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Las 6 emociones básicas para educar a los niños

Desde que nuestros hijos vienen al mundo nos esforzamos en que cada vez “aprendan más cosas y antes”: las letras,
los colores, los números, idiomas, informática.... conocimientos e información que, si bien son necesarios,
resultan insuficientes para un desarrollo sano de su persona si no nos ocupamos, en la misma medida, de enseñarles a
relacionarse con los demás, conocerse a sí mismos, a afrontar las diferentes situaciones que les traerá la vida y a
regular su comportamiento y emociones.
Las emociones son estados internos caracterizados por pensamientos, sensaciones, reacciones fisiológicas y conductas
que son subjetivos. Son universales, propias del ser humano y sirven, entre otras cosas, para comunicarnos con los
demás.
Hay emociones que se las llama positivas, porque están asociadas con el bienestar y otras negativas que se acompañan
de malestar, pero todas ellas son válidas y necesarias. No podemos evitarlas, pero síaprender a manejarlas, ya que
tienen una gran influencia en nuestra conducta y nuestro pensamiento.
Lo primero para regular las emociones con eficacia es conocerlas. Os presento a las 6 emociones básicas:

• Alegría
Sentimiento placentero ante una persona, deseo o cosa. Nos impulsa a la acción. Son múltiples los ejemplos de alegría
en los niños, desde merendar sus galletas preferidas, hasta ver los regalos la mañana de Reyes Magos.
 

• Tristeza
Sentimiento de pena asociado a una pérdida real o imaginada. Nos hace pedir ayuda. Situaciones en las que los niños
pierden alguno de sus juguetes preferidos o se enferman sus mascotas, son momentos de tristeza para ellos.
 

• Miedo
Inseguridad anticipada ante un peligro, real o imaginario. Nos ayuda a la supervivencia ya que nos hace actuar con
precaución. El encuentro con algunos animales o con personas desconocidas pueden ser ejemplos de situaciones de
temor en los menores.
 

• Ira
Rabia cuando las cosas no salen como queremos. Nos impulsa a hacer algo para resolver un problema. Son multitud
los momentos de enfado de un niño: cuando los mandamos a dormir, cuando tienen que recoger, cuando apagamos la
TV... 
 
• Asco
Desagrado respecto a algo o alguien. Nos hace alejarnos. La situación más típica en los más pequeños se produce ante
determinados alimentos que, al provocarles asco, rechazan de forma tajante.
 

• Sorpresa
Asombro, desconcierto. Nos ayuda a comprender algo nuevo, porque nos hace buscar respuestas ante lo desconocido.
Favorece la atención, la exploración y el interés o la curiosidad.
 

El conjunto de habilidades que sirven para expresar y manejar las emociones y sentimientos de la manera más
adecuada es lo que podríamos llamar inteligencia emocional; es la capacidad de tomar conciencia de la propias
emociones, conocer las de los demás y aprender a regularlas. Conciencia y regulación emocional son competencias
emocionales básicas para afrontar los retos de la vida y constituyen un factor protector ante conductas de riesgo como
el consumo de drogas o la violencia.
Dichas habilidades pueden ser desarrolladas por medio del aprendizaje y la experiencia cotidiana. Os propongo que,
en los próximos días, intentéis ser más conscientes de vuestras emociones y de identificar con qué situaciones están
relacionadas.
Haced lo mismo con vuestros hijos, poned nombre a lo que están sintiendo en un momento dado para que vayan
aprendiendo a identificar sus propias emociones y, después, podrán poner en marcha estrategias para regularlas.
¿Y vosotros, cómo le explicáis a vuestros hijos las emociones?
Próximamente, os daré algunas claves para ello.
Es un periodo clave en la formación de la personalidad, en ella influyen la familia y el resto de las
relaciones sociales.

De los 6 a los 8 años la familia sigue siendo muy importante para él y ahora también lo empiezan a
ser los amigos y profesores. Se forman losprimeros grupos de amigos y son frecuentes los juegos
en equipo. Son relaciones frágiles que se pueden romper por cualquier pequeño contratiempo. El
concepto de amigo es aquel que le complace.

En esta edad se conocen las normas e intenta seguirlas, aunque puede empezar a hacer trampas
para salirse con la suya, pero es consciente de que lo está haciendo mal y suele sentirse mal por ello.
En estos primeros dos años de esta etapa empieza a forjarse el sentimiento de justicia y recurre a
frases como «esto no es justo» para que se le trate como a los demás.

Es el momento de darle pequeñas responsabilidades en las tareas domésticas o recados sencillos


(poner la mesa, recoger la ropa sucia…) y debe ordenar sus juguetes.

De los 8 a los 10 años sus emociones son más equilibradas (aunque se puede enfadar con
frecuencia), se forma una imagen de sí mismo y puede empezar a compararse con los demás.
Necesita el refuerzo de los adultos y su aprobación para fomentar su autoestima.

La familia y la escuela son referentes importantes y en los juegos colectivos es capaz de poner las
normas y saber que si no las cumple no le admitirán en el grupo. Empieza a entender la amistad como
algo bidireccional, es decir, que ambas partes deben implicarse para agradar al otro.

Empieza a distinguir lo que está bien y lo que está mal y es capaz de reflexionar sobre ello. A nivel
moral comprende conceptos abstractos como mentira-verdad y los aplica a la vida cotidiana.

En los 10-12 años entiende la amistad como algo recíproco de personas que comparten gustos e
intereses; valora la fidelidad. Hay una comprensión total de las normas y las ve como necesarias para
una buena convivencia.

Ya tiene la suficiente capacidad de cuidar de sí mismo (higiene), de una mascota o hacer recados
más complejos que antes.

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