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DOI: 10.4000/books.ifea.5871
Editor: Institut français d’études andines, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales -
Banco de la República
Lugar de edición: Bogotá
Año de edición: 2007
Publicación en OpenEdition Books: 5 junio 2015
Colección: Travaux de l'IFEA
ISBN electrónico: 9782821845749
http://books.openedition.org
Referencia electrónica
VETTER PARODI, Luisa. La evolución del Tupu en forma y manufactura desde los Incas hasta el siglo XIX
In: Metalurgia en la América Antigua: Teoría, arqueología, simbología y tecnología de los metales
prehispánicos [en línea]. Bogotá: Institut français d’études andines, 2007 (generado el 23 octobre
2019). Disponible en Internet: <http://books.openedition.org/ifea/5871>. ISBN: 9782821845749. DOI:
10.4000/books.ifea.5871.
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La evolución del Tupu en forma y manufactura desde los Incas hasta el siglo XIX 1
Introducción
1 Las mujeres de diferentes culturas y desde tiempos antiguos, han sido muy cuidadosas
en su forma de arreglarse y vestirse, desde un simple peinado, hasta grandes vestidos y
adornos personales que enriquecen su apariencia. Esta forma de arreglarse también
servía para diferenciar a las mujeres dentro de las distintas clases sociales que regían
dentro de su cultura. Así, tenemos en el Imperio Incaico a las mujeres del Inca, las
Coyas, con atuendos más elaborados que las mujeres pertenecientes al pueblo. Dentro
de estos adornos personales está un objeto en forma de prendedor llamado tupu, el cual
era usado como parte de su vestimenta. Con la llegada de los españoles, las mujeres
indígenas continuaron con el uso de este tipo de adorno. Para el siglo XIX el tupu era
requerido por las mujeres indias rurales de la sierra centro y sur del Perú o por la
población mestiza emergente que todavía seguía conservando ciertos usos y
costumbres indígenas.
2 El tupu es una variedad de alfiler con decoración en uno de sus extremos que es
colocado en forma diagonal sujetando la manta. También los había en pares, los cuales
se colocaban a la altura de cada hombro y con la parte decorada hacia abajo. Éstos eran
sujetados por un cordel que se amarraba en los orificios que se encontraban en la parte
decorada, como lo muestra el tupu excavado en el cementerio inca del valle de Azapa,
Chile (Muñoz 1998), el cual presenta un cordel insertado en el orificio de la zona
decorada.
3 Este tipo de adorno era usado en fiestas y en momentos importantes de la vida de la
mujer; también, fue utilizado como parte del ajuar funerario para sujetar las telas que
envolvían al individuo dentro del fardo. Además, han sido encontrados como parte de
la vestimenta que cubría a las figuritas de oro o plata inca que integraban el ajuar
funerario que acompañaba a los sacrificios humanos de niños, como los encontrados en
Cerro El Plomo, en Chile y en el nevado de Ampato, en Perú.
4 Los tupus, objeto de este estudio, corresponden a los excavados por Guillermo Cock en
1999 en el cementerio inca de Puruchuco-Huaquerones (costa central, Lima), donde
registró alrededor de 1.500 fardos funerarios. Dentro de estos fardos han aparecido una
serie de tupus colocados como solían ser usados por las mujeres de esa época. A este
corpus se suman un par de tupus que pertenecen a la colección del Museo de Arte de
Lima y que podrían situarse cronológicamente como del período de transición.
También, forman parte de este estudio los tupus de la colección de platería del Museo
de Platería Peruana Vittorio Azzariti, en Lima. Esta colección es de fines del siglo XVIII y
principios del siglo XIX; por la caracterización estilística, se podría decir que
corresponden a la sierra central y sierra sur.
Qué es el Tupu?
5 El tupu es un adorno personal, que era usado por las mujeres para sujetar sus atuendos,
colocándolos de forma cruzada a la altura del pecho. También se usaban sobre los
hombros, uno a cada lado. González Holguín ([1952] 1989) en su diccionario de la
Lengua quichua o del Inca comenta sobre el “Ttipqui: alfiler o topo pequeño con que prenden
la manta de encima” y “Tupu: el topo con que prenden las indias la saya.” (González Holguín
[1952] 1989: 343 y 347). Dreyer Costa (1994) propone una diferencia interesante entre
estos prendedores según la forma y uso al que se los destinaba. Plantea que el tupu fue
usado en pares para sujetar la saya (aksu) a la altura de los hombros, colocando los
cuerpos decorativos hacia abajo. Éstos iban sostenidos a la prenda por un cordón de
lana que evitaba su caída. Por su parte, el ttipqui era más pequeño y usado
individualmente para prender la manta (lliclla) a la altura del pecho, en este caso con la
cabeza decorada hacia arriba. Para esta investigación usaremos únicamente la
denominación tupu, ya que no todas las piezas provienen de excavaciones
científicamente realizadas, por tal motivo, sería difícil saber si la pieza fue encontrada
sola o en pareja.
6 Otro posible uso de los file:///upus aparte de ser adornos personales sería, según
Montell (1929), de servir como espejo. “It is not out of the question that topus with large
disc-shaped heads were put to a double use. The Gothenburg Museum has a couple of such pins
with very large round discs at the top. They may very likely have served as mirrors.” (Montell
1929:235). Montell menciona el espejo que sostiene en su mano izquierda la Coya Mama
Huaco en el dibujo de Guamán Poma. La superficie de plata muy pulida puede reflejar
una imagen y hacer las veces de espejo; estudios etnográficos podrían ayudar a
dilucidar este tema.
7 Zárate (citado por Uhle [1903] 1991) propone que el tupu pudo haber sido usado como
cuchillo, “The pins, topo, or thopu, were usually sharpened at their broad ends, so as to be used
also as knives” (Zárate, citado por Uhle [1903] 1991:89). ¿Se referirá Zárate al uso del
tupu, también como un arma defensiva?
8 Los metales utilizados para la fabricación de este tipo de adorno en la época Inca fueron
el cobre, bronce, plata y oro, seguramente, la diferencia en el metal empleado para cada
museos nacionales y extranjeros. Pero para el Horizonte Tardío (1400-1533 d.C. aprox.),
la versión cuzqueña más empleada era la cabeza laminar circular o el abanico.
14 En un primer momento, en la época inca, fue un disco que más tarde, en la época
española, se modifica tomando la forma de cuchara, de corazón, de águila bicéfala, etc.
En la Colonia se modifican su forma y elementos iconográficos, en algunos casos
relacionados con el nacionalismo, tales como, el sol, la luna, la llama.
15 El tamaño de los tupus es variado, los hay desde 8 a 10 cm de largo, como de 60 o 65 cm.
Es muy probable que estos tupus de gran tamaño no hayan sido usados como prenda de
vestir, sino quizás como adorno. En la colección del Museo de Sitio Arturo Jiménez
Borja - Puruchuco, se encuentran tupus procedentes del sitio de Cajamarquilla (costa
central, Lima) donde se observa esta diversidad de tamaños. Un ejemplo del uso de este
tipo de tupu grande, de más de 30 cm de largo puede ser el que aparece con cabeza
circular prendido de la tela exterior del fardo funerario, procedente de las alturas del
valle de Yuracyacu, sierra del departamento de la Libertad, norte del Perú. Este fardo
fue hallado por los pobladores del lugar junto con dos fardos más, entre ellos el de un
niño. También se encontró asociado a los fardos un aríbalo y dos conopas de piedra de
llama, piezas de uso inca. Así mismo, esta diferencia de tamaño la podemos ver en los
tupus de la colección del Museo de Platería Vittorio Azzariti.
del pecho, colocado en forma diagonal, y con la parte del tocado hacia arriba. Si uno
analiza los dibujos, se dará cuenta que las Coyas o mujeres de los incas, que pertenecen
a la “realeza” inca, portan el tupu más elaborado, el diseño de estos es quizás más
estilizado observándose círculos o semicírculos que sostienen algunos colgajos;
mientras que los tupus usados por el común de las mujeres son más simples, la mayoría
de veces tienen una decoración circular o de media luna, únicamente. En pocos casos se
observan líneas incisas o decoración embutida hechas en la zona circular o
semicircular, como lo muestra la pieza de la colección del Museo de América, Madrid
(7385) (Rovira, 1988). Pero hay que agregar que, normalmente, este tipo de decoración
era escasa.
20 Cieza de León (1995) relata cómo en Ecuador, desde la ciudad de “San Francisco del Quito
hasta los palacios de Thomebamba [...]. La mugeres algunas andan vestidas a uso del Cuzco muy
galanas con una manta larga que las cubre desde el cuello hasta los pies sin sacar más de los
brasos: y por la cintura se la atan con uno que llaman Chumbe, a manera de una reata galana y
muy prima y algo más ancha. Con estas se atan y aprietan la cintura, y luego se ponen otra
manta delgada llamada Liquida, que les cae por encima de los ombros, y desciende hasta cubrir
los pies. Tienen para prender estas mantas unos alfileres de plata o de oro grandes y al cabo algo
anchos que llaman Topos [...]” (Cieza de León 1995:132).
21 En los trabajos de excavación realizados por Uhle ([1903] 1991) en Pachacamac, se halló
en la tumba de una mujer sacrificada la vestimenta que por sus características formales
es fácil asociar a la usada por las mujeres en la época Inca. Como parte de este atuendo
se halló un tupu de forma semi lunar o semicircular. Según Uhle ([1903] 1991), esta
forma de vestir de las mujeres es típica del Cuzco y fue adoptada en otros pueblos de los
Andes como en Bolivia, los Araucanos en Chile y aparentemente también por los
Chibchas en Cundinamarca, Colombia.
22 Nordenskiold (1921) hizo un estudio de la distribución geográfica de vahos tipos de
piezas de cobre en el territorio dominado por el Imperio Incaico en su máxima
expansión. Dentro de estos objetos, se encuentran los tupus, que son caracterizados en
sus dos formas típicas Inca: circular y de abanico o semicircular. La forma circular se
halló en Ecuador, costa norte del Perú, el altiplano Perú-Boliviano y Argentina; la forma
de abanico o semicircular se encontró en estos mismos territorios, además de Chile. En
todos los casos la composición química de las piezas era de cobre estaño, es decir, bronce
estannífero.
23 En las excavaciones de Cock en el cementerio inca de Puruchuco-Huaquerones (costa
central, Lima) que data del Horizonte Tardío (entre 1438 y 1532 d.C), se han encontrado
dentro de algunos fardos funerarios, tupus que iban sujetando las telas Internas del
fardo a la altura de los hombros del individuo. Dentro de los tupus desenfardelados, se
encuentran dos que aún conservan adheridos pedazos de la tela en la que iban
prendidos (Cock, 2002).
24 El entierro 59 del sector 15 está compuesto de dos individuos, el individuo A presenta
dos tupus prendidos a las telas que envuelven a éste, uno a cada lado, colocado de abajo
hacia arriba la parte decorada y a la altura de lo que sería el pecho del individuo. Esta es
la forma en que normalmente vienen apareciendo los tupus dentro de los fardos no
disturbados y que han podido ser desenfardelados.
25 En el sector 15, entierro 72 se halló el fardo de un niño que al ser semi-desenfardelado,
tenía dos tupus con cabeza de clavo en la posición en que fue envuelto en el fardo, uno
a cada lado, antes de su entierro. Normalmente, la posición de la parte decorada de los
tupus es de abajo hacia arriba y a la altura de los hombros; pero en el caso de este niño
esta zona decorada se encuentra prendida hacia atrás, por la espalda. Hay que señalar
que el niño, según las radiografías tomadas al fardo, aparece envuelto de espalda, esa
sería una razón por la que los tupus están prendidos en esa posición. Aún no se sabe el
sexo del niño, el cual se conocerá cuando sea desenfardelado por completo.
26 La mayoría de tupus procedentes de la excavación de Puruchuco-Huaquerones,
presentan la forma de clavo como parte de su decoración. Salvo dos de ellos que
presentan a un pez tipo raya con dos ojos al mismo lado de la cara. Sin embargo, estos
dos tupus pertenecen a fardos disturbados. Este tipo de iconografía refleja una
manufactura local, sobretodo los tupus con la cabecita de pez tipo raya. El tupu
característico inca es de forma circular o semicircular, como ya mencionamos líneas
arriba; dentro del material excavado también se presentan objetos hechos en otros
materiales, como cerámica, con iconografía típicamente inca.
27 En el entierro 31 del sector 15 de Puruchuco-Huaquerones, se encontraron 5 tupus de
plata con cabeza de “clavo” juntos. Estos tupus son de la misma forma y tamaño, llama
la atención el número tan elevado de tupus en un mismo entierro; éste corresponde a
una mujer entre 50 y 60 años de edad; apodada “la tejedora”, por el gran número de
textiles y herramientas asociadas a ella. Se encuentra momificada de forma natural y el
entierro estaba parcialmente disturbado. Por el tamaño y características del fardo,
parece haber sido uno de falsa cabeza, la variedad de fardo funerario más elaborado del
cementerio.
28 Tantaleán (2000) realizó excavaciones en Cutimbo, Puno en estructuras funerarias
conocidas como Chullpas pertenecientes a la época Inca. En el área periférica de las
Chullpas 1 y 2, los entierros asociados a éstas consistían en tres estructuras funerarias
tipo cista y una urna funeraria. En una de estas cistas se halló asociado al individuo un
par de tupus de cobre estannífero, uno de ellos se encontraba roto en la punta 2.
29 En la excavación de la urna funeraria se halló un individuo de entre 20 a 30 años de
edad; no se pudo determinar el sexo del individuo por la ausencia de varios huesos.
Como parte del ajuar funerario se halló un disco de bronce decorado con dos seres
antropomorfos, cuatro caleros de bronce, 2 tupus de bronce y un anillo de plata
laminada. Asociado a estos objetos se encontraron 436 cuentas de collar elaboradas con
diferentes minerales: crisocola, turquesa, lapislázuli, cristales de roca, esquisto,
Spondylus y Strombus; además de siete piezas de plata. Asociado a la boca de la tumba
se halló un conjunto de ofrendas, las cuales se encontraban atadas con hilos de lana
marrón y estaban constituidas por cuatro tupus: dos de plata con la parte superior en
forma de cabeza de camélido, otro con la lámina circular de oro y la aguja de bronce, y
el último de plata de pequeñas dimensiones. A pocos centímetros de estos tupus se
hallaron dos cuchillos ceremoniales de bronce. Según Tantaleán (2000), esta tumba
perteneció a un guerrero como lo demuestra el objeto (el disco de bronce) hallado que
aparece en las representaciones de Guamán Poma en individuos reconocidos como
tales.
30 La momia de la niña “Juanita”, quien fue ofrendada al Apu Ampato alrededor del año
1466 en la época del Inca Yupanqui (Chávez 1999) fue enterrada, entre otras cosas, con
un aksu (saya) donde se encontraban ensartados dos tupus, además de una serie de
ofrendas en miniatura. Entre estas ofrendas están una figurina de oro, otra en plata y
una última de Spondylus. Las dos últimas, llevan consigo como parte de su vestimenta,
dos tupus prendidos en el aksu. Los tupus que acompañan a la momia Juanita están
hechos en una aleación de plata y cobre.
31 Entre los objetos asociados al niño encontrado en el Cerro El Plomo en Chile,
perteneciente a la época Inca, destaca una figurina femenina de plata laminada y
soldada (Mostny 1957). Iba envuelta con un paño rectangular y otro le servía de manta;
además portaba un cinturón, un collar con dos tupus de plata y otro igualmente de
plata. Los primeros dos tupus estaban unidos a un cordel que pasaba por los agujeros
hechos en la base de la cabeza semicircular, sujetando así el aksu (saya) de la figurina.
Por su parte, el otro tupu se encargaba de sujetar la manta (lliclla).
32 Otras excavaciones muestran dentro de sus hallazgos tupus de diferentes metales
(cobre, bronce, plata y oro), así como, de diversas formas. (Uhle [1903] 1991; Mathewson
1915; Nordenskiold 1921; Rutledge y Gordon 1987; Ríos 1987; Lechtman 1996,1997).
47 El metal usado para estos objetos fue la plata, dejándose de lado el cobre, bronce y oro;
los dos primeros se dejaron de usar porque el bronce o cobre no eran considerados
metales propicios para la elaboración de objetos personales; y el oro era un metal caro
de difícil acceso; mientras que la plata era un metal barato por su facilidad de
extracción. Antes de la llegada de los españoles, la mina de Porco ya estaba siendo
explotada por los Incas para la extracción de minerales de plata, pero doce años
después de la conquista se descubre accidentalmente la mina de Potosí (Acosta 1985;
Cieza de León 1995).
48 Según los cronistas Acosta (1985) y Cieza de León (1995), la mina de Porco era muy rica
en minerales de plata, pero desde el descubrimiento de Potosí, no hay mina que se le
iguale. Fue tan rica esta mina que se creó una ciudad alrededor de ella, donde venían
miles de españoles e indígenas para la explotación de sus ricas vetas. En un primer
momento se usaron las guayras como hornos de fundición para obtener el metal (la
plata), pero esta forma de beneficiar la plata sólo servía para minerales que tuviesen
plomo, ya que el plomo hace derretir y deja correr la plata; con el uso del azogue
(mercurio) se pudo beneficiar el metal pobre y así se obtuvo mayor cantidad de plata.
49 El azogue se obtenía de las minas de Huancavelica, una de ellas es la mina de Santa
Bárbara explotada por los españoles durante la Colonia. Esta mina se ubica a pocos
metros del antiguo pueblo de Santa Bárbara. A unos 500 metros de distancia de esa
mina se ubican restos de lo que fue un horno de fundición colonial de mercurio, este
horno se encuentra ubicado casi en la cima del Cerro Oropesa, uno de los cerros que
rodea la ciudad de Huancavelica.
50 Siguiendo con las minas de plata, podemos mencionar la descrita por Brown y Craig
(1994) llamada Huantajaya ubicada en el desierto de Atacama, Chile. No queda claro aún
si fue explotada en tiempos prehispánicos o pocos años después de la conquista
española. Aunque hay evidencia de un socavón posiblemente prehispánico donde
fueron encontrados dos mineros con parte de sus herramientas, éstas son muy
parecidas a las encontradas en asociación con el “Hombre de Cobre” antes mencionado.
51 Según los estudios de Valencia (1978) y Carcedo (2001), en el pueblo de San Pablo, en la
provincia de Canchis, en el departamento de Cuzco, se encuentran los plateros más
hábiles de la zona; los cuales aún mantienen las técnicas precolombinas en este arte de
la platería. Ellos ocupan la posición más elevada dentro de la comunidad, porque se dice
que el platero es sinónimo de riqueza. Únicamente pueden llegar a ejercer este oficio
los indios o indígenas.
52 Las formas de los tupus varían para esta época, son más decorativos que los incaicos y
cambian de aspecto. Por ejemplo, tenemos el modelo de “cuchara” que presenta dibujos
incisos en la parte cóncava. Esta iconografía representa flores, aves, pavos reales y
otros objetos. Otra forma decorativa son láminas repujadas donde se aprecian
corazones, flores, figuras geométricas, entre otras. En muchos casos, aparecen piedras
(o cuentas de vidrio) de colores engastadas en la zona decorativa de los tupus. También
se representan escenas donde aparece un sol radiante con rostro humanizado y una
media luna, también con rostro, debajo del sol. En otros casos, cuelgan diferentes
objetos de uno de los extremos del tupu; estos colgajos pueden ser pescados articulados
(figura muy común en esta época), ollitas, cucharitas, serranitas, cruces, platos, entre
otros. Mucha de la iconografía representada en los tupus se puede observar en los
textiles de la época, tales como, pájaros y flores.
53 Como parte de las técnicas de orfebrería que se usan en la elaboración de estos objetos,
está el repujado. Como menciona Stastny (1997) para finales del siglo XVII y principios
del XVIII “[...] Cusco fue uno de los centros propulsores que desarrollaron junto con Arequipa y el
Altiplano, el lenguaje ornamental de relieves de poca elevación y alta densidad” (Stastny
1997:192); continúa “Aunque la capital Inca fue uno de los centros difusores de mayor
dinamismo, cada uno de los otros desarrolló un lenguaje propio subregional con rasgos
distintivos. En líneas generales la zona puede dividirse en dos áreas según la actitud asumida
frente al volumen. Una, como Cusco y Puno, en que se da poco énfasis al relieve; y otra (Arequipa
y La Paz) en que se prioriza una mayor altura del diseño repujado”. (Stastny 1997: 219).
54 Dentro de la técnica del repujado están los tupus con forma de circunferencia con
cintas repujadas y líneas incisas dentro de las cintas, que van del Interior hacia el
exterior. En el medio de la circunferencia se encuentra soldada una figura recortada,
repujada y con incisiones que representa a una serranita cargando a un niño. La aguja
está soldada por la parte de atrás.
55 Otra técnica orfebre es el calado que en algunos casos se relaciona, como indica
Wuffarden (1997), con algunas manifestaciones del incaísmo republicano. En varias de estas
piezas se muestra en la parte reversa un gancho, usado como ayuda para sujetar el
objeto a la prenda de vestir. Este gancho está soldado o a veces colocado por medio de
remaches en la zona de la aguja; ésta se encuentra, igualmente soldada o unida por
remaches a la parte decorada.
56 Otra forma mucho más tardía que presentan los tupus es la de representaciones de
escenas, dejan la forma circular o de cuchara y en vez de eso, empiezan a verse formas
que se asemejan más a los broches o prendedores típicos españoles, que se usan ya no
de forma diagonal, sino horizontal. En este tipo de prendedor, se siguen utilizando
colgajos como cucharitas, tenedores, cuchillos, jarras, etc. En estas escenas sigue
dandose un sincretismo de representaciones indígenas y españolas.
57 También, para esta época tardía (siglo XIX) empiezan a elaborarse prendedores donde la
aguja larga es reemplazada por un sujetador o alfiler pequeño que se encuentra soldado
en la parte de atrás. Estos prendedores continúan teniendo colgajos, como peces
articulados, que siguen siendo parte de su decoración.
58 Para Wuffarden (1997), los cambios en las formas de los tupus y su persistencia en el
soporte hacen eco de profundas transformaciones históricas. En el siglo XVIII hay
cambios importantes, que según Macera (1997) resultan de la aparición simultánea de
dos fenómenos: se implanta el pensamiento moderno europeo y se da la desviación
gradual de criollismo hacia los movimientos políticos de tipo nacionalista.
59 Para esta época el usuario de los tupus tenía la posibilidad de ir directamente donde el
orfebre para pedir el diseño que quisiera llevar. Hay que recordar que en la época
Incaica, sólo la nobleza tenía el privilegio de lucir piezas de metal finamente labradas,
mientras que el común de la gente, sólo podía llevar objetos sencillos como parte de su
vestimenta. En cambio, en la Colonia, ya no hay esa limitación y el indígena o mestizo
que continúa con esta tradición, puede tener la libertad de combinar los diseños.
60 Quizás se pueda comparar esta libertad de elaboración de los tupus con lo que
menciona Iriarte (1993) para los unkus: “En cuanto a los usuarios de los unkus, éstos ya no
los van a recibir como un don del Inca sino que los encargarán en forma directa al tejedor. Es
probable que esta libertad que va a tener el noble inca a la hora de elegir el diseño de su unku
haya sido uno de los factores que determinaron las modificaciones en las túnicas coloniales”
(Iriarte 1993:54). En el caso de los tupus, estas modificaciones se ven reflejadas en las
nuevas formas y en sus decoraciones.
61 La mayoría de tupus coloniales que han llegado hasta nuestros días exhibidos en
colecciones privadas y en museos pertenecen a finales del XVIII y principios del XIX..
Esto se debió, en parte, a los terremotos acaecidos en la sierra sur en el siglo XVIII y que
aún siguen ocurriendo. Otra razón fue la costumbre de fundir las cosas antiguas para
crear nuevos objetos con otro estilo (Stastny 1997; Wuffarden 1997).
62 Según Espinoza (1992), en la época de la Colonia, la estructura económica generó en el
Perú un sistema de clases, castas y estamentos dentro de la población. Esto no se medía
por la situación económica de cada individuo, sino por su origen étnico o racial. A pesar
de esta diferencia de clases, que fue cada vez más marcada, se mantenían mestizos
legítimos emparentados con los Incas o caciques que seguían con sus costumbres de
comida, vestimenta, etc. Para el siglo XVIII, en los cuadros de mestizaje del Virrey Amat,
donde se representa a un español con una India Serrana, cuya hija vendría a ser
mestiza. En este cuadro el español porta una pareja de tupus de plata que parece
ofrecer a su hija. La mujer india también porta un tupu en forma de cuchara que sujeta
su manta.
63 Las expresiones artísticas de la época se reflejaron en la pintura, sobretodo de la
Escuela Cuzqueña; se debe mencionar el cuadro de La Unión de la Descendencia Imperial
Incaica con la Casa de Los Loyola y Borja; este cuadro es de autor anónimo del siglo XVIII, se
encuentra actualmente en el Museo Pedro de Osma, Lima. Aquí, se ven representados
acontecimientos del siglo XVI, como la unión entre la nobleza española representada
por los Loyola y Borja vinculados a la Compañía de Jesús, con la real descendencia
Incaica. La vestimenta de Beatriz, noble “princesa del Perú” está compuesta por un
tupu que sujeta la manta que está decorada con tocapus. Otro cuadro interesante es el
de Santa Rosa de Lima niña, también del siglo XVIII, que se encuentra actualmente en el
Monasterio de Santa Rosa en Arequipa. En esta pintura se representa a Santa Rosa de
niña en su cuna y tres señoras a su cargo, una de ellas lleva puesta una manta, la cual
está sujeta por un tupu de plata con incrustación de cuenta de vidrio, típico de esa
época.
64 Como escribe Romero de Tejada (1999) “[...] su iconografía [de los cuadros] tiene un
indudable valor documental para conocer cómo era la indumentaria y el adorno personal de la
época” (Romero de Tejada 1999: 24). Iriarte (1993) también le da a los cuadros un valor
documental, señala que “Desde esta perspectiva se puede pensar que los pintores plasmaron
una idea de la vestimenta inca que debió ser compartida y considerada veraz por muchos
miembros de la sociedad colonial, al menos por todos aquellos a quienes estaba destinada la
contemplación de esas pinturas y que esperaban de la ellas la contraparte visual de los relatos
escuchados sobre el pasado” (Iriarte 1993: 79).
65 Los tupus no dejaron de usarse en la República; muy por el contrario, se puede observar
en algunas regiones del Perú, Bolivia y Ecuador a las mujeres portando el tupu con
orgullo. Aunque ya no es el mismo de antes, ahora le llaman prendedor y ha perdido la
forma de aguja que tenía en tiempos pasados. El material con el que se elabora es de
fantasía. Sólo en fiestas u ocasiones importantes es que sacan sus mejores galas, dentro
de ellas se encuentran estos tupus. Dicen que sólo lo usan en ocasiones importantes porque
les roban el tupu si se lo ponen a diario; es por ese motivo que se usa el prendedor de
fantasía.
66 Como ejemplo en Ecuador tenemos el sitio de San Lucas de Saraguro, Loja, donde las
mujeres siguen llevando este objeto como parte de su vestimenta. En Bolivia, se puede
ver a las mujeres de La Paz y el Alto portando dicho prendedor de fantasía que sujeta su
Lliclla. Algunos prendedores son muy simples, pero hay otros que tienen diseños de
flores, siempre de fantasía.
67 En Perú tenemos aún todavía algunos lugares donde las mujeres siguen utilizando esta
pieza, desgraciadamente cada vez son menos los sitios, ya que las costumbres
occidentales invaden cada vez más estas zonas. Un sitio muy interesante es Tupe,
pueblo que se encuentra en Yauyos, en la sierra de Lima. Este es un pueblo cuya lengua
es el jacaru y el traje típico tupino es el anako y los tupus de plata. La vestimenta que
usa la mujer en la foto 27a, hoy en día es usada exclusivamente por las mujeres
ancianas, ya que las jóvenes se sienten más cómodas con el camisón a cuadritos, estilo
escocés; es por esta razón que probablemente dentro de algunos años se pierda esta
costumbre de usar el tupu y el anako como parte de la vestimenta. Este pueblito se
protegió de la invasión occidental por la dificultad que representa llegar hasta él,
desgraciadamente ya se ha empezado la construcción de carreteras que facilitarán el
acceso hacia el pueblo, lo que hará que, de una vez por todas, se pierdan las costumbres
de sus ancestros, tanto la vestimenta como el idioma.
69 Las muestras fueron elegidas teniendo en cuenta dos motivos; primero, las facilidades
que brindaron los directores de cada Museo para la realización de los análisis, y
segundo, su procedencia de excavación arqueológica, como los tupus provenientes de
Puruchuco-Huaquerones, ya que la mayoría de estas piezas carecen de contexto
arqueológico e histórico.
70 Los análisis fueron realizados por el ingeniero Jesús Ruiz en el Laboratorio de
Materiales de la Facultad de Ciencias e Ingeniería, Sección Ingeniería Mecánica de la
Pontificia Universidad Católica del Perú.
podría sugerimos que se usó algún mineral de cobre o zinc que contuviese plomo como
parte de su composición natural. Como se sabe, el plomo no se alea con otro metal, es
por eso que en las piezas se encuentra el 100% de este metal en forma de inclusiones.
78 La zona de observación en estos tupus muestra un material totalmente recristalizado,
donde se presentan granos poligonales con maclas de recocido. Esto quiere decir, que el
objeto fue fuertemente deformado y recalentado sucesivamente por encima de su
temperatura de recristalización, hasta llegar a la forma en que hoy lo apreciamos.
79 La zona de la aguja tiene huellas similares a un trefilado, técnica por la cual se realiza
un estiramiento o deformado longitudinal. Las inclusiones de plomo están en dirección
longitudinal, lo que apoyaría este proceso. Esta técnica de trefilado viene realizándose
desde la época prehispánica; en la costa del norte del Perú (Ferreñafe). Se trabaja con
unas piedras con agujeros muy pequeños por donde se inserta el metal y es jalado por el
otro lado de tal manera que éste se adelgaza. El trabajo de trefilado deja una estructura
interna como la que podemos apreciar en estas piezas.
80 El orificio que se halla entre la aguja y la cuchara parece haberse realizado luego que la
pieza llegó a su forma final. No hay evidencia de ningún tipo de unión, por lo tanto, los
tupus fueron elaborados en una sola pieza.
81 Con respecto a los análisis de los tupus del Museo de Platería Peruana Vittorio Azzariti,
se puede decir que son de una aleación plata-cobre, donde el mayor porcentaje es la
plata, entre el 73% y el 95% en las cuatro piezas analizadas.
82 La microestructura indica que las piezas proceden de una colada, por lo que se halla en
todas evidencia de estructura dendrítica. Tanto el tupu pequeño como el tupu
prendedor fueron elaborados de un vaciado y luego recibieron una leve deformación
plástica como acabado final. La cucharita que forma parte de los pendientes del tupu
prendedor fue igualmente analizada, dando como resultado un material fuertemente
trabajado. En la parte posterior se observan pliegues que indican claramente el trabajo
de conformación. Los colgajos pertenecientes al tupu prendedor están unidos
mecánicamente a éste por medio de cadenitas. En cuanto a la composición química de
la cucharita y el tupu prendedor, es interesante anotar que tienen diferente
composición. Si bien no se ha realizado un análisis cuantitativo, la composición que da
el EDS para la cucharita es de aproximadamente 90% de Ag, mientras que para el tupu
prendedor es de aproximadamente 73% de Ag.
83 En el caso del tupu con decoración de calado, éste se compone de dos partes
principales, la aguja y la zona decorada. Estas partes están ensambladas entre sí por
medio de unión mecánica, caracterizada por clavitos o remaches. La aguja tiene
estructura dendrítica, por lo que procede de una colada, mientras que la zona decorada
presenta estructura recristalizada, es decir, deformación plástica severa con
recalentamiento. En esta pieza también se han encontrado diferencias en la
composición de las partes que forman la pieza, es así que para la aguja se tiene
aproximadamente 95% de Ag y para la parte decorada la composición está en cerca de
90% de Ag. Tanto en el tupu prendedor como en el tupu calado podríamos afirmar que
no se usó la misma aleación para realizar el total de la pieza, sino que hubo
elaboraciones separadas para este fin.
84 El tupu cuchara muestra una estructura de colada en la aguja, pero para la zona de la
cuchara se puede notar un trabajo más severo para lograr dicha forma. Este trabajo se
ve evidenciado en los granos con fuerte deformación plástica. Las cintas en forma de
“S” que se encuentran entre la cuchara y la aguja han sido unidas en forma metalúrgica
(uso de calor).
85 En el 90% de las piezas se muestra como parte de su estructura interna la presencia de
líneas de deslizamiento10, lo que indica que el final de proceso de fabricación de la pieza
fue un acabado mecánico por desbaste o martillado.
86 Algunos de los investigadores que han realizado análisis a este tipo de pieza y cuyos
resultados proporcionan información valiosa para esta investigación son los siguientes:
87 Mathewson (1915) realizó análisis metalográficos a las piezas de bronce procedentes de
la expedición de Bingham realizada a Machu Picchu en 1912; dentro de este grupo de
piezas se encuentra un tupu que él denomina cloak pin. Este objeto fue analizado en la
cabeza o zona decorativa donde encuentra una estructura típica de un martillado
severo con recocido de recristalización. Los granos recristalizados muestran líneas de
deslizamiento, que indica que el último proceso que se dio a la pieza fue el martillado o
desbaste. Este objeto muestra un orificio entre la cabeza circular y el alfiler
propiamente dicho; según los experimentos hechos por Mathewson, este orificio fue
realizado antes que la cabeza fuese adelgazada, es decir, el orificio se hizo en el vaciado
o colada de la pieza en un molde y luego ésta fue martillada en la zona donde hoy se le
aprecia de forma circular. También se hicieron análisis químicos que indican que la
pieza es de bronce estannífero, cuya composición es de 96.38% de cobre y 3.92% de
estaño.
88 Nordenskiold (1921) ha realizado análisis de tupus excavados en Chullpas en un distrito
en la frontera entre Perú y Bolivia. Los análisis químicos indican un porcentaje entre
1.95% a 9.02% de estaño en los tupus examinados.
89 Rovira (1991) hizo análisis a varias piezas de la colección del Museo de América en
Madrid y entre ellas se encuentra un alfiler de bronce de cabeza laminar (MA 7003),
elaborado en base a la aleación binaria cobre-estaño, típicamente Inca. Este tupu o
alfiler, como lo denomina Rovira, fue analizado metalográficamente en la zona
decorada, es decir en la zona de forma de media luna: “Estructura de granos maclados que
indican que la cabeza fue laminada en frío y luego calentada hasta recristalizar el metal”
(Rovira 1991:92).
90 Lechtman (1996) realiza análisis metalográficos de tupus procedentes de Pikillacta y
que datan aproximadamente del 600 - 1000 d.C. Los resultados indican que fueron
elaborados mediante deformación plástica severa, no hay evidencia de que fueron
vaciados. Si bien estos tupus son de aleación cobre arsénico, el proceso de manufactura
de la pieza pudo haber sido el mismo que el del tupu en forma de pez raya de
Puruchuco-Huaquerones.
91 Dos tupus de Cutimbo, Puno procedentes de un entierro Inca fueron analizados química
y metalográficamente por nuestro grupo, dando como resultado que ambos tupus son
de una aleación de cobre estaño. La metalografía muestra una estructura fuertemente
deformada, donde aparecen granos poligonales con maclas de recocido y líneas de
deslizamiento. El tamaño de grano de los tupus indica un grano grande lo que evidencia
la falta de control en la temperatura a la hora de la forja o martillado resultando una
pieza frágil (Cáceres et al. 1999).
92 En cuanto a los tupus coloniales, Lechtman (1996) ha realizado análisis de dos tupus
coloniales procedentes de Lukurmata, Tiwanaku compuestos de cobre-zinc, misma
aleación encontrada en los tupus pertenecientes al Museo de Arte de Lima. Hay escasa
bibliografía disponible sobre análisis a piezas coloniales que permitan una mejor
comparación de los resultados obtenidos en este trabajo.
Conclusíones
1. Se puede plantear una tipología con base en las distintas formas descritas en este trabajo: la
forma circular Inca pudo haber sido modificada para convertirse en la forma de cuchara que
se aprecia para la época de la Colonia. De esta manera, se sigue conservando, en cierta
medida, la morfología de la pieza con alguna variación. Más tarde se elaborarían los tupus
con decoración calada, los cuales fueron fabricados a partir de dos o más piezas. Luego están
los tupus en forma de prendedor horizontal con escenas diversas; y por último, tenemos los
prendedores que ya perdieron la aguja larga, la cual es reemplaza por una de menor tamaño
e invisible a primera vista.
2. Es interesante notar cómo el tupu viene elaborándose desde el Intermedio Temprano (ca.
400 d.C), continúa en la época Colonial y aún en nuestros días podamos apreciarlo en los
talleres de distintos artesanos que continúan haciéndolo con las mismas técnicas de sus
antepasados para que sean lucidos por las mujeres de los Andes.
Agradecímíentos
93 Deseo agradecer al Sr. Luis Felipe Villacorta, Director del Museo Raimondi, y al Sr.
Vittorio Azzariti, Presidente del Ente Promotor del Colegio Raimondi, por permitirme
trabajar con las piezas de su colección. Asimismo, al Dr. Guillermo Cock, Director del
Proyecto Puruchuco-Huaquerones, por permitirme estudiar los tupus provenientes de
la excavación, así como, la publicación de fotos de su investigación, del mismo modo a
la National Geographic Society quien apoyó en parte las excavaciones de Puruchuco-
Huaquerones con un Grant. A la Dra. Natalia Majluf, Directora del Museo de Arte de
Lima por dejarme estudiar los tupus de su colección. Al Laboratorio de Materiales de la
Facultad de Ciencias e Ingeniería, Sección Ingeniería Mecánica de la Pontificia
Universidad Católica del Perú por la realización de los análisis a las piezas que forman
parte de este estudio y al Ing. Jesús Ruiz por ser el encargado de realizarlos. A la Dra.
Sonia Guillén quien dirige The Bioanthropology Foundation Perú-Centro Mallqui, y a
Don Enrique Retamozo por permitirme estudiar las piezas del proyecto y publicar fotos
de la investigación. Al Sr. Pedro Gjurinovic, Director Museo de Arte Virreynal Pedro de
Osma por facilitar fotografiar los tupus y los cuadros. Al Sr. Rafael Segura, Director del
Museo de Sitio Arturo Jiménez Borja - Puruchuco por permitir el estudio de los tupus de
su colección. A Paloma Carcedo de Mufarech, Anne Marie Hocquenghem, Glenda
Escajadillo, Daniel Guerrero, Martín Mac Kay, Isabel Cornejo, Vicente Cortez, Johny Isla,
Rodrigo Castro de la Mata, Juan Mogrovejo y Ulla Holmquist por sus aportes a este
estudio
Figura 1. Mama Huaco Coya portando en su mano izquierda lo que podría ser un “espejo tupu”,
según Montell; Guamán Poma, pág. 94,1993
Figura 3. Cementerio Inca de Puruchuco-Huaquerones excavado por G. Cock en el patio del colegio
del Asentamiento Humano Tupac Amaru
Figura 4. Tupus de diversas formas y con diferentes colgajos; Museo Pedro de Osma
Figura 5. Tupus elaborados por la técnica del calado; Museo de Platería Vittorio Azzariti
Figura 7. Cuadro de La Unión de la Descendencia Imperial Incaica con la Casa de Los Loyola y
Borja; Museo Pedro de Osma.
NOTAS
2. Estos tupus fueron analizados en el Laboratorio de Materiales de la Facultad Ciencias e
Ingeniería, Sección Ingeniería Mecánica de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Los
resultados se expondrán en el capítulo de análisis, más adelante.
3. Destrucción de un contexto arqueológico por medio de excavaciones ilícitas.
4. Las piezas de metal recuperadas, tanto en la misión de salvamento, como en las excavaciones
realizadas en la Laguna de los Cóndores, están siendo restauradas y conservadas por Don Enrique
Retamozo.
5. Esta forma de cuchara como decoración en la parte superior del tupu, como se verá más
adelante, fue muy usada en los siglos XVIII y XIX.
6. Técnica por la cual se vacía metal líquido a un molde con un diseño determinado.
7. Estructura típica de un deformado severo o martillado con calentamientos sucesivos.
8. Estructura típica de una colada o vaciado en molde.
9. En este caso sólo fue analizado un tupu, pero se presume que el otro tupu es de la misma
característica de manufactura.
10. Estructura que indica martillado o desbaste sin la acción de calor.
RESÚMENES
Resumen
El Tupu, adorno usado por las mujeres del Inca, es un tipo de alfiler con decoración en uno de sus
extremos que era colocado en forma diagonal sujetando la manta. También los había en pares, los
cuales se colocaban a la altura de cada hombro y con la parte decorada hacia abajo. Este trabajo
pretende comparar el uso, forma y manufactura de los Tupus durante cuatro siglos, para esto se
analizarán metalográfica y químicamente un grupo de Tupus procedentes de las excavaciones en
un cementerio Inca en Puruchuco-Huaquerones realizadas por el Dr. Guillermo Cock y otro grupo
que pertenece a la colección del Museo de Platería Peruana Colonial Vittorio Azzariti. También se
compararán piezas procedentes de museos y colecciones privadas y se estudiarán los dibujos de
Huamán Poma y de la Escuela Cuzqueña, entre otros, donde se grafica el uso de estos objetos en
ambas épocas.
Abstract
The Tupu, a type of pin with special decoration in one of its extremes that was used diagonally in
order to hold the dress. Some varieties were worn in pairs, each one at the level of the shoulders
with the decorated end facing downwards. This research compares the use, form and
manufacture of the Tupus along four centuries. For this purpose a sample of Tupus recovered
from the Inca site of Puruchuco Huaquerones by the Peruvian archaeologist Guillermo Cock and
another group coming from the Vittorio Azzariti Peruvian Silver Museum, will be analyzed using
chemical and metallographic methods. These results will be compared with other objects coming
from private collections and local museums and the famous drawings of Huamán Poma de Ayala
and the Escuela Cuzqueña paintings, taking into account that they depict the use of these objects
in their social context.