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Pero para vivir, para sobrevivir en el fondo denso y a la vez frágil del mar
electromagnético, nosotros mismos debemos estar equipados con un circuito bio-
electromagnético. En verdad, por medio de nuestro radar sensorio que ha sido
finamente entretejido, somos capaces de obtener del campo electromagnético,
orientación y un sustento aún mayor del que hasta ahora nosotros mismos nos
permitimos tener. En verdad, hasta el presente hemos entregado todos nuestros
poderes electromagnéticos a compañías privadas o mal manejadas a quienes debemos
pagar por lo que naturalmente nos pertenece. Sin embargo, como lo demostró Nikola
Tesla en su laboratorio en Colorado Springs, un simple ser humano puede co-
generar un campo electromagnético de increíble intensidad, mientras esté calmado y
en resonancia.
Ya son bastante conocidos los elementos del circuito que conecta la vestidura
física tridimensional, e inclusive al cuerpo luminoso de cuatro dimensiones. Primero,
hay un radar sensorio, es decir, los cinco órganos de los sentidos y la “mente”, luego
están los canales nerviosos que llevan los impulsos eléctricos desde los órganos *de
los sentidos hasta el computador central que es el cerebro, para procesarlos allí;
finalmente están los centros psicofísicos que están asociados con el sistema
glandular, y a los que se conoce con el nombre de chakras, con sus redes por donde
fluye la energía sutil. El circuito es completado por las corrientes sutiles que fluyen
como una trasmisión resonante desde el sistema de chakras, directamente a través de
las Kuxas Suum, - las fibras galácticas -; hasta las principales corrientes del océano
electromagnético, las cuales nos conectan con el plano de los señores y guías solares,
y de ahí al Sol y al centro galáctico.
Las corrientes que traen información desde lo alto - desde la quinta, sexta y
séptima dimensiones - del océano electromagnético, que fluyen hacia el plexo solar y
desde él, también tienen puntos de entrada en la corona de la cabeza, en la garganta,
el corazón, los órganos sexuales, las palmas de las manos, y las plantas de los pies.
Así pues, vemos que la vestidura tridimensional del cuerpo físico, como cualquier
traje espacial decente, tiene sus puntos de conexión, que le proporcionan al cuerpo
luminoso de cuatro dimensiones coexistente con el cuerpo físico, sus nodos
electromagnéticos respiratorios.
Los AH KINES, “Los Guerreros Sirvientes del Sol”, son aquellos humanos
que realizan plenamente el cuerpo luminoso de sueño dentro del cuerpo físico y -
conociendo el circuito del organismo humano, - usan el cuerpo luminoso para
navegar en las aguas electromagnéticas que nosotros llamamos universo. Mediante
la afinación de su radar sensorio y el sabio uso del Kuxan Suum, es decir el “cordón
umbilical galáctico” que sale desde el plexo solar, los AH KINES, los realizados del
pasado y del presente, son capaces de convertirse en estrellas - médiums, canalizando
la información galáctica directamente hacia el piso oceánico-terrestre del gran mar
electromagnético. De este modo ellos saltan los Zuvuyas, y llevan la cuenta sagrada.
Si poseemos el mismo circuito, podemos hacer lo mismo que los fabulosos AH
KINES. Cada uno de nosotros, cuando haya regresado a su simplicidad post-
histórica, podrá canalizar directamente las corrientes alternantes de la galaxia, para
que se adapten a nuestra situación.
∗ En el original computer.
representan los tobillos. Estas son las coyunturas que articulan el flujo de los
canales nerviosos hacia las palmas de las manos y hacia las plantas de los pies,
puntos de entrada claves para las corrientes de energía sutil. Los 20 signos sagrados
encuentran su contraparte numérica en los 20 dedos, los dedos de las manos y los
pies.
Los órganos sensitivos también están representados por las trece columnas.
En la mitad está el canal central, la gran mente abriéndose al universo vasto, fluido y
abierto. A lado y lado van las columnas que representan la mente local, y los sentidos
de la vista, oído, olor, sabor y finalmente el tacto. Agrupados a lo largo de los lados
del canal central, y representados por las diez unidades del Telar Maya, están los
radares neuro-cerebrales, que son los receptores de los órganos sensitivos. Los 26
puntos de actividad Galáctica constituyen bien sea la corriente del Telar Maya, o
representan los 52 puntos de armonización reconocidos como los puntos de presión
en la técnica de masajes de Jin Shin Jyutsu. En verdad, nuestras técnicas actuales de
masajes y curación psíquica, no van lo suficientemente lejos en su entendimiento, y
por lo tanto, en las aplicaciones de lo que podemos llamar correctamente medicina
bio-electromagnética.
Esta no es una idea nueva. Los grandes visionarios de la era del materialismo
científico han estado de acuerdo con el uso de los sentidos para así lograr percibir el
cuerpo de luz. En los comienzos del decimotercer baktún, o sea, en 1627, la super-
utopía de Francis Bacon, llamada “la nueva Atlantis”, habla de los “mineros de la
luz”, y describe un mundo lleno de casas en perspectiva, casas de sonidos, casas de
perfumes, y casas de sabores, en las cuales los refinamientos de los sentidos se hallan
sintetizados y multiplicados. Los supervisores de todas estas actividades son
conocidos como “Los Mercaderes de la Luz”, los cuales son los mismos AH KINES.
Al contemplar el paso de la era industrial de nuestra civilización, Bacon afirma que
la unidad de los sentidos es la base de un orden mundial benigno y armónico, regido
por la Sociedad de Salomón, llamada Nueva Atlantis.
Y así mismo Blake habla de que la terminación del infierno industrial en
curso, se logra por “una mejoría en el disfrute de los sentido?. Y Blake continúa
diciendo en su memorable obra “Cielo e Infierno”: “primero que todo, debe
desaparecer el concepto de que el hombre tiene un cuerpo distinto de su alma”. Este
concepto de que el cuerpo es distinto al alma, exteriorizado como la creencia de que
el hombre es distinto a la naturaleza y superior a ella, es la causa del bloqueo
fundamental que experimenta el cuerpo de luz colectivo de la casa mental en curso.
Esta es la causa de las enfermedades y horrores que nos afligen, desde el cáncer y del
SIDA hasta el temor permanente a la muerte, y el invierno nuclear.