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LA GENERACIÓN DEL 27

CONTEXTO HISTÓRICO: POLÍTICA, SOCIEDAD, PENSAMIENTO Y


CULTURA

Durante el primer tercio del siglo XX comienza en Europa una época de renovación que
rompe con la etapa anterior. La terrible experiencia de la Primera Guerra Mundial (1914-
1918) hunde a Europa en una grave crisis y pone en entredicho los valores que habían
sustentado a la sociedad hasta el momento. España no ha participado en esta guerra, pero
vive una época de fuertes cambios. La guerra en Marruecos, la conflictividad social y el
colapso económico incrementaron el descrédito de la Restauración y a alimentar las voces
que defendían una solución autoritaria, que finalmente llegó en 1923 con el golpe de Estado
de Primo de Rivera. Más tarde, la agitación social desembocará en la Segunda República
(1931).
A este panorama se suma el arrollador avance de la técnica: el cine, el automóvil, el
aeroplano… La actividad frenética de los nuevos tiempos y la industrialización de la
sociedad provocan una mezcla de fascinación y vértigo ante la rapidez con la que cambian
las formas de vida, y con ellas, el pensamiento y la mentalidad. Los avances científicos
contribuyen a desestabilizar las viejas concepciones: la relatividad, el psicoanálisis, etc.
vienen a poner en duda los viejos principios que cimentaban la antigua sociedad.

POETAS Y AMIGOS
Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre son otros dos miembros de la Generación del 27 que
se destacaron en la poesía y la crítica literaria.
En 1927 se cumplió el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora. Me imagino que
habréis escuchado hablar de él. Es uno de los poetas más importantes de España y de todo
el planeta, por eso su obra se convirtió en la guía de nuestro grupo de jóvenes entusiastas,
conocidos como la Generación del 27. En el Ateneo de Sevilla, centro de artes y cultura,
celebramos el tercer centenario del fallecimiento del poeta y esta reunión se conoció años
más tarde como el evento fundador de esta generación de artistas que nacimos entre 1891 y
1910. Se dice que si la época de Góngora se conoció como la Edad de Oro, nosotros,
modestia aparte, somos en la literatura española la Edad de Plata.

Existen muchos interrogantes frente a si debemos llevar el nombre de generación puesto


que nuestras acciones y nuestro pensamiento no se definen con las características de ese
término, es decir, no contamos con un líder ni con un lenguaje propio, ni nos opusimos
radicalmente a las ideas propuestas por una generación anterior, aunque sí contamos con
una inmensa libertad creativa. El debate contra la tradición no era importante para nosotros,
pero nos unía el deseo de una renovación de la literatura, para que adoptara nuevas formas,
y el interés por conocer las ideas que rondaban en otras regiones europeas y en América
Latina. Sin embargo, más allá de nuestros intereses comunes, la amistad fue el vínculo más
grande entre nosotros.
A mediados de la década de 1920, España era un país convulso; vivíamos una situación
política lamentable y nos enfrentábamos a un futuro poco prometedor. Entre 1936 y 1939
tuvo lugar la cruel guerra civil española, que dejó una marca indeleble en nuestra memoria;
después de ella los españoles nunca más volvimos a ser los mismos. Las palabras eran el
mejor vehículo para decir todo lo que deseábamos y eran el material con el que podíamos
reformular el mundo; y así fue: nuestros poemas fueron nuestras armas de combate y
nuestra visión de la literatura quedó grabada en el mundo hispanoamericano.
Nos distanciamos de nuestros predecesores y nuestra poesía adoptó un tono más intelectual
que emocional. En otras palabras, privilegiamos el concepto sobre la intuición. La técnica
fue tanto o más importante que la inspiración. No dejamos de lado lo local, pero lo pusimos
en diálogo con expresiones más universales. A diferencia de la Generación del 98 que nos
antecedió, a nosotros no nos interesaba hablar de España para rescatar lo castizo, porque
aquello hacía parte del pasado y porque eran temas que no nos hacían vibrar como las
preocupaciones del mundo contemporáneo o los experimentos formales que propusimos
para renovar la literatura. No olvidamos a España, ni a sus gentes, pero no giramos en torno
a la nostalgia de lo que fue nuestra nación porque nos desvelaban las propuestas de las
Vanguardias, como las del Creacionismo, el Ultraísmo y, particularmente, el Surrealismo.
El Surrealismo fue una influencia vital para nosotros. Este diálogo con la obra de artistas
europeos y latinoamericanos se debe al trabajo editorial de las revistas intelectuales, que
fueron el medio para comunicarnos y para difundir nuestra obra y nuestras propuestas. Fue
gracias a estas revistas que conocimos el renovador ejercicio del peruano César Vallejo
quien, con Juan Larrea, fundó Favorables París Poema. Otras revistas en donde publicamos
nuestros artículos y obras fueron Revista de Occidente, La Gaceta Literaria, Verso y Prosa
y Litoral.

EL GRAN GARCÍA LORCA


Cómo es de hermosa Granada (1), la ciudad donde nací. El calor de sus veranos envuelve
mi corazón con la música gitana y con las notas del flamenco (2), que recorren
mi Romancero gitano (3) y muchas de mis obras de teatro. Pero fue en la Residencia de
Estudiantes de Madrid donde conocí a la mayoría de mis amigos y se definió mi estilo de
vida. Pero antes de avanzar debo presentarme, soy Federico García Lorca, músico, poeta,
dramaturgo, viajero y fusilado.
Hice parte de la Generación del 27, ya os he dicho que se presentaron muchos debates
sobre el término generación, sobre si nuestra actitud se asemejaba a aquella que describe a
las generaciones, pero no, nosotros no adoptamos esas conductas. Nuestro mayor vínculo es
la amistad y por eso me acompañan Salvador Dalí (4) y Luis Buñuel (5), amantes del
cine (6), el arte y la literatura. Hoy dialogamos sobre dos de mis pinturas (7)que
son producto de mi exploración con el Surrealismo. Esta vanguardia nos ha permitido
cuestionar la realidad, la belleza y la razón, así como plasmar nuestros sueños y temores.La
obra del psicoanalista Sigmund Freud (8) nos abrió los ojos para ver otras posibilidades y
para indagar en la complejidad de la psiquis humana, lo que nos permitió llevar a España a
la vanguardia cultural sin olvidar a nuestros grandes maestros, como Garcilaso, San Juan de
la Cruz, Quevedo y Góngora (9).
Otro de mis refugios fue Santiago de Compostela (10), donde termina el peregrinaje de los
devotos del santo del mismo nombre. Por eso le dediqué un poema a todos los hombres y
mujeres que atraviesan los Pirineos para llegar a la catedral y presentar alguna súplica a su
santo.
Los momentos determinantes de mi vida fueron dos grandes viajes. Cuando gané la beca
para estudiar en Nueva York se me erizó la piel. Acababa de suceder la crisis de 1929 y la
nación estaba rota. Vi en todas partes la esclavitud moderna, el ansia del dinero, los gritos
de dolor. Con dos palabras puedo describir esta ciudad: geometría y angustia. Fue en ese
instante cuando mi poesía dejó a un lado el yo y pasó al nosotros. En ese viaje
escribí Poeta en Nueva York (11) y conocí la poesía de Walt Whitman, su obra Hojas de
Hierba (12) y descubrí cuán enérgico es el grito de su canto.
La experiencia en Buenos Aires fue muy distinta. Viajé con La Barraca, mi compañía de
teatro. Presentamos algunas de mis piezas dramáticas y debo decir con inmensa alegría que
tuvimos un éxito enorme. La casa de Bernarda Alba (13) fue una de las obras más
solicitadas por el público.
Mi vida fue corta y mi obra muy rica. El amor a la música y a mi tierra estuvieron siempre
bajo mi pluma, pero también un terrible sentido trágico de la existencia. En términos de la
forma y de la rigurosidad de la composición se me ha escuchado decir que “si es verdad
que soy poeta por la gracia de Dios —o del demonio—, también lo soy por la gracia de la
técnica y del esfuerzo constante”. La inspiración puede dar la imagen pero no el vestido,
para hacerlo se debe observar bien y a fondo la sonoridad de la palabra; ahí es donde está
mi poesía y también la de otros de la Generación del 27 como Dámaso Alonso (14) y
Rafael Alberti (15).

EN SINCRONÍA CON EUROPA


LAS VANGUARDIAS Y LA GENERACIÓN DEL 27

Las voces de la Generación del 27 estaban hambrientas de formas de expresión que se


prestaran a sus necesidades poéticas y existenciales. Recurrieron a las metáforas, por
ejemplo, de manera radicalmente distinta de como se hacía tradicionalmente en la literatura,
dado que desaparece la relación de semejanza entre el objeto real y la imagen que se crea
de él. La imagen, los símbolos y la metáfora fueron los elementos que marcaron a la poesía
pura, que se puede definir como lo hace Guillén citando a Paul Valéry: “todo lo que
permanece en el poema después de haber eliminado todo lo que no es poesía”.
El resultado de este experimento es una imagen vanguardista y abstracta. En las metáforas
tradicionales se plantea una relación de similitud entre el objeto real y su metáfora, por
ejemplo, los dientes que eran representados como perlas, pero en las vanguardias y en los
experimentos de los poetas que nos ocupan, este vínculo se rompe con el fin de crear
nuevas relaciones que no están regidas necesariamente por los principios de la lógica. 
Entre 1909 y 1929 surgieron en Europa los movimientos de Vanguardia también conocidos
como “ismos”. 

SURREALISMO
Los artistas involucrados en este movimiento exploraron otra manera de concebir el mundo.
Sus obras buscaban crear una revolución espiritual. Exploraron el mundo del inconsciente
que aparecía y estaba vinculado a los sueños. Es por este motivo que la obra de Freud es
determinante. André Breton, fundador del movimiento, en el Primer manifiesto
surrealista propuso incorporar en la creación artística el carácter errático y aleatorio del
funcionamiento real del pensamiento.

CREACIONISMO
Como su nombre lo indica, busca centrarse en la creación. El eje de todo es el artista, de
quien debe surgir la obra, pues es un arte que no imita ni traduce la realidad. Su fundador
fue el chileno Vicente Huidobro y uno de sus seguidores más importantes fue Juan Larrea,
miembro de la Generación del 27. Los planteamientos del Creacionismo tienen una gran
afinidad con los del Ultraísmo.

EXPRESIONISMO
Este movimiento surgió en Alemania y está relacionado principalmente con la pintura.
Las obras transmiten una sensación de miedo, angustia, opresión. Es una expresión que
grita en contra del mundo moderno, de la masificación y de la realidad irracional en la que
se encuentran sus exponentes. Tanto la obra de Franz Kafka como la de Ramón del Valle-
Inclán se pueden considerar expresionistas.

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