis caprichos. Haced- ansia que tengo de vuestra salvación. Con
me comprender bien q u e si os fue tan penoso efecto, inflamado en el amor mas puro este
el veros privado por algunos momentos d é l a divino Salvador deseaba con un ardor i n -
presencia sensible de la Divinidad, cuál sena comprensible poseer nuestras almas, y por
mi suplicio si vo debiera ser privado de Dios eso se abrasaba en el deseo de dársenos del
para siempre. Yo os suplico por este cruel todo por medio de su muerte. Esta fue su
abandono que Yos padecisteis, que no m e sed, dice san Lorenzo J u s t i n i a n o 3 : san B a -
abandonéis, ó Jesús mió, sobre todo en el silio de Seleucia añade que Jesucristo dijo
artículo de la muerte. Cuando ya todos me que tenia sed, para darnos á entender que
hubieren abandonado, no m e abandonéis por el amor que nos tenia moría con el deseo
Vos ó Salvador mió. Yo os conjuro, Señor, de padecer aun mas de lo que había padecí-
abandonado de todos, que seáis mi consuelo do. ¡ Oh deseo todavía mas grande que su
en mi desolación. Yo sé bien q u e , si os amo pasión 4 !
sin ninguna consolacion, también contentare Ó Dios infinitamente amable, porque Vos
mejor á vuestro corazon. Mas Vos conocéis nos amais tanto, deseáis que nosotros tenga-
toda mi debilidad ; fortificadme con vuestra
gracia, concededme en aquel último momen- 1
Domine q u i d sitis? D e cruce laces e t de Si» c l a m a s
to perseverancia, paciencia y resignación. [De Dom. Pass.).
2
Silis mea salus vestra. ( l n Psalm. XXXIII ).
4. Cuando Jesús se aproximaba ya á su Sitiebat nos, el daré se nobis c u p i e b a t .
12*
haced que sin cesar vaya creciendo en vues-
mes sed d e V o s 1 , como nos lo recuerda san
tro amor, multiplicando los actos de amor, y
Gregorio. ¡ A h , divino Maestro raio! Vos te-
esforzándome á agradaros en todo, continua-
neis sed de mí, despreciable gusanillo, ¡v mente y sin reserva. Haced que aunque tan
yo no tendré sed de Vos, Dios mió, que sois miserable y tan pequeño como sov, sea todo
infinito! Por vuestra bondad, por los méri- para Vos.
tos de aquella sed que padecisteis en la cruz,
3. Nuestro buen Jesús, tocando ya el mo-
dadme u n ardiente deseo de amaros y de
mento de rendir el último suspiro,"dijo con
agradaros en todas las cosas. Vos habéis pro-
una voz moribunda : Todo está consumado.
metido concedernos todo cuanto os pidiére-
Al pronunciar esta palabra repasó en su pen-
mos : Petite et accipietis; vo no os pido sino
samiento toda la série de su vida, vió todas
esta sola gracia, el don de vuestro amor. Soy
las fatigas que habia experimentado, la po-
indigno d e é l , mas esta será la gloria d e
breza, ios dolores, las ignominias que habia
vuestra sangre el abrasar ahora con vuestro
sufrido, y todas las ofreció de nuevo á s u
especial amor á un corazon que en otro tiem-
eterno Padre por la salud del mundo. E n se-
po os hizo tantos menosprecios; el hacer u n
g u i d a , volviéndoseánosotros, repitió : Con-
horno de caridad de un corazon lleno todo de
summatumest, como si dijera: Ó hombres, to-
inmundicia y de pecado. Mucho mas que esto
do está consumado, todo cumplido; la obra
habéis hecho ya muriendo por mí. ¡ Oh Señor
de vuestra redención está acabada,, la Justi-
infinitamente bueno! yo quisiera amaros co-
cia divina satisfecha, el paraíso abierto. Y
mo Vos lo mereceis. Yo me regocijo del amor
ved aquí vuestro tiempo, el tiempo de los
que os tienen las almas de vuestras enamo-
que a m a n Y a es tiempo, en fin, ó hombres,
radas esposas, y mas aun del amor que Vos
que os rindáis á mi amor. A m a d m e , pues,
mismo os teneis, al cual reúno yo el mío,
amadme, porque yo nada mas tengo que ha-
aunque tan débil como él es. Yo os a m o , Dios
cer para llegar á ser amado de vosotros. Ved
eterno, yo os amo, ¡oh amabilidad infinita!
' F.tecce l e m p u s t u u m , l e m p u s a m a n t i u m . ( E z . xvi, 8).
i Sitit sitiri Dcus.
- 179 -
- 182 -
cimiento del amor infinito que os ha llevado
hasta morir por mi y para ser amado de mi *. C A P Í T U L O XIV.
Maria, Madre mia, interceded por mi.
De los motivos de esperanza que tenemos en la
i A m o r e amoris lui m o r i a r , qui a m o r e a m o r i s mei d i g -
n a t u s es m o r i . muerte de Jesucristo.
14 XLV.
<
- 207 -
arrepiento de ello mas q u e de ningún otro Nosotros estábamos muertos por el pecado
mal; y al presente os estimo y os amo mas á la vida de la gracia, y Jesús por su muerte
que á ningún otro bien. nos ha resucitado. Nosotros éramos misera-
3. ¡ Oh cielos! ¿quién, p u e s , podia amar- bles , feos y abominables; mas Dios, por m e -
nos hasta tal punto, sino u n Dios de amor dio de Jesucristo, nos ha hecho ricos, hermo-
infinito? San Pablo d i c e : Dios, que es rico sos y amables á sus divinos ojos K Gratifica-
en misericordia, por s u extremada caridad vit, esto es, nos ha hecho graciosos y a g r a -
con que nos amó, a u n cuando estábamos dables ; sobre locual hace san Crisóstomo esta
muertos por los pecados, nos dió vida j u n t a - pregunta : Si á un pobre leproso cubierto de
mente en Cristo 4 . El Apóstol llama extrema- úlceras y del todo asqueroso le curara alguno
do este amor que Dios hizo resplandecer dán- de la lepra, y además le hiciera hermoso y
donos á los hombres, por medio de la m u e r - rico, ¿quéreconocimientonoconservariaeste
te de su Hijo, la vida de la gracia perdida por á su bienhechor? Pues ¿cuánto mas deudo-
nuestros pecados. Mas n o , este amor no fue res somos nosotros á Dios; puesto q u e , h a -
extremado para un Dios que es el amor mis- llándose nuestras almas desfiguradas y abor-
mo 2 . San Juan dice que enviando su Hijo al recibles por el pecado, no solamente las ha
mundo, para merecernos por s u muerte el librado del pecado por Jesucristo, sino q u e
perdón y la vida eterna, quiso hacernos ver además las ha hecho hermosas y amables? E l
con esto hasta dónde llegaba la grandeza del Apóstol dice que Dios nos h a colmado en J e -
amor de un Dios para con nosotros 8 . sucristo de toda suerte de bendiciones espi-
rituales para el cielo 2 . Y Cornelio Alápide
< Oeus a u t e m , q u i dives est in m i s e r i c o r d i a , propter lo comenta a s í : Nos ha enriquecido de todos
n i m i a m c a r i t a t e m q u a dilexit n o s , c u m essemus m o r t u i
peccatis, convivificavit n o s i n C b r i s t o . [Ephes- U , 4 ) . 1
G r a t i f i c a v i t nos in dilecto Filio suo. ( E p h e s . i , 6).
2 D e u s c a r i t a s est. [I Joan. i v , 16). 2
Benedixit nos omni b e n e d i c t i o n e spirituali in coeles-
s In boc a p p a r u i t caritas Dei in n o b i s , quod F i l i u m t i b u s in Cbristo. [Ephes. i , 31.
siium u n i g e n i t u m m i s i t Deus in m u n d u m u t v i v a m u s p e r
e u m . [I Joan, iv, 9).
14*
- 208 - - 209 -
los dones e s p i r i t u a l e s B e n d e c i r de parte de vino \ es decir, me h a puesto á la vista t o -
Dios, es hacer b i e n ; luego dándonos el P a - dos los beneficios de que me ha colmado para
dre eterno á Jesucristo nos ha llenado de to- obligarme á a m a r l e ; ordinavit in me carita-
dos los dones, no terrenos en el cuerpo, sino tem. Dice un autor, q u e Dios á fin de con-
espirituales en el a l m a , in coelestibus, d á n - quistar nuestro amor ha enviado, por decirlo
donos por medio de su Hijo una vida celes- así, contra nosotros un ejército de beneficios,
tial en este mundo y una gloria celestial en hijos de su a m o r 2 . Mas la dádiva especial que
el otro. nos hizo de su Hijo, dice el cardenal Hugo,
Bendecidme, pues, hacedme bien, ó Dios f u e aquella flecha reservada predicha por
de amor, y sea vuestro beneficio el absorber Isaías: Él me ha puesto, dice, como una fle-
todo mi amor en "Vos 2 . Haced que el amor cha escogida, y me ha escondido en su alja-
que me habéis tenido me inflame de amor en ba 3 . Así como u n cazador, continúa el C a r -
vuestra bondad. Vos merecíais ser amado con denal, guarda la mejor flecha para dar el úl-
un amor infinito: mas yo os amo con lodo el timo golpe al venado, del mismo modo Dios
amor de que soy capaz, yo os amo mas que á entre todos sus beneficios retuvo á Jesús en
ninguna otra cosa, yo os amo mas que á mí su seno como en reserva, hasta que llegó la
mismo, yo os hago donacion de toda mi vo- plenitud de la g r a c i a ; entonces lo envió co-
luntad, y ved aquí la gracia que os pido: ha- mo para dar el úl timo golpe, y herir de amor
cedme en adelante vivir y obrar en todo se- los corazones de los hombres 4 . E l apóstol san
gún vuestra divina voluntad, que no quiere 1
I n t r o d u x i t m e R e s in cellam v i n a r i a m , o r d i n a v i t in
sino mi bien y mi eterna salvación. m e c a r i t a t e m . ( C a n t . n , 4).
4. Mi Rey y Señor, decia la Esposa s a - s
I n s t r u x i t contra m e c a r i t a t e m t a n q u a m e x e r c i t u m .
(Gasp. Sánchez).
g r a d a , me ha introducido en la cámara del 3
P o s u i t m e q u a s i sagitlam e l e c l a m , in p h a r e t r a sua
1 abscondit m e . ( I s a i . X L I X , 2 ) .
Benefecit nos omni dono s p i r i t u a l i . 4
Sagitta electa r e s e r v a t u r : ita C h r i s l u s r e s e r v a t u s est
s T r a h e m e vinculis a m o r i s l u í .
in sinu P a t r i s , doñee veniret plenitudo t e m p o r i s ; et tune
- 210 - - 211 -
Pedro se sentía herido de esta flecha, dice to, la gracia de emplear lo que m e restare
san Juan Crisòstomo, cuando decia á su Maes- de vida en vuestra mayor gloria. Basta y a
tro : Señor, Yos sabéis que os amo \ de ofensas: me arrepiento al presente de ellas
¡ A h , Dios mio ! yo me veo cercado por to con todo mi corazon, y quiero amaros con
das partes con ias redes de vuestro amor. Yo todas mis fuerzas. No quiero resistir mas á
también os amo ; y si os amo, también sé que vuestro a m o r , yo m e entrego lodo á Vos.
Yos me amais. Y ¿quién podrá jamás sepa- Dadme vuestra gracia y vuestro amor, y h a -
rarme de vuestro a m o r ? Solo el pecado. Mas ced de mí lo que os agradare. Dios mió, yo
á Vos solo toca librarme por vuestra miseri- os amo, y solo pido amaros siempre. Oídme
cordia de este monstruo infernal. Prefiero por los méritos de Jesucristo. María, madre
toda suerte de males, la-muerte mas cruel, m i a , rogad á Dios por raí. Amen, así sea.
y aun el ser aniquilado, antes que ofenderos
con el pecado mortal. Pero Yos conocéis mis
caidas pasadas, Vos conocéis mi debilidad :
a y u d a d m e , Dios mio, por el amor de Jesu-
cristo. Soy la obra de vuestras manos : Vos
me habéis criado, no me desprecieis 2 . Si por
mis pecados merezco q u e m e abandonéis,
¿no merezco también q u e tengáis piedad de
mí por el amor de Jesucristo, q u e ha sacri-
ficado su vida por salvarme? Os ofrezco sus
merecimientos, q u e son todos mios, y por
ellos os pido y espero de Vos la santa perse-
verancia y una buena muerte ; y entre t a n -
1
D o m i n e , lu seis q u i a a m o te. ( Joan, x x i , 16).
- O p u s m a n u u m l u a r u m n e despicias. ( Ps. CXXXTI , 8).
- 212 - - 213 -
muerte nos ha dado la mayor prueba que po-
C A P Í T U L O XVI. día darnos de su a m o r P o r su muerte, dice
un piadoso autor, Jesús nos ha dado una tan
Del amor que nos ha manifestado el Hijo de gran prueba de su amor, que despues de ella
Dios queriendo morir por nosotros. ya nada mas le restaba que ¿hacer para mos-
1. «Hé aquí tu tiempo, tiempo de aman- trarnos cuánto nos amaba
ee tes... y fuiste muy extremadamente hermo- ¡ Oh mi amado Salvador I Vos os habéis en-
«seada » ¡ Cuánto es lo que debemos al Se- tregado del todo á mí por a m o r , y yo t a m -
ñor, nosotros los cristianos, por habernos he- bién por amor me entrego todo á Vos. Por
cho nacer despues de la venida de Jesucristo! mi salvación habéis sacrificado vuestra vida,
Nuestro tiempo no es ya el tiempo del temor y yo por vuestra gloria quiero morir cuándo
como lo era el de los judíos, sino el tiempo y cómo Vos quisiéreis. Nada mas os resta ya
del amor; puesto que nosotros hemos visto que hacer para ganar todo mi amor; pero yo,
morir u n Dios por nuestra salvación y para ingrato de m í , os he vendido por nada. J e -
ser amado de nosotros. Es una verdad de fe sús mió, yo me arrepiento ya de lodo mi co-
que Jesús nos ha a m a d o , y se ha entregado, razon; á nombre de vuestra pasión perdo-
á la muerte por nuestro amor 2 . ¥ ¿ quién n a d m e , y en señal del perdón, concededme
hubiera podido hacer morir á un Dios todo- la gracia de amaros. Yo siento en m í , por
poderoso, si no hubiese querido él mismo con vuestra gracia, un gran deseo de amaros, y
plena voluntad dar su vida por nosotros 3 ? desde hoy tomo la resolución de ser todo de
También san J u a n observa que Jesús por su Vos: mas conozco mi debilidad, conozco mis
continuas perfidias; solo Vos podéis sostener -
1
E t ecce t e m p u s t u u m , t e m p u s a m a n t i u m . . . et d e c o -
ra facía es v e h e m e n t e r n i m i s . ( E z e c h . x v i , 8 ) .
1
' C h r i s t u s dilexit n o s , e t t r a d i d i t s e m e t i p s u m pro n o - C u m dilexisset s u o s , ¡n finem dilexit eos. [Joan.
bis. ( E p h e s . v, 2 ) . xm, 1).
3 2
Ego pono a n i m a m m e a m . . . Nemo tollit e a m á m e - S u m m u m dilectionis t e s t i m o n i u m circa finem vitae
sed ego pono e a m á m e ipso. ( Joan.*, 17,18). in cruce monstravit. [Content. x, 2,10).
m - - - 215 -
me y hacer que os sea fiel. Ayudadme, ¡ oh alma! y a veis mi deseo: yo hubiera querido
amor mió! haced que os a m e , y nada mas os grabaros en el fondo de mi corazon, mas esto
pido. yo no lo puedo hacer. Yos que todo lo podéis,
2. E l bienaventurado Dionisio C a r t u j a - suplid mi imposibilidad , y en lo mas pro-
no dice, q u e la pasión de Jesucristo fue lla- fundo de mi corazon grabad vuestro nombre
mada un e x c e s o 1 , porque con efecto ella fue adorable, de manera que ni vuestro nombre
un exceso d e misericordia y de amor. ¡ Oh ni vuestro amor puedan borrarse jamás de él.
Dios! ¿ quién de ios fieles podria vivir sin «Mi amado es Cándido y rubicundo, esco -
amar á Jesucristo, si meditara frecuentemen- «gido entre millares 4 . » ¡ O h Jesús mió!
te en su pasión? Todas las llagas de Jesús, vuestra inmaculada inocencia os hace del lo-
dice san Buenaventura, son otras tantas lla- do brillante por la blancura; pero en esa cruz
gas del a m o r ; ellas son como unos dardos que sois del todo rubio á causa de las heridas que
hieren los corazones mas duros; son llamas habéis recibido por mí. Os he escogido por el
que abrasan las almas mas heladas 2 . El bien- único objeto de mi amor. Y ¿ q u é pudiera yo
aventurado Enrique Suzon, para hacerse amar sino á Vos? ¿ Q u é otro objeto pudiera
imprimir mas fuertemente en el corazon el hallar en el universo mas amable q u e Yos,
amor de Jesús paciente, tomó u n d i a u n cu- mi Redentor, mi Dios y mi todo? Yo os amo,
chillo afilado y se grabó en el pecho el n o m - Señor infinitamente amable, yo os amo mas
bre de s u tierno Maestro ; despues, bañado q u e á lodo; haced también que os ame con
todo en sangre, se dirigió á la iglesia, y pos- toda la extensión de mi amor y sin reserva.
trado allí en tierra delante de Jesús crucifi- 3. ¡ Oh! si tú conocieras el misterio de la
cado, le dijo: ¡Oh Señor, único amor de mi cruz 2 ! decía san A n d r é s á un tirano. E s c o -
i E t d i c e b a n t excessum ejus q u e m c o m p l e l u r u s e r a l in mo si le dijera: ¡ Oh tirano! si t ú compren-
J e r u s a l e m . ( L u c . í x , 31). Dicilur passio Chrisli excessus
q u i a in ea ostensus est excessus dilectionis e t pielatis. « Dilectus raeus c a n d i d u s e t r u b i c u n d u s , electus e x
i O v u l n e r a corda saxea v u l n e r a n t i a , e t m e n t e s c o n - m i l l i b u s . [Cant. v , 10).
gelatas i n f l a m m a n t i a ! i O h ! si scires m y s t e r i u m c r u c i s !
- 216 - - 217 -
dieras el amor que Jesucristo te h a tenido ¡ Oh tierno Maestro mió! Vos habéis m u e r -
queriendo morir en una cruz por salvarte, to para conquistar mi alma; pero yo ¿ q u é he
abandonarías todos tus bienes y todas tus es- hecho para conquistaros á Y o s , bien infinito?
peranzas terrenas para no amar sino al S a l - ¡ Ah, Jesús mió, cuántas veces os he perdido
vador. Forzoso nos es también decir lo mis- por n a d a ! Y o , miserable, sabia que perdía
mo á esos fieles que creen, es verdad, en la vuestra gracia por mis pecados; sabia q u e os
pasión de Jesús, pero que no piensan en ella. causaba con ellos un gran desagrado, v con
¡ A h ! si todos los hombres pensaran en el todo los he cometido. Lo que me consuela es
amor que Jesucristo nos ha mostrado murien- habérmelas con una bondad infinita, que ol-
do por nosotros, ¿quién pudiera no amarle? vida los pecados cuando el pecador se a r r e -
El amado Salvador, dice el Apóstol, ha muer- piente de ellos, y le a m a . S í , Dios m i ó , yo
to por nosotros, á fin d e hacerse dueño de me arrepiento y os amo. Perdonadme por p u -
nuestros corazones por el amor que nos h a ra gracia, y reinad en adelante sobre este co-
mostrado en su muerte. P u e s , ora que m u - razon tanto tiempo rebelde; yo os lo confio,
ramos, ora que vivamos, es justo que seamos y me entrego del todo á Yos. Decidme q u é es
totalmente de Jesús, á quien tanto ha costa- í o q u e Vos quereis de m í , porque estoy dis-
do el salvarnos ¡ O h ! quién pudiera decir puesto á hacerlo. S í , S e ñ o r , yo quiero a m a -
como san Ignacio mártir en los transportes de ros , quiero contentaros en todo: dadme fuer-
su amor: Que las llamas, las cruces, las bes- za para ello y espero cumplir mi resolución.
tias feroces y todos los tormentos se reúnan 4. Muriendo Jesús no por eso ha cesado
contra m í , con tal que yo conquiste y goce nunca de amarnos; él nos ama todavía v vuel-
de Jesucristo 2 . ve á buscarnos hoy con el mismo amor q u e le
1
In hoc C h r i s l n s m o r t u u s e s t e t r e s u r r e x i t , u t m o r -
obligó á descender del cielo para buscarnos
t u o r u m et v i v o r u m d o m i n e t u r . Sive e r g o m o r i m u r , sive y morir por nosotros. Sabida es aquella b r i -
v i v i m o s , Dei s u m u s . [Rom. xiv, 8, 9). llante señal de amor que dió el Salvador á san
2 I g n i s , c r u x , b e s t i a e , e t tota t o r m e n t a in m e v e n i a n t :
tantum u t t e , Chrisle, fruar.
Francisco J a v i e r , en uno de sus viajes al
— 219 -
tiempo de una tempestad : una grande ola de l e , siendo no obstante del todo inocente: y
mar arrebató el Crucifijo de la mano del San- nosotros pecadores ¿ q u é es lo que buscamos
to; aportando despues Javier triste y afligido por amor á Jesucristo? Hallándose en la cár-
á la playa, deseaba con ardor recobrar la ima- cel san Pedro mártir en oracion , se lamen-
gen de su amado Maestro; y hé aquí que de taba de una injusticia que se le habia hecho,
repente vió venir hácia él un pez q u e llevaba y decia: Pero, Señor, ¿ q u é he hecho yo para
el Crucifijo levantado entre sus aletas. Acer- sufrir esta persecución ? Jesús crucificado le
cóse el Santo, y con lágrimas de ternura y de respondió: Y yo, Pedro, ¿ q u é m a l hice para
amor recibió la santa imágen, y la estrechó haber sido enclavado en esta c r u z ?
vivamente contra su corazon. ¡ O h , con q u é ¡Oh mi dulce Salvador! ¿ Y o s preguntáis
amor viene Jesús al alma del que le desea! q u é mal habéis hecho? Yos nos habéis a m a -
El Señor es bueno para el alma que le b u s - do demasiado, pues q u e por nuestro amor
ca 1 , pero que le busca con u n verdadero habéis querido sufrir tanto. Y nosotros q u e
amor. Pues bien , ¿pueden creer que tienen por nuestros pecados hemos merecido el i n -
este verdadero a m o r , los que rehusan llevar fierno ¿ rehusarémos aceptar los padecimien-
la cruz que el Señor les envía? tos q u e nos enviáis para nuestro bien? Jesús
Jesucristo no ha buscado ni su voluntad ni m i ó , Vos sois todo amor para quien os bus-
su comodidad , dice Cornelio Alápide ; sino ca. Yo no busco ni vuestras dulzuras ni vues-
que ha sacrificado todas las cosas y hasta s u tras consolaciones, sino solo á Vos y vuestra
misma vida por nuestra salvación 2 . Jesús, voluntad; concededme vuestro a m o r , y tra-
por nuestro a m o r , no ha buscado los place- tadme despues como os a g r a d a r e : yo abrazo
res de la tierra, sino los tormentos y la m u e r - todas las cruces que me enviáreis, pobreza,
» Bonus est D o m i n u s a n i m a e q u a e r e n t i illum. f Thren.
persecuciones, enfermedades, dolores; l i -
ni). bradme únicamente del pecado, y carguen
î C h r i s t u s non sibi p l a ç a i t . ( Rom. x v , 3 ) . Christus s u a e sobre mí lodos los demás males; todo esto se-
v o l u n t a t i e t commodis non s e r v i v i t , sed e a o m n i a , e t v i -
t a m pro naslra s a l u t e exposuit.
- 220 -
- 221 -
rá poco aun en comparación de lo que Vos
habéis sufrido por mi amor. ha llegado á parecer como u n loco d e amor
por nosotros \ ¿ C ó m o , p u e s , sucede que
5. Para redimir al esclavo, ni el Padre
despues de tantos prodigios de a m o r , no ha
ha perdonado al Hijo , ni el Hijo se ha per-
podido a u n conquistar nuestros corazones?
donado á sí mismo Así, para salvar al es-
¿ C ó m o , despues de habernos amado tanto,
clavo, el Padre no libró á s u Hijo, y el Hijo
no ha llegado aun á hacerse amar de nosotros?
no se ha librado á sí mismo. Y despues d e
i Oh , que no todos los hombres os aman,
tanto amor á los hombres, ¿ p o d r á haber al-
Jesús mió amabilísimo! Vos sois un Dios d i g -
guno que no ame á un Dios tan a m a n t e ? E l
no de amor infinito; mas ¡ o h p o b r e Maestro
Apóstol asegura que Jesús ha muerto por to-
mió! permitidme llamaros así, ¡Vos sois tan
dos nosotros, á fin de que nosotros no viva-
amable, Vos habéis hecho y sufrido tanto p a -
mos ya sino para Dios y para solo su a m o r 2 .
ra ser amado de los hombres! Y ¿dónde es-
Mas ¡ay de m í ! que la mayor parte d e los
tán los que os aman ? Yo veo cási todos los
hombres, despues de haber muerto un Dios
hombres dedicados á amar unos á sus parien-
por ellos, viven para el pecado, viven para
tes , otros á sus amigos, estos á las mas i n -
el demonio, y no para Jesucristo. Platón de-
dignas criaturas, aquellos las riquezas, los
cía que el amor es el imán del a m o r 3 , y S é -
honores, los placeres y hasta los animales,
neca replicaba: si quieres ser amado, a m a 4 .
mas ¿cuántos de ellos hay que os a m e n , ó
Pues b i e n , muriendo Jesús por los hombres
infinitamente amable ? ¡ Oh Dios, cuán pocos
son! pero yo quiero ser uno de estos pocos,
' Ut s e r v u m r e d i m e r e t , nec P a t e r F i l i o , nec F i l i a s
sibi ipsi p e p e r c i t . ( S . Bern. serm. in fer. iv hebdom.). aunque pecador y miserable. S í , hubo u n
2 Pro ó m n i b u s m o r t u u s est C h r i s t u s , u t et q u i v i v u n t tiempo en que yo os ofendía, amando indig-
j a m non sibi v i v a n t , sed ei q u i p r o ipsis m o r t u u s est-
(11 Cor. y, 15).
nos objetos en perjuicio de vuestro a m o r ; mas
3 Magnes a m o r i s a m o r . al presente yo os amo y os aprecio mas que
'*
1
Stultum visum est, u t p r o ó m n i b u s auctor vitae mo-
r e r e t u r . ( S . Greg. Uom. 6 ) .
m - - - 223 —
á ningún otro b i e n , y no quiero ya amar sino despues que me habéis hecho conocer el amor
á Yos. Perdonadme, Jesús m i ó , y venid e n que me habéis tenido, yo no puedo vivir sin
mi socorro. amaros. Yo os amo ¡ oh amor mió crucifica-
6. ¡Pues q u é ! ó cristiano , dice san Ci- do ! yo os amo con todo mi corazon, y os e n -
priano , Dios se contenta de t í , ¿ y tú no te trego esta alma tan solicitada y tan amada de
contentarás de t u D i o s 1 ? ¡ A h , mi a m a n t í - Vos. ¡ A h ! por los méritos de esa muerte que
simo Jesús! yo no quiero en m í otro amor separó con tanto dolor vuestra santa alma de
que el vuestro-, yo estoy contento con posee- vuestro cuerpo, desatadme de todo otro amor
ros , yo renuncio á todos los demás afectos, que pudiera impedirme ser todo de Vos, y
bástame vuestro amor. T a oigo q u e me d e - de amaros con todo mi corazon. ¡ Oh María,
cís : Ponme como un sello sobre tu corazon 2 . esperanza m í a ! ayudadme á no amar sino á
S í , Jesús mió crucificado por mí, yo os pon- vuestro divino Hijo, de suerte que pueda yo
go y os pido que os pongáis Vos mismo co- repetir siempre con verdad el resto de mi vi-
mo un sello sobre mi corazon. áfinde que se da : Mi amor ha sido crucificado, mi amor ha
conserve cerrado á todo otro afecto q u e no sea sido crucificado Amen.
el vuestro. Hasta ahora os he desagradado
entregando mi corazon á un amor extraño; ORACION D E SAN B U E N A V E N T U R A .
ESTACIONES
OREMOS.
EN FORMA DE DIÁLOGO
SOBRE EL CALVARIO Y D O R A N T E L A MISA.
¡Oh Dios! que por la redención del m u n -
do quisiste n a c e r , ser circuncidado, r e p r o -
bado de los judíos y entregado con u n beso
del traidor J u d a s , atado con cordeles, y co- «No hay u n ejercicio mas capaz d e con-
mo un inocente cordero llevado al degollade- «vertir las almas á Dios, de inspirarles mas
ro, presentado indignamen le delante de Anás, «horror al pecado, de borrar los pecados ya
Caifás, Pilatoy Herodes, acusado por testi- «cometidos, de preservarse de los que se vean
gos falsos, azotado y abofeteado, vejado con «tentadas á cometer, de entablar una vida
oprobios, escupido, coronado con espinas, «verdaderamente cristiana, de enriquecer las
herido con una c a ñ a , cubierto el rostro con «almas con gracias y merecimientos, d e o b -
un velo, clavado y elevado en la cruz, con- «tener toda suerte de bendiciones del cielo,
tado entre los ladrones, abrevado con hiél y «y de santificar y salvará los hombres, q u e el
vinagre y atravesado con una lanza! T ú , Se- «santísimo ejercicio del Via Crucis (ó sean
ñor, por estas santísimas penas q u e yo, aun- «las estaciones del C a l v a r i o ) , cuando está
q u e indigno, repaso y medito, y por tu s a n - «acompañado de la meditación sobre la p a -
tísima cruz y muerte Líbrame de las penas del «sion de Jesucristo,» dice el venerable T o -
infierno, y dígnate llevarme á donde llevaste más de Kempis. «El enemigo de la salvación
al buen Ladrón crucificado contigo: Que con « n o puede dañar de ningún modo á los que
el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas «con una confianza filial en Jesucristo su Sal-
por los siglos de los siglos. Amen. ee vador se acogen á la protección de la cruz,
«que él escogió para ser el instrumento de su
«redención,» decia san Aguslin. Ellos expe-
rimentan todavía que «de las llagas del Sal-
- m -
- 229 -
«vador salen unas flechas encendidas que hie-
«ren los corazones mas d u r o s , que abrasan PRIMERA E S T A C I O N .
alas almas mas heladas.» ( S a n Buenaven-
tura). JESÚS E N E L HÜERTO DE LAS O L I V A S .
¡ Ah! ¡ qué crimen, pues, han cometido, y
cuánto mal han hecho á la piedad de los fie- Cuando el sacerdote estando ya en el altar se
les, ó Salvador mío, aquellos enemigos de prepara á comenzar la Misa.
vuestra cruz, que en su frenesí infernal des-
truyeron sobre el monte célebre, próximo á JESUCRISTO.
la capital, esos lugares venerables que recor- Mi alma está triste hasta la muerte, mi
daban tan sensiblemente á nuestra memoria sangre fluye de todo mi cuerpo con tanta
el verdadero Calvario! ¡ Oh J e s ú s ! que habéis abundancia que la tierra queda regada de
rogado por vuestros verdugos, tened también ella. Yo me veo reducido á la agonía.
piedad de aquellos; convertidlos: también Oid cuáles son las causas del lastimoso es-
por ellos habéis derramado vuestra sangre. tado en que me veis. Es la vista de los hor-
Rogamos, pues, á los cristianos por el de- ribles tormentos que voy á padecer; lo son
seo que deben tener de su propia santifica- vuestros pecados: lo son el amor que os ten-
ción, q u e no olviden la pasión d e Jesucristo go y vuestra insensibilidad á mi amor.
y mediten frecuentemente s u s penas. Para
facilitarles esta meditación saludable pone- EL ALMA FIEL.
mos á continuación las siguientes estaciones Yo que soy el culpable, yo soy quien de-
en forma de diálogo entre Jesucristo y el al- be padecer; no Vos, ó Jesús mió, que sois
ma fiel, invitándoles á que las hagan todos el inocente, el justo por excelencia. Yo m e
los viernes en una iglesia ó en su oratorio, arrepiento amargamente de todos mis peca-
si no lo hacen durante el augusto sacrificio de dos. ¡ O h , cuán grande es el amor que m e
la misa. teneis! No quiero ser ya mas insensible á él.
— 230 - - 231 —
Por vuestra sagrada pasión, tened miseri- cion. ¡Soy tan débil, tan lleno de malicia!
cordia de mí ahora y por toda la eternidad. Sostenedme pues, porque si no lo hacéis
Tened misericordia de todos los pecadores. yo os abandonaré, yo renegaré de Vos, yo
os haré traición. Por vuestra sagrada p a -
SEGUNDA E S T A C I O N . sión, etc., pág. 230.
i
JESÜSPOSTRADO EN TIERRA.
TERCERA ESTACION.
Al Confíteor Deo.
JESÚS VENDIDO POR JÜDAS.
JESUCRISTO.
Cuando el sacerdote sube al altar.
Yo me cargo con vuestras iniquidades, y
quiero pagar su p e n a : yo derramaré toda mi JESUCRISTO.
sangre para expiarlas, y me sacrificaré por Judas es uno de mis doce discípulos á quien
vosotros: ¿no os reconoceréis culpables? ¿No he instruido por tanto tiempo, y á quien tan
detestaréis los pecados que van á descargar especialmente he favorecido. É l ha dado en-
sobre mí todos los males? ¿Todavía los co- trada á la avaricia en su corazon, y esta pa-
meteréis? sión le ha arrastrado hasta venderme á los j u -
EL ALMA FIEL.
díospor algunas monedas de plata. ¿Con qué
designio viene aquí? E s para entregarme
S í , mi Dios, yo soy culpable, m u y cul- alevosamente; él me vende con un beso pér-
pable, lo confieso. Por mi culpa, únicamen- fido. E n vano le saludo con el dulce nombre
te por mi culpa, he pecado. Yo quisiera po- de amigo, á fin de que reconozca su pecado,
der morir de dolor de haber ofendido á u n V pueda yo perdonarle. Atormentado por los
Dios infinitamente digno de ser infinitamen- remordimientos; confiesa q u e ha pecado, pe-
te amado. ¡Perdón, misericordia! Yo velaré ro desesperado se a h o r c a : ¡qué profunda lla-
y oraré sin cesar para no caer en la tenta- g a no abre en mi corazon!
— m - - 233 —
trarlos en tierra para manifestarles cuánto es
EL ALMA FIEL. mi poder.
Quiero libraros de la esclavitad del peca-
¡Oh mi Dios! ¡Á dónde no conduce una do , y romper las cadenas de vuestras pasio-
pasión de la q u e llega alguno á hacerse es- nes. Yo quiero atraeros á mí con los víncu-
clavo! ¡ A y ! Y ¿no he imitado yo á vuestro los de mi caridad.
pérfido Apóstol, acercándome á la mesa san-
•EL A L M A FIEL.
ta del altar siendo vuestro enemigo? Divino
Maestro mió, yo he pecado; mas por grande ¡ Oh Salvador mió! encarecidamente os pi-
q u e sea m i iniquidad, espero e n Yos, pues do que rompáis mis lazos; desatad las liga-
q u e ya me arrepiento de mis pecados, tanto duras con q u e me hallo atado á las vanida-
por el ultraje que os he hecho, como porque des de este mundo, y á mí mismo. Llevad-
Yos sois el Padre d e las misericordias. P o r me tras d e Vos. Haced q u e esté siempre
vuestra sagrada pasión, etc. pág. 230. íntimamente unido á Vos con las dulces ca-
denas de u n amor puro y sin límites. Por
CUARTA ESTACION. vuestra sagrada pasión, etc., pág. 230.
JESUCRISTO.
Atanme con cordeles mis enemigos como
si fuera un m a l v a d o ; ¿ q u é mal he hecho yo? Véndanseme los ojos, como si con esto se
¿ T e n d r í a n ellos este poder, si yo no se lo me pudiera impedir el v e r : se me hiere di-
diera? Con dos solas palabras acabo de pos- ciendo: « A d i v i n a q u i é n t e d i ó . » Yo recibo
- 234 - - 235 -
muchas bofetadas, mi rostro está cubierto de habia protestado públicamente q u e , aunque
inmundas salivas; yo soy verdaderamente el todos los demás se escandalizaran por m i cau-
oprobio de los hombres y la basura del p u e - sa , él no me abandonaría nunca, y preferiría
blo. Viendo al Rey de la gloria harto de opro- la muerte : Pedro reniega de m í ; á una sim-
bios por vosotros, ¿seréis siempre tan sensi- ple pregunta que le hace una c r i a d a , jura
bles en puntos de honor? ¿Exigiréis todavía, q u e no es mi discípulo, que no me conoce :
satisfacciones? ¿Ambicionaréis siempre los lo asegura por tres veces; mas al fin él no
primeros empleos? persevera como Judas en su pecado: u n a sola
mirada mia hace que reconozca su falta y la
EL A L M A FIEL.
llore amargamente.
¡Oh mi dulce Salvador! Yo quiero daros Desconfiad de vosotros mismos. No ceseis
una pública satisfacción por los muchos u l - nunca de orar. Si llegáreis á pecar, volved
trajes que recibís. E n adelante miraré como prontamente á m í , y servidme despues con
una verdadera dicha el ser olvidado, h u m i - mayor fervor.
llado, ultrajado y menospreciado. Mi mayor
gloria será imitaros y seguiros á fin de agra- EL ALMA FIEL.
daros. Por vuestra sagrada pasión, e t c . ,
pág. 230. ¡Oh mi divino Salvador! Yo no me atrevo
á deciros q u e jamás os a b a n d o n a r é : mi d e -
SEXTA ESTACION.
bilidad es extrema; mas conozco que os amo,
JESÚS NEGADO POR SAN PEDRO. y no quiero dejar de amaros jamás. No per-
Al Kyrie eleison y las Oraciones. mitáis que yo me separe nunca de vuestro
amor : haced que os diga sin cesar: Señor,
JESUCRISTO. Vos sabéis que os amo. Por vuestra sagrada
Pedro, el primero de mis Apóstoles, el que Pasión, etc., pág. 230.
vo habia escogido para su cabeza; el que me
- 237 -
en vuestra misericordia. Por vuestra sagra-
SÉPTIMA ESTACION. da pasión, etc., pág. 230.
J E S Ú S D E L A N T E DE LOS T R I B U N A L E S .
OCTAVA ESTACION.
A la Colecta,
JESÚS EN CASA DE PILATO.
JESUCRISTO.
A la Epístola.
Siendo yo soberano Juez del universo, se
me conduce delante de unos jueces que tienen JESUCRISTO.
resuella mi muerte. Para engañar al pueblo, i i r ( í .9íi9J¡inJ r o í f j t l s n g s i
me preguntan acerca de mi doctrina y discí- Yo soy presentado delante de Pilato. L o s
pulos : dan oidos á testigos falsos, y senten- judíos le dicen á este, que si yo no fuera u n
cian q u e yo he blasfemado y que soy digno de criminal, ellos no me hubieran entregado en
muerte, porque preguntado si soy el Hijo de sus manos: me acusan de q u e yo perturbo la
Dios, he respondido que lo era. nación, de que impido pagar el tributo al
¿Cuántas veces habéis vosotros dado oidos César, y de que me llamo rey.
á la voz de vuestras pasiones? Acordaos siem- ¡ A h ! ¿Yo tratado como malhechor? ¿yo
pre q u e un dia apareceréis delante de mi tri- que hacia todo bien, y que no he hecho sino
bunal, y que yo os juzgaré según vuestras el bien? La celestial doctrina que yo he pre-
obras. dicado, se reduce al amor de Dios y del p r ó -
jimo. Yo he dicho expresamente: Dad al Cé-
EL ALMA FIEL.
sar lo que pertenece al C é s a r ; y muchas ve-
¡Oh mi Salvador! no serán ya mis pasio- ces he huido para que no m% proclamaran
nes las que yo consultaré, á Yos solo escu- rey. Pilato supo de mi boca que yo era rey,
charé ; á Vos solo obedeceré. Haced que yo pero que mi reino no era de este mundo. É l
viva santamente para q u e podáis juzgarme me p r e g u n t a : ¿ q u é es la verdad ? mas al mis-
16 XLV.
mo tiempo huye sin querer q u e yo le haga
EL ALMA FIEL.
conocer la verdad.
¡ O h Salvador m i ó ! ¡Vos sois l a sabiduría
EL- A L M A FIEL.'
increada, Vos teneis palabras d e vida eterna,
¡Oh Salvador m i ó ! Yos sois la misma bon- y se os trata como insensato! L a sabiduría del
d a d , y h a b é i s sido infinitamente bueno p a r a m u n d o sí q u e es u n a verdadera l o c u r a ; yo
conmigo. E n s e ñ a d m e á a m a r áDios, v á a m a r renuncio á e l l a : dadme la verdadera sabidu-
á mi p r ó j i m o p o r Dios. Reinad e n mí. Yo ría ; yo la deseo para conducirme de modo q u e
quiero dar lo q u e es debido al q u e es mi Dios. sea agradable á vuestros ojos. Por vuestra sa-
Por v u e s t r a sagrada pasión, e t c . , p á g . 230. grada pasión, e t c . , p á g . 230.
Al Evangelio. Al Credo.
JESUCRISTO. JESUCRISTO.
.4 la Elevación.
¡ Oh mi Jesús! Yo quisiera derramar lágri-
JESUCRISTO. mas de sangre por los muchos pecados que
Apenas se ha pronunciado la sentencia, han penetrado de u n dolor tan vivo vuestro
cuando ya se apresuran á ponerme otra vez adorable corazon. Yo os prometo no mas pe-
mis vestidos, para que por ellos pueda ser car ; mas ¡ a y ! ¿ n o quebrantaré m u v luego
reconocido. Preséntaseme luego una c r u z ; mis santas promesas? Asistidme continua-
¡ah! ¡y con qué amor la abrazo yo! Mas, des- mente con vuestro socorro: fortificadme, ayu-
fallecido por la mucha sangre que he derra- dadme sin cesar, para q u e no vuelva á ofen-
mado , caigo rendido bajo la pesada carga de deros mortal ni a u n venialmente con refle-
mi cruz, q u e vuestros pecados la hacen a u n xión , y para que todas mis cruces sirvan á
mas pesada. Los verdugos me golpean mal- mi salvación por el buen uso que haga de
diciéndome para reanimar mis fuerzas; m e ellas. Por vuestra sagrada pasión, etc., p á -
levanto, y luego vuelvo á caer. Obligan á gina 230.
un hombre extraño que se hallaba presente
á ayudarme á llevar mi cruz, á fin de que
»
— 249 —
siempre á él, que es la única causa de nues-
DÉCÍMAQUINTA ESTACION. tras penas.
— 250 - - 251 —
corazon, por vuestro a m o r , el sacrificio de
DÉCIMASEXTA ESTACION. todo cuanto en mí pueda desagradaros. Os
suplico me desnudeis de todo deseo de a g r a -
JESÚS A N T E S DE SER CLAVADO SOBRE LA CRDZ. dar al m u n d o ; de ver y ser visto; de amar
Al Pater noster. las criaturas y ser amado d e ellas. Despegad
! ;J i . ' ' OÍ 9 & Í J O S B I O O ' i m -| mi corazon de toda afición á la vanidad ; h a -
íiobenibai ísjoá / t f ^ f i M S b s i j p o a o u p t o s ced que no quede en mí una sola inclinación
Ya estoy por fin sobre el monte deseado, á las cosas de la tierra. Haced q u e desnudo
en el que debo consumar mi sacrificio por de todos los vicios, y a u n de mí mismo, n o
vosotros. ¡Cuánta fue mi confusion cuando me complazca sino en las amarguras de vues-
se me despojó otra vez d e mis vestiduras! tra santísima pasión. Por vuestra sagrada pa-
¡ Q u é no sufrí yo cuando se rae arrancó con sión, etc., p á g . 230.
ellas la piel que las estaba pegada, y cuando
quitándoseme con ellas de sobre la cabeza la DÉCIMASÉPTIMA ESTACION.
corona d e espinas, volvieron á clavármela
JESÚS ENCLAVADO SOBRE LA CRDZ.
por la tercera vez! T u v e necesidad de ser
fortificado para sufrir un tratamiento tan bár- A la Comunion.
baro ; mas esto se hizo abrevándome con hiél.
JESUCRISTO.
Al ver al Cordero de Dios tan horriblemente *
desollado por vuestro amor, ¿ n o derramarán Yo sufro u n dolor excesivo, de q u e no pue-
vuestros ojos algunas lágrimas por la mucha de formarse una justa idea, mientras se me
sangre q u e vertieron mis heridas, y no os traspasan los piés y las manos con gruesos
desnudaréis al fin de vuestros vicios? clavos, y cuando para remacharlos m e r e -
vuelven los verdugos contra la tierra; enton-
EL ALMA FIEL. ces me veo como aplastado por el enorme pe-
¡ Misericordiosísimo Jesús! yo hago de todo so de la cruz q u e no puedo sostener.
- 282 -
Que lo q u e yo padezco por vosotros con
tanto a m o r , traspase vuestra alma y la pene-
tre de compasion y arrepentimiento. Desead DECIMOCTAVA E S T A C I O N .
vivir y morir crucificados conmigo, para cor- JESÚS MURIENDO SOBRE L A CRDZ.
responder al amor que m e ha llevado hasta
ser crucificado por vosotros. A la Postcomunion.
JESUCRISTO.
EL ALMA FIEL.
Al levantarse en alto la cruz, mis nuevas
heridas se dilatan, y mis padecimientos lle-
¡ Oh Salvador m i ó , á quien el amor ha cla-
gan á su colmo; mas ¡ cómo no podéis leer
vado en una cruz! Puesto que Vos sois mi
los sentimientos de mi corazon, viéndome cru-
cabeza y yo uno de vuestros miembros, yo
cificado entre dos ladrones delante de un pue-
debo ser clavado también e n ella con Vos. Yo
blo, á quien oigo vomitar tantas blasfemias
lo deseo; concededme la gracia de hacer mo-
contra m í !
rir mis pasiones desarregladas en esa misma
cruz en que os disponéis á morir para mi re- Si y a no corren arroyos d e lágrimas de
dención. Yo quiero vivir y morir crucificado vuestros ojos , levantadlos, consideradme
con Vos en la tierra, á fin de poder reinar atentamente ; escuchadme, y decid si hubo
con Vos coronado de gloria en el cielo. Por jamás un amor semejante á mi amor. Yo pido
vuestra sagrada pasión, etc., pág. 230. por mis enemigos: yo prometo el paraíso á
quien me lo suplica: yo hago donacion de mi
Madre al discípulo amado, á fin de que sea
la madre de los hombres: yo testifico á los
hombres que tengo una sed ardiente de su
salvación : yo encomiendo mi alma á mi Pa-
dre ; y estando todo consumado, voy á e s p i -
rar por vuestro amor.
piento por amor vuestro, me sea aquel favo-
EL ALMA FIEL. rable. Por vuestra sagrada pasión, etc., p á -
gina 230.
¿ E n dónde e s l o y y o ? ¡Jesús h a muerto!
¡ Mi Jesús ha muerto! ¡ Jesús, el Hijo de Dios,
el Autor de la vida ha muerto en u n a cruz, DÉCIMANONA E S T A C I O N .
y ha muerto en ella por mí! Mi Jesús ha muer- JESÚS AMORTAJADO Y SEPULTADO.
to, y su muerte es obra de mis manos: mis
pecados son los que le han quitado la vida, Al fin de la Misa.
los que le han causado semejante muerte. Las MARÍA.
ESTACIONES
Antes de la Bendición.
DE LA PASION DE JESUCRISTO.
Santísima y adorable T r i n i d a d , sin princi-
pio y sin fin, por Yos hemos comenzado este
sacrificio, y por Vos también lo concluimos:
dignaos hacer que os sea agradable, y como Jesucristo ha muerto, y por nosotros h a
Vos sois en vuestro Ser un abismo de majes- m u e r t o , y para obrar nuestra salvación ha
tad, sed también para nosotros un abismo de muerto. E s , p u e s , muy justo, muy conve-
misericordia, y no nos despidáis sin haber- niente el recordar frecuentemente la memo-
nos dado antes vuestra santa bendición. ria de su m u e r t e , el meditar lo que ha p a -
decido en el curso de su pasión: esto se hará
Al último Evangelio. con fruto poniendo delante de nuestros ojos
las diferentes estaciones de la pasión, que son
Verbo eterno, por quien han sido hechas en número de siete: y para facilitar su ejer-
todas las cosas, y q u e , habiendo encarnado cicio se han dispuesto estas estaciones de m o -
por nosotros en la plenitud de los tiempos, do que puedan leerse todos los viernes de!
instituísteis este augusto sacrificio; humilde- a ñ o , y particularmente las dos últimas sema-
mente os agradecemos el q u e nos hayais con- nas de Cuaresma: ejercicio siempre útilísi-
cedido asistir á él en este día para recibir sus mo, porque la devocion á l&pasion de Jesu-
saludables efectos. ¡ Q u e todos los Ángeles y cristo se ha mirado en lodos tiempos como la
Santos os alaben en el cielo, y que comence- devocion de los predestinados.
mos nosotros á bendeciros en la tierra c o n -
duciéndonos de un modo digno de Vos en to-
do el curso de nuestra vida i
- 270 -
¡ Oh Jesús, Salvador mió! que habéis suda- ¡Divino Jesús! q u e conducido primera-
do sangre y agua en el huerto de Getsemaní mente á la casa de A n á s , y preguntado por
con solo la vista de vuestros tormentos y de él acerca de vuestra doctrina, recibisteis con
mis pecados; y que os desnudásteis de vues- una dulzura admirable de un vil criado una
tra fortaleza para revestiros de mis flaquezas, bofetada tan ignominiosa como c r u e l ; que
hasta el punto de q u e os fuera enviado un llevado despues á casa de Caifás fuisteis h a r -
Ángel del cielo para fortificaros: yo os adoro to de oprobios en presencia de este orgulloso
bañado todo en s a n g r e : yo os tributo humil- pontífice, por los escribas y ancianos del pue-
des gracias por haber querido sufrir tanto por blo, á causa de haber declarado vuestra fi-
mí. l o detesto todos los pecados que os han liación divina y el poder que un dia ejerce-
causado una tan triste agonía, y estoy resuel- réis, como Hijo del Hombre, para juzgar á
to á morir antes que volver jamás á renovar los vivos v á los muertos: yo me compadezco
vuestra pasión interior. Concededme la gra- de las injurias que entonces se os hicieron, y
cia de que conciba de mis iniquidades un tan deploro la ceguedad de Caifás, que o c u p a n -
grande y tan vivo dolor, q u e resista en ade- do un destino por el que debia examinar la
lante , hasta derramar s a n g r e , á las tentacio- falsedad de las acusaciones hechas contra Vos,
nes del demonio, del mundo y de la carne, y en lugar de hacerse él mismo vuestro defen-
que me conforme en todas las cosas con vues- sor, dijo q u e merecíais la muerte. Yo me a r -
tra divina voluntad, así como Vos lo hicis- rojo á vuestros piés ¡ oh mi Juez y mi R e y !
teis entonces con la de vuestro Padre celes- para pediros perdón de haberos tantas veces
tial. Amen. abofeteado y ultrajado, no solo en vuestra
18*
- 272 -
persona por mis enormes pecados, sino t a m -
bién en la de mi prójimo, puesto que reco- to. Concededme, pues, la gracia de que re-
nocéis por hecho á Vos mismo todo el mal q u e frene mi lengua y de que no me altere por
se hace á aquel. Yo hago una firme resolu- ningunas maldiciones ni afrentas. Súfralas yo
ción de sufrir en adelante por Vos todas las sin q u e j a r m e , como Vos habéis sufrido el ser
injurias que se me hicieren, y de no ofende- menospreciado por Herodes y toda su corte,
ros jamas en la persona de mis hermanos, ni y comparado con un ladrón sedicioso y h o m i -
en acciones, ni en palabras, ni por cólera, ni cida por Pilato. Dadme también fuerzas para
por venganza. Amen. no irritarme por las persecuciones de mis ene-
migos, á fin de que siguiendo vuestros pre-
TERCERA ESTACION. ceptos posea yo mi alma con la paciencia;
>
que por ella d e s a r m e á l o s que me injurian;
Jesús en casa de Piloto y de Herodes. y en fin, que recibiéndolo lodo con acción
Yo os doy gracias, dulce Jesús mió, por- de gracias, lo refiera únicamente á la mayor
que presentado ante los tribunales de Pilato gloria de vuestro santo nombre. Amen.
y de Herodes, y preguntado por estos j ueces,
guardasteis el mayor silencio en todas las CUARTA ESTACION.
acusaciones y calumnias q u e contra Vos se
Jesús azotado en el pretorio.
vomitaron, como un inocente cordero q u e
enmudece y no resiste al que le trasquila. ¡Oh Jesús! víctima inocente, nutrido y co-
Vos pudisteis descubrir delante del primero mo engrosado de paciencia: yo os adoro a t a -
los misterios de vuestro reino, y hacerle co- do á la columna para ser azotado, y ofrecien-
nocer la fuerza de la v e r d a d ; y delante del do á vuestro Padre celestial la sangre que
segundo hubiérais podido hacer milagros q u e vais á derramar en este suplicio. Mi corazon
le impidieran trataros como un loco, y ves- esta tanto mas afligido del lastimoso estado á
tiros con una túnica blanca como un insensa- que os habéis reducido, cuanto q u e yo soy
quien os ha azotado por las manos de los des-
- 274 —
apiadados verdugos que han rasgado y como
surcado vuestra carne. Yo oigo en el fondo QUINTA ESTACION.
de mi corazon vuestra divina voz que me di-
ce: Hijo mió, alma pecadora, yo he sufrido Jesús subiendo al monte Calvario.
esta horrorosa lluvia de azotes, esta cruel fla-
gelación , por tus impurezas y libertades cri- ¡Oh Jesús mió, el mayor de todos los r e -
minales , para expiar el amor desordenado yes! que despues de haber sido coronado de
que tienes de tu c a r n e , tu sensualidad, tus espinas, y no estando aun harto de oprobios
inmodestias, tu molicie; por tí he sufrido unas y tormentoSj aunque agotado de fuerzas, qui-
llagas tan profundas. ¡ A h ! Señor, ya reco- sisteis todavía llevar hasta el monte Calvario
nozco mis culpas, y os suplico encarecida- la cruz que debia ser el instrumento de vues-
mente , por vuestros dolores, que santifiquéis tro suplicio; yo os adoro en esta estación de
mi cuerpo y mi alma, que lavéis el uno y la vuestra pasión. Yo beso con el espíritu las
otra en esta preciosa sangre, y no permitáis huellas de vuestros piés, y me asombro al re-
quesean jamás ensuciados aquellos con nin- flexionar las incomodidades insoportables de
gún pecado. Sanad mis llagas con las vues- este nuevo camino, de este extraño viaje que
tras , y así como consentisteis en ser despoja- emprendeis por m í , de todos los pasos que
do de'vuestras vestiduras, y atado desnudo disteis en é l , y del exlremado cansancio de
á la columna, me desnudeis á mí del hombre vuestro cuerpo, ya extenuado con tantos otros
viejo y de sus obras criminales para revestir- padecimientos. Concededme la gracia de que
me del n u e v o , que ha sido criado á vues- yo abrace animosamente todas las cruces que
tra semejanza en la santidad y en la justicia. agradare á vuestra Providencia enviarme; y
Amen. pues me convidáis á caminar tras de Yos, á
renunciarme á mí mismo y llevar mi cruz,
dadme fuerza para cumplir lo que me m a n -
dais, v í a gracia necesaria para aprovechar-
- 276 - - 277 -
me del consejo que disteis á las santas m u j e - pre, ¡oh mi divino Redentor! y os suplico
res que seguían vuestros pasos, de llorar so- cumpláis en mí vuestra palabra atrayéndome
bre sí mismas y sobre sus hijos mas bien que á Vos de tal suerte, que desnudándome de to-
sobre Vos. ¡ Oh! haced que yo llore con ellas; da afición á las cosas de acá abajo, no piense
pero sea por la dureza de mi corazon y por ya sino en sufrir por Vos y en morir con Vos
el exceso de mis pecados, que son la verda- en la cruz. ¡Oh Jesús , v i d a m i a , que habéis
dera causa de vuestras penas. Amen. muerto por mí! ¡oh dulcísimo Cordero in-
molado por mi salvación! víctima de amor y
SEXTA ESTACION. de paciencia, q u e pudiérais descender de la
c r u z a pesar de vuestros verdugos, fijadme
Jesús clavado en la cruz. también á mí en el bien ; q u e pierda yo la
vida antes q u e haceros morir en mi corazon.
Esta es, ¡oh mi Redentor y mi Dios! la Yo entrego mi espíritu en vuestras manos, y
mas dolorosa de las estaciones que habéis pues que muriendo me habéis abierto el ca-
andado en todo el curso de vuestra pasión, mino del paraíso, fijadme en aquella dichosa
ella es también la mas ignominiosa ; esta es mansion de vuestros escogidos, y desde e n -
la estación de la muerte. Las otras han sido tonces ya no temeré n u D c a dejaros ni perde-
pasajeras y solo por algún tiempo ; mas esta ros. Amen.
es permanente : Vos os quedáis en ella, es-
piráis en ella, y en ella consumáis el sacrifi- SÉPTIMA ESTACION.
cio : esta es la obra del inconcebible amor que
Jesús en el sepulcro.
habéis tenido á los hombres; no tanto son
los clavos los que os han pegado y fijado á Despues de tantos tormentos, ¡ oh Salva-
este madero infame, cuanto la caridad q u e dor mió! era ya tiempo de dar principio al
habéis tenido con vuestros enemigos. Yo os reposo. La inocencia de vuestra vida, y mas
adoro, os amo, y me ligo á Vos para siem- aun la divinidad de vuestra persona, exigían
- 278 —
u n a honrosa sepultura, un sepulcro glorioso, »IgUUIUljJli ... :j.j¡se. X. i. '
una morada tranquila y pacífica. E s t a , S e - RELOJ DE I A PASION.
ñ o r , os fue concedida al fin despues de h a - -i.ü Jl. áUuíjtsü ii'1 i i. Sil. j'jLj . . -:(• "íi
ber sido embalsamado vuestro cuerpo, y de- HORA 1. Despídese Jesús de su Madre antés
positado en u n sepulcro nuevo ; manos vir- de la cena.
ginales desempeñaron este buen oficio : los 2. Lava los piés á los Apóstoles, é instituye
Ángeles de paz permanecen constantes cerca el santísimo Sacramento.
de Vos, y vuestros fieles amigos, que se ha- 3. Sermón de la cena, y va al huerto.
llaban presentes en el espíritu á vuestro en- 4. Hace oracion en el huerto.
tierro, no tardaron e n daros personalmente 5. Pénese en la agonía.
señales de su tiernacompasion. Sepultad, si 6. Suda sangre en ella.
os place, con Vos, todos mis deseos y todos 7. E s entregado por J u d a s , y alado.
mis sentidos : amortajadme como en un s u - 8. Es conducido á casa de Anás.
dario con todos los méritos preciosos que os 9. E s llevado á la de Caifás, y abofeteado.
ha costado el rescatarme : embalsamadme 10. E s vendado, maltratado y escarnecido.
con los exquisitos perfumes de vuestra santa 11. Es conducido al concilio, y juzgado reo
muerte y de vuestras v i r t u d e s : depositadme de muerte.
en la profunda llaga q u e hizo la lanza en 12. Es llevado á Pílalo, y acusado.
vuestro corazon, á fin de que ella me sirva 13. E s escarnecido por Herodes.
de sepulcro mas precioso que el de todos los 14. Es vuelto á Pilato, y pospuesto á Bar-
mármoles. Aquí es , donde invisible á todos rabás.
los bienes de este m u n d o , viviré yo como ex- l o . E s azotado en la columna.
tranjero sobre la t i e r r a , hasta q u e llegue á 16. Es coronado de espinas, y presentado al
gozar de Vos en la patria celestial. Amen. pueblo.
17. E s condenado á muerte, y camina al
Calvario.
- 280 —
18. E s desnudado y crucificado.
19. Ruega por los que le crucifican.
20. Encomienda al Padre su espíritu.
21. Muere Jesús.
22. E s atravesado con la lanza.
23. Es bajado de la cruz, y entregado á su
Madre. EL LIBRO DE LA VIDA,
24. E s sepultado, y dejado en el sepulcro.
JESUCRISTO.
OPÚSCULO
DE SANTA Á N G E L A DE FOLIÑO.
TRADUCIDO AL ESPAÑOL
por
FIN.
fí. A. Cr.
- 280 —
18. E s desnudado y crucificado.
19. Ruega por los que le crucifican.
20. Encomienda al Padre su espíritu.
21. Muere Jesús.
22. E s atravesado con la lanza.
23. Es bajado de la cruz, y entregado á su
Madre. EL LIBRO DE LA VIDA,
24. E s sepultado, y dejado en el sepulcro.
JESUCRISTO.
OPÚSCULO
DE SANTA Á N G E L A DE FOLIÑO.
TRADUCIDO AL ESPAÑOL
por
FIN.
fí. A. Cr.
s i t o ¿ A J A Á LAS ALMAS DEVOTAS
- A ú w i i i t U b * ¿ v i oT J e ¿ i . DE JESÚS CRUCIFICADO.
tor, como un blasfemo y conspirador contra los que dominan, y rey tal que su reino no
su patria : quiso ser contado entre los m a l - tendrá fin, viviendo entre los hombres, se
vados, y condenado á muerte entre dos la- presentó como un siervo miserable vendido
drones, mientras con su poder estaba obran- y traficable. Rehusó el reino cuando las tur-
do nuestra redención en medio de la tierra. bas intentaron proclamarle rey, y quiso mas
Podia haber adquirido fama de santidad, bien ser subdito de un rey el mas impío, obe-
y que todo el universo le reconociera por el decerle, sujetarse á sus gravámenes, y so-
Santo de los Santos, pues que no habia co- meterse á su tribunal y á s u s juicios. Mas no
metido pecado alguno, sino que habia c a í - fue solo al rey de la tierra que se sometió,
gado con los pecados de todos, y guardar sino q u e fue obediente aun al mas vil de sus
para sí, el mayor de todos los Santos y Rey criados, á sus ministros y verdugos que le
de las virtudes, aquella reputación de santi- azotaron y clavaron en una cruz.
dad, que él mismo habia dado á su siervo Este mismo Rey de los reyes declaró de-
san Juan Bautista. Mas, al contrario, salva lante de Pilato q u e su reino no era de este
la verdad de la doctrina, de la vida y de la mundo : que no habia venido á dominar á
justicia, quiso despojarse y hacerse pobre de los hombres, sino á estar sujeto: que en este
la fama de santidad para condenar la hipo- mundo no queria ser señor, ni príncipe, ni
cresía con que nosotros buscamos la gloria pontífice, sino mas bien ser simple súbdito,
entre los hombres, aparentando buenas obras y presentarse como un vil esclavo anonadán-
que no hacemos, ó excusando las malas con dose del todo. En efecto, estuvo sujeto á su
el solo fin de obtener fama de santidad é ino- humilde y pobre Madre y á su Padre putati-
cencia. vo, obsequiándolos y sirviéndolos hasta la
En cuarto lugar, se despojó por sí mismo, edad de treinta años. Buscó discípulos que
puede decirse, del imperio y principado y de predicaran su doctrina ; pero pocos, plebe-
todo el señorío q u e tenia sobre todas las co- yos y pobres, portándose-con ellos no como
sas. Porque siendo Rey de reyes y Señor de rey ó señor, sino declarándoles que no h a -
- 298 - - 299 -
bia venido para ser servido sino para servir, sí mismo y se nos presenta para nuestro ejem-
y que el fin de su misión era el dar la vida plo , debe confundir nuestra soberbia, y, obli-
para la redención de ellos y de todos los hom- gándonos á imitarle, excitarnos á la sujeción
bres. á nuestros superiores y sacrificar nuestra pro-
Así es que, á pesar de ser el maestro y la pia voluntad por el amor de aquel que por
cabeza de sus discípulos, fue el primero en nosotros se sometió á todos.
padecer el hambre, l a sed y las angustias; Esta es la s u m a , perfectísima y continua
y no fue su maestro para arrogarse la prima- pobreza del Hombre-Dios, Jesucristo, Salva-
cía entre ellos, sino para ser el primero en dor de todos, quien, aunque dueño de todas
sufrir las aflicciones y desprecios, tratándo- las riquezas, quiso presentarse entre nosotros
les con tanta humildad que les sirvió en la pobre para inflamarnos en el amor de la po-
mesa, y les lavó los piés y las manos. ¡ Q u é breza. Por el ardentísimo amor con q u e nos
grande, pues, no h a de ser nuestra locura, amó fue pobre d e intereses, de voluntad y
cuando vemos las ignominias y desprecios de espíritu mas de lo que se puede creer de
que ha sufrido el Señor y Rey d e reyes, y cualquiera criatura; pobre, digo, necesitado
sin embargo aspiramos continuamente á las y mendigo; pobre de las cosas temporales y
dignidades y supremacía, y frenéticos por de amigos ; pobre en la humana sabiduría,
una vana independencia, rehusamos toda cla- en la fama de santidad y en las dignidades:
se de y u g o , no queremos estar sometidos á y siendo pobre, predicó la pobreza, declaró
nadie, y procuramos sustraernos á toda su- que serian bienaventurados los pobres y cons-
jeción y dependencia! ¡Oh Salvador nues- tituidos jueces de este mundo. Condenó los
tro! no permitáis que esto nos suceda jamás. malos ricos, y con s u s palabras y ejemplos
Sabemos que lossuperiores sufrirán mas fuer- predicó que era condenable el mal uso de la
te castigo, y que darán estrecha cuenta de su riqueza y de la abundancia de los bienes an-
vida y hasta de los pecados de sus súbditos. tedichos. Pero, ¡oh dolor! ¡oh vergüenza!
Este L I B R O D E L A V I D A , que se nos abre por esa pobreza de espíritu está en el dia dester-
— 800 - - 301 —
rada del mundo, y nadie quiere seguirla; y mos de ningún modo seguir á Jesucristo en
lo que es mas detestable todavía, es que lee- la pobreza de hecho, ni aun en la de espíri-
mos en este L I B R O DE V I D A , y oimos predicar tu , asemejándonos á él en el deseo, por mas
y ensalzar esta pobreza de espíritu, y sin e m - que digamos de palabra que es feliz la con-
bargo en la realidad la impugnamos en u n dición del pobre y dichosa la pobreza ; p o r -
todo, ya sea con nuestra voluntad, ya con que de hecho detestamos la condicion y per-
nuestras palabras y acciones. fección de la pobreza de Jesucristo. Pero an-
El mundo aborrece esta pobreza que ama démonos con cuidado, porque no practicando
Jesucristo, q u e la declara bienaventurada, la doctrina que nos h a enseñado este Doctor
y con la que estuvo tan estrechamente despo- y Maestro, rechazando tanta salud como en
sado, que no hay hombre, ni mujer, ni c r i a - el estado de pobreza nos ofrece, y no tenien-
tura alguna que pueda decir que la esté tan do otra ambición que la de conseguir las ri-
íntimamente unida. S í , bienaventurado es quezas temporales, nuestra penitencia y nues-
aquel que en este m u n d o sigue el ejemplo tra profesion de cristianismo no van por el
#
de Cristo en el ejercicio d e la penitencia. camino recto de Jesucristo, sino que torpe-
Pero ¡ ay de mí! ¡ ay de m í ! Hemos oido, sa - mente de él se alejan.
bemos y creemos firmemente de qué modo ¡Bienaventurado y verdaderamente feliz
estuvo vestido el Hijo de Dios, nueslro Cria- a q u e l , como el mismo Señor nos lo asegura,
dor y Redentor, nuestro iluminador y Maes- que ama la pobreza en cada una de las cosas
tro ; de q u é comidas y bebidas se sirvió; los mencionadas, y que de hecho y no solo de
ornamentos de que usó ; en q u é casas y pa- palabra quiere ser pobre de bienes tempora-
lacios estuvo a l b e r g a d o ; de qué amigos y les , de amigos, de placeres y deleites, de va-
familia estuvo rodeado; á qué ciencias y g é - riedad de ciencias, de fama de santidad, y de
nero de estudios se aplicó, etc., etc. : y sin toda dignidad y supremacía! Mas si alguno
embargo queriendo continuar en llamarnos no pudiere despojarse enteramente de las co-
cristianos y en gloriarnos de ello, no quere- sas dichas, deponga, á lo menos en cuanto
20 XLV.
pueda, todo afecto á ellas. Verdaderamente
es bienaventurado el tal pobre, porque suyo
será el reino de los cielos. Pero el que hiciere CAPÍTULO III.
lo contrario será infeliz y maldito, pues su
Del voluntario desprecio de Jesucristo.
porcion será la extrema pobreza y la perpé-
tua indigencia en los calabozos infernales,
donde sufrirá el hambre y una sed continua; La segunda compañía, á la que estuvo
d e donde ningún amigo, ni hermano, ni pa- continuamente unido Jesucristo mientras vi-
dre podrán rescatarlo; donde ni ayudarlo po- vió en este m u n d o , fue el voluntario y per-
drán siquiera, ni él mismo tendrá medio de fecto desprecio de sí mismo, queriendo sufrir
evitarlas, ni le valdrá la sabiduría mundana, siempre la abyección, la ignominia y la ver-
antes será de hecho privado de todas a q u e - güenza. Efectivamente vivió como un siervo
llas cosas quequiso obtener contra la doctrina despreciable, vendido y no rescatado; y no
d e Cristo, y allí será atormentado por los si- solo como siervo, sino que quiso ser tenido
glos de los siglos. como un siervo malvado é inicuo, y como tal
burlado de todos, escarnecido, cargado de
oprobios, atado, golpeado, azotado, y por
fía, sin haber dado para ello ningún motivo
condenado como vil y miserable reo á morir
entre ladrones en la mas infame y vergonzo-
sa muerte, sin tener quieD le defendiese Si
durante el curso de su vida quiso alguno dar-
le muestras de honor temporal, siempre se
opuso á ello de palabra y de obra, desechan-
do toda alabanza mundana, y aceptando vo-
luntariamente y sufriendo los desprecios, á
los cuales no daba por su parte ninguna oca-
pueda, todo afecto á ellas. Verdaderamente
es bienaventurado el tal pobre, porque suyo
será el reino de los cielos. Pero el que hiciere CAPÍTULO III.
lo contrario será infeliz y maldito, pues su
Del voluntario desprecio de Jesucristo.
porcion será la extrema pobreza y la perpé-
tua indigencia en los calabozos infernales,
donde sufrirá el hambre y una sed continua; La segunda compañía, á la que estuvo
d e donde ningún amigo, ni hermano, ni pa- continuamente unido Jesucristo mientras vi-
dre podrán rescatarlo; donde ni ayudarlo po- vió en este m u n d o , fue el voluntario y per-
drán siquiera, ni él mismo tendrá medio de fecto desprecio de sí mismo, queriendo sufrir
evitarlas, ni le valdrá la sabiduría mundana, siempre la abyección, la ignominia y la ver-
antes será de hecho privado de todas a q u e - güenza. Efectivamente vivió como un siervo
llas cosas quequiso obtener contra la doctrina despreciable, vendido y no rescatado; y no
d e Cristo, y allí será atormentado por los si- solo como siervo, sino que quiso ser tenido
glos de los siglos. como un siervo malvado é inicuo, y como tal
hurlado de todos, escarnecido, cargado de
oprobios, atado, golpeado, azotado, y por
fin, sin haber dado para ello ningún motivo
condenado como vil y miserable reo á morir
entre ladrones en la mas infame y vergonzo-
sa muerte, sin tener quieD le defendiese Si
durante el curso de su vida quiso alguno dar-
le muestras de honor temporal, siempre se
opuso á ello de palabra y de obra, desechan-
do toda alabanza mundana, y aceptando vo-
luntariamente y sufriendo los desprecios, á
los cuales no daba por su parte ninguna oca-
sion ni motivo. El Dominador del mundo fue la rodilla por mofa, le daban golpes en la ca-
de casi todos perseguido, burlado y escarne- beza : unos le vendaban los ojos, y lo expo-
cido, sin razón y sin que hubiese él ofendido nían á toda suerte de irrisiones; otros le azo-
ni injuriado á nadie. Siendo niño, fue luego taban : aquellos, cual mastines sedientos de
de nacer perseguido, viéndose obligado á es- sangre, le enseñaban sus dientes, pidiendo
capar á una tierra de idólatras; cuando m a - á gritos su condenación á muerte, como la
yor fue por unos llamado samaritano y p o - de un público malhechor; y habiéndoles sido
seído del demonio; por otros gloton, b e b e - abandonado, le condujeron al patíbulo car-
dor de vino, seductor y falso profeta : por gado con su cruz y abandonado hasta de sus
aquí decian de él : No es profeta, no es jus- propios discípulos. Uno de estos le negó ; le
to, ni hace milagros por la virtud de Dios, si- entregó otro, y los demás huyeron. Quedó
no que ar roja los demonios con el poder de Bel- solo y desnudo el día solemne de la Pascua
cebub, príncipe de los demonios. Unos le lle- en medio de aquella turba que se reuniera
varon á la cima de un monte para precipi- para celebrarla, y, clavado como reo en una
tarle en un despeñadero; otros cogieron pie- cruz en medio de dos ladrones, fue levanta-
dras para tirárselas, levantando contra él un do en alto. Moribundo y a , y lamentándosey
clamoreo en que se le prodigaron las i n j u - orando por sus verdugos, era insultado por
rias, las befas, las calumnias y las blasfe- los que le decian : Ah, tú el que destruyes el
mias de los que conjuraban contra é l , é i n - templo de Dios y lo reedificas en tres días, sál-
ventaban todo género de falsedades y embus- vate á tí mismo. Y otros gritaban : Si ha sal-
tes para perderle. Por fin, le prendieron de vado á otros, ¿por qué no se salva á símismo?
un modo el mas vil llevándole á diversos jue- A su vista estaban echando suertes sobre su
ces, tribunales y consejos, y allí unos le es- vestido; y mientras agoniza y pide de beber
cupían al rostro; otros le daban bofetadas: le presenta uno hiél y vinagre en lugar de
unos le vistieron de un manto de b u r l a ; otros a g u a ; y otro, despues de haber espirado ya,
le coronaron de espinas, y doblando ante él le traspasa con una lanza su costado; y des-
- 306 - - 307 -
pues que fue depuesto y descendido de la clavo, y ser obediente hasta la muerte, y no
cruz, quedó desnudo sobre la tierra por no muerte ordinaria, sino cruel, ignominiosísi-
haber cómo darle sepultura, que hubo de te- ma é infame, cual es la de cruz. Pero ¡oh
ner de limosna. Ni aun entonces faltaron al- dolor! ¿ q u é hombre hay en el d i a q u e tenga
gunos enemigos suyos, que levantaron que- amor á tal compañía? es decir : ¿quién hay
rellas delante de Pilato, diciéndole : Señor, que huya de los honores, que elija loque es
nos acordamos que dijo aquel impostor, cuan- propio de la pobreza, de la condicion humil-
do todavía estaba envida, despues detresdias de y de los destinos bajos, y que prefiera ser
resucitaré. Despues unos dudaron de la ver- abatido, despreciado y anonadado? ¿Quién
dad de su resurrección, y otros la negaron. hay que no quiera lucir por el bien que ha-
Así es, pues, como en su vida, en su m u e r - ce , ó por los bienes que posee, y ser alabado
te y despues de ella se halló en un continuo de los aduladores? Y sin embargo, ninguno
desprecio, ignominia y envilecimiento; y lo va por el verdadero camino, ni adelanta un
sufrió todo para llegar en cuanto hombre á solo paso para ponerse en é l , si no trabaja
la gloria de su exaltación, y para elevarnos por unirse por un verdadero amor con J e s u -
á nosotros á la eterna felicidad. Por lo tanto, cristo, cabeza del cuerpo moral délos fieles.
el glorioso Hijo de Dios se constituyó nues- Hay algunos que dicen : yo amo y quiero
tro modelo, nuestro ejemplar, nuestro Doc- amar á Dios, y no siento que el mundo no
tor y Maestro á fin de que despreciemos la me honre; mas no quiero que se me aver-
gloria temporal, y para que no solo no a n - güence, ni ser envilecido, ni vituperado, ni
demos en su busca, sino que la rehusemos, recibir tampoco en presencia de nadie con-
aun cuando se nos presente y se nos ofrezca. fusión alguna. Pero esto es un signo eviden-
te de poca fe, de poca justicia, de poco amor
Jesús no buscó ciertamente su propia glo- y de mucha tibieza. Porque, ó cometió la fal-
ria en todo el discurso de su vida, sino la de t a , que le mereció la pena, la confusion y la
su Padre celestial, humillándose á sí mismo, crítica, de la que pocos pueden justamente
y anonadándose hasta tomar la forma de es-
- 308 — - 309 -
excusarse, ó no la cometió. Si la cometió, ya Jesucristo amó la abyección y huyó de los
sea con actos públicos ú ocultos, debe como honores para enseñar á sus discípulos y ami-
verdadero penitente resignarse con paciencia gos el modo de crecer en méritos y en g r a -
á satisfacer por su culpa con el alma y cuer- cia. Esta f u e , pues, la segunda compañía,
po, y esto por dos razones: la primera, por- unida continuamente á la vida de Jesucristo.
que aquella pena, aquella confusion y ver- Por lo q u e , si queremos considerar bien el
güenza sobrellevadas con paciencia, satisfa- principio, el medio y el fin extremo de la vi-
cen á Dios y al prójimo: la segunda, porque da de Jesucristo, Hijo de Dios, verémos que
así lo dispone la divina Justicia. Y si no h u - toda consiste en la humildad, en vivir en este
biese cometido falta alguna real ni de volun- mundo sin honor, despreciado y reprobado
tad ni de acción, debe no obstante sobrelle- del mundo y de sus amadores.
var toda la vergüenza y confusion permitida
por Dios, y sufrirla con cien veces mas p a -
ciencia que la primera, y aun con júbilo, ya
porque con ello tiene la dicha de parecerse
á Jesucristo inocente y cubierto de confusion,
ya porque aquella p e n a , confusion y vergüen-
za se convertirán en aumento de g r a c i a , y es
claro que creciendo el mérito de la gracia,
ha de crecer el don y el premio de la gloria.
Por otra parte sufriendo la vergüenza y con-
fusion no merecidas por falta propia, se ade-
lanta mucho y crece en perfección el alma
santa, haciéndose mas amiga de Dios; así
como se perfeccionan aquellos que sufren por
amor de Dios la pobreza y las tribulaciones.
- 311 -
cuerpo lo que sufrió en la víspera de su pa-
CAPÍTULO IV. sión. Preveía aquella santa alma los cuchillos
cortantes de las pésimas lenguas, y las i n j u -
Del sumo y continuo dolor de Jesucristo. rias y maldiciones que contra él habia de vo-
mitar cada una en particular"; sabia y con-
La tercera compañía, á la que el alma de tinuamente consideraba por quién seria muer-
Jesucristo estuvo continuamente unida, fue to, cómo, cuándo y cuánto seria afligido; y
el sumo dolor que experimentó desde el mis- recordaba que para esto habia venido al mun-
mo instante en que fue infundida en su san- do. Por esto cuando reflexionaba como seria
tísimo cuerpo. Porque, como en el mismo vendido, entregado T preso, negado, desam-
momento, en que aquella alma santísima fue parado, alado, abofeteado, escarnecido, he-
unida al cuerpo humano y á la Divinidad, rido, acusado, maldecido, blasfemado, azo-
fue súbitamente colmada de una suma sabi- tado , juzgado, reprobado, condenado, y
duría, con ella supo, consideró y compren- conducido cual si fuera un ladrón á sufrir la
dió universal y singularmente todas y cada espantosa muerte de cruz, despojado, des-
una de las penas que había de sufrir lodo el nudado, muerto y traspasado con una lanza,
tiempo que estaria unida á su cuerpo m o r - se le despedazaba el corazon, y no le dejaba
tal , y así comenzó en el mismo instante á ex- ni un solo momento sin angustias. Sabia to-
perimentar un dolor sumo. P u e s , así como dos los golpes de martillo que sobre él des-
en la víspera de su muerte agonizó con tan- cargarían , los muchos azotes, y la ferocidad
ta tristeza que tuvo un sudor de sangre que de los judíos, el derramamiento de su pre-
corrió hastala tierra, porque preveía la cruel- ciosa sangre, y las lágrimas que habia de
dad de la pasión y muerte que iba á sufrir; verter; tenia siempre presentes y considera-
así tambiéneli'*^ma de Cristo, previendo es- ba todos sus suspiros, sus q r n a s , sus dolo-
k 3 futuros t o n ios, fue afectada de un su- rosos lamentos y los de su . . i s i m a M a d r ••
. 'U&lor, aunque por e n t i c e s no sufriese el y todas estas eos? no podiau'-menos df _
- 312 - - 313 -
nar su entendimiento y su corazon de morta- desierto, donde ayunó por espacio de cua-
les angustias y de un sumo y continuo dolor. renta dias y fue acosado del hambre hasta
De todo lo que resulta que toda la vida de tal punto, que creyó el demonio poder v a -
Jesucristo estuvo unida á un sumo dolor, y lerse de ella para inducirle á pecado, espe-
á una suma tristeza y aflicción. rando reducirle al primer golpe. Caminaba á
Además de esto Nuestro Señor Jesucristo, pié predicando en los lugares, en las villas y
verdadero L I B R O DE L A V I D A , tuvo que s u - ciudades, padeciendo hambre, sed, lluvia,
frir dolores sin cuento en todo el curso de su calores, vientos y frió; sudando y fatigán-
vida mortal. Al nacer no fue puesto en u n dose por todas estas incomodidades, y por
baño, ni colocado sobre un colchon de blan- último sufriendo el suplicio de la muerte. Á
das p l u m a s : no fue envuelto en blandas y lodos estos trabajos se sometió para enseñar
delicadas pieles como los hijos de los gran- á los hombres el camino de la verdad, para
des de este m u n d o , sino colocado sobre p a - destruir los embustes y el imperio del demo-
jas, y reclinado sobre el pesebre de un esta- nio, para mostrar cuán útil es la penitencia,
blo en medio de dos animales. Apenas naci- y para hacer ver á los hombres que la felici-
do este tiernísimo Infante, comenzó á sufrir dad, el bien y la gloria del hombre consis-
en su cuerpo las incomodidades, pues se vió ten en sufrir los dolores y la tribulación, de-
obligado á h u i r á Egipto, peregrinando con mostrándonos con su ejemplo que debemos
su dulcísima y tierna Madre y con san José aceptar todas estas cosas.
por aquellos-vastos desiertos, sin socorro h u - No hay lengua que pueda explicar, ni aun
mano. Siendo grandecito siempre iba á pié, entendimiento que pueda imaginar cuáles
subiendo á Jerusalen, según lo mandado por fueron sus dolores en el tiempo de la pasión.
la ley, á pesar de que Nazaret distaba de J e - F u e en Jesucristo inefable y de muchas m a -
rusalen mas de dos jornadas. neras el dolor, y fue mucho mas intenso y
Cuando llegó á la edad de los treinta años, mas agudo todavía por el sumo afecto con que
despues de recibido el bautismo, se retiró al amaba y se compadecía del género humano.
- 312 - - 313 -
nar su entendimiento y su corazon de morta- desierto, donde ayunó por espacio de cua-
les angustias y de un sumo y continuo dolor. renta dias y fue acosado del hambre hasta
De todo lo que resulta que toda la vida de tal punto, que creyó el demonio poder v a -
Jesucristo estuvo unida á un sumo dolor, y lerse de ella para inducirle á pecado, espe-
á una suma tristeza y aflicción. rando reducirle al primer golpe. Caminaba á
Además de esto Nuestro Señor Jesucristo, pié predicando en los lugares, en las villas y
verdadero L I B R O DE L A V I D A , tuvo que s u - ciudades, padeciendo hambre, sed, lluvia,
frir dolores sin cuento en todo el curso de su calores, vientos y frió; sudando y fatigán-
vida mortal. Al nacer no fue puesto en u n dose por todas estas incomodidades, y por
baño, ni colocado sobre un colchon de blan- último sufriendo el suplicio de la muerte. Á
das p l u m a s : no fue envuelto en blandas y lodos estos trabajos se sometió para enseñar
delicadas pieles como los hijos de los gran- á los hombres el camino de la verdad, para
des de este m u n d o , sino colocado sobre p a - destruir los embustes y el imperio del demo-
jas, y reclinado sobre el pesebre de un esta- nio, para mostrar cuán útil es la penitencia,
blo en medio de dos animales. Apenas naci- y para hacer ver á los hombres que la felici-
do este tiernísimo Infante, comenzó á sufrir dad, el bien y la gloria del hombre consis-
en su cuerpo las incomodidades, pues se vió ten en sufrir los dolores y la tribulación, de-
obligado á h u i r á Egipto, peregrinando con mostrándonos con su ejemplo que debemos
su dulcísima y tierna Madre y con san José aceptar todas estas cosas.
por aquellos-vastos desiertos, sin socorro h u - No hay lengua que pueda explicar, ni aun
mano. Siendo grandecito siempre iba á pié, entendimiento que pueda imaginar cuáles
subiendo á Jerusalen, según lo mandado por fueron sus dolores en el tiempo de la pasión.
la ley, á pesar de que Nazaret distaba de J e - F u e en Jesucristo inefable y de muchas m a -
rusalen mas de dos jornadas. neras el dolor, y fue mucho mas intenso y
Cuando llegó á la edad de los treinta años, mas agudo todavía por el sumo afecto con que
despues de recibido el bautismo, se retiró al amaba y se compadecía del género humano.
- 314 -
No solamente se dolia en común de la perdi- frir. Tal fue la compasion, y tanto el dolor
ción del linaje humano, condenado y esclavo que afligió al dulcísimo corazon de Jesús por
de Satanás ; sino que sentía un sumo dolor nuestros pecados, que la misma suma piedad
de compasion por cada uno de sus individuos; con que nos compadecía le hizo sufrir el tor-
y no solo por los pecados en común de cada mento de la cruz, q u e es una muerte hor-
persona, sino según la medida y la cantidad renda, con dolores infinitos, para poder con
de cada una de sus culpas, y de la pena que ellos aplacar la divina Justicia, redimirnos y
ciertísimamente sabia que habia incurrido y librarnos de las penas merecidas.
habia de sufrir en lo futuro. Y así cuantos Hubo también en Cristo un sumo dolor por
fueron y son los pecados de los hombres, compasion propia, esto es, hácia sí mismo,
cuantos son los que comete y comelerá cual- porque se compadecía de la dolorosa inefable
quiera de ellos, otros tantos fueron en Jesu- pena que sobre sí veia venir. Conocía y con-
cristo los dolores por su compasion é infinita sideraba Jesús que él era el enviado del P a -
misericordia. Pero así como son innumera- dre para llevar sobre sí los dolores y penas de
bles los hombres y sus pecados, y era in- todos los hijos de A d á n , sin que hubiese otro
mensa la pena incurrida, ó que debian in- que pudiese aliviarle de tan inexplicable do-
currir ; así también el dolor que por nuestro lor, pues que él era el único destinado á este
amor debia experimentar, fue sumo é infi- efecto, y por lo tanto se compadecía de sí
nito. mismo con sumo dolor. Si conociera alguno
que cierta é infaliblemente habia de sobreve-
Jesús amaba inefab'^n^nte á todos y á ca-
nirle un gran dolor, i, a grande pena ; v
da uno de sus elegid. V con aquel amor en-
si tuviera siembre grabada en su imaginación
trañable , que abrasaba de continuo su cora-
esta idea, sin dudase compadecería de sí mis-
zon, se dolia y se compadecía de ellos, según
mo , y seria tanto mayor su pena, cuanto mas
la falta de cada u n o , la ofensa cometida ó por
comprendiese la gravedad de las penas y do-
cometer, y sufría con sumo dolor todas y ca-
lores que iban á descargar sobre sí. Pues to-
da una de las penas que por ellas debian su-
das estas circunstancias se hallaron en Jesu-
dispensación, tanto mas intenso fue en Cristo
cristo sobre todo cuanto el humano entendi-
el dolor que de ella resultaba, en términos
miento puede considerar.
que no hay humano entendimiento, ni ange-
Jesucristo tuvo un dolor de piedad para con
lical, que sea capaz de comprender cuál sea
su misericordiosísimo Padre, porque amó y
el estado de aquel dolor. Además, esta per-
ama infinitamente á s u Padre, señor de toda
misión fue el origen de todos sus dolores; y
misericordia y de toda piedad. Sabiendo J e -
como es imposible que comprenda el enten-
sús que su eterno Padre amaba inmensamen-
dimiento humano, ni aun el angélico, la in-
te á los hombres, movido de piedad y de mi-
finita caridad que demostró con haber queri-
sericordia hacia ellos, él mismo se ofreció á
do redimirnos con su muerte; así es también
venir al mundo para redimirles; y como él es
imposible comprender el infinito dolor que
infinitamente amado de su Padre, experi-
interiormente experimentó. Este dolor resultó
mentaba un infinito dolor por la compasion
d é l a luz inefable que sedió á C r i s t o , l a q u e
que le tenia el eterno Padre á causa de la
iluminándole inefablemente, y viviendo en él
muerte afrentosa que iba á sufrir por confor-
mismo por divina dispensación, y transfor-
marse con su paternal voluntad, y humillar-
mándole en dolor, se lo causaba tan agudo
se á sí mismo hasta morir en la cruz por obe-
que es imposible explicarlo. Veia Cristo que
decerle : y esta especie de dolor, que puede
le habia sido dada una medida inefable de tan
llamarse divino, es imposi ble expl icaria. Digo
excesivo dolor, q u e por esto mismo estaba
también que fueen Jesús inefable el dolor por
oculta y era superior á toda humana criatura,
ser concebido, permitido v ordenado por la
siendo él, en cuanto Dios, la fuente, el orí-
inefable sabiduría de Dios, la cual inefable y
gen y la providencia de la divina luz que le
eterna dispensación, unida eterna é inefable-
habia sido comunicada.
mente con Cristo, como Verbo eterno del Pa-
dre, dispuso que lo sobrellevase con sumo do- Hubo igualmente en Jesucristo un gran do-
lor : y cuanto mas admirable es esta divina lor de compasion por su dulcísima Madre,
porque la amaba y la ama mas que cualquie-
2 1
XLV.
ra otra criatura, por haber recibido de ella no hubieseaplacado su divinoPadrecon aque-
sola su carne, y porque mas que otra criatu- lla benigna súplica hecha con lágrimas v en
ra sentia ella las penas de su Hijo á propor- alta voz.
cion del alto y nobilísimo conocimiento que Tuvo además Jesucristo un gran dolor de
de él tenia en grado muy superior á cualquie- compasión para con sus Apóstoles y discípu-
ra otra. Por esto la compadecía y lamentaba, los. Dolíanse estos y las santas mujeres que
viéndola sumamente afligida y angustiada en le habían seguido, y estaban llenos de aflic-
su alma y cuerpo. El dolor de María llegaba ción al verle padecer. Y como Cristo los ama-
á lo s u m o ; y este mismo dolor afectaba á su ba tiernamente, esperimenló un grandísimo
santísimo Hijo, teniendo siempre por base la dolor cuando vió dispersos y atribulados á sus
divina Providencia. discípulos.
F u e también inmenso en Jesucristo el dolor Además de todos estos dolores, experimen-
de la ofensa que crucificándole hacian los ju- tó Jesús otro de tal naturaleza, que este Hom-
díos á s u P a d r e , infinitamente amado, por- bre-Dios entregado y crucificado fue herido
que no han cometido los hombres, ni han de por él con cuatro géneros de espadas. La p r i -
cometer pecado mayor q u e el de crucificar mera fue la de la crueldad criminal de los en -
y hacer morir al Hijo de Dios. Esta ofensa durecidos y obstinados corazones de aquellos,
enorme debió de conmover inmensamente á que, llenos de furor contra J e s ú s , no omitían
Jesucristo; y le obligó á prorumpir en aque- diligencia ni industria alguna para hallar la
llas palabras: Pater, dimitte illis: non enim mas cruel y horrorosa manera de exterminar
sciunt quid faciunt, no menos el dolor y com- de la tierra al Señor que había venido para
pasión de su Padre ultrajado, que el de los salvarlos. La segunda fue la malicia y la i n -
hombres que le ultrajaban. Tal vez por este justicia de aquella extremada ira y odio
delito hubiera condenado de nuevo el eterno que continuamente le tenían ios que ^"cruci-
Padre á lodo el linaje h u m a n o , si Jesucristo, ficaron. Todos sus pensamientos, su perversa
olvidándose en su agonía de todo otro dolor, intención é inicua voluntad, fueron otros tan-
21*
tos cuchillos que traspasaron el alma de J e - crueldad subió de punto estirándole sus piés
sucristo. La tercera fue la malicia y la perfi- y manos, y todo su cuerpo, dislocándole y
dia de las lenguas que contra él clamaban. desconcertándole sus huesos y nervios para
Todas las acusaciones, las detracciones, los q u e alcanzasen á los agujeros que habían h e -
consejos inicuos, las befas, las derisiones, las cho en el durísimo tronco. No les bastó esto,
burlas, las blasfemias, las maldiciones, los sino que levantaron en alto la cruz, y lo e x -
falsos testimonios y la injusta sentencia fueron pusieron desnudo al frió, al viento y á la vis-
otros tantos dolores q u e sufrió su alma m o r i - ta de la multitud. La gravedad y peso de su
bunda. L a cuarta fue el cruelísimo acto de cuerpo pendiente de sus manos y piés, hacia
su p a s i ó n , llevado hasta su fin con la mayor que la dureza de los clavos fuese mejor senti-
ferocidad, y esto se hace fácilmente compren- d a , y que la sangre de las heridas brotase sin
sible á cualquiera que lo considere. Todos los intermisión, para que de este modo fuese
tirones de los cabellos, de la barba y de la consumada toda la malicia y ferocidad de los
cabeza, todos los empujones, las cadenas, las judíos.
bofetadas, las salivas y golpes que le dieron, Para comprender alguna cosa de tan exce-
fueron otros tantos dolores de su pasión, es- sivo dolor, debemos considerar que el mismo
pecialmente cuando le taladraron sus piés y Hombre-Dios, Jesús, tanto para mostrarnos
manos con los clavos, que eran ásperos, grue- que no lo sufría por sí, sino por nosotros, co-
sos y desiguales en toda su longitud, y cua- mo porque nos doliéramos y compadeciéra-
drados ; resultando de esto que aquellos pies mos entrañablemente de sus dolores y tor-
y manos así taladrados, despedazados y des- mentos, agobiado por el peso de tanta a g o -
trozados con tan bárbaro tormento, le causa- nía exclamó : Deus meus, Deusmeus, utquid
ron un dolor q u e no hay lengua que lo pueda dereliquisU me? No podia ser abandonado de
explicar. Aun cuando sus piés y manos no hu- Dios, siendo Dios él mismo, pero manifestó
biesen sido enclavados en un leño, siempre q u e era también hombre cuando se declaró
hubiera sido atrocísima su pasión. Pero esta abandonado en sus tormentos. Con aquel
— 323 -
Y este dolor con todas las antedichas cir-
grito nos manifestó el agudísimo inefable do-
cunstancias fue vehemente y acerbo á causa
lor que padecía entonces por nosotros, y nos
de la nobleza de su alma, la que cuanto mas
convidó á que nos condoliéramos de él y le
santa y mas noble era, tanto mas mortifica-
compadeciéramos continuamente.
da estaba de un agudo é intenso dolor. Por-
No se crea que sufrió solo mientras estuvo
que siendo aquella santísima alma s u m a -
pendiente en la cruz, pues como dijimos,
mente noble, la causaban una suma a n g u s -
desde el momento en q u e fue formado y se
tia las injurias y aflicciones que recibía : y
organizó su cuerpo y se le infundió el alma,
como todos los dolores procedían de la dis-
y en que simultáneamente se unió á entram-
posición inefable.de la Divinidad, desolaban
bos el divino Yerbo, quedó colmada aquella
de tal modo el alma de Cristo, que r e d u n -
alma de una sabiduría suma é inefable, y
daba el dolor hasta el cuerpo y lo afligía con
desde aquel instante se le representaron to-
vehemencia.
das las cosas presentes y futuras : y por lo
La grandeza de este dolor se aumentaba
mismo desde aquel momento sintió ya los agu-
por la nobleza y delicada finura de su cuerpo
dísimos inexplicables dolores que le aguarda-
virginal, formado por la operacion del Espí-
ban. Y así por disposición divina toleró este
ritu Santo, y por lo mismo mas sensible y
dolor desde que fue infundida al cuerpo su
capaz de mayor dolor que otro cualquiera
santísima alma hasta q u e de él se separó.
nacido de mujer. Á mas de esto fue agudí-
Esto significan aquellas palabras con que simo en Jesucristo el dolor con respecto á su
frecuentemente declaraba que convenia lle- persona, que es divina, lo que hacia que
var la cruz, y con q u e aseguraba á sus dis- fuese infinita la ofensa que contenia toda in-
cípulos que él la llevaba no por sí sino por juria y aflicción que se le causaba., porque
ellos y por nosotros. Aquellas palabras: Tris- no se hacían únicamente contra su humani-
lis est anima mea usque ad mortem fueron di- dad, sino contra la divinidad , que se tras-
chas por el Señor para excitarnos mas efi- lucia en todas sus palabras y acciones. Y por
cazmente á la compasion de su dolor.
- 325 —
lo tanto tenia una infinita razón de dolerse, le hacian sufrir, satisfacía Jesús por todos
é inefablemente se dolia de todos los vitupe- nuestros dolores. Entonces fue cuando redi-
rios y ultrajes que se le hacian. mió y abrió las puertas del paraíso á los q u e
E n medio de todos estos dolores que p a - le crucificaban y á todos los hombres, recon-
decía y sufria el Salvador del mundo y Hom- ciliándoles con su eterno P a d r e : entonces fue
bre-Dios Jesucristo, no amenazaba, ni mal- cuando los colmó de gracia y los volvió á la
decía,ni se defendía, ni se v e n g a b a ; acusado condicion de hijos de Dios por aquello mismo
no se excusaba; no apartaba el rostro cuando con que el mundo se había hecho digno de
le escupían y abofeteaban, ni retiraba las ma- la condenación, pues con la muerte de Jesús
nos ó los piés cuando le extendían en la cruz; acababa de cometer la criatura la mas atroz
sino que entera y absolutamente se abandonó injuria contra su Criador. ¡Oh piedad! ¡Oh
á la malignidad de sus enemigos, valiéndose inmensa misericordia la del Señor! ¡Oh be-
de su iniquidad para obrar á su despecho, y nignidad infinita, que apenas puede imagi-
á pesar de su ingratitud, la obra de la r e - narse! porque de donde abundó la mayor de
dención humana. las iniquidades, de allí mismo sobreabundó
Parece increíble; y sin embargo en el acto una tal y tan grande gracia, q u e verdade-
mismo de la pasión, que contra él consuma- ramente no tiene fin.
ba la perversidad de los judíos, les daba Je- Todo este misterio lo cumplía aquella in-
sús ejemplo de paciencia, Ies e n s e ñ á b a l a finita benignidad y misericordia, para que
verdad, y con llanto y clamor rogaba por nos sirviese de ejemplo en toda tribulación y
ellos á su eterno Padre. E n vez de tomarles adversidad; y para q u e no solo no hiciése-
en cuenta y castigarlos por su grandísimo pe- mos mal á nuestros enemigos, sino también
cado , que merecía causar la ruina y destruc- para q u e procurásemos hacerles bien por
ción de la especie h u m a n a , y aun del uni- amor á nuestro Redentor. Si un Ángel, si
verso entero, recibieron mayores beneficios, algún Patriarca, Profeta ú otro cualquiera
pues con aquellos mismos dolores y penas que <íe los Santos nos hubiese dado un ejemplo
/
- 326 - - 327 -
semejante, ¿ n o deberíamos por ventura s e - otro camino, ni de otro modo que por medio
guirlo? ¡Qué obligación, pues, tan grande del dolor, de la pena y de la tribulación. Este
no tendrémos de no mirar con indiferencia, es, pues, el camino real que nos conduce á
antes de cumplir perfectísimamente y con su- Dios; y es un insensato aquel q u e , apartán-
ma diligencia, un ejemplo tal de vivir, que dose del que nos ha trazado el Hijo de Dios,
nos ha dado la misma Sabiduría de Dios, ver- nuestro Criador, marcha por otro diferente,
dad infalible que no puede engañarse ni en- rehusando seguir á Nuestro Señor y Reden-
gañarnos , y que para ello se revistió de nues- tor, que se ha dignado ser nuestro guia.
tra carne en medio de nosotros! Sabia el S e ñ o r , y conocía muy bien cuán-
Sabemos y confesamos que el Hijo de Dios tos bienes se esconden en los dolores y tribu-
pasó toda su vida en tales y tantos dolores, laciones, y por eso los eligió y los tomó; por
q u e , no solo sufrió con paciencia las t r i b u - eso huyó de los deleites, detestó los consue-
laciones ocasionadas por circunstancias for- los temporales, y predicó contra todas estas
tuitas, sino que las eligió y las buscó espon- cosas. Mas como se inclina á ellas nuestra
táneamente él mismo, que no habia pecado, naturaleza corrompida , parece podían en
ni pudo pecar de manera a l g u n a , y halladas cierto modo ser excusables aquellos que huian
las amó, se sometió á ellas, las sufrió, y pre- de las tribulaciones y corrían en busca de los
dicó con su doctrina evangélica que son bien- deleites, antes que el verdadero Dios y Hom-
aventurados cuantos las soportan como él. bre hubiese repudiado estos y elegido y to-
Porque no se contentó con alabar y beatificar mado aquellas en sí mismo, como muchos
con solas palabras las aflicciones del alma y siglos antes lo habia hecho anunciar él mis-
del cuerpo, tomadas por Dios, y llevadas en mo por la boca de sus santos Profetas. Pero,
paciencia; sino que él mismo las toleró en su despues que el Hijo de Dios eligió para sí tal
alma y cuerpo mayores que no las sufrió j a - y tanta adversidad, ¿quién será tan infeliz é
más ningún otro; y nos aseguró francamente insensato que pueda dudar de esto, ó que no
que no es posible alcanzar la vida eterna por vea una verdad tan claramente demostrada,
- 328 - - 329 -
tan altamente predicada, y por este Señor nen los calores del verano, vamos en busca
tan solemnemente practicada y propuesta al de refrescos; si nos duele la cabeza ó el es-
mundo por ejemplo'? ciertamente nadie. Y tómago, nos quejamos, suspiramos, nos de-
así, ¿ d e qué condenación no serémos dignos solamos, hacemos llamar el médico, y todo
nosotros, q u e siendo unos miserables y viles son medicinas, meterse en c a m a , y que se
pecadores, no solo no tomamos en espíritu nos administren las cosas mas delicadas para
de penitencia las tribulaciones, ni queremos mitigar el dolor, nos volvemos á Dios y á sus
recibirlas; sino que evitamos con impacien- Santos conj urándoles incesantemente que nos
cia y rechazamos con murmuración aquellas retornen la s a l u d , prometiéndoles con votos
que Dios nos manda por su infinita miseri- de a y u n a r , de ir en peregrinación, y hacer
cordia, ó permite q u e nos sobrevengan con ciertas oraciones; y hacemos tales y tantas
el fin de retraernos ó purgarnos del pecado, cosas para apartar de nosotros los dolores y
y nos lamentamos quejándonos del q u e nos las aflicciones, que nos son tan útiles, cuales
las envia ó permite, buscando consuelos y no haríamos por conseguir la remisión de
remedios para librarnos de ellas? nuestros pecados, ni el bien de nuestras
almas.
¡ Oh infelices y verdaderamente miserables
de nosotros, que no solo no abrazamos de co- A mas de esto, si disponiéndolo, ó permi-
razon las aflicciones y penas temporales q u e tiéndolo Dios para nuestra utilidad, se nos
nos vienen por remedio y curación de nues- hace algún daño ó injuria, nos turbamos al
tros pecados; sino que aun tenemos la des- momento, nos conmovemos, nos montamos
cortesía de rehusarlas cuando nos las ofrece en cólera, proferimos lamentos, juzgamos
Jesucristo, nuestro sapientísimo Médico! Así malignamente, m u r m u r a m o s , quizás mal-
sucede q u e , si por la voluntad y disposición decimos v n o s vengamos del injuriador como
de la suma sabiduría de Dios nos acomete un podemos, rechazamos toda injuria, huimos y
poco de frió, buscamos al momento el con- evitamos toda molestia sin querer tolerar con
suelo del fuego y nos arropamos m a s ; si vie- paciencia y conformidad ninguno de los do-
- 330 - - 331 -
lores, aflicciones ó adversidades con q u e quie- beza, del estómago ó de otra cualquiera par-
re curarnos el Médico celestial. le del c u e r p o , mientras no peligre su con-
¡Cuánto no se hace y no se inventa, cuán- servación; que no andéis solícitos en buscar
to no se piensa y no se gasta para evitar los los remedios, á no ser que esleís reducidos
dolores, las aflicciones y las adversidades que á una suma necesidad, y q u e se os impidie-
Dios misericordiosamente nos permite ó nos se por ello el adelantamiento del bien espi-
envia! Pero debemos estar persuadidos que ritual de vuestras almas. Igualmente os digo
es mucho mas saludable y meritorio el sobre- q u e , si permitiéndolo ó disponiéndolo Dios,
llevar voluntariamente las aflicciones y pe- nos acaeciese pobreza, muerte de amigos,
nitencias que Dios nos envia, que las que nos- opresion, persecución, oprobios, golpes, ó
otros elegimos y hacemos á nuestro gusto. rapiña, no nos encolericemos; antes s u f r a -
Mejor conoce el Médico celestial, que el hom- mos estas cosas no solo con paciencia, sino
bre enferfto é ignorante, las tribulaciones y como buscadas y escogidas por nosotros, y
adversidades que le convienen para purgar, dadas por el sapientísimo Médico, Salvador
instruir y perfeccionar Su alma. nuestro, aceptándolas con gran placer por su
Las tribulaciones y penitencias escogidas á amor y para nuestro bien. Entonces nos se-
voluntad nuestra sirven algunas veces á la va- rán mas meritorias, que si nosotros mismos
nagloria, mientras que las que nos vienen por ' las emprendiésemos por nuestra propia vo-
disposición divina y son aceptadas con gran luntad en espíritu de penitencia.
paciencia, y mejor a u n , si se puede, con pla- ¡Oh miserables! todavía me queda que
c e r , se esconden á la vista de los hombres, añadir, que no solo huimos de sufrir, como
q u e ignoran si las sufrimos por necesidad, y Jesús sufrió los dolores y aflicciones q u e Dios
con violencia de nuestra voluntad. en su sapientísima misericordia nos envia,
I por lo tanto os digo y os aconsejo ¡oh hi- sino que nos oponemos formalmente á la vo-
jos 1 que aguantéis el frió, el calor y sus ar- luntad divina, corriendo dia y noche tras los
dores , la calentura, el sudor, el dolor de ca- placeres y deleites corporales, y buscando
- 332 - - 333 -
con todo cuidado los consuelos temporales y debe hacer nuestra alma, porque no habien-
vanidades del mundo. Esteno es ciertamen- do tenido mas q u e penas en este mundo el
te el camino del Hombre-Dios, Jesucristo, divino Maestro, seria indicio de poco amor •
salvador de todos. ¿Cómo podrá jamás diri- y de mucha presunción en aquella alma que
girse hácia Jesús, que es camino, guia y desease ser tratada aquí mejor que su Maes-
ejemplar de dolor, aquella miserable alma tro, y recibir de Jesucristo otra cosa que
que quiere tener siempre consuelo en este dolor.
mundo? Por cierto que el alma cuerda, y Mas agrada á Dios la obra del pobre, q u e
que quiere vivir sábiamente en este mundo, le sirve fielmente por solo a m o r , y sin costo
no debe buscar otra cosa que el dolor, como ni ofrenda alguna para su culto, que la del
lo hizo y practicó su divino maestro Jesús; rico, q u e emplea en ello grandes s u m a s , y
y si tiene una sola chispa de verdadero amor, le sirve con la esperanza de alcanzar bienes
no debe buscar otro l u g a r , ni otro estado, espirituales. Y así el alma que se enriquece
q u e aquel que tuvo Jesús, esto es, el dolor, y es colmada de la gran dulzura q u e expe-
la aflicción y angustia, y en esto debe cifrar rimenta en el servicio de Dios, ejercitándose
únicamente sus consuelos. en él y sirviéndole por su amor, no tiene tanto
Y no digo esto solamente por respecto á las mérito, cuanto alcanza aquella que corre
cosas terrenas y corporales, sino también con igualmente hácia Dios y le sirve con el mis-
respecto á las espirituales; porque en el ser- mo semejante a m o r , pero sin ninguna con-
vicio de Dios no debemos cuidarnos de bus- solacion, antes sufriendo el peso de las aflic-
car los consuelos que en él se hallan. ¿Por ciones y dolores. Así vemos claramente ese
ventura María, la amantísima Madre de J e - rayo de luz que sale de la vida de Jesucris-
sús, viendo atormentado y moribundo en la to , que es el camino; luz divina que nos en-
cruz á su divino Hijo, se ocupó en buscar seña que debemos caminar hácia Dios y en
dulzuras y consuelos? No por cierto, sino Dios por el dolor; y que por los mismos g r a -
angustias, amarguras y dolores. Lo mismo dos que ha recorrido nuestra cabeza, J e s u -
n - XLV,
- 334 - - 338 -
cristo, hemos de andar nosotros que somos tarños por medio del d o l o r , del desprecio,
sus miembros místicos, pues nunca se ha vis- de la pobreza y de la pasión de su santísimo
to que vaya por un camino la cabeza de un Hijo. Sea además la gloria al benignísimo y
hombre y por otro sos piés y manos. De este misericordiosísimo Dios, en quien tanto ha
modo por la pobreza temporal hallará el alma prevalecido la bondad y misericordia, q u e
una riqueza eterna; por el desprecio y la ig- ha querido hacernos participantes de su r e i -
nominia un sumo honor y grandeza de glo- n o , dándonos á cada uno los medios de lle-
r i a ; y por una corta y momentánea peniten- gar á él. Allí gozarémos de su compañía y de
cia , pues la vida del hombre se puede llamar su mismo gozo, si aquí queremos participar
un momento, hecha con pena y dolor, po- de la tribulación, del dolor, del desprecio y
seerá con gran dulzura y consolacion no m e - de la pobreza, que fueron las compañías que-
nos que el sumo bien. Es bien justo que el ridas de su Hijo.
alma sirva á Dios por ser quien e s ; porque Si para gozar del reino celestial fuera pre-
es digno de ser infinitamente amado y ser- ciso lograr la posesion del oro, plata, piedras
vido por toda criatura con gran reverencia, . preciosas y demás riquezas; ó bien si se lo-
á causa de su infinita y altísima bondad, A grara por el valor, el talento ó la fuerza, no
él sea dado el honor y la gloria por los siglos siendo todos iguales, ni teniendo todos estas
de los siglos. Así sea. cosas, no podría ser de todos el reino de los
Sea, pues, dada gloria al omnipotente Dios cielos. Mas se ha dignado poner por precio á
por habernos sacado de la n a d a , dándonos el su gloria unas cosas, que lodos pueden fácil-
ser que tenemos y formándonos á su seme- mente conseguir en todo tiempo y en a b u n -
janza. dancia. En efecto no hay nadie, que si quie-
Sea dado el honor, la virtud y la gloria á r e , no pueda ser pobre por Cristo; que no
este misericordiosísimo Señor, porque de mi- pueda trabajar, ó llevar á lo menos con r e -
serables cautivos, desterrados y condenados, signación y humildad la penitencia y el des-
que éramos, ha querido redimirnos y exal- precio. Y como la vida humana está rodeada
U*
de lodos estos males, debe por amor de Dios — 337 —
tolerarlos con paciencia.y de buen grado palabra la posesion y cambio de este su rei-
cuando le sobrevienen, para entrar en su n o , estableciéndolo firmemente y confirmán-
reino. dolo con su ejemplo. No, no cabe ya mas lu-
Bendito sea aun mas y mas este Dios ben- gar de dudar que podamos y debamos obtener
dito, que no prescribe muchos y largos s u - su reino por medio de los trabajos, afliccio-
frimientos de tales cosas, como precio de su nes y penitencias de esta corta vida, despues
reino, sino solo la brevísima duración de que nos consta que así él lo ha prometido; y
esta vida, que en realidad no es mas que un lo que es mas a u n , despues que él lo confir-
instante comparada con la eternidad de aquel. mó con su ejemplo, queriendo sobrellevar las
tribulaciones, y no entrando en posesion de
i la verdad, si por el amor de Dios y de
su reino sino despues de haber sufrido un
su reino fuese necesario sufrir las cosas mas
sumo dolor, suma pobreza y sumo desprecio.
ásperas, mas duras v mas penosas por d e s -
pacio de millares de siglos, deberíamos acep- Yenid, pues, venid, ¡hijos de Dios! cor-
tarlas con gran deseo, á manos juntas, y aun red á la cruz de Cristo, al dolor, á la pobre-
con inmenso júbilo y acción de gracias: y za, al desprecio, y transformaos con todas
¿cuánto mas ahora que nos es concedido y vuestras fuerzas en este Dios-Hombre ator-
otorgado esto por nuestro misericordiosísimo mentado, que nos amó hasta el punto de su-
Dios, con la sola condicion de sufrirlas d u - frir por nosotros las amarguras de una muer-
rante el curso de nuestra vida, q u e no es na- te tan dolorosa, de tanta ignominia v tan in-
d a , como acabamos de decir, comparada con explicable, solo por redimirnos y darnos el
la duración del reino de los cielos, que no ejemplo de sufrir por su amor cuanto hay de
tendrá fin? acerbo.
La perfección y el distintivo de los verda-
Bendito sea además el gloriosísimo Dios,
deros hijos de Dios, es el amar á Dios y al
que mostrándose á nosotros visiblemente, y
prójimo; y así como este Hombre-Dios cru-
viviendo con nosotros, quiso prometernos de cificado nos amó fiel y purísimamente, sin
tener de sí propio piedad alguna, antes aban- ga morir al mundo y al pecado? ¿ Q u é hom-
donándose todo al dolor por amor nuestro : bre, pues, habrá que se atreva á correspon-
así quiere tambieD absolutamente que le cor- der con poca fidelidad á esta leal y divina
respondan del mismo modo sus hijos legíti- fidelidad? Venid, pues, ¡oh hijos mios ben-
mos , en cuanto de ellos dependa, v en todas ditos! mirad esta cruz, y á Cristo muerto en
ocasiones. ella por nuestras iniquidades, y llorad con-
Por lo que sabed, ¡oh hijos de Dios! que migo, porque nosotros fuimos y somos la cau-
este Hombre-Dios me está continuamente di- sa de tanto dolor con nuestros innumerables
ciendo que os advierta y os exhorte á serle delitos. Vosotros también los que no habéis
fieles, porque él es fidelísimo ; y á uniros al ofendido á Dios tanto como y o , que no soy
prójimo, asociándoos con él por un decidido mas que miseria y pecado, no lloréis menos
v fiel amor. Porque el que es fiel con Dios, ni compunjáis menos vuestro corazon de do-
lo es también con su prójimo : y este H o m - lor, á causa de no haber resistido al pecado,
bre-Dios crucificado nos mostró claramente aunque la gracia de Dios os haya conserva-
con su doctrina y su muerte en cuánto g r a - do la vida, y os haya perdonado por los m é -
do, y en cuántos modos fiel y purísimamente ritos de la cruz de Jesucristo. Y vosotros, ino-
nos amó. centes y santos, diferentes de m í , que soy
una pecadora, y cuantos sois semejantes á
En vista de todo lo dicho, ¿serémos toda-
m í , no tengáis menos motivos de doleros.
vía infieles á Dios, no pensando sèriamente
Porque, cuanto mayor es la gracia q u e r e -
y de continuo en su abyección, en su pobrí-
cibisteis, tanto mas deudores sois á Jesús,
simo nacimiento, en su fatigosa predicación,
que os la mereció. Es cierto que no le fuis-
en su dulcísima y verdadera doctrina, ni en
teis agradecidos cuanto debíais, porque m a n -
su dolorosa muerte, sufrida por nosotros?
chásteis alguna vez vuestra vida, y quizás
¿Por qué nuestro corazon ha de apartar su
perdisteis vuestra pureza. Por lo tanto á to-
vista de estas referidas saludables cosas, sin
dos conviene dolerse, todos deben lamentar-
que su humilde ignominiosa muerte nos ha-
se y levantar los ojos de su espíritu hácia la
difusión de la divina piedad; esto es, conoce
cruz. Al aspecto de esta cruz, q u e el alma DO
cuántas y cuan crueles penas sufrió este Hom-
alcanza á ver y conocer bien sino mediante
bre-Dios en cada uno de los miembros de su
la continua oracion, se obtiene el pleno co-
bendito cuerpo por los pecados de cada uno
nocimiento del pecado, el dolor y contrición
de nuestros miembros. Y así considera el al-
de él, y una luz de profunda humildad. Al
ma en esta cruz cuánto y cómo ha ofendido á
aspecto de esta cruz, revolviendo el alma to-
Dios en su cabeza peinándola, aliñándola,
dos y cada uno de sus pecados, y pensando
ungiéndola y haciendo tantos otros actos de
en Jesucristo dolorido y afligido por todos y
vanidad por agradar al hombre contra Dios;
cada uno de ellos, se compunge, se duele, y
y despues comprende como este Dios y hom-
es impulsada por la pena que le causa á cas-
bre hizo penitencia por estos pecados en su
tigarse y á reformarse á sí m i s m a , y á cada
sagrada cabeza, por la grave pena que sufrió
uno de sus miembros y sentidos.
en ella cuando le arrancaron sus cabellos;
Mirad también, ¡oh hijos benditos de Dios! cuando fue taladrada por las espinas de su
y contemplad el ejemplar de la vida d e este corona, herida con la caña y quedó teñida
Hombre-Dios dolorido; y tomad de él el mo- toda de su preciosísima sangre.
delo de la divina perfección. Contemplad el
L I B R O D E L A VIDA , esto es, la vida y la m u e r -
Lo mismo piensa el alma de los otros miem-
te de este Hombre-Dios dolorido y crucifica- bros, como llevo dicho, por el aspecto de la
do. El aspecto de su pasión y cruz infunde en cruz; en cuyo acto el Hombre-Dios, entrando
el alma un profundo conocimiento d é l a cul- como en coloquio con el a l m a , y como a r -
pa, é inspira una verdadera contrición con guyendo con ella, la hace pasarrevista por
una profundísima humildad. Ye también allí todos sus miembros, y no solo considera la
el alma y conoce la multitud d e s ú s pecados, multitud de los pecados, pertenecientes ácada
y como ofendió á Dios con todos sus miem- miembro, sino también su gravedad. Porque
bros. Ye también venir sobre sí la inefable la infinita gravedad de cada pecado se des-
cubre manifiestamente cuando el alma, m i -
rando la cruz, advierte y conoce que aquella con que Dios, de una manera inefable y s u -
culpa no podia satisfacerse, ni la pena y ofen- perior al alcance de toda criatura, supo eje-
sa perdonarse de otra manera que por tal y cutar la obra de nuestra Redención, en la que
tanta penitencia como el mismo Dios hecho desplegó toda su infinita misericordia, sin
hombre se dignó hacer por ella ; lo que es faltar en lo mas mínimo, antes cumpliendo
incomprensible al entendimiento humano. exactamente las exigencias desu justicia: co-
E n este L I B R O D E L A V I D A ve el alma mas mo supo salvarnos y exaltarnos con su m u e r -
claramente que en otro alguno la divina jus- te sin padecer ningún detrimento en su na-
ticia, y la razón p o r q u e es imposible que el turaleza divina; venciendo y obrando nuestra
pecado quede sin castigo: y ve que el eterno salvación en el santo árbol de la cruz, como
Padre quiso que s u Hijo sufriese la pena de el seductor y homicida del género humano
muerte y los tormentos d e la cruz, á fin de nos habia perdido por medio del árbol pro-
q u e los pecados del género humano fuesen de hibido. Y en todo esto obró de tal manera,
este modo perdonados: ve asimismo en este que mientras parecía morir entonces reani-
Libro la infinita bondad y misericordia de maba todas las cosas, y destruía la muerte
Dios, como fue movida de piedad hacia nos- de todos; y por medio de sus tormentos, do-
otros, queriendo él mismo satisfacer por nues- lores é ignominias preparaba las delicias, la
tros pecados, mas bien que abandonarnos al alegría y el gozo al género humano, y le f a -
desprecio, al dolor y á la condenación eter- cilitaba la eterna gloria: logrando igualmen-
na. A-llí descubre también la infinita volun- te por la ignominia de su cruz, que parecía
tad de Dios, y s u infinita solicitud y cuida- á los hombres la mayor de las locuras, con-
do en salvarnos y conducirnos á nuestra ver- fundir á toda la sabiduría del mundo, y h a -
dadera patria, sin omitir nada porhacer, has- ciendo resplandecer con tal locura la divina
ta morir en c r u z , por colocarnos en el goce sabiduría. Todas estas y otras muchas cosas,
eterno de su beatísima compañía. que son inefables, se manifiestan en la cruz
Ye también el alma la infinita sabiduría
Nuestro Señor Jesucristo, Hijo bendito de
ai que atentamente, y con la ayuda de la di-
Dios omnipotente á quien sea dado el honor
vina gracia, la considera.
y la gloría por los siglos de los siglos. Amen.
Ve además el alma en este L I B R O D E V I D A
la mansedumbre de Dios, por la q u e , mien-
tras padecía basta morir, no maldijo ni se
vengó; antes bien en medio d e las injurias
q u e se estaban cometiendo contra su perso-
na , alcanzó para aquellos mismos que le c r u -
cificaban el perdón y la gloria del paraíso. FIN.
Ve igualmente la infinita humildad d e u n
Dios, que siendo el Rey de la gloria le hizo
tolerar una muerte tan afrentosa como la de
cruz. Ve por fin, como el tormento de la cruz
fue á un tiempo para el hombre la libertad
y redención del infierno, la conquista del pa-
raíso , y su reconciliación con Dios ; siendo al
mismo tiempo nuestro ejemplo y enseñanza
de la virtud, nuestra fortaleza contra los ene-
Barcelona 31 de j u l i o de 1852.
migos, y el precio de nuestra dicha sempi-
R e i m p r í m a s e . — DR. EZEKARKO, Vicario General.
terna , á la que por ella podemos llegar, aun-
que miserables, y sin ella no nos queda po-
sible ningún otro camino.
Infinitas, pues, son las cosas que pode-
mos leer en este bendito L i b r o , verdadero
L I B R O DE L A V I D A y d e la verdad inefable,
ÍNDICE
DE LAS MATERIAS QUE CONTIENE ESTE TOMO.
PÁG..
Al piadoso lector. g
Prefacio del t r a d u c t o r francés. 7
Invocación á J e s ú s y á M a r í a . 11
CAPÌTOLO P R E L I M I N A R . De cuán ú t i l sea la m e -
ditación sobre la pasión de Jesucristo. 14
CAPÍTULO P R I M E R O . Del a m o r q u e J e s u c r i s t o nos
ha m a n i f e s t a d o , q u e r i e n d o satisfacer él m i s m o á
la Justicia divina por n u e s t r o s pecados. 24
C A P . II. J e s ú s b a q u e r i d o s u f r i r m u c h o por n o s -
otros , p a r a hacernos c o m p r e n d e r la grandeza del
a m o r q u e nos t i e n e . 37
CAP. III. J e s ú s por n u e s t r o a m o r h a q u e r i d o s u -
frir desde el principio d e su vida los dolores de la
pasión. so
C A P . IV. Del gran deseo q u e tuvo J e s ú s de p a d e -
cer y m o r i r p o r nuestro a m o r . gg
C A P . V. Del a m o r que J e s ú s nos ba manifestado
legándosenos á si m i s m o en alimento a n t e s de su
muerte.
CAP. VI. Del sudor de sangre y de là agonia de
J e s ú s en el huerto. 82
CAP. VII. Del a m o r q u e J e s ú s nos ha testificado
sufriendo tantos menosprecios d u r a n t e su pasión. 93
C A P . VIII. Sobre la flagelación de Jesucristo. IOS
CAP. I X . De la coronacion de espinas. 122
CAP. X. Del Ecce H o m o . 131
CAP. XI. De la sentencia d e m u e r t e c o n t r a J e s u -
cristo, y de su camino b a s t a el Calvario. 139
CAP. XII. D e la crucifixión de Jesús. 153
CAP. XIII. De las últimas palabras de Jesús sobre LIBROS Y H O J A S VOLANTES
l a c r u z , y d e su m u e r t e . 168 Q U E HA D A D O Á LUZ
N O T A . P a r a c o m p l e t a r los n ú m e r o s i n t e r m e d i o s
q u e faltan, se imprimirán sucesivamente otras ho-
j a s p o r el e s t i l o .