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Immanuel Kant es considerado uno de los pensadores con mayor influencia en la civilización

occidental, con justa razón. Su trabajo abarca una multitud de áreas como la ética, la religión, la
metafísica, por nombrar unas. Popularmente se conoce que la postura de Kant respecto a la
psicología era severa. Se mostró, en numerosas ocasiones, contrario a la psicología racional que
prevalecía en aquella época. Para el Sabio de Königsberg, conocer la naturaleza del alma estaba
por encima de nuestro potencial racional; ergo, la psicología estudiaba aquello imposible de
comprender. Toda elucubración acerca del alma tendría un matiz empírico que imposibilitaría su
calidad de ciencia puramente racional, como lo son la metafísica o la filosofía. La inexistencia de
argumentos a priori (independientes de la experiencia) de los cuáles partir era un gravísimo
impedimento para la “ciencia” de la psique; por ende, la psicología debe ser una ciencia empírica.
Esta proposición, por sí sola, es de inmenso valor para nuestra disciplina.

Más tarde, Kant trama su propia concepción de lo que implica ser una ciencia natural en
Metaphysical Foundations of Natural Science (1786). En este trabajo sostenía que toda ciencia
debía adquirir datos mediante la experiencia y someterlos a las matemáticas, herramienta
necesaria para la fabricación de argumentos a priori. Esta condición que impuso a las ciencias
naturales nos devuelve al inherente y perenne problema de los fenómenos mentales con la
demostración mesurable y cuantificable. Bajo estos requisitos, la psicología no podría entrar en la
esfera de las ciencias experimentales ya que no era capaz de arrojar conocimiento apodíctico. La
crítica continúa cuando Kant demuestra que la psicología no puede controlar su fenómeno. Hace
hincapié en la baja calidad de datos que dispone la psicología: 1) La introspección arrojaría una
unidad compleja, conformada por distintos elementos, sin embargo, estos serían imposibles de
separar debido a su estrecha relación entre sí, 2) La observación, única herramienta a disposición
del psicólogo, altera el objeto observado y 3) La necesidad de tener un observador y un sujeto
observable causaría que los datos se distorsionen aún más, hasta el punto de perder su utilidad.
Sintetizando, la naturaleza de la mente imposibilitaba el puesto de la psicología como ciencia
racional o empírica.

En última estancia, Kant propone una imperiosa revolución: desechar el método introspectivo
tradicional y adoptar la observación sistemática del ser en su relación con los otros y el mundo, de
esta manera, la psicología tendría un propósito, reunir conocimiento acerca del comportamiento
humano (léase behavior) con el fin de que los individuos puedan tomar mejores decisiones en su
día a día. Kant, de manera fortuita, profetizó lo que más tarde sería la investigación experimental
psicológica que daría paso a corrientes como el estructuralismo y el conductismo. Cabe destacar
que Kant hizo muchas más aportaciones al ámbito de la psicología muy por fuera de su crítica.
Trabajó tres pilares que son: 1) cómo adquirimos conocimiento, 2) la naturaleza de la mente y 3) la
naturaleza y funciones de las facultades mentales. Dividió radicalmente las sensaciones y los
pensamientos, contrario a la doctrina leibniziana, mientras que, en acuerdo con este, sostuvo que
las formas del conocimiento son innatas y el contenido, adquirido mediante la experiencia.
Las críticas del ilustrado impulsaron a la psicología a convertirse en una ciencia con rigor, mientras
que sus ideas (no detalladas en este ensayo) sentaron bases para pensadores posteriores. Hasta el
día de hoy, su trabajo trasciende el plano del tiempo.

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