Venciendo Los Enemigos Del Hombre V1O

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Diseño de la Portada: José Moreno

Grabados, pertenecientes a la serie: Los Caprichos de Goya
Autor: Luis Alfonso Sánchez Rojas
luis.sanchez@icrconsulting.com.ve
Impresión: Gráficos Bicolor
ISBN: En Trámite
Depósito Legal: En Trámite
información@icrconsulting.com.ve
icrconsultingca@gmail.com
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Todos los Derechos Reservados

Este documento y ninguna de sus partes pueden ser utilizados y reproducida por algún medio sin autoriza-
ción alguna del editor o autor del libro.
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INDICE
PROLOGO ___________________________________________ 6
INTRODUCCION ______________________________________ 9
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes” Confucio
SOBERBIA _________________________________________ 14
“La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad
y abyectos y humildes en la adversidad” Nicolás Maquiavelo
PESIMISMO _________________________________________ 26
“Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda
oportunidad” W. Churchil
DESCONFIANZA _____________________________________ 38
Es más vergonzoso desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.
François de La Rochefoucauld
INTOLERANCIA _____________________________________ 48
Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he
de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita
ponerles remedio” Mahatma Gandhi
INDECISIÓN ________________________________________ 55
“A los tímidos y a los indecisos todo les resulta imposible, porque así se lo parece”
Walter Scott
INCONSTANCIA _____________________________________ 67
La inconstancia y la impaciencia destruyen los más elevados propósitos. Confucio
DESORDEN _________________________________________ 79
El mayor desorden de la mente consiste en creer que las cosas son de cierta manera, porque
nosotros deseamos que así sean” Jacques Benigne Bossuet
IRA ________________________________________________ 90
“El éxito y el fracaso dependen de la sabiduría y la inteligencia, que nunca pueden funcionar
apropiadamente bajo la influencia de la ira” Dalai Lama
IMPRUDENCIA ______________________________________ 99
"La imprudencia suele preceder a la calamidad" Apiano
HIPOCRESIA _______________________________________ 108

“La hipocresía es el colmo de todas las maldades” Molière
ODIO _____________________________________________ 114

“El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor” Buda
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MIEDO ____________________________________________ 123

“Quien vive temeroso, nunca será libre” Horacio
AVARICIA _________________________________________ 132

“La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por
satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo” Erich Fromm
INCAPACIDAD _____________________________________ 139

Quien tiene que recurrir a la fuerza para cumplir sus objetivos está confesando, en el fondo,
su incapacidad para dialogar, para convencer, para trabar alianzas y negociar”
Francisco Martín Moreno
PEREZA ___________________________________________ 146

No son las malas hierbas, las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del
campesino” Confucio
ENVIDIA ___________________________________________ 153

“La envidia es una declaración de inferioridad” Napoleón
TRISTEZA _________________________________________ 159

“Con frecuencia una alegría improvisada vale más que una tristeza cuya causa es verdadera
”René Descartes
CONCUPISCENCIA __________________________________ 167

“Demasiado libertinaje en la juventud seca el corazón y demasiada continencia atasca el espíritu"
Sainte-Beuve
INMORALIDAD _____________________________________ 175

"Buscando el bien de nuestros semejantes, encontraremos el nuestro" Platón
GULA _____________________________________________ 182

“La carne aguanta las tormentas de la presente sola, la mente las del pasado y el futuro, así
como el presente. La gula es un anhelo de la mente" Thomas Hobbes
BAJA AUTOESTIMA _________________________________ 187

“No digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor,
lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes” Facundo Cabral
EGOISMO _________________________________________ 195

“Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo”
Sófocles
PROCRASTINACIÓN ________________________________ 201

“Procrastinar es un problema de exceso de optimismo. Básicamente creemos que mañana
tendremos más ganas para hacerlo” Desconocido
INTRASCENDENCIA _________________________________ 207

“Los recuerdos de nuestras vidas, de nuestras obras y nuestros actos continuarán en otros”
Rosa Parks
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DEDICATORIA
Este libro está dedicado a quienes quieren dar

propósito y significado a su vida
a través de sus actos y expresiones
abandonando los signos de mediocridad
para adoptar hábitos saludables de prosperidad
y convertirlos en sólidas virtudes morales.
Especialmente como un tributo a mi hijo Jesús Alfonso
que me ha permitido aprender a ser mejor.
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PRÓLOGO
Los enemigos del hombre conviven con nosotros, a la vista y ocultos al mismo
tiempo, haciéndonos pensar que somos así de manera natural.
Nuestros verdaderos enemigos son las expresiones, los pensamientos, las actitu-
des, las conductas y los hábitos que nos muestran mediocres frente a la vida, decretando
para sí mismos un aciago destino.
En una visión muy particular, deseo poner en evidencia a los enemigos del hombre,
por medio del estudio de ciertos comportamientos mediocres, especialmente desde el
punto de vista de la insatisfacción que un individuo tiene con su vida, su forma de ser, sus
manifestaciones y los resultados que obtiene a lo largo de su existencia, y aun así sin la
disposición de corregirse para cambiar, mejorar y progresar.
El sujeto mediocre, fracasa, porque tiende a vivir quejándose de su situación y
condición, justificando sus fallas, sus necesidades y hasta sus necedades en excusas
absurdas, para terminar culpando a los demás por sus débiles resultados y profundas
frustraciones, sin comprender que son sus palabras, sus propias ideas y sus acciones, las
que no le permiten salir del cerco lóbrego que habita, impidiéndole escapar así de sus
implacables verdugos.
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El presente escrito, está dirigido a toda aquella persona que está realmente dis-
puesta a identificar, evaluar y aceptar que sus palabras, pensamientos, actitudes, conduc-
tas y hábitos, lo mantienen sobreviviendo por debajo de sus francas posibilidades de
bienestar, prosperidad, independencia y libertad.
Ciertos enemigos del hombre, pueden parecerle conocidos. Sin embargo se desa-
rrollarán algunos de ellos, de manera que pueda inferir, si le son familiares, ya sea que los
ha percibido en sí mismo o en los demás.
Poco a poco iré señalando determinadas características sobre estos despiadados
adversarios, que una vez pude descubrir alojados dentro de mí, evidenciándome como un
sujeto mediocre – sin menospreciarme - algunas veces sin percatarme de ello, y en otras,
absolutamente consciente de lo que hacía. De igual forma esbozaré, ciertos hábitos salu-
dables de prosperidad que pudiera adoptar de manera antagónica a los enemigos del
hombre.
No es posible deshacer lo que hemos sido en el pasado, pero podemos estructurar
una nueva y mejor historia a partir de lo que somos a causa de nuestras experiencias y de
aquello que hemos aprendido. El texto ha sido escrito en alusión exclusiva a las personas
que se encuentran en una situación en la que no quieren estar, pero de la que están dis-
puestos a escapar por mejorar.
Compartiré con usted algunas impresiones particulares a través de una serie de re-
latos, con la finalidad que pueda identificar, interpretar y tomar la decisión más convenien-
te y pertinente de todo esto.

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El texto se ha orientado a fin de colaborar con las personas inconformes consigo
mismas, aquellas en lucha constante dentro de sí, con la intención permanente de descu-
brir y recorrer un camino que les permita ser felices a diario, con cada circunstancia que
les toque vivir.
Luego de una extensa investigación pude constatar, que algunos de estos denomi-
nados aquí como “los enemigos del hombre”, sin que sean limitativos son: la soberbia, el
pesimismo, la desconfianza, la intolerancia, la indecisión, la inconstancia, el desorden, el
miedo, la ira, la imprudencia, la hipocresía, el odio, la tristeza, la avaricia, el egoísmo, la
incapacidad, la pereza, la envidia, la concupiscencia, la inmoralidad, la gula, la baja auto-
estima, la procrastinación y la intrascendencia.
Estos no son los únicos defectos de la personalidad, emociones destructivas ni
trampas mentales negativas que pueden contribuir, a que su existencia se vea vulnerada
por la mediocridad. No hay que olvidar que los enemigos del hombre son un vehículo con-
fortable y seguro al fracaso, en cualquier aspecto de la vida, impidiendo la felicidad, la
prosperidad y el progreso que el hombre como género merece. Aunque en ocasiones, es
común observar cómo el sujeto mediocre ignora su condición.
Espero que al compartir estas experiencias, puedan ayudarle a elegir una particu-
lar, útil y apropiada forma de renovarse y acceder a la mejor manera de conducirse por el
camino del bienestar, la prosperidad, la independencia y la libertad. Derribando las barre-
ras que lo limitan, ayudándolo a actuar diferente y mejor, logrando que ésta transforma-
ción sea verdadera y positiva por el éxito en cualquiera de los ámbitos del comportamien-
to individual.
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INTRODUCCIÓN
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”
Confucio
Usted tiene la capacidad de definir la mediocridad de la manera que mejor lo crea
conveniente. Puede acertar en sus argumentos o errar significativamente. La mediocridad
para algunos, es un tema amplio y difuso como el éxito.
Cientos de individuos han desperdiciado múltiples oportunidades, que han podido
mejorar sustancialmente sus vidas, observando cómo éstas se desvanecen irremediable-
mente. Tomando en cuenta que el adocenamiento sufrido, normalmente es su única res-
ponsabilidad, aunque no lo interpreten de esa forma, por estar sumergidos en el embrujo
de la ignorancia, la carencia, el prejuicio y la necedad. Regularmente los enemigos del
hombre actúan como un apreciado amigo que nos traiciona cuando más lo necesitamos.
Algunos han sufrido discusiones, disgustos y distanciamientos innecesarios con se-
res queridos. Han caído en la bancarrota por la toma errónea de decisiones financieras,
perjudicándose, así como a quienes dependen de ellos. Otros han enfrentado terribles y
devastadoras decisiones de vida, porque de alguna forma se desviaron de los principios
valores e ideales, que fortalecen el espíritu. Hay quienes al levantarse, sienten la necesi-
dad de conducirse de forma idónea, saben qué y cómo hacer para mejorar su día. Sin
embargo terminan expresándose y actuando de forma inconsciente e impulsiva perju-
dicándose innecesariamente.
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Es saber exactamente cómo obrar, y sin embargo terminar diciendo y haciendo
cualquier desatino que afecta su entorno, alejándolo de sus verdaderos objetivos, entur-
biando sus relaciones y creando molestias en su medio. Convirtiéndolo en un sujeto re-
chazado e infeliz.
Por otro lado a veces pareciera que sus palabras, actitudes, conductas y hábitos
confabulan para alejar los amigos, empleos, clientes, proveedores, negocios y todo lo que
pudiera ser bueno para usted y los suyos.
Recuerde que la forma de expresarse y actuar responde a esquemas y patrones
aprendidos, memorizados y exteriorizados cada vez que se activa cierto detonador emo-
cional. Albergar dentro de sí, distintos enemigos, hace que seamos sujetos mediocres. De
acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, mediocridad, es: “de calidad media;
de poco mérito; tirando a malo”.
Probablemente ésta sea la razón por la que algunos utilizan éste término para iden-
tificar y determinar la calidad de un producto, servicio y negocio denominándolo “mediano,
regular o malo”. En otros casos el término mediocridad es utilizado para calificar a los in-
dividuos de acuerdo a sus palabras, actitudes, conductas y hábitos.
El término mediocridad, puede hacer referencia también a la inteligencia y la capa-
cidad que el individuo posee, tanto en el aspecto técnico como en lo relacionado a sus
cualidades personales, utilizando para esto términos como: “incapaz” y “negligente”, orien-
tando así las ofensas, en la mayoría de los casos, a las actitudes, las conductas, el carác-
ter y la personalidad.
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Ser feliz para el hombre mediocre, es sollozar y protestar constantemente por su si-
tuación, sin moverse del lugar ni de la circunstancia actual, admitiendo que la realidad en
la que vive es inevitable, incontrovertible y obligatoria; adaptándose y enamorándose con
el pasar del tiempo de su melancólica condición.
Rara vez un sujeto mediocre reconoce con honestidad sus verdaderos enemigos y
difícilmente valora con objetividad tanto sus virtudes como las de otro. Más cuando no
tiene otra alternativa que reconocer sus debilidades, suele caer en la en la auto-
flagelación, convirtiendo un maravilloso hallazgo en un terrible suceso.
El hecho de que alguien reconozca si tiene alguno de los más ilustres enemigos del
hombre, no implica que quiera cambiar. Aunque al adentrarse en su conciencia pueda
observar con claridad las grietas forjadas por sí mismo.
Cada quien es libre de elegir la manera en que desea orientarse. Es su elección si
quiere triunfar o permanecer en la inconmovible pasividad.
En ocasiones el ser humano no percibe de manera objetiva todos los eventos que
suceden a su alrededor, y que pudieran impulsar sus manifestaciones mediocres. Por
esta razón cada quien desarrolla una singular capacidad de aprender, desaprender y re-
aprender, lo que a su juicio es necesario para abrazar la prosperidad en su vida. Esto in-
fluye en el tiempo que cada individuo emplea para descubrir sus enemigos internos y
ejercer la forma de combatirlos y destruirlos. Es probable que en ciertos casos, estas ma-
nifestaciones mediocres sean involuntarias, y en otras a sabiendas de lo que hace.
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El Hombre controlado internamente de manera integral por ese cúmulo confabula-
do de enemigos, sigue ciego, hasta que por fin, algún hito en su vida logra advertirlo de
sus invasivos defectos, viéndose forzado a actuar y expresarse de forma equívoca, ya sea
de manera consciente o no.
Existen muchas situaciones que no son como se quieren, sino como suceden en
realidad, por lo que es necesario percibirlas de la mejor manera posible transformando
éstos acontecimientos en experiencias y aprendizajes que le permitan disfrutar la existen-
cia de otra forma. Procurándose un camino alterno que le proporcione sentido a su vida.
Siendo feliz consigo mismo, y abandonando los conceptos limitantes, que sustentan sus
creencias sesgadas.
El hecho de descubrir, aceptar y comprender la necesidad de cambiar, implica
adoptar una forma cuidadosa de expresarse, así como actitudes, conductas y hábitos que
reflejen los principios, valores e ideales, considerados virtuosos, honorables y correctos.
Ser virtuoso es una tarea disciplinada de hombres valientes, justos y libres. Son los
actos agudos y flexibles de aquellos destinados a la trascendencia, quienes se encuen-
tran determinados a ser el cambio que quieren ver, y el motor de la transformación de su
entorno. Solo ellos serán los que logren el bienestar, la prosperidad y la genuina libertad
que merecen.
Para cambiar el estado innoble de un individuo es necesario fortalecer la creencia
interna, sobre la conveniencia de adoptar hábitos saludables de prosperidad, cuyos prin-
cipios son antitéticos a los enemigos que subyacen en el hombre.

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Tratar de actuar y expresarse bajo principios morales sin estar convencido de su
utilidad, es vivir disfrazado de una mentira, profesando que es verdad. Además probable-
mente, con el tiempo abandone su empresa, ya que la energía y el sacrificio requerido
para ocultar lo que realmente es en el fondo, se tornan cada vez mayor, y con el pasar del
tiempo, tiende a ser intolerable, provocándose incluso afecciones físicas y mentales.
Coexistir, en equilibrio y armonía consigo mismo y con los demás, lo distanciará de
la mediocridad. Conocerse, amarse y practicar a cada instante la aceptación, la compren-
sión, las buenas intenciones, la justicia y la equidad, con una permanente actitud positiva,
hacen de usted una persona singular y notable.
Pedir y soñar no sirve de nada, si no se levanta y hace que suceda lo que cree que
merece. Ningún hombre libre puede dominar sus palabras, sus ideas, ni sus actos, si es
esclavo de sus emociones y sus bajas pasiones. Vivir con coherencia, proporciona la legi-
tima libertad del hombre.
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SOBERBIA
“La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad

y abyectos y humildes en la adversidad”
Nicolás Maquiavelo
Tomaremos como ejemplo el hecho de abandonar un empleo. De ninguna manera,
esto lo convierte en un individuo mediocre. Dejar de ser empleado con la firme idea de ser
independiente, o establecer un negocio propio, de forma estructurada y organizada es una
aventura mágica inigualable.
José trabajaba en una de las empresas más grandes y prósperas del país, con mu-
cho esfuerzo había llegado a una posición de consultor nacional en su área de conoci-
miento. Constantemente era solicitado desde otros departamentos para ayudar en la toma
de decisiones para proyectos importantes.
Cuando José comenzó a trabajar en la organización, en su primera reunión geren-
cial fue informado del horario, el cual consistía, estar desde las siete de la mañana hasta
las cuatro y treinta de la tarde, con un intervalo para almorzar, y con la condición de llegar
al menos diez minutos antes de las siete permitiéndole así encender su equipo de trabajo,
organizar y estructurar sus actividades diarias, antes de empezar su trabajo como tal.
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Luego de una semana de trabajo, José observó que cada vez que llegaba a la ofi-
cina por las mañanas, su jefe ya estaba allí; motivo que lo instó a tomar la decisión de
llegar antes que su supervisor.
El primer día que lo hizo, al llegar su jefe, le sorprendió preparando el café. Orgu-
llosamente José había arribado a las seis treinta, causando en su jefe una supuesta bue-
na impresión. Al día siguiente cuando José entró a la oficina, su jefe estaba allí, descon-
certándolo, por lo tanto el tercer día José procuró llegar a la oficina a las seis de la maña-
na, ya que tenía la firme convicción de ser el primero en llegar a su lugar de trabajo.
A mitad de la mañana su jefe lo llamó a su despacho para preguntarle la razón por
la que estaba llegando tan temprano, José explicó, que consistía en llegar antes y hacer
que el día comenzara con una impresión de éxito. A esto su supervisor le dijo que él lle-
gaba antes que todos por sus responsabilidades de administración y control del personal,
pero si debía arribar antes de las seis de la mañana no podría dejar su hijo en el colegio
antes de venir a trabajar. Concluyó diciendo que no por llegar más temprano ni irse más
tarde implica ser más eficiente. Si una persona debe llevar trabajo a su casa, puede ser
por incompetente o porque le asignan más responsabilidades de las que puede tomar. A
partir de ese día José planificó y ejecutó eficientemente sus tareas dentro de su horario
laboral, permitiéndole disfrutar más tiempo con su familia.
Con el pasar de los años y en función del apropiado comportamiento relacionado
con el trabajo, José adquirió la fama de ser una persona que realizaba todas sus activida-
des de forma exitosa, con carácter justo pero inflexible. En su entorno laboral todos sus
compañeros sabían que podían confiar en José para realizar cualquier tarea.
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A raíz de su desempeño, sus servicios fueron requeridos por dos sucursales de
otras regiones pertenecientes a la misma empresa. Para José era genial que dos nego-
cios de esta prestigiosa organización requirieran sus servicios, pensaba que había alcan-
zado el clímax de su profesión, pues sabía que estaba preparado para subir al siguiente
nivel profesional.
Cuando José arribó a la nueva sucursal, comenzó a ser el centro de atención, dic-
tando acciones de formación incluso a compañeros de su misma línea profesional. Cons-
tantemente era invitado por otros departamentos para consultas y colaboraciones técni-
cas. En menos de un año comenzaron los cambios organizacionales en las áreas operati-
vas del negocio.
Con el nuevo esquema de trabajo, más complejo por supuesto, iniciaron los conflic-
tos con los diferentes grupos de la organización, ya que había dejado de ser tan condes-
cendiente como lo era antes, con algunos de sus compañeros; al menos eso era lo que él
pensaba, reflejando marcadas diferencias con ellos por realizar actividades que no le co-
rrespondían.
En cierta ocasión estaba dirigiendo una actividad, y quince minutos antes de finali-
zar el horario, anunció a todos los participantes que cumplida la jornada laboral se retirar-
ía haciendo que el trabajador de mayor rango presente en la reunión lo increpara con el
fin de quedarse una hora más y así terminar la actividad. José respondió que su horario
laboral finalizaba en quince minutos y la actividad podía esperar al día siguiente. La so-
berbia había invadido a José.
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Tristemente conseguía justificar todas sus actitudes y conductas con una irónica
sonrisa. Cuando su supervisor le llamó a su oficina para reclamarle sobre su actitud del
día anterior, José le escuchó con atención, luego mirándolo a los ojos con voz calmada
respondió: “no estoy aquí para hacer amigos, sino para cumplir con mis tareas” recalcan-
do la importancia del tiempo junto a su familia.
Ya para José no era sustancial si lo apreciaban o lo odiaban, siempre y cuando lo
respetaran. Se retiró de la oficina sin mediar más palabras, ni concluir la conversación.
Fue a su escritorio, encendió su equipo de trabajo y redactó la carta de renuncia, pues en
su mente únicamente habitaba la idea de marcharse, creyendo que la organización no
compartía su visión; además no permitiría que el trabajador que lo imputó, se saliera con
la suya.
José era consciente de ser uno de los profesionales mejor preparados en el país en
relación con su área de conocimiento. Imaginó formando su propia empresa de consultor-
ía, asistiendo desde afuera a todas las sucursales de esta empresa y otras relacionadas
con su ramo. Sin dudar, firmó su carta y de manera irrevocable presentó su renuncia. Al-
gunos compañeros se le acercaron para aconsejarle no hacerlo y esperara un poco para
establecer primero su emprendimiento previo al retiro, le aconsejaron calmarse y razonar
por unos días antes de tomar tan fuerte decisión, pensando fundamentalmente en su fa-
milia.
Su supervisor inmediato lo instó a tomar las vacaciones que le debía y al regresar
podía tomar la decisión, que él esperaba fuera la de quedarse. Y así lo hizo.
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Su familia no supo que decir, cuando les exhibió la idea de renunciar, asomándo-
les únicamente el proyecto de ser independiente y las futuras mejoras económicas dentro
de su núcleo familiar. De manera brillante mostró ante el asombro de su familia una idea
con la cual consiguió su apoyo, pero en ningún momento evidenció que la renuncia obe-
decía a un ataque de necedad, soberbia y vanidad.
Al retornar de sus vacaciones, tal como lo había decidido, renunció de manera irre-
vocable.
Unos meses después, trató de ingresar a su antigua empresa, sirviéndose de la
amistad de un ex compañero de trabajo, para ofrecerle sus servicios de consultor externo.
Este lo hizo esperar en la recepción por más de tres horas, y cuando vino a su encuentro,
luego de una simple y sutil disculpa, le manifestó que su supervisor le había ordenado no
atenderle, porque consideraba que era un desagradecido, intransigente, altanero y vani-
doso. Además, le notificó, que el Gerente le había dado instrucciones precisas de no
hacer negocios con él.
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Reflexiones sobre la Soberbia
La manifestación de la soberbia, cambia según la persona, dependiendo siempre
de sus egos, y de las condiciones presentes, valiéndose de ésta para manifestarse pre-
suntamente “ecuánime” creyendo siempre tener la razón, asumiendo que su punto de
vista de la situación planteada, es la que tiene mayor valor. Existiendo casos donde puede
confundirse con un favor realizado, aunque en realidad resulte ser falsa “humildad”.
Por ejemplo, cuando un individuo pretende dar un consejo al administrador de una
cafetería, confiando en su suficiente conocimiento de administración y atención al público;
ya sea sobre la ubicación de un cartel o la forma de cobrar a los clientes, puede entrar
inconscientemente en un estado de soberbia, solo por el hecho de estar ofreciendo ayuda
presuntamente “desinteresada”.
Si el administrador del sitio ofrece resistencia, considerando que no es de su in-
cumbencia y todo finaliza en una diatriba inocua, ambos terminan pensando que el sober-
bio es el otro. Y efectivamente ambos lo son.
Querer dar un consejo a alguien que no lo requiere, ni está preparado para recibir-
lo, es también una forma de soberbia. Este tipo de soberbia puede bien ser una forma de
control invasivo para con el otro individuo. Es un acto de violencia disfrazada de bondad.
Pretender ser mejor que otro, a través de una discusión banal en medio de una ta-
za de café, por demostrar a ultranza un punto de vista, relacionado con cualquier tema, ya
sea de política, artes, ciencias y modos de proceder, entre muchas otras nimiedades, es
acceder infantilmente a un estado de soberbia, en forma instantánea.

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Es triste, cómo en ciertas ocasiones invadidos por la soberbia, hay quienes tienden
a utilizar física o imaginariamente la frase mezquina: “Yo Soy Así”, como fin último, de-
mostrando que han quedado sin argumentos, para debatir ni disertar alguna idea, en la
que es preferible quedarse en silencio. La lucha interna contra la soberbia tiende a ser
titánica, ya que en ciertos casos consiste en tener la suficiente claridad y madurez de no
participar en una diatriba innecesaria.
En muchos casos, consiste en entender lo inconveniente de tratar de convencer a
alguien sin necesidad. La polémica innecesaria sólo representa un cebo de falsedad, y así
terminar sucumbiendo ante el falso abrazo de la hipócrita admiración de los demás, pro-
ducto de la soberbia.
Si usted realmente posee el conocimiento objetivo sobre algo, no necesita que lo
adulen, no es necesario que se lo reconozcan. Su motivación para hablar y actuar no de-
be provenir de lo que dicen, ni piensan los demás, sino de la fortaleza de sus principios,
valores e ideales, y de la fuerza de las creencias virtuosas que existen en su interior. Sin
embargo, aunque la razón esté de su lado, no significa que no pueda tener la modestia y
la decencia de escuchar con honestidad a los demás, ya que cada persona siempre tiene
algo que enseñar y algo que aprender.
Ciertos individuos sienten la necesidad de ser admirados, viviendo en una constan-
te demostración de habilidades, imaginariamente superiores, de acuerdo a su adulterada
percepción. Para ellos esa fascinación, les permite sentir orgullo por lo que hacen y asu-
men que son, sin realmente serlo, sustentando en esa imaginaria admiración, su frágil
motivación al logro.
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El hombre soberbio en muchos casos tiende a imaginar y a justificar por qué los
demás se sienten superiores a él, y por qué pretenden humillarlo, dado que percibe de
forma errónea que su interlocutor quiere ser más importante y mejor que él, considerando
todo esto, una amenaza, del cual debe defenderse. A la larga, éste deprimente sentimien-
to se vuelve un pesado sacrificio, que arruina la vida de quien no lo percibe, analiza y co-
rrige a tiempo.
La Soberbia es un sentimiento de superioridad frente a los demás, que provoca un
trato distante y despreciativo hacia ellos. Es una sobrevaloración de su propio yo, respec-
to al carácter y la personalidad de otros. Es un sentimiento de superioridad que lleva a
presumir de las cualidades y las ideas propias, menospreciando las ajenas.
En ocasiones resulta tarde cuando se advierte el deterioro del yo, convirtiéndose en
una enfermedad compleja de curar. Las convicciones extremistas e intransigentes, lo
hacen creerse dueño de la verdad, alimentando la baja autoestima y sedando transitoria-
mente su ansiedad existencial.
La Soberbia es un padecimiento, que origina un lento aislamiento, del mundo en el
que solamente quienes son soberbios creen que existen. Un destierro que pareciera,
según estos sujetos, propiciado por los demás, pero que en definitiva es provocado por su
dañina personalidad, desarrollada con los años y que asumen como parte natural de sí
mismos.
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Las frustraciones y carencias vividas a lo largo de su existencia impiden el desarro-
llo de las funciones más profundas del intelecto, limitando la capacidad de razonar sus
expresiones y comportamiento de acuerdo al lugar, la ocasión y las circunstancias.
El hombre soberbio, vive en un túnel con poco oxígeno, sin luz y sin salida, sin dis-
tinguir la dirección ni el camino, y a pesar de su transitar, no sabe si avanza o retrocede,
perdiendo poco a poco el sentido y la vida.
Cuando el individuo ha sido invadido integralmente por la soberbia no busca la
aprobación de los demás, le es suficiente con los elogios de su hipotético amor propio.
Por éste motivo hay que liberarse de la dictadura absolutista de la soberbia, y de esta
manera encontrar la verdadera libertad.
Aprendiendo Humildad
Por otro lado hay quienes piensan y actúan, con la sola intención de sentirse bien
consigo mismos, en adherencia a sus principios, valores e ideales, lo cual es solamente
cuestión de satisfacción interna, y si esto causa admiración y asombro en los demás, esa
fascinación no los afectará, ni les generará manifestaciones colmadas de soberbia.
Cuando se presenten las circunstancias apropiadas que le permitan reflexionar,
proporcionándole la necesidad espiritual de querer actuar como un mejor ser humano, y
genere en su interior el deseo de alcanzar las metas y objetivos espirituales más promi-
nentes, es necesario que procure la transformación de sus palabras, los pensamientos y
sentimientos, acompañado de una generosa autocritica y el desarrollo de la capacidad
para reconocer sus limitaciones.

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Nada que una persona no pueda hacer y sentir por sí misma, podrá concebirlo y
sentirlo por los demás. Por esa razón, el ser humano debe experimentar con humildad,
modestia y sencillez la facultad de sentirse poderoso sin ser soberbio ni vanidoso.
Los hábitos no se eliminan; se sustituyen. Por lo tanto, es útil y necesario construir-
se una identidad única, una personalidad cargada de virtudes, con humildad y modestia.
Adicionando atributos como la aceptación, comprensión, empatía, amor propio, lealtad y
afecto por sí mismo y por el prójimo, descubriendo así, que la fortuna de las relaciones
interpersonales está en la tolerancia, el respeto, la coherencia y la correspondencia.
A la hora de controlar, modificar y mejorar las características relacionadas con su
temperamento, carácter y personalidad, debe atravesar ineludiblemente por el hecho de
aprender a construir y no de destruir.
Siempre tendrá la oportunidad de crear todo lo que necesita con humildad. La
humildad de corazón hace florecer el afecto y la lealtad a su alrededor, ayudándolo a pro-
gresar y a ser mejor. La sencillez portada en el alma, es la que convierte una persona
soberbia, en un ser sencillo y digno de representar el género humano.
La lección importante de la humildad, no es tratar a otros como le gustaría que lo
trataran a usted; eso es vanidad oculta; ni tratar a los demás, como les gustaría a ellos
ser tratados, eso es servilismo inútil; sino ser irreversiblemente honesto, respetuoso y
modesto en el trato sin distinción ni limitación alguna.
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La humildad, es la virtud que consiste en aceptar con amor, honradez y franqueza
las limitaciones y habilidades, propias y de los demás. Es reconocer honestamente sus
errores y debilidades sin subestimarse ni menospreciarse de alguna forma.
Humildad es tolerar y comprender que la existencia está compuesta de triunfos y
reveses, sin la necesidad de empuñar ninguna de las dos como única bandera, enten-
diendo que ambas son parte incuestionable y palpable del recorrido por la vida. Admitien-
do que cualquier circunstancia y padecimiento, puede encerrar una reflexión y enseñanza
de profunda transformación.
Si nuestras palabras y pensamientos son humildes y honestos, nuestras emociones
y actos también lo serán. Somos, lo que decimos y pensamos que somos.
Cuando honestamente perciba, descifre y comprenda la fuerza interior que lo hará
capaz de sobreponerse inteligentemente a todo, se sentirá invencible, sin jactancia ni
arrogancia, entendiendo que nada, ni nadie podrán arrebatarle su determinación por lo-
grar las más elevadas aspiraciones espirituales y materiales.
Ser humilde es servir con generosidad, desprendimiento y sin superficialidad a sí
mismo y a los demás, es comprender que todos en algún momento hemos sido, esclavos
de bajas pasiones y prisioneros de sombríos deseos. Crear una mejor historia mañana,
está condicionada por el fortalecimiento de nuestras palabras y la memoria inconsciente
que creamos hoy. No olvide que sin historia buena o mala, no hay conciencia. Y solo con
palabras, pensamientos, sentimientos y actos humildes, elevará su nivel de conciencia.
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El Poder del Vencedor
 Exprésate con humildad.
 Acepta con amor, honradez y franqueza las limitaciones y habilidades, propias y de
los demás.
 Desiste de la soberbia, de ser lo que mal aprendió en su entorno
 Controla y modifica de ser necesario tu temperamento, carácter y personalidad,
 Sé lo que tu discernimiento inteligente te orienta.
 Asume la certeza de que puedes aprender todos los días, en cada situación, de to-
da persona y de tí mismo algo nuevo y mejor.
 Muéstrate emocionalmente estable.
 No censures ni menosprecies nada, ni a nadie.
 Coopera y sé indulgente con los demás.
 Acepta tus desaciertos y los de los demás con afecto y comprensión.
 Ofrece disculpas si es necesario, con la fortaleza de quien desea aprender.
 Es más valiente quien ve de sus propios defectos, oportunidades para educarse.
 Sé agradable, desinteresado y justo en tus acciones.
 Trabaja más en ti mismo.
 Entiende a quien le cuesta mayor esfuerzo cambiar y mejorar.
 Pregona con el ejemplo la simpatía y la determinación.
 Esfuérzate en hacer más por ti mismo, y ayudará a los demás.
 Sustituye los actos de soberbia por acciones humildes, aunque al principio no pa-
rezcan genuinas, al final te caracterizarán.
 Reflexiona en todo momento la necesidad de ser un mejor humano.
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PESIMISMO
“Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad

en toda oportunidad”
W. Churchil
Es común tomar como excusa y confundir el síntoma o rasgo general de enfocarse
en los aspectos más oscuros y negativos de la vida, con la disposición de ser realista y
conservador. Incluso algunos mantienen la creencia de que si esperas lo peor, puede que
suceda algo bueno.
Una mañana de diciembre la madre de Álvaro lo despertó diciéndole que era el día
de ir por la ropa que usaría para navidad. Se levantó con mucha alegría, ya que sabía que
irían al centro de la ciudad, y en su infancia era una experiencia maravillosa. Para enton-
ces tenía doce años. Se preparó con rapidez y salieron de prisa, pues debían estar de
vuelta antes del almuerzo.
Debido a la premura, la madre de Álvaro decidió tomar un taxi; al cabo de unos minutos
de haber subido al vehículo, su madre había entablado una conversación con el conduc-
tor. Un señor relativamente mayor y muy amable. En medio de la conversación el conduc-
tor del vehículo aclaró que su profesión real, era licenciado en educación, que en realidad
era maestro, pero no conseguía empleo, por esa razón era taxista.
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Al bajarse del taxi, de inmediato Álvaro preguntó a su madre porque razón un maestro,
que había estudiado tanto era taxista, la señora no supo responderle, dejando la duda en
la mente del niño.
A principios del año siguiente, Álvaro fue de vacaciones a otra ciudad, donde su
padre lo llevó al hipódromo. Al ingresar a las instalaciones observó cómo su padre saludó
al señor que trabajaba de portero, luego de unos minutos, el papá de Álvaro comentó que
la persona que había saludado, era de profesión administrador.
Inmediatamente Álvaro preguntó, la razón por la que una persona que había estu-
diado para administrador, era portero en el hipódromo; el padre de Álvaro respondió: no
todos los profesionales logran cumplir sus sueños, y en muchos casos para poder acce-
der a buenos puestos en grandes empresas es necesario conocer alguien que trabaje
dentro y te ayude.
Posteriormente, Álvaro observó en su vecindario a un caballero que jamás estudió
y heredó mucho dinero y propiedades de su familia. Su madre siempre le decía que aquel
que no estudiaba, debía trabajar, porque vagos no tendría en casa. En vista de los ele-
mentos analizados fugazmente concluyó, que estudiar no era importante para obtener lo
que quería, además su familia no poseía contactos ni el dinero que necesitaba. Por lo
tanto lo que debía hacer, era ponerse a trabajar con ahínco.
A partir de ese día, sin escuchar lo que cualquier otra persona dijera, Álvaro tenía
la aparente claridad, que estudiar no traería nada nuevo ni bueno, y trabajara lo que tra-
bajara, siempre sería pobre, porque su familia era de escasos recursos.

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Forjó en su mente la idea acerca del estudio, que era bueno exclusivamente para
los ricos, y los pobres debían bregar esforzadamente, sin más ni más para sobrevivir.
Álvaro construyó su propia filosofía, estructurando una particular forma de pensar,
el cual sostenía lo negativo e improductivo de estudiar, considerando testarudamente que
había nacido pobre y moriría igual. Profundamente convencido que había venido al mun-
do a sufrir, lo que debía hacer era buscar la mejor forma de sobrellevar tan pesada carga.
Álvaro empezó a ver culpables de su pobreza por todos lados, a experimentar epi-
sodios de tristeza, que siempre terminaban en momentos de soledad, hallando siempre el
lado negativo de todo.
Al cumplir veinte años vivía en la capital de su país donde conoció a alguien, quien
se convertiría posteriormente en su mentor; sin saberlo era la persona que lo sacaría de
esa terrible oscuridad en la que estaba sumergido desde hacía muchos años. Este ser
humano le hizo ver que si quería cambiar su existencia, debía cambiar primero su forma
de interpretar los acontecimientos de su vida, porque antes de materializar el cambio a su
alrededor, debía cambiar radicalmente sus pensamientos.
En cierta ocasión su mentor lo llevó a una conferencia de un motivador personal, y
a mitad del evento Álvaro abandonó el salón, con la excusa, de que el tema expuesto en
la ponencia, probablemente funcionaba para otros, más no para él. Esgrimió que el po-
nente vivía en un paraíso mental y eso no le aplicaba. Interpretó que estaba perdiendo el
tiempo en estupideces.
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En otro momento su mentor le invitó a almorzar para hablarle de todo lo que podía
conseguir, la forma en que podría ayudar a su familia, de la mujer que podría enamorar, si
empezaba a estudiar y se preparaba.
Lo dejó terminar, por educación, pero mientras él hablaba inspirado en tratar de
ayudar. Álvaro pensaba en que debía hacer luego, en como haría para conseguir el dinero
de la renta, creía que su amigo y consejero no era realista, supuso que ese optimismo
reflejado y su intención de ayudarlo, era porque él creía ser mejor y superior.
Convencido que lo ayudaba por alguna razón magra y oculta, intuyendo que detrás
de toda esa personalidad idealista y desprendida existía algo que no podía ver ni enten-
der. Tenía la certeza que sus actos no eran desinteresados ni de corazón.
Su manera de pensar sostenía, que “nadie hace algo a cambio de nada”; creía que
la mayoría de las personas siempre buscan algo, y no entendía qué quería su amigo de
él. No comprendía porque esa persona quería ayudarlo si no tenía nada que ofrecerle a
cambio, llegó incluso a incomodarle tanto entusiasmo, aparentemente sin razón.
Reflexiones sobre el Pesimismo
Si alguien compra su primer reloj, la recomendación del perito agorero sería: “No
salgas con ese reloj, porque es probable que te roben”. Otra célebre frase de este docto
de la desesperanza, cuando da consejo a un joven estudiante, podría ser: “tranquilo hijo,
que tú, estudies lo que estudies siempre sales mal”.
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Hay casos, cuando alguien quiere ser positivo y tener aspiraciones elevadas, en-
tonces emerge el investido en desilusión, alcanzando incluso altos niveles de burla y ridi-
culización, desanimándolo e hiriéndolo de manera premeditada, haciéndolo sentir mal por
tanto optimismo. Después de herirlo, puede llegar al sarcasmo de decir: “esto lo hago por
tu bien, porque te quiero, sabes que soy tu amigo y no quiero que sufras luego”.
Ver el lado exageradamente positivo de todo, supone un estado mágico irrealista.
Ser en extremo optimista puede generar dudas, aún más, cuando no consigue lo que
desea, en el momento esperado, y de la manera que creía obtenerlo. Cuando la expecta-
tiva es elevada y no se obtienen los resultados buscados, es natural cargarse de desilu-
sión, ya que a mayor expectativa y resultados escasos o nulos, mayor será el grado frus-
tración.
Existen individuos tan sin-esperanza que prefieren no ser felices en determinados
momentos que lo merecen, por el temor de que luego deban llorar y estar tristes. Son su-
jetos que consideran, que cuanto mayor es la alegría y el optimismo, igual o mayor será la
tristeza que los albergará después, y para no llorar mañana prefieren no reír hoy. Este
trastorno mental y emocional, puede conducir al individuo a cuadros de depresión y an-
siedad, provocados por el exceso de generación de pensamientos negativos.
Existen personas que practican el arte de ver todo de forma negativa, magra e in-
cluso fatalista, provocando en sí mismo y en su entorno un agotamiento emocional, que
conduce a la frustración y la apatía.
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Inexplicablemente cuando un individuo es pesimista, esgrime argumentos y excu-
sas presuntamente correctas y aparentemente lógicas, que permiten demostrar el aspecto
negativo y sin esperanza de cualquier planteamiento.
Un pesimista al dar un consejo y tratar de alentar a otro, puede hacerlo con frases
que encierran desánimo y amargura. Nada es tan destructivo en el ser, como una actitud
derrotista y miserable consigo mismo y con los demás.
Recuerde que el nivel de complejidad y la variedad de perspectivas de cualquier si-
tuación adversa, solo existe en su mente, a través de ideas soslayadas y amañadas por
impresiones equivocadas.
Aquel que ha crecido en un ambiente enrevesado, colmado de tensiones y estrés,
tiende a convertirse en un excelente portador de múltiples enemigos internos.
Existen muchas formas de percibir y enfrentar el día, más el pesimismo es sola-
mente una mala manera de ellas. En la mayoría de los casos; la peor.
Aprendiendo Optimismo
El comerciante abre todos los días su tienda esperando tener una mejor venta que
el día anterior. El Sr Deepak Chopra dice: “Nuestro estado mental influye sobre aquello
de lo que tenemos conciencia”. Es decir, de qué sirve tener pesimismo sobre algo, que al
final, desea que ocurra. Si necesita conseguir un empleo, cual es el beneficio de ser de-
rrotista precozmente, si al final lo que anhela con todo el corazón, es obtener el puesto.
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Ser optimista es tener esperanza en que todo saldrá bien, es comprender que la fe
y la esperanza vencerán sobre la razón. No en todos los casos, el optimismo cambiará el
resultado de los acontecimientos. Lo que implica ser optimista, es que no debe vivir con
un permanente sentimiento de derrota, ni pérdida.
Puede ser que no obtenga aquello que busca en este momento, pero es preferible
calmar conscientemente la ansiedad y pensar cómo lo conseguirá después. Es mejor la
esperanza consciente, a creer de antemano que no será así. La vida es un acto de fe; el
amor es un acto de fe; siempre la fe y la esperanza serán correspondidas, si usted cree
en ello. Siempre habrá una nueva y mejor oportunidad para todo.
Enfrentar los reveses con claridad y optimismo, significa aprovechar la nueva opor-
tunidad con el fin de mejorar su situación futura. Pensar, proyectar y confiar en su fuerza
interna, es saber que obtendrá lo que desea. Accione la positividad que está dentro de
usted, y hará que se confeccione un plan infalible en el universo para que ocurra todo lo
que merece.
Levantarse tantas y más veces, que caer es lo que hace divertida la vida. Busque
diariamente la forma de pensar y hacer todo de manera diferente con el fin de obtener
mejores resultados que el día anterior, diariamente dé un mejor sentido a la existencia.
Autocrearse diariamente su película, es ir reinventándose todos los días y trans-
formando su futuro. A raíz de sus palabras, sus pensamientos y sus actos obtendrá lo que
merece, y mucho más que lo que desea.
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Actuar de manera optimista puede parecerle, vivir de una forma que no compagina
con su carácter, ni su personalidad, pero cuando nació no era el pesimista que probable-
mente es hoy. Por lo tanto lo que está recuperando ya era suyo. Los sentimientos y esta-
dos mentales optimistas ya venían dentro de usted. La alegría, el optimismo y las aspira-
ciones que tenia de niño puede recuperarlas cuando decida hacerlo.
Reinventarse a diario, vibrando a niveles superiores, tal como lo hacen las perso-
nas optimistas, es crear el más entretenido y acertado futuro, para usted y aquellos que le
rodean. Las emociones positivas y el optimismo audaz conforman la mejor manera de
empezar la jornada.
Es necesario aprender a administrar conscientemente las palabras y los pensa-
mientos, para desarrollar y mantener un encanto continuado por la vida. Permanecer en
un estado mental de optimismo, no siempre implica que todo saldrá bien, pero de seguro
le ayudará a encontrará la mejor forma de enfrentar y resolver todo lo que le suceda.
Comprenda, que nada es tan grave, como para tomarlo en serio. Levántese pen-
sando que el café de hoy sabrá mejor que el de ayer, y que el clima es genial sin importar
como amanezca, ésta es la actitud proactiva y positiva perfecta para vestirse a diario.
Si se desvincula de los lastres producto de las vivencias negativas de su pasado
funesto, empezará a crear la persona que quiere ser. Si contribuye a su vida con pensa-
mientos positivos y aspiraciones inteligentes, el universo no tendrá otra opción que empe-
zar a corresponderle de igual forma.
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Ser optimista no implica desconocer los retos, problemas y situaciones adversas
que existan. El verdadero optimista, es quien encuentra la forma de solucionar sus dificul-
tades. No es imaginar que la calamidad desaparecerá de forma mágica, ni será resuelta
sola. Consiste en tomar acción proactiva y positiva en pro de su solución.
Actuar de forma positiva y proactiva para enfrentar y solucionar un desafío o situa-
ción adversa no es negar su existencia. Es entender que existe, interpretarla, analizarla,
determinar su magnitud y establecer una práctica y asertiva solución, con la creencia cier-
ta de que será solventada de la mejor manera. Cada quien debe encontrar e interpretar el
mensaje de aprendizaje positivo para el éxito que encierra cada desventura. Esa es una
tarea personal indelegable.
Pensar y actuar de forma optimista, no es crear una existencia ficticia que única-
mente está en el interior de su mente, alejada de la realidad. Ser un optimista inteligente
es depositar confianza en todas las expresiones y actos honestos que realice, para alcan-
zar los resultados más convenientes y pertinentes. Es jamás darse por vencido, aunque
haya mil veces caído.
Es mejor ir por la vida con la convicción de que todo saldrá bien, que las personas
son buenas y le amaran tal como es. Debe estar convencido que alcanzará todos los sue-
ños y anhelos que merece, porque ha contribuido con su mejor esfuerzo para ello. Hay
que aprender a ser fuerte e invencible donde ha descubierto su más sensible debilidad.
Si practica a diario el estado mental del optimismo inteligente y la aspiración positi-
va consciente, empezaran a sucederle eventos sorprendentes y maravillosos.

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Viva diariamente con entusiasmo y la permanente inquietud de la búsqueda por ser
alguien mejor. Ésta debería ser su característica esencial. Es probable que al principio
resulte complejo, porque el subconsciente, todavía esgrime excusas y espera que suce-
dan hechos negativos. Pero de a poco, con convicción, tenacidad y disciplina, irá trans-
formando el universo y empezarán a sobrevenir eventos extraordinarios.
Viva con apasionadamente y encontrará que no existe diferencia entre la realidad
que disfruta y la fantasía que quiere vivir. La filosofía de vida que le conduzca, el ideal que
lo motive, hacer deporte, comer sano y ser optimista es oxigenar diariamente la existen-
cia, para ser feliz y proporcionar alegría a todos los que le rodean.
El ser humano optimista establece metas y objetivos útiles, visualizados y proyec-
tados de manera que genere la inspiración interna necesaria para su realización, con di-
mensiones superiores a lo imaginado, controlables, con estructuras de tiempo y recursos
reales, además de la dimensión que permita la motivación y genere la energía suficiente
para enfrentar y superar cualquier situación adversa.
Los cambios valiosos y trascendentales, generalmente vienen acompañados de
fuertes transiciones y de batallas extenuantes. El ser humano optimista sueña grandes
sueños y trabaja por ellos abnegadamente, disfrutando tanto el camino y como la conclu-
sión.
Entregar risas, alegría y emoción al entorno, irradiar optimismo permanente y vivir
con aspiraciones inteligentes es el mejor regalo que puede dar a sí mismo.
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En la medida que las experiencias sean positivas tengan la forma e intensidad co-
rrectas, se registran y fortalecen en la memoria afectiva, incrementando así la fortuna
emocional, necesaria y conveniente para usted.
La correcta interpretación de su percepción del presente, le permitirán disfrutar de
su realidad, de la forma que anhela. Cuide constantemente la cantidad y la calidad de sus
palabras, pensamientos, sentimientos y acciones.
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 Observa con alegría todo a tu alrededor. Aprende a ver lo bello en todo.
 Acepte la vida con una sonrisa permanente. Y la vida te sonreirá.
 Transforma poco a poco tus palabras y tus pensamientos.
 Convierte tu mente en un terreno fértil para aprender y sonreír.
 Haz de tu inteligencia y tu conciencia tu mejor arma.
 Acepta las diferencias de los demás con despreocupación y amor.
 Considera que la verdad es relativa, y que todos pretenden ser dueños de ella.
 Argumenta los hechos y estima honestamente las opiniones ajenas.
 Acepta a los demás por lo que son y no por lo que esperas de ellos.
 Observa en los demás su mejor rasgo, y aprécielos por ello
 Acepta tus reveses y frustraciones con valentía.
 Comprende que siempre tendrás una nueva oportunidad de volver a empezar.
 Estimúlate a diario a aprender, crecer y ser mejor.
 Disfruta de todo lo que te rodea, por muy sencillo que parezca.
 Ten confianza en ti mismo, sin importar lo que suceda.
 Practica la empatía con inteligencia y conciencia.
 Convierte la alegría en una práctica habitual, y haz que te conozcan por ello.
 Imagina siempre el mejor desenlace para todo.
 Confía en los demás, tanto como en ti mismo.
 Considera que todo en equipo es mejor. Nada valioso se obtiene solo.
 Rodéate de personas que practican el optimismo inteligente y la alegría consciente.
 Sé feliz sin razón aparente.
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DESCONFIANZA
Es más vergonzoso desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.
François de La Rochefoucauld
El padre biológico de Clemente, jamás vivió con él, por lo que recibió muy poco de
su ayuda. Cuando Clemente ingresó a la universidad, le exigían un equipo electrónico que
para ese momento era costoso, como no tenía el dinero para adquirirlo, ni a quién más
recurrir, fue donde su padre a solicitar su auxilio.
Se preparó sicológicamente, porque sabía que su padre era de carácter intransigen-
te. Cuando Clemente llegó a casa de su padre, éste le preguntó que hacía allí. A lo que
Clemente respondió que necesitaba su colaboración. Sentados en unos muebles de cue-
ro, un poco desgastados, pero cómodos en su calurosa y sencilla sala.
Clemente expuso, haber ingresado a la universidad y necesitaba de su ayuda, res-
pecto a la posibilidad de que le diera un equipo electrónico, necesario para llevar sus es-
tudios de ingeniería. Luego de un par de minutos de tenso silencio, su padre preguntó:
“como saber si es verdad que te aceptaron en la universidad”.
La pregunta encerraba las dudas sobre Clemente, enmarcando la frustración de su
propia vida.
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Clemente tuvo que respirar profundo y contar hasta diez, para no responder de la
peor manera posible, entendiendo que si respondía mal, perdería el ansiado equipo. Pro-
cedió a mostrar los documentos de admisión, que demostraban que fue aceptado, y aun
así, su padre contactó por teléfono a su madre, para verificar si la historia era cierta.
Luego que la madre de Clemente confirmara que efectivamente todo era cierto,
procedió a verificarlo por sí mismo, yendo al otro día directamente a la universidad para
constatar personalmente de la veracidad de la historia, o si entre Clemente y su madre
pretendían engañarlo.
Una vez que había constatado que efectivamente todo era cierto, accedió a ayudar-
lo, pero antes le sugirió que necesitaba cierta colaboración en casa para pintar, realizar
varios arreglos, botar escombros y realizar otros trabajos, antes de darle el equipo. Una
vez que aceptó hacer lo que fuera necesario, su padre le dijo: “nada en la vida es comple-
tamente gratis, todo tiene un precio, aunque no esté a la venta”.
Clemente pasó una semana, alojado en casa de su padre, durmiendo en una pe-
queña habitación, levantándose temprano en la mañana y realizando trabajos como: pin-
tar, arreglar el depósito, cargar y botar muchos escombros, entre otros, pues estaban
construyendo una parte de la casa.
Disponía de media hora para desayunar y una hora para almorzar, por las tardes
trabajaba hasta entrada la noche, luego de ducharse, cenaba y a dormir, casi desfallecido
del cansancio, ya que su padre era de las personas que no podían verlo sin hacer nada,
porque gritaba: “barco parado no gana flete”.

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Al final de esa semana de arduo trabajo, su padre llegó con el necesitado y bien
ganado equipo electrónico. Al entregárselo le dijo, que nada en la vida se obtiene sin es-
fuerzo, que todo lo que vale la pena, posee un sacrificio intrínseco.
Quería hacerle ver el valor de lo que le estaba dando, para que lo cuidara, porque
si lo perdía no podía comprarle otro. Imposible culpar a su padre, tomando en cuenta que
había vivido siempre en un mundo donde las personas lo timaban y dañaban.
Reflexiones sobre la Desconfianza
La famosa Ley de Murphy, es a mi juicio mal tomada por algunos, pues viéndola de
manera preventiva, puede interpretarse como la oportunidad de analizar todas las aristas
de aquello que pudiera salir mal, y corregirlas, evitando que ocurra cualquier evento inde-
seable. Ya que al actuar preventiva y proactivamente, eliminará las posibles causas que
originarían un evento indeseado y negativo que lo afecte de cualquier manera.
Algunas personas tienden a confundir ser en exceso desconfiados, con tener pru-
dencia. No está mal que una persona sea previsiva y mesurada, pero el exceso de suspi-
cacia, genera desconfianza exagerada e incontrolable hacia casi todas las personas, con-
textos y situaciones.
En la mayoría de los casos la excesiva desconfianza, probablemente es producto
del miedo que el individuo siente a la posibilidad de perder algo material, ser rechazado,
traicionado y en muchos casos sufrir abuso por parte de otros.
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Evitar malinterpretar y juzgar prematuramente las acciones, actitudes e intenciones
de otros, pueden generar relaciones positivas entre usted y su entorno. De todas formas
si alguien tiene la intención de perjudicarle, siempre encontrará la forma de ganarse su
confianza y aprovecharse de ello, para lastimarle. No siempre existe la posibilidad de anti-
cipar a un evento indeseado, pero siempre debe estar preparado para salir airoso.
Todos los seres humanos entregan cuentas de forma individual. Si un individuo lo
perjudica, tarde o temprano la energía negativa retornará en forma de karma, y si usted se
torna paranoicamente desconfiado y de esta forma enturbia su entorno, también rendirá
cuentas por sus actos.
Ser excesivamente desconfiado puede ser producto de una personalidad paranoi-
ca. Algunos individuos tienen la sensación de que todo aquel que se les acerca es porque
quiere algo de ellos, lo van a traicionar y nada bueno va a surgir.
Vivir bajo esta premisa sumerge al individuo y su entorno en una constante situa-
ción de tensión, estrés y ansiedad, ocasionando que el entorno lo rechace; así que él re-
chaza su entorno de vuelta, convirtiendo esto, en un círculo pernicioso de nunca acabar.
El individuo desconfiado suele aferrarse a conceptos que le resultan amenazantes,
profundizando la angustia y el agotamiento en sí mismo, y por ende en su entorno. El
desconfiado paranoico, en muchas ocasiones se deja arrastrar por estas dañinas emocio-
nes hasta que se encuentra completamente solo, enfermo y fatigado por todo, y con fre-
cuencia culpando a los demás de sus penas y desventuras.
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No controlar el nivel de suspicacia, puede llegar a generar en sí mismo una perma-
nente actitud de desagrado y desprecio a todo y hacia todos los que le rodean. De cierta
forma los sujetos en exceso desconfiados tienden a ser pesimistas, ya que constantemen-
te asumen que las acciones e intenciones de los demás, solamente les traerán problemas
y disgustos, no pudiendo observar en su vida, la armonía y el equilibrio que anhelan, por
culpa de aquellos que están en su entorno.
En algunos casos el desconfiado paranoico termina imaginando de los demás, lo
mismo que él podría decir y hacer, creyendo que le pasará nuevamente lo que otros suje-
tos le han hecho anteriormente. Por estas razones tiende a evitar exponerse a la probabi-
lidad, de que le ocurran nuevamente adversidades parecidas a las ya vividas.
En el caso del desconfiado paranoico, se generan una serie de preocupaciones y
dudas injustificadas y ciertamente absurdas. Sin embargo este tipo de sujetos pueden
encontrar los argumentos, causas y condiciones que respaldan la desconfianza que sien-
ten hacia las situaciones, contextos y personas, propiciando grietas y rupturas en la inter-
acción con todos los que componen su entorno social y familiar. Acentuando con el pasar
del tiempo los sentimientos de soledad y abandono que corroboran su falsa hipótesis.
El desconfiado paranoico puede tener otras características psíquicas relacionadas
con su personalidad que potencian este tipo de actitudes, como el rencor, el pesimismo y
la poca valoración de sí mismo. Además que con frecuencia está excesivamente atento a
inexistentes posibles amenazas por parte de los demás, tornándolo hostil, reactivo, impul-
sivo, irritable e irónico. Convirtiéndose un individuo insufrible en la mayoría de los casos.
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Si la persona quiere distanciarse de la desconfianza excesiva, es esencial que
abandone los pensamientos e ideas adquiridas en la crianza y ciertos entornos que fre-
cuenta, eliminando afirmaciones tales como: “todos quieren perjudicarme”, “lo único que
quiere es aprovecharse de mí”, “nadie da nada por nada” y “me van a engañar, como
siempre” entre muchísimos otros enunciados negativos que socavan lentamente la vida.
Abandonar este tipo de preceptos puede ser un tanto complejo. Pero poco a poco
puede ir sustituyéndolos por principios, valores e ideales que lo enorgullezcan.
Ciertas personas poseen la cualidad de percibir e interpretar adecuadamente los
gestos, frases, miradas, acciones e intenciones de otros individuos. Evitando exitosamen-
te la probabilidad de ser heridas y maltratadas. Sin embargo no todos poseen esta notable
habilidad, exponiéndose en la mayoría de los casos de manera ingenua a ser engañados
y perjudicados.
Algunos individuos tienden a pensar que por haber sido confiados, fueron dañados
y que por eso, perdieron la fe. Conformarse con su penuria, lo conduce a una vida insatis-
fecha y triste, alejándolo de la verdadera libertad. Sin embargo estos mismos sujetos tie-
nen la convicción de que las nuevas acciones honestas y positivas de aquellos que los
traicionaron y perjudicaron alguna vez, tienen la capacidad de restaurar la confianza per-
dida.
Es trascendental para la transformación personal de cada individuo, albergar la es-
peranza prudente de confiar sin importar el hecho de haber sido traicionado ni perjudicado
de alguna forma. No hay que olvidar que perder la esperanza es morir y seguir viviendo.
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Los seres humanos en su mayoría poseen una impresionante capacidad de recor-
dar. Muchos de ellos, en algunos casos, aunque quieran olvidar ciertas situaciones y ex-
periencias, siempre tienden a recordar vivencias y emociones que generan dolor.
Si las emociones se encuentran confusas, la genuina libertad interior, va extin-
guiéndose de a poco. Pues va quedando a merced de turbios pensamientos y emociones
destructivas. Entonces, si bien es cierto que ser en exceso confiado es en parte estupi-
dez, también es cierto que ser en exceso desconfiado es en parte locura.
Aprendiendo Confianza
La confianza en sí misma es un estado mental de esperanza, fe, credulidad y ex-
pectativa positiva, estando consciente de las palabras, actitudes, acciones e intenciones
de los demás. Sin importar lo que otros hagan, ni digan, la confianza prudente es mejor,
que vivir en la sospecha, el escepticismo y el miedo constante a todo y todos.
Mantener un estado mental positivo frente a las palabras, actitudes, intenciones y
acciones de los demás, no significa exponerse ingenuamente al peligro de ser timado ni
tomado por tonto. Ser cauteloso y moderado no convierte a nadie en un desconfiado pa-
ranoico. Pero si quiere que confíen en usted, entonces demuestre y transmita con hones-
tidad la confianza que quiere recibir.
Cada quien debe desarrollar una absoluta e inquebrantable seguridad y fe en sí
mismo y sus posibilidades.
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No siempre las situaciones resultarán como espera, ni obtendrá lo anhelado en el
momento preciso, pero cada relación, situación y condición generará reflexiones, ense-
ñanzas y experiencias que irán alineando su existencia por el camino correcto, además de
ir curtiendo y dando forma a su carácter y personalidad.
Confiar en su propia capacidad, es el primer paso para poder confiar en los demás.
Creer en los sentimientos y pensamientos positivos que usted posee, actuar optimista y
proactivamente, así como albergar una permanente esperanza en que todo saldrá bien;
es el inicio apropiado de una mejor forma de vivir.
La confianza es la tendencia a practicar una actitud positiva, evidenciando frente a
los demás, características de seguridad en sí mismo, que puedan ser favorables a la hora
de conseguir un empleo; le asignen mayores responsabilidades en su trabajo, conseguir
el apoyo familiar en determinado proyecto e incluso al momento de conquistar pareja,
pues no hay nada más atractivo, que la confianza en sí mismo.
Reacomodar las creencias que sabe pueden resultar irracionales e ilógicas, permi-
tirá confiar en sí mismo y a su vez en los demás. Desarrollar la auto-valoración positiva y
entender la necesidad de tener relaciones sanas, útiles, transparentes y satisfactorias, es
cultivar el afecto incondicional y sincero, construyendo una vida colmada de paz, tranquili-
dad y libertad.
Practicar la confianza, es lidiar con la angustia existencial de la traición, deleitándo-
se de los pequeños detalles de la vida sin que sus emociones perniciosas le perturben.
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Construir confianza es prepararse y asumir con objetividad los posibles factores de
riesgo que provengan del entorno, previendo una solución inteligente a cualquier situación
adversa. Identificando previa y proactivamente las estrategias correctivas y de salida, an-
tes de entrar en acción por cualquier situación.
Escuche y actúe con humildad siendo asertivo en sus expresiones, pensamientos y
actuaciones, generando confianza en todos los que le rodean. Un ser inteligente, no podrá
ser dominado por sus emociones ni pasiones dañinas. Recuerde que no todo lo aparen-
temente bueno, es absolutamente útil y necesario.
La sabiduría no está centrada en no equivocarse, sino en aprender de los errores y
surgir fortalecido de cualquier circunstancia aparentemente adversa.
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 No critiques. Ninguna crítica en sí mismo, ni a los demás representa la verdad; sino
parte de ella.
 Estima objetivamente las opiniones propias y de los demás, con prudencia.
 Evalúa y controla con amenidad el ambiente en el que te desenvuelves.
 Participa socialmente con honestidad, responsabilidad y entusiasmo.
 Aprende de aquellos que han recorrido el camino provechoso y correcto.
 Recuerda que el éxito deja huella. Sólo hay que seguirla con cautela.
 Arriésgate.
 Pierde el miedo al fracaso, cruza el umbral de tu zona de confort. Solo después co-
nocerás los hechos.
 Expande tus límites mentales, hasta que tus conflictos de hoy no sean tal.
 Exprésate, piensa, siente y actúa positivamente en todo momento.
 Sonríe sin traumas y sin esperar la aprobación externa.
 Proyecta y amplia tus expectativas razonables de éxito.
 Cuida tu salud mental, emocional y física.
 Abandona el miedo a lo desconocido.
 Despréndete de los conceptos limitantes que te frenan.
 Adopta todo como la mejor experiencia de aprendizaje posible.
 Yergue tu cuerpo y observa tus palabras, porque somos lo que expresamos ser.
 Desarrolla la habilidad de socializar con alegría y honestidad.
 Inténtalo tantas veces como sea necesario hasta vencer. Vence siempre sobre ti.
 Recuerda que solo el éxito transforma la mente. Conviértete en un ser exitoso.
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INTOLERANCIA
“Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás,

también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que
me permita ponerles remedio”
Mahatma Gandhi
No todas las personas tienen la capacidad de percibir, la posibilidad ser transigente
sin la necesidad de pasar por tonto. La tolerancia, no significa estupidez.
El señor Mariano es un hombre avanzado en edad, excelente persona y colabora-
dor en muchos aspectos. Pero a diferencia de gran parte de su familia, el señor Mariano
tiene ortodoxas convicciones políticas que moderan su manera de pensar y guían su
comportamiento. Un sistema político es funcional, si en la medida de lo posible los benefi-
cios generados por el estado alcanzan de manera individual al más humilde de los inte-
grantes de la sociedad.
Puede considerarse un buen gobierno cuando una persona sin distinción alguna,
ayuda especial, ni tener que recurrir a un partido, amigos y conocidos, logra acceder a los
beneficios sociales impulsados por el estado, sin más ni más que por el hecho de ser con-
nacional, independientemente de la filiación y pensamiento político. Propiciando la igual-
dad de acceso a oportunidades para todos, indistintamente del estrato social y condición
personal de cada individuo.
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Una tarde, a la hora del café en familia, se generó una diatriba en casa de un her-
mano del señor Mariano; todo ocurrió a raíz de la actitud y forma de actuar de un político
local, estaba prestando ayuda exclusivamente a las personas que pertenecían a su tolda,
y eran afines con él y su partido.
Este personaje político construía una cantidad importante de viviendas en el sector,
pero solamente las asignaba a aquellos que estuvieran inscritos en su partido o además
vinieran recomendadas por algún directivo del mismo. La crítica radicaba en que muchas
personas que no habían votado por él ni su partido eran de escasos recursos socioe-
conómicos.
Cientos de personas humildes carecían de hogar y lo justo era realizar un estudio y
entregarlas en función de la necesidad del grupo familiar. Sin importar a que tolda perte-
necían, sus creencias ni tendencias, ayudando a las personas del partido que lo oponían
al igual que del propio. Ejerciendo este tipo de actitudes le permitiría obtener votos adi-
cionales y sumar voluntades en torno a su proyecto.
En medio de la conversación acerca del tema, entró el señor Mariano al espacio
donde todos estaban sentados. Escuchó con atención lo que estaban diciendo, mientras
tomaba su café con un trozo de pan. Cuando tuvo oportunidad participó de la discusión y
expresó, parecerle correcto lo que estaba haciendo este político local, alegando que las
casas debían ser para los que comulgaban con sus creencias y pertenecían al partido; no
entendía el sentido de ayudar a personas que al final pensaban diferente ni compartían
sus ideas, y no habían votado por él, ni iban a votar por el partido.
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Concluyó diciendo, que aquellas personas querían casa, debían esperar otro go-
bierno local para obtener una, o construyeran su vivienda con recursos propios.
De inmediato hubo una reacción adversa en contra del señor Mariano por parte de
algunos de los que estaban allí. Parte del grupo empezó a ofenderlo, incluso algunos de
sus familiares se marcharon. Uno de sus hermanos le dijo que de acuerdo a la forma en
que él pensaba, cuando cambiara el gobierno local él debería sufrir hambre y trabajo, re-
cibiendo lo mismo que deseaba para los demás. Inmediatamente el señor Mariano tam-
bién se fue del lugar. Una vez ausente el señor Mariano, algunos de los que quedaron en
la reunión comenzaron a criticar su intolerancia hacia las personas que no pertenecía a su
partido político ni pensaban igual que él.
Lo curioso de la situación es que una vez que el señor Mariano ya no estaba, parte
de los presentes comenzaron a criticarlo por su falta de condescendencia a la crítica, su
carencia de tolerancia a las personas que opinaban diferente, algunos lo justificaron por la
edad, incluso otros manifestaron que jamás lo invitarían a su casa por pensar así. Quién
fue más intolerante con quién?, el señor Mariano con las personas que pensaban distinto
a él, o el grupo que lo oponía en ese momento, por pensar diferente. No quedó claro
quien fue más incongruente con los valores que pretendía defender pues todos evidencia-
ron intransigencia, obstinación y tozudez.
Los asistentes activados respondieron de manera impulsiva a sus planteamientos
de forma desmesurada e inapropiada, la mayoría llenos de soberbia, creyéndose dueños
de la razón y apoyados entre sí. Porque siempre es más fácil señalar a otros por los de-
fectos propios, pero que niega a reconocer.
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Probablemente el señor Mariano careciera de razón en su planteamiento, pero no
era un motivo válido para que fuese agredido por los presentes, irrespetándolo y hacién-
dolo sentir mal.
Reflexiones sobre la Intolerancia
A veces pareciera que se anda boyante por la vida, con una permanente actitud de
rechazo a todo y a todos; con un toque de soberbia y una pizca de desconfianza. Regu-
larmente los individuos intolerantes consiguen la forma de justificar su falta de transigen-
cia, para con los actos y situaciones que no se ajustan a sus criterios. Respondiendo con
agravios, descalificaciones y actos violentos. Fundamentados en un casi imperceptible
odio y miedo a los conceptos y paradigmas no coincidentes o contradictorios.
Ser visceral y responder con descalificaciones, agravios y desprecios a un plan-
teamiento o una situación que no coincide con la posición que tiene en determinado mo-
mento, solamente lo hace ver como un sujeto ignorante.
Cuando las personas comiencen a decir, que usted siempre quiere tener la razón, y
observe que nadie quiere conversar, ni alternar con usted, porque no acepta la diversidad
de creencias, sentimientos, pensamientos y actitudes, probablemente está volviéndose un
individuo intolerante.
Los individuos que sufren de intolerancia ciega, tienden a generar juicios de valores
apresurados, injustificados e inapropiados, con criterios absolutistas, inflexibles y exclu-
yentes, demostrando una actitud de aparente superioridad, que probablemente esconde
un profundo complejo de inferioridad.

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Ciertos individuos practican la doble moral respecto a la transigencia; por ejemplo:
ejerciendo por un lado la tolerancia a ideas y conceptos que provienen de su familia y
amigos, y por otro, siendo xenofóbicos y sexistas, discriminando irracionalmente, res-
paldándose en opiniones e ideas erradas, adquiridas muchas veces sin percatarse, y en
otros casos propiciadas y bien vendidas por terceros.
La intolerancia puede ser expresada con palabras y demostrada con actos, pudien-
do convertirse en un hábito perjudicial, que apunta a la exclusión, el rechazo y la falta de
respeto por los demás.
Aprendiendo Transigencia
La transigencia es una habilidad que puede formarse y desarrollarse. Ejerza di-
ariamente el arte del respeto sincero y la genuina aceptación humilde por lo que dicen,
piensan, sienten y hacen los demás. Su transigencia debe quedar en evidencia a través
de la práctica de la flexibilidad y el respeto a las opiniones y acciones diferentes y contra-
puestas a su forma de pensar y actuar.
Ser una persona transigente no implica, bajo ninguna premisa, permitir ni aceptar
actos, condiciones incorrectas, inmorales y violentas de otros individuos, que pudieran
lesionar su integridad y la de cualquier otro ser humano.
Practicar la transigencia consistente y coherente, muestra fuertes convicciones,
asociadas a ideales invencibles. Desarrolle la capacidad de poder encontrarse frente a un
individuo que se muestra diferente en sus palabras, pensamientos, sentimientos y accio-
nes, sin llegar a sentir miedo, ni odio, y acéptelo honestamente,

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Fórmese la habilidad de percibir, interpretar y responder de forma conveniente y
pertinente en cualquier situación, toda vez que ésta pudiera provocarle una respuesta
inapropiada. Fortalezca asiduamente el don de la tolerancia, el respeto y la cordialidad en
su relación con todos. Empleando asertiva e inteligentemente expresiones y acciones que
estimulen en los demás una respuesta idónea.
No es cuestión de creerse dueño de la verdad, se trata de respetar la individualidad
de cada quien. Entendiendo que cada persona tiene el derecho de expresarse, pensar,
sentir y actuar distinto. Asumir que parte de los que nos hace semejantes, es ser diferen-
tes los unos de los otros. En la aceptación de las diferencias radica la autentica felicidad.
No se puede ser transigente únicamente cuando es conveniente. La transigencia
es un estado mental con el que se debe abordar todos los aspectos de su vida, sin discri-
minación ni egoísmo.
Tener la intención de ser transigente, o actuar aparentemente de forma tolerante,
en función de las apariencias de acuerdo a sus expectativas, necesidades y circunstan-
cias, no es suficiente para alcanzar la tranquilidad que produce la libertad de llevar una
vida inteligente. Desarrolle la capacidad de suprimir el impulso de dejarse arrastrar por
otros enemigos que le habitan. Razone sus expresiones, sus sentimientos y sus actos.
Fortalezca en su conciencia la genuina aceptación a lo no coincidente o contradictorio.
Descubra en su interior, el suceso extraordinario que se esconde detrás de expre-
sarse, pensar y actuar con significativa transigencia y honesta aceptación.
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 Evita hacer juicios de valor a los demás y de ti mismo.
 Se inclusivo. Responde las diferencias con genuina humildad.
 Acepta el derecho de lo diferente.
 Ocupa el lugar del otro, no siendo tú en su lugar, sino tratando de ser él con sus
experiencias y en sus circunstancias.
 Respeta el intelecto de los demás, tanto como valoras el tuyo.
 Respeta y acepta sin limitaciones las diferencias. No actúes por conveniencia.
 Evalúa constantemente tu interior.
 Libra siempre la batalla del orden y la disciplina.
 Ordena tus ideas y corrige primero tus faltas y debilidades.
 Solicita y escucha las explicaciones, antes de pensar con anticipación irracional.
 Desiste de la necesidad de defender tus opiniones a ultranza.
 Practica la cordialidad cuando te expreses y actúes.
 No vivas en guerra contigo mismo y los demás, por querer siempre tener la razón.
 Valora a las personas por lo que son y no por lo que tú pretendes de ellas,
 No esperes que los demás sean lo que tú eres, o pretendes ser en el fondo.
 Impulsa y fortalece un lazo de familiaridad y seguridad, con tu interlocutor.
 Si no hay más remedio que abordar el conflicto, hazlo con la intención de interpre-
tar y aprender acertadamente de las personas y las circunstancias.
 Abandona el temor de estar equivocado, o que los demás te vean de esa forma.
 Cambia de opinión y de visión de ser necesario.
 Adopta la flexibilidad como forma de vida.
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INDECISIÓN
“A los tímidos y a los indecisos todo les resulta imposible, porque así se lo parece”
Walter Scott
Cuando Damián iniciaba sus estudios de bachillerato, un amigo se le acercó a pre-
guntarle, que haría luego de graduarse de bachiller. Limitándose a contestarle de forma
grosera que apenas comenzaba el bachillerato y faltaba mucho para tomar esa decisión;
pues en algún momento debía tomarla, pero no sería ahí, ni en ese momento. En otra
ocasión Damián estaba trabajando con un amigo, y procedió a contarle sobre sus estu-
dios de bachillerato. A su amigo le parecía excelente iniciativa, después de felicitarlo le
preguntó qué haría al terminar estos estudios, en que se convertiría una vez finalizara
esta etapa. Damián no supo cómo responderle, así que cortó el tema y no volvieron a
hablar de ello.
Damián escuchó esa pregunta, de amigos, familiares y compañeros de trabajo, du-
rante mucho tiempo. Al principio se volvió intolerante frente a la interrogante pero con el
tiempo desarrolló una respuesta que detenía el tema; “No lo sé y no quiero discutirlo aho-
ra”. Respuesta intolerante y soberbia, dándole la opción de cortar el tema y que esta per-
sona no volviera a hablar del asunto. Damián llegó incluso a pensar que las personas se
entrometían en lo que no les importaba ni les había dado permiso de opinar.
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Lo que en verdad le generaba exasperación y coraje, no era la pregunta, sino la
respuesta. Lo desagradable radicaba en no tener la respuesta apropiada, pues de cierta
forma ni siquiera él la conocía. Deseaba ir a la universidad, pero no sabía que profesión
escoger. No poseía la claridad de lo que haría con su vida, era como estar atrapado y no
saber si querer salir. Cuando por fin terminó sus estudios de educación media se encontró
en una encrucijada, pues no sabía que haría de ahí en adelante. Fue cuando recordó la
incontable cantidad de veces que muchas personas preguntaron, qué haría después. Ma-
yor fue la tristeza cuando tenía que tomar la decisión y no tenía idea de cuál era la elec-
ción apropiada.
Intentar tomar la decisión correcta lo atormentaba, pues por un lado quería estudiar
comunicación social y por otro, administración de empresas. La diferencia entre las opcio-
nes hacía más difícil la decisión, puesto que cada una lo llevaría por caminos diferentes.
Faltaban unos días para recibir el título de bachiller, luego vendrían las inscripciones en la
universidad y no tenía nada.
El estrés, al menos por una semana, le quitó el sueño y el apetito, dado que si no
se inscribía en ese proceso, debía esperar al menos ocho meses. Era una locura, toman-
do en cuenta que, si la decisión no era la acertada, el futuro podría traerle frustración y no
quería sacar una carrera para luego no ejercerla. No quería ser un idealista apasionado al
principio y un realista frustrado al final.
Así que venció su orgullo y se comunicó con un amigo. Éste le escuchó con aten-
ción el conflicto que lo embargaba, al finalizar le expresó: la decisión es sencilla de tomar
si tienes la información adecuada y eficaz, de lo contrario puede tornarse complicada.
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Hizo preguntas tales como: “dónde se imaginaba en veinte años”, “cómo se veía a
sí mismo en veinte años”, “que tipo de personas veía en su entorno en veinte años”,
“dónde quería enviar sus hijos a estudiar”, y “cómo imaginaba a su esposa”, entre muchas
otras interrogantes.
Al principio Damián no entendía todos los cuestionamientos, ni cómo contestar to-
das esas preguntas podría ayudarlo a decidir qué carrera estudiar, porque no simplemen-
te estudiaba lo que le gustaba y ya. Pero desde hace tiempo sentía mucho respeto por su
amigo y accedió con humildad y honestidad a responder a cada una de las preguntas que
le formuló. Increíblemente cada vez que respondía con honestidad una a una las pregun-
tas de la lista se acercaba más y más a la respuesta que buscaba.
Luego de contestar cada una de las preguntas que había formulado su amigo, Da-
mián lo llamó para agradecerle una vez más la orientación en cómo debía tomar la deci-
sión. No era necesario que le consultara si la decisión era correcta, ya que una vez res-
pondidas todas las preguntas, fue sencillo saber, qué debía hacer con su futuro. La deci-
sión lo conducía a estudiar una carrera que le gustaba y además era conveniente, pues
esa profesión podría llevarlo a donde deseaba ir. Lo que hicieron las preguntas, fue traer
la información más relevante a la mesa, de manera que, en función de esta información
pudiera tomar la decisión más acertada.
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P á gi n a 5 8 d e 22 5
Reflexiones sobre la Indecisión
Es claro que no siempre se posee la información necesaria para tomar decisiones
apropiadas. En muchos casos representan, un acto de fe. Pero siempre que sea posible
tener la información suficiente, útil y a tiempo, abrirá la oportunidad de tomar la mejor de-
cisión posible, exponiéndose de esta forma, solamente a un riesgo positivo. Aunque en
algunas ocasiones y especialmente cuando se trata del corazón, es transcendental el uso
del coraje.
A la hora de tomar la decisión correcta se requiere valentía, ya que en la mayoría
de las ocasiones el individuo tiene la claridad de cuál es la decisión correcta que debe
tomar y cuando debe tomarla; pero no lo hace. Sabe lo que es conveniente y pertinente, y
aun así no reúne el valor necesario para tomar la decisión que sabe apropiada, incluso a
costa de su inmediato sufrimiento y desdén.
El miedo y el Pesimismo se apoderan del individuo, haciéndolo sentir culpable,
formando en su mente el temor a perder la aparente mejor opción de su vida, incluso
cuando en el fondo intuye que no es cierto. El sujeto indeciso, en su interior conoce y en-
tiende que existen múltiples y mejores alternativas, aunque esté consciente que la opción
que defiende, lo único que ha hecho es dañarle.
Al tipo indeciso le cuesta tomar una decisión, sin importar la información que tiene,
ni el dolor sufrido. A lo mejor porque entra en juego uno de los componentes perniciosos
más comunes en el individuo: el apego. Esta fuerte vinculación afectiva, hace que no
comprenda su situación y se ciegue frente a la existencia de mejores alternativas.
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El sujeto indeciso convierte la opción con la que siente seguridad, en su única opor-
tunidad, impidiéndole avanzar, y demostrando la poca valoración que tiene de sí mismo.
Evidenciando desconsideración hacia su propio ser.
A veces por elegir la opción aparentemente segura, el individuo indeciso sigue
amarrado a un barco que lo lleva dando golpes contra el agua en su travesía mar adentro,
incluso a sabiendas que solamente conseguirá ahogarse, inmensamente solo, porque
quienes van en el navío no se han percatado que llevan a alguien remolcado.
Por otro lado, aunque la valentía es una virtud humana maravillosa, si toma deci-
siones erradas, sin sustento, fundamentadas únicamente en el coraje, agravará el pro-
blema. Ser valiente no siempre se traduce en el mejor camino que debe tomar. Pero si
además del coraje, esgrime y aplica los argumentos lógicos y necesarios para tomar la
decisión pertinente, no cabe duda que los resultados serán magníficos.
Tomar una decisión, está relacionado con la valentía, pero también con la audacia
e iniciativa. Hacer lo correcto siempre es una decisión controversial, pues de vez en
cuando puede confundirse, lo adecuado para sí mismo, con lo apropiado para los que se
encuentra en el entorno.
Ser persistente a pesar de los impedimentos, sin analizar la decisión, dirección y
sentido, ni tomar en cuenta las repercusiones y consecuencias, puede llevarlo a la ver-
güenza y al descredito por ante su entorno, aunque ponga en evidencia una enorme fuer-
za de voluntad, para llevar a cabo y sobreponerse a todos los desafíos encontrados.
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P á gi n a 6 0 d e 22 5
Cuando una persona se guía por la senda de principios, valores e ideales, jamás le
preocupará que sus decisiones afecten la vida de los demás, pues no cabe duda que lo
hará pensando en el amor que siente por el prójimo. Sin embargo esto no implica que
todas las decisiones que tome en otros aspectos de su vida, sean correctas.
Existen decisiones en el diario vivir, presuntamente fáciles de asir; por ejemplo,
“qué comer” y “cómo vestir”. Este tipo de decisiones simples, pudieran afectarle de alguna
forma, puesto que si no elige inteligentemente que come, puede terminar enfermo, y al no
escoger correctamente que debe vestir, puede ser marginado por el entorno que frecuen-
ta.
Existen otras decisiones sencillas y repetitivas, que ha tomado en otras ocasiones,
denominadas recurrentes, que no representan mayor conflicto a la hora de elegirlas, así
como aquellas donde las consecuencias son consideradas por algunos, insignificantes.
A ciertos individuos les agrada vivir bajo la sombra de este tipo de decisiones, ya
que tienden a equivocarse menos, considerando que los libera de la responsabilidad de
las consecuencias. Son sujetos que tienden a huir del compromiso e incluso, algunos de
ellos, pueden estresarse con facilidad por no poder elegir los zapatos ni la ropa que
usarán ese día.
La simplificación de la decisión es fundamental, especialmente si la situación no
pasa por vivir o morir. Esto no quiere decir que ciertas decisiones no revistan de impor-
tancia, sino que algunas de ellas deben ser relativamente sencillas de tomar.
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P á gi n a 6 1 d e 22 5
Aprender a tomar decisiones no es sencillo, ya que en ocasiones hay que dejar ir
aquello percibido como bueno, para abrir la puerta a la oportunidad de obtener algo mejor.
La iglesia en el caso del amor predica que: “amar es una decisión”. Por lo tanto, si
usted logra decidir íntegramente a quién amar, todas las otras decisiones pudieran resul-
tar un poco menos complicadas y traumáticas de tomar. Esto por supuesto no quiere decir
de ninguna forma, que no pueda corregir el camino, la dirección, y el sentido, empleando
la flexibilidad a la hora de tomar.
Cada quien posee la lucidez indispensable sobre lo que le conviene y cuando lo
quiere. No todo el tiempo puede dejarse llevar por las sensaciones que experimenta su
cuerpo a la hora de tomar decisiones. En la mayoría de las ocasiones es obligatorio ac-
tuar bajo conclusiones razonadas. Así que sería de máxima utilidad que desarrolle y pon-
ga en práctica la habilidad de tomar decisiones asertivas.
Aprendiendo Iniciativa
Estar dispuesto a emprender acciones, y generase mejores oportunidades para sí
mismo y los suyos, asumiendo responsablemente las consecuencias que acarrean. Es la
letra pequeña que está en el contrato cuando toma decisiones de cualquier tipo.
Asumir la responsabilidad, no implica algo negativo. También es la opción para que
pueda establecer las decisiones y acciones positivas que lo llevarán a un mejor destino.
De esta forma, la prosperidad y el progreso que obtenga, serán su responsabilidad.
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P á gi n a 6 2 d e 22 5
La iniciativa es importante a la hora de tomar cualquier decisión, pues consiste en
identificar y analizar la oportunidad para luego tomar la decisión más acertada y oportuna
posible. No basta con tener la intención de actuar apropiadamente, y no es suficiente con
intentarlo, hay que hacerlo, y bien hecho; solamente así la iniciativa habrá valido la pena.
Siempre hay que aprovechar las oportunidades en pro de un objetivo elevado, sin
olvidar soportar las decisiones del tamaño que sean en principios, valores e ideales. Una
decisión audaz, es la facultad de emprender y ejecutar, acciones discernidas y razonadas
que aparentemente puedan ser poco prudentes, pero sustentadas en el análisis de la rea-
lidad, la reflexión inteligente, la fortaleza del espíritu y las posibilidades del entorno, con
seguridad obtendrá el éxito que busca.
Ser audaz no quiere decir ser tonto, imprudente ni irreflexivo, implica tener la fuerza
para tomar las decisiones, y hacer lo necesario por sus metas. Pedir una opinión sobre la
decisión que piensa tomar, es crucial, claro, si a la persona que le pide ayuda tiene la au-
toridad moral sobre el tema. Ya que siempre habrá alguien que pueda ofrecer un argu-
mento aparentemente lógico, y una posible solución mágica estratégica, sin que tenga la
menor idea de lo que le está consultando.
A la hora de tomar una decisión son esenciales los principios, valores e ideales
donde están apoyados, ya que si una persona está más interesada en sus gustos y satis-
facciones personales, que en lo conveniente y necesario para mejorar su vida, siempre
podrá tender a elegir una solución incompleta. Ninguno de los dos lados es integral, lo
ideal sería, elegir lo más conveniente y satisfactorio a la vez, pues las decisiones idealis-
tas siempre conllevan a caminos sinuosos y desconocidos.
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P á gi n a 6 3 d e 22 5
Visualizar donde, con quien, como le gustaría estar y que le gustaría tener, en fun-
ción de la situación y circunstancias en las que está hoy, podría hacer que tomar su deci-
sión, sea menos traumático, permitiéndole explorar todas las opciones posibles. Incluso
aquellas que no había imaginado o que creía no eran correctas.
Declare al universo anticipada, positiva e intensamente, la certeza que alcanzará
todo lo que se propone en la vida, y el universo seguro le responderá afirmativamente.
En ciertas ocasiones pasa por el hecho, no tanto de decidir lo que desea, sino tener
la claridad de lo que no quiere. Es por eso que la toma de decisiones debe ser correcta-
mente orientada y soportada, ya que siempre termina por alterar la realidad. Además no
sabrá qué tan buena es una decisión hasta que la lleva a cabo.
La vida está llena de decisiones, y hasta la más insignificante de ellas puede con-
ducirlo a una profunda frustración, o al más extraordinario y fascinante de los éxitos. Las
decisiones que terminan siendo importantes, siempre traen cambios significativos a su
vida; a veces tortuosos y por lo general le obliga a salir de su círculo de confort, alterando
su actitud, conducta y hábitos. Sin embargo, no olvide, que no necesariamente aquello
que más emociona e impresiona, es lo que más le conviene en un momento determinado.
Tomar una decisión no es un juego, pero tampoco debe ser una rígida camisa de
fuerza que lo lleve por un despeñadero hacia una tragedia, porque no tiene experiencia ni
habilidad para realizar la elección pertinente, o se encuentra invadido por la necedad.
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La decisión debe tomarse, cuando considere que es la correcta, y el momento
apropiado, sea de la forma que sea, la decisión debe tomarse. Si cuando la decisión es
implementada, identifica, analiza y comprende que no es el camino que esperaba, enton-
ces debe tomar otra decisión, y corregir el curso previamente seleccionado, ya que la
flexibilidad en la toma de decisiones es parte natural de las personas exitosas y próspe-
ras.
Muchos tienden a practicar el arte de dejar todo para después, esperando mejores
condiciones, ejerciendo la procrastinación como un medio para evadir su responsabilidad
en la toma de decisiones, entorpeciendo y apartándolo del éxito y la prosperidad de las
que es merecedor.
Hay quien no toma las decisiones pertinentes, por pesimismo y miedo a que estas
no representen el cambio que aspira, dado que no percibe adecuadamente los posibles
resultados que pudieran generarse. Aprenda a desarrollar la facultad de razonar los resul-
tados que obtendrá inteligentemente.
La sensibilidad para tomar decisiones inteligentes, es producto de un elevado nivel
de pericia y experiencia sumado al análisis concienzudo de cada situación, en función de
los principios, valores e ideales que lo motivan. Sin embargo, al no tomar una decisión
sobre un particular, termina eligiendo una decisión por omisión, y en muchos casos es
dejar para después ese proceso, retrasándolo, creando un cuadro de estrés y ansiedad
alrededor de la decisión, ya que en el fondo sabe que en algún momento será necesario
tomarla.
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Nunca ha sido, ni será fácil tomar la decisión correcta, y aunque no existe la per-
fección, con el tiempo puede desarrollar la habilidad de tomar mejores y asertivas decisio-
nes en los diferentes ámbitos de su vida.
Si debe tomar una decisión, no espere a estar en mejor condición, posición ni si-
tuación, si tiene la claridad de lo que debe hacer y alterar el curso de su vida, este es el
lugar y ahora es el mejor momento para tomar su decisión. Pues quien no toma una deci-
sión para alcanzar el éxito, la prosperidad y el progreso, decide por omisión fracasar.
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 No subestimes el poder de la voluntad consciente.
 Comprende que todo es posible.
 Analiza de forma realista cada decisión.
 Gestiona la incertidumbre con imaginación.
 Actúa sin temor a las consecuencias.
 Desarrolla una intuición racional.
 Cambia de visión si fuese necesario. Sé flexible.
 Aclara tus objetivos y los resultados que esperas.
 Estima tus desafíos con creatividad e ingenio.
 Decide superarte a ti mismo, siempre y en cualquier circunstancia.
 Determina la oportunidad de aprendizaje tanto del éxito, como del revés, con valor.
 Evalúa imparcialmente las emociones y sentimientos generados por tu iniciativa.
 Ejercita la interdependencia con inteligencia y honestidad.
 No te compares, con nadie en ninguna circunstancia.
 Piensa en términos de escenarios, situaciones y coyunturas, nunca de problemas.
 Acepta ayuda. Solo el que es capaz de recibir ayuda con humildad es capaz de
darla con sencillez, honestidad y moderación.
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INCOSTANCIA
La inconstancia y la impaciencia destruyen los más elevados propósitos.
Confucio
Juan abandonó el bachillerato diurno por múltiples razones cuando apenas tenía
trece años. Algunas de estas razones eran: económicas, sociales, paradigmas sin
fundamento, incluso excusas sin sentido, como la obligación de cubrir sus necesidades
personales. Cuando tuvo un razonamiento supuestamente lógico, entendió la importancia
que revestía estudiar, y prepararse para aspirar un poco más, siendo necesario para ello
terminar los estudios de educación media.
La primera vez que lo intentó vivía en la capital de su país. Con mucha emoción fue
a inscribirse en una institución que le permitiera terminar sus estudios y seguir trabajando.
El horario era de seis de la tarde a diez de la noche todos los días. Comenzó yendo con
mucho entusiasmo, sentándose entre los primeros del aula, copiando lo que decían sus
maestros. Se notaba decidido y motivado a culminar esta etapa.
A los pocos meses de haber comenzado el primer año de estudio, un grupo de ami-
gos al que se había unido en el salón, organizaron un paseo para la playa. A Juan le
gustó la idea y accedió a participar, dado que en el grupo iría una amiga que le agradaba.
Debían regresar al otro día, ya que en tres días presentaban el primer examen parcial de
todas las materias. El paseo se prolongó por cinco días, perdiendo los exámenes parcia-
les y el empleo, puesto que fue despedido por faltar injustificadamente.

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Cuando retornó a la institución educativa, pensó que ponerse al día en los exáme-
nes sería complicado. Además debía buscar otro empleo. Por lo tanto tomó la decisión de
abandonar sus estudios hasta el nuevo periodo de inscripciones en función de una su-
puesta prioridad, que consistía en obtener empleo. Al año siguiente lo intentó en otro liceo
nocturno, uno público, esta vez no quería comprometer el hecho de no tener dinero para
continuar estudiando, porque endosaba el abandono anterior a la pérdida del trabajo.
Comenzó nuevamente con bríos. Entrando a todas las clases, copiando, yendo to-
das las noches. Esta vez se aseguró de no frecuentar grupos de amigos que pudieran
hacerlo caer en cualquier tentación y tener que abandonar. Juan estaba decidido a culmi-
nar el bachillerato. Tenía entre ceja y ceja que quería algo más de la vida de lo que tenía
hasta ese momento. Para entonces vivía en una residencia para solteros. Tenía dos em-
pleos. El primero en un mercado mayorista de alimentos, donde debía levantarse a las
tres de la mañana, pues trabajaba desde las cuatro de la madrugada hasta el mediodía.
Retornaba a casa, se arreglaba y después de almorzar se dirigía a su segundo empleo,
en una tienda de zapatos. Trabajaba hasta las seis de la tarde, desde donde salía a cla-
ses.
El trabajo en el mercado mayorista era sumamente exigente, tanto en horario, como
en el aspecto físico. Trajinaba todos los días de la semana, manejando manualmente car-
gas de un lugar a otro, ocasionando un elevado desgaste físico. En la zapatería laboraba
de lunes a sábado, aunque el esfuerzo físico era leve, existía mucho trajín, por la cantidad
de clientes que visitaban la tienda. Disponía solamente de los domingos por la tarde y en
las noches cuando regresaba del liceo, para estudiar; que casi siempre llegaba cansado.
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Como es natural al presentar los primeros exámenes, los reprobó todos. No estaba
preparado, pues apenas estudió un par de días, utilizando únicamente los apuntes que
había tomado en clase. Al no tener grupo de estudio, ciertos temas se presentaban com-
plicados y confusos. Cuando le dieron las notas de los primeros exámenes se decepcionó
nuevamente, pues al parecer esperaba salir mejor con lo poco que había estudiado. Lue-
go de pasada un par de semanas de estos exámenes, no volvió al liceo, argumentando,
que no tenía tiempo, ya que trabajar era más importante.
Al año siguiente se mudó a otra ciudad interesado en reducir los gastos, buscando
que lo devengado por su trabajo le permitiera, al menos acabar el primer año del bachille-
rato. Se inscribió con mucho entusiasmo, asistió a clases con mucha dedicación y co-
menzó a estudiar con ahínco. Empezó a salir bien en los exámenes, emocionado porque
al fin estaba encaminado, y antes de terminar ese año escolar, la mujer que para ese
momento era su novia terminó la relación, sin motivos aparentes. Esto lo afectó mucho
pues sentía mucho apego por esta chica. A raíz de esta situación no volvió al liceo, ni a
los lugares que frecuentaba con ella, decidiendo retornar a la capital.
Cuando llegó a la capital, llamó un viejo amigo para contarle lo ocurrido, hablarle de
su tragedia, exponerle como veía su situación y ver si él podía darle alguna recomenda-
ción que lo ayudara, tanto con el tema de sus estudios, como con el desamor. Necesitaba
que su amigo lo aconsejara y le ayudara a visualizar como encaminar su vida. Su amigo,
le escuchó con mucha atención, lo dejó hablar y desahogarse, pero antes de que termina-
ra el té, comentó que a veces para avanzar hay que dar un paso atrás.
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Lo primero que le dijo su amigo, es que la soledad jamás ha sido buena amiga ni
consejera. Vivir solo en todas esas ciudades no era malo, pero sería mejor si emprendiera
su proyecto de vida rodeado de las personas que lo amaban, y que podrían apoyarlo. El
apoyo incondicional es fundamental cuando inicia el camino de la transformación perso-
nal. La primera recomendación era, retornar a la ciudad donde nació y creció, al lado de
su familia. De inmediato replicó, que regresar lo haría ver fracasado, y no quería que su
familia lo viera de ese modo; su amigo replicó: si tu familia te ama, jamás te verán de esa
forma, te apoyarán y creerán en ti.
Empacó sus enseres y regresó a su hogar. Su madre y padre le dijeron, que lo ayu-
darían en todo lo que estuviese a su alcance, que contara con su apoyo incondicional.
Sus padres creían en él, sentían felicidad de tenerlo nuevamente en casa. No fue sencillo.
Al retornar, cada individuo y familiar que se topaba en la calle lo primero que hacían era
preguntarle, por todos esos años en la capital. A qué se había ido, si al final había regre-
sado igual o peor. Pensaba que algunos de ellos le miraban por encima del hombro, sin
que lo dijeran, él creía que lo veían como un fracasado.
No podía culpar a nadie por su impresión ni la apreciación sobre él, ya que había
vuelto peor de como se había ido, al menos en lo socioeconómico. No tenía ningún bien,
ni había hecho nada que hiciera que aquellos que le rodeaban lo respetaran y le creyeran.
Les decía que ahora si iba a estudiar, pero durante todos los años que estuvo fuera de su
ciudad, jamás lo hizo. Los únicos que creían fielmente en él, eran sus padres.
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Lo más difícil no fue convencer a los demás del cambio de mentalidad que trajo de la
capital, pese a su utilidad. Lo complicado era entenderlo y ponerlo en práctica, mante-
niendo el esfuerzo de sostener la mentalidad de crecimiento, aun cuando tuviera dificulta-
des y vicisitudes. Mejorar, a pesar de los individuos que se acercaban a desalentarlo, con
frases, como: “ya estás viejo para estudiar” y “porque no te casas y sientas cabeza”.
Juan tuvo que enfrentar su poca humildad y desarrollar la capacidad de mantenerse
en un empleo, pese a las distintas circunstancias, conflictos y situaciones difíciles que
iban presentándose en el camino. Aprendió a equilibrar sus responsabilidades laborales
con sus estudios, y no al contrario. Estudiar era lo importante y trascendente. El empleo
debía permitirle estudiar. Juan le dio a sus estudios la importancia adecuada, y al cabo de
un par de años y luego de superar innumerables situaciones adversas terminó sus estu-
dios de bachillerato.
Reflexiones sobre la Inconstancia
Jamás dejarán de existir situaciones complicadas, ni dificultades, pero cuando el de-
seo es intenso y firme, nada puede detenerle. Siempre habrá problemas, pero contará con
la gente que le ama, y la fuerza que proviene de la inquebrantable fe depositada en lo
que anhela.
Es necesario comprender que en realidad los problemas no existen. Éstos son sólo
situaciones adversas a vencer. Más cuando se presentan dificultades, son básicamente
desafíos que deben superarse, sin aferrarse a una solución que de alguna forma pueda
causar frustración.
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El individuo inconstante suele apropiarse de la afirmación; que persistirá en su inicia-
tiva en función de los resultados que obtenga. De manera que si no obtiene lo que busca,
en el momento y de la forma que quiere, desistirá en su interés por alcanzar lo trazado.
El sujeto inconstante tiende a ilusionarse de forma rápida y excesiva con proyectos
de cualquier tipo y tamaño. Exagerando las cualidades de su propósito, sin haber conside-
rado previamente la importancia de todas sus aristas. Hallando soluciones mágicas a to-
dos los planteamientos y dificultades que requieran especial atención, verificación y co-
rrección. Creando excusas aparentemente lógicas que demostran las bondades de su
idea o emprendimiento en el contexto y circunstancia que sea.
Con frecuencia el individuo inconstante procura estructurar una bien elaborada de-
mostración de sus ideas, con el fin poner en evidencia que su designio será un éxito. En-
frentándose a los que componen su entorno. Haciendo uso del poder de la necedad, aun-
que en muchos casos, no termine, o en realidad no le importe, dejándolo a medias, y en
otras ocasiones ni siquiera lo comience, por miedo. Regularmente este tipo de individuos
abandona su plan con la primera duda que le sobreviene, dejándose vencer por la pereza,
el miedo, la indisciplina, la tristeza, la indecisión y la procrastinación, entre otros enemigos
que subyacen en el hombre.
Para este tipo de sujeto, el abandono de cualquier proyecto no representa mayor in-
conveniente ni sobresalto, ya que de la misma forma y entusiasmo con el que lo concibió;
lo deja de lado. Para el individuo inconstante se vuelve normal, abandonar cualquier ini-
ciativa, aplicando el mismo concepto de desidia a otras áreas y aspectos de su vida.
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Ciertos individuos no tienen la capacidad de solucionar pequeños inconvenientes,
haciéndolos incapaces para resolver situaciones adversas considerablemente mayores.
Pues si no tiene la voluntad y disposición de conocerse y corregirse, difícilmente tendrá la
competencia de cambiar su mundo.
El individuo inconstante con frecuencia padece de baja autoestima. Aunque en algu-
nos casos, cuando interpreta objetivamente la situación de abandono que realizó, es po-
sible que se flagele, por no haber terminado lo que comenzó, maltratando la poca con-
fianza que le quedaba para iniciar otro emprendimiento del tipo y tamaño que sea.
Con frecuencia el individuo inconstante adopta el criterio amorfo que: “es mejor que-
darse como está, pues de todas formas, no vale la pena”. Los sujetos temerosos son los
más inseguros e inconsecuentes, pues el miedo a fracasar los paraliza, inhibiendo la ca-
pacidad de hablar, pensar y actuar proactivamente.
El incorrecto manejo del miedo puede generar en el sujeto inconstante la idea de no
ensayar cambios de ningún tipo, debido a experiencias traumáticas pasadas. Formándose
imágenes y conjeturas mentales que lo orientan a decidir no moverse del sitio, ni de la
situación en la que presuntamente está confortable y feliz.
Aunque a todos les gustaría ser perseverantes, algunos no los son. Muchos se dejan
llevar por emociones destructivas manipuladas por el inconsciente, que les permiten justi-
ficar el abandono y la frustración, manteniéndolo a una prisión anímica. Sustentando la
inconstancia en su complejo de inferioridad, la carencia de fe en sí mismo y los problemas
del entorno, incluso en ciertos casos, en la falta de madurez y la indecisión.

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La inconstancia puede ser considerada en ocasiones como un defecto de carácter,
aunque siempre será vista como el peor detractor del éxito. Casi siempre, conformarse
con las migajas de la vida, es perderse la posibilidad de experimentar nuevas vivencias
emocionales positivas que enriquecen la existencia.
Aprendiendo Perseverancia
Hay que tener cuidado, en no confundir, necedad con perseverancia. La necedad
está más relacionada con tratar de alcanzar metas descabelladas o irrealizables, con la
práctica de actitudes fanáticas, en su mayoría carentes de valor moral. Por lo general son
objetivos que no producen, ni tienden a producir con el transcurrir del tiempo, algún resul-
tado satisfactorio; desgastándose y cargando negativamente su entorno.
Permanecer junto a una persona que no le valora, le maltrata e irrespeta, ni dejar un
empleo donde es explotado, aunque afecta su salud; teniendo las habilidades y capacida-
des profesiográficas que lo respaldan para mejorar su vida personal y profesional, son
solamente algunos ejemplos de necedad.
Sin embargo es necesario tomar en cuenta que los sueños, la esperanza y la fe, de
nada sirven si no existe acción decidida y enfocada. Recuerde que la mayoría de los
cambios espirituales y la obtención de bienes materiales, se originan al enfrentar con te-
nacidad desafíos de cualquier índole, promoviendo y fortaleciendo la creencia que “no
existe situación difícil que no se pueda superar”.
Por otro lado la perseverancia está ligada a principios como: autoestima saludable,
valentía, paciencia, optimismo, aspiración inteligente, autocontrol y disciplina.

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Perseverancia, es no temer al fracaso, no porque no pueda ocurrir, sino porque os-
tenta la semilla de la capacidad de enfrentar valientemente la frustración que puede pro-
vocarle los desaciertos, superándose a sí mismo, hasta alcanzar las metas trazadas.
La perseverancia no es insistir por insistir; es saber cómo, cuándo, dónde, porqué y
de qué forma ser persistente. No hay gloria en rendirse antes de que ocurra el milagro
que busca, y por el que ha trabajado con ardor. Los que superan su desilusión se fortale-
cen en su interior, haciéndolos más fuertes para intentarlo cada vez que sea necesario.
Cada vez que expulse un enemigo interno, practique y agregue continuamente una
cualidad de éxito a su vida. Conviértalos en atributos de su personalidad, asumiendo el
cambio como parte integral de su existencia, ya que lo único invariable es el cambio. En la
misma velocidad y proporción que desarrolle y fortalezca el poder de la perseverancia,
con voluntad y disciplina, se sumará al progreso y bienestar integral que merece, yendo a
la par, con la que marcha la evolución.
Constancia y firmeza, consiste en no justificar la derrota bajo ninguna circunstancia.
Identificando y resolviendo las causas que originaron la situación difícil. Constancia es
creer que todo es posible, disipando los elementos que causan incertidumbre, confiando
en la capacidad que yace dentro de usted para resolver las dificultades y triunfar.
Perseverar, es la fuerza para evaluar una decisión sobre iniciar un proceso susten-
tado en principios, valores e ideales, sea cual sea, y por sobre cualquier circunstancia,
terminarlo, con la firme convicción de no desistir nunca de sí mismo, construyéndose el
propósito y el sentido de vida que merece.

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La mejor visión que puede tener un ser humano que se considere perseverante es
entender que una vez planificada y estructurada inteligente y estratégicamente la meta
que desea alcanzar; los obstáculos y situaciones adversas que se presenten, son solo
desafíos a enfrentar y superar.
Toda crisis encierra una enseñanza que le permite fortalecerse y crecer, aunque no
siempre esté a la vista. Tenga en cuenta que perseverar es trazarse y alcanzar metas y
objetivos elevados, incluso a costa de sus propios sentimientos, emociones, pensamien-
tos y actitudes, con firmeza y dedicación, a pesar de cualquier idea negativa que pueda
hacerle desistir, a través del desafío que fuere, pese al aburrimiento, así como los deseos
de rendirse y abandonar que puedan inducirle o sobrevenirle naturalmente.
Perseverar es actuar con tenacidad hasta obtener lo planteado, intentándolo y rein-
tentándolo las veces necesarias atravesando cualquier circunstancia. El tesón y la cons-
tancia son de los principios más valorados por grandes empresas, clientes, proveedores,
amigos y parejas, pues despiertan la sensación de eficiencia que buscan. El hombre per-
severante fortalece de a poco la habilidad de solucionar cualquier desafío que le presente
la vida.
Cada ser humano debe seleccionar su propia forma de abordar las dificultades y de
enfrentar los desafíos, con perspectiva, seguridad e ingenio. Cada quien tiene la libertad
de descubrir, idear y transitar su particular camino a la prosperidad y el progreso. Am-
pliando y creando su horizonte a medida que avanza. Expresándose asertivamente y ge-
nerando en su mente el futuro que desea vivir, ya que aquello que se origina en la mente,
se materializará en la realidad, a través del poder de la transformación consciente.
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Desearlo intensamente no es suficiente, intentarlo muchas veces no basta, es nece-
sario llenarse de coraje y superar inteligentemente los desafíos, yendo por lo deseado
hasta vencer. Cuando tenga la firme convicción, que no habrá nada que le impida obtener
lo que desea, entonces, así será. No habrá límite para obtener lo que quiera en su vida, si
así lo decide.
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 Déjate arrastrar por historias de prosperidad y progreso, y ponte en acción si-
guiendo su huella.
 Establece metas racionales, divididas en etapas y asígnales tiempos alcanzables.
 Fortalece la voluntad consciente, con aquello que realmente te motiva y hace feliz.
 Actúa, aunque sea poco, pero actúa, con un solo objetivo en mente, actúa con un
fin, sin importar el resultado, pero actúa.
 Trabaja en función de un ideal. Cuida tus palabras y define con lucidez tus ideas.
 Supera el desánimo con disciplina. Sométete a ti mismo.
 Aclara tus objetivos. Si tiene valor, no dejes de intentarlo. No te excuses.
 Abandona la frustración sin importar las veces que lo intentes.
 Haz de la paciencia sincera, tu mejor virtud.
 Esfuérzate inteligentemente. Mayor trabajo físico, no es sinónimo de progreso.
 Comienza dónde estás y con lo que tienes a la mano, no esperes.
 Interpreta las dificultades como obstáculos que te harán ser y estar mejor.
 Alíate con personas que posean la virtud de la perseverancia.
 Sonríe, la vida siempre tiene algo por el cual ser feliz. La actitud lo es todo.
 Resiste con valentía las circunstancias adversas.
 Utiliza las estrategias necesarias para no desistir.
 Impide por cualquier medio el agotamiento físico y mental.
 No te detengas, no importa que vayas progresando lento.
 Experimenta palabras, pensamientos, emociones y acciones llenas de energía.
 Solicita y acepta ayuda si es necesario.
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DESORDEN
“El mayor desorden de la mente consiste en creer que las cosas son
de cierta manera, porque nosotros deseamos que así sean”
Jacques Benigne Bossuet
Cuando Francisco terminaba el tercer semestre de su carrera, tuvo la oportunidad de
participar en actividades extracurriculares de su casa de estudios. Para entonces era
también preparador de mecánica estática, además de ser el coordinador de una agrupa-
ción estudiantil que afiliaba todos los preparadores de la institución. Ser preparador pro-
porcionaba gran orgullo y prestigio, pues consistía en ejercer funciones de asistente pro-
fesoral de la asignatura, ayudando estudiantes a resolver problemas y aclarar dudas.
Formando parte de la elite académica estudiantil del claustro universitario.
Además de ser preparador y el coordinador general de esta agrupación académica,
lideraba la agrupación estudiantil que organizaba el campeonato de futbol inter-cursos
aglomerando al menos veinte equipos cada semestre. Además trabajaba de mesero los
fines de semana, lo que implicaba poco tiempo para divertirse y estudiar. Ese final de se-
mestre se presentó un sinfín de dificultades relacionadas con las tutorías académicas y el
campeonato de futbol, lo que ocupó todo su tiempo y atención. Dejó de trabajar los fines
de semana como mesero, lo que implicó recorte en sus gastos, viéndose obligado a vivir
con la beca estudios que tenía asignada y lo devengado por ser preparador académico.
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Aunque los semestres anteriores le había ido bien y su índice académico era exce-
lente, ese semestre iba mal en las asignaturas. En parte porque las actividades extracurri-
culares le quitaban mucho tiempo y por otro lado porque la popularidad de la que gozaba,
lo hacía asistir a innumerables actividades académicas, sociales y deportivas, ocasionan-
do que estudiara poco y faltara mucho a clases.
Cuando anunciaron las fechas para presentar el segundo parcial de todas las asig-
naturas que cursaba. Francisco entró en crisis, porque no había estudiado y la acumula-
ción de inasistencias agravaba la situación. Además no tenía el material para estudiar,
elevando así exponencialmente la probabilidad de reprobar las evaluaciones y por consi-
guiente las materias. Después de un episodio reflexivo de Francisco se acercó a uno de
sus amigos, con el que cursaba varias asignaturas para pedirle por favor lo ayudara,
prestándole sus apuntes, además de la consecuente explicación del contenido de cada
tema. Para ese parcial había al menos cuatro temas de estudio por cada asignatura. Al
pedirle ayuda a su amigo, éste le respondió que aún le faltaba evaluar por lo menos dos
temas por cada materia; si se sentaba con él, no podría estudiar el material que le restaba
evaluar, y probablemente reprobarían ambos.
Al principio Francisco se molestó con su amigo, porque sintió que éste estaba siendo
egoísta y no quería ayudarlo. Luego reflexionó, analizó la situación y comprendió que su
amigo tenía razón. No había razón para hacer que su amigo no estudiara los temas que le
faltaban. Qué derecho tenía en nombre de la amistad, para exigirle que le explicara, com-
prendiendo que probablemente reprobarían ambos. Tomando en cuenta que él era culpa-
ble de toda la situación, por no estudiar, faltar a clases, ni buscar los apuntes cuando era
necesario y de esa forma ponerse al día.
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P á gi n a 8 1 d e 22 5
Francisco había permitido que el desorden y la anarquía tomaran su vida. Saliéndo-
se de clases a veces de manera innecesaria, no asistiendo por cualquier junta relacionada
con las organizaciones en las que trabajaba. Dejando de presentar exámenes por ir a ver
un partido de futbol del campeonato interno. Abandonando sus responsabilidades estu-
diantiles, sus amigos y compañeros de estudio. Dejó de trabajar, permitiendo que cual-
quier tarea urgente desplazara sus compromisos importantes.
Casi pierde el semestre, cuando de pronto tuvo un momento de lucidez, permitiéndo-
le el establecimiento de medidas disciplinarias y horarios para atender cada compromiso.
Entendiendo que lo más importante eran las asignaturas propias de la carrera. Estableció
horarios de atención al estudiantado relacionado con la agrupación académica y un perio-
do específico para resolver los problemas del campeonato inter-cursos de futbol. Volvió a
trabajar de mesero los fines de semana, asistiendo a todas sus clases. Integrando aserti-
vamente, actividades como preparador, asignaturas cursadas, actividades extracurricula-
res, trabajo de mesero y tiempo específico para hacer deportes. Pospuso todas sus reu-
niones sociales para cuando finalizara el semestre, lo cual le permitía dedicarse a lo im-
portante, sin dejar de cumplir con lo urgente que surgía día a día.
Reflexiones sobre el Desorden
En ciertas ocasiones el desorden no es solo cuestión de comprometerse por com-
placer a los demás, con la excusa de ayudar para ser aceptado, ni por alimentar la vani-
dad. También está relacionado con la incapacidad que posee un sujeto de negarse a
aceptar más obligaciones de las que puede cumplir, asumiendo responsabilidades para
las que no está preparado personal, ni profesionalmente.
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P á gi n a 8 2 d e 22 5
Cuando el desorden y la anarquía se han apoderado integralmente de la vida de al-
gunos individuos, no resulta sencillo cumplir cuando deben, con todos los compromisos y
obligaciones que adquieren. Menos aun cuando estos deberes superan sus habilidades y
capacidad de cumplimiento.
El incumplimiento de compromisos adquiridos puede deberse a descuidos involunta-
rios o acciones premeditadas, que en ningún caso lo excusa. Aunque en muchas situa-
ciones está más relacionado con otros enemigos del hombre como, la pereza, el egoísmo,
la inconstancia, la indecisión y la incapacidad, entre otros. En algunos casos, el desorden
empuja al individuo a permanecer indiferente e indolente ante todo, viéndose como una
víctima más de las circunstancias. Sin serlo.
Adquirir un compromiso para luego no honrarlo, o cumplirlo a medias, es absoluta-
mente irresponsable y vergonzoso. Comprometerse en realizar una tarea está ligado con
llevar adelante lo propuesto. Fundamentalmente porque está implícita la confianza que
usted y otros depositan en su propia competencia. Además está relacionado con la con-
ciencia puesta en los principios, valores e ideales comprometidos.
Existen cuantiosos compromisos en la existencia de un individuo; consigo mismo,
con su familia, sus amigos, la profesión, incluso los considerados ciudadanos, entre otros.
En algunos casos debido a la cantidad de obligaciones que alguien adquiere premeditada
o involuntariamente en su vida, y en función de las prioridades que representan para él,
cumple con algunos de estos deberes a medias, aunque en otros casos los omite comple-
tamente, creyendo que al no ser adquiridos de forma consciente se encuentra eximido de
su responsabilidad.
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El no cumplimiento puede deberse en ciertos casos al egoísmo, y en otros a la elec-
ción de convenios que superan sus habilidades y la capacidad de ejecución que posee.
Por estas razones básicas, el desorden y la anarquía son sinónimos de fracaso.
Aquel que no ejerce el autocontrol inteligente sobre su propia voluntad y por ende en
sus compromisos, está condenado a ser regentado, cual esclavo sin libertad. Quien no se
controla a sí mismo, permite el control de sí mismo por otros, y por las circunstancias, de
ahí la importancia de adquirir conocimientos útiles y la práctica de las virtudes.
Aprendiendo Disciplina
Cuando conscientemente asume un compromiso de la magnitud que fuere, acepta
también las forzosas obligaciones que conlleva este convenio. Adquirir el compromiso, es
una promesa intrínseca, que se encuentra atada a los principios, valores e ideales que
posee.
Al permitirse determinados acuerdos consigo mismo y con los demás, establece
formalmente un compromiso donde presume, que conoce todos los aspectos, alcance y
consecuencias de los resultados que obtenga, así como sus palabras, su actitud y sus
actos.
El compromiso es una característica personal que se desarrolla y fortalece con mu-
cha práctica y en el transcurrir del tiempo. Fundamentado en principios como la valentía,
la perseverancia, la responsabilidad, la honestidad, el respeto por sí mismo y por los de-
más. Sin importar si está comprometido consigo mismo, con otra persona, con un ideal o
con su país.
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El compromiso es un contrato ético y moral sin reprensión, que implica un estado
mental de integridad, cimentado en la confianza y la auto motivación, para culminar con
éxito lo pactado, sin importar si está escrito o ha sido cerrado con un apretón de manos.
Incluso aunque las acciones de cumplimiento estén fuera de su círculo de comodidad.
Con el tiempo puede llegar a desarrollar la habilidad de comprometerse únicamente
con aquello que representa relevante importancia para su vida, fortaleciendo la capacidad
de compromiso con lo que tiene prominente valor para su existencia. Expandiendo sus
límites para asumir riesgos cuando es necesario. Fortaleciéndose primero, en su forma de
pensar y luego en su disposición para actuar, así como para llevar lo convenido hasta el
ineludible fin útil.
Cumplir con los compromisos que adquiere fortalece su espíritu, haciendo que el en-
torno confíe en usted, creando alrededor de sí mismo, una atmosfera de confianza. Re-
cuerde que dormir satisfactoriamente puede estar determinado por la efectividad de su
mecanismo de dominio interno, y el cumplimiento de sus pactos.
Cuando adquiere un compromiso es necesario establecer la pertinencia del convenio
que procura y si éste, está alineado a proyectos importantes que ha trazado para su vida.
Desarrollar un elevado nivel de compromiso hará que descubra el modo de transformar
posibles vivencias negativas, en experiencias interesantes y significativas.
A veces para cumplir los convenios adquiridos es necesario coraje y una infran-
queable fuerza de voluntad.
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Los convenios, pactos y obligaciones que tiene con su familia, amigos, empleo y so-
ciedad deben encontrarse soportados en principios, valores e ideales universalmente
practicados y aceptados.
Sin embargo los compromisos que adquiere consigo mismo, bien estén relacionados
con su profesión, salud, transformación personal y el reforzamiento espiritual, requieren
además de fortaleza para aceptarlos, templanza para cumplirlos. Este tipo de compromi-
sos tan íntimos e individuales, pueden adquirirse inicialmente, influenciado por una emo-
ción intensa, pero con el tiempo, cuando surge el cansancio, el aburrimiento y se agote la
motivación, es necesario que emerja la disciplina, al menos hasta convertirlo en un hábito.
Disciplinarse, es la estrategia inteligente para eliminar el desorden, la pereza y la
procrastinación, constituyéndose en una herramienta de éxito personal que le permite
presionarse a ejecutar todo lo acordado consigo mismo, a pesar de cualquier estado
emocional negativo que pueda sobrevenirle con el pasar del tiempo y las circunstancias.
La disciplina debe fortalecerse diariamente, al principio con acciones pequeñas así
como deberes y responsabilidades que no revisten cambios profundamente relevantes en
su forma de ser y de pensar, e ir avanzando de a poco en obligaciones que constituya y
conforme las metas y objetivos importantes en su vida.
En algunos casos, la disciplina no es imponerse ni obligarse a cumplir lo convenido a
costa del dolor, sino ejercer firmeza y autocontrol inteligente, en función de los principios,
valores e ideales razonados cuando decidió aceptar el compromiso.
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En muchos casos, la disciplina consiste en ejercer control sobre aquellos elementos,
situaciones y actividades que le distraen y alejan del objetivo principal. Sin embargo en
algunas ocasiones, no aceptar ciertas obligaciones sin sentirse culpable, es una decisión
inteligente, pues cada quien debe desarrollar la destreza de rechazar contratos que están
fuera de sus límites de control y alejados de sus proyectos esenciales.
Aprender cuando, porqué, y de qué forma decir no, es una virtud fundamental en la
transformación personal. En la mayoría de los casos, los individuos pueden tender a des-
cuidar, abandonar y ceder, ante cualquier emoción, contexto y situación desmotivante, por
no haber fijado correctamente sus prioridades y los márgenes de actuación. Por eso es
importante que reanude con lo pactado, cada vez que tome conciencia de continuar en el
camino trazado inicialmente. Considerando que la mente siempre conseguirá imponer
excusas relativamente lógicas y necesarias para desistir y renunciar a lo acordado.
Establecer inicialmente metas a corto plazo y de poca complejidad, con un horizonte
de tiempo determinado, creará un marco motivacional que le permitirá ir avanzando de a
poco en metas y objetivos de mayor envergadura y trascendencia.
Priorizar y concentrarse integralmente en una meta a la vez, ayudará a canalizar to-
das las energías disponibles en obtener lo que desea. Establezca un pequeño lapso de
tiempo diario, para acciones y actividades que no revisten de significación y lo despojan
del tiempo que debe dedicarle a lo importante, y que en la mayoría de los casos, lo apar-
tan de la meta y objetivo esencial. Diviértase aunque sea un poco cada día pero no se
aparte de aquello que le construye.
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La disciplina se vuelve una posibilidad tangible, si tiene un claro sentido de dirección
y una fiel determinación por lo que desea, conduciéndolo a la búsqueda y utilización efi-
ciente de los recursos pertinentes.
Con la práctica constante del auto-control, la perseverancia, la determinación, la au-
to-confianza, el optimismo inteligente y la valentía, irá alcanzando todos sus proyectos
transcendentales. Justificar conscientemente el compromiso, y sustentarlo en principios,
valores e ideales, le permitirá ejercer el control en sí mismo con creatividad, comodidad y
fluidez, caracterizándose permanentemente como un ser libre y justo.
Aborde los riesgos de forma controlada, eliminando las excusas que lo distancian de
sus responsabilidades fundamentales, acercándolo a la meta y objetivo programado.
Una de las características principales de la persona considerada exitosa y próspera,
es que resuelve todos los inconvenientes y situaciones que impiden o retrasan la obten-
ción de su meta, debido a la confianza desarrollada en sí mismo. Solucione los problemas
y situaciones adversas con el fin de lograr lo que se propone, permitiendo desarrollar la
mentalidad y habilidad del triunfador.
La construcción de hábitos congruentes con las metas y objetivos planificados, es un
proceso que puede lograrse a partir de la disciplina, con actos y conductas amparados en
principios, valores e ideales. Disciplinarse no debe constituir un sacrificio de ninguna for-
ma. Debe actuar por razones motivadas que provengan de la seguridad de su interior, con
firmeza y entusiasmo. Ejercite la disciplina constantemente y construirá de a poco las fun-
ciones intelectuales, que le permitirán hacerse poseedor de éste hábito.

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Disciplina debe ser la gestión eficiente y estratégica del tiempo, de su esfuerzo, su
temperamento, su carácter y los recursos, para acometer acciones y fijar conductas que le
conduzcan a alcanzar las metas y objetivos que se ha propuesto, en pro de su propia feli-
cidad y la de los suyos.
Disciplinarse es un reto personal, que cada quien debe asumir, independiente e inte-
ligentemente, si quiere lograr cualquier propósito en su vida, bien sea material, cambios
espirituales, de actitud, conducta, carácter y personalidad.
Saber qué es lo que debe hacer, y querer que pase, no hará que suceda. Aunque la
imaginación es extremadamente importante, si no toma acción orientada y enfocada, na-
da obtendrá. Si quiere ser el cambio que quiere ver, disciplinarse es el primer paso que
debe dar.
El reto entonces, es ser disciplinado con firmeza, con límites flexibles y claros sin
que esta actitud represente para usted, hostilidad ni aflicción. El éxito y la prosperidad
requieren de disciplina estratégica, sin sacrificio ni sufrimiento, tomando en cuenta que el
precio a pagar por el fracaso siempre es relativamente mayor.
Es preferible soportar el duro pesar que genera la disciplina, que sufrir el tormento que
provoca el arrepentimiento y la frustración a causa del fracaso.
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 Piensa con detenimiento cada decisión. Concéntrate en lo importante.
 Elige decisiones sustentados en valores, no obligadas, sino por interés razonable.
 Enfócate en el objetivo y no en el resultado. Visualízate y Confía en ti mismo.
 Establece metas alcanzables y tiempos determinados. Planifica, no te engañes.
 Selecciona con firmeza tus decisiones y asume tus compromisos con valentía.
 Reflexiona y refuerza con consideraciones positivas, la razón por la cual tomaste
esa determinación.
 Ejerce el compromiso consciente con autocontrol inteligente.
 No actúes emocionalmente. Piensa.
 Acepta las obligaciones que acarrean tu decisión. Sea cual fuere.
 Cerciórate que conoces lo pertinente de tus decisiones
 Evalúa objetivamente todos los posibles desenlaces del emprendimiento decidido.
 Concentra tus energías en cumplir con la palabra empeñada.
 Acepta con humildad que no todo saldrá como lo esperas.
 Entusiásmate sensatamente.
 No busques la perfección.
 Disciplínate en un área o aspecto a la vez, hasta lograrlo en todo.
 Condúcete con moderación en todos los aspectos de tu vida.
 Considera que siempre habrá alguien y circunstancias que te harán desistir.
 Aplaza las recompensas repentinas e instantáneas.
 No prestes atención a tus dudas ni ideas negativas, una vez que la decisión se ha
tomado en función de objetivos y conceptos consensuados lógicos y razonables.
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P á gi n a 9 0 d e 22 5
IRA
“El éxito y el fracaso dependen de la sabiduría y la inteligencia, que nunca

pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira”
Dalai Lama
Mi primo pedro es una persona servicial, jovial y trabajadora. Pero sufre, como le
denominan en algunos sitios de: malas pulgas; un mal genio infernal. Cuando se conversa
con él, es impredecible lo que lo hará enojar. A veces basta con una frase, un gesto o
determinada situación. Interactuar con él, es complicado, ya que frecuentemente obliga a
los demás a pensar varias veces lo que va a decir y como decirlo. En algunos casos una
interpretación equivocada de cualquier situación y expresarse de determinada forma pue-
de hacerlo cambiar de genio y explotar de manera impulsiva.
Cuando cursaba el último año de educación media, una mañana temprano como to-
dos los días, Pedro se levantó para ir a clases, pues ese día debía presentar los exáme-
nes de lapso. Una vez desayunado salió de casa y tomó el transporte hacia el liceo. Un
par de kilómetros antes de llegar al sitio donde se quedaría para ir a la institución, el vehí-
culo de transporte público se detuvo. Luego de varios minutos, Pedro preguntó cuál era el
motivo del retraso. El chofer respondió, que no había paso, porque más adelante habían
colisionado dos vehículos y hasta que no llegaran los oficiales de tránsito, no se abriría
paso. Al escuchar esto, Pedro bajó inmediatamente de la unidad de transporte y caminó
rápidamente al liceo.
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Al arribar al liceo Pedro se dirigió al aula donde presentaría el examen y vería cla-
ses. Al llegar al salón el profesor no lo dejó entrar, porque había llegado tarde, debiendo
presentar el examen después e ir a reparación. Pedro trató de explicarle al profesor la
razón por la que había llegado tarde a la actividad, pero el profesor no quiso escuchar
razones, cerrándole la puerta.
Pedro enfureció, entró al salón a la fuerza y le gritó al profesor una serie de imprope-
rios y groserías. El profesor se limitó a decirle que saliera del salón. Al espectáculo se
sumaron otros profesores, e incluso el director de la institución. Condujeron a Pedro a la
dirección, levantándole un acta por mala conducta. Pedro salió del liceo hecho una fiera,
no quiso tomar transporte público, caminó desde la institución hasta su casa. Al llegar a
casa, dijo a su mamá que no volvería al liceo, no se dejaría humillar por nadie. Efectiva-
mente jamás volvió ni a esa institución ni a ninguna otra, abandonando sus estudios,
buscó empleo y empezó a trabajar.
A los días Pedro obtuvo un empleo bien pagado, en una empresa metalmecánica,
prestigiosa y relativamente grande. Por cierto tiempo se dedicó a trabajar con mucha de-
dicación. Hasta que en cierta ocasión, cuando ya tenía un año laborando en la empresa,
un supervisor del turno en el que estaban, presuntamente sin razón, le gritó; Pedro sin
pensarlo se le fue encima golpeándolo en el rostro. Cuando el supervisor cayó al piso,
otros trabajadores intervinieron y no dejaron que continuara la pelea, evitando que el su-
ceso tuviera resultados más dramáticos. Inmediatamente Pedro fue remitido a la gerencia
de recursos humanos, donde le calificaron el despido por agresión física a un supervisor.
Lleno de ira y orgullo, no quiso siquiera regresar por su correspondiente liquidación de
acuerdo a la ley.
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Pedro no es el único que ha perdido oportunidades y ha desviado su camino a causa
de la ira que le invade. Aprender a cerrar la boca en el momento preciso controlando los
impulsos que lo llevan a manifestar actitudes inadecuadas y realizar actos imprudentes,
justo en el momento en el que la mente se oscurece a causa de la ira, no es sencillo. La
ira es un estado mental dañino y peligroso, especialmente para el que lo experimenta.
Reflexiones sobre la Ira
El que sufre de ira incontrolable, padece de paradigmas ilógicos e irracionales, nor-
malmente adquiridos en la etapa infantil, en entornos familiares y sociales, probablemente
por experiencias traumáticas, y en otros casos lo porta en su genética.
Al enfrentar situaciones que le provocan indignación, desagrado y tensión, frecuen-
temente se generan en su mente una serie de ideas preconcebidas, conceptos aprendi-
dos, y apreciaciones infundadas, que pudieran indicarle estar siendo atacado, burlado y
sin respeto, sintiéndose humillado, promoviendo en usted la manifestación de paradig-
mas dañinos, como: “no soy menos que nadie”; “de mi nadie se burla” y “nadie es mejor
que yo”, formando de esta manera, situaciones que pudieran salirse de control, ya que de
la calidad de los paradigmas, la interpretación de las circunstancias, y el control de las
emociones, será su reacción.
Cuando un individuo percibe que otro sujeto quiere dañarlo, su cuerpo se prepara fi-
siológicamente, tensionando músculos e incrementando la presión arterial, entre otras
señales físicas propias de cada quien.
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Al sentir la ira, la mente busca la justificación con la que ha vivido toda su existencia,
para contra-atacar y lastimar, verbalmente al principio; y si bien el individuo airado no de-
termina que obtiene la victoria de cualquier forma, es probable que utilice el ataque físico.
Aunque en ciertos casos el sujeto invadido por la ira, pudiera recurrir al auto-aislamiento y
auto-castigo, debido a la impotencia de la exteriorización de esta emoción negativa.
En muchas situaciones, especialmente cuando se han formado predisposiciones si-
cológicas negativas, el individuo airado puede utilizar directamente la violencia como un
supuesto mecanismo de defensa.
Para el sujeto que sufre de ira desmedida, no es tan importante que en realidad
haya sido atacado; él lo cree y eso es lo que importa. Para estos sujetos, controlar el eno-
jo es sentirse engañados, creen estar cediendo, creyendo que los demás lo ven y viéndo-
se a sí mismos como tontos.
El individuo que padece de ira incontrolable no le importa sufrir de estrés ni de en-
fermedades cardiacas, siempre que satisfaga su necesidad de conflicto. La activación del
enojo en el individuo, es tan diverso y controvertido, que en ciertos casos la cadena de
eventos previos y sucesivos no le da tiempo a serenarse.
Reflexionar y actuar de manera inteligente, calmada y paciente es ideal, pues con-
siste en desarrollar la habilidad para manejar sus ideas, su actitud y su conducta, frente a
sujetos y situaciones complicadas e imprevistas que pudieran desencadenar manifesta-
ciones que lesionen el desenvolvimiento de su vida y afecten a los demás.
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P á gi n a 9 4 d e 22 5
La ira hace, que el individuo se torne inmensamente mediocre, convirtiéndolo en un
tipo soberbio, intolerante, impulsivo, inmoral e indigno, conduciéndolo a actuar sin pensar,
y transformándolo en un sujeto extraño, cruel y en muchos casos inhumano, sin importar
que al final deba arrepentirse. En la mayoría de los casos el sujeto que sufre de ira incon-
trolable, tiene creencias irracionales que no le permiten aceptar aquello sobre lo que no
tiene control o está fuera de sus parámetros de pensamiento.
Cuando algún individuo está bajo presión sicológica, debido a problemas de trabajo,
dinero, familia, amigos y cualquier elemento que pudiera generarle estrés, se vuelve
común que experimente emociones destructivas intensas, cambiando de humor con fre-
cuencia. Tendiendo a enojarse con suma facilidad, actuando de manera impulsiva y des-
controlada, y casi siempre de forma repentina y sin razón.
Aunque la mayoría de los individuos puedan enojarse en algún momento, no signifi-
ca que sufran de ira incontrolable, sentir enojo en determinada coyuntura indignante es
natural, lo importante es el modo inteligentemente diferenciado de manejar cada situación.
En muchos casos, la ira no es consecuencia de lo que le sucede en realidad al individuo,
sino de aquello que él se dice a si mismo sobre lo ocurrido.
Aprendiendo Serenidad
Para dominar el temperamento, mejorar el carácter y reforzar su personalidad es ne-
cesario que fortalezca la capacidad de identificar, evaluar y controlar la naturaleza de la
ira, así como sus palabras, pensamientos, sentimientos y actos, identificando objetiva-
mente sus detonadores emocionales.

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P á gi n a 9 5 d e 22 5
Tiende a ser útil crear un proceso de auto-conciencia y auto-control, que pudiera
ejercer durante el momento de tensión e indignación, evitando arrepentirse posteriormen-
te de expresiones, actitudes y conductas inapropiadas. En ciertos casos es necesario que
exprese moderadamente su ira, evitando sufrir de depresión y enfermedades cardiacas, y
en otros casos lo ideal, es manejar la situación y el estrés con el fin de sortear conflictos
mayores, la exclusión y el repudio.
Controlar la ira, en vez de permitir que la ira lo controle, independientemente de la
intensidad, situación y contexto, es la decisión razonada más importante que puede to-
mar. Ejercer razonamiento asertivo y auto-control requiere de conciencia, paciencia, con-
fianza, determinación, entusiasmo, alegría, concentración y entrenamiento. La serenidad
debe estar orientada y amparada por el amor, compasión, comprensión, respeto por sí
mismo y por los demás.
La característica más importante que debe desarrollar una persona serena, es admi-
tir honradamente que tiene la capacidad y la disposición de controlar su temperamento en
cualquier circunstancia adversa.
Cuando un individuo pierde la paciencia con facilidad y no controla su ira, terminará
afectando sus relaciones interpersonales con colegas, amigos y familiares, generando en
su entorno posturas evasivas, de rechazo, resentimiento y rencor. Considere honesta-
mente que no puede culpar a nadie de los pensamientos y sentimientos que experimenta,
debido a que es una interpretación que usted realiza, de lo que imagina que ocurrió y no
un análisis asertivo y real de los hechos ocurridos.
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Es claro entonces que si desea cambiar sus acciones, debe cambiar su percepción y
análisis de los acontecimientos y las personas que le rodean.
Identificar objetivamente la situación que le causa indignación; reflexionar y evaluar
las opciones de respuestas emocionales y fisiológicas relacionadas con la circunstancia;
elegir y ejercer control sobre la opción más apropiada en función del entorno, el tiempo, la
filiación y las condiciones, es un primer paso en el proceso de control de la ira.
Sin embargo la forma ideal de controlar la ira es reconocer, analizar y eliminar aque-
llo que la causa. Cuando el ser humano tiene la habilidad de mantenerse en calma a pe-
sar de una condición indignante, es porque experimenta solidez mental y fortaleza espiri-
tual ante cualquier adversidad. La serenidad es una cualidad que puede ser desarrollada
y perfeccionada con práctica y dedicación.
Mantener la tranquilidad, la armonía y el equilibrio interior, es útil e imprescindible
para conducirse de manera placida. Por esa razón es necesario evitar caer en controver-
sias innecesarias, sorteando y transmutando las emociones ilógicas, negativas y perjudi-
ciales que pudieran generar daños a sí mismo y en sus relaciones.
La serenidad es esencial a la hora de ejercer control sobre las situaciones y condi-
ciones que activan el enojo. Ser paciente y sereno es distinto de ser pasivo e indiferente.
La serenidad permite evaluar con moderación todos los sucesos, circunstancias e infortu-
nios y sus posibles consecuencias, enfrentándolas con inteligencia, entusiasmo y sosiego,
conservando en todo momento la tranquilidad, el optimismo, la alegría, el equilibrio y la
armonía.
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Racionalizar sus creencias, le permitirá enfrentar serenamente todos los inconve-
nientes, tomando en cuenta que no todas las dificultades tienen una comprensiva y opor-
tuna conclusión.
Controlar inteligentemente lo que se dice a sí mismo, puede traerle la posibilidad de
experimentar una vida llena de satisfacciones, sintiendo de esta forma la auténtica felici-
dad.
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 Identifica, evalúa y elimina la naturaleza de lo que te causa ira.
 Cultiva y expande tu conciencia, especialmente en situaciones indignantes.
 Respira profundamente en los momentos irritantes, con el fin de contrarrestar el
impacto emocional del suceso.
 Sé tu propio maestro.
 Aprende a comunicarte con tu entorno. No te relaciones con personas irascibles.
 Controla con coraje la situación, permanentemente.
 Actúa en todo momento con fortaleza. No seas débil ante ti mismo.
 No te expongas innecesariamente a situaciones indignantes.
 Conoce tu mente, tus sentimientos, tu cuerpo y tus posibilidades.
 No te aferres a nada. Piensa y avanza más allá de tus límites conocidos.
 No permitas que nada, ni nadie perturbe tu paz interior, solo tú puedes hacerlo.
 Se valiente al enfrentarte a ti mimo.
 Experimenta una actitud superior con respecto a tu propio yo. Sométete a ti mismo.
 Sé tu propia inspiración en el arte de serenarse.
 Ejerce el razonamiento asertivo y el auto-control inteligente, en todo momento.
 Practica la meditación consciente y la disciplina mental, emocional y física.
 Conviértete en tu propio motivador personal en busca de la felicidad constante.
 Acepta con humildad y fortaleza el fracaso, como una experiencia de aprendizaje.
 Haz que tus palabras sean conciliadoras y moderadas en todo momento.
 Comprende que eres un milagro de la naturaleza cuya misión es ser feliz.
 Se objetivo con lo que te dices a ti mismo de lo ocurrido.
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P á gi n a 9 9 d e 22 5
IMPRUDENCIA
"La imprudencia suele preceder a la calamidad"

Apiano
Al menos un año antes de ingresar a la universidad, Lino conoció a Mariela, una lin-
da chica, trabajadora, estudiante y excelente ser humano, que con el tiempo, las vivencias
compartidas y las circunstancias, se volvieron grandes amigos. Llevaron una excelente
relación, compartían la pasión por el teatro, el cine y las actividades al aire libre. Aunque
muchos amigos en común pensaban lo contrario, nunca hubo nada entre ellos, más allá
de una bonita y fuerte amistad.
Para el año cuando Lino ingresó a la universidad, ya Mariela estudiaba allí. Le lleva-
ba al menos dos semestres de ventaja, y estudiaba la misma carrera, por la que él había
ingresado. Cada vez que Lino tenía dudas sobre algún tema en particular, inmediatamen-
te llamaba a Mariela, ella siempre dispuesta, sin pensarlo se aprestaba con tiempo y mu-
cha paciencia para explicarle y ayudarlo.
Ese primer semestre a Lino le fue bien. Aprobó todas sus asignaturas con notas so-
bresalientes, que le valieron el ingreso al cuadro de honor académico por calificaciones.
Cuando inició el segundo semestre, ella lo invitó a desayunar como premio, porque le
había ido bien durante ese período. La actividad permitía celebrar además el hecho de
que a ella también le había ido genial en su semestre.
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Pá gin a 100 d e 22 5
Caminaban juntos por uno de los pasillos de la universidad en dirección al cafetín
principal a desayunar, cuando ella le preguntó: con quien has inscrito, Elementos 2. Sin
pensarlo y de inmediato él respondió con una actitud sarcástica: con un profesor al que
llaman doctor cómodo, dicen que este tipo es un mal profesor; si inscribes la materia con
él, tienes siete; si entras a clases te colocan ocho; y si estudias aunque sea un poco la
puedes dejar con nueve. Ella preguntó nuevamente, y como se llama el profesor?. Y él
respondió: su nombre es Heladio Henríquez. Ella mirándolo al rostro con un semblante de
decepción, luego de unos segundos de silencio, le dijo: él es mi papá!. Lino quedó sin
palabras, atónito e inmóvil, sin saber que decir, ni que hacer, no pronunció ni siquiera la
disculpa lógica y necesaria; permaneció al menos treinta segundos paralizado. Fueron los
treinta segundos más largos de su vida, percibiendo todas las formas posibles como el
ambiente se tornaba incómodo.
Casi de inmediato Mariela dijo tener clases, y no quería llegar tarde, marchándose
sin decir nada más. Cuando al fin reaccionó por supuesto, como es natural, el desayuno
fue suspendido, pues hasta el hambre se le quitó. Lino no supo qué hacer, su imprudencia
lo había conducido probablemente a perder una maravillosa amistad, sintiéndose extre-
madamente mal por lo sucedido. Estuvo sentado en el pasillo por al menos dos horas,
reflexionando sobre lo que había ocurrido. No porque era Mariela, su mejor amiga, sino
porque al tomar conciencia sobre la situación entendió que estaba difamando a alguien
que no lo merecía, una persona que entregaba todo por ser mejor profesor cada día. Es-
peró un par de semanas, y la buscó para conversar, ofreciéndole sus más honestas y ge-
nuinas disculpas. De verdad estaba arrepentido por lo ocurrido y no quería perder su
amistad. Ella con cariño y humildad aceptó sus disculpas, manifestándole que lo aprecia-
ba, sugiriéndole que trabajara en controlar su impulsividad e imprudencia.
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Pá gin a 101 d e 22 5
Reflexiones sobre la Imprudencia
Existen individuos exageradamente imprudentes. Cuando se está cerca de un sujeto
así, surge el temor por lo que pueda decir y hacer, causando vergüenza, indignación, y
frustración entre otros sentimientos negativos.
En muchos casos el sujeto imprudente puede ser monotemático, ya que se apropia y
expone cualquier tema que no viene a colación, ni está relacionado con el contexto ni la
circunstancia; con la única intención de ser el centro de atracción, hiriendo y ofendiendo
sin que le importe.
Ser mediocre para algunos puede ser un arte, especialmente para los que sienten
comodidad viviendo desde esa perspectiva, sin que les importe lo que opinen los demás.
En la mayoría de los casos cuando un enemigo del hombre se hace evidente, jamás está
solo, siempre viene acompañado de secuaces inseparables.
En ocasiones, el sujeto imprudente no es consciente del lugar ni de las circunstan-
cias para arrojar y exponer cualquier comentario, evidenciando una actitud ilógica e irra-
cional. El individuo imprudente, asume el derecho de preguntar, opinar y valorar, cualquier
expresión, actitud, conducta, condición y situación de la vida de otra persona, indepen-
diente de la amistad y nexos familiares.
El individuo imprudente no tiene el temor de herir a otros en su amor propio, con
comentarios lascivos, atrevidos y presumidos. Algunos llegan al descaro de justificar sus
grotescas acciones, con risas y desparpajo, sin la mínima vergüenza, ni respeto por los
demás.
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Pá gin a 102 d e 22 5
El sujeto imprudente no reconoce los límites que proporciona cada relación y situa-
ción, ni sienten respeto por nadie, incluso ni siquiera por ellos mismos.
Su excesiva falta de percepción y análisis del contexto y las circunstancias provocan
en el individuo imprudente, expresiones y manifestaciones incoherentes y desproporcio-
nadas. Una de las características que delinea a los individuos imprudentes, es la impulsi-
vidad disfuncional de lo que piensa y cómo procede en consecuencia.
La tolerancia y la transigencia del individuo imprudente, es mucho más baja que la
de cualquier otra persona, conduciéndolo a actuar sin reflexionar, al calor de lo que perci-
be y el estímulo que le genera el momento. Dejándose arrastrar por la ira, el egoísmo, el
miedo, el odio y la soberbia entre otros enemigos del hombre.
En algunos casos cuando el sujeto imprudente, también considerado impulsivo dis-
funcional, se calma, suele experimentar episodios de frustración, culpa, baja autoestima y
remordimiento, entre otros sentimientos y estados emocionales negativos.
Algunas de las características del individuo impulsivo disfuncional es que en ocasio-
nes no espera su turno para hablar, interrumpiendo a su interlocutor, incluso en algunos
casos argumentando por ambos, e incesantemente suele pensar por ambos, de manera
rápida, inconsciente, inadecuada y absurda. Los individuos imprudentes e impulsivos sue-
len emplear la insensatez, conducidos algunas veces por el desconocimiento del tema, el
contexto en el que se manejan y en otros casos simplemente por necedad, negligencia y
estupidez, sin que les importen las consecuencias de sus palabras ni sus actos.
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Pá gin a 103 d e 22 5
Los individuos impulsivos disfuncionales suelen hacer creer a los demás, que ellos
son personas tranquilas y confiables, ocultando sus propias limitaciones, hasta que las
circunstancias los obligan a actuar, quedando en evidencia.
Un individuo impulsivo disfuncional e insensato suele evidenciar destellos de un
carácter colérico, nervioso y amorfo, sustentado en un sistema de creencias ilógicas, que
lo obligan a adoptar un estado emocional controvertido, y casi siempre amparado en la
falta buen juicio y reflexión, carente de principios, valores e ideales.
Una de las mezclas más explosivas de personalidad, la poseen los individuos de
temperamento colérico, que además son impulsivos disfuncionales, ya que tienen la ten-
dencia a perder el control de lo que dicen y hacen, súbita e inapropiadamente. Con fre-
cuencia puede considerarse que las expresiones desatinadas de un individuo son la me-
dida de su estupidez.
Aprendiendo Prudencia
La moralidad del ser humano gira alrededor de cuatro virtudes consideradas cardina-
les; una de ellas es la prudencia. Aunque previa a ésta, se encuentran, la justicia, la forta-
leza y la templanza.
La prudencia, al igual que las otras virtudes morales, puede ser desarrollada y forta-
lecida a raíz de otros principios como, la confianza, determinación, perseverancia, pacien-
cia e integridad.
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La prudencia consiste en la habilidad para decidir los argumentos, las actitudes y re-
cursos útiles, necesarios, suficientes, pertinentes y convenientes para actuar y responder
en determinadas circunstancias, guiado por la razón, la experiencia y el conocimiento.
Evitando que actúe de forma ciega, impulsiva, irreflexiva, desproporcionada e inapropia-
da, con una visión proporcional del bien común entre usted y aquellos que componen su
entorno.
Algunas de las características de la prudencia son: la cautela a la hora de hablar y
actuar; la profunda reflexión al momento de exponerse a peligros, condiciones inseguras y
riesgosas a sí mismo y cualquier persona de su entorno, la toma de conciencia útil y opor-
tuna, el sentido de pertinencia a la hora de involucrarse, hablar y callar en ciertas situa-
ciones irrelevantes, inapropiadas e inmorales, además de la capacidad para solicitar ayu-
da a la hora de decidir sobre cualquier tópico, cuando esté vacilante.
Si observa las agudas señales emitidas por el contexto y las circunstancias en las
que está, y actúa pertinentemente en función de sus necesidades y las expectativas de
los demás, encauzará su comportamiento por la senda apropiada de la prudencia. Lo que
fortalece integralmente al ser humano es reconocer, aprender y ejercitar el mecanismo de
control emocional.
La prudencia es la capacidad para discernir moral, cuidadosa e inteligentemente, las
palabras, actitudes y conductas, una vez identificadas y evaluadas las consecuencias de
sus expresiones y comportamientos, independientemente de su posición, lo sucedido y lo
declarado por su interlocutor.
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A la prudencia debe agregársele atributos sumamente apreciados y respetados en la
cultura humana, como la discreción, la sutileza y el tacto para proceder y expresarse, sin
herir susceptibilidades ni ofender innecesariamente a aquellos que componen su entorno
en cualquier contexto y circunstancia.
Cuando desee tener una vida llena de satisfacción, amigos incondicionales, una fa-
milia amorosa y comprensiva debe comenzar por fortalecer y demostrar la prudencia,
sensatez y discreción en todas las expresiones y actos de su vida.
La práctica diaria de pensar con serenidad al menos dos veces antes de hablar y ac-
tuar, en cualquier entorno y situación, le permitirá fortalecer la tan valorada virtud de la
prudencia.
La discreción es un atributo que distingue el carácter y personalidad de aquel que lo
emplea, ya que evidencia la prudencia para manejar las circunstancias conservando la
calma y despreocupación de la coyuntura para todos los involucrados, reflejando el respe-
to y sensibilidad por las conductas y cualidades humanas. Además de crear y proporcio-
nar un alto nivel de confianza alrededor de sí mismo y de la situación.
Ser discreto, no implica abandonar la asertividad, pues conducir inteligentemente
una situación, no implica que la persona, no defienda sus necesidades ni conserve sus
exigencias, sin utilizar la violencia y la indiscreción. La asertividad es el punto intermedio
entre ser imprudente, tímido, inseguro, agresivo, egoísta y ser inteligente, discreto, sensa-
to, moderado y sabio.
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La persona asertiva entiende que debe respetar a los demás, tanto como a sí mis-
mo. En un esquema estratégico ganar-ganar y con un claro sentido de oportunidad, en-
cuentra equilibrio entre sus necesidades y las demandas del entorno, sin manipular, ni
dejarse manipular por la situación.
Si desea fortalecer este aspecto en usted, consiga un mentor, inteligente y experto
en este tema que le ayude a mejorar la habilidad relacionada con la prudencia, discreción,
asertividad y tacto.
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 Escucha con cuidado e interés. No hables ni en tu mente mientras escuchas
 Practica permanentemente el silencio físico y mental.
 Autoanalízate detenidamente.
 Confronta los hechos con imperturbabilidad y actúa con serenidad.
 Piensa siempre en una mejor solución a cada conflicto.
 Desarrolla el pensamiento auto-critico.
 No te dejes llevar por los impulsos, ni por los chismes.
 No tomes decisiones apresuradas, en situaciones difíciles.
 Actúa con inteligencia y tranquilidad ante cualquier circunstancia.
 Procede con valentía y no te dejes llevar por la impulsividad de otros.
 Decide tus acciones y expresiones en función de lo conveniente.
 Aléjate de las personas impetuosas e irreflexivas.
 Elije ingeniosamente las palabras y las acciones en función de lo útil y oportuno.
 Trabaja en no ser un obstáculo de tu vida, ni de la de los demás.
 Razona con moderación y actúa con aplomo.
 Explora nuevas ideas y acepta con humildad la innovación y lo diferente.
 Evita responder y actuar sin analizar.
 No te dejes llevar por el calor del momento y las circunstancias.
 Caracterízate por experimentar la calma.
 Respeta integralmente a los demás.
 Ejerce la discreción, la sutileza y el tacto en todo momento.
 Pregona y practica la paz, como único camino.
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HIPOCRESÍA
“La hipocresía es el colmo de todas las maldades”

Molière
Cuando Mario tenía varios años trabajando en la industria pesquera, se le acercó
un amigo llamado Ezequiel al que le tenía aprecio. Para entonces esta persona apenas
egresaba de la misma universidad que Mario. Con humildad le solicitó a Mario que lo ayu-
dara, pues quería aprender sobre el área en el que él trabajaba, ya que necesitaba em-
pleo. Aunque en el pasado habían tenido ciertas diferencias Mario puso empeño y acce-
dió a ayudarlo. Le suministró material técnico de lectura y trabajo, posteriormente lo re-
comendó en una empresa contratista del negocio que le prestaba servicios a la empresa
pesquera. Los primeros días de trabajo Ezequiel se alojó en la residencia de Mario, pues-
to que el joven no tenía donde dormir en esa ciudad, además cuando ayuda debe ser in-
tegral.
Luego de pasado algunos meses, de ardua labor en un mal trabajo, pero en el que
Ezequiel estaba aprendiendo; llamaron a Mario para ver si conocía a alguien que quisiera
trabajar en un mejor puesto del ente regulador del área de labor del país. Mario reco-
mendó a Ezequiel y posteriormente le dieron el empleo. No pasó mucho tiempo hasta que
Ezequiel se estabilizó, pues siempre demostró ser una persona dedicada y acomedida. A
Mario le agradaba que le estuviera yendo bien a Ezequiel. El joven se preocupaba por
Mario, llamándolo constantemente para saber de él. Muchas veces Ezequiel invitó a Mario
a comer, y en otras ocasiones lo llamaba exclusivamente para conversar.

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Durante un tiempo, Ezequiel se mostró agradecido y amable. Al cabo de un par de
años surgió una oportunidad de empleo en la industria pesquera donde Mario trabajaba,
así que le consultó a Ezequiel si estaba interesado y él respondió que sí.
A un año de trabajo de Ezequiel en la industria pesquera, se acabaron las llamadas,
el interés y la amistad. Finalizó la comunicación y con el pasar de los días se volvieron
dos personas totalmente desconocidas. De un momento a otro, sin saber que ocurrió ni
cuál fue la razón, Ezequiel se convirtió en otro individuo. Luego de unos meses Mario in-
sistió en hablar con él, para ver qué había ocurrido, si dijo e hizo algo indebido, y ofrecerle
disculpas. Sin embargo, Ezequiel se limitó a decir, que estaba ocupado y no tenía tiempo,
por sus obligaciones. Mucho tiempo después Mario intentó pedirle un favor, ya que los
primeros años no le fue nada bien, y Ezequiel se negó, diciendo estar fuera de su alcan-
ce, razón por la cual Mario se alejó y jamás volvió a saber de Ezequiel.
Reflexiones sobre la Hipocresía
Por más que los seres humanos procuren vivir en un mundo donde la hipocresía
tiende a ser aparentemente natural, es y será siempre un mal, al que es difícil acostum-
brarse.
La vida social moderna se encuentra infiltrada por este defecto, a todos los niveles;
político, profesional, familiar y social. En casi todos los entornos en los que se mueven los
individuos existe este horrible vicio.
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Es común ver como hay quienes mienten y engañan únicamente para obtener lo que
desean, sin importar el tiempo, las circunstancias y los recursos que les tome. Es inevita-
ble sentir una profunda decepción al descubrir que alguien no es lo que pretendía, ni apa-
rentaba ser.
La persona confiada y honesta es más susceptible de ser engañada, ya que no tiene
dilatada experiencia en ser precavida y sospechar inteligentemente de los demás ni las
circunstancias. La hipocresía consiste principalmente en pregonar y pretender demostrar
principios, que en el fondo no tiene.
Existen muchos ambientes y coyunturas que sirven de excusa para que el individuo
insensato tienda a ser hipócrita. En la mayoría de los casos ciertamente engaña a los de-
más, pero también a sí mismo, ya que aparte de crear desconcierto y enemistad a su al-
rededor, se rodea de una permanente desconfianza de todos los que frecuenta, quedando
al descubierto, rodeado de sujetos igual a él, sumergido en una profunda y trágica sole-
dad.
Muchos acostumbran a confundir educación con hipocresía. Sin embargo cada una
de ellas posee características particulares bien definidas. Cuando un individuo intenta
decir que es lo mismo, probablemente estamos en presencia de un hipócrita consumado.
Comprobar la veracidad de las palabras, la actitud, el comportamiento y las intencio-
nes de un fariseo, es complicado, ya que algunas personas no han desarrollado la habili-
dad de percibir inteligentemente cuando alguien ejerce cierta postura, con el fin de conse-
guir un objetivo beneficioso a sus mezquinos intereses.

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Aprendiendo Sinceridad
La sinceridad es la coherencia y pertinencia que existe entre sus palabras, sus pen-
samientos y sus acciones, aun cuando nadie lo observa. La sinceridad es un valor distin-
guido y necesario en la vida de aquel que desee construir un entorno coherente y fuerte,
rodeado de confianza y honestidad.
La verdad y la sinceridad yacen dentro de usted, como un árbol sempiterno y fron-
doso inmutable por el tiempo. Por eso hay que entenderlas y defenderlas con ánimo y
fortaleza. Recuerde que aunque alguien pueda ser insincero con otros, nadie se miente o
engaña a sí mismo.
La sinceridad no deja espacio para la envidia, ni la mentira, construyendo alrededor
de sí, relaciones íntegras y leales, alejando de a poco a los hipócritas y miserables. Ser
sincero, consiste en no tener una personalidad quimérica, ni tratar de presumir ser perspi-
caz y simpático en función de lo que está tratando de lograr, es cuestión de ser transpa-
rente desde su corazón, consiste en hablar y actuar sin apariencias roñosas.
La persona sincera es caracterizada por decir siempre la verdad. Por supuesto que
ser sincero no le da el derecho a dañar a otros en nombre de su presunta honestidad.
Ser sincero no implica bajo ninguna condición herir ni maltratar a los demás, en
nombre de una supuesta franqueza, pues ser imprudente e impulsivo no justifica la falta
de tacto, la insensatez y la estupidez. Si lo que va a exponer, puede perjudicar física,
mental y espiritualmente a alguien, debe pensar ingeniosamente y ejercer la cautela, el
juicio y el comedimiento, antes de hablar y comportarse.

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Nadie tiene el derecho de hacer sentir mal a otro, porque no posee la habilidad de
ser sincero inteligentemente. Evite generar entornos hipócritas y poco constructivos a su
alrededor por su falta de consideración al hablar y actuar.
Hablar, pensar, y actuar con franqueza e inteligencia, signado por la conciencia y la
prudencia es conveniente e inexcusable. Además actuando de esta forma, es posible que
logre la tolerancia de sus propios defectos por aquellos que le rodean, con el único fin de
convivir con sus virtudes.
Establecer como forma de vida, la práctica permanente e inteligente de la sinceridad
lo vuelve digno de confianza en cualquier, lugar, contexto y circunstancia, por todas las
personas e instituciones con las que tiene contacto. Podrá no caerle bien a los demás,
pero debido a su virtud, de seguro todos le respetarán.
Ser sincero requiere de coraje pero también de respeto, prudencia y moderación,
tanto al manifestarse como al conducirse, ya que no alcanza con expresarse sustentado
en la verdad, es necesario actuar en función de tan estimado valor.
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 Usa un lenguaje corporal alineado con la franqueza de tus palabras.
 Escucha sincera, cuidadosa y amablemente.
 Comprende y acepta integralmente la visión de los demás.
 Promueve la confianza con tus palabras y tus acciones.
 Condúcete en todo momento, de manera coherente con tus palabras.
 No mientas en ninguna circunstancia.
 Vive en paz contigo mismo.
 Sé asertivo cuando debas decir algo difícil.
 No hieras a nadie por demostrar sinceridad.
 Diferencia objetivamente entre hechos y opiniones.
 Entiende la diferencia entre lo sustancial y lo intrascendente.
 Evalúa con cuidado con quien y en cuales circunstancias practicas la sinceridad.
 Percibe con discreción el momento útil y oportuno para expresarte y actuar.
 Emplea en todo momento el pensamiento positivo.
 Destaca lo bueno de cada situación y de cada persona.
 No busques culpables fuera, ni dentro de ti.
 Practica la empatía.
 No pretendas que los demás sean como tú serías, acéptalos tal como son.
 A veces la verdad solo depende de tu visión, sé cuidadoso al expresarla.
 Acepta que todo sucede tal como debía suceder.
 Promueve permanentemente con tus palabras y tus actos la confianza.
 Sé sincero inteligente sin presumirlo.
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ODIO
“El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor”

Buda
Eloy se desempeñó como miembro de un movimiento político estudiantil, durante va-
rios años. Ser dirigente político estudiantil, resultó ser complicado. Pues así como la gente
podía respetarlo y apreciarlo, existían individuos que lo odiaban, simplemente por pensar
diferente y pertenecer a grupos políticos distintos. Sin embargo dentro del claustro univer-
sitario, no se le prestaba demasiada atención, pues internamente todos son estudiantes, y
nada superaba los límites físicos de la universidad, ni iba más allá de decidir si realizar
una protesta por el cierre del comedor o por la falta de libros en la biblioteca, para ganar
algunos adeptos al movimiento político estudiantil.
En ese entonces la facción política interna a la que pertenecía Eloy agrupaba mu-
chos miembros y era fuerte dentro del movimiento estudiantil, por supuesto esto había
creado un sentimiento de rechazo y decepción por parte de organizaciones adversarias
más pequeñas. En una de estas organizaciones pequeñas para entonces militaba un
compañero y amigo llamado Román; eufórico, aplicado, buen estudiante, pero lamenta-
blemente de temperamento colérico. Siempre andaba visiblemente contrariado, con ira
permanente. Después que Eloy se graduó, se alejó muchos años de la universidad y sus
amigos, par razones obvias de trabajo y responsabilidades familiares. No volvió a tener
contacto con su viejo grupo político ni con nadie que lo adversara en aquel momento.
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Tiempo después que Eloy se retiró de la industria textil donde trabajó muchos años,
lo llamaron de otra empresa importante, ya que el gerente general de esta prestigiosa
compañía era un amigo apreciado. Esta prestigiosa compañía andaba en búsqueda de un
profesional con la experiencia y los conocimientos de Eloy.
Procedieron a hacerle las entrevistas de rigor, técnica, social y sicológica. Una vez
aprobadas estas entrevistas decidieron realizarle los exámenes médicos pertinentes, el
cual también aprobó con éxito. Una vez finalizado el proceso lo llamaron para discutir las
condiciones laborales y socioeconómicas del puesto. El día que llegó a la empresa se
dirigió a la oficina del gerente, pero estaba ocupado atendiendo otros asuntos, así que
debió aguardar en la sala de espera, de la organización.
Mientras esperaba, se le acercó una persona. Cuando levantó la mirada se percató
que era Román, aquel viejo amigo y adversario político estudiantil, Eloy se levantó con
prontitud a saludarlo como viejos conocidos estudiantiles. Román le contó que ahora era
diputado de la república y que le estaba yendo bien, le preguntó que hacía allí, y Eloy le
detalló la razón pues no vio nada de malo en expresárselo, ya que no eran adversarios y
aquellos días de juventud enfrentada habían quedado en el pasado universitario. Se des-
pidieron afectuosamente, intercambiaron los números telefónicos y Román se alejó.
Cuando el gerente de la organización se desocupó, llamó a Eloy a su despacho e
inmediatamente le informó que no podía contratarlo, porque había recibido una amenaza
por parte de Román diciéndole que Eloy era opositor de su partido y si lo contrataban, él
haría que lo despidiesen, entonces el desempleado sería él como gerente. Por supuesto
no lo contrataron.
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Eloy no pudo pronunciar palabra alguna, quedó paralizado. Salió de allí con una pro-
funda frustración, porque le parecía increíble la forma afectuosa como se habían saluda-
do, incluso intercambiado sus números telefónicos, sin discernir como Román actuó tan
deslealmente y nunca superó el odio visceral que siempre acumuló mientras estudiaba.
Eloy no podía comprender como Román jamás entendió que la época de política estu-
diantil fue simplemente una bonita etapa de sus vidas.
Reflexiones sobre el Odio
El odio es una emoción dañina e inútil que afecta a quien recibe los ataques, pero
también destruye por dentro poco a poco a quien lo experimenta, haciéndolo infeliz y mi-
serable. El odio es normalmente acompañado por otros enemigos del hombre como el
pesimismo, la desconfianza, la intolerancia, la ira, la imprudencia, la hipocresía, el miedo,
la envidia, la tristeza el egoísmo y la insignificancia.
El odio que se justifica dentro del individuo, casi siempre lo hace a través de argu-
mentos ilógicos, irracionales e inmorales, sustentado en una realidad inexistente y proyec-
tado comúnmente a través de la violencia.
Cuando una persona recibe un ataque sin justificación ni necesidad, inevitablemente
se le generan este tipo de sentimientos singularmente ilógicos. Pero dependiendo de
cuánto se quiere a sí mismo, debe elegir la posibilidad de perdonar y avanzar. Lo ideal en
estos casos es mantener los pensamientos negativos controlados y alejados de lo ocurri-
do, con el fin de evitar rencores ni venganzas, puesto que tratar de hacer daño a otros
nunca le concederá libertad espiritual, ni hará que a la larga se sienta mejor.

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En ciertas ocasiones aquel que siente odio, únicamente se perturba a sí mismo, ya
que los demás continúan con su vida de la misma forma que siempre, igual de felices,
evidenciando que a quien más afecta el odio, es a aquel lo padece.
Odiar puede llevar a los sujetos por el camino de la imprudencia, a expresarse y a
actuar de tal forma que cuando recupera la cordura, probablemente se arrepienta, aunque
ya no exista la mejor solución, porque las palabras son en esencia más destructivas que
un arma, especialmente porque pueden retumbar en la mente por largo tiempo.
El odio ciega a los individuos y en muchos casos les cohíbe la posibilidad de visuali-
zar, interpretar y explorar diversas y mejores opciones. Los vuelve sordos, por consiguien-
te no escuchan razones y los vuelve estúpidos, ya que terminan actuando y expresándose
de un modo, que en otras circunstancias jamás lo harían. En muchos casos el odio termi-
na siendo profundo, impuesto e inextinguible.
Otra de las características de los sujetos que llevan el odio en su interior, es que
transfieren a los demás con mucha facilidad, esta vil emoción tan fuerte y peligrosa. Cre-
ando una aversión contra la persona y situación que ellos odian, en aquellos individuos
que conforman su entorno. Regularmente este tipo de emociones son grabadas en el su-
jeto por figuras significativas, desde su infancia y a través de vivencias a lo largo de su
vida.
Tratar de no sentir odio en ciertas circunstancias es enrevesado, pues en algunos
casos, bien por lo que les hacen y como los tratan otros individuos, terminan experimen-
tando este vil sentimiento.

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Sin embargo no es cuestión de omitirlo, sino de reconocerlo, analizarlo, manejarlo y
superarlo sin confundirlo con la ira, actuando de la forma más asertiva y apropiada posi-
ble.
El rencor descontrolado trastorna las palabras, consume los pensamientos e invade
las acciones del individuo que lo siente, puesto que este sentimiento en muchos casos no
llega de un momento a otro. El odio puede llegar a formarse e incrementarse a partir de
muchos elementos y circunstancias, construyendo lentamente dentro del sujeto una per-
sonalidad dañina y destructiva.
Por naturaleza aquel que padece de odio en su interior, es hostil, enemigo de todo,
celoso y envidioso. Hay quienes consideran que el odio es portar la maldad en el alma.
Sin embargo es posible que el odio esté más relacionado con nunca haber recibido o te-
ner ausencia de amor real en su corazón. Para algunos es difícil dar lo que jamás ha reci-
bido.
Aprendiendo Amor
El amor es el sentimiento que diluye todos los males, acercándolo al estado de feli-
cidad ideal. Experimentar amor en cualquier circunstancia no es sencillo, pero es la cura
de todas las injusticias y sufrimientos que aquejan la humanidad. Conducir su vida a
través del camino del amor, es transformador y promueve experiencias emocionales in-
tensas, como la alegría, el regocijo, el compromiso, la aceptación y la comprensión en
todos los contextos y circunstancias, asociado a sentimientos de seguridad y trascenden-
cia.
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Amor es compartir. Es la mayor expresión de realización humana, tanto en los bue-
nos momentos, como cuando es necesario en las coyunturas difíciles para los seres que
están alrededor. Amar, es aceptar con humildad y sin limitaciones a las personas y situa-
ciones que acontecen en su entorno.
Amar es establecer inteligentes estrategias para enfrentar determinadas y sobreve-
nidas circunstancias a lo largo de su realidad y que pudieran hacer que pierda los estri-
bos, amigos, familia, negocios e incluso la vida.
Una mejor y trascendental existencia, se consigue si sintiera amor transparente y
sincero en su corazón, practicándolo a través de sus actos y expresiones, pues acabarían
todas las calamidades.
El amor íntegro, extermina el orgullo, la envidia, los celos, el egoísmo, la ira, el mie-
do y muchos otros enemigos que atacan y destruyen permanentemente al individuo y la
sociedad. Amar contribuye a que el existir se disfrute plenamente.
Hay quienes establecen una clasificación, tipo y nivel de afecto dependiendo de la
razón para darlo y a quien lo entregan, además de las condiciones y circunstancias en
que lo expresan. Aunque muchos pueden clasificar al amor, en: el que entregan a dios y
sus enseñanzas, el pasional, el romántico, el familiar y por otros seres vivos, casi siempre
estas manifestaciones de amor dependen en gran medida de la valoración, autoestima y
confianza que posee la persona sobre sí misma.
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En ciertas ocasiones sentir un amor intenso, profundo y desmesurado puede hacer
que pierda el juicio, se exprese y realice actos valientes, locos y aparentemente estúpi-
dos, inhibiéndole la posibilidad de ver objetivamente la realidad, y de evaluar consciente-
mente las circunstancias y sus consecuencias.
Algunos estudiosos afirman que cuando se siente amor desprendido y desinteresa-
do, aumentan sus defensas biológicas, haciéndolos más fuertes e invulnerables a enfer-
medades físicas.
Sentir y proporcionar amor inspira a otros, pero también motiva a quienes lo expre-
san y manifiestan desinteresadamente, bien sea a través de sus actos, así como de su
espiritualidad, especialmente cuando lo manifiestan sin querer obtener la aprobación ni el
beneplácito de los demás.
El amor, no es solamente, lo que siente en su corazón, sino las palabras, la actitud y
los actos que ejecuta en su nombre, reflejando de esta manera sus sentimientos más hon-
rados. El divorcio, la infidelidad, la soledad y muchas otras deficiencias sociales, son de-
bidos esencialmente a la falta de amor que el ser humano padece en su interior.
Cada quien debe desarrollar la capacidad de diferenciar lo que significa dar y recibir
amor con obtener y prestar atención a otra persona. Amar no es únicamente una expre-
sión, sentir ansiedad ni mariposas en el estómago. Amar es una forma de vivir íntegra-
mente dando más que recibiendo.
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Ciertamente para algunos la retroalimentación es significativamente necesaria, ya
que al fin podrían llegar a cansarse, de dar, sin retribución alguna. Sin embargo el amor
consciente y generoso nunca espera pago, ni gratificación. Aunque para algunos suene a
fantasía y engaño, por los paradigmas que tienen producto de su percepción, interpreta-
ción y vivencias.
En todas las ocasiones, el ser que se entrega genuinamente, genera la energía sufi-
ciente para que le recompensen con el mismo sentimiento que ofrenda. El amor no es
solamente una decisión, sino la mejor decisión que puede tomar para vivir y compartir su
vida.
Es forzoso estar vigilante de sus sensaciones, emociones, sentimientos y de la in-
terpretación de sus efectos, de manera que pueda actuar y demostrar con humildad, el
afecto sincero. Primero dar; siempre es mejor que recibir y nunca es tarde para aprender-
lo y practicarlo.
Porque el mejor secreto que se conoce para disfrutar la vida, es experimentar y pro-
fesar amor. Percibir, Conectarse y contemplar con amor todos los aspectos, situaciones y
las personas, generará íntegra felicidad en su corazón.
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 Genera confianza en ti y con los demás.
 Piensa y declara en positivo, de todos los actos de los demás.
 Revisa y actualiza tus afirmaciones.
 Inicia y termina tus conversaciones con afirmaciones positivas de éxito.
 Imagina que los demás también tienen integridad y bondad en su corazón.
 Exprésate y actúa con claridad y lucidez.
 Programa tus respuestas en positivo, siempre tratando de ayudar a los demás.
 Sé consciente de las limitaciones propias y ajenas, y acéptalas.
 Conviértete en un soldado con la fuerza de la luz.
 No permitas que la incertidumbre o el desconsuelo te invada.
 Sonríe en todo momento.
 Sé un promotor de la felicidad por pequeñas razones.
 Ayuda a los demás y déjalos ser lo que quieren ser.
 Combate tu negatividad.
 Aléjate de las personas nocivas.
 Comprométete con principios universalmente aceptados.
 Cuida tu salud mental, emocional y física.
 Observa con atención dentro de las personas. Siempre hay algo bonito.
 Respeta la actitud y la conducta de tus semejantes.
 Entrégate a vivir bajo las reglas del amor y la amistad sin condiciones.
 Practica el genuino desprendimiento.
 Ejerce un firme compromiso con tus principios, valores e ideales.
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MIEDO
“Quien vive temeroso, nunca será libre”

Horacio
Cuando Manuel finalizaba sus estudios universitarios, a punto de graduarse lo inva-
dió un profundo temor al fracaso. Temía no conseguir el empleo que le permitiera obtener,
lo que esperaba. Pues a raíz de su indisciplina para estudiar, había finalizado sus estu-
dios al menos ocho años después que lo hacen todos los demás. Una vez graduado en-
frentó un terrible dilema, ya que por un par de meses trató de conseguir un empleo, to-
mando en cuenta que para el momento de graduarse ya estaba casado.
Manuel trabajó de jardinero para poder pagar las impresiones de los resúmenes cu-
rriculares, y cubrir los gastos que traería la entrega de sus fichas técnicas en las empre-
sas. Durante algunos meses se paseó por todas las organizaciones empresariales de la
zona dejando su currículo y en su mayoría no lo dejaban pasar de la entrada. Casi todas
las organizaciones decían no tener vacantes y en cualquier caso ellos llamarían.
Enfrentar esa terrible verdad, fue doloroso, fue acercarse a una realidad inesperada
y lamentable. Cuando está finalizando la carrera por obvio y natural hay quienes creen
erróneamente, que únicamente queda conseguir un empleo y todos los problemas son
automáticamente solventados. Algunos piensan que la vida habrá de mejorar como por
arte de magia, porque es aparentemente profesional.
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Muchos asumen que el título viene con un cheque y que al otro día de graduado hay
que cobrarlo. No solamente es una fantasía, sino que en ciertos casos la realidad supera
las tenues creencias que formadas durante todos los años de estudio, ocasionando que
algunos entren en shock.
Al encontrarse con esa terrible realidad, Manuel entendió que necesitaba ayuda y
llamó a un amigo, quien con toda paciencia y en función de la amistad, aceptó colaborar
con él, dándole el mejor consejo que podía. Aunque siempre lo sorprendía, su amigo le
aconsejó conseguir cualquier empleo y someterse a un periodo de auto-formación en una
de las líneas naturales de su carrera. El primer tropiezo para los recién graduados es
pensar que al titularse ya es profesional y no es así. No todas las carreras son profesio-
nes a la vez y en el caso de Manuel únicamente tenía una carrera.
Manuel entendió inmediatamente que ver sesenta materias y la más larga de ellas
con una duración de noventa y seis horas no lo convertía en un experto de todos los te-
mas. Una vez comprendida la diferencia que le interesaba, independientemente del signi-
ficado de acuerdo al diccionario, se orientó en buscar empleo de jardinero, ya que era lo
único que sabía hacer en ese momento.
Trabajó de jardinero por alrededor de seis meses juntando todo el dinero que pudo.
Al mismo tiempo realizaba una investigación sobre las posibles profesiones en función de
su carrera y que pudieran servirle, además de algunos cursos en esa área. Luego de es-
tos meses de trabajo y la incipiente preparación e investigación, tomó sus ahorros y se los
dio a su esposa, para que los administrara, pues él se dedicaría a auto-formarse y así
completar el proceso inicial de profesionalización.
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Durante cinco meses, a razón de 18 horas diarias, los siete días de la semana y sin
salir de casa, comenzó a formarse y construir un material técnico relacionado con la pro-
fesión que eligió desempeñar.
Sus amigos, vecinos y familiares preguntaban constantemente quién le pidió hacer
aquella actividad. Manuel poseía la claridad acerca de que el conocimiento y el material
desarrollado le darían empleo y un futuro mejor. Siendo la forma como él abordaría su
vida de ahí en adelante. Un par de días después de terminar el material técnico, asistió a
su primera entrevista, en el cual le ofrecieron empleo de inmediato.
Reflexiones sobre el Miedo
El miedo relacionado con cualquier aspecto y etapa de la existencia, es un estado
mental, que en ocasiones inmoviliza al individuo, deteriorando su calidad de vida y la pro-
babilidad de mejorarla.
El miedo hace que analice y anticipe un posible resultado negativo y poco satisfacto-
rio de una acción que aún no se ha realizado. Formándose una equivocada percepción y
el subsiguiente análisis erróneo de la realidad.
Lamentablemente algunos han sido estructurados a lo largo de su vida para sentir
miedo en muchos aspectos, alejándolos de la libertad que merecen, permaneciendo ma-
nipulados por una sociedad que parece deleitarse de impartir a generación tras genera-
ción, la cultura del miedo y la ignorancia.
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Identificar, evaluar y eliminar los temores que le impiden vencer sus obstáculos, es
el paso inicial a dar, ya que las dificultades son únicamente desafíos a vencer y superar.
Aunque más allá de este concepto, existe la norma, que implica abandonar el miedo a
fracasar, porque aquel que nunca ha fracasado, es quien probablemente ha permanecido
inmóvil.
Si usted cree que tiene temor a fracasar debe determinar a qué le tiene miedo; a la
meta, al objetivo o al camino escogido para alcanzar lo que se ha propuesto. Para algu-
nos sentirse fracasado es aterrador y paralizante, por eso a muchos individuos les da
pánico emprender y no culminar, quedando presuntamente en ridículo delante de otros,
con la sensación de estar peor que antes de empezar.
Una de las características del individuo que padece de miedo a fracasar es que in-
conscientemente obstaculiza sus posibilidades de éxito en cualquier aspecto, por medio a
algunos enemigos del hombre como la ira, la imprudencia, la procrastinación y el odio
entre otros.
En ocasiones porque se deja llevar por entes mediocres que están en su entorno,
que padecen de envidia e hipocresía y no desean que obtenga el éxito que merece.
Amén, que la vanidosa sociedad clasifica a las personas por el hipotético éxito obtenido.
No tener miedo es casi imposible, el conflicto radica en no enfrentarlo hasta vencerlo
cuando es necesario. Uno de los miedos invasivos más infecciosos en el individuo es el
temor a intimar, pues como dice mi querida prima, “el miedo es el peor engaño de la men-
te”.
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Admitir y comprender que tiene miedo, determinar sus causas y las probables con-
secuencias, es revelar el alma con humildad, a sí mismo y a los demás. Pero no hacer
nada para enfrentarlo y superarlo es uno de los signos más evidentes de mediocridad.
El que padece de miedo, tiene una frágil percepción del estímulo que lo genera y la
errónea interpretación del impacto mental causado, respecto al probable efecto físico per-
judicial; de manera que se expresa y actúa en función del análisis de su hipotética reali-
dad, que en ocasiones lo hace sin valorar los resultados.
El miedo es una de las emociones negativas más contagiosas, por eso es necesario
definirlo con objetividad y modestia. Advertir de forma ecuánime la razón y el alcance del
miedo propicia la selección de nuevas actitudes y conductas, con el fin abordar cada si-
tuación con conocimiento y discernimiento, siendo en todo momento consciente de su
importancia y sus consecuencias.
Opte por la posibilidad de plasmar en una hoja de papel, cada uno de los miedos
que sufre, con el fin de analizar cuidadosamente la causa sensata, de manera que pueda
discernir si le teme al fracaso, al éxito, al camino escogido o al resultado. Esta evaluación
vuelve el miedo vulnerable, dominable y un poco más fácil de vencer, convirtiéndolo en un
suceso irreal y controlable.
Prepárese inagotablemente para no dejarse subyugar por los estigmas e influencias
negativas de la sociedad, de manera que pueda experimentar la libertad espiritual y física
que anhela. Libérese de los preceptos inconscientes que lo embargan, y que lo mantienen
prisionero de una vida mediocre, ensombrecida por el miedo.

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Aprendiendo Valentía
Vivir con valentía no le asegura de ninguna forma, que acabarán sus dificultades en
cualquiera de los contextos en que se mueve. La valentía implica, que pase lo que pase,
dispone de las herramientas para hacerles frente asertiva e inteligentemente, pudiendo
modificar su realidad y por ende el futuro cuando lo desee.
Experimentar miedo es lógico y natural, pues lo convierte en un auténtico ser huma-
no. Pero sea lo que sea, no puede dejar que le controle, ni cohíba de ninguna forma. Es
fundamental reponerse y avanzar, tanto si usted lo padece, como para los que están en
su entorno y dependen de usted. Enfrentar el miedo y las preocupaciones requieren de un
minuto de valentía, respiración profunda y la decisión infranqueable de seguir adelante.
Cuando finalmente enfrente sus primeros miedos y preocupaciones. Superándolos.
Terminará por comprender que siempre podrá hacer lo mismo, en cualquier circunstancia
y contexto, con todos aquellos miedos que aparezcan a lo largo de su existencia.
Ser valiente no implica que externamente se vea diferente, pues existen muchos que
por fuera son aparentemente débiles, pero internamente son de espíritu fuerte e inque-
brantable.
El coraje consiste en expresarse y actuar valientemente de acuerdo a las circuns-
tancias, aunque en ciertos casos también es la capacidad para resistir los embates de la
vida, con calma, prudencia y discreción, sin escapar ni responder de manera violenta,
desproporcionada y sin razón.
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La valentía tiene implícito el compromiso con lo acordado, tomando en cuenta que
en ello están involucrados principios, valores e ideales, el dominio de la situación y la
aceptación de sus posteriores resultados, así como la utilidad psíquica, anímica y espiri-
tual que representa superar el desafío.
Debe desarrollar y fortalecer el espíritu de resistencia y perseverancia, con principios
como la confianza, la sensatez, la paciencia, la alegría, la anticipación, y la disciplina. Uti-
lizando un lenguaje de comunicación interno sin limitaciones ni restricciones, entendiendo
con humildad y modestia que de esta forma podrá enfrentar cualquier reto que le genere
miedo, en los diferentes contextos y circunstancias; sin importar la situación en la que
está, ni las personas a su alrededor. Volviéndolo un ser con suficiente resiliencia.
Poseer y demostrar valentía hace que las personas que conviven en su entorno lo
respeten y confíen en usted. Dejándoles claro, que ninguna dificultad lo hará retroceder,
siendo firme en su lucha contra la adversidad a través del tiempo y las circunstancias.
La persona que gusta de los desafíos, considera las nuevas experiencias, como una
posibilidad de potenciar sus competencias y obtener resultados sorprendentes, sintiéndo-
se un ser humano destacado. La valentía asertiva convierte a personas comunes en seres
humanos excepcionales, que pueden alcanzar objetivos y metas asombrosas con alegría
y espíritu triunfador.
Para albergar coraje en todo momento, debe considerar la importancia de renovarse
consciente y permanentemente en todos los aspectos, por sobre cualquier eventualidad,
puesto que en esencia no existen los fracasos.

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Lo que en realidad existe son las experiencias que no salieron cómo y cuando espe-
raba, dejando una útil y completa enseñanza, además de la fortaleza que permite enfren-
tar y mejorar las probabilidades de éxito en emprendimientos, expresiones, relaciones y
acciones futuras a lo largo de su vida.
Cada individuo es una entidad única y especial, con capacidades extraordinarias
desde que nace. Abandone cualquier rutina que lo mantenga dentro de su círculo de con-
fort y lo haga caer en la pasividad.
Valentía es asumir responsablemente que su vida estará rodeada de salud, prospe-
ridad y progreso, porque entiende que todo lo bueno que le pase, únicamente depende de
lo que hace por usted mismo.
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 Entrena tu mente con meditación. Piensa positivamente.
 Conéctate con tu naturaleza alejando el desorden y el agobio mental.
 Ejercita tu cuerpo con disciplina y apodérate de la salud física y mental.
 Ignora las decepciones y los momentos desalentadores.
 Rodéate de personas que te generen confianza.
 Sé honesto y asertivo en tus emociones. Desarrolla y confía en tus instintos.
 Rodéate de personas que comparten tus valores.
 Avanza despacio pero con firmeza hacia el futuro que te propones.
 Controla tu ansiedad y actúa con aplomo.
 Utiliza la diplomacia como herramienta característica.
 Acepta las equivocaciones como instrumento aprendizaje.
 Modifica tu perspectiva si es necesario. El cambio es esencial.
 Abandona el miedo a lo diferente, revélate contra ti mismo.
 Busca la motivación dentro de ti.
 Practica el silencio, la tolerancia y la tranquilidad.
 Vuélvete tu propio fans. Vive tu vida como la mejor aventura posible. Diviértete.
 Acepta tus limitaciones, con la intención de aprender, mejorar y crecer.
 Vive únicamente en el presente.
 Nunca hagas nada que no deseas hacer.
 Planea siempre la emergencia y la estrategia de salida.
 Reconoce que tus reacciones no dependen de las expresiones y actos ajenos.
 Da el primer paso. No esperes.
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AVARICIA
“La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo in-
terminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo”
Erich Fromm
Cosme conoció a Estefanía en su época de estudiante. Una agradable joven, em-
prendedora, excelente estudiante y buena persona. Con el pasar de los años Cosme y
Estefanía cultivaron su amistad, hasta que llegó el momento de graduarse. Una vez titula-
dos, no volvieron a verse durante mucho tiempo, ya que trabajaban distanciados y ambos
vivían ocupados en sus respectivas vidas.
Cuando Estefanía se graduó, pidió a Cosme que le ayudara a formarse pues ella
quería trabajar en la misma área que él, a lo cual accedió por razones obvias, facilitándole
material para que formarse y ayudándole a conseguir pasantías industriales. El resto es
historia, ella aprendió lo preliminar muy bien, desarrollándose de manera esplendida en el
área, ganando experiencia y conocimiento en el sector, convirtiéndose en una excelente
profesional. Coincidieron por casualidad del destino en una ciudad del interior mucho
tiempo después que Cosme se hubiera retirado de la empresa de alimentos para la que
trabajó. En aquella ocasión, Cosme la llamó al enterarse que ella comerciaba productos
no perecederos que a él interesaba negociar también, de los que tenía poca experiencia
en el manejo y comercialización.
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Como eran amigos, Cosme le comentó la idea, y ella, le facilitó el nombre de un pro-
veedor de uno de esos productos, para que lo contactara. Cosme contactó con el provee-
dor, yendo a ver el producto. Al revisarlo observó que este producto no cubría las expec-
tativas calidad-precio que esperaba. Lo rechazó y se dio a la tarea de conseguir otro pro-
veedor del mismo producto. A través de otro amigo al que Cosme apreciaba y respetaba
mucho. Consiguió otro proveedor, el cual ofrecía mejor calidad a un precio inigualable,
con un margen de utilidad excepcional.
Puesto que Cosme no poseía todo el capital necesario para el emprendimiento, su
amigo amablemente ofreció capital adicional, bajo una especie de sociedad, con la condi-
ción que el negocio fuera absolutamente discreto. Cosme contactó a Estefanía para mos-
trarle el nuevo producto, ofreciéndolo para que ella lo comprara a través de él. Finalizando
la conversación ella le preguntó que quien era el proveedor, por respeto a su amigo Co-
sme le explicó que las transacciones debían ser a través de él, pudiendo adquirir lo que
ella necesitara, pero lamentablemente debía ser por medio de él. Ese día, Estefanía pre-
guntó qué pasaría con sus clientes, indicando que Cosme no podía visitar sus sectores ni
mucho menos sus clientes. A Cosme le pareció bien, pues lo que menos quería era com-
petir con ella en una actividad de negocio en la que ambos podían coexistir. Unos días
después, Cosme se enteró directamente por el proveedor que ella y otra persona ofrecie-
ron comprarle toda la producción al fabricante.
No todo el tiempo los actos acometidos dan el resultado ni expresan exactamente lo
deseado, por eso una de las grandes lecciones que Cosme aprendió, es que no basta con
ser humilde, hay que parecerlo, y no alcanza con parecer honesto, hay que ser irremedia-
blemente honesto.
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Reflexiones sobre la Avaricia
La avaricia no solamente está relacionada con la codicia desmedida de obtener ri-
quezas y posesiones materiales, también está vinculada al deseo excesivo, anárquico y
desordenado de los placeres de la carne y el ego.
Trabajar, obtener dinero y adquirir propiedades no es negativo ni dañino; el proble-
ma radica en los individuos que perjudican su vida y la de otros, exclusivamente por tener,
sin otra razón que atesorar, abandonando todos los demás aspectos de su existencia.
Son sujetos movidos únicamente el dinero.
Lo realmente dañino es vivir perjudicando a otros con el único propósito de atesorar
riquezas. La avaricia está relacionada con el ahorro extremo a costa de una vida llena de
vicisitudes y pobreza, con el único propósito de poseer. Tome en cuenta que al morir no
lleva nada de lo que tiene. Por eso el individuo es en esencia lo que defiende.
El sujeto avaro tiene una personalidad viciosa, perversa y sin escrúpulos, compuesta
adicionalmente por todos los otros enemigos del hombre, y como característica comple-
mentaria, una profunda obsesión, por la posible pérdida de cualquiera de sus posesiones
o parte de ellas, aunque sea mínima.
La excesiva desconfianza y paranoia del avaro, lo hace aislarse, manteniendo círcu-
los selectos y cerrados, que con frecuencia son los mismos por largos periodos de tiempo,
donde es conocido y aceptado. Disfrutando de mostrarse inocente e indefenso ante las
adversidades, con el fin de disminuir la crítica y las peticiones que pudieran generarse a
su alrededor.
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Ser un individuo avaro a diferencia de muchas otros que poseen enormes riquezas,
es desconocer el verdadero valor y propósito de su fortuna. Para el sujeto avaro es carac-
terístico no compartir, ni ser generoso con nadie, sin importar, si es amigo ni familiar.
Si el tipo avaro es miserable consigo mismo, que puede esperarse para con los de-
más. Aunque muchas cosas pueden tener un precio, existen vivencias, situaciones y
emociones cuyo valor no tiene precio.
Tratar de tener una mejor existencia, llena de elementos y situaciones que enriquez-
can la calidad de vida propia y de los que le rodean es una admirable idea.
Aprendiendo Generosidad
La generosidad y el agradecimiento es un modo de conducirse, transformando la
manera de percibir e interpretar la vida, llena de satisfacciones y reciprocidad. La abun-
dante fortuna es tan buena como el uso que le dé, para sí mismo y para ayudar a los de-
más. Pues existen filántropos que ayudan a miles de personas con su riqueza.
La riqueza y la espiritualidad son dos conceptos que pueden convivir en equilibrio.
Tome en cuenta que en la conciencia de abundancia, no existe escasez ni limitación de
ningún tipo.
Usted obtendrá la abundancia que desea por intermedio de la riqueza espiritual que
alcance.
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Uno de los caminos a la felicidad, consiste en estar satisfecho con lo que posee, sin
embargo eso no implica que en la actualidad, no pretenda mejorar su calidad de vida, a
través de la obtención de la libertad financiera y de esta forma generar recursos que pue-
dan proveerle más tiempo con su familia, además de la probabilidad de ayudar a sus ami-
gos y otras personas. Recuerde que usted se convertirá en aquello que ha visualizado
sincera e intensamente.
La generosidad en todos los aspectos, es la raíz de la abundancia en la vida del ser
humano. La naturaleza de compartir lo que tiene, sin esperar retribución alguna, además
de ser comprensivo, compasivo, desprendido y desinteresado en sus actos y expresiones
para con los demás es lo que produce prosperidad integral.
Algunos tienen la confusión de que al entregar algo material, son generosos. Sin
embargo la verdadera generosidad es edificada a partir de la energía originada cuando
lleva consuelo, paz y amor a un alma que lo necesita, bien a través de algo material o por
medio de actos y expresiones, impulsados de manera natural por una profunda convicción
de querer desprenderse altruistamente de lo que da.
Existen muchas formas de practicar la generosidad magnánima, tomando en cuenta
que no es excluyente, ya que puede ser generoso consigo mismo, familiares, amigos,
desconocidos e incluso con detractores y enemigos.
Cuando busca la prosperidad personal en todos los aspectos, debe cimentar diaria-
mente, los principios, valores e ideales que le permitan demostrar con actos la generosi-
dad magnánima.
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La Generosidad magnánima construye prosperidad personal, no tanta por lo que
concede, sino por la forma en que lo entrega y la energía que origina alrededor de sí
cuando da.
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 Actúa como inspiración para los demás.
 Alberga un propósito noble en tu corazón.
 Escucha con atención. Sonríe. Sé libre.
 Esparce cada día, energía positiva en tus expresiones y acciones. Sé feliz.
 Da con el corazón lo que puedes dar, vive en paz con tu conciencia.
 Cuida tus palabras, tu actitud y tus acciones. Esa es la realidad que te describe.
 Sé amable y benévolo contigo mismo y con los demás.
 Vive y comparte experiencias enriquecedoras.
 Practica el agradecimiento con humildad.
 Valora lo que tienes y esfuérzate dentro de tus posibilidades.
 No juzgues a nadie. Acepta y comprende con cariño.
 Despréndete del apego material y querer siempre tener la razón.
 Ayuda en el momento oportuno, de forma anónima preferiblemente.
 Celebra tus triunfos con los que te quieren.
 Ejercita la empatía.
 Reparte abrazos fraternos. La generosidad no es solo material, sino emocional.
 Sé un amigo fiel.
 Reconoce las virtudes y acepta las debilidades de tus amigos.
 Perdona con el corazón.
 Construye relaciones duraderas con lealtad y honestidad.
 Evalúa objetivamente cualquier circunstancia.
 Acepta con amor la generosidad de los demás.
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INCAPACIDAD
“Quien tiene que recurrir a la fuerza para cumplir sus objetivos está confesando, en
el fondo, su incapacidad para dialogar, para convencer, para trabar alianzas y negociar”
Francisco Martín Moreno
Un amigo de Martín siempre le decía: si quieres convertirte al menos en un auto-
empleado respetado, debes aprender bastante sobre un tema específico, ya que los mejo-
res pagados del mercado laboral son quienes tienden a ser los expertos en un tema en
particular. Cuando Martín empezó a trabajar en la división occidental de la industria petro-
lera, su supervisor lo asignó para asesorar un departamento u organización interna que
hacía vida mar adentro. Siguiendo el consejo de su amigo aparte de cumplir con las obli-
gaciones básicas de su puesto, se dedicó diariamente a aprender sobre la aplicabilidad de
sus labores en ese entorno laboral.
Todos los días, Martín se levantaba a las tres de la madrugada, pues debía tomar la
lancha de las cuatro, para llegar a las plataformas asignadas alrededor de las siete de la
mañana, dependiendo como estuviera el mar, pues el viaje podría ser más largo. Por la
tarde en vez de retornar a las tres y media con el primer cambio del turno de obreros, to-
maba la lancha de las seis de la tarde, lo que hacía que llegara a casa cerca de las diez
de la noche. Si debía completar el informe de ese día, podía dormirse alrededor de las
doce de la noche. Este proceso lo llevó durante muchas semanas, descansando única-
mente los domingos; más cuando había parada de planta, ni siquiera los domingos.
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No era una jornada sencilla, pero disciplinadamente lo hizo. El sacrificio de dormir
entre tres y cuatro horas diarias, durante muchos días continuos, al parecer valía la pena.
Diariamente además de sus responsabilidades, solicitó autorización para trabajar con los
obreros, operadores y otros supervisores aprendiendo todo lo que podía sobre la opera-
ción propia de las plataformas. Acompañándolos y trabajando al igual que ellos, evaluan-
do procesos, limpiando equipos, entre otras actividades. Algunos trabajadores operacio-
nales en principio fueron poco receptivos, pues les causaba impresión y desconfianza que
un asesor quisiera aprender, ya que en su mayoría llegaban creyendo saberlo todo, con el
ego tan grande que no entraba en la lancha.
Este proceso de aprendizaje auto-motivado, lo mantuvo alrededor de un año y medio
en plataformas sobre el mar, seis meses en instalaciones de tierra y otro tipo de instala-
ciones no medulares pero de enorme importancia para la producción. Al finalizar los pri-
meros dos años, un gran número de gerentes preferían trabajar con Martín, pues de algu-
na forma sentían que trabajaban con alguien que conocía sus labores y los riesgos de sus
operaciones bajo su responsabilidad. Existía una especie de empatía laboral, hablaban el
mismo idioma, ya que en muchas ocasiones había estado expuesto a los mismos riesgos
que los trabajadores de sus departamentos u organizaciones.
Ese sentimiento de empatía, permitía que los trabajadores, supervisores y gerentes
le escucharan con mayor atención, pues para ellos, las recomendaciones que podía emi-
tirles estaban en función del conocimiento de su labor natural, además de la pericia de su
área particular. Fue más fácil el proceso de asesoría, pues existía respeto mutuamente
beneficioso, para hacer que los resultados fueran satisfactorios para ambos.
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Reflexiones sobre la Incapacidad
La incapacidad no está relacionada únicamente con la falta de pericia profesional,
sino también con la ausencia de principios, valores e ideales, así como con la debilidad
para identificar, evaluar y enfrentar su diario vivir con optimismo y entusiasmo.
Muchos gustan de vivir en el conformismo y la sumisión de su situación y condición.
Adoptando ideas de pobreza y mezquindad. La mayoría preguntándose, dónde está el
problema, sin evaluar de manera concreta, que la ausencia de conocimientos vuelve
complejo, el proceso de alcanzar la prosperidad, la independencia y la libertad del ser.
Algunos de los enemigos del hombre que acompañan la incapacidad, son el pesi-
mismo y la procrastinación, ya que el individuo en unos casos no vislumbra solución y en
otros retrasan la posibilidad que al formarse habilidades personales y profesionales su
vida cambie y mejore.
Los sujetos incapaces viven presuntamente en la soledad, con una permanente sen-
sación de fracaso, frecuentemente, compadeciéndose de forma melodramática e incom-
prensible, imaginando todo lo que desean y merecen, pero sin ejercer la fuerza de volun-
tad para sobreponerse e ir decididamente por aquello que podría hacerlos feliz, prósperos
y libres.
La incapacidad moral y profesional de un individuo incrementa las malas relaciones
con su familia y todas los que conforman su entorno, aboliendo de esta forma el apoyo
que pudieran recibir de su círculo inmediato, para concluir los proyectos que se proponen.
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Vencer su propia frustración e incapacidad no es tarea simple, ya que son pensa-
mientos, emociones y conductas aprendidas a lo largo de los años, especialmente en el
seno del hogar, entornos de crianza e instituciones educativas, que han destruido de ma-
nera progresiva y significativa la autoestima y la auto-valoración del individuo.
Tener buenas intenciones, querer hacerlo, pensar mucho en ello, pero no hacer na-
da para que suceda, convierte al sujeto en un tipo absolutamente incapaz.
Aprendiendo Habilidad
La habilidad, está relacionada con el estado mental de bienestar, talento, ingenio,
pericia técnica, y experiencia que dispone una persona para llevar a cabo de forma exito-
sa, cualquier actividad, tarea, proyecto y cambio en su vida. Permitiéndole enfrentar los
retos y desafíos diarios, eficazmente.
La habilidad puede ser desarrollada y fortalecida con práctica y disciplina, creando
por si misma sus propias oportunidades.
Aunque en muchos casos hay quien posee la cualidad, de la habilidad de manera
innata, no implica, que no puedan ser aprendida y perfeccionada, ejercitándola disciplina-
damente. Sin embargo es necesario reconocer que no todos tienen la habilidad requerida
para enfrentar su interacción diaria en los diferentes aspectos de su vida.
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Por esta razón es útil, someterse a rigurosos programas de formación conducida y
auto-capacitación en el ámbito profesional, así como en el área de la transformación y
mejoramiento personal.
Desarrollar destrezas no es sencillo, pero es necesario para convivir exitosamente
en todos los contextos de esta compleja sociedad. Desde conquistar la pareja que le
agrada, llevarse bien con los que integran su entorno, hasta obtener el empleo que nece-
sita, e incluso ser feliz sin motivo aparente, es necesario incrementar y fortalecer sus fa-
cultades de convivencia saludable.
La mayor cantidad de habilidades han desarrollarse en el campo de la transforma-
ción y el mejoramiento personal. La progresiva mejora de habilidades interpersonales,
cognitivas y emocionales, sumadas a la práctica de principios, valores e ideales, le pro-
porcionan la precisa ilustración que le permitirá desenvolverse de manera exitosa en la
sociedad, obteniendo de la vida todo lo que se plantee alcanzar.
Cuando está comprometido honestamente y asume integralmente la responsabilidad
de buscar y obtener el máximo valor de lo que emprende, alcanzará infaliblemente sus
objetivos de prosperidad y progreso. Para lo cual debe activar la inteligencia, expandir sus
pensamientos, imaginando grandes y poderosos proyectos, desencadenando todo el po-
tencial que yace dentro de usted y aprovechando al máximo todas las facultades, cualida-
des y habilidades que ha desarrollado.
Abandone las ideas que lo mantienen atado a la ruindad, pues hasta que no trans-
forme sus palabras y pensamientos, sus actitudes y conductas serán las mismas.
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Pá gin a 144 d e 22 5
Comience por adquirir, mejorar y fortalecer los conocimientos y habilidades que le
permitan reforzar su motivación al logro. Confíe que el conocimiento crea y fomenta nue-
vas y constantes oportunidades.
No siempre los grandes hallazgos y las victorias mágicas son obtenidos solo a raíz
de presentimientos e impulsos, casi siempre está combinada con esfuerzo y abnegación.
Desarrollar la habilidad correcta en cada circunstancia, o útil para cada situación no
es sencillo. Pues pudiera confundirse que el uso de cierta habilidad en un contexto, no
funcionara correctamente en otro. Cerciórese que las habilidades que adquiere son usa-
das y se adapten de manera adecuada a las circunstancias, entornos y situaciones que
enfrenta.
Convierta todo lo que hace en algo sorprendente y extraordinario, siendo usted su
propia empresa y su mejor proyecto. Construya relaciones útiles e integrales con perso-
nas inteligentes y expertas que posean las competencias que busca o desea mejorar.
Rodéese de aquellos que contribuyan a que usted pueda enfrentar y superar con valentía
todo lo que se ha propuesto.
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Pá gin a 145 d e 22 5
 Escucha y observa con atención, todo a tu alrededor, ejerciendo tus sentidos.
 Utiliza toda tu capacidad mental. Evita cualquier conflicto innecesario.
 Vive a plenitud el presente. Mantén el interés de tu vida.
 Sé responsable de tus actos, y tu éxito. Recibe ayuda si es necesario.
 Practica actividades y rodéate de amigos que desarrollen tu inteligencia
 Persigue tu corazón. Ejercita tu cuerpo.
 No sientas pena por ti mismo nunca. No le debes nada al mundo.
 Sé amable en todo momento. Discúlpate si es necesario.
 Supera el pasado con fortaleza. Practica la tolerancia.
 Busca la evolución constantemente. Reflexiona, actúa, fluye.
 Mantente en control permanente. No caigas ante las contrariedades de los demás.
 Acepta que los retos te fortalecen el espíritu. No todo es controlable.
 Toma conciencia de tus potencialidades y debilidades.
 Explota tu fuerza interior en cualquier circunstancia. Modifica tus creencias.
 Libérate del miedo a fracasar. La vida mejora con cada revés.
 Proyecta seguridad en ti mismo. En tus expresiones verbales y corporales.
 Disfruta de estar solo contigo mismo. No puedes complacer a todos.
 Ama lo que haces para que no trabajes un solo día.
 Vive si expectativas, aprende a diario y de todo. Emplea el tiempo con sabiduría.
 No te des por vencido con facilidad. Maneja la crisis estratégicamente.
 Fortalece tu capacidad de relacionarte. Piensa productivamente.
 Cuida tu reputación. Actúa siempre bajo principios morales.
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PEREZA
“No son las malas hierbas, las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del
campesino”
Confucio
Antonio siempre había escuchado a su amigo diciendo, que lo importante es tan im-
portante la dirección y el sentido que cada persona le da a su vida, como la velocidad con
las que toman sus decisiones y las pone en práctica.
Cuando Antonio estaba pequeño, y no quería comerse las verduras, su madre decía
“al que no quiere sopa, le dan dos platos”; retirándole la comida y sirviéndole otro plato
con las verduras que había rechazado. De esta forma Antonio comenzó a idear cualquier
tipo de maniobras y trucos para deshacerse de las verduras diariamente sin que su madre
lo advirtiera.
Para el momento en que Antonio cumplió la mayoría de edad, ya no era necesario
esconderse, simplemente no comía las verduras que no deseaba. Al finalizar el primer
año de trabajo en la empresa donde laboraba, Antonio había subido más de diez kilos de
peso. Al retirarse pesaba treinta kilogramos adicionales al peso con el que había ingresa-
do a la compañía. Su peso era de casi de cien kilos y aún no llegaba a los cuarenta años.
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Después de un año de haberse retirado de la compañía decidió asistir a un gimna-
sio, con la firme intención de mejorar su condición de salud física. Acudió a un especialis-
ta en nutrición solicitándole un programa de alimentación balanceado, pues estaba deci-
dido a bajar de peso, y mejorar su vitalidad. Quería volver a practicar su deporte preferido,
le hacía falta jugar al futbol, y deseaba hacerlo con su hijo.
Antonio comenzó la dieta recomendada. Al cabo de una semana vino el primer dile-
ma, pues intentó comer una ensalada. Sabía lo importante de incluir abundantes verduras
en su dieta, así que tomó un trozo y lo comió. Con el primer bocado casi desmaya, se le
nubló la vista y tuvo que beber abundante agua. Fue una experiencia traumática. Enton-
ces decidió abandonar la dieta, dejó de ir al gimnasio, pues se sentía bien así como esta-
ba, adoptando la creencia populista: “quien me quiera, me aceptará como estoy”.
Al cabo de varios años después, Antonio estaba de viaje realizando un trabajo, lejos
de donde vivía. Al salir del lugar donde estaba trabajando, fue al hotel, al llegar, se re-
costó un rato con la intención de descansar, y luego de un par de horas salir a cenar.
Luego de un poco más de dos horas, despertó; y al tratar de levantarse, e ir a cenar, no
fue capaz de moverse de la cama. Estaba mareado y no tenía las fuerzas para ponerse
de pie. El teléfono estaba fuera de su alcance, y no podía llamar a nadie que viniera en su
ayuda. Tuvo que quedarse inmóvil, hasta que el sueño lo venció.
Al despertar al otro día, se sintió un poco mejor, aunque aún tenía dolor de cabeza.
Toleró el malestar, mientras fue a un médico de la zona, quien le diagnosticó un elevado
nivel de triglicéridos y colesterol, recomendándole hacer algo por su salud ya que de lo
contrario podría llegar a ser peligroso para su vida.
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Al retornar a casa, Antonio fue visitar otro médico y así obtener una segunda opi-
nión. Efectivamente estaba enfermo. Empezó a comer de manera diferente. Dejó la pere-
za y empezó a asistir regularmente en las mañanas al gimnasio. Al comienzo lo hizo apa-
sionadamente, más cuando le sobrevino el aburrimiento se auto-disciplinó. Unos meses
después y luego de un arduo trabajo sobre sí mismo había reducido al menos veinticinco
kilos que tenía de exceso.
Reflexiones sobre la Pereza
A la pereza, con frecuencia y a fin de minimizar su efecto, algunos sujetos suelen
denominarle, inactividad o desgano. De cualquier forma es el signo de la mediocridad más
utilizado para evadir responsabilidades, y el primer culpable del fracaso.
La pereza es esencialmente un síntoma, más no la causa del problema. La escaza
motivación, la apatía y la indiferencia que puede alguien llegar a sentir respecto a una
actividad que debe hacer, podría tener raíz en circunstancias frecuentemente irrelevantes,
con lo cual el primer paso de un individuo es verificar con exactitud cuál es la verdadera
razón de su pereza.
El individuo perezoso con regularidad no distingue su auténtico problema, en unos
casos porque no quiere y en otros porque no tiene la capacidad de visualizarlo. Cayendo
en la utilización de otros enemigos del hombre como el miedo, el desorden, la tristeza y la
procrastinación, con frecuentes y estériles diálogos internos, pesimistas y desconfiados.
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El perezoso confía en un pasado negativo y en un futuro magro improbable, sin de-
seos, metas, ni objetivos, quejándose de todo a su alrededor, sin motivación alguna.
Restándole importancia a los posibles logros, debidos a su talento y competencia. Crean-
do una rutina justificada para no hacer nada frente a tan mortal característica del fracaso.
La negligencia y la pereza son causantes de la aflicción, el enojo y el pesimismo,
señalando la llegada de una vorágine perjudicial para su vida.
Muchos asocian al sujeto perezoso con dormir y descansar todo el día, con practicar
tareas ociosas u holgazanería para realizar ciertas actividades. Aunque también está vin-
culado a la carencia de principios, valores e ideales y a la falta de compromiso consigo
mismo y con los demás, incluso a la flojera para pensar y procurarse un futuro mejor.
Perezoso es aquel que reposa en la inercia de un sueño indiferente, sin razón y
escéptico, que le impide despertar, levantarse y conquistar sus legítimas victorias.
Aprendiendo Diligencia
Diligencia es la cualidad que le permite realizar las actividades que se ha propuesto
hacer, con energía, precaución, celeridad, decisión, efectividad y disciplina, por encima
del aburrimiento y desgano que pueda sobrevenirle en cualquier circunstancia.
Aquel que es diligente posee la habilidad de procurarse y crear las oportunidades
que merece una y otra vez en todos los aspectos de su vida.
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El ser humano diligente es planificado, ordenado y proactivo, con objetivos claros y
precisos, tanto para el día, como para su vida, resolviendo lo urgente y esforzándose en
lo importante. Utilizando inteligente y asertivamente el talento, el tiempo y los recursos
disponibles. Esto no implica que disponga y disfrute de tiempo libre, que le permita rela-
jarse, reflexionar y tomar conciencia acerca de la prosperidad del espíritu.
La persona diligente es de naturaleza emprendedora, pues se ha instruido y ejerci-
tado en el modo asertivo de decirle no al síntoma de la pereza y a cualquiera de los otros
enemigos del hombre. Evitando que impulsos y estados de ánimo dañinos dominen su
conducta y lo alejen de sus responsabilidades, transformando posibles emociones negati-
vas, en ánimo e interés.
El control emocional es fundamental a la hora de organizar su día y su vida, de esta
manera enfrentará cualquier obstáculo y desafío que le impida cumplir con el plan previa-
mente trazado, cuyo propósito debe ser independiente de la aprobación de extraños, pero
soportado en principios, valores e ideales.
Concentre su atención en objetivos importantes para que así pueda generar dentro
de sí, la emoción y disposición necesaria que le permita ser diligente.
La diligencia debe ir acompañada de entusiasmo, ingenio y curiosidad, proveyéndole
de una ilimitada cantidad de energía, alegría y optimismo para enfrentar y superar cual-
quier situación adversa que se le presente, inspirado y motivado por los resultados positi-
vos que pudieran generar de sus acciones.
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Rodéese de personas con las mismas cualidades que usted persigue, labrando la
gratitud de los demás, en todos sus actos y expresiones. Dedicando mucho tiempo a cul-
tivar las virtudes morales en sí mismo.
Ser diligente, optimista y entusiasta es poseer la mejor herramienta estratégica de la
transformación y mejoramiento personal para alcanzar con éxito la prosperidad y el pro-
greso en todos los aspectos de su vida.
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 Establece un propósito realista en tu vida.
 Construye poco a poco tu realidad.
 Conócete a ti mismo.
 Valórate.
 Planifícate para alcanzar lo que anhelas.
 Trabaja con ahínco por cada objetivo.
 Practica la disciplina.
 Dedícate con entusiasmo sin obsesionarte.
 Atiende y organiza tu propio desorden interno.
 Busca el equilibrio entre tus obligaciones y tus deseos.
 Piensa, estudia y trabaja un poco cada día por tus aspiraciones.
 Sé minucioso en todo lo que hagas.
 Cuida los detalles de todo.
 Construye un significado alrededor de lo que buscas.
 Motívate a obtener resultados favorables en todo lo que emprendas.
 Abandona la pasividad.
 No pierdas de vista lo importante.
 Utiliza el tiempo con sabiduría.
 Fortalece la disposición a alcanzar la prosperidad.
 Sé perseverante.
 Finaliza todo lo que comiences.
 Aprende. Marca la diferencia positiva de éxito con tus palabras y acciones.
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ENVIDIA
“La envidia es una declaración de inferioridad”

Napoleón
Felipe trabajaba como ayudante de un almacén, para pagar sus estudios, mantener-
se y ayudar en casa. En el trabajo conoció a Morel, un joven de su edad, también trabaja-
dor y con ganas de superarse. Con el pasar del tiempo y mientras terminaba sus estudios
de secundaria, forjaron una amistad que podía ser considerada sincera.
En cierta ocasión ambos fueron invitados a una fiesta, pero debían ir con sus novias.
Para entonces Felipe salía con Julia, una joven encantadora, delgada, cabello largo de
color negro, ojos color café. Felipe le propuso a Julia la idea y ella aceptó. Al llegar donde
acontecía la celebración les asignaron una mesa que compartirían con su amigo Morel y
su pareja.
Unas horas después, Felipe estaba en una situación incómoda, aunque en aquel
momento no le prestó atención. Morel le pidió que bailara con su novia, y cuando accedió
a hacerlo Morel saco a bailar la novia de Felipe. Aquella noche Felipe y Julia se retiraron
de la fiesta cerca de la una de la madrugada. Con el pasar de los meses siguieron com-
partiendo otras actividades como paseos, reuniones y fiestas.
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De un momento a otro Felipe empezó a tener inconvenientes con Julia. Si salía con
sus amigos y no la llamaba a la hora que estaba acostumbrada, se molestaba. Repenti-
namente comenzaron ataques infundados de celos y constantemente andaban en dispu-
tas y controversias. La relación sufrió deterioró y un enorme desgaste. Un día no pudieron
más ni ella ni Felipe, puesto que la situación se volvió tensa y estresante para ambos, por
un lado los constantes ataques de celos de Julia y por el otro la intolerancia de Felipe pa-
ra aceptar su personalidad irritable. Así que en mutuo acuerdo decidieron dejarlo todo
hasta allí y terminaron la relación.
Pasaron algunos meses antes de que Felipe y Julia volvieran a verse. Felipe dejó de
trabajar en el almacén yéndose a trabajar en otro lugar, al otro extremo de la ciudad, don-
de además de que pagaban mejor, también le quedaba más cerca de donde vivía. Cuan-
do Felipe volvió a ver a Julia, le invitó un café para conversar un poco. Al cabo de un rato
y después de las preguntas naturales en estas situaciones surgieron las interrogantes del
siglo. ¿Qué pasó?, ¿Porque llegamos a esa situación?, ella respondió con otra inquietud:
¿que sabía él de Morel?. Aunque la interrogante a Felipe le pareció sumamente extraña,
respondió: no volvimos a vernos casi al mismo tiempo que nosotros.
Al escuchar esto Julia, le dijo a Felipe, que Morel, intentó pretenderla y cuando ella
lo rechazó, fingió una amistad, diciéndole necedades y haciéndole creer historias sobre
supuestas infidelidades. Trató de hacerle ver que Felipe no la quería con mil fábulas. A
raíz de eso y otras situaciones adicionales dañó la relación, al punto que hizo insostenible
el noviazgo. Felipe siempre tuvo la impresión de que Morel gustaba de Julia, pero jamás
imaginó que a escondidas estuviera saboteando su relación con el único propósito de ga-
narse inmoralmente el afecto de Julia.
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Reflexiones sobre la Envidia
La envidia es una emoción que para algunos tiene dos caras, por un lado considera-
da destructiva y por el otro supuestamente honesta y natural. La cara destructiva de la
envidia puede llevarlo por el camino del dolor, la ira, el odio y la tristeza, a raíz del anhelo
insatisfecho, paranoico e incoherente de un bien, del aprecio, la consideración y admira-
ción que otra persona disfruta, demostrando no tener confianza en sí mismo, autoestima,
principios, valores ni ideales.
El resentimiento destruye y mantiene al individuo insatisfecho, desilusionado, enfer-
mo y lamentándose por todo. Flagelándose por lo que no tiene, circunscribiendo su vida a
bienes, vivencias y circunstancias que están en su entorno inmediato y que no ostenta.
Apoyándose en críticas infundadas y juicios carentes de valor, sin darse cuenta de sus
cualidades ni de lo bueno que le rodea, a causa de sus aspiraciones disparatadas.
Alejándolo del camino que le puede proporcionar el éxito, la prosperidad y la felicidad.
La envidia destructiva es nociva e inmoviliza al individuo, limitándolo a experimentar
sensaciones negativas por los demás y por sí mismo, sin procurar ninguna acción por
alcanzar lo que desea, sin perjudicar a nadie.
El individuo que sufre de envidia destructiva puede transformar esta emoción negati-
va en síntomas y padecimientos físicos reales. El sujeto envidioso sufre permanentemen-
te de frustración, ya que al realizar la evaluación de los resultados que obtiene con res-
pecto a lo que esperaba conseguir, sin movilizarse por lo que desea, siempre termina sin-
tiendo que ha fracasado.
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En otros casos, la envidia destructiva pasa por ignorar y menospreciar los avances,
alcances y éxitos que otro obtiene, subestimando las habilidades y cualidades de aquel,
mostrándose ególatra y lleno de vanidad, como si el éxito y la prosperidad de la otra per-
sona fueran una ofensa. La envidia es una lesión deshonrosa en la conciencia.
Aprendiendo Conformidad
La cara opuesta de la envidia depende del manejo interno filosófico y moral que le
dé, dado que consiste en el deseo justo, honrado y desinteresado de imitar y adquirir al-
guna habilidad, cualidad, competencia y bien material que otro posee, con la intención
natural de mejorar su vida, sin que ello represente daño alguno psíquico, físico y moral
para otra persona.
Cada ser humano es único; y esa individualidad le permite poseer características,
cualidades y habilidades particulares para enfrentar su vida. Por esa razón no debe com-
pararse bajo ninguna circunstancia con otro, independientemente que pretenda alcanzar
vivencias, experiencias, metas y objetivos parecidos.
El anhelo desprendido de poseer bienes materiales y tener experiencias similares a
las de otra persona, debe generarle, el estímulo, inspiración y motivación necesaria, perti-
nente y suficiente para transitar de forma honesta un camino análogo que le permita al-
canzar todo lo que desea. Sentir admiración sincera por otra persona es experimentar
satisfacción y afecto por ella y lo que ha conquistado en su vida, sin que eso represente
un conformismo impropio y restrictivo.
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Anhelar desprendidamente ser y estar mejor, es parte del inconformismo natural del
ser humano por procurar una calidad de vida superior para sí y para los suyos. Consiste
en adoptar los principios, valores e ideales que la otra persona practica, para recorrer el
camino que le permita alzarse con sus propias victorias.
Fijarse una referencia y establecer un modelo en el hermoso camino del éxito hacia
la prosperidad, permite seguir la huella y las enseñanzas dejadas por aquellos que reco-
rrieron ese sendero, y alcanzaron sus propósitos con humildad y agradecimiento. La ad-
miración sincera no permite ser injusta con la otra persona, ni consigo mismo, ya que
consiste en evaluar sin sesgo las virtudes que deben ser alcanzadas y las debilidades que
deben ser corregidas, sin sentir inferioridad, limitación ni codicia por lo que otro tiene.
La admiración sincera le permite avistar y alcanzar horizontes, que proporcionarán
un cambio valioso en su vida y la de aquellos que le rodean, marcando la diferencia entre
una fantasía y la realización de un sueño. Con modestia y sencillez reconozca cuando
otra persona representa un ejemplo a seguir y actúe de manera resuelta, valiente y enér-
gica para lograr todas sus metas y objetivos.
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 Admira honestamente al que ha obtenido el éxito y la prosperidad.
 Disfruta de lo que hagas, genere o no dinero.
 Busca la excelencia.
 Esfuérzate en ser perseverante.
 Asume los riesgos de ser mejor.
 Sueña grandes sueños. Innova.
 Comprométete con el éxito.
 Crea tu realidad.
 Construye a fuerza ideas de progreso.
 Destácate por tus principios.
 Enfócate en tus obligaciones.
 Estructura un plan estratégico de bienestar.
 Aprende hábitos saludables de prosperidad.
 Comprométete con el progreso.
 Despréndete de pensamientos limitantes y negativos.
 Rodéate de positivismo.
 Esfuérzate cada día un poco más que el día anterior.
 Irradia energía.
 Encuentra a alguien que respetes como maestro y consejero.
 Para triunfar, cambia de parecer si es necesario.
 Vive el hoy intensamente.
 Sé Feliz sin razón aparente.
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TRISTEZA
“Con frecuencia una alegría improvisada vale más que una tristeza
cuya causa es verdadera”
René Descartes
Cuando Pablo apenas cursaba la mitad de la carrera, le había ido bien en casi todas
las materias anteriores, tenía excelentes calificaciones, sintiéndose afortunado y lleno de
energía positiva, pues estaba logrando todo lo propuesto hasta el momento. En esa etapa
de la carrera le tocó ver una materia relacionada con la química de los alimentos, que por
diferentes circunstancias, repitió en cuatro oportunidades.
La primera y la segunda vez que la reprobó no lo afectó tanto, pero la tercera vez
que la vio entró en un estado de tristeza y decepción, que le hacía sentir que no iba a po-
der con la carrera. Cuando presentaba el último examen del semestre, de esa materia, le
faltaban veinte puntos para pasarla. El profesor puso cuatro problemas de 25 puntos cada
uno, así que al parecer era sencillo, únicamente debía hacer al menos un problema.
Tardó dos horas y Pablo no pudo bajo ninguna circunstancia entender ninguno de los
problemas. Cuando el profesor anunció que el tiempo del examen se había agotado, Pa-
blo estaba sumergido en llanto pues la impotencia que le sobrevino era impresionante. El
profesor parado junto a la puerta y exigió los exámenes, diciendo que aquel que no entre-
gara reprobaría inmediatamente; para colmo en medio del estrés y el llanto, a Pablo le
dio una parálisis en la espalda que no lo dejaba moverse.
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Al mismo tiempo que el profesor insistía en reprobar al que no entregara Pablo no
podía siquiera levantarse del asiento, total así lo entregara de todas formas reprobaría
nuevamente. El sufrimiento, los nervios y la preocupación lo habían invadido.
Cuando llegó a casa, fue a su cuarto con una profunda tristeza, ya que con todas las
buenas notas que tenía, y no podía con esta materia. Le sobrevino un ataque de llanto y
un sentimiento de impotencia, lo único que tenía en mente era abandonar la universidad,
pues sentía que no podía. Su mente no encontraba la salida, además que en el fondo no
entendía la materia y eso lo desconsolaba aún más. Su madre lo abrazó y le dijo: lo que
hace grande al ser humano no son las situaciones que enfrenta, sino los problemas que
supera. Pablo venía enfrentando y resolviendo muchos problemas en su vida, y su madre
no veía él a un individuo derrotado, menos por situaciones tan sencillas. A veces el nivel
de complejidad de un problema está en la mente de la persona que lo padece, y Pablo
había demostrado que no era de los que se rendía fácilmente.
Esa noche Pablo se durmió temprano, extremadamente cansado. El semestre si-
guiente inscribió la materia con el mismo profesor, cambió de grupo de estudios, adoptó
otra forma de aprendizaje para la asignatura y estableció horarios estrictos de estudio.
Inscribió tres asignaturas más, con la intención de disponer mayor cantidad de tiempo
para dedicársela a esa materia. Tenía en mente la firme intención de no dejarse vencer,
reforzando el criterio de no rendirse por ese ni ningún otro motivo.
De ahí en adelante jamás volvió a estar triste ni decepcionado por ninguna asignatu-
ra, pues entendió que son situaciones sencillas de resolver. Comprendió que los obstácu-
los son solamente desafíos que debe enfrentar con disciplina.
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Reflexiones sobre la Tristeza
Es inevitable que sucedan eventos y circunstancias que pueden generar tristeza. Sin
embargo está en la disposición de cada quien, la posibilidad de abordar y manejar cons-
cientemente ese estado emocional, evitando que afecte su salud y a quienes les rodean.
La tristeza es una emoción vana, destructiva y auto-sugestiva, soportada en creen-
cias y suposiciones equivocadas, apresuradas e inapropiadas, que incrementa la idea que
no existe solución y que todo está perdido, cayendo incluso en la angustia de vivir.
La tristeza es por naturaleza una respuesta emocional inútil a situaciones dolorosas
reales e imaginarias, considerables y sin importancia, que produce en el individuo una
sensación de desaliento y debilidad en el estado anímico. Generando descontento y la
impresión errónea de no encontrar la salida a la situación desfavorable que enfrenta,
haciéndolo sentir en muchos casos sin la pertinente realización espiritual tan anhelada, ni
un propósito relevante para vivir.
En consecuencia este sufrimiento afecta los nervios del individuo, generando tensión
e incomodidad constante para él y su entorno, creando en su mente preocupaciones nor-
malmente inexistentes, perdiendo la concentración y dejándose dominar por sentimientos
y pensamientos de inseguridad que evitan que sienta felicidad.
Existen situaciones cuando es inevitable estar triste. Sin embargo usted puede cons-
truir en un marco vivencial alternativo para conducir, sobrellevar y salir de la tristeza con la
mayor rapidez y tranquilidad posible.
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Reconocer objetivamente la causa y las consecuencias de la tristeza ofrecen la fa-
cultad de identificar, evaluar y establecer la forma apropiada de encarar inteligentemente
la situación lamentable, resolviéndola de la manera más útil y apropiada.
Aunque evitar y desprenderse la tristeza, es un poco complejo, debe desarrollar la
aptitud de reconocer, manejar y superar estratégica y comprensiblemente la contrariedad
emocional, para evitar daños y conflictos mayores internos y externos. Modificando positi-
vamente la forma de reflexionar y evolucionar mental y espiritualmente, permitiéndole ac-
tuar de manera apropiada frente a cualquier situación y experiencia desfavorable.
Debe evitar que la tristeza se manifieste de forma usual y se extienda por largos pe-
riodos, procurando no exponerse a situaciones ni frecuentar sujetos que padezcan y pro-
duzcan este defecto.
Hay que luchar para no caer en la rutina de estar afligido, ya que todo tiene solución,
aunque en ciertas ocasiones no es la esperada, siempre existe la esperanza de un maña-
na mejor.
Aprendiendo Felicidad
La felicidad debe ser un estado emocional permanente, dependiente fundamental-
mente de los principios, valores e ideales que posee, de lo que piensa de sí mismo, del
equilibrio y la prudencia que practica, y no de las manifestaciones de los demás y los
acontecimientos diarios de la vida.
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Si la autoestima y el amor propio son ciertos y elevados, no cabe duda que será su-
mamente feliz en todos los aspectos y circunstancias que enfrente.
La fortaleza moral, la humildad, la modestia, la confianza, la paciencia, la generosi-
dad, el amor, el perdón, la compasión, el agradecimiento y la solidaridad entre muchas
otras cualidades, cultivadas en usted, son las que promueven y fortifican la dicha.
Enfóquese activamente en lo que desea y sabe lo hará feliz, deseche las distraccio-
nes y cohíba los impulsos deprimentes, ya que su vida será tan sencilla y feliz como usted
la procure. La felicidad debe ser un principio independiente de las circunstancias y desaf-
íos que encare, tratando siempre de apreciar el lado positivo de cualquier circunstancia
nueva o ya vivida.
Sonría constantemente, y mantener la mente ocupada en actividades productivas,
plantéese metas y objetivos centrados en principios, valores e ideales. Buscar siempre
una razón para mantener el ánimo positivo y las aspiraciones inteligentes, son algunas
recomendaciones que le acercan a un sólido estado mental de salud, prosperidad y pro-
greso.
La felicidad consiste básicamente en tener y disfrutar un propósito existencial, cons-
ciente de la proximidad de la muerte. Realice y participe de actividades y situaciones que
generen ese estado emocional de euforia, satisfacción y alegría, que le dé sentido a su
vida. Aunque eso implique unirse a nuevos grupos y fortalecer las relaciones existentes
con familiares y amigos.
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Convierta cada circunstancia, experiencia y vivencia en una gota de júbilo y armonía;
no es sencillo, pero con práctica, conciencia y disciplina irá encontrando la forma de des-
cubrir y disfrutar plenamente cada instante.
La alegría está vinculada con la satisfacción de complacer y hacer reír al cuerpo, así
como divertir y agradar el espíritu. La felicidad vista desde otra perspectiva consiste en
poseer grandes sueños y aspiraciones, procurando su realización a través de acciones
resueltas y enérgicas. Pero al mismo tiempo absolutamente desprendido de la ansiedad
por los resultados, evitando de esta forma la probable e innecesaria frustración.
El estado emocional de la felicidad, influye profundamente en el razonamiento y
comportamiento del ser humano. Disfrutar un helado, caminar por el parque y conversar
con alguien apreciado, pueden ser impulsores de la alegría.
Aunque la genuina felicidad proviene de percibir, interpretar y disfrutar intensamente
cada instante de la realidad de su vida como si fuera el último, ya que un instante de feli-
cidad es considerada toda una vida. Agradezca cada minuto de su existencia, sin importar
lo que ocurra mañana.
No sienta pena ni culpa por usted, pues siempre habrá otra oportunidad para expe-
rimentar la felicidad. No se trata de ser feliz continuamente y sin motivo, sino de construir
la felicidad con cada trozo de vida. No es necesario buscar el evento extraordinario que lo
embargue, sino transformar sus palabras y pensamientos para que pueda disfrutar, todo
con alegría.
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La felicidad tiene que ser una fuerza útil, destructora del miedo, la preocupación y el
dolor, libre de ansiedades y alteraciones emocionales. La felicidad debe ser por todo y sin
razón.
La mayor parte de la felicidad no proviene de grandes sucesos, sino de pequeñas
conquistas, fortaleciendo su capacidad de resistir emociones negativas. La felicidad no
radica en no sufrir, sino en el destino que le da a su vida a raíz de sus tristezas.
Internalizar la convicción de que la serenidad y la alegría le permiten disfrutar de re-
laciones sanas y productivas consigo mismo y con los demás, transformará sus pensa-
mientos y sentimientos positivos, en acciones fecundas convenientes para usted y su en-
torno, de manera que pueda percibir objetivamente la belleza, abundancia y bondad que
rodea su vida.
Sonría, relájese y déjese llevar por la experiencia que porta cada instante que vive,
disfrute del asombroso poder de ser feliz sin razón aparente. Disfrute cada instante del día
como un niño, con imaginación, emoción y alegría.
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 Levántate con la actitud del triunfador. Dale significado a tu vida.
 Prepara tus emociones para resistir el día. Fiel a la alegría pese a cualquier evento.
 Acéptate tal como eres, para que puedas mejorar a partir de ahí.
 Piensa en positivo. Procura tu prosperidad sin dañar a los demás.
 Practica la solidaridad con humildad y anónima.
 Conoce y disfruta sin pretextos tu entorno.
 Cuida tu imagen, tu salud física y mental.
 Mantén una expresión corporal acorde con tus anhelos de éxito.
 No tomes nada a título personal, y ríe de todo.
 Haz solo lo que quieres hacer. Fortalece tu vínculo contigo mismo.
 No seas víctima de tus propios miedos y odios.
 Si no hacer nada te hace feliz. Descansa.
 Experimenta tranquilidad al bañarte, comer o caminar.
 No dejes que el desorden externo afecte tu tranquilidad. Respira y cálmate.
 Conserva el buen humor en todo instante.
 Disfruta siempre. No es cierto que para reír hay que llorar.
 Construyes hábitos que promuevan la felicidad.
 Observa el lado positivo y de todo. Cultiva tu espiritualidad.
 No tomes decisiones apresuradas, ni bajo el yugo de emociones destructivas.
 No sientas culpa ni miedo. Siempre habrá una nueva oportunidad.
 Disfruta igual las alegrías por eventos pequeños, que por grandes logros.
 No generes exceso de pensamientos improductivos o negativos.
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CONCUPISCENCIA
“Demasiado libertinaje en la juventud seca el corazón y demasiada continencia

atasca el espíritu " Charles Augustín Sainte-Beuve
Arcangel, un hombre con más de ochenta años de edad y poseedor de varios acha-
ques de salud, llora una tarde en medio de su soledad y la oscuridad de un pequeño cuar-
to al final de una casa antigua y abandonada. Por casualidad, esa noche fui de visita, con
el propósito de llevarle algo de comer y unas mantas para el frío. Al llegar a la inerme ca-
sa me percaté que la puerta de la entrada no tenía cerradura y se encontraba abierta, al
entrar llamando en voz alta por su nombre, escuché el llanto de un hombre, con el cual
me apresuré en ver qué pasaba, al arribar a la habitación de donde salía el lamento, lo
encontré sentado en el borde de su cama, vestido con un pantalón viejo y desastrado,
rasgado por la desidia, y una franelilla amarillenta presuntamente blanca, roída y sucia,
con el aspecto de un devastado mendigo, traicionado por la vida. Al preguntarle qué su-
cedía, secándose las lágrimas, respondió, que recordaba su juventud, lo bueno de su ju-
ventud, y el que recuerda vive dos veces. Por todo lo demás andaba bien.
Al cabo de unos segundos en silencio y cuando me disponía a salir de aquel aciago,
lúgubre y desahuciado lugar por el tiempo, e invadido de nostalgia y desprecio por una
sociedad que lo descuidó, me pidió que me sentara un rato sobre una silla de madera
desgastada y maltrecha, al tiempo que encendía una vela, pues no tenía electricidad.
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Acomodé la silla contra la pared, y luego de darle un par de golpes al espaldar y el
asiento para sacar el polvo, ya que el piso era de tierra pisada, me senté, esgrimiendo
que solo serían unos minutos, pues no quería que se hiciera tarde para regresar a mi ca-
sa. De acuerdo con Arcangel, desde muy joven, su carácter fue siempre, muy fuerte aun-
que en muchos casos rayaba en lo autoritario y patán. Sin embargo, pese a su tempera-
mento se auto describía como muy honesto y trabajador.
Comenzó laborando en el campo a los trece años, al cumplir dieciocho años, ya ten-
ía dos hijos, y una esposa de la misma edad que él. Cuando tenía veinticinco años, dado
que se enamoró de otra mujer y a razón de su propio carácter, abandonó la mujer y sus
hijos, yéndose a vivir con su nuevo amor, dejándole sus pocas posesiones, tomando en
cuenta que ya habían cuatro hijos. Las tenencias no eran más que una humilde casa y
algunos muebles usados. Para entonces no ganaba demasiado, así que dejó de ayudar
económicamente a su antigua familia porque su nueva mujer estaba en estado y lo que
ganaba no alcanzaba. Con la segunda mujer tuvo tres hijos, y esta vez quince años des-
pués y tres hijos, lo abandonó ella a él, porque le descubrió una infidelidad que incluía dos
hijos fuera del hogar, aparte de los de su primera esposa.
Ya sin nada y en la calle nuevamente, debió regresar a vivir con su madre, tiempo
en el cual conoció a la que sería su tercera mujer, con la que viviría veinticinco años y
tendría cinco hijos más. Pero con sesenta años de edad se enamoró de una mujer mucho
más joven que él, para entonces ya estaba casado, y en el divorcio únicamente le quedó
el carro, esta vez se fue a vivir alquilado en un pequeño apartamento tipo estudio de su
hermano.
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A esa edad y con mucho sacrificio comenzó nuevamente, trabajaba muy duro, hasta
que logró comprar un terreno, donde construyó una humilde vivienda para irse a vivir con
su joven amor. Con su nueva mujer tuvo dos hijos, pero al cabo de cinco años, ella em-
pezó a serle infiel con un amigo, que él traía a casa.
Cuando la descubrió la agredió físicamente, lo que le costó ir a prisión un par de
meses. Al salir de la cárcel ella no quiso vivir más con él. Con setenta años, no tuvo más
remedio que irse a vivir en una vieja y deshabitada casa que heredó de sus padres, en la
que vive hace más de diez años.
Cuando terminó de contar su historia, le pregunté, cuántos hijos tenía, contestándo-
me sin levantar la cabeza que estimaba, al menos veinte, ya que algunos no los reconoció
y otros no los conoció. Luego de unos segundos de silencio, dejó salir la expresión, “son
todos unos mal agradecidos”.
Para no entrar en controversias le pregunté, como hacía para comer en esos días,
respondiendo, que pasaba su pensión a unos vecinos, con los que había hecho el trato de
que al morir, esa casa y el terreno serían de ellos, si veían de el al menos en el lapso que
le quedaba de vida. Cuando ya disponía a irme, por lo avanzada de la hora y en la puerta,
quise preguntarle, si pensaba que había hecho algo mal, en que creía que se había equi-
vocado. Casi sin titubear respondió, no, “no tengo nada de qué arrepentirme”.
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Reflexiones sobre la concupiscencia
La concupiscencia es el comportamiento que expresa el anhelo caprichoso, desme-
surado y afanoso de bienes materiales, así como la apetencia ácrata y perturbada de los
placeres sexuales.
En otro sentido, puede ser considerada como la ambición exagerada de los placeres
de los sentidos y de las pertenencias físicas terrenales. La concupiscencia es la insumi-
sión obscena, que contraría a la razón y vulnera la voluntad.
Quien descubre en sí mismo la concupiscencia, termina enfrentando una de las ba-
tallas más célebres de su historia, contra uno de sus francos y más temibles enemigos,
puesto que no puede aislarse del mundo, lo que ha aprendido en él, desde su nacimiento,
ni lo que posee de manera congénita.
Enfrentarse a diario a todo tipo de tentaciones sugestivas, y mantenerse irreprocha-
ble, es salir airoso, de una sociedad que condena públicamente, pero practica en la opa-
cidad todo tipo de desaprensiones.
Nuestra vulnerabilidad ante la concupiscencia es atacada continuamente por provo-
cativas y atrayentes prácticas sociales, que muestran la obtención del placer a través del
logro ilimitado de bienes materiales y de sexo.
La concupiscencia puede conducir a la violencia y la injusticia, por la imprudente co-
dicia de aquello presuntamente agradable que satisface la vanidad y el cuerpo.
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Las debilidades del hombre son estudiadas por epicureístas, con la intención de
vender una magnifica y placentera forma de vivir orientada presuntamente al bien, apa-
rentemente merecida y natural, sin alejarse de los propósitos honrados del colectivo, en-
gendrando el pensamiento, que la felicidad radica en la satisfacción absoluta y sin medi-
das de las necesidades sensitivas del cuerpo. Aunque esto implique la confusión de la
mente.
Aquel que sufre este enemigo interno, suele justificarse a priori, argumentando
epicúreamente, su motivo de vivir, en la búsqueda del placer por medio de los apetitos
innobles, considerados así por algunos.
Este adversario interior le hace pensar, que el fin de la felicidad, consiste en satisfa-
cer exageradamente todas sus pasiones. La concupiscencia es la hipotética necesidad
imprudente y absurda, aislada de la razón.
Aprendiendo Templanza
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Tem-
planza, proviene del latín temperantia, y se define como una: “Una de las cuatro virtudes
cardinales, que consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, su-
jetándolos a la razón”.
Templanza, entonces puede ser considerada una cualidad, que consiste en la mode-
ración de la naturaleza humana y el comportamiento consciente, en relación a los place-
res y las pasiones consideradas exageradas, sometiendo la voluntad a la razón.

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Ejercitar la templanza en todos los aspectos es sinónimo de coraje. Esta cualidad
humana proporciona una autodeterminación racional que permite frenar la aparición de
vicios, instintos e impulsos, cuyas prácticas le convierten en víctima de sus enemigos más
feroces, y que probablemente se encuentran dentro de usted, pudiendo deteriorar su cali-
dad de vida, y la de aquellos que componen su entorno.
La templanza implica actuar subordinado a principios como la humildad, la honesti-
dad y la serenidad entre otros. La práctica de esta virtud, tiende a establecer el equilibrio y
la concordia consigo mismo y por ende con su entorno, promoviendo una vida llena de
entusiasmo y alegría, fomentando y siendo fiel a su propia espiritualidad, sin olvidar que
vive en un mundo material, colmada de vicios que producen placer.
El acto de deleitarse exageradamente no constituye un único desacierto, también se
erra cuando se piensa de forma voluntaria, y no se regula ni correge lo que se genera en
la mente de manera servil. Los pensamientos involuntarios que no son igualmente contro-
lados, también conducen por un camino manipulado por enemigos que destruyen. De na-
da sirve pregonar la templanza sin practicarla. Aplicando tan valorada virtud solo cuando
es conveniente.
Aplica la templanza en cada aspecto y momento del día, aunque ésta actitud no
arroje los resultados que espera obtener en el momento. Especialmente tomando en
cuenta que muy pocos, aprecian esta cualidad humana. Es obvio que algunos piensen
sobre la naturalidad del disfrute de la comida, la bebida, los bienes y el sexo. Sin embargo
no se trata del concepto simplista del regocijo, sino de la tendencia exagerada y desorde-
nada del gozo de las pasiones humanas.
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Resolver conscientemente la disputa que existe entre lo inmaterial y lo terrenal, entre
lo necesario y el capricho, a través del sometimiento objetivo de las pasiones a la razón,
en provecho de sí mismo, es procurarse continuamente la felicidad, sin excusas, en cada
expresión y acto.
Conocer conscientemente sus flaquezas lo aproxima a evitar exponerse a cualquier
circunstancia que le permita caer en tentaciones frívolas que lo hicieran doblegar su vo-
luntad, canalizando y organizando sus pretensiones y necesidades en función de lo útil
para el cuerpo y el espíritu. Formando así, una conciencia justa, impulsado por la búsque-
da del equilibrio entre la privación y el exceso.
Anime su propia identidad, relacionando de manera transparente y relevante sus ne-
cesidades físicas con las del yo interior, sin dejarse gobernar por la vanidad, ni arrastrar
por la adversidad. La moderación consciente y consecuente implica libertad en todos sus
significados, y consiste en la conformidad inteligente de lo que es necesario y favorable
para el ser.
La materialización de los sueños, radica fundamentalmente en el alimento honrado
del espíritu emprendedor. Impulsando la inteligencia, administrando los pensamientos y
gobernando las emociones. Tome en cuenta que, de la calidad de la percepción, del fun-
cionamiento de la mente y la generación de los pensamientos depende la construcción del
intelecto.
Entonces, se pudiese decir de forma resumida, que la templanza, consiste en la co-
herencia consciente entre lo que percibe, lo que dice a sí mismo, los pensamientos que
genera, el razonamiento que aplica, sus sentimientos y cómo actúa, sin excusas estériles.
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 Ordena tu yo interior y busca ayuda si es necesario.
 Apártate de aquello que nubla tu conciencia.
 No dejes que la pereza te sobrevenga y te domine.
 Resiste las tentaciones. Razona.
 Deja el miedo al ridículo. Actúa con moderación.
 Exígete el cumplimiento de los principios con los que te has comprometido.
 Controla las pasiones desordenadas, somete tu voluntad a la razón.
 Despréndete del apego a los bienes, materiales y a los halagos.
 Abstente de aquello que dañe el cuerpo y el alma.
 Busca el equilibrio entre lo que necesitas y lo que deseas.
 Ejerce la sencillez y recato en los gustos.
 Ten precaución y comedimiento con los compromisos que adquieres.
 Ríete de todo con sobriedad.
 Lee, estudia, medita y enseña.
 Practica la modestia en todo momento.
 Se considerado con todos.
 Consuela al afligido con honestidad.
 Entrega afecto sin prejuicios ni condicionamientos.
 Corrige con amabilidad y afecto, sólo si te lo piden.
 Aléjate de las personas libertinas en cualquier aspecto.
 Acepta con paciencia las faltas y carencias de los demás.
 Alimenta tu inteligencia. Aprende.
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INMORALIDAD
"Buscando el bien de nuestros semejantes, encontraremos el nuestro"

Platón
Después del divorcio de David, su ex esposa decidió mudarse a otra ciudad, a razón
de que en esa ciudad del interior estaría rodeada de su familia. Aunque David se sentía
mal por su partida, no podía hacer nada para remediarlo, pues ella tiene el derecho de
elegir lo mejor para ella y su hijo. A las pocas semanas de haberse ido, David decidió ir a
ver a su hijo, así que aparte de otros regalos, pasó a comprarle al niño unos ricos choco-
lates con figuras de caricaturas, tradicionales y que además fabricaban en su ciudad. En
esa época, no tenía el mejor empleo, y todo era complicado a nivel económico. Pues deb-
ía mantenerse, colaborar en casa y ayudar a su hijo.
Como a las dos de la mañana, en un punto de control de la guardia nacional, detu-
vieron la unidad de transporte en la que viajaba, para pedir documentos y revisar los
equipajes. Hicieron bajar de la unidad a cada quien con su maleta en la mano. Un poco
soñolientos, hicieron la cola y los efectivos que estaban detrás de una mesa revisando
todo el equipaje, mientras otros revisaban el autobús. Cuando fue el turno de David el
efectivo le pidió que sacara toda la ropa, lo cual hizo tal como lo solicitó; después de revi-
sar, guardó todo; mientras recogía la ropa, el guardia vio una bolsa de papel que traía en
la mano, que había puesto al lado de la maleta. El efectivo preguntó que traía ahí; le res-
pondió que eran unos chocolates para su hijo.
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Entonces tomó la bolsa y los sacó, puso uno en la mesa y le pidió que lo rompiera.
David sintió humillación y la vulneración de sus derechos como persona y ciudadano. Este
militar buscaba ver si dentro del chocolate transportaba algo ilegal, así que le respondió,
que si quería ver lo que había dentro de la golosina, la rompiera él, pero que si no conse-
guía lo que presumía había dentro, debía pagar lo que él había cancelado por ellos.
Sin mediar palabras y en tono amenazante el funcionario le pidió que tomara su ma-
leta y entrara en las oficinas del comando. Cruzaron la calle y al entrar lo primero que hizo
el guardia fue empujar a David fuertemente contra la pared, ocasionándole que soltara la
maleta y los chocolates al piso, le exigió que se quitara toda la ropa, y lo puso a hacer el
salto de rana completamente desnudo, delante de otros guardias, sin que nadie dijera
nada, al mismo tiempo que le gritaba ofensas y lo golpeaba en la espalda y en la cara.
Después de al menos treinta minutos le dio una patada tirándolo al piso, le dijo que podía
vestirse, cogió los chocolates los estrujó dentro de la bolsa y los puso en la basura dicien-
do que él tenía el poder y él era simplemente una miserable basura. Casi pierde el trans-
porte, cuando lo dejaron salir estaba partiendo. Entró en el autobús melancólico no sólo
por lo que le había hecho el guardia, sino porque ya no tenía los chocolates de su hijo, ni
dinero para comprarle algo más.
Lo más inmoral de todo, no era lo que el guardia hizo con David, sino que a todos
los otros guardias que estaban alrededor, les daba igual lo que este sujeto investido de un
tenue poder le estaba haciendo a un ciudadano común. Pasaban a su lado sin que nadie
ni siquiera volteara a mirarlo, era como si eso ya lo habían hecho a otros y para ellos la
inmoralidad y el desdén era absolutamente normal.
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Reflexiones sobre la Inmoralidad
Existen muchos componentes que pueden generar diatriba respecto al concepto de
la inmoralidad, ya que dependen de la forma de crianza, el entorno donde se ha desen-
vuelto, las creencias y perspectiva desarrolladas.
La inmoralidad, aquí será considerada como las expresiones, hábitos y conductas
contrarias y con ausencia de principios, valores, ideales y buenas costumbres universal-
mente aceptadas, conocidas de antemano por el individuo, alejadas de todo criterio ético
y moral, con motivos aparentemente irracionales, controversiales e ilógicos.
La inmoralidad es una condición abominable, degradante y desalmada, que en cier-
tas ocasiones es difícil de explicar, puesto que determinar la relación entre lo bueno y lo
malo, así como entre el conocimiento y la ignorancia, puede trascender incluso a un plano
filosófico.
La inmoralidad desvía la condición humana, convirtiendo a individuos en barbaros,
incultos e ignorantes, destruyendo los cimientos de la naturaleza del ser.
La inmoralidad está soportada en la desdichada ignorancia y la catástrofe de la in-
conciencia, acompañándose de múltiples enemigos del hombre, como la intolerancia, el
egoísmo, la avaricia, el miedo, la ira y el odio entre otros. Destruyendo las bases morales
de la sociedad, comenzando en el núcleo familiar, los entornos de crianza e incluso en las
instituciones educativas tradicionales.
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El individuo inmoral no suele distinguir raza, sexo, edad, tiempo ni condición a la
hora de cometer un acto deshonesto e impúdico, y en algunos casos una vez que es in-
moral en un contexto, es posible ir perdiendo la integridad con respecto a otros aspectos y
circunstancias. Convirtiéndolo en un individuo indigno, despreciable y perverso, que justi-
fica sus actos en creencias incongruentes, absurdas y falsas.
Aprendiendo Integridad
Integridad es vivir con apego a principios, valores e ideales conocidos, aceptados y
practicados por el hombre justo y bueno, para los que fue creado el ser humano, sin pre-
texto.
Cada quien puede convertirse en lo que piensa, pero al final solamente será lo que
defiende. Porque muchos piensan en ser mejor cada día, pero jamás lo intentan, ni lo lo-
gran. Querer sin hacer, no funciona.
La integridad es el soporte de las virtudes del ser humano, ya que consiste en ex-
presarse y comportarse dentro de lo permitido y legal, aunque también es cuestión de
cumplir los compromisos consigo mismo y con los demás, aun cuando sea incómodo y
desfavorable.
La integridad es la ejecución de cualquier expresión y conducta, con determinación y
disciplina, rodeado de ética y moralmente apropiado, independiente del contexto, la situa-
ción y sus consecuencias.
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Un ser humano íntegro no necesita estar rodeado de personas, ni encontrarse en
determinadas circunstancias para expresarse y actuar de manera correcta y pertinente
con sus creencias y virtudes morales.
Un ser humano que actúa con integridad irá dejando huella por donde pasa, ya que
representa la unión de muchas cualidades y habilidades, que enriquecen y fortalecen el
espíritu de quien las ostenta, además de aquellos con los que interactúa en su diario vivir.
El ser humano que practica permanentemente la integridad es poseedor de la con-
fianza y afecto de todos aquellos que están en su entorno, creando lazos inquebrantables
que perduran y trascienden en el tiempo.
La integridad funciona como un filtro de pensamiento, sentimiento y actuación cuan-
do existe incertidumbre respecto a los actos y expresiones que efectuará. Vivir con inte-
gridad no tiene horario, etapa, circunstancia ni condición.
La integridad es el perfeccionamiento filosófico y moral del ser. Una persona íntegra
no prescinde de sus principios, valores e ideales a cambio de cualquier tipo de beneficio
social y económico, indistintamente de la situación, condición y necesidad por la que atra-
viese. La persona que actúa con integridad no realiza juicios de valor, no engaña, no
miente y no es hipócrita consigo mismo, ni con otros individuos, sin importar la situación ni
el contexto.
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El ser humano íntegro está regido por un conjunto de virtudes morales que condu-
cen su existencia, armonizando sus creencias con sus palabras, su actitud y su conducta
diaria.
El hombre justo y bueno, es un maestro en el arte de vivir, signado por las virtudes
morales. Sumando cada día una victoria al juego de ser mejor y dejar un legado. Hacien-
do que siempre y bajo cualquier circunstancia lo identifiquen por los principios, valores e
ideales que enseña y practica. Para materializar cualquier sueño es necesario modesta
honestidad y plena integridad.
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 No mientas bajo ninguna circunstancia.
 No engañes a nadie aunque la oportunidad se presente y creas salir ileso.
 No adules las cualidades de nadie.
 Pregúntate que puedes hacer por los demás.
 Actúa siempre de la misma forma, aunque estés solo.
 Sé autentico y humilde en todo momento.
 Genera confianza con todas tus expresiones.
 Cultiva tu cuerpo y tu espíritu.
 No ocultes tus equivocaciones, enfréntalos con inteligencia.
 Corrígete con suavidad.
 No hables mal de nadie. No critiques. Practica la coherencia.
 Entrega un consejo u apreciación solo si te la piden. Y sé asertivo al hacerlo.
 No le hagas daño físico ni emocional a nadie, bajo ninguna circunstancia.
 Establece objetivos y metas que no involucren el perjuicio de nadie.
 Fortalece tus relaciones familiares y de amistad.
 Reconoce tus defectos y tus faltas con humildad.
 Experimenta el equilibrio entre la obligación y la diversión.
 Has que te reconozcan por tus virtudes.
 Somete todas tus decisiones al tamiz de la integridad.
 Sé justo en cualquier circunstancia, y en presencia de quien sea.
 Practica la solidaridad.
 Comprométete solo con valores e ideales justos.
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GULA
“La carne aguanta las tormentas de la presente sola, la mente las del pasado y el fu-
turo, así como el presente. La gula es un anhelo de la mente”
Thomas Hobbes
Mi amigo Romualdo cuando alguien le llamaba gordo, decía “gordo no, bello”. Siem-
pre argumentaba en tono de risa y chiste, que él tenía, exceso de belleza.
Varios años después de que salimos de la universidad me enteré a través de otros
amigos, que estaba hospitalizado y delicado de salud, Me puse de acuerdo con ellos y
fuimos a visitar al que cariñosamente llamábamos el gordo Romualdo.
La personalidad de Romualdo siempre fue jocosa y alegre. Al llegar al cuarto de
hospital, casi no pudimos reconocerlo, pues en la cama yacía un hombre de por lo menos
ciento sesenta kilos. Cuando despertó con su acostumbrada agudeza, nos saludó.
Luego de un rato de bromas y chanzas, preguntamos que tenía, respondiendo que
lamentablemente estaba muy enfermo a causa del abuso de los alimentos que ingería.
Siempre pensó que si moría debía morir feliz pues no dejaría de comer todo lo que le pro-
vocaba, y en la cantidad que quisiera. Sin embargo desde hacía un tiempo estaba muy
mal de salud, aunque los médicos se lo prohibían nunca abandonó su forma de comer.
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Algunos órganos no funcionaban igual, tenía que pedir ayuda incluso para ir al baño,
sufría en muchas ocasiones de ataques de depresión, pues su esposa lo había abando-
nado y ninguna mujer se fijaba en él. No solo por su peso, sino porque no le resultaba
atractivo a ninguna.
Ahora ni con dietas o programas médicos lograba bajar de peso, y la cura de sus
órganos internos era lenta y difícil, debido a que algunos ya estaban muy deteriorados.
Todo por su arbitraria, desordenada y exagerada forma de comer.
Reflexiones sobre la gula
La gula es un defecto corrupto, que agrada al cuerpo, pero corrompe la mente, alla-
nando el camino para que las personas puedan experimentar vicios y delirios mucho más
peligrosas para el cuerpo y el alma.
La gula es considerada una trasgresión del cuerpo, porque tiende a ser el inicio de
las flaquezas que atacan el corazón y el espíritu. Este hórrido vicio, no solo perjudica al
cuerpo, sino que destruye de a poco la conciencia, abatiendo el discernimiento y la capa-
cidad de actuar en función de lo que es considerado útil y bueno, pudiendo ser el umbral
de posiciones y actitudes impúdicas.
Para ciertas personas, una vez satisfechos ciertos apetitos, es posible que se desve-
len otros, que son mucho más perjudiciales a la naturaleza del hombre.
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La gula no está relacionada solo con ingerir comida en exceso, sino también con el
libertinaje en la bebida, las drogas y cualquier cosa que cree sumisión desproporcionada
del cuerpo y el espíritu, con consecuencias éticas y morales.
Existe una notable diferencia entre comer y beber por necesidad, y por el solo placer
que causa el alimento y la bebida. Entregarse al consumo excesivo y anárquico de ali-
mentos, bebidas y otras sustancias, únicamente por placer, puede conducirle a un mundo
gris complejo de salir.
La gula también es considerada por los expertos en el tema, como el disfrute inútil,
inmoral, irracional y sin riendas de aquellos estímulos hedonistas, que la vida ofrece, en
forma de alimentos, bebidas, sustancia y cualquier placer crápula, que pueda distanciarlo
de toda percepción de dolor y vivencia adversa, la cual supone, que le acerca a una forma
de satisfacción efímera, sustentada en la copiosidad desmedida y sin valor, que lo
aproxima a la miseria. Creyendo baldíamente que conducirse de esta manera, escapa de
su pesar.
Aprendiendo Frugalidad
Frugalidad proviene del latín “frugalĭtas”. De acuerdo con la Real Academia Españo-
la define frugalidad como “templanza, parquedad en la bebida y la comida”. Para otros la
frugalidad se basa en la habilidad de ser moderado en la comida y la bebida.
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Sin embargo debido a la experiencia creo que la frugalidad estriba en la utilización
útil y prudente de los recursos que dispone, incluyendo, comida, bebida, tiempo y dinero.
Evitando cualquier exceso, que origine el despilfarro innecesario. Todo con la finalidad de
alcanzar objetivos espirituales y materiales más provechosos.
Ser frugal requiere de aprender a aceptar, valorar y respetar su propio ser, sus virtu-
des, debilidades y posibilidades, siendo íntegro sin condicionamientos.
Vivir voluntariamente, motivado y sin remordimientos de forma discreta, con un equi-
librado bienestar, permite elevar de manera sutil el espíritu y transigir a la dicha, la abun-
dancia y la prosperidad de modo sosegado.
Si reconoce en la frugalidad una forma positiva de autorrealización, seguramente ob-
tendrá mayores beneficios de los proyectados. Consumir, alimentos y bebidas con mode-
ración, utilizar el tiempo y el dinero con prudencia, es la práctica asertiva de la frugalidad.
La frugalidad pasa por tener una vida sencilla, y disfrutar de forma tal, que acceda a
la felicidad con lo justo y el menor esfuerzo posible, sin caer en ningún tipo de excesos,
vínculos insanos, dependencias perniciosas, ni dejarse arrastrar por factores externos
lesivos.
La frugalidad no está relacionada con la avaricia, ni con padecer privaciones tenien-
do la capacidad de suplir sus necesidades. La frugalidad puede ser resumida como el
“Arte de disfrutar una existencia superior con una racional comodidad”.
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 No desperdicies comida, bebida ni tiempo innecesariamente.
 Reconoce tus posibilidades con objetividad y honestidad.
 Vive dentro de tus posibilidades, cubriendo tus necesidades.
 Determina tus propios controles, y apégate a ellos.
 Disfruta la vida de manera sencilla y equilibrada.
 Planea con conciencia inteligentemente.
 No te dejes llevar por los impulsos ni por las pasiones.
 Busca la interdependencia práctica.
 Solicita opinión experta si la necesitas, y síguela.
 Separa concienzudamente lo útil de lo fútil.
 No dilapides inútilmente tu salud y el conocimiento
 No desperdicies el tiempo ni lo material adquirido.
 Busca la sencillez y la simplicidad en el modo de conducir tu existencia.
 No seas esclavo de tus deseos sinuosos.
 Disfruta de todo, con prudencia y alegría.
 Esfuérzate por cumplir tus metas con paciencia y constancia.
 Exprésate con moderación.
 Establece patrones sanos de pensamiento y comportamiento.
 Sé previsivo contigo y los tuyos.
 Ahorrar cuando menos tienes, te prepara para ahorrar cuando tengas más.
 Invierte cuando más poseas, para que no sufras necesidades futuras.
 Entrégate a vivir con integridad.
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BAJA AUTOESTIMA
“No digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor,
lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes”
Facundo Cabral
Curiosamente cuando Tomás tenía veinte años, debía ir al barbero cada quince
días, pues le crecía mucho el cabello y además era abundante. Con el pasar de los años,
algunos familiares, le decían que considerara tomarse muchas fotos, pues cuando se le
cayera el cabello, al menos tendría bonitos recuerdos; lo cual no le parecía nada gracioso.
Su padre sufría de alopecia, y un día le preguntó que cual era, según su opinión la
razón por la que a él, se le había caído el cabello. Respondió: que era debido a usar mu-
cho gel abrillantador para el cabello y gorras permanentemente. Razón por lo cual, Tomás
jamás usó nada en el cabello.
Muchos años después Tomás se encontró sin cabello, y empezó a usar gorras y
sombreros constantemente para ocultar su calvicie. Tenía al menos dos docenas entre
gorras y sombreros. Era parte de su atuendo normal, no aceptaba que había quedado sin
cabello. Lo había hecho todo y aun así no tenía pelo. Dejó de salir con muchas personas,
no toleraba las bromas por su calvez. Creía que no le gustaría a los demás como era.
Sentía que no era justo, no podía disfrutar de estar en ningún sitio porque cualquier co-
mentario sobre su calva, le causaba tensión y estrés, por consiguiente siempre terminaba
pasando un mal rato.
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Con una permanente actitud hostil y predispuesta y un comportamiento rebelde para
enfrentar el tema, frente a cualquier crítica. Hasta que un día entendió que ese era él, y
que la gente lo amaría y lo odiaría, pero no sería por su calvez.
Reflexiones sobre la Baja Autoestima
La baja autoestima puede ser considerada como la incapacidad que sufre un indivi-
duo para percibir, reconocer y aceptar el valor que posee como ser humano, en función
de lo que siente, razona y experimenta en su interior. Formándose una imagen interna y
externa negativa y destructiva de sí mismo al menospreciar sus cualidades y agigantar
sus defectos.
En algunos casos la poca valoración de sí mismo proviene de los entornos de crian-
za, sumados a las derrotas emocionales y a la acumulación de enemigos del hombre,
como el pesimismo, la desconfianza, la incapacidad y la intolerancia, entre otros.
Los individuos con baja autoestima tienden a afectar su vida y la de aquellos que le
rodean, buscando constantemente la aprobación, el reconocimiento y los elogios de los
demás, con carácter y personalidad que puede estar signados por la culpa, la indecisión,
la inseguridad, el pánico, la impotencia, el descontento, la angustia, el dolor y el resenti-
miento, además de una permanente susceptibilidad a la crítica independientemente del
tipo y de quien provenga. Reaccionando además frecuentemente con agresividad.
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Los sujetos que sufren de baja autoestima suelen percibir de manera distinta la so-
ledad, son subjetivos y con frecuencia se aferran a sentimientos, bienes materiales y per-
sonas, experimentando en su interior una poderosa ansiedad por los objetos, la intimidad,
la aceptación y las relaciones afectivas.
La baja autoestima permite humillaciones y desprecios, con cambios de humor cons-
tantes, entrando y saliendo de estados emocionales destructivos como el pesimismo, la
tristeza, la ira, el miedo y el odio entre otros enemigos del hombre.
Algunos individuos con baja autoestima, pueden llegar a creer que los demás hacen
mejor las cosas que ellos, evitan manifestaciones inquietantes al entorno, sintiéndose co-
accionados por las circunstancias para adecuarse a las expectativas de aquellos que los
rodean.
La baja autoestima impulsa la envidia en el individuo, haciendo que se compare y
sienta a los demás imaginariamente superiores, inhibiendo su propia capacidad de mejo-
rar cualquier aspecto que le permita ser autentico y alcanzar lo que desea. Imaginándose
poco simpático, sin capacidad para relacionarse, asumiendo erróneamente que las perso-
nas no desean hablar, ni tratar con él.
El individuo de baja autoestima tiende a ser poco benévolo cuando evalúa su apa-
riencia externa, aumentando imaginariamente sus debilidades. Fomentando una conducta
individualista y solitaria, permitiendo que el miedo y la ignorancia lo inhiban para enfrentar
situaciones conflictivas que solo habitan en su mente.
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En algunos casos, la baja autoestima puede provocar en el individuo el odio a sí
mismo, involucrándose en situaciones complicadas y con sujetos nocivos para su vida.
Un individuo que no ha formado ni encauzado sus palabras ni sus pensamientos,
tiende a discurrir en preocupaciones, dudas, obstáculos y conflictos constantemente, con-
sigo mismo y con los demás.
Aprendiendo Autoestima Saludable
La persona que goza de una saludable autoestima, ha crecido emocionalmente sa-
no, caracterizado por un sólido estado mental, con emociones y pensamientos estructura-
dos y controlados en función del agrado por su ser.
Siéntase objetivamente merecedor de ser amado y valorado, comprendiendo que su
primer deber es amarse y respetarse a sí mismo. Con cualidades y hábitos centrados en
principios, valores e ideales, que le permitan confiar plenamente en su capacidad para
identificar, evaluar y tomar decisiones asertivas.
Tener autoestima saludable no es cuestión de creerse superior a nadie, pues la ilu-
soria superioridad del hombre no es más que la cruel manifestación de la estupidez
humana.
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Asuma los riesgos que impliquen sus actos y expresiones, con expectativas y aspi-
raciones factibles, optimistas y lógicas. Sintiéndose agradable, inteligente, atractivo, pre-
parado y en calma consigo mismo.
Conciba el amor propio, como lo más significativo de su existencia. La autoestima
saludable es un proceso progresivo y cambiante de autovaloración, compuesta básica-
mente por la influencia positiva de sus palabras, sus pensamientos, sus sentimientos y las
experiencias por las que atraviesa a lo largo de su vida y que ha ido absorbiendo poco a
poco, despertando de esta forma, su moderada admiración por usted y sus posibilidades.
Tener autoestima saludable, no implica que dejaran de ocurrir dificultades. Es sentir-
se seguro de sí mismo, confiando en sus habilidades y en las de los demás, sintiéndose
satisfecho por ser quien es.
El ser que detenta una autoestima saludable, está seguro que tiene la capacidad de
procurar las herramientas útiles y apropiadas para superar cualquier circunstancia des-
afortunada.
La autoestima saludable es la capacidad de luchar sin miedo por alcanzar con digni-
dad sus metas. Relacionándose asertivamente. Enfrentando y solucionando los errores,
desaciertos y altibajos que estén en el camino. Fomentando la creatividad y el ingenio.
Disfrutando de aprender y relacionarse con otros seres libres, progresistas y exitosos.
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La valoración apropiada y sin abuso de sí mismo, pasa por un proceso de búsqueda
y equilibrio entre la razón y la verdad, precisando un esfuerzo sostenido, por encima de la
ignorancia y la vanidad.
La autoestima saludable consiste en promover un vínculo afable entre el conoci-
miento concreto de sí mismo y la capacidad de verse efectivamente tal como es, sin lison-
jas, y a través de auténticas imágenes saludables de sí. Generándose la oportunidad de
verse tal como lo ven los demás, sin elogios inconexos e incondicionales que lo cieguen.
Ocúpese de corregirse prudentemente, y se convertirá en un ser que disfruta una vi-
da feliz y productiva, sin tener que ser perfecto, sintiendo satisfacción de su esfuerzo, sus
alcances y el entorno en el que se desarrolla.
Mientras más fuerte es desarrollada la autoestima saludable, mayor competencia
adquiere para distinguir de manera objetiva, entusiasta y optimista todos los aconteci-
mientos en su vida.
Motívese por la búsqueda de la excelencia, inspirado en la idea que todo lo que lo-
gre depende de usted mismo. Experimente felicidad, respeto y bienestar, dependiendo
exclusivamente de sus principios, valores e ideales y no de los comentarios de los demás.
Aléjese de los acondicionamientos y esquemas emocionales polémicos que lo impulsan a
sentirse aparentemente superior e inferior a otros.
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Identifique objetiva y asertivamente su propio valor, producto de una bien formada,
elevada y sana autoestima. Si usted siente valor y respeto por sí mismo, desarrollará la
capacidad de reflexionar y recuperarse emocionalmente con rapidez, percibiendo los as-
pectos positivos de cualquier situación aparentemente difícil por la que atraviese.
Fortalezca eficazmente la imagen positiva que tiene de sí mismo, desarrolle la habi-
lidad para relacionarse, haga de su compañía una experiencia interesante, de la mejor
impresión posible, muéstrese seguro, no se compare, ámese, sienta la inmensa alegría de
vivir.
Aumente su autoestima saludable y goce de su vida. La experiencia y el aprendizaje
que deja, el tener amor propio y respeto prudente por sí mismo, es lo que transforma el
ser.
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 Conócete y acéptate sin excusas. Reconoce lo único y especial que eres.
 Utiliza toda la fuerza que está dentro de ti.
 Renuncia a cualquier pensamiento negativo sobre ti y los demás.
 Rodéate de personas que tengan las mismas aspiraciones de éxito que tú.
 Ejercita tu cuerpo y tu mente. Cuida tu salud física y mental.
 Enfoca tu energía en cultivar el intelecto para alcanzar tus metas.
 Encuentra y fortalece tus habilidades.
 Ten presente siempre en tu mente el mayor logro que deseas.
 Asume una actitud positiva, que se refleje en la postura que adopta tu cuerpo.
 Supera tu miedo al fracaso y los errores. Muévete hacia adelante.
 No le des importancia a los reveses, asúmelos como una oportunidad para crecer.
 Estudia y aprende de aquellos que son exitosos.
 No intentes complacer a todo el mundo, por encima de tus prioridades.
 Experimenta el cambio como un suceso fantástico. Sal de tu zona de confort.
 Edúcate, siéntete orgulloso de tus creencias y acciones. Elógiate con moderación.
 Acepta las opiniones ajenas como un medio para descubrir.
 Relaciónate, asiste a eventos sociales con amigos y desconocidos.
 Ayuda al afligido en cualquier circunstancia de acuerdo a tus posibilidades.
 Practica la coherencia entre lo que dices, lo que piensas, y como actúas.
 Exprésate continuamente con afirmaciones de éxito.
 Busca el lado positivo de todo. Libérate de los prejuicios.
 Actívate, vive el presente, construye tu propia realidad. Sirve de inspiración.
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EGOISMO
“Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo”
Sófocles
En medio de sus estudios universitarios, Erasmo, un día se levantó como a las cinco
de la mañana y fue a trabajar. El sitio donde debía laborar como carpintero estaba a 45
minutos de donde vivía, por lo que debía llegar antes de las siete, de lo contrario no lo
recibirían. Al llegar comenzaron por organizar los armarios, mesas y sillas que eran sus-
ceptibles de ser reparados. Organizaron todo lo referente a la actividad que realizaría ese
día.
Los trabajos operacionales de restauración comenzaron cerca de las ocho de la ma-
ñana, y se extendieron por todo el día. Reconstruyeron más de treinta muebles. El día de
trabajo fue arduo y agotador. La actividad finalizó cerca de las ocho de la noche; mientras
Erasmo recogió las herramientas, organizó todo e hizo la limpieza respectiva, dieron las
diez de la noche.
Para entonces Erasmo tenía un wolsvagen escarabajo un poco viejo, que con mu-
cho ahorro y sacrificio había adquirido. Unos veinte minutos después de haber salido del
lugar, el auto se apagó, y no quiso prender. Orilló el vehículo e intentó encenderlo, pero
debido a la soledad de la vía le dio temor pedir auxilio a los que transitaban por allí.
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Erasmo llamó un amigo y le pidió que por favor viniera a socorrerlo, sin embargo la
respuesta del presunto amigo fue: ya es tarde, estoy en cama, después que me acuesto
no salgo de casa. Le indicó que si no resolvía nada por la noche, entonces en la mañana
temprano, iría a ver que podía hacer por él. Erasmo amaneció durmiendo en el escaraba-
jo, protegido por el creador. Al otro día habló con otro amigo, que sin pedírselo faltó a su
trabajo para ir en su auxilio, gracias a él, resolvió el problema y comprobó que la amistad
si existe.
Reflexiones sobre el Egoísmo
Un sujeto egoísta es aquel que piensa, siente y actúa únicamente en función del
bienestar propio, sin que le importe la desdicha de los demás en el entorno y contexto que
sea.
El individuo egoísta no cree en el altruismo, antepone su tranquilidad, confort y feli-
cidad por encima de cualquier situación, condición y persona, con indiferencia de a quién
ni cómo perjudique.
El individuo egoísta no logra diferenciar con claridad, cuando está siendo egocéntri-
co, porque la desconfianza, el pesimismo, la soberbia, el miedo, la avaricia y la envidia
entre otros enemigos del hombre lo ciegan y le impiden dar lo que no espera recibir.
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Las conductas de carácter egoísta son aprendidas en los entornos de crianza y for-
talecidas con las desventuras sufridas al pasar del tiempo y las circunstancias. Fomen-
tando en el sujeto la idea, que “apoyarse en otros es inútil”.
El sujeto egoísta fortifica la creencia de que su bienestar únicamente depende, de lo
que él procure de forma egocéntrica por sí mismo. No observa bajo ninguna circunstancia
la interdependencia que tiene con los demás.
El tipo egoísta no razona las consecuencias de sus actos, ni cultiva la amistad since-
ra, no siente empatía, ni aprecia los puntos de vista de otros. Por el contrario justifica lo
que hace en sus experiencias negativas y en la mayoría de los casos prefiere enfrentar
los resultados adversos de sus acciones, con argumentos ilógicos y absurdos.
El individuo egoísta es aquel que inicia una relación con la esperanza de fracasar, y
cuando su egocentrismo logra el cometido, termina diciéndose a sí mismo que ya sabía lo
que iba a ocurrir y por eso no dio todo lo que debía dar.
Las consecuencias dañinas que generan los actos egoístas no afectan únicamente a
los demás, sino a aquel que los realiza, ya que cuando ejecuta acciones individualistas e
ingratas, lastima naturalmente a otros, pero también aflige y perjudica un poco su propia
alma.
El individuo egoísta tiende a ser solitario, individualista y rechazado, perdiendo cre-
dibilidad y confianza, en la medida en que interactúa y se da a conocer.
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Aprendiendo Solidaridad
La solidaridad es una cualidad colmada de simpatía, que le permite realizar acciones
caritativas por otro, impulsado por una genuina vocación de ayudar, mejorando generosa
y desinteresadamente la vida de sus semejantes, dejando un profundo sentimiento de
satisfacción en el alma.
Las genuinas acciones solidarias requieren de un nivel de discernimiento y morali-
dad superiores, ya que compartir, asistir y cooperar desprendidamente a alguien que lo
necesita, aunque no lo pida, requiere de firmeza en la aplicación de principios, valores e
ideales.
Procurar servir sin interés y honestamente a los demás, es cultivar y edificar en su
entorno y dentro de sí, una cultura de amistad, afecto y devoción, puesto que no existe
mejor demostración de divinidad, que dar. La solidaridad puede manifestarse de diferen-
tes maneras, que puede ir, desde dar alimento y consuelo a quien le urge, hasta prestarse
atento y leal para oír y acompañar en momentos de dolor y agobio a quien padece de tris-
teza.
Ser solidario no es sencillo, ya que probablemente en la mayoría de las ocasiones
no reciba nada a cambio. Pero siempre deja una intensa satisfacción por haber ayudado a
otro ser que lo requería.
Ser solidario, no implica ser servil, en ocasiones también es útil y conveniente decir
no, pues prestar ayuda a otros que solo la piden por necedad y pereza, es solo colaborar
con su mediocridad.
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Al ser solidario cuando es necesario, genera una infinita energía en el universo que
impulsa a otros a hacer lo mismo. La solidaridad es una forma particular de conducirse.
No constituye una exigencia de ningún tipo, porque aquellos que anteponen el beneficio
del prójimo al bienestar propio, vivirán una vida llena de abundancia, prosperidad y pro-
greso.
La solidaridad, es también considerada empatía afectiva y permite sintonizarse con
los pensamientos, sentimientos y emociones de los demás, ocasionando que vibren a la
misma frecuencia y haciendo de la solidaridad un acto de desprendimiento honesto.
La persona conscientemente solidaria debe tener en cuenta la fidelidad con sus
principios, pues no representa una obligación de ningún tipo, aunque al no compartir ni
ayudar a quien realmente lo necesita cuando es conveniente y pertinente para el necesi-
tado, entonces es quien le falla.
Dar es útil cuando es pleno y oportuno. Ser solidario es trascender a través del
ejemplo y de los actos altruistas por otro ser humano, ya que al final, lo que enorgullece,
no es lo que entrega, sino la infinita energía que genera cuando da, en el corazón de
quien lo recibe y por ende en el universo.
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 Contribuye honestamente con los que te rodean, de acuerdo a tus posibilidades.
 Habla, piensa, siente y actúa positivamente.
 Comparte desprendidamente de corazón con quien lo necesita.
 Practica y enseña principios, valores e ideales.
 Ejerce la empatía en los momentos de necesidad del prójimo.
 No te aproveches de la vulnerabilidad de los demás.
 Colabora con desinterés.
 Rodéate de personas genuinamente altruistas con alta autoestima.
 Entusiásmate con el hecho de dar.
 Ofrece tu compañía y tus palabras con honestidad, afecto y cordialidad.
 Participa de acciones sociales sin que te lo pidan.
 Muestra con acciones esplendidas que eres parte de otra realidad.
 No manipules ninguna circunstancia ni persona, por aprovecharte de su necesidad.
 Sé empático, pensando y sintiendo como lo haría esa persona.
 Marca la diferencia con una pequeña palabra y acción de honrada solidaridad,
 No discrimines a nadie por su condición.
 Conversa con amenidad con todas las personas sin exclusión.
 Sé la voz de los desamparados y defiende sus derechos cuando ellos no puedan.
 Predica tus virtudes con el ejemplo.
 Evita generarte pensamientos negativos sobre los demás.
 Practica todos los días al menos una acción solidaria.
 Aplica siempre las normas de urbanidad. Fortalece tus vínculos de amistad.
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Pá gin a 201 d e 22 5
PROCRASTINAR
“Procrastinar es un problema de exceso de optimismo. Básicamente creemos que

mañana tendremos más ganas para hacerlo”
Desconocido
Un par de años antes de escribir este libro, tenía la impresión de estar viviendo bajo
la sombra de la mediocridad, tanto por el hecho de la procrastinación de muchas respon-
sabilidades, como por el retraso de mis estudios de pregrado, el abandono del postgrado,
resistirme a asistir al gimnasio, o el de procurarme una alimentación saludable, sino en
muchísimas otras actitudes y conductas negativas, argumentando que después sería el
mejor momento. Intenté escribir un diario para evaluar mis actividades cotidianas, tanto
las relacionadas con los temas urgentes, como también aquellas que edifican lo importan-
te. Lo pude llevar por alrededor de un par de meses, pero luego abandoné la idea.
Traté de sentarme a escribir, cuando estaba apasionadamente motivado. Después
de un par de semanas, sentía que me dolía todo el cuerpo, con una ansiedad terrible por
salir a hacer actividades improductivas. Además que en mi entorno decían que eso me
enfermaría, por lo que fue fácil abandonar. Es así como un día, me evalué en función de
los resultados alcanzados y me di cuenta que aunque si había logrado importantes avan-
ces en mi vida, en algunos casos me había llevado el doble de tiempo, y en otros ni si-
quiera había iniciado. No es suficiente saber lo que debe hacer, es necesario ponerse en
acción y vencer. De lo contrario no habrá valido la pena el esfuerzo.
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Pá gin a 202 d e 22 5
Reflexiones sobre Procrastinar
La procrastinación es la salida frecuente y predilecta para ignorar y evadir un com-
promiso asumido y planificado previamente, dejando para después lo que debe hacer
ahora, especialmente por actividades que le gusta y le generan placer.
Procrastinar es uno de los enemigos del hombre más influyentes en el fracaso del
individuo, limitando y cercenando las posibilidades de ser y estar mejor.
Algunos individuos mantienen el criterio que trabajan mejor bajo presión, por esta
razón siempre van postergando sus acciones y decisiones, buscando un estado emocio-
nal de exigencia que les permita, sin excusas a sí mismos, realizar lo que deben hacer.
Absurdo, ilógico y estúpido, es dejar de hacer las actividades importantes para generar
apremio emocional y de esta manera poder cumplir con un compromiso.
El procrastinador es desorganizado e interpreta equivocadamente las creencias de
que; mañana o después habrá más tiempo; no es necesario apresurarse;; entre otros ar-
gumentos manipulados. Aunque muchas de estas acepciones en función del tiempo y las
circunstancias puedan ser correctas, también es cierto que procrastinar únicamente au-
menta el número de responsabilidades, convirtiendo lentamente al sujeto en un irrespon-
sable y aletargado mediocre.
Aplazar, no ejercer acciones y decisiones en el lugar, circunstancia y momento perti-
nente y conveniente es generar ansiedad además de un posterior sentimiento de culpa y
dolor por incumplir con su responsabilidad cuando debía.
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Pá gin a 203 d e 22 5
El procrastinador puede sufrir además de pereza, pesimismo, desconfianza, indeci-
sión, desorden, miedo, baja autoestima entre otros enemigos del hombre, generando
parálisis de pensamiento y acción.
Al procrastinador lo pueden afectar múltiples y sencillos distractores y con regulari-
dad acostumbra a aceptar más compromisos de los que puede realizar. En muchos casos
la procrastinación es el efecto y no la causa real del problema.
Planificar de forma excesiva y maniática también puede generar la sensación de
frustración. Es por eso que la estructuración del tiempo y las obligaciones, deben ser
flexibles, con espacios para divertirse y disfrutar.
Aprendiendo Proactividad
El éxito en cualquier aspecto de la vida, se obtiene justo en el momento que confía
en sí mismo, eligiendo independiente e inteligentemente las acciones y decisiones, con-
venientes y pertinentes. Salir de su zona de confort, para cumplir con lo que debe hacer,
no es fácil, requiere de mucha disciplina, autocontrol y optimismo, pero es el comienzo
ideal para acercarse a lo que desea.
La organización asertiva y flexible de las actividades priorizadas en función de lo im-
portante y urgente, es útil y necesaria, siempre que sea oportuna. Con la certeza de que
logrará el futuro que desea, dejando de vivir en el pasado, y construyendo de manera en-
focada su futuro, con palabras, actitudes y conductas apropiadas en el presente.
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Pá gin a 204 d e 22 5
Tome la iniciativa creativa y realice libremente lo que se ha propuesto, en función de
los principios, valores e ideales que le conducen, dentro del marco de tiempo y espacio
establecido, con la mejor utilización de los recursos disponibles, independientemente del
ánimo e incentivo, de manera que se convierta en un ser humano proactivo y dinámico.
Desarrolle la percepción inteligente, y vivia permanentemente en un estado de lucida
conciencia activa, actuando proactivamente bajo virtudes morales.
El ser humano proactivo no necesita que le recuerden sus obligaciones. Es artífice
de su propia transformación y entorno, percibiendo anticipadamente los escenarios y con-
secuencias de sus palabras, actitudes y posibles acciones y decisiones en cualquier con-
texto y circunstancia.
La persona proactiva está en un permanente proceso de auto-evaluación y mejora-
miento, que le permite ir un paso adelante, en cuanto a qué y cómo debe proceder, gene-
rando el cambio que quiere ver, y manteniendo una significativa ventaja competitiva sobre
otros.
La persona proactiva ha desarrollado la habilidad de identificar, evaluar y controlar
situaciones conflictivas, que pudieran representar elementos estresores y distractores que
lo aparten de sus metas y objetivos esenciales.
El ser humano proactivo comprende con humildad que mientras más rápido comien-
za su renovación, más pronto se manifestará el éxito, la prosperidad y la libertad.
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Pá gin a 205 d e 22 5
Proactividad es utilizar inteligentemente los recursos y emplear asertivamente sus
habilidades para transformar a su favor, coyunturas aparentemente desfavorables, y de
esta forma obtener resultados provechosos en función del esfuerzo empleado, logrando
modificar anticipadamente las posibles circunstancias alrededor de lo que desea.
Alcanzar el éxito en cualquier aspecto de la vida, radica sustancialmente en usar de
manera frecuente e inteligente el razonamiento. Alimentando la mente y el espíritu con
conocimientos útiles e íntegros, esforzándose cada día con disciplina y determinación.
Todo esto puede conducirle al éxito en cualquier aspecto, ya que el triunfo y la prosperi-
dad están precedidos por la preparación y la estrategia.
Explore y domine los principios inmutables de la existencia y pregúntese si quiere
permanecer exactamente dónde y cómo está, o sorprenda al universo con su mejor es-
fuerzo, convirtiendo su vida en una permanente aventura mágica.
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Pá gin a 206 d e 22 5
 Responsabilízate por tus obligaciones.
 Planifícate con habilidad.
 Ejerce con resolución.
 Piensa y actúa antes que te lo sugieran.
 Anticípate a los posibles eventos, alterando de antemano los resultados.
 Libérate de las expectativas negativas.
 Practica la resiliencia.
 Adáptate a los cambios con rapidez.
 Controla tus impulsos.
 Procede con carácter.
 No vivas de improviso en imprevisto. Administra el tiempo con destreza.
 No esperes que te indiquen lo que debes hacer, adelántate.
 Hazte responsable de los resultados que obtienes. No dejes nada a la suerte.
 Escucha y pon en práctica las sugerencias de personas avezadas.
 Anticipa decisiones y acciones cuando preveas resultados adversos.
 Llega antes que todos a trabajar, y márchate luego que todos se hayan ido.
 Guarda silencio cuando sea necesario.
 Exprésate, piensa y actúa con prudencia.
 No busques culpables, sino soluciones cuando suceda un evento inesperado.
 No te quejes ni te justifiques por nada. Actúa en función de la solución.
 Mantén la calma en todo momento. Elige la mejor oportunidad para hablar y actuar.
 Condúcete con originalidad y dinamismo. Sé siempre tú mismo.
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Pá gin a 207 d e 22 5
INTRASCENDENCIA
“Los recuerdos de nuestras vidas, de nuestras obras y nuestros actos

continuarán en otros”
Rosa Parks
Cuando Ángel se desempeñó como líder de la dirigencia estudiantil, se enamoró de
lo que hacía; todas las mañanas, ayudaba a sus compañeros, cada día se acercaba un
estudiante triste o ansioso a solicitarle su amparo, socorro y protección, a unos porque le
estaban violando sus derechos, y otros con problemas adicionales personales y académi-
cos que podrían provocar su expulsión perdiendo así la oportunidad de graduarse y acce-
der a una mejor calidad de vida.
En cierta ocasión, se le acercó un estudiante con lágrimas en los ojos, visiblemente
afectado. Se retiraron a la oficina de Ángel, donde el joven luego de calmarse procedió a
explicarle como lo afectaba la más reciente política implementada por la universidad, don-
de habían restringido el número de comidas tanto al almuerzo como en la cena. De pronto
rompió a llorar explicando que él no podía ir más temprano a formarse en la cola del co-
medor, porque dejaría de entrar a clases y perdería una materia que probablemente lo
haría caer en periodo de prueba, y posteriormente sería expulsado de la universidad. Su
familia no poseía los recursos económicos suficientes para ayudarlo, y él necesitaba tanto
del almuerzo como la cena, ya que de la cena guardaba para el desayuno. Incluso ese día
aún no había almorzado.
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Pá gin a 208 d e 22 5
En tono desesperado pidió que por favor lo ayudara, porque él no sabía cómo resol-
ver la situación, además vivía en una pequeña residencia y lo poco que ganaba apenas le
alcanzaba para pagarla. Ángel conversó con el joven estudiante, con el fin de calmarlo y
prometió ayudarlo en su dilema. Cuando el estudiante abandonó la oficina, Ángel rompió
en llanto de ver cómo, existen estudiantes que hacían un sacrificio enorme, más allá de
sus posibilidades, para poder estudiar, salir adelante y ayudar a su familia.
Fue la primera huelga general universitaria que Ángel organizó, con el fin de que to-
dos los estudiantes tuvieran el mismo derecho tanto al almuerzo, como a la cena, con la
premisa no sólo de ayudar a su compañero y ahora amigo, sino a quien sabe cuántos
estudiantes más, que probablemente estuviesen en la misma situación y por vergüenza
no lo dijeran. Su compañero y de ahí en adelante amigo, fue el primero que se plantó fir-
me a su lado durante toda la etapa de lucha. Después de una semana de fuertes diferen-
cias y enfrentamientos con las autoridades universitarias y clases suspendidas, lo logra-
ron, la satisfacción iba más allá del ego propio, fue un triunfo espiritual y moral.
La universidad consiguió un crédito adicional y anunció que todos los estudiantes
podrían disfrutar del comedor, además logró extender el horario de atención para el al-
muerzo y cena en una hora, permitiéndoles a los estudiantes elegir la mejor hora para
comer en función de su horario de clases. También descubrió, que había mucha gente
que no pertenecía a la universidad y usaban el comedor estudiantil, haciendo que el pre-
supuesto asignado por providencias estudiantiles, para alimentación exclusivamente de
los estudiantes, se desvaneciera con mayor rapidez. La universidad estableció un nuevo
proceso de ingreso al comedor, instaurando un sistema de códigos de barras en las iden-
tificaciones estudiantiles.
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Pá gin a 209 d e 22 5
Todavía hoy día existen muchas personas que Ángel consigue en la calle, en even-
tos profesionales y organizaciones empresariales, donde lo reconocen, ofrecen su mano
amiga saludándolo con humildad, respeto y cariño. Plenos de gratitud. No hay nada más
hermoso que sentir el cariño transparente y desinteresado de aquellos en las que ha de-
jado una huella imborrable de afecto.
Reflexiones sobre la Intrascendencia
No sirven de nada transitar la vida con expresiones y actos que no revisten ningún
tipo de importancia, ni generen acción en los demás. Igual que comer sin alimentarse, ser
padre, pero que su hijo no lo recuerde con afecto. Sembrando la certeza de que nadie se
acordará de usted cuando haya partido de este mundo.
Si bien es cierto que aquel que recuerda vive dos veces, entonces es obvio pensar,
que existen individuos cuyas existencias pueden ser consideradas insignificantes, pues
cuando aparecen en la evocación de alguien, suelen ser una imagen borrosa y distorsio-
nada.
Es lamentable que un individuo al encontrarse con otro sujeto, luego de pasado unos
minutos, tenga que explicarle, como, cuando y donde se conocieron. Más triste aún, que
luego de dar la explicación pertinente, no sea suficiente y aun así no lo recuerde.
En ciertas ocasiones y dependiendo de las circunstancias, esto es haber tenido una
vida un poco insignificante.
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Pá gin a 210 d e 22 5
A veces el individuo exento de motivos y aspiraciones, se mueve por inercia, cre-
yendo firmemente que su vida no tiene valor. En muchos casos, carente de sentido para
sí mismo, sin saber ni entender porque razón vino al mundo, con sentimientos infundados
y absurdos de aislamiento, abandono y desesperanza, demostrando que aquel que pierde
la esperanza ya no le queda nada porque vivir.
Con frecuencia el sujeto que carece de una razón para existir suele juzgar apresura-
damente a los demás, con la intensión mal sana de encontrar la justificación presunta-
mente adecuada para no ayudar, apoyar, ni acompañar a quien lo necesita.
No brindar auxilio a los demás es tener una vida sin propósito ni significado, en fun-
ción de determinadas circunstancias y los actos que lo describen, puede ser considerado
alguien intrascendente.
El individuo intrascendente, probablemente un día despierte mirándose al espejo
únicamente para descubrirse solo, viejo, empobrecido, cansado, enfermo y con una sola
pregunta a la que nunca halló respuesta. ¿Qué hice con mi vida?
Un individuo insignificante, sufre la ausencia de virtudes morales en su alma, pues al
no progresar de forma consistente, retrocede y muere gradualmente un poco cada día,
hasta que camine por la vida traslucido.
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Pá gin a 211 d e 22 5
Aprendiendo Trascendencia
Trascender es conectarse con su naturaleza a través del conocimiento interior de si
mismo, conduciéndose y superándose de manera equilibrada y fructífera por el camino
que lo lleva a progresar y prosperar, ayudando al prójimo y dejando un legado en el pro-
ceso.
Trascender no implica, vivir en función de los demás, olvidando su propia esencia y
existencia.
Trascender es dejar una huella imborrable y transferible en el tiempo, que ayude a
mejorar el pensamiento, los sentimientos y las acciones de otro ser. Aquel que triunfa y
prospera siempre lo hace porque tiene una razón sólida.
Trascendencia es la visión de la vida que cada ser humano de manera individual de-
be tener, tomando en cuenta que cada quien tiene una percepción particular de su propia
realidad, permitiéndole elegir de manera única la forma en la que quiere ser recordado.
Trascender no consiste en expresarse, ni realizar manifestaciones asombrosas y ex-
traordinarias, sino en tener una visión superior dando de corazón, con el ánimo exclusivo
de proporcionar alivio en el alma del ser que lo requiere. La trascendencia es una elección
personal, que no puede ser inducida, ya que el ser humano que ayuda a otro, entrega
algo más, que lo que da.
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Tome en cuenta que de aquel que muere, únicamente quedan sus acciones en los
recuerdos, de los que pretenden saber cómo vivió. Al comprometerse en conducir su vida
bajo las virtudes morales, entenderá que la muerte es solo una etapa necesaria que abra-
zará con amor cuando llegue.
Comprométase sinceramente con objetivos reales, precisos y elevados, que le per-
mitan un propósito existencial de abundancia. Estas aspiraciones, proyectos y deseos
deben llevarse a cabo a través de la noble y firme orientación de principios, valores e
ideales que le proporcionen honesto significado a su vida, pues cada quien elige como
morir, cuando decide cómo vivir.
Hay quienes albergan la idea errónea respecto a que si no obtienen un espectacular
reconocimiento, no trascenderán. Sin embargo, cuando salva una vida, da de comer al
hambriento, escucha, acompaña y ayuda al necesitado, transforma la existencia de esa
persona, yendo más allá por medio de sus actos y expresiones asertivas y desinteresa-
das, trascendiendo a través de ese otro ser humano.
Cada quien debe tener una visión de lo que quiere y anhela, pero también proponer-
se la misión que lo potencie y le haga avanzar hasta conseguirlo.
Amplíe sus expectativas, proyecte grandes sueños, cambie su manera de pensar y
sentir, para que pueda identificar con objetividad como puede transformar, darle sentido,
libertad y progreso a su vida y de los demás, de manera que pueda abrazar los ideales y
la prosperidad que anhela.
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El cambio evolutivo de conciencia impulsa la necesidad de confrontar sinceramente
lo desconocido, sin brusquedad ni despotismo, alimentado por un razonamiento exento de
prejuicios, convencionalismos y suspicacias, libre de la ansiedad por los resultados y las
creencias pragmáticas.
Ironía de vivir, es la de aquella persona, que no guarda un motivo sublime durante
su existencia, agonizando lentamente cada día, más cuando está muriendo su cuerpo,
desea seguir viviendo.
Si es posible transformar para bien, la vida de un ser humano, habrá contribuido en
algo para mejorar el mundo. No es necesario esperar a que tenga que hacer un sacrificio
penoso para saber quién es usted en realidad.
El ser humano trasciende a través del ejemplo, con actos y expresiones sencillas,
desinteresadas y desprendidas, creando una vida mejor para sí mismo y los demás. Cada
expresión y manifestación lega una huella imborrable bondadosa o dañina por donde pa-
sa; y está en la conciencia de cada quien, cual quiere dejar.
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 No permitas que nada te ofenda.
 Sonríe a pesar de cualquier circunstancia desfavorable.
 Respeta el derecho y la opinión adversa.
 Relaciónate con personas virtuosas.
 Descubre y defiende tu identidad.
 Contribuye con la sociedad.
 Exprésate moderadamente.
 No temas a la muerte.
 Acepta tu existencia tal como se presenta.
 Si no te gusta lo que vives, cambia tu y eleva tu nivel de conciencia.
 Haz que tu vida tenga sentido.
 Sé coherente con lo que predicas.
 Practica el equilibrio y la armonía en todas las áreas de tu vida.
 Aspira solo aquello que enaltezca el alma.
 Conéctate con el universo.
 Inspira a los demás con tu ejemplo, conocimiento y alegría.
 Despierta en los demás el deseo de disfrutar la vida con cualquier cosa.
 Entiende que todos los problemas son solo circunstancias que tienen solución.
 Exprésate y actúa con conciencia.
 Practica la prudencia y la justicia.
 Obsequia honestidad.
 Transforma tu entorno, transformándote tú.
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Transformando la Existencia
Vivimos en una sociedad que exige, permite y acepta menos de lo que cada indivi-
duo puede dar. De ahí en cierta medida proviene que la mayoría seamos mediocres en
diferentes grados.
A continuación esbozaré algunos atributos que deben acompañar los hábitos salu-
dables de prosperidad, convirtiéndolas en cualidades de éxito, fortaleciéndolas para acre-
centar su valor y así obtener la abundancia que desea.
La gratitud es un sentimiento honesto que permite reconocer, apreciar y valorar las
acciones y expresiones generosas de las que fue objeto en algún momento por parte de
otros, sin vanidad ni hipocresía.
La gratitud demuestra empatía, afecto y lealtad con ese ser humano que tuvo una
atención amable y considerada hacia usted.
Las expresiones de gratitud transforman de forma positiva su vida y la de todos
aquellos en su entorno. Promoviendo genuinos cambios emocionales que ayudan a en-
frentar las dificultades y fomentan la autoestima saludable.
Es necesario comprender que siempre habrá una razón para sentir y expresar grati-
tud de corazón; desde recibir un favor, hasta el agradecimiento a las personas que forman
parte de su existencia.
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La honestidad asertiva, implica ser sincero, cuidadoso, transparente, respetuoso,
honrado consigo mismo y con los demás, actuando de manera coherente con los princi-
pios, valores e ideales que proclama y enseña. Fomentando la confianza y el amor desin-
teresado y desprendido en todas sus manifestaciones.
La honestidad está relacionada con sus expresiones y acciones, pero también con la
conclusión de los compromisos que adquiere. No basta con parecer honesto, hay que
serlo; ni es suficiente con ser honesto, hay que parecerlo.
Perdonar es uno de los actos más hermosos que puede realizar el ser. Fundamen-
talmente porque permite disfrutar una vida de libertad, sin resentimiento ni remordimiento,
sorteando la tristeza y el estrés.
Evitar hacer juicios de los demás, exteriorizando asertivamente las causas del enojo
y su importancia, así como evaluar objetivamente sus responsabilidades y sus conse-
cuencias, permitirán cambiar la perspectiva y perdonar de corazón incondicionalmente,
sin importar si lo merece.
Es inevitable que una persona sienta dolor y enojo cuando ha sido perjudicada por
otra, pero si quiere experimentar genuina paz interior y honesta felicidad debe comenzar
por perdonar, no sólo a los demás, sino en muchos casos a sí mismo. Tome en cuenta
que todo suplicio, finaliza en el perdón.
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Honrar los compromisos adquiridos con los demás y consigo mismo, requiere cla-
ridad en los principios, valores e ideales que eligió para guiar su existencia. El estableci-
miento de metas y objetivos diáfanos, oportunos y alcanzables para cualquier etapa y
contexto de la vida, sienta las bases de la motivación y muestra el camino para conseguir
lo planteado.
No es suficiente con comprometerse, es necesario cumplir con lo convenido, sin de-
jarse arrastrar por elementos distractores, estresores y dañinos. El éxito no es obtenido
únicamente por el compromiso con lo importante, sino también con la obligación en abs-
tenerse de hacer lo que no debe, ni escuchar a aquellos sujetos que viven lamentándose
por todo.
Una de las razones por la que un individuo suele no alcanzar los objetivos propues-
tos en su vida, es que al momento de ejercer acciones y tomar decisiones para las que
estaba previamente comprometido, acostumbra a exponer argumentos inútiles y excusas
sustentadas en una realidad fingida y egoísta.
Encontrar y recurrir a excusas para desviar y desvirtuar sus obligaciones, se ha vuel-
to un arte para algunos sujetos. Quienes viven de excusa en excusa, desilusionando a
todos, desperdiciando la confianza y credibilidad en cada uno de sus actos.
La capacidad y libertad para elegir es una de las facultades humanas de mayor
impacto en la vida. No todos tienen la habilidad ni el talento para seleccionar apropiada-
mente lo que quiere, debe y le conviene en las diferentes circunstancias por las que atra-
viesa.
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Por esta razón antes de realizar cualquier escogencia en su vida, debe asumir con
valentía y fortaleza las consecuencias de sus decisiones, ejerciendo control sobre lo se-
leccionado y sus resultados. Recuerde que al tomar una elección respecto a un punto,
también decide no elegir lo opuesto.
Seleccionar erradamente no debe constituirse en una obligación de sacrificio, sufri-
miento ni miseria, pues cuando descubre que la elección es equivocada debe ser flexible
y estimar la decisión de elegir nuevamente en función de su felicidad. Ejercer el poder de
elección debe sustentarse en principios, valores e ideales, pero también en torno a la feli-
cidad que experimente con lo elegido.
Terrible desilusión sufre aquel que toma una elección a costa de su tristeza, sacrifi-
cio y sufrimiento; pues al final no sentirá más que frustración porque lo eligió. Debe des-
arrollar y fortalecer su habilidad de elegir, para que disfrute una vida plena en todos los
sentidos. Si bien es cierto que en algunos momentos hay que analizar bien la elección, en
otros es solamente cuestión de fe.
El equilibrio emocional y social es la disposición y condición ideal del ser humano,
que le permite emprender, cumplir y disfrutar de todas las actividades que implican los
roles que tiene en su vida, sin que perjudique alguno de ellos por la ejecución de otro.
El poder balancear inteligentemente las tareas profesionales, encuentros con sus
amigos, momentos de tranquilidad a solas, entre otros, con la convivencia familiar es lo
que atrae estabilidad, moderación y felicidad a su vida y la de aquellos que le rodean.
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Tener equilibrio es conducirse bajo principios, valores e ideales que impiden com-
prometerse con situaciones y circunstancias que no puede cumplir, no le favorecen y no lo
hacen feliz. Tanto la exageración, como la privación son extremos que deterioran el bien-
estar del ser.
La Excelencia de acuerdo con Aristóteles es: “Lo que hacemos una y otra vez. La
excelencia, por lo tanto, no es un acto, sino un hábito”. Lamentablemente algunos han
transitado su vida ignorando que ciertas cualidades y hábitos atesorados, detienen, limitan
y entorpecen su camino al bienestar, prosperidad, progreso y libertad.
Eliminar un hábito sin adoptar otro, es complicado; por esto cuando un ser humano
tiene la firme convicción de cambiar y transitar un sendero mejor, debe adoptar con disci-
plina y determinación la conquista de principios, valores e ideales para convertirlos en
hábitos saludables de prosperidad, que le aseguren alcanzar los objetivos que anhela. Es
útil guardar lucidez de las metas que se procuran, sus consecuencias y su razón, ya que
pretender no es ser.
Es forzoso comenzar sustituyendo los enemigos del hombre por hábitos saludables
de prosperidad, y de esta forma hacerse poseedor de instrumentos útiles, completos y
apropiados en la tarea de lograr todas sus aspiraciones.
Adáptese inteligentemente a las nuevas circunstancias, ejerciendo poder sobre sí
mismo y actuando con fuerza y vigor para evitar ser controlado por los sucesos externos,
o enemigos que viven dentro de usted.
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Si quiere obtener resultados convenientes, valiosos y satisfactorios, debe entregar-
se íntegramente a vivir día tras día, bajo los hábitos saludables de prosperidad, sin culpar
a nadie de los acontecimientos difíciles por las que atraviese, ya que no es lo que aparen-
temente cree que sabe, ni los bienes materiales que acumula, lo que lo convierten en un
ser excelente.
Pensar de forma transparente, pura, natural y sin manchas de mediocridad es la
apuesta llena de energía que construye la realidad que desea vivir. Las posibilidades y
experiencias de éxito están latentes, no obstante para convertirlas en actos concretos
debe suministrarle el vigor suficiente, de manera que la materialización de sus pensa-
mientos y sentimientos internos, sea el esperado.
Si desea experiencias distintas, debe cambiar lo que piensa, suprimiendo los con-
ceptos de pobreza y limitación, por ideas de abundancia y bienestar, ya que los triunfos
externos son siempre precedidos por victorias internas.
Considerando que los pensamientos crean, pero las acciones orientadas construyen.
Soñar sin límite, es vital para establecer en su mente de manera vívida todo aquello que
desea apasionadamente. Sin embargo salir del círculo de confort, implica correr riesgos.
Aunque esto no debe constituir un reto único, ya que en función de su disposición y las
circunstancias, seguro obtendrá los resultados procurados. No obstante, sin que importe
hasta ese momento lo obtenido, es necesario persistir y actuar coherentemente con sus
principios. Pues la clave de su éxito en cualquier área que valore, está dentro de usted, en
sus palabras, sus pensamientos y sus acciones.
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Pensar apasionadamente en aquello que anhela, creará la energía suficiente para
motivarse a hacer que suceda, pero si no existe la acción decidida y orientada en pro del
objetivo importante, la frustración puede convertirse en un cruel destructor de su futuro.
Es intrincado obtener el éxito en cualquier aspecto de la vida si no corre riesgos.
Cuanto mayor es la probabilidad de éxito, en la misma medida es el riesgo que debe co-
rrer. La excelencia comienza, cuando aparte de proyectar y buscar éxito y prosperidad
para sí mismo, lo hace también para aquel que le rodea.
Al ayudar desinteresadamente a lograr bienestar y progreso para los demás, cons-
truye alrededor la energía necesaria y suficiente para alcanzar la abundancia, prosperidad
y progreso anhelado para sí mismo. La excelencia es un estilo de vida que genera una
identidad única, centrada en el amor a todo y por todos. Orientado por los principios, valo-
res e ideales que fortalecen el espíritu.
La excelencia es la construcción de una obra que enorgullece por lo que cosecha,
para el servicio de los demás y para sí, es aquello que genera un legítimo sentimiento de
satisfacción, de haber realizado la tarea por la que vino al mundo.
Conocerse, controlarse y mejorarse son cualidades y habilidades exclusivas de los
seres humanos que practican la excelencia como modo de vida. Reconocer, aceptar y
manejar el cambio, reinventando las capacidades que se posee y aportando lo mejor de sí
mismo con alegría y optimismo, lo aproxima a la libertad de lo que quiere y debe ser.
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Aquel que profesa y experimenta la excelencia en su diario vivir, debe ejercer y pro-
yectar una fascinante y atrayente personalidad carismática, evidenciando un solidario y
genuino interés por el bienestar, abundancia y prosperidad de los demás, como lo hace
por sí mismo.
Creando un entorno de confianza, generosidad, admiración y afecto que le permite
demostrar que cualquier sueño es posible de lograr si toma una decisión asertiva y se
consagra a la acción orientada. Aquel que desee cambiar su vida, debe sentir un entu-
siasmo frenético por ser magnánimo y extraordinario en todos sus actos, expresiones y
manifestaciones, convirtiéndose en un apasionado por la excelencia.
La práctica mental positiva de posicionarse en el mañana, ensayando imaginaria-
mente las expresiones, actitudes y conductas sustentadas en principios, valores e ideales,
más la acción física pertinente y conveniente, lo conducirá a obtener extraordinarios bene-
ficios personales y sociales para sí mismo y los demás.
Proyectarse al futuro puede constituirse en la técnica estratégica preliminar que le
permita desarrollar, modificar y mejorar los hábitos saludables de prosperidad que desea,
accediendo a la vida de excelencia que merece.
Los resultados de sus acciones volverán hacia usted en algún momento, de-
mostrándole que aquel que alcanza la prosperidad y el progreso es porque los ha cultiva-
do y por tanto merece el éxito y la abundancia que disfruta. La riqueza espiritual y mate-
rial, sin excesos ni escasez, permite experimentar una vida llena de abundancia en todos
los sentidos.
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Pá gin a 223 d e 22 5
Excelencia es la forma como emplea y comparte los hábitos saludables de prosperi-
dad para mejorar su vida y la de los demás. Soñar con la abundancia en todo aspecto,
proyectar bienestar, prosperidad y alcanzar la libertad espiritual, debe producir la energía
suficiente para esforzarse eficientemente en transformar su conciencia, sin que esto re-
presente sacrificio alguno, pues el camino de la prosperidad debe ser sencillo, claro, facti-
ble y cómodo.
Ninguna transformación de la conciencia y la existencia que esté dispuesto a em-
prender por mejorar, es debido a la casualidad, ni debe venir colmada de angustias, por-
que aunque el resultado es importante, no es necesario recorrer el camino rodeado de
sacrificio, miseria y sufrimiento. Por eso es necesario que alimente el espíritu y fortalezca
el alma con el conocimiento, evitando ser gobernado por la ignorancia y el fanatismo del
formulismo de una enceguecida sociedad.
Si desea ser médico, estudie medicina y salvará la vidas; si quiere ser carpintero,
aprenda el hermoso arte de la madera; pero si anhela ser un mejor ser humano, cada día
debe transformarse a sí mismo para bien.
Tenga en cuenta que cuantos más hábitos saludables de prosperidad incorpore y
practique disciplinadamente, mayor cantidad de enemigos internos destruirá y mayor será
el grado de felicidad que experimente y proporcione a los demás. Asumir con optimismo la
vida que procura, es lo mejor que le puede pasar.
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Pá gin a 224 d e 22 5
De ahí la importancia de disfrutar inmensamente sus hijos, el mar, un café a cual-
quier hora, enamorarse e incluso llorar de vez en cuando si es necesario. Constituyendo
así los matices necesarios para pintar una existencia llena de felices y enriquecedoras
experiencias, consciente que la vida no le permitirá dar marcha a atrás, aunque pueda
crearse nuevas y extraordinarias oportunidades.
Conocerse y amarse a sí mismo, puede llegar a ser complejo y difícil. Sin embargo
tratar de descifrar su vida lo acercará a niveles de conciencia y razonamiento superiores.
Aunque para fracasar en el fino arte de vivir, es suficiente con desconocer que existe la
felicidad, la abundancia, la prosperidad y el progreso que puede alcanzar. Construir un
mundo mejor requiere de derribar el anterior, sin sentirse víctima ni culpable.
Para evolucionar, progresar y ser mejor no es necesario estar frente a un precipicio,
que no le dé otra opción más que saltar, no es necesario esperar una prueba de vida, pa-
ra demostrar cuán fuerte es. Lo cautivador del amanecer es disfrutar de contemplar como
la luz ocupa e impregna todos los espacios con belleza, fuerza y templanza. La mejor cua-
lidad de la naturaleza humana es el amor, y obra de manera inexplicable y extraordinaria
en la conciencia de cada quien.
Descubra y realice en su vida aquello que le produzca la satisfacción de trascender y
hágalo desinteresadamente con amor y determinación. Venir al mundo es un hecho
magnífico, descubrir cuál es la razón por la que se nace es maravilloso, pero finalizar la
existencia con la satisfacción del deber cumplido, debe ser extraordinario.
Hazlo con entusiasmo o no lo hagas...
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Pá gin a 225 d e 22 5
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Venciendo Los Enemigos Del Hombre V1O

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Venci endo los Enemigos del Hom bre - --- ---- - --- -- --- -- -- --- ---- --- -- -- ---

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Diseño de la Portada: José Moreno

Todos los Derechos Reservados

HIPOCRESIA _______________________________________ 108

ODIO _____________________________________________ 114

MIEDO ____________________________________________ 123

AVARICIA _________________________________________ 132

INCAPACIDAD _____________________________________ 139

PEREZA ___________________________________________ 146

ENVIDIA ___________________________________________ 153

TRISTEZA _________________________________________ 159

CONCUPISCENCIA __________________________________ 167

INMORALIDAD _____________________________________ 175

GULA _____________________________________________ 182

BAJA AUTOESTIMA _________________________________ 187

EGOISMO _________________________________________ 195

PROCRASTINACIÓN ________________________________ 201

INTRASCENDENCIA _________________________________ 207

Este libro está dedicado a quienes quieren dar

tiempo, haciéndonos pensar que somos así de manera natural.

para sí mismos un aciago destino.

por medio del estudio de ciertos comportamientos mediocres, especialmente desde el

disposición de corregirse para cambiar, mejorar y progresar.

El sujeto mediocre, fracasa, porque tiende a vivir quejándose de su situación y

tas y hábitos, lo mantienen sobreviviendo por debajo de sus francas posibilidades de

bienestar, prosperidad, independencia y libertad.

ha percibido en sí mismo o en los demás.

Poco a poco iré señalando determinadas características sobre estos despiadados

No es posible deshacer lo que hemos sido en el pasado, pero podemos estructurar

puestos a escapar por mejorar.

te y pertinente de todo esto.

les toque vivir.

pesimismo, la desconfianza, la intolerancia, la indecisión, la inconstancia, el desorden, el

miedo, la ira, la imprudencia, la hipocresía, el odio, la tristeza, la avaricia, el egoísmo, la

incapacidad, la pereza, la envidia, la concupiscencia, la inmoralidad, la gula, la baja auto-

estima, la procrastinación y la intrascendencia.

Estos no son los únicos defectos de la personalidad, emociones destructivas ni

fortable y seguro al fracaso, en cualquier aspecto de la vida, impidiendo la felicidad, la

prosperidad y el progreso que el hombre como género merece. Aunque en ocasiones, es

común observar cómo el sujeto mediocre ignora su condición.

camino del bienestar, la prosperidad, la independencia y la libertad. Derribando las barre-

Usted tiene la capacidad de definir la mediocridad de la manera que mejor lo crea

conveniente. Puede acertar en sus argumentos o errar significativamente. La mediocridad

para algunos, es un tema amplio y difuso como el éxito.

Cientos de individuos han desperdiciado múltiples oportunidades, que han podido

mejorar sustancialmente sus vidas, observando cómo éstas se desvanecen irremediable-

mente. Tomando en cuenta que el adocenamiento sufrido, normalmente es su única res-

ponsabilidad, aunque no lo interpreten de esa forma, por estar sumergidos en el embrujo

de la ignorancia, la carencia, el prejuicio y la necedad. Regularmente los enemigos del

Algunos han sufrido discusiones, disgustos y distanciamientos innecesarios con se-

devastadoras decisiones de vida, porque de alguna forma se desviaron de los principios

embargo terminan expresándose y actuando de forma inconsciente e impulsiva perju-

biando sus relaciones y creando molestias en su medio. Convirtiéndolo en un sujeto re-

pudiera ser bueno para usted y los suyos.

Recuerde que la forma de expresarse y actuar responde a esquemas y patrones

de poco mérito; tirando a malo”.

tificar y determinar la calidad de un producto, servicio y negocio denominándolo “mediano,

dividuos de acuerdo a sus palabras, actitudes, conductas y hábitos.

El término mediocridad, puede hacer referencia también a la inteligencia y la capa-

la que vive es inevitable, incontrovertible y obligatoria; adaptándose y enamorándose con

el pasar del tiempo de su melancólica condición.

flagelación, convirtiendo un maravilloso hallazgo en un terrible suceso.