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La mujer que tenía flujo de sangre: La fe en Jesús

septiembre 11, 2014

Texto clave: Marcos 5:21-34

¿Qué hace en la persona la fe en Jesús?

Se cuenta que un hombre “había estado ausente de su casa por algunos meses y se preguntaba, al
acercarse a ella, si su pequeña Margarita, quien apenas podía sentarse sola, lo recordaría. Para
probar su memoria, se coloco en un lugar donde el podía verla, pero que ella no podía verlo, y la
llamo en el viejo tono familiar: "¡Mague!" Ella dejó caer sus juguetes. Otra vez repitió su nombre
"¡Mague!" y habiendo inspeccionado una vez más el cuarto con su mirada, pero no viendo el
rostro de su padre, se puso muy triste y volvió a tomar sus juguetes. Por tercera vez llamo
"¡Mague!" y ella, dejando caer sus juguetes se puso a llorar extendiendo sus brazos en la dirección
de donde provenía el sonido de la voz, sabiendo que aunque no podía ver a su padre, él debía
estar allí.

Todos hemos actuado alguna vez depositado nuestra fe en algo o en alguien. Algunas veces nos
hemos equivocado y en algunas veces hemos acertado. Pero esta historia que acabamos de leer,
nos muestra no la equivocación, sino el acierto de haber depositado su fe en Jesús.

I). La fe en Jesús enciende una esperanza. V. 25-26

A. Porque “desde hacía doce años padecía de flujo de sangre” La Biblia no nos da su nombre
solo su condición. Estamos hablando de un problema menstrual crónico.

Quizás ya la anemia se había apoderado de ella. Jesús le llama “azote” a esta enfermedad. (V. 34)
Es como si la hubieran estado flagelando por 12 años. Si es difícil para una mujer su periodo cada
mes, para esta mujer era mucho peor porque tenía un constante flujo de sangre desde hacia 12
años. Y más difícil es su condición por ser una mujer judía. Su enfermedad afectaba toda su vida.
Era considerada inmunda por la ley de su época. (Lv. 15:25-30) Era casi como si estuviera leprosa.
Afectaba su vida:

Marital = No podía estar con su esposo, si lo tenia.

Maternal = No podía estar con sus hijos, si los tenia.

Hogareña= tenia que tener sus propias cosas, una cuchara, un plato, una cama para ella, una silla,
etc.

Religiosa = No podía ir al templo.

Social = Nadie se le acercaba.


¿Cuántos años usted lleva pecando? Quizás también su enfermedad espiritual ha afectado su vida
con su esposa (o), con sus hijos, con sus amigos y sobre todo con Dios.

B. Porque “había sufrido mucho de muchos médicos”

Desde el punto de vista medico esta mujer estaba desahuciada pero nadie tenia la cortesía de
decírselo. Quizás muchos de ellos solo experimentaban en ella, levantando falsas esperanzas.
Quizás los tratamientos había sido drásticos pero sin resultados positivos. Cuantas personas no
vagan por el mundo en busca ayuda para su alma cansada y lo único que recibe son desengaños.
Religiones falsas, hombres queriendo se Dios. Pero lo que los hombres no pueden hacer, Dios lo
puede hacer.

C. Porque “gastado todo lo que tenía”

Probablemente esta mujer había tenido dinero alguna vez, pero ahora esta pobre y enferma. Lo ha
gastado todo y no ha encontrado la salud. Ha probado de todo, desde el medicamento más
sofisticado y caro, hasta el remedio más casero y común. Esto ilustra perfectamente que los
remedios humanos son ineficientes contra las enfermedades espirituales. Ahora no solo era
tensión física, sino también tensión financiera. Era como echarle sal a una herida abierta.

D. Porque “nada había aprovechado, antes le iba peor”

Los medicamentos y remedios no le habían ayudado solo empeorado. No había nada más que
hacer. Sus esfuerzos habían sido inútiles, su dinero había sido inútil. Sus esperanzas se han
desboronado. Cuando queremos buscar la ayuda en otras cosas o en los hombres muchas veces
nos complicamos más la vida.

E. Porque “oyó hablar de Jesús”

No sabemos como había oído hablar de Jesús pero despertó su esperanza. La fama curativa de
Jesús volvió a encender la llama apagada de su corazón. ¡Por fin hay alguien que después de
tantos años puede hacer algo por ella! Jesús no solo es el mejor sino el único recurso para una vida
enferma de pecado. La mujer no había visto ningún milagro de Jesús, solo “oyó hablar de el”. “la fe
viene por el oír” (Rom. 10:17)

II). La fe en Jesús reconoce su poder. V.27-28

A. El reconocer es de grandes y siempre conduce a Jesucristo. Ella ya no pensaba en tener una


entrevista con Jesús, solo en tocar su manto. Para una mujer sana tocar el manto de Jesús no
significaría nada, para esta mujer enferma significaba todo.
B. El saber reconocer quien eres tú, quien es el Señor y lo que puede hacer por ti no es de
cualquiera. Ella creía que el solo tocar el “borde” (Lc. 8:44) Es decir, el extremo u orilla del manto;
seria sana. Eso es fe.

C. Es reconocer el enorme poder que tiene Jesús. Lo que había escuchado de Jesús fue tan
convincente que inmediatamente lo que intento fue tocar una parte de la vestimenta de Jesús.
Saber que lo que nadie mas pudo hacer, Jesús lo hará. Eso es fe y ella lo reconoció. Hay muchas
personas que reconocen que Jesús tiene poder pero no el suficiente para ayudarlos. Y esa no es fe.

III). La fe en Jesús toma decisiones. Lc 8:44

A. Decidir no perder más tiempo.

Esta mujer ya había perdido los mejores 12 años de su vida. Y no estaba dispuesta a morir en esa
condición. Ella quería vivir una vida normal. Ella quería una vida social, casarse y tener hijos si es
que no lo había hecho ya. Quería ir al templo. Ser como las otras mujeres. Ella no se rindió. Logro
la oportunidad que Jesús estaba cerca.

B. Decidir vencer obstáculos.

Esta clase de decisiones vence todos los obstáculos, y el primer obstáculo que tuvo que vencer es:
Que para tocar a Jesús tiene que tocar a la gente y si la gente la reconoce pierde la oportunidad.
Pero ella esta dispuesta a correr el riesgo. Lo que ella hizo fue algo pequeño en comparación a lo
que Jesús hizo por ella, pero hizo algo. La sanidad empieza cuando hacemos algo. Empieza cuando
extendemos la mano, cuando damos el primer paso. Cuantas personas necesitan la ayuda de Dios
pero no hacen nada. La ayuda de Dios esta disponible solo para los que le busca.

“El que busca encuentra”. Es poco lo que podemos hacer para sanar nuestra alma pero es
necesario. La fe sin esfuerzo no es fe. Su fe tiene que hacer que se acerque a Jesús.

IV). La fe en Jesús experimenta cambios. V.29

A. Cambios en el corazón.

Esta mujer en este momento de su vida no solo tenía problemas en su cuerpo externo, sino
también en su corazón, interno. Los problemas de su cuerpo eran, enfermedad, delgadez pobreza,
anemia. Los problemas del corazón era, soledad, temor, desanimo. Pero cuando toco el manto de
Jesús empezó a sentir un cambio en su vida. Muchos viven sus vidas desangrándose. Es decir, la
vida se les esta yendo y no han decidido tocar a Jesús. Las drogas, el alcohol, el tabaquismo, están
haciendo que se vaya la vida de las manos y la gente no hace nada.

B. Cambios al se acerca a el.

La Puerta no se abre a empujones sino a quien la toca. Jesús no solo esta interesado en sanarle
espiritualmente, sino que también quiere que usted lo sepa. Jesús quiere que sepas que los
fracasos del ayer no volverán jamás. Pablo dijo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Cor. 5:17) Jesús no
emplea su poder con cualquiera, sino con el que se acerca a el desesperanzado poniendo toda su
confianza en el.

Pero solo el que se acerca a el lo puede saber. Pablo pensó en esto cuando escribió: “Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom. 12:1-2)

V). La fe en Jesús se hace publica. V. 30-33

A. Jesús te quiere ante su presencia.

Ella tocó a Jesús secretamente, quería pasar de el discretamente como quien se sube al autobús
de pasajeros y se sienta hasta el ultimo lugar sin hablar con nadie. Pero Jesús no esta dispuesto a
que eso suceda. Quiere publicar el milagro, publicar su fe.

No debemos sentir vergüenza al actuar a base de la fe. No podemos ser discípulos de Cristo a
escondidas como Nicodemo. Jesús reclama tu presencia. El quiere que estés delante de el. Jesús
pregunta: “¿Quién me ha tocado? El tacto llama a la vista. Del manto al rostro. De la mano a los
ojos. Jesús sabe que el toque y el empujón son dos cosas muy diferentes. El empujón solo es
presión sin rostro. Un bulto anónimo. Una fuerza sin nombre, sin historia. Motivado solo por las
circunstancias. Cocha con todos sin encontrarse con nadie. El toque es personal e intimo y Jesús
quiere todos lo sepan.

B. Jesús quiere confesarte ante el Padre.

Jesús dijo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré
delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres,
yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”. (Mt. 10:32-33) Lo que ella había
hecho era ante los ojos de muchos una abierta rebelión contra el sistema religioso de su tiempo
que determinaba lo que estaba limpio y lo que estaba sucio. Tocar a un hombre sin que él lo
supiera y contagiarle su “impureza” habría merecido un severo castigo. Pero Jesús delante de
todos no alaba a un gran maestro, ni a un fiel seguidor, sino alaba la fe de una mujer. Notemos
que Jesús no le pregunto nada.

Ella sola saco todo lo que tenia en su corazón y que había guardado por tanto tiempo. Texto dice
que le dijo “toda la verdad”.

VI). La fe en Jesús tiene recompensa. V.34

A. Jesús nos consuela. ¿Cuánto tiempo hacía que esa pobre mujer no escuchaba esa palabra
cariñosa? Probablemente ella ya se había habituado a que la llamaran “inmunda”. Pero aquí Jesús
la llama hija, su hija. Esta es la única ocasión registrada que Jesús le dice hija a una mujer. Quizás
porque ella lo necesitaba más que nadie.
“Para el que es amado siempre, una palabra de amor puede ser una migaja, pero para el que esta
hambriento de amor puede ser una banquete. Y Jesús le dio un banquete a esta mujer.

B. Jesús esta dispuesto hacer por ti lo que nadie mas esta dispuesto hacer. Jesús dice: “el que a
mi viene yo no lo rechazo” “El es el único que mira lo que tu haz sido, lo que eres y lo que serás
algún día. El te esta esperando. Lava tus pecados en el bautismo invocando su nombre.

Conclusión

Me pregunto ¿Qué hubiera pasado si esta mujer solo se hubiera quedado con lo que sabia de
Jesús y nunca se hubiera atrevido venir a tocarlo? Probablemente no hubiera vivido mucho. Su
vida hubiera quedado como muchas en el olvido. Pero su fe la llevo a la persona correcta. A la
persona que en su amor esta dispuesta a transformarnos en aquello para lo que nos creo. Si
alguien quiere depositar su en la persona correcta tiene que venir.

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