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Monografía
Estudiante:
Coordinador de Programa:
Universidad De Antioquia
2015
Resumen
Summary:
Conclusiones .................................................................................................286
Referencias ....................................................... ¡Error! Marcador no definido.7
Introducción
Anestesia General
Inducción anestésica
Hay que tener en cuenta, que no todos los fármacos se pueden utilizar en
cualquier procedimiento. En anestesia, no existen protocolos confiables, solo
existen necesidades individuales de cada paciente como se ha mencionado
anteriormente.
Uno de los anestésicos locales más utilizados desde el siglo XIX fue la cocaína, un
anestésico que generaba ciertas complicaciones ya que inducía reacciones
adversas como úlceras corneales y reacciones conjuntivales severas lo que
condujo a descubrir otros agentes anestésicos locales como la lidocaína,
tetracaína, proparacaína, etc (Eke et al., 1998). Hoy en día, estos anestésicos se
siguen utilizando rutinariamente en la práctica veterinaria para cirugía oftálmica.
Algunos trabajos sugieren que la anestesia tópica puede emplearse con éxito
tanto para la cirugía de catarata y glaucoma incluso para la vitrectomía posterior.
La anestesia tópica pura es eficaz para la cirugía del segmento anterior, si bien la
instilación intracamerular de anestésico, introducido por primera vez por Gills,
bloquea las aferencias nerviosas del iris y del cuerpo ciliar, lo que mejora el dolor
intraoperatorio. Otra anestesia novedosa es el gel de lidocaína al 2%, que posee
la ventaja teórica de un mayor tiempo de contacto con la superficie ocular y mayor
tiempo de anestesia. La aplicación repetida aumenta la eficacia y la analgesia
conseguida es compatible a la obtenida por otros autores con la anestesia
intracamerular.
La anestesia local puede ser obtenida con gotas o geles oftálmicos. Con los geles
se logra una mayor concentración del medicamento en la cámara anterior, lo que
puede producir analgesia superior que las gotas, las cuales solo producen
anestesia en la superficie (De Miranda et al., 2015). La desventaja del uso de
geles es que al parecer aumenta el riesgo de endoftalmitis post operatoria, ya que
actúa como barrera para los agentes antisépticos que se apliquen. Es por esto que
es conveniente aplicar povidona yodada al 5- 10% antes de usar el gel de
anestesia, teniendo precaución de instilar gotas anestésicas antes de usar el
antiséptico. (García et al., 1992)
Cuando se trabaja con gotas, se debe tener en cuenta que la penetración en el ojo
del medicamento depende de la concentración, la permeabilidad de la córnea y la
velocidad de eliminación del saco conjuntival. El flujo lagrimal y el espacio
conjuntival ejercen un efecto dinámico sobre las concentraciones. Cuando se
aplica una gota y el ojo no parpadea, se retendrá aproximadamente de 10 a 25 uL
del líquido adicional en el saco conjuntival. Si se pasa este volumen el líquido
rebosara o se expulsara por el conducto lagrimal. Después de unos 5 minutos,
solo permanece el 20% en la superficie ocular, debido a la absorción por
conjuntiva, cornea y drenado por conducto nasolagrimal. (De Miranda et al., 2015)
Los bloqueos regionales son de gran utilidad ya que logran proveer buena
analgesia y aquinesia del ojo durante la cirugía, además de una buena analgesia
postoperatoria. García 2010 La técnica depende del área de inserción de la aguja,
la profundidad de esta y el ángulo. Los 4 músculos rectos extraoculares, tienen su
origen en el tendón anular, en el ápice de la órbita, y se extiende anteriormente
hacia la inserción en el ojo, creando un compartimento denominado cono muscular
ocular. El bloqueo clásico retro bulbar se logra por la ubicación de la aguja por el
borde inferotemporal, para que la aguja se posicione dentro del cono.
Normalmente el líquido difunde entre el espacio intraconal al extraconal, o sea que
si se inyecta fuera de los músculos (extraconal) se logra igual la anestesia
regional.
Anestesia subconjuntival
Esta técnica se utiliza para evitar el movimiento del ojo cuando la anestesia para la
relajación muscular periférica no puede ser utilizada (paciente geriátricos y con
riesgo anestésico alto). En comparación con otras técnicas como el bloqueo
retrobulbar, este método resulta más seguro ya que con la primera existe el riesgo
de la aplicación directa subaracnoidea provocando paro respiratorio por la
inyección intravascular y posterior absorción sistémica (Duke, 2001. Accola et al.,
2006. Duke, 2000 ).
Procedimiento: Se utiliza una aguja calibre 22 con una longitud de 2.5 cm. Ésta se
inserta la aguja ventral al arco cigomático por debajo del canto lateral del ojo y
hacia la rama vertical de la mandíbula (imagen 1). Luego se dirige la aguja hacia el
límite rostral de la rama mandibular y se orienta la aguja mediodorsalmente hacia
el lagrimal, buscando los nervios oculomotor, troclear y nervios oftálmicos que
salen de la fisura orbitaria
Bloqueo perimandibular
Esta técnica se utiliza a menudo cuando los procedimientos oculares son menores
y comprometen regiones anatómicas de la cavidad bucal. La aguja utilizada en
esta técnica es de calibre 22 (3.8 cm). La posición de la aguja se coloca ventral al
proceso cigomático a nivel del canto lateral. Se realiza la inserción a 0.5 cm
craneal a la porción vertical de la rama de la mandíbula. Se avanza con la aguja
en dirección mediodorsal y craneal a la rama vertical de la mandíbula hasta
alcanzar el espacio retrobulbar. El fármaco puede depositarse en el espacio
intraconal o en ciertas ocasiones en el espacio extraconal ( Accola et al., 2006)
Imagen 6. Fotografía de un cráneo
canino mostrando la dirección de la
aguja para el bloqueo
perimandibular. Duke, 2001.
Otras observaciones realizadas por Andrade et al., 2010, reportan que el bloqueo
peribulbar con ropivacaína al 0,75%, asociado con la anestesia general inhalatoria
por isoflurano se convierte en un método factible para la extracción extracapsular
de cataratas en perros, caracterizada por acinesia de los músculos extraoculares,
centralización de los ojos satisfactoriamente, valores adecuados de presión
intraocular y bloqueo sensorial prologado posoperatorio
Estos resultados nos llevan a concluir que las técnicas de bloqueo regional
pueden ser tranquilamente utilizadas para la cirugía ocular, siempre y cuando se
tengan en cuenta factores como tipo de paciente, procedimiento a realizar, riesgo
anestésico y fármaco a utilizar, siendo potencialmente utilizadas para el campo de
la cirugía ocular en la medicina veterinaria.
Los relajantes musculares son más antiguos que la anestesia misma. Estos
relajantes musculares son fármacos que actúan sobre los centros nerviosos y
deprimen la actividad del musculo esquelético, disminuyendo el tono y los
movimientos voluntarios (Kopman et al., 2009). Se plantea su uso en microcirugía
ocular ya que el más mínimo movimiento del paciente puede alterar de manera
importante el resultado de la cirugía, como por ejemplo en cirugía de extracción de
cataratas.
Hay que tener en cuenta que la duración de los relajantes musculares se prolonga
por hipotermia, acidosis, disminución de la pseudocolinesterasa que normalmente
disminuye en preñez, insuficiencia hepática y renal, y por uso concomitante con
ciertos fármacos (Badía et al., 1997).
Conclusiones
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