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RASGOS DEL APRENDIZAJE

Un rasgo es una forma específica de comportamiento; así, podemos describir una persona como
mentirosa, deshonesta o valiente. Un rasgo implica una disposición estable a comportarse de
manera parecida en varias circunstancias. Para los teóricos de los rasgos de personalidad, estos
nos permiten hacer predicciones sobre nuestra conducta y la de los otros.

Un conjunto de rasgos estables da lugar a un tipo. Pero tipo no significa individuo, como
cuando decimos «este tipo es tonto», sino que hace referencia a un conjunto de individuos con
rasgos comunes. Con todo, los tipos no existen en realidad, sólo son modelos de
comportamiento. A pesar de que cada persona se puede incluir dentro de un tipo, nunca coincide
plenamente.

La primera tipología conocida fue elaborada por Hipócrates (460-357 a.C.) en la Antigüedad.
Considerado el padre de la Medicina, defendió que las enfermedades no eran causadas por
maldición divina, sino por un defecto cerebral. Estableció que un desequilibrio de los humores
(fluidos corporales) era la causa del estado del cerebro. Los humores eran la sangre, la bilis
amarilla, la flema y la bilis negra. Un predominio de la sangre producía un temperamento
sanguíneo (alegre y esperanzado); el exceso de bilis amarilla llevaba a un comportamiento
irascible y colérico; el aumento de las flemas causaba la apatía y la pereza del flemático, y un
exceso de bilis negra era el origen del comportamiento melancólico.

Durante el siglo pasado se realizaron varios intentos de reducir los rasgos individuales de la
personalidad a un número limitado de categorías o tipos, utilizando metodologías
experimentales y estadísticas como, por ejemplo, el análisis factorial. A pesar de esta
multiplicidad de tipologías hay cinco rasgos principales que posiblemente abarquen la mayoría
de los rasgos generales atribuibles a los diferentes tipos de personalidad. Por esta razón cada vez
son más los investigadores que coinciden en lo que se dio en llamar “los cinco grandes”.

Cada rasgo estaría presente en cada persona en una medida continua que va desde su afirmación
plena en un extremo hasta su término opuesto en el otro. Estos cinco factores son los siguientes,
con sus respectivas gradaciones:
El cognitivo Social

El cognitivo social o l a teoría social cognitiva o del aprendizaje surge, por parte de Albert
Bandura, como una respuesta a la explicación conductista del comportamiento. Albert Bandura
cree que la conducta humana debe ser descrita en términos de la interacción recíproca entre
determinantes cognoscitivos o personales, conductuales y ambientales. Los procesos cognitivos
son los primeros mediadores del comportamiento. Pero las personas son capaces de incorporar
en sus futuras actuaciones las consecuencias de las actuaciones previas.

Para la teoría social cognitiva (TSC), una parte importante del comportamiento resulta del
aprendizaje vicariante o por imitación. No obstante, el pensamiento es un elemento activo en la
construcción de la realidad por parte del individuo. Cada uno construye su realidad individual a
partir de la interacción entre el entorno y la cognición. En este sentido, la información que
maneja el individuo es sumamente importante a la hora de establecer sus pautas de
comportamiento.

Información y comportamiento

El tratamiento de la información por parte del individuo es evolutivo en el sentido de que es


susceptible de cambiar con el tiempo en función de la experiencia previa que haya incorporado
y del grado de madurez.

Esto se entiende si se considera que, en el tratamiento de la información, el individuo se sirve de


la atención y la concentración, la memoria y la capacidad para utilizar símbolos y las
habilidades para resolver problemas.

Comprender todos los procesos implicados en la construcción de la realidad por parte del
individuo permite describir su comportamiento, predecirlo y establecer los mecanismos de su
transformación.

Determinismo recíproco

El determinismo recíproco expresa las interrelaciones entre factores personales, de


comportamiento y entorno. Por ejemplo, la interacción entre factores personales y factores de
comportamiento es viceversa. Los pensamientos, las emociones y las propiedades biológicas de
un individuo influyen en su comportamiento y éste en aquellas. Las expectativas, las creencias y
las habilidades cognitivas de un individuo se desarrollan sobre la base de las influencias sociales
y de la estructura del entorno; en esencia existe una interrelación entre entorno y características
personales.

Las influencias sociales aportan información y activan relaciones emocionales. La imitación, la


instrucción o la persuasión son elementos de estas influencias sociales. El ser humano responde
de modo diferente según el contexto social y sus propias características físicas (edad, sexo,
estatura.

Los individuos actúan sobre su entorno al mismo tiempo que son la propia expresión del mismo.
La experiencia de comportamientos previos de confrontación con el medio altera, transforma o
modifica el comportamiento futuro del individuo. En este sentido, el entorno influye en el
comportamiento del individuo. Un comportamiento agresivo por parte del individuo puede
conducir a una respuesta ambiental de hostilidad. De modo que, en la próxima ocasión, el
comportamiento individual volverá a ser agresivo. Pero sí, en cambio, el entorno no se presenta
como hostil, es probable que el individuo no vuelva a ser agresivo.
Las capacidades fundamentales del individuo

La red de influencias mutuas aleja al individuo de toda esclavitud respecto al entorno o a las
propias pulsiones. El individuo ni es libre ni es esclavo. Cuenta con sus propias motivaciones y
comportamientos, pero está sometido a reglas. De hecho para la TSC, un individuo cuanta con
cinco capacidades fundamentales: Simbolización, Imitación, Previsión, Autorregulación
Autoanálisis

La simbolización

Las influencias externas de nuestro comportamiento son tratadas por medio de procesos
cognitivos. Los símbolos permiten la activación de los procesos cognitivos y permiten a los
humano dotar de continuidad a sus propios comportamientos.

Los símbolos también intervienen en la elaboración de la resolución de problemas. De esta


elaboración el individuo obtiene la oportunidad de prever sus acciones futuras y comprometerse
con determinadas líneas de acción.

Gracias a esta capacidad de previsión (infra), los individuos tienen la oportunidad de evaluar las
consecuencias de una acción antes misma de llevarla a cabo.

Imitación

La imitación, o la capacidad vicariante, permiten a los individuos aprender a partir de la


observación de otros individuos. Este aprendizaje por medio de la observación es esencial para
poder evaluar la adecuación de un comportamiento sin haberlo realizado con anterioridad. Los
procesos vicariantes aportan ganancias importantes de tiempo al reducir el aprendizaje por
ensayo y error y limitar el número de errores cometidos. Asimismo, las capacidades vicariantes
permiten explorar situaciones y actividades que conducen a un nuevo aprendizaje.

El aprendizaje vicariante resulta de cuatro procesos: atención, retención, reproducción y


motivación. La atención es la capacidad del individuo para seleccionar acciones y
comportamientos existentes en su entorno. Las características del observador y del
comportamiento observado desempeñan un papel esencial en la selección de la información. El
observador manifiesta una tendencia a seleccionar comportamientos de personas semejantes y
con las que mantiene una relación de intimidad.

Aprendizaje vicariante

La retención surge de la capacidad de los individuos para elaborar símbolos a partir de los
comportamientos observados y de almacenarlos en la memoria. La simbolización formar parte
del proceso de aprendizaje y favorece la reproducción. La evaluación del comportamiento en
función de los resultados esperados participa en la adopción o no de dicho comportamiento.

La capacidad de previsión

Según la TSC todo comportamiento es intencional y está dictado por las previsiones que el
individuo realiza. El individuo encuentra la motivación y la guía de sus acciones en la
anticipación de los resultados. El individuo construye la anticipación sobre la base de las
experiencias anteriores y de la capacidad vicariante. No son los resultados posibles quienes
marcan el inicio de un comportamiento, sino las expectativas sobre las consecuencias del
mismo. Las expectativas son fruto de la evaluación que un individuo hace de las consecuencias
de su resultado; y, en ese sentido, regulan el comportamiento.
La capacidad de autorregulación

El individuo está capacitado para poder controlar su propio comportamiento. El individuo


transita desde un control externo a otro interno. En la autorregulación participan los niveles o
estándares individuales, los estándares sociales y los morales. El individuo establece objetivos y
los coteja con sus logros personales. Los estándares pueden motivar a un mayor empeño o a
modificar el comportamiento.

El grado de motivación está relacionado positivamente con el sentimiento de auto eficacia.


La perseverancia en la acción está sujeta a la percepción de eficacia de la acción que tenga el
individuo. Esto presupone una reevaluación por parte del individuo de sus propias acciones.
Esto puede también querer apuntar a que las acciones que emitan informes de auto eficacia
tienen mayores probabilidades de ser llevadas a cabo pues el individuo mostrará una mayor
perseverancia en su empeño.

Éste es un aspecto interesante cuya aplicación podría permitir a un individuo con un bajo
sentimiento de auto eficacia ir ganando confianza en sí mismo e incrementando su motivación.
Hay que elegir actuaciones que nos informen positivamente de los logros alcanzados. No todo
depende del individuo, y de su comportamiento, también del entorno interviene. En este caso, el
entorno se presenta bajo la forma de actividades generadoras de auto motivación.

Tal y como se desprende de este argumento, la retroalimentación o el feed-back es el segundo


factor que interviene en la motivación. La retroalimentación ofrecer oportunidades de
aprendizaje en el control y en el ajuste de los esfuerzos y en la persistencia de la actuación.
Además, como ha quedado dicho, la retroalimentación contribuye a la auto motivación.

El tercer elemento que influye en el grado de motivación es el tiempo. A medida que el tiempo
necesario para alcanzar un objetivo se prolonga, las oportunidades para la motivación se
reducen. Las actividades que requieran actuaciones a corto plazo resultarán más fácilmente
realizables y contribuirán en mayor medida a la motivación.

El comportamiento del individuo está igualmente sometido a normas o estándares sociales y


morales. Son normas que emanan de la observación, de la educación, de la religión o de otros
procesos sociales. Para Bandura la observación del comportamiento es más determinante que las
instrucciones verbales, sobre todo en lo concerniente a la educación infantil.

El individuo es capaz de cambiar las normas y los estándares sociales y morales a lo largo de su
vida.

Capacidad de autoanálisis

Ésta es la capacidad que permite al individuo evaluar sus propias experiencias, reflexionar sobre
su pensamiento y modificarlos en función de sus necesidades. El sentimiento de competencia o
habilidades el principal aspecto del autoanálisis. Para la TSC, los individuos desarrollan una
percepción de sus propias habilidades y características que influirán en cuánto quieran alcanzar
y en los esfuerzos que desplegaran en aras del logro.

Este sentimiento se construye a partir de los éxitos pasados, de la observación de éxitos y


fracasos de otros, del apoyo del entorno y del estado psicológico del individuo (ansiedad, estado
emocional.

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