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«Echaste un velo de sombra sobre el bello mundo y vas creyendo ver, porque mi-
des la sombra con un compás» (Antonio Machado)
«Tengo para mí que las ilusiones son algo en cierto modo real, puesto que son in-
gredientes esenciales del sistema de la naturaleza humana dados por la naturaleza
a los hombres todos; de modo que no es lícito despreciar esas ilusiones como si
fueran sueños de un individuo; sin ellas, nuestra vida sería cosa bien misérrima y
bárbara» (Leopardi, Zibaldone di pensieri, I, 52)
RESUMEN. Este artículo pretende mostrar la ABSTRACT. This paper attempts to review
crítica de Hume a la tradicional oposición en- Hume’s criticism of the traditional confronta-
tre razón y pasión. Frente al modelo de razón tion between reason and passion. Against the
geométrica y de metafísica esencialista de model of a geometrical reason, Hume sug-
cuna platónico-pitagórica, Hume apuesta por gests another possible source of certainty
otra fuente de certezas «a la medida de lo hu- which is capable of overcoming the «miser-
mano», capaz de superar las «miserias» —li- ies» —limits and ideological excesses— of
mitaciones y excesos ideológicos— de esa that demonstrative and intuitive reason. There
razón demostrativa e intuitiva. En las cuestio- are no geometrical self-evidences in issues
nes de hecho y en la moral no hay autoevi- concerning facts and morality. Only a re-
dencias geométricas. Sólo un nuevo y más newed and wider concept of rationality is
amplio modelo de racionalidad será válido valid when thinking about those issues. Be-
para reflexionar sobre esas cuestiones. Junto sides mathematical reason and its absolute
a la razón matemática y sus certezas plenas, certainties, there would be another kind of
habría otra forma de certeza igualmente váli- equally valid, but much more useful certainty,
da, pero mucho más útil, que Hume descubre that Hume discovers as rooted in the senti-
arraigada en la dimensión pasional humana. mental dimension of human beings. Thus, he
Alumbra así «lo otro de la razón» en el inte- reveals «the other of reason» inside reason it-
rior de la misma, anticipando importantes self, foreseeing important ideas of contempo-
ideas de autores contemporáneos críticos de rary authors, who are critical with the ex-
la «razón carismática» moderna. cesses of the modern «charismatic reason».
Palabras clave: Pasión, razón geométrica, Key words: Passion, geometrical reason, be-
creencia, modernidad, racionalismo, empiris- lief, modernity, rationalism, empiricism, dog-
mo, dogmatismo, escepticismo, crítica de la matism, critic of metaphysic.
metafísica.
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NOTAS Y DISCUSIONES
un modelo falso. Y aunque como moder- dor de la autoridad religiosa y de sus in-
no e ilustrado Hume haga del sujeto la confesables fines. La fama de filósofo
instancia fundadora del sentido, subraya- ateo no le impidió a Hume exponer en
rá, con todo, dos cosas. De un lado, que boca de Filón su respeto por la verdadera
esa instancia constituyente de sentido es religión como respeto sentía también por
algo en sí mismo constituido. De otro, la verdadera metafísica: «Pero tan grande
que la razón misma lejos de ser soberana, es mi veneración por la religión verdade-
autotransparente y autónoma, se nutre de ra como lo es mi aborrecimiento de las
una pasión. El sujeto, refiere Hume una y supersticiones vulgares; y siento un pla-
otra vez, llega propiamente a ser sujeto cer especial, debo confesarlo, en llevar
fundante y regulador, esto es, llega a ser los principios de la superstición hacia el
«naturaleza» a través de la experiencia absurdo, y, a veces, hacia la impiedad» 6.
reiterada, del hábito. Descubre esto El empeño en desvelar el absurdo y hasta
Hume tras un análisis genético de ese su- la impiedad en estos discursos ideológi-
jeto-naturaleza; tal análisis le permite cos obedece al convencimiento de que
concluir que finalmente el mecanismo mientras «los errores en materia de filo-
que activa y constituye al sujeto como sofía son solamente ridículos, en materia
instancia legisladora, como «naturaleza», de religión son peligrosos» 7. Peligrosos
ocupa ese lugar tan despreciado por la tanto para el propio sentimiento religioso
tradición, ese lugar marcado con el nom- como para la convivencia pacificada. En
bre de lo «irracional». Hume no tiene este sentido, Filón concluía que no otra
más remedio que arruinar la asentada cosa que la impiedad resultaba precisa-
oposición entre razón y pasión. La arrui- mente del intento de Cleantes de raciona-
na teniendo en cuenta, en primer lugar, lizar las cuestiones de fe. Y añadiríamos,
que la tradición acuña un concepto de ra- no otra cosa que las guerras de religión
zón y de argumentación racional excesi- que asolaban Europa eran un buen ejem-
vamente restringido, estrecho y corto plo del uso ideológico de las creencias.
para abordar la esfera de los aconteci- Afortunadamente, «los hombres siempre
mientos y de la acción humana. Frente a derivaron y siempre derivarán sus senti-
ese concepto, elabora un nuevo concepto mientos religiosos de otras fuentes» dis-
de racionalidad más amplio y que de nin- tintas de los razonamientos metafísicos 8.
gún modo lucha contra pasión alguna: la La denuncia de Hume, por tanto, re-
argumentación racional sobre hechos y clamaba la separación de ciencia y creen-
acciones resulta de una pasión que opera cia religiosa como medio de preservar la
al modo en que lo hacen los instintos en dignidad de cada una de ellas. Pero su lu-
los animales. De este modo queda alum- cidez fue aún mayor. Atisbó algo que ha-
brado lo «otro de la razón» en el interior ría correr ríos de tinta pasando el tiempo, a
de la misma razón, como su raíz última, saber, que el origen último de esos peli-
tal y como harán después importantes au- gros y de esos reales males del exceso celo
tores contemporáneos conscientes de la racionalista estaba, en realidad, en la pre-
imagen excesivamente deificada de la ra- tensión de la Filosofía de lograr una obje-
zón moderna. tividad «deductiva» e «intuitiva» —esto
Por otro lado, el carácter ideológico es, «científica» u «objetiva». Cientificidad
de la metafísica parecía inquietarle a que, con todo, él mismo exigió para el
Hume especialmente. Fue testigo de que Treatise, en cuanto proyecto de una «cien-
el discurso racionalista muy a menudo ha cia de la naturaleza humana fundamento
devenido un puro instrumento legitima- de todas las demás». Él mismo podría pa-
legitimadora del dogmatismo religioso bito de pensar a cuestiones en las que no debe-
tradicional. El atuendo revelado ya como ría ejercitarse» 20.
«pseudocientífico» sirve también de asilo La metafísica aquí sancionada es
a un desfundamentado discurso religioso aquella que pretende fundamentar racio-
que lucha por recuperar su perdido lugar nalmente —desde una determinada con-
como instancia legitimadora, en un mun- cepción de la razón, como vemos— todo
do que pretende afianzar su seculariza- orden de conocimiento y de acción: la
ción. Resume Hume así: metafísica racionalista, de cuna platónica
Realmente, aquí reside la objeción más y cartesiana. Tiene en mente Hume a los
plausible y justa a una parte de la metafísica: intelectualistas morales y a todo intento
que no es propiamente una ciencia, sino que de justificar racionalmente la religión y la
surge, bien de los esfuerzos estériles de la va- moral (Clarke o Wollaston y el mismo
nidad humana, que penetraría en cuestiones Locke 21); a todos aquellos que coinciden
completamente inaccesibles al entendimiento, «en afirmar que la moralidad como la
bien de la astucia de las supersticiones popu- verdad se discierne meramente por medio
lares que, siendo incapaces de defenderse a sí de ideas, por su yuxtaposición y compa-
mismas sobre adecuados fundamentos (fair
grounds), levantan estas zarzas enmarañadas
ración» 22. Lamenta también Hume la
(intangling brambles) para cubrir y proteger construcción de una ciencia no formal,
su debilidad» 18. como la moral, sobre relaciones eternas e
inmutables, «tan invariables como cual-
Repárese en dos ideas expresadas en quier disposición acerca de la cantidad y
el texto que permiten avanzar nuestro ra- el número». Para Hume, la razón «aban-
zonamiento. Se dice en él algo ya al me- donada a sí misma», al puro operar de sus
nos apuntado: que el absurdo del discurso solos principios 23, a su dimensión analí-
metafísico resulta de un abuso lingüísti- tica y deductiva es mucho más frágil, cie-
co. O, mejor, que son esas «zarzas enma- ga y limitada de lo que se cree, menos au-
rañadas», la «oscuridad de las ideas y la tárquica y más pasiva de lo que se presu-
ambigüedad de los términos» las que pro- me. Y cuando se aleja además de la
ducen «la ilusión» de un discurso 19. De experiencia de la vida corriente, de la
ahí que Hume encare la crítica de la razón práctica humana, es proclive a la contra-
metafísica desde una particular teoría del dicción, al fanatismo y a la intolerancia,
significado. Pero además el texto delimi- según ya sabemos. Pero en cualquier
ta «una parte de la metafísica» como la caso, ésta no es más que una parte de la
carente de significado. ¿Cuál es esa espe- metafísica. Hay otra: la que Hume pre-
cífica metafísica fuente del error, allende tende fundamentar. Un nuevo tipo de me-
el entendimiento, carente de significado, tafísica crítica y útil. Crítica de la metafí-
infructuosa y cobijo de superstición? Sir- sica sofística (pura retórica sin significa-
van las palabras de Filón contra «el argu- do) e ideológica (falsa y adulterada). Y
mento ontológico» como respuesta: útil (y placentera) en un doble sentido. En
la medida en que al «desenmascarar» el
«(...) el argumento a priori ha sido pocas fondo ideológico de la metafísica dogmá-
veces considerado como algo muy convenien- tica, impulsa la ilustración a la que el pro-
te. Ha tenido éxito entre gentes orientadas a la pio Hume se encomienda. Y en cuanto
metafísica y acostumbradas a los razonamien-
tos abstractos. Estas gentes, habiendo encon-
cumple, por añadidura, una básica fun-
trado en el estudio de las matemáticas que el ción vital.
entendimiento llega frecuentemente a la ver- La filosofía es, en efecto, insoslaya-
dad negando las apariencias y transitando por ble. Responde, como veremos, a una pa-
las tinieblas, han trasplantado este mismo há- sión, instinto o tendencia natural de la
«el principal obstáculo para nuestro per- natural, la religión natural o las matemáti-
feccionamiento en las ciencias morales o me- cas, cuanto las que se saben más cercanas
tafísicas es la oscuridad de las ideas y la ambi- porque expresamente se ocupan del hom-
güedad de los términos...; trataremos de fijar bre (de sus operaciones mentales —como
el significado preciso de estos términos y (así)
podremos alcanzar mayor claridad y precisión
la lógica—, de nuestros gustos y senti-
en sus razonamientos filosóficos de lo que mientos —como la crítica literaria, artísti-
hasta ahora hemos podido obtener» 36. ca y la moral—, o finalmente la política
—centrada en la vida en sociedad). Tanto
Aunando estos dos textos, la nueva unas como otras —escribe Hume— nada
metafísica se identificaría, en una de sus podrán decir «con certeza antes de que nos
partes, con un análisis crítico lógico-lin- hayamos familiarizado con la ciencia del
güístico, destinado a detectar discursos hombre» 40. Estamos ante el «sueño antro-
ideológicos y a-significativos. De conse- pológico» de Hume, ante el giro subjeti-
guir esta anatomía o «geografía mental» vista de la modernidad que él sabe llevar
y este análisis del significado de los tér- precisamente hasta sus últimas conse-
minos habríamos llegado ya muy le- cuencias y desvelar sus peligros, debilida-
jos» 37; tan lejos como llega el Libro I del des e incluso absurdos.
Treatise y la primera Enquiry, en los que Sólo hay un límite para este ambicio-
culmina la llamada «lógica», cuyo objeto so proyecto: el que impone la experiencia,
son «los principios y operaciones de «nueva base» (new footing) sobre la que
nuestra facultad de razonamiento y la na- habrá de levantarse «la nueva ciencia».
turaleza de nuestras ideas» 38. Como buen empirista, aplica al ámbito de
Pero la «nueva ciencia» pretende ade- la filosofía moral el método experimental
más ser un sistema de todas las ciencias que Lord Bacon (antes que Newton) había
particulares. En consonancia con el objeti- utilizado en su filosofía natural 41. Sigue
vo de la filosofía tradicional, persigue si así la estela de sus compatriotas Locke,
no un único principio —algo en lo que Hutcheson, Shaftesbury, Mandeville y
Hume desconfía—, al menos, un número Butler 42. Ajeno pues —con Bacon— toda
de principios generales de la naturaleza «anticipación del entendimiento» o —con
humana— («fuentes secretas»), que sir- Newton— a toda hipótesis, la experiencia
van de estructura básica de toda ciencia, será la fuente de autoridad inamovible de
de fundamento de toda certeza y saber 39. los principios buscados. Ir más allá de la
Tales principios generales quedan desve- mera descripción de esos principios, aten-
lados al estudiar el sujeto mismo que co- diendo a algo más que a sus efectos reales
noce, quiere, actúa y siente. Perseguirá así o a su puro funcionamiento fáctico; o, de
los principios del entendimiento (del razo- otro modo, perseguir el origen y causa úl-
nar riguroso); pero también de las pasio- tima de esos principios, ni puede ni debe
nes, sentimientos y de la conducta social: ninguna ciencia si no quiere caer en la
los principios, en suma, de lo humano en producción de quiméricos, cuando no
su completitud. Cierto que Hume socava ideológicos discursos 43.
una forma de saber; pero justamente para
cimentar en principio otra filosofía fun-
dante. Y así otorga «prioridad epistemoló- 4. La Filosofía como crítica del
gica» a «la filosofía moral» o «ciencia de lenguaje: una teoría del significado
la naturaleza humana». Porque toda cien-
cia depende de y remite a la naturaleza hu- Examinemos ahora esa esencial «parte
mana. Tanto los saberes aparentemente crítica» de la Filosofía moral o «Ciencia
alejados de lo humano como la filosofía de la naturaleza humana», mediante la
que el apasionado y joven Hume está dis- condiciones de posibilidad del conocer o
puesto a derrumbar «los castillos en el pensar y las condiciones de posibilidad
aire» levantados por la Teología y la Me- del decir con sentido son las mismas, y
tafísica, y a casi desalojar las bibliotecas que, por tanto, el lenguaje no es más que
de Occidente con la quema de todo volu- un vehículo del pensamiento. Sin aban-
men que por no dedicarse a razonamien- donar la inaugurada gnoseología de ideas
tos sobre cantidad o número o sobre —como decimos—, pensar o conocer
cuestiones de hecho y existencia, no po- para Hume consiste simplemente en te-
dían contener sino sofistería e ilusión 44. ner ideas. Por su lado, el lenguaje es un
Hacemos este examen no tanto para ex- mero instrumento expresión del pensa-
poner la crítica humeana del lenguaje, miento, y el significado de un término
cuanto para rastrear el alcance y el senti- coincide con el pensamiento o idea que
do de la crítica humeana a la metafísica expresa. Un término carente de significa-
dogmática y, con ella, al racionalismo do sería, según esto, un término sin pen-
geometrizante. Sin duda esa parte crítica samiento, sin idea. No otro es el caso de
de la «nueva filosofía» es un momento la metafísica criticada: un conjunto de
concreto en el conjunto de la crítica del palabras sin significado, sin pensamien-
racionalismo moderno. A través de esta to. Esta sería una de las razones de su mi-
crítica queremos ir hilvanando una serie seria: ocuparse de problemas que en rea-
de ideas que matizan la posible interpre- lidad no lo son, porque son pseudocues-
tiones emergentes de una pura confusión
tación escéptica de Hume, (como la de
lingüística, de una «enmarañada jerga»
Laird, por ejemplo, y en tiempos de
(jargon) 46, «disfraz» de aparente senti-
Hume la de Thomas Reid y James Bet- do; pero, en realidad, simple flatus vocis.
tie), ya descolorida, por lo demás, desde Y ésta es, en fin, la razón (o sinrazón) que
un naturalismo (como el visto a partir de «obstaculiza el progreso de la filoso-
Kemp Smith o Mounce), y que permiten fía» 47: no decir nada que pueda resolver-
esbozar, frente a la tendencia racionalista se. Emitir una fórmula capaz de desenre-
monolítica y restrictiva, una distinta con- dar esa confusión lingüística —que nos
cepción de la filosofía y de la racionali- hace creer que pensamos o conocemos
dad humana más amplia, en paralelo a la cuando en realidad sólo proferimos soni-
amplitud del mundo y del ser humano. dos—, será la clave metodológica de la
La «Filosofía moral» en su dimen- crítica a la metafísica. Esa fórmula es el
sión crítica consiste —decíamos— en criterio de significado felizmente halla-
una analítica lógico-lingüística de las po- do: el principio de copia.
tencias, ámbitos, validez y límites del en-
tendimiento, definidora de lo propiamen-
te cognoscible y de lo expresable con La legalidad de la conciencia: último
sentido. Con un instrumental teórico criterio de significado
idéntico al de Locke y Descartes, una
gnoseología de ideas, hará el más «feliz Importa retener aquí que el criterio de sig-
de los descubrimientos»: «un criterio nificado determina la validez de todo pen-
universal de significado» con el que dis- samiento y discurso; que muestra lo im-
criminar la «pura palabrería sin sentido» pensable e indecible exponiendo las con-
y de pacificar el escenario de eterna con- diciones del pensar y del decir con
troversia habitual a la metafísica 45. Pero sentido. ¿En qué consiste ese criterio de
este descubrimiento descansa en el presu- significado? En la aplicación de ese pri-
puesto no cuestionado, a saber, que las mer principio general de la naturaleza hu-
mientos y acciones no podría hablarse de de lo que puede ser de otro modo, ajeno a
(naturaleza humana), si ellos desapare- la necesidad geométrica y al principio de
cieran, ella perecería y se destruiría in- no-contradicción: a la certeza absoluta,
mediatamente» 57. Que es entonces en pues. Para las cuestiones de existencia
esta legalidad que funda «naturaleza hu- quedaría reservada otra forma de conoci-
mana» donde radica el significado, pare- miento y otra forma de racionalidad por-
ce desprenderse de lo visto. Pero aún tadora de un grado de certeza también
cabe indicar que el criterio de significado distinto: el grado de certeza (no demos-
no es un principio lógico, sino una con- trativo) que acompaña a la reflexión
clusión extraída de la experiencia. Resul- sobre los acontecimientos y la acción
ta de una inferencia causal. De la obser- humana. Y, por tanto, el grado de certeza
vación de la conjunción constante entre de la mayor parte de las especulacio-
impresiones e ideas se infiere la necesaria nes filosóficas: aquellas que no se limi-
conexión entre ellas y la prioridad episte- ten a enunciados sobre la cantidad y el
mológica de las primeras sobre las segun- número.
das. Por tanto, el criterio de significado Haber dicho esto adelanta mucho ca-
remite, de nuevo, al análisis de los princi- mino en la crítica a la metafísica, pues en
pios asociativos de la naturaleza humana esta aparentemente simple delimitación,
y, más concretamente, a aquello que ex- queda ya implícita la crítica al racionalis-
plica la inferencia causal. Descubrir las mo dogmático, que pretende hallar certe-
leyes asociativas generadoras del discur- zas absolutas para un ámbito de objetos
so con sentido para poder de-limitar dón- en el que Hume establece su imposibili-
de radica el sin-sentido, será entonces el dad. Sin embargo, aún no contamos con
paso que nos toca dar ahora. las razones de esta imposibilidad. Sólo
Pero antes de ver qué tipo de leyes sabemos que las cuestiones de hecho son
asociativas le interesan a Hume, recorde- los objetos propios de una filosofía que
mos qué objetos componen el discurso tiene por objeto lo que acontece (no las
significativo. De la disección de ámbitos «relaciones de ideas»). A esto habrá que
y grados de conocimiento, Hume conclu- añadir la siguiente afirmación de Hume:
ye la existencia de dos únicos posibles que todo razonamiento acerca de las
objetos de la razón, correspondientes a «cuestiones de hecho» se funda necesa-
las dos únicas formas posibles de investi- riamente en las inferencias causales.
gación (de ciencia y de certeza). Las «re- Toda argumentación filosófica, «con ex-
laciones de ideas» (ámbito de las ciencias cepción de la geometría y la aritmética»,
formales) y las «cuestiones de hecho» tiene su fundamento en procesos inferen-
(ámbito de lo que acontece y de la acción ciales. La crítica al racionalismo dogmá-
humana). Para las «relaciones de ideas», tico es realizada así por Hume desde una
espacio del mero operar a priori de la ra- crítica de los fundamentos epistemológi-
zón, quedaría reservada la certeza abso- cos de la propia reflexión filosófica inte-
luta (demostrativa o intuitiva). Es senci- resada en los acontecimientos y en la ac-
llamente el terreno de las verdades de ra- ción humana. Sacar a la luz que toda re-
zón leibnizianas, de la necesidad, regido flexión filosófica sobre «realidades» se
y dispuesto por el principio de no-contra- funda no en la razón —la cual es idónea
dicción. En él, y sólo en él, puede hablar- para las idealidades matemáticas— sino
se de knowledge (conocimiento en senti- en una pasión, como veremos, hará tam-
do estricto). Diferente es el caso de los balearse el edificio completo de la meta-
acontecimientos. Estamos en el terreno física dogmática.
na» 64. En este sentido, para Hume el há- La razón de esta determinación nos re-
bito sería el esquema mediador en el que sulta tan desconocida como la razón
van actualizándose los principios de la de la «atracción» de los planetas —dice
naturaleza humana 65, la instancia que Hume—; «... tendremos que contentarnos
permite constituir lo que funcionará al con él como el principio último que pode-
modo en que funciona el «instinto» en los mos asignar a todas nuestras conclusiones
animales: que parten de la experiencia» 71. Estamos
ante un principio asociativo prerreflexivo
«En efecto, después de una repetición
frecuente veo que cuando aparece uno de los
(a-racional) «de» la naturaleza humana,
objetos, la mente se ve determinada por cos- que no es la «razón última», pero es lo úl-
tumbre a atender a su acompañante habitual, y timo que podemos señalar, y es —y esto
a considerarlo bajo una luz más intensa, en es lo que importa resaltar— la verdadera
virtud de su relación con el objeto primero. Es «guía de la vida humana». De él depende
pues esta impresión o determinación la que todo razonamiento sobre cuestiones de he-
me proporciona la idea de necesidad» 66. cho, esto es, toda reflexión sobre el mundo
Fijémonos en este texto. Indica que «la y sobre la acción en él. Estamos, en fin,
idea de necesidad», como toda idea, surge ante la pura legalidad de la naturaleza dis-
de una impresión, no sensible sino de refle- puesta por ella para realizar sus propios fi-
xión: es un sentimiento, una determinación nes: la supervivencia de la especie y la di-
irrefrenable a producir inferencia: a pasar rección de nuestra conducta en toda cir-
de un objeto a la idea de su acompañante cunstancia y suceso de la vida humana 72.
habitual 67. En cuanto impresión de refle- Reflexión y acción serían así puras
xión, deberá tener su origen en una idea, la funciones vitales. Estas son las conclusio-
idea de conjunción constante que la obser- nes que se extraen de lo visto hasta aquí:
vación reiterada de casos vinculados nos que aquello que damos en llamar «razón»,
ofrece. Cabe afirmar que «la necesidad es aquello que nos impulsa a emitir juicios, a
algo existente en la mente, no en los obje- pensar y a actuar, resulta ser una inclina-
tos» («necessity is somenthing, that exists ción natural irreflexiva. Que no «depende
in mind, not in objects» 68). Es una ley del toda la conducción de nuestra vida» y toda
pensamiento; pero una ley que resulta, que ciencia más que de «una especie de instin-
deviene por efecto de la costumbre. Esta to o fuerza mecánica que actúa en noso-
subjetivización de la causalidad permite a tros sin que la conozcamos» 73. Y que, por
Hume decir que la eficiencia de las causas tanto, la «naturaleza humana, por medio
no está en las causas mismas, ni en la divi- de una absoluta e incontrolable necesidad,
nidad, ni en la concurrencia de ambos, sino nos ha determinado a realizar juicios
que pertenece por entero a la mente. Es «en exactamente igual que a respirar y a sen-
la mente donde está el poder real de las tir» 74. La voz de la razón —frente a lo
causas a la vez que su conexión y necesi- pensado por el racionalismo dogmático—
dad» 69. ha resultado ser la más débil de las guías.
Respecto de la razón última de esta Es más, sin esas propensiones últimas que
legalidad subjetiva, sobre por qué el hábi- constituyen la naturaleza humana —avisa
to actúa como actúa, no ensaya Hume nin- Hume— «nunca sabríamos ajustar medios
guna respuesta. Sólo sabemos que hay un a fines o emplear nuestros poderes natura-
principio y que es subjetivo: «el hábito de les en la producción de cualquier efecto.
contraer hábitos». Y conocemos sus efec- Se acabaría inmediatamente toda acción,
tos: determinarnos de un modo prerrefle- así como la mayor parte de la especula-
xivo 70 a generar juicios de necesidad. ción» 75.
El privilegio de este principio «de» de una nueva Scene of Thought. Sin duda,
la naturaleza humana, la costumbre, (que de nueva «escena del pensamiento» pue-
genera propiamente naturaleza, esto es, de hablarse si entendemos las radicales
fuente de legitimidad y sentido) frente a implicaciones de la idea de creencia para
la razón, es afirmar un mundo y un sujeto la filosofía. Un nuevo concepto más
«ordenados», y promover la acción. Mas amplio de racionalidad, bien llamada
la costumbre es guía de la acción justa- «creencial» o «vital», hace su aparición
mente en cuanto produce creencia. La in- ahora. Las inferencias causales en las que
ferencia va, en efecto, acompañada de quedan fundados todos nuestros juicios
creencia. Al inferir no sólo concebimos de existencias son sólo posibles en virtud
el efecto a partir de la causa, sino que de una fuerza «vital» generadora de «or-
creemos además que tal efecto se produ- den», de un férreo nexo entre el pasado y
cirá de hecho. Concebir no es pues creer. el porvenir. En ese «orden» ficcionado
Creer es algo más: un modo más fuerte y por obra de la imaginación creemos, y
vivaz de concebir, una suerte de senti- porque creemos en él podemos proyec-
miento irrefrenable que provoca el asenti- tarnos en el porvenir y actuar con un alto
miento. Y si la creencia no cuenta con el grado de confianza y seguridad. Hume
alto grado de certeza propio del razona- revisó así el papel que la tradición conce-
miento demostrativo, goza de la rapidez, dió a la razón, la pasión y la imaginación.
seguridad y eficacia de toda operación Lo que habitualmente llamamos entonces
instintiva. Como tal, consiste en una fuer- razonamiento y (objetividad) tiene ahora
za oculta a la conciencia, espontánea y su fundamento (junto a la sensibilidad y
evidentemente sentida, no reflexionada. la memoria) en el dinamismo de la imagi-
Este es el carácter determinante del hábi- nación 77: en ese operar de una facultad
to, «que donde es más fuerte, además de «mágica del alma» —en cuanto racional-
compensar nuestra ignorancia, incluso se mente inaccesible— que se desencadena,
oculta y parece no darse meramente, por- como ya hemos apuntado, en el trato con
que se da en grado sumo» 76.
la experiencia reiterada. Sabemos ahora
Si la crítica humeana a la idea de cau-
que lo que normalmente llamamos razón
salidad es importante —decíamos—, lo es
es «un maravilloso e ininteligible instinto
en la medida en que permite una nueva
de nuestras almas, que nos lleva a lo lar-
concepción de la racionalidad superadora
go de un cierto curso de ideas y les con-
de la estrechez de la racionalidad geométri-
ca moderna, de su arrogante pretensión de fiere cualidades particulares, según sus
ser la suprema instancia legisladora de toda particulares situaciones y relaciones» 78.
la vida humana. Hume redefine el concepto La tan citada frase del Libro III del Trea-
mismo de racionalidad, de realidad y de lo tise que sentencia «la razón es, y sólo
humano, lo que le permite reelaborar una debe ser, esclava de las pasiones, y no
nueva concepción de la «filosofía» supera- puede pretender otro oficio que el de ser-
dora tanto del dogmatismo racionalista virlas y obedecerlas» 79, resumiría
como del escepticismo. Veámoslo. —como vemos— lo dicho hasta aquí y
unificaría el sentido de su obra epistemo-
lógica y ética.
7. Conclusión: Un nuevo concepto En suma, Hume perfila una nueva
de racionalidad concepción de la razón no monolítica,
sino escindida, en correspondencia con la
En la carta que citamos al comienzo de escisión de la realidad y del hombre. La
este trabajo, Hume anunciaba la apertura Razón geométrica, fuente de verdad y de
NOTAS
1 Aunque las anticipaciones de este citadísimo derivaría toda verdad en cuestiones de Crítica (litera-
lema serían muy copiosas en esa época. Entre otras ria y artística) así como de Moral. (....) Creo que para
muchas, cabría textos de Francis Bacon, de Descartes que un hombre tenga éxito en este estudio se requiere
o de Poullain de la Barre. poco más que lo siguiente: expulsar todos los prejui-
2 Cfr. Treatise of Human Nature: being an attempt to cios, tanto de sus propios opiniones como de las de los
introduce the experimental Method of experimental Met- demás» (The Letters of David Hume. J.Y.T. Creig edi-
hod of Reasoning into Moral Subjects. L.A. Selby-Big- tion, vol. I, pp. 13-14).
ge. Oxford at Clarendon Press, 1888, Libro III, Parte I, 4 «Pasión» es el nombre más general en inglés
sec. I, p. 455; trad. cast. de Félix Duque, Editora Nacio- para todo tipo de sentimientos. No sólo el sentimiento
nal, Madrid, 1981, p. 672: «La moral es un asunto que de placer y dolor, sino también los apetitos corporales
nos interesa por encima de todos los demás. Así, cree- y las emociones. Cfr. Smith, Kemp, N., The Philo-
mos que cualquier decisión sobre este tema pone en jue- sophy of David Hume. A Critical Study of its Origins
go la paz de la sociedad; y es evidente que esta preocu- and Central Doctrines, London, Macmillan and co.,
pación deberá hacer que nuestras especulaciones parez- 1949.
can más reales y consistentes que cuando el asunto nos 5 Treatise, L II, P III, sec. III, p. 413; trad. cast.,
resulta casi completamente indiferente». Gilles Deleuze p. 614: «La mayor parte de la filosofía moral, sea anti-
insistió en ese interés (Empirismo et subjectivité. Essais gua o moderna, parece basarse en este modo de pen-
sur la nature humaine selon Hume, París, Presses Uni- sar; no hay tampoco campo más amplio, tanto para ar-
versitaires de France, 1953. Más recientemente, ha insis- gumentos metafísicos como para declamaciones popu-
tido en esto John W. Danford, David Hume and the pro- lares, que esta supuesta primacía de la razón sobre la
blem of reason: recovering the human sciences. New pasión. La eternidad, invariabilidad y origen divino de
Haven/London; Yale University Press, 1990). la primera han sido presentadas para hacerla más ven-
3 «Resolví hacer de ésta (de la naturaleza humana) tajosa, mientras que se ha insistido fuertemente en la
mi principal objeto de estudio, y la fuente de la que ceguera, inconstancia y falsedad de la segunda».
Hume pondrá de manifiesto que la supuesta batalla tein. De ahí que se haya considerado el texto de Hume
entre razón y pasión es falsa, en la medida en que la como un precedente del neopositivismo en muchos
razón que argumenta en los asuntos de la acción hu- sentidos. Siendo cierto esto, creo, sin embargo, que
mana es una pasión. los textos de Hume anticipan además otras corrientes
6 Diálogos sobre la religión natural. Alianza, Ma- de pensamiento contemporáneas, críticas del excesivo
drid, 1999, p. 160. celo racionalista de la filosofía tradicional (desde
7 Treatise. Libro I, Parte IV, 7, 272, ed. cast. ideas nietzscheanas a pragmatistas). Críticas que no
p. 425. estando en el Tractatus, aparecen también, por cierto,
8 Diálogos, p. 29. en las Investigaciones filosóficas. Sobre esto, puede
9 El problema planteado en parte de los Libros II y verse mi trabajo «La filosofía como «phármakon» del
III es precisamente este: hacer ver que las distinciones encantamiento del lenguaje», en A. Alonso y C. Galán
morales no derivan de esa razón demostrativa; que, (eds.) Wittgenstein, 50 años después. Editora Regional
por tanto, el razonamiento demostrativo no puede ser de Extremadura/Gabinete de Iniciativas Transfronteri-
motivo de una acción, ni evitarla, y que habrá que zas, Mérida, 2004, vol. II, pp. 13-46.
20 Diálogos, P IX, pp. 116-117.
buscar en otro lugar que no sea la deducción racional
para poder fundamentar (término que habrá también 21 John Locke, Essay, III, XI, $16; IV, III, $18-20.
que redefinir) la acción práctico-moral. O, de otro En la estela de Locke, Clarke, Wollaston y otros inten-
modo, que en cuestiones morales, no rige la autoevi- taron fundamentar la moral y la religión en la razón
dencia ni el rigor matemático. demostrativa. «Lo que había comenzado siendo un in-
10 An Enquiry concerning Human Understanding, tento de mostrar cuántas de las cosas esenciales del
L.A. Selby-Bigge, Oxford, At the Clarendon Press, Cristianismo eran demostrables con la razón, terminó
1975 (2.ª ed), sec. 1, p. 11; ed. cast. de Istmo, Madrid, proclamando que sólo era esencial lo que podía ser de-
2004, pp. 40-41. fendido racionalmente» (Noxon, J., La evolución de la
11 El lenguaje de Hume es idéntico al de Francis filosofía de Hume. Madrid, Revista de Occidente,
Bacon en este punto. En Treatise. L. III, P. I, sec. I, 1974, p. 74). Frente a los intentos de fundar la moral y
455 señala: «A todo razonamiento abstruso le acom- la religión en la razón, Hume señala en una carta a
paña un problema (inconvenience): puede, en efecto, Hutcheson —de quien se nutre en este tema yendo
hacer callar al adversario, pero no convencerle». La más lejos que él— del 16 de marzo de 1740: «Cuando
imputación a la escolástica de esterilidad de sus razo- consideras que una acción o carácter es vicioso, no
namientos hacían coincidir a Descartes también con quieres decir más que desde la particular constitución
Bacon, para quien igualmente tales razonamientos de tu Naturaleza tienes un sentimiento (a Feeling or
estaban alejados del buen sentido y eran simple fruto Sentiment) de reprobación (Blame) al contemplarlo.
del ingenio y del artificio retórico. Para Hume es Vicio y virtud, por tanto, pueden compararse a los so-
ahora, entre otros, John Locke quien adolece de ese nidos, colores, al calor y al frío, que, según la filosofía
problema. Resulta interesante recordar la idea del moderna, no son cualidades en los objetos sino per-
Discurso del método de que la resolución de todo cepciones en la mente» (Letters, pp. 39-40).
problema filosófico se logra cuando la razón se im- 22 L. III del Treatise, P. I, sec 1, p. 457; trad. cast.
modificado la traducción. Creo que «aparejo» es más México, FCE, 1955, vol. III, p. 257.
30 Enquiry, p. 179.
adecuado que «cuerda» para lo que aquí Hume preten-
de expresar. 31 Descartes, R., Meditaciones Metafísicas, III, ed.
16 Diálogos, p. 35. Gredos, Madrid, 1987, pp. 34-35.
17 Enquiry, sec. XII, P. III, p. 165; trad. cast. 32 Enquiry, sec. I, 1, 8; p. 25; Diálogos, p. 34.
desprecio de las hipótesis, e insinúa que estos compa- 58 Cfr. Treatise, L. II, P. III, sec. I, p. 401; trad.
triotas nuestros que las han desterrado del reino de la cast., p. 599.
filosofía moral han hecho un servicio aún mayor al 59 Cfr. Treatise, L. I, P. I, sec. VII, p. 18; trad.
mundo que My Lord Bacon, a quien el autor considera cast., p. 108.
como padre de la física experimental». 60 Enquiry, sec. IV, p. 29; trad. cast., p. 93.
42 Abstract, p. 646. 61 «Es evidente, en primer lugar, que la repetición
43 Cfr.Treatise, p. XXII; «toda hipótesis que pre-
de objetos similares en relaciones similares de suce-
tenda descubrir las últimas cualidades originarias de la sión y contigüidad no descubre nada nuevo en ningu-
naturaleza humana deberá rechazarse desde el princi- no de ellos, dado que no podemos efectuar inferencia
pio como presuntuosa y quimérica» (Treatise. alguna a partir de esa repetición, ni hacerlo objeto de
p. XXVI). razonamientos, sean estos demostrativos o probables,
44 Enquiry, sec. XII, P. III, 135; p. 192; trad. cast. como ya hemos probado» (Treatise L. I, P. III.
352. He modificado la traducción. sec. XIV, p. 164; trad. cast., p. 290).
45 Abstract, p. 32. 62 Cfr. Navarro Cordón, J. Manuel, «Naturaleza
46 Enquiry sec. II, 22; ed. cast. p. 37. Hume pro- humana y significado (Sobre la crítica de Hume al dis-
fundiza la línea de análisis del lenguaje iniciada por curso teológico)», en Revista de Filosofía, 2001: 26,
Francis Bacon en su teoría de los idola y por Locke en pp. 85-119.
la parte III de Ensayo sobre el entendimiento humano. 63 Treatise, L. I, P. III, sec. XVI, p. 309; trad. cast.,
cuentra uniformidad en los detalles. Por el contrario, cies, causas y efecto, identidad, cosa, yo; en ellas cree-
con la observación de la diversidad de conducta en mos y debemos creer, pues es esta capacidad poiética
distintos hombres, podemos formar una mayor varie- la que eleva al hombre por encima del animal. Esa
dad de principios que, sin embargo, suponen cierto creencia se nos impone de un modo prerreflexivo. Sa-
grado de uniformidad y regularidad. ¿Son distintas las ber que la creencia funciona como funciona en noso-
costumbres de los hombres en diferentes épocas y paí- tros, exige un análisis genético de formación de la
ses? Este hecho nos enseña la gran fuerza de la cos- misma. Algo que ambos autores hacen a su manera.
tumbre y de la educación que moldean la mente huma- Salvando las distancias epocales, sería interesante ras-
na desde la infancia y le conforman un carácter fijo y trear estas y otras similitudes.
establecido» (Enquiry, sec. VIII, P. I, p. 83-85; trad. 77 «La memoria, los sentidos y el entendimiento
surdo (absurdity) que creo ningún hombre que tenga tos últimos, que acaba autodestruyéndose, pues de-
competencia en materias filosóficas podrá jamás des- semboca en el escepticismo (más tarde Nietzsche diría
velar» (cit. por Kemp Smith, o.c., p. 61, n. 1). en el nihilismo), y las «ilusiones de la imaginación»,
72 Enquiry, sec V, P. II p. 55 y 56; trad. cast., siempre bajo sospecha de que sus altos vuelos extra-
pp. 143-45. víen, como extravían la costumbre y la creencia acríti-
73 Enquiry, sec. IX, p. 109; trad. cast., p. 243. ca, en efecto. (Treatise, L. I, P. IV, sec. VII, p. 268;
74 Treatise, LI, P. IV, sec. I, 183, trad. cast., p. 315. trad. cast., p. 420).
75 Enquiry, sec V, p. 45; trad. cast., 123. 83 Debo esta reflexión a la generosidad de José
76 Enquiry, sec. IV, pp. 28-29; trad. cast., p. 93. Luis Pardo.
Queremos apuntar ciertas similitudes de estos textos 84 Como fuente de placer, por el simple hecho de
con algunos de Nietzsche, en los que subraya también ser una pasión. Al final del Treatise señala Hume que
la legalidad constituyente de la imaginación, de la siente perderse un placer si no se dedicase a la filoso-
creencia y el hábito, y, sobre todo, su absoluta necesi- fía. Igualmente es la satisfacción de este placer el ori-
dad para preservar la sociedad humana. Como un sim- gen de su filosofía (Treatise, L. I, P. IV, sec. VII,
ple ejemplo de la afinidad, mencionemos que en Ver- p. 271). También en Diálogos, p. 34 recalca que «se
dad y mentira en sentido extramoral, por ejemplo, el siente atraído por un cierto placer y satisfacción que él
filósofo alemán habla de un «sentimiento» o «instinto encuentra en conducirse de ese modo».
de verdad», entendido como una propensión a crear un 85 «Of the Dignity of Human Nature», The Philo-
cierto «orden» ausente en el mundo de los objetos, sophical Works, T.H. Green & T.H: Grose, Aalen
con vistas finalmente a preservar la vida humana en (Darmstadt), Scientia Verlag, 1964, vol. 3, p. 152;
sociedad, el contrato social. Ese instinto es el respon- trad. cast. «De la dignidad o miseria de la Naturaleza
sable último de que esa actividad creadora humana de Humana» en Disertación sobre las pasiones y otros
la que dependen la memoria, los sentidos y la razón ensayos morales. ed. de José Luis Tasset, Barcelona,
—que es la imaginación— ficcione, cree metáforas Anthropos, 1990, p. 161.
útiles, en las que quedan incluidas todos los conceptos 86 Cfr. Enquiry, sec. I.
de los que se sirve la ciencia, el arte, la religión y la fi- 87 Cfr. Historia natural de la religión, XV.
losofía. Trabajamos así con cuerpos, líneas, superfi- 88 Cfr. Diálogos, p. 25.