El día lunes 7 de abril, se asistió a la conferencia “Filias y Patologías en la Sexualidad”,
impartido por la Psic. Evelyn Jardón.
El taller, trato de las filias o parafilias, específicamente centrada en la sexualidad. Al
respecto, la sexualidad y las parafilias son términos que se han desarrollado a lo largo del tiempo. Las primeras referencias sobre la sexualidad provienen del año 2500 en donde consideraba una enfermedad que se daba a consecuencia de cometer un pecado, posteriormente en el Siglo XVIII eran considerados desviaciones y perturbaciones de la conducta sexual.
En el siglo XIX y XX, se dio un cambio de la terminología, y gracias a las importantes
aportaciones de Sigmund Freud, se comienza a conocer como perversiones, estas eran conductas sexuales cuyos objetivos eran la reproducción y la búsqueda de placer.
En 1987, en el DSM (Manual para el Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos
Mentales) se elimina la palabra perversión y es a partir de aquí en adelante que comienza a llamarse parafilias, cuyo significado queda establecido como, al margen de lo normal o del amor (que no busque el amor). Es así como en el DSMIV aparecen parafilias como: exhibicionismo (placer por dejar al descubierto el cuerpo o partes íntimas), froteurismo (contactos y roces en contra de la voluntad), sadismo (placer por recibir e infligir golpes y humillaciones), pedofilia (placer por los niños o tener relaciones con estos), Fetichismo (placer por el uso de objetos inanimados o tener objetos o pertenencias determinadas), zoofilia (placer erótico por los animales), voyerismo o escoptofilia (placer por ver o contemplar a personas desnudas o realizando alguna actividad sexual), travestismo (gusto por el uso de ropa del sexo opuesto), tribofilia ( gusto por tocar o ser tocado), rinofilia (gusto por los olores); entre otros.
Para 1940, se comienza un avance científico de las investigaciones en cuanto a
sexología, en donde sale a relucir que las consideraciones de algunos estudiosos de esta temática estaban desviándose de la realidad, pues los resultados de las entrevistas, realizadas arrojaron que la mayor parte de la población realizaban prácticas sexuales en donde el objetivo no era la reproducción si no el erotismo y el placer. En 1973, Asociación Estadounidense de Psicología (APA) realiza una contribución eliminando a la homosexualidad como una parafilia en los manuales de trastornos mentales. Además se comienza a consolidar el uso del término de la sexología como el estudio de la sexualidad humana.
Para el año 2000, las parafilias se empiezan a considerar como expresiones
comportamentales de la sexualidad y los investigadores en este ámbito, promueven que los psicólogos que hagan uso del lenguaje descriptivo al momento de trabajar con los casos, para evitar juicios sociales que puedan intervenir en las investigaciones.
Es así como se llega a las instancias o autoridades que tiene una gran influencia en cuanto al tratamiento o uso de los términos relacionados con la sexualidad:
Las autoridades médicas,
Las autoridades religiosas Las autoridades judiciales
Estas tres, determinan en cualquier sociedad lo que es anormal, malo o enfermo; es
decir lo que es y será aceptable y lo no aceptable.
Además de los antecedentes, se presentó la perspectiva de Dr. Juan Luis Álvarez,
quien y clasifica las parafilias en dos grupos, las parafilias eróticas y las no eróticas. La primera de ellas tiene que ver con el placer sexual que causa realizar ciertas prácticas, y las clasifica como fantasía (tienen el gusto o interés pero no serían capaces de hacerlo), preferentemente (no sería una actividad que practicarían periódicamente) y predominantemente (frecuentemente me encanta hacerlo). En el caso de lo no erótico tenemos la siguiente clasificación: no existe (no hay ningún placer), mínima (indicios o poca frecuencia de estas actividades) y acentuada (la mayor parte del tiempo la persona practica o siente placer por dichas actividades).
Aquí se puede dar cuenta de cómo las personas, consciente o inconscientemente,
presentan tendencias o comportamientos relacionados con las parafilias, y no necesariamente de una forma sexual. Desde los gustos o intereses que presentamos ya sea por un animal, un aroma o el compartir ropa con las personas. Conductas que comúnmente no relacionaríamos con un comportamiento erótico, pero que demuestran que las personas pueden llegar a presentar una tendencia aunque no necesariamente inclinarse a llevarlo fuera de los límites. Pero cuando esto sucede son tomados como parafilias y si estas van más allá de un acto de voluntad, y se comenten transgresiones mediante coerción estas dejan de considerarse como expresiones comportamentales de la sexualidad para verse como una violación de los derechos humanos y de la ley; siendo en estos casos donde se debe tener más cuidado.
Estas actividades pueden ser aceptables dentro de ciertos parámetros, siempre y
cuando no dañen su salud o estado emocional, ni el de los demás. El tratamiento de estos comportamientos deber ser necesario, principalmente si la persona que los presenta considera que se está extralimitando o simplemente ya no se siente a gusto con practicarlas.