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Nombre:

Diorel de Jesús Florencio Aracena

Matricula:

20200-1287

Tema:

Migración humana

Facilitadora:

Leydi Massiel Ramírez

Asignatura:

Ser Humano y Desarrollo Sostenible

Fecha:
22-05-2020
Santiago de Los Caballeros, República Dominicana
Migración humana.

Las migraciones aportan complejidad al escenario mundial contemporáneo y la


República Dominicana no es una excepción. Aquí se manifiestan las cuatro categorías
más distintivas de los movimientos migratorios:   inmigración, emigración, tránsito
y retorno.  Nuestra ubicación geográfica, historia y   condiciones socioeconómicas así lo
determinan. Pero, además, la migración en República Dominicana seguirá teniendo un
papel destacado en nuestra evolución social, económica, cultural y política.

El desafío que significa el alcance transterritorial de la nación dominicana demanda


políticas migratorias con capacidades y horizontes integrales en más de un
sentido: internacional, nacional, intersectorial, intergubernamental y entre poderes. De
esta forma, se tendrán en cuenta los derechos de las personas migrantes, la inclusión
activa de los organismos de la sociedad civil y las consecuencias multidimensionales en
el desarrollo y se atenderán las políticas para potenciar sus beneficios y corregir sus
distorsiones.
Igualmente se deben observar los impactos territoriales, que abarcan todos los espacios
del país, los flujos y poblaciones que componen el conjunto de nuestra dinámica
migratoria, así como la perspectiva histórica y la visión a largo plazo. En otras palabras,
nos referimos a todos los elementos de importancia que dan forma a la modernización
del Estado en materia migratoria. 

Una política migratoria de Estado tiene como objetivo fundamental beneficiar al


migrante mediante el ejercicio efectivo de su identidad y el disfrute de sus derechos
sociales, económicos y culturales. En definitiva, tiende a buscar y hacer efectivo su
bienestar con vistas a consolidar su papel como agente para el desarrollo, donde quiera
que se encuentre. 

El enfoque de la política migratoria dominicana intenta estar centrado de manera


efectiva en el bienestar de las personas. Este se asume como obligación del Estado,
plasmado a través su Constitución, de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, de su
legislación y de su proyección de largo alcance para la atención del proceso. Además,
garantiza la evaluación permanente de los elementos que determinan los impactos de la
política pública en la vida de los migrantes.  
Estamos trabajando por una política migratoria que asuma la gobernanza de las
migraciones, encaminada hacia un esquema de tipo integral basado en un diálogo
permanente donde participen interlocutores que representen a los diversos actores
involucrados (públicos, privados, organizados, no organizados, individuales o
colectivos), no solo con el propósito de fortalecer la atención al proceso migratorio en
un ambiente de responsabilidad nacional e internacional, sino también con el fin de
garantizar el debido respeto a los derechos fundamentales de las personas que se ven en
la situación de emigrar.  

En el caso de República Dominicana y Haití, la atención al proceso migratorio con una


perspectiva humana, eficaz, ordenada y moderna es un desafío que requiere ser atendido
con un enfoque de corresponsabilidad con la participación de la República de Haití.  El
elemento de corresponsabilidad desempeña un papel clave, o más bien fundamental,
debido a que más del 85% de los inmigrantes que llegan a República
Dominicana proceden del vecino país. Esto explica la necesidad de que en un marco de
coordinación bilateral se aborden todos aquellos aspectos de interés común, incluyendo
el tema migratorio. Al respecto, es bien sabido que el Ministerio de Relaciones
Exteriores (MIREX) desde hace algún tiempo ha venido concertando mesas de trabajo
con este fin. Incluso, el reciente informe de los 4 diagnósticos efectuados por el
Observatorio Interuniversitario Binacional de Migración, Educación, Medio Ambiente y
Comercio (OBMEC) ha profundizado con sus recomendaciones en la necesidad de
fortalecer la cooperación para alinear las estrategias de desarrollo existentes. En la parte
que corresponde al componente temático migratorio se advierte la necesidad de dicha
coordinación y es de esperar que, en efecto, se convierta en un diálogo permanente e
impostergable que nos acerque cada vez más a la formulación de mecanismos
propiciadores de soluciones concretas a las necesidades de la mano de obra regular en el
caso dominicano y a los debidos controles de la inmigración; como en el lado haitiano
es de esperar que se garanticen los controles emigratorios conforme a los rigores de una
legislación y una práctica de controles rigurosa para evitar la desprotección de sus
ciudadanos en el exterior y la discordancia en el manejo de la gestión migratoria
bilateral.

Se espera lograr, por primera vez, la adopción de una postura de cooperación


interinstitucional y compartida, que incluye la participación de la sociedad civil, el
sector privado, la academia, los expertos y los tres poderes del Estado dominicano. A la
vez, el Estado debe asegurar que la política migratoria se gestione con una eficacia tal
que contribuya a garantizar la movilidad de las personas y enfatice el respeto a los
derechos humanos.

El Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE) que entró en vigor en junio


de 2014, la puesta en funcionamiento del Consejo Nacional de Migración y la creación
del Instituto Nacional de Migración (INM RD) son ejemplos de los avances hacia una
política migratoria coherente y eficaz.

La movilidad humana nacional e internacional forma parte de los derechos humanos


fundamentales. En este contexto, se reconoce la obligación gubernamental de procurar
que las migraciones sucedan en forma ordenada, documentada y segura. República
Dominicana aspira al reconocimiento pleno de los derechos de sus nacionales radicados
en el exterior y que de igual seguridad disfruten los extranjeros en suelo dominicano.

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