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1.- Introducción
La actividad comercial era dirigida de forma directa por las autoridades de cada estado
(fronteras, impuestos), y tenía como objetivo principal lograr el mayor beneficio para el
país colonial (explotación de la otra parte).
“…Es verdad que las naciones más opulentas superan por lo común a sus
vecinas en la agricultura y en las manufacturas, pero generalmente las
aventajan más en estas que en aquellas”.
Otra de las grandes aportaciones de Adam Smith es su reflexión acerca del tamaño
del mercado; así, al afirmar que la dimensión del mercado interno suponía una
limitación para la división del trabajo y la consiguiente creación de riqueza, ello supone
el reconocimiento del comercio internacional como una herramienta que ayuda a
superar las estrechez del mercado doméstico, consiguiendo una serie de ventajas
asociadas a la expansión exterior y al comercio con otros países: economía de escala,
eficiencia en la utilización de los recursos disponibles.
Es importante señalar que la teoría de David Ricardo afirma que aquellas empresas
con un bajo nivel de productividad en el mercado doméstico, lo cual supondría en
condiciones normales la quiebra y desaparición de las mismas, pueden resultar
competitivas en el mercado internacional debido a esa división de la ventaja
comparativa que proporciona a la empresa un valor añadido de competitividad. Al
mismo tiempo se produce la paradoja de que un país deba renunciar a una industria o
sector altamente eficiente debido a que dicho país no posee una ventaja comparativa
en la actividad que desarrolla esa industria.
Los países que poseen una gran cantidad de ciertos factores de producción debieran
de especializarse en la elaboración de productos asociados a ese factor de producción
abundante a y bajo precio, así:
a) La teoría asume que hablamos de dos países, dos productos y dos factores
de producción, y es lo que se denomina “2 x 2 x 2”; por ello hay que señalar
que si dos países alcanzarán su grado máximo de producción en todo tipo
de mercancías y comerciaran sólo entre ellas significaría que se
conseguiría un equilibrio comercial para ambos países.
Las premisa teóricas asumidas por Heckscher-Ohlin suponen una referencia y punto
de partida para los autores posteriores, los cuáles comienzan a investigar cuál sería la
definición real del comercio internacional, en el caso de que alguno de esos
postulados no se dieran en el mundo real.
Para poner a prueba su teoría Leontief efectuó un análisis de los inputs-outputs que
forman parte en el proceso de elaboración de cada producto, descomponiendo cada
mercancía en el valor que tiene la mano de obra, el capital, u otros factores, para la
obtención final de dicho producto.
Los resultados obtenidos por Leontief mostraron, de forma sorprendente, que los
productos exportados por Estados Unidos eran comparativamente un poco más
intensivos -en cuanto a la utilización de mano de obra- que los productos que
importaba.
Las dificultades que surgen para validar las ideas de los factores de producción y su
importancia real en la configuración del mercado mundial hace que surjan una serie de
autores cuyo propósito ha sido encontrar alternativas teóricas que expliquen el origen
y justificación de las leyes del comercio internacional.
Las conclusiones acerca de la obra de Linder nos muestra como aspecto positivo la
aparición de la demanda como factor de valor añadido que rige las leyes de los
intercambios comerciales, al tiempo que se aprecia ese proceso de selección de
mercados en función de la oferta y la demanda; en el apartado negativo apreciamos
que una segmentación estricta de las relaciones comerciales entre los países limitada
sólo a aquellos países con un nivel de renta per capita y estructura de demanda
parecida nos impediría explicar las relaciones comerciales entre México y Estados
Unidos, o China y Europa y Estados Unidos.
La teoría del ciclo del producto tiene dos dimensiones diferenciadas, la oferta y la
demanda; así, la variación de cada una de estas dos variables, oferta (costes de
producción) o demanda (nivel de vida de los consumidores), supone un cambio en los
flujos de producción y, por tanto, de comercio exterior. Las tres fases que distingue
Vernon son:
En cuanto a la organización del mercado en esta fase hay que afirmar que nos
encontramos con una situación de monopolio por parte del vendedor y
fabricante del producto, lo cual permite obtener grandes márgenes de
beneficios y mantener ese proceso productivo tan costoso. La elasticidad del
precio es escasa o casi nula y el consumidor doméstico, de alto poder
adquisitivo, compra el producto a cualquier precio.
En esta fase los países innovadores comienzan a aumentar las ventas hacia
otros países. La situación de aumento de competencia en el mercado interno y
la paulatina aparición de otros centros de producción en países con manos de
obra más barata y precios más competitivos fuerza al fabricante original a
expandir su proceso de fabricación a aquellos países con menores costes de
producción, para aprovechar la ventaja competitiva que ello supone y no perder
cuota de mercado.
La teoría del ciclo de un producto tiene un gran impacto en el conjunto de los estudios
de ámbito económico ya que introducía una nueva variable para comprender los flujos
del comercio mundial: la inversión, advirtiendo de la libertad de circulación de las
inversiones entre los países, rompiendo con la idea tradicional de que se trataba de un
factor inmóvil, al tiempo que se asociaba la localización de los centros de producción a
escala internacional en función de la fase de madurez en la que se encontrará cada
producto.
Aparte de la inversión Vernon abre una nueva perspectiva dentro de una economía
globalizada, al destacar la importancia de las grandes firmas internacionales como
centros de innovación y desarrollo cuyas decisiones de inversión pueden adaptarse a
cualquier país en función de las fuerzas competitivas existentes en cada mercado.
La teoría del ciclo del producto, al margen de sus innegables aportaciones al escenario
de la ciencia del comercio internacional, presenta una serie de limitaciones para
comprender la compleja realidad de los flujos comerciales presentes en el mundo
actual. Así, se pueden destacar una serie de aspectos que no se pueden resolver en
base a esta teoría:
F La teoría de los ciclos del producto está muy centrada en aquellos productos
cuyo proceso final lleva a convertirlos en productos de consumo de masas, por
lo que es necesario un cierto grado de universalización y de nivel de consumo
y producción para poder apreciar la sucesión de estados en el ciclo del
producto y en el cambio de la ventaja comparativa de cada país en el comercio
internacional.
En la década de los ochenta las tendencias del comercio mundial de esos momentos
dan lugar a una crítica importante de las teorías económicas existentes hasta entonces
debido a que aparecen ciertos acontecimientos en el comercio mundial de difícil
explicación:
Una empresa que tenga una elevada economía de escala puede optar a
monopolizar un sector económico, creando así un mercado imperfecto, y ello
puede afectar al mercado mundial ya que dicha imperfección del mercado se
amplía al comercio mundial debido a la venta de productos a bajo precio que
serán competitivos en otros países.