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Síntesis de exposición: ¿Qué es


política? Giovanni Sartori.
Giovanni Sartori es un investigador político italiano nacido en 1924. Se
interesó por indagar acerca de los sistemas de partidos políticos y su
interrelación con los sistemas electorales. También es conocido por sus
reflexiones entorno al concepto de democracia. Este autor desde el comienzo
del capítulo “¿Qué es política?” en el libro La política. Lógica y método en las
ciencias sociales,expone que su principal objetivo es, por una parte, explicar
lo que se entiende y se ha entendido por política, empezando por esclarecer
una confusión creada entorno a terminologías de origen latino y griego; y
adicionalmente demarcar los límites entre la esfera política y ámbitos como
el económico, ético y social. Por otra parte, Sartori plantea que no es posible
hablar de una historia de la ciencia política como un continuo antes de que
“la idea de ciencia converja de modo significativo con la idea de política”
(Sartori, pg.202), ya que estos términos tienen significados distintos en las
diferentes épocas históricas.

En la antigüedad el hombre era un “animal político” según Aristóteles. Los


griegos veían su vivir como un vivir político, como una parte agregada a su
esencia y aquel ser considerado “no político” era un ser defectuoso por no
haber alcanzado una asociación íntima con la Polis. El “animal político”
planteado por Aristóteles, fue una concepción que se le dio al hombre y no a
la política como tal. En este sentido, para Aristóteles el animal político no se
diferencia del animal social, ya que para este ambas eran un solo término,
polites. Santo Tomás de Aquino, entiende esto y por eso es que traduce
“zoon politikon”, como “animal político y social”. Es Séneca quien plantea
como una nueva visión antropológica del hombre al “animal social”, puesto
que este ya ha perdido a la polis. En concordancia con lo anterior no puede
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pensarse que la discusión actual acerca del ámbito social y político tiene su
raíces en estos conceptos, ni pensar que uno incluía al otro.

En relación a la autonomía de la política, el autor sostiene que merece


catalogarse de esta manera puesto que la política es: diferente,
independiente, autosuficiente y causa primera. Sartori, considera que la
característica que más necesita aclararse es la primera, y es por esto que
nombra a un importante pensador, Maquiavelo. Según Sartori, la
importancia de este autor radica en que además de zanjar una importante
diferencia entre la política y, la moral y la religión (las cuales son
instrumentos de la primera), afirmó que la política se rige por sus propias
leyes. Sartori, propone que maquiavelo es quien “descubre la política”, pues
es con él que esta adquiere una autonomía considerando que no está
determinada por otras esferas.

Una de las mayores dificultades al intentar definir la política es plantear la


diferencia entre estado y sociedad, esto debido a que en el pensamiento
romano y medieval no se expresaba una idea autónoma de lo que era la
sociedad, al contrario, se configuraba como una civilis societas y una iuris
societas. Asì, la separación fue lenta hasta que en el siglo XVII se le atribuye a
Locke la primera formulación de la idea de sociedad, donde esta es una idea
de paz, en vez de revolución que pertenece a la fase contractualista de la
escuela del derecho natural y se presenta como un “contrato social”, pero
esta a su vez es una ficción jurídica, ya que la diferenciación de la sociedad y
el Estado, obliga a diferenciar también la esfera económica de la esfera
política.

Para lograr esta diferencia se debería remontar hasta el padre de la ciencia


económica Adam Smith (1711-1776), ya que fueron los economistas “los que
muestran cómo la vida en sociedad próspera y se desarrolla cuando el Estado
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no interviene; los primeros en mostrar cómo la vida en sociedad encuentra


en la división del trabajo su propio principio de organización; y por lo tanto
en mostrar también cuántos sectores de la vida social son extraños al Estado
y no se regulan ni por las leyes ni por el derecho”(Sartori, pág. 213). De esta
manera, fueron los economistas de los siglos XVIII y XIX los que plantearon la
idea de una sociedad capaz de autorregularse y desarrollarse de manera
autónoma, y ya con identidad propia. Por supuesto la idea de los
economistas era la de una sociedad económica desligada de la interferencia
de la política y del derecho, pero esta se puede extender a la idea de la
sociedad en general.

Gracias a estos desarrollos ya en la segunda mitad del siglo XX, comienza a


configurarse la sociedad, como una realidad autónoma que puede ser
estudiada por una ciencia, que Comte (1798-1857) bautizó como
“sociología”. Es así que “la sociedad no es sólo un “sistema social” diferente,
independiente y autosuficiente con respecto al “sistema político”. Hay
mucho más todavía; el sistema social es el que genera el sistema político. El
panpoliticismo de Hobbes se transforma en el pansociologismo y en la
sociocracia de Comte.” (Sartori, pag. 215)

Pero la pregunta seguía siendo, ¿cómo diferenciar la política de los demàs


dominios? ¿del dominio social? Entonces, propone describir los
comportamientos de los dominios, pero en su tarea descubre que estos, no
indican un tipo particular de comportamiento, sino que se refieren a un
contexto, ya que sostiene que tales comportamientos, se observan en las
instituciones, estructuras y funciones que componen al sistema. Por tanto
podría pensarse que todos los dominios están presentes al mismo tiempo en
la sociedad.Con lo anterior al desnudo Sartori sugiere un reenfoque hacia la
sociedad. En el análisis, descubre que ésta puede desarrollar cierta
espontaneidad en tanto pueda ejercer un control social sobre ella misma y
no someterse a uno político impartido por el estado[i].
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Luego ocurre un fenómeno crucial, la masificación de la política, conocida


como democratización. Con esto, la estructura de la sociedad se transforma,
dando cabida al surgimiento de un complejo conocido como sistema político,
cuya principal característica es contener aspectos verticales y horizontales de
manera simultánea. Así, las demandas de arriba y las de abajo tienen una
mejor representación en la gobernabilidad. Pero al incluir, en el sistema
político demandas ascendentes y descendentes, se cuestiona la autonomía
de la política, ya que se muestra dependiente de la estructura social en tanto
el flujo descendente de demandas presenta más vulnerabilidad que el
ascendente, a ser entendido como órdenes dictatoriales que traen de nuevo
la coerción al plano de la innovadora estructura.

Todos los aspectos mencionados anteriormente, demuestran que la


discusión sobre la definición y ubicación de la política aún está abierta y
continúa siendo polémica, pero de la misma manera se observa que la
política no puede desligarse en ningún sentido del dominio social, ya que
comparten elementos definitorios y se contienen mutuamente. Son dominios
inherentes.

[i] Aquí observa, que el poder y la coerción son componentes del dominio
político, pero recalca que jamás son suficientes para explicar la política en su
totalidad. ANEXO: cuando creemos que política es única y exclusivamente
poder y coerción, pasamos a otórgale a la ciencia política la responsabilidad
del estudio exclusivo del estado, y así mismo a la sociología el de la sociedad,
estableciendo una separación inadecuada.

REFERENCIAS

SARTORI,G. (2006) ¿Qué es politica? En “La politica. Logica y metodo en las


ciencias sociales”. Mexico: F.D.E, pp. 201-224
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Resumen Sartori U1

Que es “Política”?

Existen dos variables que determinan la nocion de “ciencia política”. La


primera es el estado de la organización del saber y la segunda, el grado de
diferenciación estructural de los componentes humanos.

La noción de ciencia queda precisada cuando se diferencia de la filosofía.

La noción de política califico todo y por lo tanto nada especifico, hasta que las
esferas de la ética, de la economía y de lo político-social se mantuvieron no
divididas y no se tradujeron materialmente en diferenciaciones estructurales.

La noción de ciencia política varia en función de que se entienda por ciencia y


que por política. Dicha división es necesaria porque ambos conceptos han
variado según las épocas.

La idea de política

Para Aristóteles, el hombre era un zoon politikon porque el hombre vive en la


polis y porque la polis vive en el. Mediante esta calificación, Aristóteles
también exponía la concepción griega de la vida en la que la polis era la
unidad constitutiva y la dimensión completa de la existencia.

El animal político no se distinguía en modo alguno de un animal social. El vivir


“político” era al mismo tiempo el vivir colectivo, el vivir asociado y el vivir en
comunidad.

Los dos términos eran para el un único termino.


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Santo Tomas de Aquino tradujo zoon politikon como “animal político y


social” observando que “es propio de la naturaleza del hombre vivir en una
sociedad de muchos”

Los romanos absorvieron la cultura griega cuando su ciudad había


sobrepasado la dimensión que admitia el “vivir político” según la escala
griega. Por lo tanto la civitas es una ciudad de politicidad diluida y esto en dos
aspectos:

1. La civitas se configura como una civitas societas, una calificación mas


elástica, que amplia sus limites.

2. La civitas se organiza jurídicamente. Lo que permite sustituir la


“politicidad” por la juricidad.

Ciceron sostenía que la civitas es un conglomerado que se basa en el


consenso de la ley.

Para Seneca, el hombre no es ya un animal político, es un sociale animal. El


animal social de Seneca es el hombre que ha perdido la polis, que se ha
extrañado de ella y que se adapta a vivir negativamente mas que en forma
positiva en una cosmopolis.
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FICHA: SARTORI. "¿QUÉ ES LA POLÍTICA?" (1972)


Nota bibliográfica:

Esta ficha fue redactada a partir de la lectura del capítulo VII de la obra La
política: Lógica y método en las ciencias sociales. Dicho capítulo y el VIII
reproducen el trabajo de Sartori titulado La Scienza Politica, que se publicó
en el volumen 6 de la colección Storia delle Idee Politiche, Economiche e
Sociali, dirigida y supervisada por Luigi Firpo, Turín, UTET, 1972. EN: Sartori,
Giovanni. (2003). La política: Lógica y método en las ciencias sociales. México
D. F.: Fondo de Cultura Económica. (pp. 201-224). La traducción española es
de Marcos de Lara.

Dedica el primer apartado del texto a examinar las vicisitudes de la idea de


política (pp. 202-208).

Sartori (S a partir de aquí) sostiene que la noción ciencia política (CP a partir
de aquí) se determina en función de dos variables: 1) el estado de
organización del saber; 2) el grado de diferenciación estructural de los
componentes humanos. (p. 201).

Es evidente que la noción de ciencia carece de sentido hasta tanto ésta no se


haya separado de la filosofía (= amor al saber). La separación de ambas es
fundamental, más allá de que la ciencia también se diferencia de opinión,
teoría, doctrina e ideología. (p. 201).

La noción de política calificó todo (y, por ende, no significó nada) hasta tanto
se produjo la separación de las esferas de la ética, de la economía y de lo
político-social, y se constituyeron instituciones que pudieron ser calificadas
de políticas, económicas, religiosas y sociales. La separación entre lo
“político” y lo “social” es fundamental. (p. 201; el resaltado es mío).
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Antes de la confluencia de ciencia y política no puede hablarse de historia de


la CP. Es erróneo plantear la existencia de una CP que surge con Aristóteles y
renace con Maquiavelo. Antes de la mencionada confluencia, existe “una
historia a dos voces: la del concepto de ciencia por un lado, y la del concepto
de política por el otro.” (p. 202).

¿Cuál es el objetivo del texto?

“En este escrito no trataré de fijar el nacimiento de la «primera» ciencia


política, sino más bien de separar los elementos de varios plausibles,
«encuentros significativos» entre los dos términos de nuestro discurso; por
un lado, los modos de observar la política que se pueden calificar como
científicos, y por el otro, una serie de caracterizaciones de la idea de política.”
(p. 202).

En la actualidad es habitual distinguir entre lo político y lo social. Esta


distinción es reciente y se consolidó recién en el siglo XX. S sostiene que es
erróneo utilizar ambos términos, en su acepción actual, para referirnos al
mundo griego.

Aristóteles afirmaba que el hombre era un zoon politikón = “Sólo porque el


hombre vive en la polis, y porque la polis vive en él, el hombre se realiza
completamente como tal. Al decir «animal político», Aristóteles expresaba,
pues, la concepción griega de la vida. Una concepción que hacía de la polis la
unidad constitutiva (indescomponible) y la dimensión completa (suprema) de
la existencia. Por lo tanto, en el vivir «político» y en la «politicidad», los
griegos no veían una parte o un aspecto de la vida; la veían en su totalidad y
en su esencia. Por el contrario, el hombre «no político» era un ser defectuoso
(…) un ser inferior, un menos-que-hombre.” (p. 203).
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En síntesis, es incorrecto separar política y sociedad en Grecia Antigua. “El


vivir «político» - en y para la polis – era al mismo tiempo el vivir colectivo, el
vivir asociado, y más intensamente, el vivir en hoinonía, en comunión y
«comunidad». Por lo tanto, no es exacto decir que Aristóteles incluía la
socialidad en la política. En verdad, los dos términos eran para él un único
término, y ninguno de los dos se resolvía en el otro, por la simple razón de
que «político» significaba conjuntamente las dos cosas a la vez.” (p. 203-204).

La concepción romana de la civis no es la polites griega. La organización social


romana no era la de polis griega. De ahí que los términos para referirse a
cada organización social no puedan equipararse. S afirma que la escala de la
organización política romana impedía el “vivir político” griego. En Roma la
juridicidad (la organización jurídica) reemplaza a la politicidad. Cicerón (104-
43 a. C.) “sostenía que la civitas no es un conglomerado humano cualquiera,
sino aquel conglomerado que se basa en el consenso de la ley.” (p. 204). El
ciclo se cierra con Séneca (4 a. C. – 65 d. C.), para quien “el hombre no es ya
un animal político; es, por el contrario, un sociale animal. Estamos en las
antípodas de la visión aristotélica, porque el animal social de Séneca y de los
estoicos es el hombre que ha perdido la polis, que se ha extrañado de ella, y
que se adapta a vivir negativamente más que en forma positiva en una
cosmópolis.” (p. 204-205).

S indica que la concepción política del mundo griego no tiene nada que ver
con la conceptualización moderna. Por un lado, el sociale animal y el
politicum animal no aluden a dos facetas del mismo ser humano, sino que se
trata de dos antropologías, opuestas una a otra. (p. 205). Por otro, los griegos
no llegaron a ninguna problemática vertical de la política y la politicidad (ni el
pensamiento romano ni el medieval). (p. 205) (1)
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En el lenguaje medieval, la concepción vertical se expresaba por medio de


términos tales como principatus, regnum, dominium, gobernaculum. Para los
autores medievales y renacentistas – que escribían tanto en latín como en
italiano, francés o inglés – el dominium politicum no era «político» en
nuestro significado, sino en el significado de Aristóteles: era la «ciudad
óptima» del polites, la res publica que practicaba el bien común, una res
populi igualmente ajena tanto a la degeneración democrática como a la
degeneración tiránica. De hecho, los autores medievales usaban dominium
politicum en contraposición a dominium despoticum. Equivale a decir que la
voz politicum designaba la «visión horizontal», mientras que el discurso
vertical se desarrollaba mediante las voces realeza, despotismo y
principado.” (p. 206-207).

Maquiavelo (1469-1527) priorizó el enfoque vertical mediante el uso del


término príncipe. “La política no se configura en su especificidad y autonomía
hasta Maquiavelo.” (p. 208).

S dedica el segunda apartado del capítulo a la cuestión de la autonomía de la


política (pp. 208-211).

La autonomía de la política es relativa. Pueden sostenerse cuatro tesis al


respecto: “primero, que la política es diferente; segundo, que la política es
independiente, es decir que sigue leyes propias, instaurándose literalmente
como ley de sí misma; tercero, que la política es autosuficiente, autárquica
en el sentido de que basta para explicarse a sí misma; cuarto, que la política
es una causa primera, una causa generadora no sólo de sí misma sino
también de todo el resto, dada su supremacía.” (p. 208).
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Maquiavelo establece la separación de la política respecto a la religión y la


moral: “la mayor originalidad de Maquiavelo reside precisamente en el hecho
de que teorizó con inigualado vigor sobre la existencia de un imperativo
propio de la política. Maquiavelo no se limitó a señalar la diferencia entre
política y moral; llegó a proclamar una vigorosa afirmación de autonomía: la
política tiene sus leyes, leyes que el político «debe» aplicar.” (p. 209).

Para mostrar la originalidad de Maquiavelo, S recurre a la comparación con


Hobbes (1588-1679). “El método de Hobbes era, pues, rigurosamente
deductivo. Con esto está todo dicho. No observaba el «mundo real». Nadie
puede cuestionar la estatura filosófica de Hobbes; pero su «ciencia» no es
tal; no descubría nada. Correlativamente, la autonomía de la política que nos
interesa no es la teorizada por Hobbes. Y nada puede ocultar el hecho de que
Hobbes era más valorativo que Maquiavelo.” (p. 211).

S plantea en el tercer apartado (El descubrimiento de la sociedad; pp. 211-


215) la cuestión de la separación entre Estado y sociedad. Esta última se
afirma como una realidad en sí misma.

La sociedad no es ni el demos griego ni el populus romano. El pensamiento


medieval procuró incluir la sociedad entre los múltiples corpus entre los que
se organizaba el mundo medieval en su sistema de jerarquías. (p. 212).

S indica que “el primero en teorizar el derecho de la mayoría y la regla


mayoritaria – es decir una regla que restituye operatividad a la noción de
pueblo – fue Locke.” (p. 212-213). John Locke (1632-1704) construyó una
idea de sociedad que corresponde a la fase contractualista de la escuela del
derecho natural. La sociedad es el ente que estipula con el soberano el
contrato social. (p. 213). Sin embargo, el liberalismo político postulaba que la
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sociedad debía seguir siendo regulada y protegida por el derecho; en cambio,


el liberalismo económico (desarrollado en el párrafo inmediatamente
posterior) procuraba liberar a la sociedad de todas las ataduras corporativas.
(p. 214).

Para que se concretase la autonomía de la sociedad respecto de la política


fue preciso que se verificara la diferencia entre política y economía. S opina
que “son los economistas – Smith, Ricardo y en general los liberales – los que
muestran cómo la vida en sociedad prospera y se desarrolla cuando el Estado
no interviene; los primeros en mostrar cómo la vida en sociedad encuentra
en la división del trabajo su propio principio de organización; y por lo tanto
en mostrar también cuántos sectores de la vida social son extraños al Estado
y no se regulan ni por las leyes ni por el derecho. Las leyes de la economía no
son leyes jurídicas; son leyes del mercado. Y el mercado es un automatismo
espontáneo, un mecanismo que funciona por su cuenta. Son, pues, los
economistas de los siglos XVIII y XIX los que proporcionaron una imagen
tangible, positiva, de una realidad social capaz de autorregularse, de una
sociedad que vive y se desarrolla según sus propios principios. Y es así como
la sociedad toma realmente conciencia de sí misma.” (p. 213-214).

S señala que el desarrollo posterior de la posición de los economistas fue


llevado a cabo por Saint-Simon (1770-1825) y Comte (1798-1857). “La
sociedad se configura entonces tan autónoma que puede volverse objeto de
una ciencia en sí misma, que no era ya la economía” (p. 215). Esa ciencia fue
la sociología.

El cuarto apartado del capítulo VII está dedicado a la cuestión de la identidad


de la política. (p. 215-224).
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Nuestro autor se propone dar respuesta al problema de ¿qué es la política en


sí?, pues en los apartados anteriores mostró que no es ni moral, ni derecho,
ni economía, ni el sistema social. Para llevar a cabo esta tarea se pregunta
¿en qué se diferencia el comportamiento político del comportamiento
económico y del comportamiento moral?

“El criterio de los comportamientos económicos es útil: la acción económica


es tal en la medida en que se dirige a llevar al máximo una ganancia, una
utilidad, un interés material. En el otro extremo el criterio de los
comportamientos éticos es el bien: la acción moral es una acción «debida»,
desinteresada, altruista, que persigue fines ideales y no ventajas materiales.”
(p. 217). Ahora bien, sólo puede decirse que los comportamientos políticos
no son ni morales ni económicos, aunque tengan elementos de ambos.
Hablar de “comportamiento político” “no equivale a indicar un tipo particular
de comportamiento, sino un ámbito, un contexto.” (p. 217).

El camino propuesto por S: “no es preguntarse en qué se diferencian el


comportamiento del animal político del del animal social y económico; es
preguntarse cómo se han ido diferenciando y organizando desde el punto de
vista estructural de las colectividades humanas. Por consiguiente, la pregunta
pasa a ser: cuál será la denotación de las expresiones «en política» y
«sistema político», con respecto a las del sistema social y del sistema
económico.” (p. 218-219).

La polis y la pequeña-comunidad Estado tenía una organización horizontal; a


medida que nos alejamos de esta forma política, pasa a predominar la
dimensión vertical. Lo paradójico es que se siguió utilizando el vocabulario
griego (horizontal) para designar una situación marcada por lo vertical.
“Como consecuencia de esta nueva sistematización, la dimensión horizontal
pasa a ser asumida por la sociología, y correlativamente la esfera de la
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política se restringe en el sentido de que se reduce a una actividad de


gobierno, y en sustancia a la esfera del Estado.” (p. 219).

En la actualidad se produce la masificación de la política:”Las masas – que


desde siempre estuvieron alejadas o excluidas de la política, o presentes sólo
muy de tanto en tanto – ahora entran en la política; y entran con intenciones
de estabilidad, para quedarse.” (p. 220).

Se produce una ampliación del concepto de Estado, “es sustituido por el


concepto bastante más elástico, y abarcador de «sistema político».” (p. 220).

“La difusión de la política, por otra parte, no sólo tiene lugar a nivel de la
base, al nivel del demos. La encontramos también en los vértices, a nivel de
las élites. De hecho, nuestras democracias se estructuran como «poliarquías»
competitivas de amplia proyección pluralista.” (p. 221).

Sobre el final una crítica al marxismo: “La forma extrema de negación de la


autonomía de la política no es de todos modos la sociológica; más bien
proviene de la filosofía marxista. En esta perspectiva no se llega sólo a la
heteronomía de la política sino más drásticamente a la «negación de la
política». En la concepción económico-materialista de la historia, la política
es una «superestructura», no sólo en el sentido de que refleja las fuerzas y
las formas de producción, sino también en el sentido de que es un
epifenómeno destinado a extinguirse. En la sociedad comunista – según lo
preveía Marx – el Estado tiende a desaparecer, y con ello desaparecerá la
coerción del hombre sobre el hombre. No vale la pena detenerse en esta
verdadera negación de la política. Si una filosofía de la historia debe medirse
en función de los acontecimientos históricos que ha generado, basta
comprobar que a ojos vistas la tesis del «predominio de la política»
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encuentra su confirmación mejor en los Estados que se basan en la palabra


de Marx y de sus sucesores. Quien ha vivido la experiencia de los países del
Este, no tiene dudas sobre la identificabilidad de la política; y menos aún
duda – es legítimo pensarlo – de la autonomía y autosuficiencia de la política.
En los países del Esta no es, por cierto, el sistema social el que explica al
Estado. Más bien habría que preguntarse si tiene sentido hablar allí de una
realidad social autónoma, dado que las sociedades en cuestión son el más
puro producto de un control vertical capilar y omnipresente.” (p. 223).
[Dispongo de muy poco tiempo. Pero S falsea la posición de Marx para
despachar el asunto en pocas palabras. Marx se refiere en todo momento a
la extinción del Estado, no de la política. Engels, en un artículo en el que
discute con los anarquistas, dice que los socialistas bregan por la
desaparición del Estado, pero que aún en la sociedad comunista seguirá
existiendo “autoridad”, es decir, una determinada organización jerárquica del
proceso productivo – utilizo el término “jerarquía” adrede, para expresar que
la cuestión no se presta a soluciones fáciles - ].

S concluye el capítulo afirmando que existe un hecho indudable: “la


ubicuidad y por lo tanto la difusión de la política en el mundo
contemporáneo.” (p. 223). Esta ubicuidad puede interpretarse de tres formas
diferentes: 1) heteronomía, o extinción; 2) autonomía, predominio o triunfo;
3) dilución, pérdida de fuerza. (p. 224).

[Es notable la habilidad de S para escribir un largo y erudito artículo sobre el


concepto de política sin mencionar en absoluto el problema de las clases
sociales ni la cuestión del carácter de clase del Estado. Es cierto que S no es
marxista y que rechaza abiertamente el punto de vista marxista en el análisis
político – se ha transcripto un pasaje dedicado específicamente a “demoler”
al marxismo -. No obstante, la política gira en torno al Estado y a los grupos
sociales (los llamemos o no clases sociales) que pugnan por controlar los
recursos económicos de la sociedad. Una teoría de la política que ignore
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estas cuestiones termina siendo abstracta, por más minuciosa que sea en el
análisis de lo concreto. Por abstracta entiendo que se encuentra obligada a
poner el acento en cuestiones unilaterales (por ejemplo, las motivaciones de
los individuos) y a dejar de lado el conjunto de la totalidad social.

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