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Poder Judicial de la Nación

2010 Año del Bicentenario

Sala I, C/N°° 44.639 “Reynoso, Juan


Oscar s/nulidad y prescripción”
Juzgado N°10 - Secretaría N°20
Expediente N° 10.009/03

Reg. N° 1172

////////////////////////////nos Aires, 23 de noviembre de 2010.


Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
I. Las presentes actuaciones llegan a consideración de este
Tribunal con motivo del recurso de apelación interpuesto por el Dr. Federico
Enrique Sambucetti, abogado defensor de Juan Oscar Reynoso, contra la decisión
del Juez de grado de rechazar los planteos de nulidad y prescripción que el letrado
había articulado en representación de su pupilo (fs. 14/6).
II. Sostuvo el apelante que el anterior asistente técnico de
Reynoso, Dr. Sergio Ranchillo, había litigado durante el transcurso de este
proceso sin encontrarse debidamente inscripto en el Colegio Público de Abogados
de la Capital Federal.
Desde la óptica del Magistrado de la instancia anterior, el
defecto advertido no poseería la entidad suficiente para afectar la validez de los
actos en los que intervino el mencionado letrado, ya que si bien éste no se hallaba
inscripto en la correspondiente colegiatura, estaba habilitado para actuar como
abogado ante la justicia federal del interior del país.
Desde esa perspectiva, consideró, de manera adicional, que a
pesar de la irregularidad administrativa detectada, el letrado había participado
activamente durante el proceso en defensa del implicado, por lo cual no advertía
que aquella situación hubiese provocado un perjuicio concreto que ameritara la
sanción procesal pretendida.
Por su parte, y en contraposición a la postura del juzgador, el
impugnante puso de resalto, en líneas generales, la importancia que revestía la
actividad de contralor asignada al Colegio Público de Abogados de la Capital
Federal, y adujo que el vicio acreditado resultaba insubsanable en la medida de
que el imputado no había contado en actos esenciales del proceso (vgr. al prestar
declaración indagatoria) con una defensa plena, resultando inválidos por esa razón
todos los actos alcanzados por esa irregularidad (art. 167, inc. 3° del CPPN).
Por su parte, la querella, al mejorar fundamentos en esta
instancia, solicitó la imposición de costas a la parte recurrente.
Finalmente, cabe destacar que si bien el recurrente cuestionó
también en el escrito de apelación la decisión del a quo de rechazar el planteo de
extinción de la acción penal por prescripción, lo cierto es que el mentado tópico
fue introducido, según las propias manifestaciones de la defensa en el escrito
inicial y en el remedio procesal intentado, como consecuencia necesaria y lógica
del planteo de nulidad (así, señaló que el pedido se efectuaba como “corolario
lógico de la nulidad planteada”, o bien que “dicha nulidad implica
automáticamente la procedencia de la prescripción solicitada” –ver fs. 1/2 y
20/3—).
A su vez, no ha sido sostenido de manera fundada en esta
instancia aquel agravio relativo a la vigencia de la acción penal, como tampoco la
objeción vinculada con el modo en que habían sido impuestas las costas del
proceso, crítica consignada en el líbelo de apelación.
Por las razones expuestas, la revisión excitada abarcará
exclusivamente la cuestión atinente a la validez de los actos procesales en los que
intervino el Dr. Sergio Ranchillo.
III. Habiendo efectuado una reseña del conflicto planteado, es
preciso señalar que, a criterio de este Tribunal, resultan acertados los motivos
expresados por el a quo al momento de rechazar el planteo de nulidad articulado
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por la defensa, sobre la base de considerar que la falta de inscripción en el Colegio
Público de Abogados de la Capital Federal del letrado que intervino en
representación de Reynoso no habría acarreado un menoscabo al ejercicio pleno
de su derecho de defensa.
En efecto, tal como lo ha apuntado el juzgador, si bien el Dr.
Sergio Ranchillo no se encontraba habilitado administrativamente para litigar ante
los Tribunales de esta ciudad, actuó de manera efectiva como abogado defensor de
Reynoso en todos los actos procesales que así lo requerían, sugiriendo medidas de
prueba y articulando las herramientas procesales a su disposición para representar
acabadamente los intereses de su asistido.
Por esa razón, más allá de las cuestiones mencionadas de un
modo general en el recurso vinculadas con las funciones de contralor asignadas a
la colegiatura de esta ciudad, no ha podido ser demostrado por el impugnante que
el vicio alegado haya provocado una lesión concreta y efectiva al derecho de
defensa del implicado, resultando insuficiente su mera invocación como
fundamento excluyente de la sanción procesal pretendida.
Cabe recordar que la declaración de nulidad de un acto procesal
presupone, de acuerdo con la interpretación restrictiva que rige en la materia y con
los alcances de los principios de conservación y trascendencia, la acreditación de
un perjuicio real y concreto respecto del orden del proceso y de las garantías que
son su causa (en idéntico sentido, Sala I, c/n°44.438 “Insaurralde, Juan C.
s/rechazo de nulidad”, reg. 809, rta. 26/08/10, entre muchas otras).
Así lo ha entendido la Cámara Nacional de Casación Penal al
considerar viable su declaración cuando “se verifique un perjuicio real y concreto,
esto es, que se haya producido una efectiva limitación de un derecho. Y esto así,
más allá de que se trate de una nulidad relativa o absoluta. En efecto, la garantía
de defensa en juicio tiene carácter sustancial y por ello exige la acreditación del
concreto perjuicio que pudo inferir el presunto vicio de procedimiento y la
solución distinta que pudo alcanzarse en el fallo de no haber existido éste”
(CNCP, Sala III “C.3561: “Alincastro, Jorge R”, rta. 9/4/02, reg. 137/02; C.4859:
“Alais, Julio Alberto”, rta. 23/4/04, reg.199.04.3, entre otras).
Por su parte la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que “su
procedencia exige, como presupuesto, que el acto impugnado tenga trascendencia
sobre las garantías esenciales de la defensa en juicio o se traduzca en la
restricción de algún otro derecho. De otro modo, la sanción aparecería
respondiendo a un formalismo vacío, que va en desmedro de la idea de justicia y
de la pronta solución de las causas, en lo que también está interesado el orden
público” (CSJN: C.N°:A-63 XXXIV “Acosta, Leonardo y otro”, rta. 4/5/00,
Fallos 323:929).
En suma, siendo que no ha podido efectuarse una concreta
vinculación entre la irregularidad advertida y el menoscabo de la garantía
constitucional de defensa en juicio del causante, corresponde homologar el
rechazo del planteo de nulidad articulado.
Y teniendo en cuenta que, a criterio de este Tribunal, la parte
recurrente no tenía razón plausible para litigar, provocando con su planteo la
dilación injustificada del sumario, se le impondrán las costas del proceso.
En virtud de lo expuesto, el Tribunal RESUELVE:
CONFIRMAR la resolución recurrida en todo cuanto
resuelve y ha sido materia de apelación, imponiéndose las costas del proceso a la
parte impugnante (arts. 530 y 531 del CPPN).
Regístrese, hágase saber al representante del Ministerio
Público Fiscal y remítase a la anterior instancia a fin de que se practiquen las
notificaciones de rigor.
Sirva la presente de atenta nota de envío.
Dr. Eduardo R. Freiler Dr. Jorge L. Ballestero Dr. Eduardo G. Farah

Ante mi: Sebastián N. Casanello


Secretario de Cámara

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