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ACCION OBLICUA O ACEPTACION DE LA HERENCIA O POR UN TERCERO

ACREEDOR

Si bien todo asignatario universal o singular tiene derecho a aceptar o repudiar libremente
la herencia, también es cierto que esta decisión no puede ir en perjuicios de sus
acreedores, que podrían ver burlados sus derechos a reclamara sus acreencias, bajo el
principio legal de que los bienes del deudor son prenda de garantía del acreedor. Igual
podía ocurrir cuando una persona acepta una herencia ruinosa.

Nuestra legislación ha previsto éste fraude en que podrían incurrir algunos asignatarios, y
ha reglamentado estos eventos en los siguientes términos:
74 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,
Sentencia de febrero 21/31.

La aceptación de la herencia por los acreedores, artículo 1295 del C.C. ―Los acreedores
del que repudia en perjuicio de los derechos de ellos, podrán hacerse autorizar por el juez
para aceptar por el deudor. En este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de
los acreedores, y hasta concurrencia de sus créditos; y en el sobrante subsiste.

Y nuestra legislación procesal Civil sobre el mismo tema de la acción subrogatoria, se


pronuncio en el artículo 592: ―Aceptación por los acreedores del asignatario. Con el fin
de iniciar el proceso de sucesión o para intervenir en él, mientras no se haya proferido
sentencia aprobatoria de la partición o adjudicación de bienes, cualquier acreedor de un
heredero o legatario que hubiere repudiado la asignación, podrá solicitar al juez que lo
autorice para aceptarla hasta concurrencia de su crédito, para lo cual deberá afirmar bajo
juramento, que se entenderá prestado por la presentación del escrito, que la repudiación
le causa perjuicio.

El juez concederá la autorización si se acompaña título que prueba el crédito, aunque esté
sujeto a plazo o condición pendiente. El auto que niega la solicitud durante el curso del
proceso es apelable en el efecto diferido; el que la concede en el devolutivo‖.

La Doctrina sostiene que: Si realmente aquel heredero renunció a los derechos


hereditarios que le correspondían, insolventándose así para incumplir la obligación
patrimonial, habrá incurrido en denominado Fraude Pauliano, cuya denominación ha sido
unánimemente aceptada, con fundamento a los preceptuado en el art. 2491 del código
civil.

Esta norma otorga facultades a los acreedores perjudicados con el fraude del deudor,
para ejercitar la ―acción Pauliana o revocatoria‖ mediante proceso ordinario, para
ejercitar el caso, trámite que no es procedente en la situación aquí planteada como
veremos enseguida.

En efecto, tratándose de un heredero que ha repudiado una herencia o un legado, en


detrimento patrimonial de sus acreedores, el art. 1295 socorre a estas personas al
preceptuar: RESCISION DEL REPUDIO A FAVOR DE ACREEDORES. Los acreedores
del que repudia en perjuicio de los derechos de ellos, podrán hacerse autorizar por el juez
para aceptar por el deudor. En este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de
los acreedores, y hasta concurrencia de sus créditos; y en el sobrante subsiste.
En concordancia con esta última el artículo 1451 en su inciso segundo establece:
―ACTOS QUE NO CONSTITUYEN DONACION. ―No dona el que repudia una herencia,
legado o donación, o deja de cumplir la condición a que está subordinado un derecho
eventual, aunque así lo haga con el objeto de beneficiar a un tercero‖.

―Los acreedores, con todo, podrán ser autorizados por el juez para sustituirse a un
deudor que así lo hace, hasta concurrencia de sus créditos; y del sobrante, si lo hubiere,
se aprovechará el tercero‖.

La diferencia entre esta autorización judicial para sustituir a quien repudia y la precitada
acción Pauliana radica en que para la primera no se exige la demostración de dolo o mala
fe por parte del deudor que repudia, mientras que en la acción Pauliana, el acreedor
perjudicado deberá probar al menos el fraude Pauliano o la mala fe en los términos del
art. 2491 del código civil.

Otra distinción de carácter legal consiste en que según se señaló atrás la acción Pauliana
generalmente se tramita en proceso ordinario, mientras que la aceptación por los
acreedores del asignatario puede solicitarse dentro del mismo proceso sucesorio, la
condición es que no se haya proferido sentencia aprobatoria de la partición o adjudicación
de os bienes, como lo dispone el art. 592 del código d procedimiento civil.

Esta norma procedimental impone dos requisitos al acreedor peticionario: 1) Afirmar bajo
juramento, el cual se entenderá prestado por la presentación del escrito, que la
repudiación (del deudor) le causa perjuicio. 2) Debe acompañar el titulo que pruebe el
crédito, aunque este sujeto a plazo o condición pendiente. Ahora bien, como podrá
reclamar el acreedor cuando el proceso sucesorio ha terminado? Consideramos que por
intermedio del proceso ordinario descrito atrás, , invocando el art. 2491, siempre y cuando
el año señalado para la prescripción de la acción no haya expirado aun, contado desde la
fecha del acto (la repudiación en este caso) según lo dispone el ordinal 3º de ésta norma.

No sobra advertir que al ejercer la acción Pauliana en esta última eventualidad,


consideramos que la respectiva v demanda deberá dirigirse contra el deudor que repudio,
y también contra todos los herederos que figuren como adjudicatarios de la sucesión,, por
cuanto estos obtuvieron un enriquecimiento injusto, valga decir, a expensas del deudor y
los consecuentes derechos del acreedor perjudicado. Como es natural, ésta acción
persigue los derechos del acreedor perjudicado. Como es natural, esta acción persigue la
rescisión de la partición sucesoral, hasta la concurrencia de los créditos (art. 1295 del
C.C.), sin sobrepasar la cuota hereditaria o la asignación del susodicho deudor75.

La jurisprudencia sobre la acción Pauliana sostiene: Acciones del acreedor en fraude:


―Pero podría preguntarse si la acción Pauliana se, refiere exclusivamente a los dos
casos contemplados en el art. 2491 del código civil y la respuesta a este punto es
negativa. Fuera de estos casos existen otros, tanto por disposición expresa de la ley
como por rectas deducciones de la jurisprudencia. La generalidad de los actos, como lo
sostiene DEMOGUE (Tráite des obligaciones en gèneral, T. VII) pueden ser atacados por
la acción paulina y esta acción se admite respecto de los actos patrimoniales. Por
aplicación de este principio pueden existir esta acción respecto de un arrendamiento
prolongado, contraído por el deudor, como arrendador; el porte de bienes a una sociedad
para hacer escapar bienes del deudor aportante a la persecución de los acreedores; la
opción verificada por el deudor, un pacto de indivisión entre los coherederos, una caución
ya personal, ya real.
75 SALCEDO SALAZAR Elicerio, Casuística de Derecho
Civil Sucesoral, Ediciones Librería del Profesional, Edición 1999, Bogotá, Pág. 320.

Como aplicaciones del principio fundamental de la ley pauliana, o sea el de resguardar a


los acreedores contra la mala fe de s deudor, existen acciones expresas en la ley
colombiana, por ejemplo, estas: La acción rescisoria de los acreedores que gocen del
beneficio de separación, sobre la enajenaciones hechas por los herederos dentro de los
seis (6) meses subsiguientes a la apertura de la sucesión y que no hayan tenido por
objeto hacer pagos de créditos sucesorales (art. 1441). La nulidad de los actos
dispositivos verificados por el quebrado en detrimento de sus acreedores dentro de cierto
tiempo anterior a la quiebra (C. Co. arts. 162 y 163); el derecho de los acreedores del
usufructuario para oponerse a la cesión por renuncia del usufructo (art. 882 del Código
Civil); el derecho de los acreedores de sustituir a un deudor que repudia una herencia,
donación o legado, o deja de cumplir la condición a que está subordinado un derecho
eventual (arts. 1451 y 1295, ibídem); y el pago considerado como nulo, hecho a un
acreedor en fraude de los demás acreedores (art.1636)76.

76 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,


Sentencia 26 de Agosto de 1938, XLVII, 63. En el mismo sentido, Cas., 17 abril 1951,
LXIX, 535.

HERENCIA YACENTE

La llamada HERENCIA YACENTE se produce cuando habiendo fallecido una persona,


transcurre un tiempo prudencial y no aparece heredero alguno a reclamar la herencia,
para hacerse responsable de ella.

El término yacente proviene de ―Yace”, es decir, que descansa mientras es reclamada.-


La normatividad sustancial lo fija así en el artículo 1297 del C.C.-―Si dentro de quince
días (15) de abrirse la sucesión no se hubiere aceptado la herencia o una cuota de ella, ni
hubiere albacea a quien el testador haya conferido la tenencia de los bienes, y que haya
aceptado su encargo, el juez, a instancia del cónyuge sobreviviente, o de cualquiera de
los parientes o dependientes del difunto, o de otra persona interesada en ello, o de oficio,
declarará yacente la herencia; se insertará esta declaración en el periódico oficial del
territorio, si lo hubiere; y en carteles que se fijarán en tres de los parajes más
frecuentados del distrito en que se hallen la mayor parte de los bienes hereditarios, y en el
del último domicilio del difunto; y se procederá al nombramiento de curador de la herencia
yacente.

Si hubiere dos o más herederos, y aceptare uno de ellos, tendrá la administración de


todos los bienes hereditarios proindiviso, previo inventario solemne; y aceptando
sucesivamente sus coherederos, y suscribiendo el inventario tomarán parte en la
administración. Mientras no hayan aceptado todas las facultades del heredero o
herederos que administren, serán las mismas de los curadores de la herencia yacente;
pero no serán obligados a prestar caución, salvo que haya motivo de temer que bajo su
administración peligren los bienes‖.-
Esta importante institución jurídica sucesoral de la DECLARACIÓN DE YACENCIA,
también esta debidamente reglamentada en el articulo 482 del C.G.P.: ―Si dentro de
quince días de abrirse la sucesión no se hubiere aceptado la herencia o una cuota de ella,
ni hubiere albacea con tenencia de bienes y que haya aceptado el cargo, el juez, de oficio
o a petición del cónyuge sobreviviente, de cualquiera de los parientes o dependientes del
difunto o de quien pretenda promover demanda respecto de ella, declarará yacente la
herencia y le designará curador‖.

―En la solicitud deberán relacionarse y determinarse los bienes del causante de que se
tenga conocimiento e indicarse el lugar de su ubicación, y conocerá de ella el juez
competente para el proceso de sucesión. El auto que rechace la solicitud es apelable‖.

Y en lo referente a sus pasos o trámite el artículo 483del C.G.P. fija las siguientes etapas:
Cumplido lo anterior se procederá así:

1. El juez ordenará publicar la declaración en un diario de amplia circulación en el lugar, y


el emplazamiento por edicto de todos los que se crean con derecho para intervenir en la
sucesión en la forma y términos previstos en el artículo 589. Si existiere testamento, en el
edicto se incluirán los nombres de los herederos y legatarios.

2. Cuando el causante tuviere herederos extranjeros, el cónsul del país a que pertenezcan
podrá proponer candidato para curador, que el juez aceptará si fuere idóneo. A la solicitud
se acompañará prueba de la existencia de tales herederos.

3. Posesionado el curador, el juez ordenará que preste caución en el término de diez días,
y sí no lo hiciere procederá a reemplazarlo; una vez prestada le discernirá el cargo y
señalará fecha u hora para entregarle los bienes relictos, relacionándolos detalladamente
en el acta respectiva.

4. Transcurridos dos años desde el fallecimiento del causante sin que comparezcan
herederos, el juez, de oficio o a petición del curador ordenará el remate de los bienes
relictos, previo aviso escrito al director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Del precio de la venta se deducirán los gastos causados por la administración y los
honorarios que el juez señale al curador, y el sobrante se consignará a órdenes del
juzgado. El juez invertirá esos dineros en títulos de crédito de la nación, de adecuada
rentabilidad y los depositará en la sección fiduciaria de un banco o entidad similar.

5. Para atender el pago de gastos de administración o de deudas que no hayan podido


cubrirse con los dineros de la herencia, podrá decretarse en cualquier momento el remate
de determinados bienes previo su avalúo.

6. El remate de bienes de la herencia yacente se sujetará a lo dispuesto sobre el


particular en el proceso de sucesión.

7. Los acreedores provistos de títulos ejecutivos contra el causante y los que figuren en el
testamento, podrán solicitar el reconocimiento de sus créditos, en cualquiera oportunidad.
De su solicitud se dará traslado al curador por tres días, y el auto que la resuelva es
apelable en el efecto diferido.
Las peticiones que se formulen después de la venta y de terminada la curaduría, se
resolverán previo traslado al ministerio público.

8. El curador podrá entregar a los legatarios las especies muebles y el dinero que se les
legaron, conforme al artículo 1431 del Código Civil, previa autorización del juez a solicitud
de aquél o del interesado, mediante auto apelable en el efecto diferido (SUSPENDIDO)
. Cuando la solicitud no sea formulada por el curador se le dará el traslado que ordena el
numeral anterior.

Si hubiere legados de bienes inmuebles, los legatarios podrán solicitar la adjudicación. De


sus peticiones se dará traslado al curador por tres días, y el juez las resolverá en
sentencia que pronunciará transcurridos seis meses desde [sic] declaración de yacencia,
o en la aprobatoria de la partición si entre tanto se hubieren presentado herederos‖.
Atribuciones y deberes del curador [art. 583 del C. de P. C.]. ―El curador representa la
herencia yacente y tendrá atribuciones y deberes de secuestre, además de los especiales
que la ley le asigna. Estará sujeto a las mismas causas de remoción de aquél, y el trámite
de las cuentas que deba rendir se sujetará a lo establecido para los secuestres‖. La
Doctrina se pronunciado sobre esta herencia yacente identificándola como: "Es aquella
herencia declarada judicialmente como tal por cuanto habiendo transcurrido quince días,
contados desde la apertura de la sucesión, carece de administrador, ya que ningún
heredero la ha aceptado o no existe albacea con tenencia de bienes que haya aceptado el
cargo (...).

Naturaleza jurídica. Por último, no sobra anotar que la herencia yacente no es una
persona jurídica sino una universalidad jurídica. (Tampoco es res nullius (Barbero, ob. cit.
Nº 1055)".
Y sobre la administración y representación de la herencia yacente se ha dicho:

"En los casos ordinarios, al aceptar la herencia (en forma expresa o tácita) los herederos
toman la administración de ella. Sin embargo, es posible que haya varios herederos y que
algunos de ellos no quieran que administren los otros; y ACCION OBLICUA O
ACEPTACION DE LA HERENCIA O POR UN TERCERO ACREEDOR

Si bien todo asignatario universal o singular tiene derecho a aceptar o repudiar libremente
la herencia, también es cierto que esta decisión no puede ir en perjuicios de sus
acreedores, que podrían ver burlados sus derechos a reclamara sus acreencias, bajo el
principio legal de que los bienes del deudor son prenda de garantía del acreedor. Igual
podía ocurrir cuando una persona acepta una herencia ruinosa.

Nuestra legislación ha previsto éste fraude en que podrían incurrir algunos asignatarios, y
ha reglamentado estos eventos en los siguientes términos:
74 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,
Sentencia de febrero 21/31.

La aceptación de la herencia por los acreedores, artículo 1295 del C.C. ―Los acreedores
del que repudia en perjuicio de los derechos de ellos, podrán hacerse autorizar por el juez
para aceptar por el deudor. En este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de
los acreedores, y hasta concurrencia de sus créditos; y en el sobrante subsiste.
Y nuestra legislación procesal Civil sobre el mismo tema de la acción subrogatoria, se
pronuncio en el artículo 592: ―Aceptación por los acreedores del asignatario. Con el fin
de iniciar el proceso de sucesión o para intervenir en él, mientras no se haya proferido
sentencia aprobatoria de la partición o adjudicación de bienes, cualquier acreedor de un
heredero o legatario que hubiere repudiado la asignación, podrá solicitar al juez que lo
autorice para aceptarla hasta concurrencia de su crédito, para lo cual deberá afirmar bajo
juramento, que se entenderá prestado por la presentación del escrito, que la repudiación
le causa perjuicio.

El juez concederá la autorización si se acompaña título que prueba el crédito, aunque esté
sujeto a plazo o condición pendiente. El auto que niega la solicitud durante el curso del
proceso es apelable en el efecto diferido; el que la concede en el devolutivo‖.

La Doctrina sostiene que: Si realmente aquel heredero renunció a los derechos


hereditarios que le correspondían, insolventándose así para incumplir la obligación
patrimonial, habrá incurrido en denominado Fraude Pauliano, cuya denominación ha sido
unánimemente aceptada, con fundamento a los preceptuado en el art. 2491 del código
civil.

Esta norma otorga facultades a los acreedores perjudicados con el fraude del deudor,
para ejercitar la ―acción Pauliana o revocatoria‖ mediante proceso ordinario, para
ejercitar el caso, trámite que no es procedente en la situación aquí planteada como
veremos enseguida.

En efecto, tratándose de un heredero que ha repudiado una herencia o un legado, en


detrimento patrimonial de sus acreedores, el art. 1295 socorre a estas personas al
preceptuar: RESCISION DEL REPUDIO A FAVOR DE ACREEDORES. Los acreedores
del que repudia en perjuicio de los derechos de ellos, podrán hacerse autorizar por el juez
para aceptar por el deudor. En este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de
los acreedores, y hasta concurrencia de sus créditos; y en el sobrante subsiste.

En concordancia con esta ultima el artículo 1451 en su inciso segundo establece:


―ACTOS QUE NO CONSTITUYEN DONACION. ―No dona el que repudia una herencia,
legado o donación, o deja de cumplir la condición a que está subordinado un derecho
eventual, aunque así lo haga con el objeto de beneficiar a un tercero‖.

―Los acreedores, con todo, podrán ser autorizados por el juez para sustituirse a un
deudor que así lo hace, hasta concurrencia de sus créditos; y del sobrante, si lo hubiere,
se aprovechará el tercero‖.

La diferencia entre esta autorización judicial para sustituir a quien repudia y la precitada
acción Pauliana radica en que para la primera no se exige la demostración de dolo o mala
fe por parte del deudor que repudia, mientras que en la acción Pauliana, el acreedor
perjudicado deberá probar al menos el fraude Pauliano o la mala fe en los términos del
art. 2491 del código civil.

Otra distinción de carácter legal consiste en que según se señaló atrás la acción Pauliana
generalmente se tramita en proceso ordinario, mientras que la aceptación por los
acreedores del asignatario puede solicitarse dentro del mismo proceso sucesorio, la
condición es que no se haya proferido sentencia aprobatoria de la partición o adjudicación
de os bienes, como lo dispone el art. 592 del código d procedimiento civil.

Esta norma procedimental impone dos requisitos al acreedor peticionario: 1) Afirmar bajo
juramento, el cual se entenderá prestado por la presentación del escrito, que la
repudiación (del deudor) le causa perjuicio. 2) Debe acompañar el titulo que pruebe el
crédito, aunque este sujeto a plazo o condición pendiente. Ahora bien, como podrá
reclamar el acreedor cuando el proceso sucesorio ha terminado? Consideramos que por
intermedio del proceso ordinario descrito atrás, , invocando el art. 2491, siempre y cuando
el año señalado para la prescripción de la acción no haya expirado aun, contado desde la
fecha del acto (la repudiación en este caso) según lo dispone el ordinal 3º de ésta norma.

No sobra advertir que al ejercer la acción Pauliana en esta última eventualidad,


consideramos que la respectiva v demanda deberá dirigirse contra el deudor que repudio,
y también contra todos los herederos que figuren como adjudicatarios de la sucesión,, por
cuanto estos obtuvieron un enriquecimiento injusto, valga decir, a expensas del deudor y
los consecuentes derechos del acreedor perjudicado. Como es natural, ésta acción
persigue los derechos del acreedor perjudicado. Como es natural, esta acción persigue la
rescisión de la partición sucesoral, hasta la concurrencia de los créditos (art. 1295 del
C.C.), sin sobrepasar la cuota hereditaria o la asignación del susodicho deudor75.

La jurisprudencia sobre la acción Pauliana sostiene: Acciones del acreedor en fraude:


―Pero podría preguntarse si la acción Pauliana se, refiere exclusivamente a los dos
casos contemplados en el art. 2491 del código civil y la respuesta a este punto es
negativa. Fuera de estos casos existen otros, tanto por disposición expresa de la ley
como por rectas deducciones de la jurisprudencia. La generalidad de los actos, como lo
sostiene DEMOGUE (Tráite des obligaciones en gèneral, T. VII) pueden ser atacados por
la acción paulina y esta acción se admite respecto de los actos patrimoniales. Por
aplicación de este principio pueden existir esta acción respecto de un arrendamiento
prolongado, contraído por el deudor, como arrendador; el porte de bienes a una sociedad
para hacer escapar bienes del deudor aportante a la persecución de los acreedores; la
opción verificada por el deudor, un pacto de indivisión entre los coherederos, una caución
ya personal, ya real.

75 SALCEDO SALAZAR Elicerio, Casuística de Derecho


Civil Sucesoral, Ediciones Librería del Profesional, Edición 1999, Bogotá, Pág. 320.

Como aplicaciones del principio fundamental de la ley pauliana, o sea el de resguardar a


los acreedores contra la mala fe de s deudor, existen acciones expresas en la ley
colombiana, por ejemplo, estas: La acción rescisoria de los acreedores que gocen del
beneficio de separación, sobre la enajenaciones hechas por los herederos dentro de los
seis (6) meses subsiguientes a la apertura de la sucesión y que no hayan tenido por
objeto hacer pagos de créditos sucesorales (art. 1441). La nulidad de los actos
dispositivos verificados por el quebrado en detrimento de sus acreedores dentro de cierto
tiempo anterior a la quiebra (C. Co. arts. 162 y 163); el derecho de los acreedores del
usufructuario para oponerse a la cesión por renuncia del usufructo (art. 882 del Código
Civil); el derecho de los acreedores de sustituir a un deudor que repudia una herencia,
donación o legado, o deja de cumplir la condición a que está subordinado un derecho
eventual (arts. 1451 y 1295, ibídem); y el pago considerado como nulo, hecho a un
acreedor en fraude de los demás acreedores (art.1636)76.
76 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,
Sentencia 26 de Agosto de 1938, XLVII, 63. En el mismo sentido, Cas., 17 abril 1951,
LXIX, 535.

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