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El mercado de San Juan, un universo irreal escondido en el centro

histórico.

Carlos Alexandro Prieto Salcido A01748588

Benjamin Vigueras Martínez A01748187

México, y en particular su afamada ciudad capital, poseen un especial renombre


dentro del mundo de la gastronomía internacional erigiéndose como una de los
referentes globales para los aventureros culinarios y amantes del sabor. Y no hay
donde experimentar esta diversa cultura culinaria de una manera más inmersiva que
justo en los lugar donde se viven y socializan estas tradiciones. Como la reconocida
revista documental ​National Geographic ​"La riqueza de la tierra mexicana se exhibe
con todo su esplendor en estos mercados llenos de colores, aromas y sabores" (2018).

De entre los miles de restaurantes, mercados y plazas que perfuman y sazonan la


ciudad con esencias y sabores únicos destaca uno, no solo por su carácter distintivo y
exótico, si no por su insólita imaginería capaz de transportar al visitante a escenarios
tan surreales como los propios de un filme de Jodorowsky; cabezas de animales
salvajes adornando las paredes de los numerosos puestos conviviendo con piezas de
iconografía religiosa y banderas de equipos de fútbol, brochetas de escorpión o
lechones expuestos en los mostradores. Al mismo tiempo que nos presenta escenas de
cotidianidad familiar de lo más comunes, confluyendo ambas imágenes disonantes en
un mosaico de fuertes contrastes.

El mercado de San Juan, es el nombre con el cual se le conoce a un conjunto de


cuatro mercados públicos ubicados en el barrio homónimo del Centro Histórico de la
Ciudad de México. Estos se dividen en San Juan Arcos de Belén, San Juan Arcos de
las Flores, San Juan de Curiosidades Mexicanas y finalmente, el mercado de San Juan
Pugibet, del cual hablaremos en esta reseña.
El mercado de San Juan Pugibet se encuentra en la calle Ernesto Pugibet #21, entre
Luis Moya y Buen Tono, cuenta con 361 locales y se especializa en la venta de
dulces, frutas verduras y carnes, sobre todo exóticas.

Lo primero que nos recibe en el mercado es la sonrisa de una vendedora, la Señora


Martha, quien además de ofrecernos aguas frescas, nos dió una introducción al mítico
lugar que estábamos por explorar. “Este mercado es reconocido internacionalmente,
viene gente de todo el mundo, valorenlo. Es parte importante de nosotros.” Desde
manzanas, limones y plátanos, pasando por lychee, pitaya y la fruta de “los siete
sabores”, en contra esquina con el pasillo de las carnes en el que podemos encontrar
desde bisteces y arrecheras hasta caimán, codorniz y león,

Al abrirnos paso por el mercado ​se pueden comprobar los porqués de aquel
renombre, tanto de mercado gourmet de primera calidad como el de una
excelente atracción turística y punto de encuentro entre amigos y familias​.
Dentro de él podemos encontrar desde restaurantes de mariscos y tapas con excelente
relación calidad-precio, varios restaurantes interactivos dedicados a turistas
extranjeros (donde se pueden apreciar los pintorescos cuadros de Europeos y
Estadounidenses cocinando sus tortillas en comal) conforme nos adentramos en el
mercado se hacen cada vez más notorias las peculiaridades, los restaurantes dan paso
a stands de mariscos con peces de tamaños y formas insólitas o negocios que ofrecen
experiencias excepcionales.

Cuando observamos a detalle, podemos ver cómo las personas apropian el espacio:
Una persona que vende hamburguesas de león tiene una imagen de la virgen de
guadalupe y escucha “no le pegue a la negra” de fondo. Contrastando aquello que es
para los de fuera, y aquello que es para los locales.

No es un día en el mercado de San Juan si no se come algo exótico, por lo que


nosotros decidimos formar parte de la experiencia antropológica a través de los
alacranes. El ritual es simple, como buen comida mexicana los alacranes están
acompañados de limón y chile, que son complementados con un caballito de mezcal
(que contribuye a contrarrestar el veneno de los arácnidos, dado que, en palabras del
encargado: “no pasan por ningún filtro de seguridad). Nada más les quitamos el
aguijón para que no nos lastimasemos la garganta.

Pese a ser una experiencia de lo más recomendable, en especial para aquellos que
gusten de retar sus límites con experiencias nuevas, la relación costo/beneficio que
existe es algo a tener en mente. Al ser un conocida "trampa para turistas" los precios
pueden llegar a puntos desorbitados, hasta 120MXN por consumir un solo escorpión.

La Ciudad de México es una ciudad que nunca duerme pero siempre sueña, el
Mercado de San Juan es justamente el reflejo de estos sueños, un lugar donde convive
donde los más exótico e inusual de la gran megalópolis mexicana se codea con su
lado más íntimo, cotidiano y familiar. Sin duda una parada imprescindible para todo
aquel que desee conocer el lado más profundo e irreal de Ciudad de México.

Referencias

O. F. (2018). 4 MERCADOS DE MÉXICO PARA DISFRUTAR CON LOS CINCO


SENTIDOS National Geographic , ​Volumen 8 (​ #18), 8-12.

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